“Toda filosofía debe servir
a la política de su época”.
Mao Tse-tung, 1960
La filosofía, más en su vertiente materialista, aún tiene que ganar en Panamá su propio campo de existencia. Dado que persiste la actitud de desdeñarla o remitirla al limbo de los conocimientos in-útiles. Ello, a pesar de los indudables esfuerzos de filósofos panameños de las diversas escuelas de la gnoseología general, tales como Ricardo Arias Calderón, Ricaurte Soler, Castillero Calvo, Julio Herrera y tanto otros aún a-nominados en la galería de la Escuela de Filosofía e Historia de la Universidad de Panamá. Con este escrito no busco enderezar entuertos o lavar injusticias históricas. No es necesario. El logro, finalmente alcanzado, de la conciencia nacional del panameño pondrá a cada quién en su justo lugar. Unos, los menos, laureados y beneficiados del reconocimiento oficial y social, los otros, los más, pateando piedras en el sistema escolar provincial panameño.
Si los prohombres de la historia de las ideas sociales y cognoscitivas en Panamá se reivindican por sí mismos, otro tanto no ocurre en el campo del desarrollo de las ideas filosóficas materialistas. Aquí, en este país y en esta esfera, el espacio ha de conquistarse luchando fieramente. ¿Quién puede olvidar el cerco que se tendió en derredor del filósofo Soler, como las presiones que se le hizo sentir, por el sólo hecho de tener la valentía personal de confesarse –soplaban aún los vientos del maccarthismo y del remonato- no ya materialista, sino materialista dialéctico y marxista? Ello era imperdonable para los inquisidores del pensamiento libre: la filosofía debería seguir siendo la sierva doméstica de la Teología.
Ello era posible entonces –quizás, ¿hoy aún?- por cuanto la cultura, el campo del conocimiento general para el panameño de los sectores inferiores de la población, como para todo otro pueblo nacionalmente denegado y en lucha por su afirmación como nación, es tinglado de lucha permanente de culturas y modos de pensar contrastantes y antagónicos. En él toda conciliación es la negación de uno de los contendientes. Para ellos, la realidad en su desnudez era: ¡O callas lo que realmente piensas o mueres de hambre!
¿De ahí que resulte dable, tanto entonces como hoy, reconocer que toda cultura nacional, en general, es portadora de dos culturas en “unidad y lucha”; así como que, en cada filosofía hay dos escuelas, también en relación de opuestos. Aquella reflejo de la cultura “avanzada” foránea, esencialmente de la nación y clase dominantes, y; aquella reflejo de la cultura emergente y en forja de la conciencia nacional de la nación dominada, esto es la de los obreros y campesinos y su intelectualidad orgánica.
En este campo, tanto en lo cultural como en lo filosófico, todo eclecticismo está excluido. Puesto que se traduce en la condena del más débil en la conciencia nacional de un pueblo. De su correcta resolución, pues, depende el destino de la nación panameña y su inserción dentro en el frente de la cultura universal democrática de nuevo tipo.
Así el conocimiento de lo general del panameño, en su componente real obrero-campesino, frente a la cultura universalizante convencional dominante (hasta ahora burgués cosmopolita), no podrá abrirse camino simplemente por el ánimo de la acumulación de datos servidos, sino que ganarse su espacio y progresar en él a través de la lucha abierta, marchando a contracorriente, contra las teorías generales que la pre-existen, la circundan y de algún modo la predeterminan negativamente. Por lo que, tendrá que afirmarse a sí misma poniéndolas en tela de juicio constantemente, y eventualmente refutándolas.
El choque de estas ideas en oposición abierta y franca, concretadas ya como idealismo filosófico o ya como materialismo filosófico, resulta ser el elemento vital de todo conocimiento y de todo progreso social en el campo Gnoseológico. De allí que resulte la dialéctica de la contradicción, de la unidad de los opuestos, ínsita en la esfera del pensamiento, sea el alma viva de la filosofía materialista contemporánea. Y, precisamente, tan viene a ser, así armados en guerra de ideas, el meollo de la tesis de este ensayo.
De ahí, la clave para comprender la existencia, el desarrollo y la cambiabilidad en el pensamiento cultural del panameño resida en la aprehensión y comprensión de la contradicción (principal) que implícita el ser material, el ser real del hombre en su inserción nacional y social dentro de la realidad material y espiritual del actual mundo globalizado.
1.- 1937
1937, es un año crucial. El cómo finalice determinará el futuro inmediato de la humanidad. ¿Por qué lo tomo como punto de partida? Porque él nos permitirá ilustrar la objetividad, movilidad y cambiabilidad de las contradicciones. Examinémosle, aunque sea, brevemente.
Luego del Krash de 1929, contra todas las expectativas la fase de recuperación sufre un cambio trascendental. El mundo capitalista, una vez más, luego de 4 años de recuperación económica y de estabilidad relativa, para 1937 se hunde en una nueva crisis económica mundial. Quiebras de empresas y destrucción de fuerzas productivas, caída de la productividad, desocupación en masas, hambre generalizada y miseria social.
Ello agudizará al extremo todas las contradicciones fundamentales que signan al sistema capitalista mundial, tal cual señalara Stalin en 1924. No entraré al detalle sobre eso. Por lo que, sólo recomendaré a los que estén interesados reabrir los viejos textos de historia y de historia económica. Mucho, estoy seguro, podremos aprender de ello.
Para los efectos del tema de hoy, me remitiré sólo a uno de sus aspectos: a la agudización de las contradicciones interimperialistas.
