El volverá |
Aunque muchos de vosotros lo conoceréis, paso a copiar aquí la transcripción del juicio sumarísimo contra Nicolae y Elena Ceaucescu, que transgrediendo todos los procedimientos legales, se realiza el mismo día de su detención en la base militar de Targoviste, con un abogado de oficio que creía que eran culpables (según sus propias declaraciones) y sin derecho a recurso alguno.
Un juicio, pues, con un tribunal formado “ad hoc” compuesto de los mismos militares que participaron en el golpe de Estado, una “defensa” nombrada del
mismo modo y que solicita la pena de muerte para sus “defendidos”, y el propio desarrollo del proceso completamente ajeno a cualquier noción de derecho procesal (incluso militar e incluso de tiempo de guerra), demuestran que el nuevo régimen no tenía ninguna intención de ser justo, democrático, etc., sino simplemente de instaurar el neoliberalismo y convertir Rumania en una colonia de Occidente.
En estas condiciones, la actitud de Nicolae y Elena Ceausescu fue, aunque esto no se suele destacar, la correcta. No entraron nunca a formar parte de la pantomima que se diseño para justificar un golpe de Estado militar con apoyo de las potencias extranjeras, y que tenia la sentencia marcada de antemano.
La lección fundamental es, una vez más, que la justicia y el derecho son simples instrumentos políticos, que por otra parte, los imperialistas no dudan en echar al cubo de la basura cuando hace falta, manteniendo sólo la fachada o farsa suficiente a efectos de propaganda. En este caso no tuvieron ni el mas mínimo recato en ejecutar un magnicidio rápido con la finalidad evidente de silenciar voces demasiado molestas ante el saqueo que estaba a punto de producirse en Rumania.
La venganza de los que hasta 1947 vivían a cuerpo de rey sobre el sufrimiento de los obreros y campesinos se iba cobrar los intereses ante este pueblo con intereses sobrados: 1989 significo la transformación de Rumania en una colonia de occidente con la destrucción de su tejido productivo e industrial, la emigración forzosa de más de 3 millones de rumanos, y la pérdida de los logros sociales conseguidos por la población durante el comunismo.
No digo que Ceausescu no mereciera un juicio justo. Pero eso mismo es lo que merecía: un juicio justo. Igual que el comunismo rumano que, tras la Contrarrevolución de los nomenclaturitas (que aun gobiernan Rumania), fue negado y silenciado, ocultándose todos sus logros (que fueron muchos) y exagerándose todos sus defectos (que seguramente también fueron muchos).
En 1989 había en Rumania 3 millones y medio de afiliados al PCR. Muchos de estos afiliados quemaron su carne y se pasaron al Frente de Salvación Nacional para, como hicieron antes, posicionarse en la mesa para recibir una mejor parte del pastel. Otros muchos lo conservaron y votaron al PSD, engañados con la propaganda que impone la idea de que el capitalismo es la única opción.
En cuanto a la Rumania postdecembristas, me parece que un chiste que he leído (creo que http://www.euroesceptic.ro/), describe perfectamente los últimos años de Ceausescu y lo que vino tras la Contrarrevolución: el chiste dice algo así como que Ceausescu llevo la economía rumana al borde del precipicio, y los capitalistas dieron un paso adelante.
TRANSCRIPCIÓN DEL JUICIO A PUERTA CERRADA CONTRA NICOLAE Y ELENA CEAUCESCU Base Militar Tirgoviste – 25 de Diciembre de 1989 *** FISCAL Gica POPA (se suicidio en 1990) ***
Lo que sigue es una transcripción del juicio a puerta cerrada de Nicolae Ceausescu y su esposa, Elena, según apareció en la televisión rumana y austriaca. La traducción inglesa se debe al Servicio de Información Extranjera del gobierno de los EEUU. Las partes en cursiva pertenecen a comentarios de la televisión austriaca. Sin embargo en la traducción de la que disponemos aparecen referencias al General Milea que faltan en la del SIE de los EEUU. Traducción al castellano: Iñaki Mendiguren Garate. Fuente: http://www.civilizacionsocialista.blogspot.com/
¨Una voz: ¡Un vaso de agua!
