Luis Alberto Echazú Alvarado
PCmlm
La triste herencia del neoliberalismo encaramado en el poder por varias décadas no es solamente aquella que muestra la entrega de los recursos naturales a la voracidad de las empresas transnacionales, es también la explotación y extracción de materias primas para industrializarlas en sus plantas y vendernos después los productos con mayor valor agregado.
Sin embargo lo mas pernicioso, lo que más ha perjudicado al país es la postergación y el rezago en el desarrollo de los recursos humanos. Las empresas llegan, aplican su tecnología, la resguardan con patentes inexpugnables y emplean en los cargos de mayor responsabilidad y aplicación científica y tecnológica a sus ingenieros y científicos.
El país entregó sus recursos, y quedó postergado en la investigación y desarrollo tecnológicos de manera irremediable. El resultado increíble: un país minero, cuyas facultades de ingeniería de minas y metalurgia cierran sus carreras por la falta de estudiantes. Claro, ¿para qué iban a estudiar esas carreras, si los expertos, ingenieros y científicos llegaban del exterior para aplicar sus propias tecnologías?
Esta situación esta cambiando radicalmente a partir de la asunción al gobierno del presidente Evo Morales. Uno de los ejemplos más ilustrativos a este respecto es el proyecto de industrialización de los recursos evaporíticos que tiene nuestro país.
En mayo de 2008 en un sencillo acto se dio inicio a este proyecto en su primera fase: El diseño del proceso de obtención del carbonato de litio a partir de las salmueras del salar de Uyuni en una planta piloto. A pesar de la incredulidad de propios y extraños, un equipo muy joven de ingenieros e ingenieras bolivianas después de intenso trabajo investigativo que se extendió por casi dos años, logró - lo que especialmente empresas y técnicos extranjeros consideraban improbable – obtener carbonato de litio a través de un proceso propio – el proceso boliviano, que actualmente se registra como patente en el Servicio Nacional de Propiedad Intelectual, SENAPI.
Este proceso se adecúa a cabalidad a las características de una salmuera muy compleja como es la del salar de Uyuni, con elevados contenidos de magnesio y sulfato. Este proceso representa un salto cualitativo de fundamental importancia para el desarrollo posterior de la planta piloto y la planta industrial. Es un orgullo para todos los profesionales bolivianos y para todo nuestro pueblo. Es el primer paso en la estrategia de industrialización de los recursos evaporiticos de Bolivia.
Simultáneamente en el mismo tiempo se ha construido, allí donde hace solo dos años no había sino tierra, polvo y sal, las obras civiles de la planta de Llipi, a orillas del salar, una construcción de más de 6.200 metros cuadrados , que nada tiene que envidiar a semejantes edificaciones en países industrializados. Cuenta con cómodos dormitorios, comedores, baños con ducha caliente, depósitos, talleres, garajes, oficinas, ambientes que ya muestran los modernos equipos de uno de los laboratorios más modernos de salmueras.
En el propio salar se construyen las piscinas de evaporación cuya impermeabilización ha empezado. Se han perforado al menos 50 pozos de diversa profundidad, para conocer la estructura del salar, la porosidad de las capas de sal, y la capacidad de bombeo (permeabilidad).
Los equipos y los reactores de las planta de cloruro de potasio y carbonato de litio, se construyen en el país. Para este efecto se ha rehabilitado la planta de Pulacayo después de varias décadas de paralización neoliberal. Otros talleres también se han adjudicado obras semejantes. La planta estará lista a mediados del próximo año (2011) y producirá, en un proceso gradual de escalamiento, 1.000 toneladas métricas mensuales de cloruro de potasio y unos meses después (entre agosto y septiembre) 40 toneladas mensuales de carbonato de litio.
El presidente Evo Morales ha anunciado al mundo, que el estado boliviano, después de haber financiado esta primera fase, tiene la capacidad de financiar también la segunda fase, cuyos trabajos se iniciarán en el año 2011. La inversión alcanza a 485 millones de dólares, que se desembolsaran en cuatro años. La planta industrial producirá, a partir de fines de 2013, en un proceso gradual de escalamiento, 700.000 toneladas de cloruro de potasio y a partir de fines del año 2014, las 30.000 toneladas de carbonato de litio.
A precios actuales, es decir 5.000 dólares la tonelada de carbonato de litio y 320 dólares, la tonelada de cloruro de potasio, las ventas anuales del proyecto industrial alcanzarán a 374 millones de dólares.
La tercera fase, consiste en una ampliación de la planta industrial que podría estar lista para el año 2.017, pero especialmente en la instalación de una fábrica de baterías de litio en un emprendimiento en sociedad con empresas que cuentan con la tecnología apropiada.
De cumplirse estos dos aspectos de la tercera fase, nuestro país podría exportar hacia el año 2017, alrededor de 1.500 millones de dólares anuales como fruto de este emprendimiento estratégico.
Sin embargo no todo termina ahí; en realidad solo comienza. En efecto, muchos otros emprendimientos conexos deberán acometerse, como por ejemplo la industrialización del magnesio y del boro, la construcción de otras plantas productoras de cátodos, ánodos y electrolitos de litio, que son componentes de las baterías, aleaciones livianas de litio con aluminio para la aviación y los cohetes espaciales, compuestos organo- metálicos en base a litio como el butillitio y desde luego el desarrollo de la química básica que permita producir en Bolivia los insumos (álcalis, ácidos y sales) necesarios para las plantas antes mencionadas.
Las inmensas reservas que tiene nuestro país, que han sido estimadas por nosotros en base a la extensión del salar, una profundidad de 220 metros (puede ser aún mayor), una relación de 2:1 entre sal y lodos, una porosidad de las capas de sal del 35% y una concentración media de 0.5 gramos por litro, alcanzan a 100 millones de toneladas métricas de litio, con ellas se puede producir, 528 millones de toneladas métricas de carbonato de litio, 2000 millones de toneladas métricas de potasio, una cantidad similar de magnesio y 60 millones de toneladas métricas de boro.
Si nuestro país vendiera la actual demanda mundial de carbonato de litio que alcanza a 100.000 toneladas métricas anuales (18.900 toneladas métricas de litio) su reserva le alcanza para 5.285 años. Por ello, Bolivia puede garantizar el cambio de matriz energética mundial para uso vehicular, sin monopolios ni exclusividades, algo incompatible con los apetitos de las grandes transnacionales y sus centros imperiales.
Esta es una síntesis de este gran proyecto que debe recibir el apoyo irrestricto de todo patriota boliviano, pero especialmente de los revolucionarios en nuestro país y en el mundo entero.
Los países imperialistas y sus grandes empresas están muy disgustados con la decisión soberana del presidente Morales, esperaban lotearse el salar más grande del planeta, dejando migajas para nuestro pueblo. Se acostumbraron a coimear a mandatarios serviles y corruptos, ahora les sorprende e irrita que una política soberana, patriótica y revolucionaria este en marcha y sea irreversible.
Como decía el presidente Mao, si el enemigo te ataca, es porque vas por buen camino.
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02-11-10
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