Es una ley absoluta del capitalismo, eso de que las potencias capitalistas más viejas, saciadas, se han de ver sometidas a los ataques de las potencias capitalistas recién llegadas al banquete del reparto económico y territorial del mundo. Así aquellas potencias derrotadas en la Iª Guerra Imperialista mundial y ahora en vías de recuperación de su poderío económico y militar, como aquellas, descontentas, porque han sido apartadas de la redistribución del planeta, han de disputarle la hegemonía mundial a los viejos tiburones imperialistas saciados. Alemania vrs. Francia, Inglaterra vrs. Alemania, Francia vrs. Inglaterra, Alemania vrs. Usa; Italia vrs. Francia, Inglaterra vrs. Italia, USA vrs. Japón, Francia, Holanda e Inglaterra vrs. Japón, y así en adelante.
De aquellas entre la potencias imperialistas y los países imperialistas de segundo grado; entre las potencias agresoras y las potencias dichas “democráticas”; entre las potencias imperialistas coloniales vrs. Colonias y semicolonias.
Así como las contradicciones en el seno mismo de las sociedades capitalistas (entre la burguesía y la clase obrera; entre las masas populares y la burguesía monopolista; como aquellas entre los regímenes fascistas y la clase obrera y las clases democráticas; entre la clase obrera y masas populares frente a los agentes internos de las potencias fascistas.
La incidente contradicción entre el mundo capitalista e imperialista y el país del socialismo, la URSS.
Dentro de todo este conjunto complejo de contradicciones ¿Cuál es la contradicción principal y cuál el aspecto principal?
Evidentemente aquella que opone a la clase obrera y masas populares de las colonias y semi-coloniales a las potencias capitalistas imperialistas. En cuanto a la cuestión del aspecto principal de dicha contradicción principal, hemos de responder que aquella que opone a la Unión Soviética, dirigida por Stalin, a los países imperialistas. Pero, es el caso que en aquel año se da la particularidad de que la contradicción principal de derecho (Socialismo vrs. Capitalismo) no lo es de hecho, la contradicción entre las potencias imperialistas poco a poco va ocupando el puesto principal en la escena mundial. (Es por eso , sirva como ilustración, que la IIª Guerra Mundial estallará como guerra interimperialista y no como guerra anti-soviética, por lo menos en sus dos primeros años).
Prosiguiendo con esta sucinta exposición para el año de 1937, cabe remarcar el cómo, a efecto de la incidencia de las contradicciones interimperialista, los países capitalistas avanzados se fueron deslizando hacia el enfrentamiento bélico.
Leitmotiv del encontronazo entre las potencias imperialistas lo fue el mundo diseñado por el Tratado de Versalles, francamente favorable a Usa, Inglaterra y a Francia, desfavorable, en contra, a la Alemania hitleriana, a la Italia fascista y al Japón imperial.
Japón dio el primer paso en esa dirección. Luego de ocupar Manchuria, para 1937 dio inicio a su guerra de subyugación de China con ello abrió el primer foco de la nueva guerra mundial. Seguidamente, el fascismo alemán comenzó a armarse aceleradamente y a provocar roces y conflictos en Europa, abriendo el segundo foco de guerra. Mientras que la Italia fascista, en búsqueda de debilitar a Inglaterra, ocupaba Abisinia generándose así un tercer foco de guerra.
Entonces, cabe preguntarse ahora: ¿Cuál era el enemigo principal y cuál el enemigo principal del momento?
Como ya he señalado el enemigo principal de la clase obrera (aquí comprendida la Urss, pese a ser evidentemente un contradicción externa), de los pueblos y naciones oprimidas de todo el mundo, tomando como punto de referencia ese año de 1937, lo eran las potencias imperialistas, tanto las dichas “democráticas” como las fascistas. El enemigo principal del momento tanto de la clase obrera, pueblos y naciones oprimidas, como de las potencias imperialistas dichas “democráticas”, lo eran las potencias imperialistas fascistas agresivas. La importancia de esto radicará en que esa identificación del enemigo principal del momento permitirá a la URSS de Stalin luchar por la construcción de una unidad mundial estratégica, el Frente Único Internacional Anti-fascista, anti-potencias agresoras.
Cambiemos ahora de escenario. Dejemos a la vieja Europa metida en su atolladero y con los tambores de guerra rulando. Vayámonos a China.
En ese mismo año de1937, luego de establecerse permanentemente en el Noroeste de China -después de diez años de azarosa guerra popular revolucionaria, guerra en que el Partido Comunista de China ha acumulado unas grandes experiencias revolucionarias a través de graves y desastrosas derrotas, ocasionadas por las tres direcciones oportunistas de izquierda en su Dirección (la de Chiu Chi-pai, la de Li Li-san y la de Wang ming) y que han llevado al Partido y al glorioso Ejército rojo de obreros y campesinos al borde de la desintegración- culminada la heroica Gran Marcha de 12000 kilómetros, en la que cruza 11 provincias de China, y la realización de la Reunión Ampliada del Buró Político del Partido en Tsunyi, el camarada Mao Tse-tung asume la Dirección del Comité Central. Subrayando la importancia histórica de éste acontecimiento, el historiador soviético Revunenkov escribe:
“Dicha reunión... significó el triunfo de la línea marxista-leninista aplicada en la revolución china por Mao Tse-tung y sus colaboradores”.
Así cuando el Ejército japonés pasó a la ofensiva en el norte de China, con miras de anexionarse a todo el país, bajo presión del pueblo chino los reaccionarios del Kuomintang se vieron obligados a aceptar la creación del frente único anti-japonés propuesto por el Partido Comunista chino. ¿Qué ha sucedido? Sucedió que la contradicción del pueblo chino y el imperialismo japonés pasó a ser la contradicción principal, y la contradicción entre los obreros y campesinos, dirigidos por el PCC, y la burguesía compradora china de principal devino en secundaria.