NICOLAE CEAUSESCU: Sólo reconozco a la Gran Asamblea Nacional. Sólo hablaré ante ella.
FISCAL: De la misma manera que rechazó mantener un diálogo con el pueblo, ahora rechaza hablar con nosotros. Siempre dijo actuar y hablar en nombre del pueblo, ser un querido hijo del pueblo, pero sólo tiranizó al pueblo todo el tiempo. Se enfrenta usted a acusaciones de que realizaba suntuosas celebraciones todos los festivos en su casa. Se conocen los detalles. Estos dos acusados se procuraban los alimentos más lujosos y ropas del extranjero. Eran incluso peores que el Rey, el antiguo Rey de Rumanía. El pueblo sólo recibía 200 gramos por día, contra presentación del carnet de identidad. Estos dos acusados han robado al pueblo, y ni aun hoy quieren hablar. Son cobardes. Tenemos datos sobre ambos. Pido al presidente de la fiscalía que lea el pliego de acusaciones.
FISCAL JEFE: Estimado presidente del tribunal, hoy tenemos que alcanzar un veredicto sobre los acusados Nicolae Causescu y Elena Ceausescu que han cometido los siguientes delitos: crímenes contra el pueblo. Llevaron a cabo actos que son incompatibles con la dignidad humana y el pensamiento social; actuaron de manera despótica y criminal; destruyeron al pueblos cuyos líderes proclamaban ser. Dados los crímenes que cometieron contra el pueblo, pido, en nombre de las víctimas de estos dos tiranos, la pena de muerte para los dos acusados. El pliego de acusaciones contiene los siguientes puntos: genocidio, de acuerdo con el Artículo 356 del Código Penal. Dos: ataque armado contra el pueblo y el poder del estado, de acuerdo con el Artículo 163 del Código Penal. La destrucción de edificios e instituciones del estado, sabotaje de la economía nacional, de acuerdo con los Artículos 165 y 145 del Código Penal. Obstruyeron el proceso normal de la economía.
FISCAL: ¿Han oído las acusaciones? ¿Las han comprendido?
CEAUSESCU: No respondo, sólo responderé preguntas ante la Gran Asamblea Nacional. No reconozco a este tribunal. Las acusaciones son incorrectas, y no responderé una sola pregunta aquí.
FISCAL: Anote: no reconoce los puntos mencionados en el pliego de acusaciones.
CEAUSESCU: No firmaré nada.
FISCAL: Esta situación es conocida. La catastrófica situación del país es conocida en todo el mundo. Todo ciudadano honesto que trabajaba duro aquí hasta el 22 de diciembre sabe que no tenemos medicinas, que ustedes dos mataron niños y otra gente de este modo, que no hay nada para comer, no hay calefacción, ni electricidad. Elena y Nicolae rechazan esto. Otra pregunta para Ceausescu: ¿Quién ordenó el baño de sangre en Timisoara?
Ceausescu rechazó contestar.
FISCAL: ¿Quién dio la orden de disparar en Bucarest, por ejemplo?
CEAUSESCU: No respondo.
FISCAL: ¿Quién ordenó disparar a la multitud? ¡Díganoslo!
En ese momento Elena dice a Nicolae: Olvídales. Ya ves que es inútil hablar con esta gente.
FISCAL: ¿No sabe usted nada sobre la orden de disparar?
Nicolae reacciona con estupefacción.
Aún se está disparando, dice el fiscal. Fanáticos a los que usted paga. Están disparando a niños; disparan arbitrariamente a los pisos. ¿Quiénes son esos fanáticos? ¿Son el pueblo, o usted les paga?
CEAUSESCU: No contestaré. No contestaré a ninguna pregunta. No se disparó un solo tiro en la Plaza del Palacio. Ni un disparo. No se disparó a nadie.
FISCAL: Hasta ahora ha habido 34 muertos.
Elena dice: Mira, y a eso lo llaman genocidio.