Todo esto, arriba esbozado, ha tenido un propósito muy definido. El demostrar como la realidad social, dentro de un pequeño trazo de tiempo, un año, ha confirmado la correcta aplicación de la dialéctica materialista, marxista-leninista, al estudio de la práctica de la lucha de clases en cualquier momento de la historia humana. Ya que la historia es movimiento, cambio y variable según las mudanzas de las circunstancias concretas.
2.- LA DIALÉCTICA MATERIALISTA
Que la materia está en infinito movimiento, desarrollo y cambio, eso ya lo sabía 2500 años antes de nuestra era el filósofo materialista de la Antigua Grecia Heráclito. Entre los escasos fragmentos que la humanidad progresista ha podido rescatar, de manos de monjes medievales y filósofos idealistas, cabe que aquí les cite algunos. Dice Heráclito, “Diversas aguas fluyen para los que se bañan en los mismos ríos”. También ha escrito: “todas las cosas se cambian en fuego y el fuego se cambia en todas, como el oro por mercancías y las mercancías por oro”; y continúa “todo es y no es, pues todo fluye, todo se haya sujeto a un movimiento constante de transformación, de incesante movimiento y caducidad”. Aún más déjenme señalarle esta otra, por la cual reafirma su firme convicción ateísta, “este mundo, el mismo para todos, no lo hizo ninguno de los dioses ni ninguno de los hombres, sino que fue desde siempre, es y será fuego siempre vivo que se enciende con medida y con medida se apaga”.
Con justa razón, el filósofo materialista panameño Julio Herrera llama a Heráclito “padre de la dialéctica”. La dialéctica, pues, ha tenido una larga trayectoria como parte de la historia de la filosofía.
De ella ha bebido el alemán Federico Hegel, el último representante de la filosofía clásica alemana, imprimiéndole una connotación dentro de la filosofía del idealismo absoluto. De allí, “dónde la dialéctica caminaba de cabeza”, la sacaron Marx y Engels y la pusieron a andar sobre bases materialistas y científicas. Así ha nacido la dialéctica materialista. Con ella nos dieron una explicación científico-experimental, racional y objetiva del universo, el Materialismo Dialéctico y el Materialismo Histórico.
¿Qué es el Materialismo Dialéctico y qué el Materialismo Histórico? Para dar respuesta a esas interrogantes nadie mejor que el camarada Stalin, pese que actualmente ha vuelto a estar de moda eso de pretender afeitarle los bigotes, ¡Vaya, el rebajar sus aportes a la filosofía materialista, en general, marxista-leninista en particular!
Él, en su conocido manual Sobre el Materialismo Dialéctico y el Materialismo Histórico dice: “El materialismo dialéctico es la concepción del Partido marxista-leninista. Llamase materialismo dialéctico porque su modo de abordar los fenómenos de la naturaleza, su método de estudiar estos fenómenos y de concebirlos, es dialéctico y su interpretación de los fenómenos de la naturaleza, su modo de enfocarlos, su teoría, materialista.
El materialismo histórico es la aplicación de los principios del materialismo dialéctico al estudio de la vida social… y de su historia” (J. Stalin, O. E., p. 480).
Así el cometido del materialismo dialéctico resulta ser la de descubrir las causas elementales, la dirección del proceso de desarrollo e interconexión del Universo. Definiendo la dialéctica materialista Engels apunta: “la dialéctica no es nada más que la ciencia de las leyes generales del movimiento y del desarrollo de la naturaleza, de la sociedad humana y del pensamiento”.
El movimiento de la realidad objetiva, esto es de la materia, es una forma de su existencia, a la vez que ha de incidir en la especificación de su diversidad de formas concretas conque ella se nos presenta. Asimismo, generador de leyes universales, objetivas y que no dependen de la voluntad de los hombres, que rigen la cambiabilidad del mundo material. Entre ellas, esquemáticamente, podemos enunciar las siguientes:
· La ley del cambio y mutabilidad de los objetos, fenómenos y procesos del mundo.
· La ley de la concatenación universal y de la acción recíproca.
· La ley de los cambios cuantitativos a cualitativos, y viceversa.
· La ley de la contradicción o de la unidad y lucha de contrarios.
· La ley de la sustitución de lo viejo, de lo caduco, por lo nuevo.
Estudiosos marxistas, desde una perspectiva diversa, la reducen a tres fundamentales (Ley de los cambios cuantitativos a cualitativos, ley de la unidad y lucha de contrarios y la ley de la negación de la negación). En nuestra opinión, lo que hacen es pasar de contrabando las famosas tríadas hegelianas. Cuando, al contrario, la filosofía marxista-leninista tiene su propia visión y categorías que la particularizan frente a cosmovisiones precedentes o paralelas. Ciertamente, y lo reconozco, Hegel es una de las fuentes de origen del Materialismo Dialéctico, pero al sol de hoy no hay por qué atarse a su vieja formulación, impregnada toda ella de los residuos idealistas, aunque se haya pretendido haberle lavado dichos lastres, máxime cuando nuestras propias categorías han demostrado su cientificidad y exactitud en la práctica de la lucha de clase del proletariado a lo largo de todo el siglo XX. Por lo que persistir en una tal actitud se traduce en caer en el eclecticismo, dado que como hemos apuntado la filosofía marxista-leninista nada tiene que ver con aquella formulación de dichas leyes generales. Con ello, damos mayor énfasis a la formulación de Federico Engels dada en su obra Dialéctica de la naturaleza.
Sí examinamos estas leyes en lo que tienen de más profundo, en su esencia, entonces comprobaremos ellas se remiten indefectiblemente o se subordinan al desarrollo, al cambio (el por qué, el cómo, y hacia dónde). Encontraremos que todas ellas se reducen a ser formas de manifestarse el movimiento. Forma (universal) de la realidad objetiva y esencia (tendencial) de su cambiabilidad. Que la materia en movimiento las genera, luego ellas rigen e inciden sobre la misma.
Pero, ¿cómo se explica la causa y tendencia de dicho movimiento? ¿Cuál de estas leyes dialécticas que rigen al movimiento es aquella la central, la fundamental?
3.- MAO TSE-TUNG Y LA TEORÍA DE LA CONTRADICCIÓN
Entre otras muchas tareas organizativas, políticas, militares e ideológicas, el camarada Mao ha de poner énfasis en forjar y fortalecer la conciencia comunista de los cuadros dirigentes del ejército político de los proletarios y del ejército militar de los proletarios y campesinos chinos. Cometido suyo ha sido barrer de la mente de la gente los últimos residuos del izquierdismo, del modo de pensar dogmático y metafísico, los cuales han infeccionado el modo de pensar de los cuadros revolucionarios, no sólo en 1937, sino que a todo lo largo de la historia del Partido comunista chino.
Frutos de esos quebraderos de cabeza del camarada Mao, a modo de superar esos errores y males, han sido una serie de conferencias filosóficas dictadas en la Universidad militar y política antijaponesa de Yenan, sede del Comité Central del Partido y del Gobierno de la República Soviética China, entre 1937 y 1938. Es precisamente, su conferencia SOBRE LAS CONTRADICCIONES, la que le consagrará como el más grande continuador de los Clásicos del Marxismo-Leninismo e igualándole a la altura de Marx, Engels, Lenin y Stalin en materia de filosofía.
Él comienza dejando por sentado que: “En la historia del conocimiento humano han siempre existido dos concepciones de las leyes del desarrollo del Mundo: una metafísica, la otra dialéctica; ellas dan vida a dos concepciones opuestas entre sí. Lenin dice: “Las dos concepciones fundamentales (¿o la dos posibles? o ¿las dos observadas en la historia?) del desarrollo (evolución) son: el desarrollo como disminución o aumento, como repetición, y el desarrollo como unidad de los opuestos (desdoblamiento de lo uno en opuestos que se excluyen recíprocamente, y su relación recíproca)”. Lenin se refiere aquí a estas dos diversas concepciones”.
Mao, asimismo, nos indica el método correcto y científico de examinar esta ley del movimiento: “La concepción materialista-dialéctica quiere que se parta, en el estudio del desarrollo de las cosas o fenómenos, de su contenido interno”. . Así, pues, la causa del movimiento se encuentra en su propio seno. Que el fundamento, la fuerza motriz, del movimiento lo es la unidad y lucha de los opuestos. La contradicción que todo objeto, fenómeno y proceso de la naturaleza, la vida social y el pensamiento humano lleva a su interno.
De ahí, él afirmará que:”La ley de la contradicción inherente a las cosas, esto es la ley de la unidad de los opuestos, es la ley fundamental de la naturaleza y de la sociedad, de ahí también del pensamiento”. Y es, precisamente, éste enunciado científico, materialista y dialéctico, el que hace la diferencia cualitativa entre la concepción general marxista-leninista del mundo y aquella metafísica. Cae de su peso que al hablar aquí de “cualitativa”, me estoy refiriendo al viraje revolucionaria en la visión y en el modo de pensar el mundo que representa el marxismo-leninismo en relación al viejo materialismo mecanicista y metafísico, pre-marxista. Así como, como en su momento superador histórico del materialismo “marxista”. Esto es, del marxismo como correspondiente a la época del capitalismo ascensional, y pre-leniniano.
En breve síntesis las tesis centrales de dicha conferencia vienen a ser:
1. Toda realidad objetiva, la materia, es un sistema de contradicciones que transcurre a través de todos los procesos de principio a fin. Ese es su carácter universal y absoluto;
2. El carácter particular y relativo de la contradicción consiste en que, ella y cada uno de los aspectos que la conforman tienen sus propias características;
3. Que a dichos aspectos le es inherente en determinadas condiciones la identidad que hace posible su coexistencia en una singular entidad, y en otras la transformación respectiva de sus opuestos: esta es también su carácter particular y relativo;
4. La lucha entre los opuestos es ininterrumpida; ella se mantiene tanto durante la coexistencia de los opuestos cuanto durante su transformación recíproca, momento en la cual esta lucha se manifiesta con una evidencia particular: en esto consiste también el carácter universal y absoluto de la contradicción;
5. Cuando estudiamos el carácter particular y relativo de la contradicción, debemos tener presente la diferencia entre la contradicción principal y aquellas secundarias, entre el aspecto principal y aquel secundario de la contradicción y la lucha de los opuestos;
6. Cuando estudiamos el carácter universal de la contradicción y la lucha de opuestos, debemos tener presente las diferencias entre las diversas formas de lucha que ellas generan y los diversos métodos para resolverlas; de otro modo cometeremos errores.
Tales son los puntos medulares, esto es las tesis centrales de la visión y exposición de Mao respecto a las contradicciones. Ahora podremos presentar las ideas fundamentales que resumen el planteamiento maoísta. Yo, ahora y aquí, quisiera que se pusiese atención en el esquema y no en el tratamiento exhaustivo de las mismas. Veámoslas pues,
* La materia, como realidad objetiva, es un sistema integral y jerarquizado de contradicciones macro, micro e intracósmicas (universales, particulares y singulares; fundamentales y no-fundamentales; principales y no-principales; internas y externas; antagónicas y no-antagónicas ).