FISCAL: En todas las capitales de distrito, que usted pomposamente llamaba municipalidades, se sigue disparando. El pueblo era esclavo. Toda la intelectualidad del país huyó. Nadie quería hacer nada más para ustedes.
HABLANTE SIN IDENTIFICAR: Señor Presidente, querría saber algo: los acusados deberían decirnos quiénes son esos mercenarios. ¿Quién les paga? ¿Y quién los trajo al país?
FISCAL: Sí. Acusado, responda.
CEAUSESCU: No diré nada más. Sólo hablaré ante la Gran Asamblea Nacional.
Elena sigue susurrándole.
Como resultado, el fiscal dice: Elena siempre ha sido habladora, pero no sabe mucho. He observado que ni siquiera es capaz de leer correctamente, pero se autocalifica de graduada universitaria.
Elena responde: los intelectuales de este país deberían oirles a usted y a sus colegas.
El fiscal cita todos los títulos académicos que ella siempre dijo tener.
TRANSCRIPCIÓN DEL JUICIO A PUERTA CERRADA CONTRA NICOLAE Y ELENA CEAUCESCU Base Militar Tirgoviste – 25 de Diciembre de 1989 *** FISCAL Gica POPA (se suicidio en 1990) ***
Lo que sigue es una transcripción del juicio a puerta cerrada de Nicolae Ceausescu y su esposa, Elena, según apareció en la televisión rumana y austriaca. La traducción inglesa se debe al Servicio de Información Extranjera del gobierno de los EEUU. Las partes en cursiva pertenecen a comentarios de la televisión austriaca. Sin embargo en la traducción de la que disponemos aparecen referencias al General Milea que faltan en la del SIE de los EEUU. Traducción al castellano: Iñaki Mendiguren Garate. Fuente: http://www.civilizacionsocialista.blogspot.com/
¨Una voz: ¡Un vaso de agua!
NICOLAE CEAUSESCU: Sólo reconozco a la Gran Asamblea Nacional. Sólo hablaré ante ella.
FISCAL: De la misma manera que rechazó mantener un diálogo con el pueblo, ahora rechaza hablar con nosotros. Siempre dijo actuar y hablar en nombre del pueblo, ser un querido hijo del pueblo, pero sólo tiranizó al pueblo todo el tiempo. Se enfrenta usted a acusaciones de que realizaba suntuosas celebraciones todos los festivos en su casa. Se conocen los detalles. Estos dos acusados se procuraban los alimentos más lujosos y ropas del extranjero. Eran incluso peores que el Rey, el antiguo Rey de Rumanía. El pueblo sólo recibía 200 gramos por día, contra presentación del carnet de identidad. Estos dos acusados han robado al pueblo, y ni aun hoy quieren hablar. Son cobardes. Tenemos datos sobre ambos. Pido al presidente de la fiscalía que lea el pliego de acusaciones.
FISCAL JEFE: Estimado presidente del tribunal, hoy tenemos que alcanzar un veredicto sobre los acusados Nicolae Causescu y Elena Ceausescu que han cometido los siguientes delitos: crímenes contra el pueblo. Llevaron a cabo actos que son incompatibles con la dignidad humana y el pensamiento social; actuaron de manera despótica y criminal; destruyeron al pueblos cuyos líderes proclamaban ser. Dados los crímenes que cometieron contra el pueblo, pido, en nombre de las víctimas de estos dos tiranos, la pena de muerte para los dos acusados. El pliego de acusaciones contiene los siguientes puntos: genocidio, de acuerdo con el Artículo 356 del Código Penal. Dos: ataque armado contra el pueblo y el poder del estado, de acuerdo con el Artículo 163 del Código Penal. La destrucción de edificios e instituciones del estado, sabotaje de la economía nacional, de acuerdo con los Artículos 165 y 145 del Código Penal. Obstruyeron el proceso normal de la economía.
FISCAL: ¿Han oído las acusaciones? ¿Las han comprendido?
CEAUSESCU: No respondo, sólo responderé preguntas ante la Gran Asamblea Nacional. No reconozco a este tribunal. Las acusaciones son incorrectas, y no responderé una sola pregunta aquí.