* Toda contradicción es la unidad y lucha entre sus aspectos polares, opuestos o contrarios;
* En toda contradicción la unidad es relativa, transitoria y provisional, mientras la oposición y la lucha es absoluta, permanente, duradera;
* Toda contradicción, o unidad y lucha de contrarios, es el motor del desarrollo y cambio, de la transformación continúa y del salto revolucionario; a la vez, en últimas instancias, la fuente de la forma específica, particular y singular de la materia;
* Toda contradicción, o la unidad y lucha de sus opuestos, en su evolución, genera una ley y, recíprocamente, toda ley es la expresión del desarrollo de una contradicción;
* La unidad y lucha de contrarios, ínsita en una contradicción, son a su vez un complejo sistema interno de contradicciones (Interpretándose no sólo en el sentido de “UNIDAD” Y “LUCHA”, sino que en la “unidad” hay lucha y unidad. Así como en la “lucha” hay unidad y lucha, todo ello a otro nivel; macro o micro);
* Toda contradicción es ella misma contradictoria, esto es fuente y motor del desenvolvimiento y desarrollo de esa misma contradicción;
* En todo objeto, fenómeno o proceso de la naturaleza o de la vida social existen contradicciones principales, contradicciones secundarias, y así sucesivamente;
* Toda contradicción principal, como cualquier otra contradicción, posee un aspecto principal y un aspecto secundario;
* Dentro de todo conjunto complejo de contradicciones, éstas se interpenetran, se influyen mutuamente e intercambian las unas con las otras;
* Toda contradicción, como la unidad y lucha de sus opuestos, encuentra su resolución en el salto cualitativo o revolucionario con el que se pone fin a un proceso y se da inicio a otro cualitativamente diferente, nuevo.
Como vemos toda la realidad objetiva -ya sea la naturaleza, la vida social o el pensamiento- es un sistema complejo de contradicciones basadas en la unidad y lucha de sus opuestos internos. Lo que exige se le estudie dialécticamente, respetando la objetividad que ella misma representa y su particular desarrollo en el espacio y el tiempo. Esta es la principal exigencia de la Orientación General Materialista del Universo y de la Orientación Metodológica Dialéctica de su análisis y estudio; así como de la Guía Práctica marxista-leninista de su resolución. ¿Qué demanda esto? Esto demanda que todo militante de la revolución debe reforzarse con un modo de pensar dialéctico y proletario; esto es, de un pensamiento histórico y sociológico de las cosa
Dicho esto, entremos al tema que quisiera desarrollar a renglón seguido.
4.- LA CONTRADICCIÓN EN LA CONTRADICCIÓN.
¿La contradicción en la contradicción? Y esto, ¿qué significa? Se preguntarán. ¿Quizás un novísimo paradigma en el campo de la filosofía? ¿No estará usted haciendo jueguito de palabras? o ¿Es que no estará negando la contradicción misma? Dado que la exposición de una idea, de un pensamiento, no puede estar en contradicción consigo misma. Por ende, para alguno quizás, ya ese mismo titulo es un error lógico.
Pues no. Sería sólo un error para la Lógica formal, tradicional, aristotélica, no para la Lógica dialéctica. Para la dialéctica, para la lógica dialéctica, la contradicción es fundamento y el ser mismo de las cosas. La contradicción lógica, dialéctica se entiende, es el reflejo subjetivo de la contradicción objetiva ínsita en el seno de una realidad concreta, que es dialéctica ella misma, de ahí que resulte ser objeto del conocimiento. Si la contradicción objetiva es realidad exterior, existente fuera de nosotros e independiente de nuestra voluntad, luego es sometible a investigación científica y experimental; y sus propias leyes de desarrollo pueden ser descubiertas, analizadas y aprehendidas. Espero clarificar esto, en el transcurso de la exposición. Quisiera primero que todo, aclarar lo siguiente, no es mí intención agotar el tema; no cerrar una investigación y debate, sino que abrirlo.
He dicho más arriba que “Toda contradicción es ella misma contradictoria, esto es fuente y motor del desenvolvimiento y desarrollo de esa misma contradicción”. Es decir, de sí misma. A este nivel del planteamiento se quiere decir que la contradicción no es ella misma estática, petrificada, sino que está en movimiento, es dinámica. Eso porque en su seno lleva como unidad y lucha de contrarios la fuente de su propio desarrollo y desenvolvimiento. Esto quiere decir, que la contradicción posee su propio proceso de desenvolvimiento: nace, crece, madura y muere.
La contradicción en su desarrollo pasa pues por diversas fases de maduración:
Diferencia. En que la contrariedad que lleva en su seno es ocultada aun por la forma, el aspecto unidad prevalece sobre el aspecto lucha);
Divergencia. Cuando la contrariedad manifiesta como diferencias polares, el elemento lucha domina sobre la unidad);
Contradicción madura. Cuando la lucha entre ambos ha llegado a un nivel que ya no pueden coexistir en el mismo objeto, fenómeno o proceso, exigiendo su resolución de una manera u otra;
Contradicción en vías de resolución. Cuando los elementos mutuamente excluyentes llegan a un nivel en que se les hace imposible coexistir más y se abre el momento del rompimiento de la vieja entidad , el salto revolucionario, y el nacimiento de la nueva entidad y de la nueva contradicción (en la forma de diferencia cualitativamente nueva).
Esto quiere decir que, la contradicción es en sí misma contradictoria. Pues, en la base del desarrollo de una contradicción está el movimiento, su proceso de cambio. En la contradicción existe, a su vez, la contradicción. Es esta el motor del desarrollo de la misma contradicción.
5.- UN DEBATE INESPERADO
En el proceso de recopilación de información para la elaboración de éste ensayo, me he encontrado entre los libros de consulta una idea “extraña” por lo interesante. La de como el revisionismo filosófico moderno ha ido infiltrando sus ideas anti-dialéctica materialista en la mente de los militantes de base, poco duchos o poco interesados en aprender la filosofía materialista marxista con seriedad. Por ello, se ha dicho, quién se deje sorprender en el banquillo de los acusados se ha de ver.
En el libro “Introducción a la lógica dialéctica” del filósofo “marxista” mejicano Eli de Gortari, escrito en 1959, se dice:
“El desarrollo de estos procesos es pugna entre contrarios que, finalmente, llegan a identificarse” (p. 45) y más adelante precisando ésta idea agrega, “los opuestos polares siempre llegan a identificarse. Aun cuando en cierto momento dos propiedades aparezcan como excluyentes entre sí, no obstante, esta oposición radical se supera en un momento posterior, en el cual se identifican las propiedades antagónicas por las coincidencias de sus características” (Ob.cit., p. 46. El subrayado es mío. Q. G.). Aseveración audaz, pero falsa.
Asimismo, el filósofo “materialista dialéctico” soviético V. Afanasiev, en su libro “Fundamentos de filosofía”, en su cuarta edición de 1973, escribe la chapucería siguiente:
“Los contrarios son precisamente los aspectos, tendencias o fuerzas internas del objeto que se excluyen mutuamente y, al mismo tiempo, se presuponen el uno al otro. La relación de indestructible interdependencia, de estos aspectos constituye la unidad de contrarios”, y “Todos ellos constituyen una conexión orgánica, una unidad indestructible de contrarios” (Ob. cit., p.101. Las bastardillas son mías. Q. G.).
Mientras los marxistas-leninistas, al examinar la contradicción y los aspectos opuestos en unidad y lucha, ponen énfasis en la lucha, los revisionistas en materia de filosofía han de ponerlo en la “unidad”, en la “identidad” remarcando eso de la “indestructibilidad”. ¿Quién lleva la razón, los materialistas dialécticos o los falsos “materialistas dialécticos modernos”?
La lucha de los revisionistas de viejo tipo, de los revisionistas modernos y, hoy, de los neorevisionistas travestidos de post-modernistas, contra los fundamentos del marxismo-leninismo, el Materialismo Dialéctico, es un combate viejo y siempre actual. Ayer los Bernstein, los Kaustky, y en el seno del movimiento comunista internacional los Gramsci y los Luckacs, etc., se lanzaban desaforados contra el entero materialismo y contra la dialéctica marxista y leninistas. Después vino el turno de los revisionistas modernos (del tipo de los Browder, los Titos, los Henri Lefevbre, los Suslov y los Ponamariov, etc.), los que ocultos tras el ropaje del materialismo dialéctico cuestionaban y distorsionaban tal o cual aspecto de la dialéctica materialista.
Los primeros fueron desenmascarados, denunciados y forzados a abandonar el campo de la filosofía materialista marxista, en su momento, por los socialdemócratas marxistas ortodoxos (Plejánov) y por los bolcheviques dirigidos por Lenin y Stalin. Contra ellos Lenin escribió lo siguiente: “Engels dice claramente que cada descubrimiento trascendental, hecho incluso en el campo de las Ciencias Naturales (sin hablar ya de la historia de la humanidad) le obliga (al materialismo) a cambiar de forma. Por consiguiente, la revisión de la forma del Materialismo de Engels, la revisión de sus tesis de la filosofía de la naturaleza no solo no tiene nada de revisionismo en el sentido consagrado de la palabra, sino que, por el contrario, es necesariamente exigido por el marxismo. No es esta revisión lo que reprochamos nosotros…, sino su procedimiento puramente revisionista, que consiste en traicionar el fondo del Materialismo, aparentando criticar su forma, y en adoptar las tesis fundamentales de la filosofía burguesa reaccionaria” (V. I. Lenin, Materialismo y Empiriocriticismo, O. E., tomo IV, pp. 249-250). .
Asimismo, les denunciará en otro artículo suyo de 1908, intitulado “Marxismo y revisionismo”. En el mismo remacha, “En el campo de la filosofía, el revisionismo iba a remolque de la “ciencia” académica burguesa … Los profesores trataban a Hegel como un “perro muerto” y..., se encogían desdeñosamente de hombros ante la dialéctica, y los revisionistas se hundían tras ellos en el pantano del envilecimiento filosófico de la ciencia, sustituyendo la “sutil” (y revolucionaria) dialéctica por la “simple” (pacífica) “evolución”.
Contra los segundos se lanzó el camarada Mao y los comunistas marxista-leninistas del mundo entero. En 1973, en China Popular se desenvolvió una lucha filosófica en el seno del Partido comunista chino. Los debates giraron, precisamente, alrededor de la cuestión de “uno se divide dos y dos se reúnen en uno”.
Como el filósofo Yang Hsien-chen sostuvo que la nueva base económica de la sociedad china servía tanto al capitalismo como al socialismo en una especie de síntesis entre los dos. Según él una tal síntesis era el resultante de la combinación de los aspectos contradictorios. Aunque, ciertamente, es un hecho que antes y después del triunfo de la revolución popular china se ha dado una alianza de largo alcance entre la burguesía nacional y el proletariado socialista chino, la que se ha extendido adentrada la edificación socialista, Mao, con todo, hubo de rebatirlo. Ya que la justa solución de esa cuestión dependía del mantenimiento de la Orientación general de la construcción socialista y la gradual superación del elemento capitalista mediante la lucha -la que ha de alcanzar su punto más alto con el desatamiento de la revolución cultural proletaria socialista en 1966, como medio de arrancar las áreas de poder estatal que estos habían usurpado-.