FISCAL: Anote: no reconoce los puntos mencionados en el pliego de acusaciones.
CEAUSESCU: No firmaré nada.
FISCAL: Esta situación es conocida. La catastrófica situación del país es conocida en todo el mundo. Todo ciudadano honesto que trabajaba duro aquí hasta el 22 de diciembre sabe que no tenemos medicinas, que ustedes dos mataron niños y otra gente de este modo, que no hay nada para comer, no hay calefacción, ni electricidad. Elena y Nicolae rechazan esto. Otra pregunta para Ceausescu: ¿Quién ordenó el baño de sangre en Timisoara?
Ceausescu rechazó contestar.
FISCAL: ¿Quién dio la orden de disparar en Bucarest, por ejemplo?
CEAUSESCU: No respondo.
FISCAL: ¿Quién ordenó disparar a la multitud? ¡Díganoslo!
En ese momento Elena dice a Nicolae: Olvídales. Ya ves que es inútil hablar con esta gente.
FISCAL: ¿No sabe usted nada sobre la orden de disparar?
Nicolae reacciona con estupefacción.
Aún se está disparando, dice el fiscal. Fanáticos a los que usted paga. Están disparando a niños; disparan arbitrariamente a los pisos. ¿Quiénes son esos fanáticos? ¿Son el pueblo, o usted les paga?
CEAUSESCU: No contestaré. No contestaré a ninguna pregunta. No se disparó un solo tiro en la Plaza del Palacio. Ni un disparo. No se disparó a nadie.
FISCAL: Hasta ahora ha habido 34 muertos.
Elena dice: Mira, y a eso lo llaman genocidio.
FISCAL: En todas las capitales de distrito, que usted pomposamente llamaba municipalidades, se sigue disparando. El pueblo era esclavo. Toda la intelectualidad del país huyó. Nadie quería hacer nada más para ustedes.
HABLANTE SIN IDENTIFICAR: Señor Presidente, querría saber algo: los acusados deberían decirnos quiénes son esos mercenarios. ¿Quién les paga? ¿Y quién los trajo al país?
FISCAL: Sí. Acusado, responda.
CEAUSESCU: No diré nada más. Sólo hablaré ante la Gran Asamblea Nacional.
Elena sigue susurrándole.
Como resultado, el fiscal dice: Elena siempre ha sido habladora, pero no sabe mucho. He observado que ni siquiera es capaz de leer correctamente, pero se autocalifica de graduada universitaria.
Elena responde: los intelectuales de este país deberían oirles a usted y a sus colegas.
El fiscal cita todos los títulos académicos que ella siempre dijo tener.
ELENA CEAUSESCU: La intelectualidad del país oirá de qué nos están acusando.
FISCAL: Nicolae Ceausescu debería decirnos por qué no responde a nuestras preguntas. ¿Qué le impide hacerlo?
CEAUSESCU: Responderé a cualquier pregunta, pero sólo en la Gran Asamblea Nacional, ante los representantes de la clase obrera. Digan al pueblo que responderé todas sus preguntas. Todo el mundo debe saber lo que está pasando aquí. Sólo reconozco a la clase obrera y a la Gran Asamblea Nacional, a nadie más.
El fiscal dice: el mundo ya sabe lo que ha pasado aquí.
No os voy a contestar a vosotros, golpistas, dice Ceausescu.
FISCAL: La Gran Asamblea Nacional ha sido disuelta.
CEAUSESCU: Eso es imposible. Nadie puede disolver la Asamblea Nacional.
FISCAL: Ahora tenemos otro órgano dirigente. El Frente de Salvación Nacional es ahora nuestro cuerpo supremo.
CEAUSESCU: Nadie reconoce eso. Por eso el pueblo está luchando por todo el país. Esa banda será destruida. Ellos organizaron el golpe.
FISCAL: El pueblo lucha contra usted, no contra el nuevo foro.
CEAUSESCU: No, el pueblo lucha por la libertad y contra el nuevo foro. Y no reconozco al tribunal.