Toda síntesis es parcial, relativa y como momento superador de una contradicción, dado que el polo opuesto no está plenamente eliminado, se supedita a la continuación de la lucha. Con la cual se patentiza que la síntesis es un momento, una parte del análisis, y el análisis el todo resultante del proceso investigativo de las partes componentes. En otra forma, análisis®síntesis®análisis®síntesis y así sucesivamente. Fundamentando eso el camarada Mao ha de escribir:
“Todos han atestiguado cómo se sintetizaron los dos contrarios, el Kuomintang y el Partido Comunista de China, en el territorio continental. La síntesis sucedió así: sus ejércitos vinieron y los engullimos, nos los comimos a bocados. No fue una combinación de dos en uno… no era la síntesis de dos contrarios pacíficamente coexistentes. Ellos no querían coexistir pacíficamente, querían engullirnos… Por su parte, Yang Hsien-chen cree que los dos se combinan en uno, y que la síntesis es el lazo indisoluble entre dos contrarios. ¿Qué lazos indisolubles hay en este mundo? Las cosas se pueden vincular, pero a la larga se tienen que separar. No existe nada que no se pueda separar...” (El subrayado es mío. N. m., Q. G.).
Y los años confirmaron el aserto de Mao: la unidad subjetiva de tales contrarios transformose en lucha y, de ahí, nueva síntesis; el elemento “positivo” devino realmente negativo, con la restauración del capitalismo en China Popular.
En dicha polémica, nada literaria por cierto, los derechistas, o revisionistas modernos chinos o seguidores del camino capitalista en China, partiendo de la justa, científica y marxista aseveración de que la contradicción se divide en dos opuestos mutuamente excluyentes, deducían y berreaban sobre que en el momento revolucionario de la solución de esa contradicción concreta e históricamente delimitada, dichos opuestos convergían, se unificaban e identificaban en una nueva contradicción, “supuestamente superior”. Los marxistas-leninistas-pensamiento Mao Tse-tung, auténticos materialistas dialécticos y firmes defensores de la causa socialista, le salieron al paso, les criticaron y derrotaron aduciendo que la solución propuesta, esa de la unión en uno de los opuestos era una solución metafísica, idealista y tendía a barrerle el camino a la burguesía hacia la toma del poder total en China y al derrocamiento de la dictadura del proletariado. Ellos, los revisionistas chinos, con ese falso aserto preparaban la mente de la gente para hacerles aceptar el golpe de Estado contrarrevolucionario y anti-socialista que fraguaban. Así y solamente así, pudo darse la monstruosidad esa, que después se dio en el último Congreso del Partido comunista chino, en el 2005, de que “los capitalistas pueden ser miembros y ocupar cargos dirigentes en el Partido”. Finalmente, con ese coronamiento del triunfo de la burguesía burocrática china sobre el proletariado chino expresabase la nueva síntesis.
Díganme si esto no era renegar del Marxismo-Leninismo y de la teoría marxista-leninista-maoísta del conocimiento, tumbar la Teoría Marxista-Leninista del Partido de clase y ponerse a pregonar la podrida teoría liberal burguesa del partido interclasista.
Es la misma cuestión, hablando de la unidad y lucha de contrarios, que planteaban aquellos sectores filosóficos soviéticos, de kruscheviana memoria, de la del momento de resolución de la contradicción. La de sí ¿al resolverse una contradicción desaparece sólo su lado “negativo” y se conserva su lado “positivo” o desaparecen los dos y surge una nueva entidad? Dicho en otra forma, ¿El imperialismo (capitalismo) y el socialismo (comunismo) están en “indestructible interdependencia”? ¿La coexistencia pacífica (el cese de la confrontación directa y abierta entre ellos) siendo indestructible, resulta lo permanente, lo absoluto? Los marxistas-leninistas siempre han señalado que, por el contrario, tales afirmaciones llevaban plomo en las alas. Esto es, que eran un absurdo.
En otras palabras, en el capitalismo coexisten y luchan la burguesía y el proletariado, luego de la revolución proletaria socialista ¿desaparece sólo la burguesía o desaparecen la burguesía y el proletariado? Todos estamos de acuerdo en responder afirmativamente a la primera parte de la frase, pero inmediatamente nacen los desacuerdos con referencia a la segunda. Estamos de acuerdo que la tarea primordial del proletariado luego de la revolución socialista y el derrocamiento de la burguesía, y por ese acto devenir nueva clase dominante, es la de liquidar, hacer desaparecer, a la burguesía como clase. Pero con ese acto y el consiguiente completamiento de esa tarea, la que ha de empatarse con aquella de la desaparición de las clases sociales, el mismo proletariado (como clase específica, sujeta a la compra venta de su fuerza de trabajo para acrecer el capital) deja de ser tal, desaparece el mismo. Se transforma él mismo, al ser dueño al fin de su propia fuerza de trabajo y posesionario de los medios de producción, al tener en sus manos directas a su propio Estado, y beneficiarse, además, de poseer una clara y consciente Orientación General Comunista en la construcción del nuevo sistema económico democrático-popular y/o el socialista. ¿Acaso no han afirmado los clásicos del marxismo-leninismo, hoy maoísmo, que al liquidarse el sistema asalariado, esto es la clase trabajadora asalariada, desaparece su condición proletaria misma?
Ellos, apuntando al fin último, al comunismo, se han apoyado sobre la absolutización de una tesis afirmada por los Clásicos del Marxismo, completamente justa en su generalidad, “Si en la lucha contra la burguesía el proletariado se constituye indefectiblemente en clase; si mediante la revolución se convierte en clase dominante y, en cuanto clase dominante, suprime por la fuerza las viejas relaciones de producción, suprime, al mismo tiempo que estas relaciones de producción, las condiciones para la existencia del antagonismo de clase y de las clases en general, y por tanto, su propia dominación como clase” (C. Marx y F. Engels, El manifiesto del partido comunista. 1848).
Con todo, empero como lo ha demostrado la experiencia de los primeros países socialistas. En las condiciones de la Dictadura del Proletariado y a lo largo de toda la primera etapa del comunismo, como período de transición, existe el “salario”. Luego, la clase obrera aún vende su Fuerza de Trabajo, al Estado o a la cooperativa de los cual es miembro. Si recordamos, el propio Lenin ha tenido la necesidad de advertir, frente al ultraizquierdismo de Trotsky, Bujarin y de la llamada “oposición obrera”, sobre la necesidad de la clase obrera soviética de precaverse de cara a su propio estado, “ya que nuestro Estado es obrero con una deformación burocrática”. (V. I. Lenin, Sobre los sindicatos, el momento actual y los errores del camarada Trotsky”).
En el socialismo, primera etapa del comunismo, la clase obrera es “propietaria” colectivamente, como clase. Como por intermedio del Estado (socialista) administra la producción social, de hecho, al venderle su fuerza de trabajo, y de que éste hacen parte clases no proletarias, de hecho existe el peligro presente de una reproducción de las relaciones asalariadas y en una coyuntura desfavorable de su apartamiento en “negro” de las relaciones colectivas de propiedad. Todo lo cual ha de servir de base a la existencia de contradicciones entre administradores y trabajadores, contradicciones de clase y la necesidad irrenunciable a la continuación de la lucha de clases y de la revolución bajo las condiciones de la Dictadura del proletariado (Mao).
¿Descabellado? Nada de eso, y la experiencia de los primeros países socialista lo han demostrado. No haber tenido en cuenta dicha realidad económica y social en el socialismo ha costado la pérdida de todo lo conquistado y realizado a todo lo largo del siglo XX.
Todo ello ha confirmado, además, la falsa posición de esos señores revisionistas soviéticos, autotitulados “materialistas dialécticos creadores”. Demostrándose, aunque al coste de la pérdida de las conquistas sociales y políticas socialistas y de la restauración capitalista en esos países, la falsedad y doblez de su afirmación de que “por más violenta que sea la lucha de los contrarios contenida en la unidad, esta es irrompible” y que “ pese al enfrentamiento, contrariedad o lucha de los opuestos que coexisten en un objeto, fenómeno o proceso, siempre se conserva su unidad en la nueva contradicción que surge”.
Conclusión, para estos filósofos soviéticos, la “unidad” resultaba el polo positivo, permanente, absoluto, mientras que la “lucha” y la “oposición” lo “negativo”, lo relativo, lo transitorio. Es resaltable la visión mecanicista y metafísica de la contradicción, como de sus aspectos constituyentes. Para esa visión mecanicista, que pasa por materialista dialéctica, la unidad es la unidad y la lucha es la lucha. La primera hay que mantenerla, cuidarla a como dé lugar. ¿Y la segunda? Bueno, a ésta hay que abandonarla lo más antes posible, tirarla a la calle como inservible y molestosa.
Por su parte y en su momento el camarada Mao les ha enrostrado: “La unidad, la interdependencia, es relativa, transitoria, la lucha es permanente, absoluta”. La lucha es el elemento principal, primario y absoluto, la unidad lo secundario, lo transitorio. Esto quiere decir que en un fenómeno o proceso concreto, particular o singularizado, dentro de un dado lapso de tiempo, ya uno u otro aspecto polar de una contradicción puede pasar a primer plano y el otro devenir subordinado. Pero, la particularidad de dicha contradicción o aspecto, se encuentra subordinada a la universalidad del aspecto determinante y absoluto de la contradicción.
Así, por ejemplo, la toma del poder por los independentistas istmeños del 28 de noviembre de 1821-acto con que se abatió el dominio colonial español en Panamá- fue una acción no-violenta, relativamente pacífica. Pero, de allí sería erróneo deducir que se haya dado una revolución independentista “pacífica”. Puesto que la lucha de los patriotas istmeños estaba enmarcada dentro de una contradicción decisoria que la sobredeterminaba: la guerra revolucionaria prolongada continental de los pueblos americanos contra el yugo español, que de hecho lo habían roto ya para dicha fecha. Aquí en Panamá, la contradicción fundamental, criollos y mestizos vrs peninsulares monarquistas, se subordinó a la contradicción principal a niveles de Iberoamérica que la sobredeterminaba.
Por lo que, la idea de la “indestructible interdependencia de la unidad de los contrarios” sólo sería cierta dentro de los marcos: (1) de la abstracción gnoseológica; (2) de un espacio cerrado y rigurosamente delimitado; (3) de un lapso de tiempo rigurosamente delimitado, y; (4) de la incidencia del aspecto absoluto y universal de una contradicción sobre la particularidad y relatividad de otra y sus respectivos opuestos.
De ahí que, esa famosa “indestructible unidad” continua y permanentemente se está rompiendo y reconstruyendo, ya a niveles de los aspectos principales o ya a nivel de cada uno de esos aspectos. Esto es y será así, hasta tanto no sean superadas revolucionariamente.
Para terminar, sólo quisiera recomendarles que, para ser revolucionarios consecuentes se debe poseer un pensamiento dialéctico. Para no equivocarse y no desviarse de la justa senda en filosofía, se debe asumir a conciencia la dialéctica materialista. En ello, estudiar la teoría de las contradicciones del camarada Mao Tse-tung.
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