FISCAL: ¿Por qué piensa que está luchando la gente hoy? ¿Qué piensa?
Ceausescu responde: Como dije antes, el pueblo lucha por su libertad y contra este golpe, contra esta usurpación. Ceausescu dice que el golpe fue organizado desde el extranjero.
CEAUSESCU: No reconozco a este tribunal. No responderé más. Les hablo ahora a ustedes como simples ciudadanos, y espero que ustedes digan la verdad. Espero que ustedes no trabajen para el extranjero y por la destrucción de Rumanía.
El fiscal pide al defensor de oficio que pregunte a Ceausescu si sabe que ya no es presidente del país, que Elena Ceausescu también ha perdido todas sus funciones oficiales de estado y que el gobierno ha sido disuelto.El fiscal quiere saber sobre qué base puede continuar el juicio. Debe aclararse si Ceausescu quiere, debe, o puede responder. En este momento la situación es más bien incierta.Ahora el defensor de oficio, que fue nombrado por el tribunal, pregunta si Nicolae y Elena Ceausescu conocen los mencionados hechos: que él ya no es presidente, que ella ha perdido todas sus funciones oficiales.
Él responde: Soy el presidente de Rumanía, y soy el comandante en jefe del ejército rumano. Nadie puede privarme de estas funciones.
FISCAL: Pero no de nuestro ejército, no es usted el comandante en jefe de nuestro ejército.
CEAUSESCU: No les reconozco a ustedes. Les hablo como simples ciudadanos todo lo más, como simples ciudadanos, y les digo: soy el presidente de Rumanía.
FISCAL ¿Qué es usted realmente?
FISCAL: Nicolae Ceausescu debería decirnos por qué no responde a nuestras preguntas. ¿Qué le impide hacerlo?
CEAUSESCU: Responderé a cualquier pregunta, pero sólo en la Gran Asamblea Nacional, ante los representantes de la clase obrera. Digan al pueblo que responderé todas sus preguntas. Todo el mundo debe saber lo que está pasando aquí. Sólo reconozco a la clase obrera y a la Gran Asamblea Nacional, a nadie más.
El fiscal dice: el mundo ya sabe lo que ha pasado aquí.
No os voy a contestar a vosotros, golpistas, dice Ceausescu.
FISCAL: La Gran Asamblea Nacional ha sido disuelta.
CEAUSESCU: Eso es imposible. Nadie puede disolver la Asamblea Nacional.
FISCAL: Ahora tenemos otro órgano dirigente. El Frente de Salvación Nacional es ahora nuestro cuerpo supremo.
CEAUSESCU: Nadie reconoce eso. Por eso el pueblo está luchando por todo el país. Esa banda será destruida. Ellos organizaron el golpe.
FISCAL: El pueblo lucha contra usted, no contra el nuevo foro.
CEAUSESCU: No, el pueblo lucha por la libertad y contra el nuevo foro. Y no reconozco al tribunal.
FISCAL: ¿Por qué piensa que está luchando la gente hoy? ¿Qué piensa?
Ceausescu responde: Como dije antes, el pueblo lucha por su libertad y contra este golpe, contra esta usurpación. Ceausescu dice que el golpe fue organizado desde el extranjero.
CEAUSESCU: No reconozco a este tribunal. No responderé más. Les hablo ahora a ustedes como simples ciudadanos, y espero que ustedes digan la verdad. Espero que ustedes no trabajen para el extranjero y por la destrucción de Rumanía.
El fiscal pide al defensor de oficio que pregunte a Ceausescu si sabe que ya no es presidente del país, que Elena Ceausescu también ha perdido todas sus funciones oficiales de estado y que el gobierno ha sido disuelto.El fiscal quiere saber sobre qué base puede continuar el juicio. Debe aclararse si Ceausescu quiere, debe, o puede responder. En este momento la situación es más bien incierta.Ahora el defensor de oficio, que fue nombrado por el tribunal, pregunta si Nicolae y Elena Ceausescu conocen los mencionados hechos: que él ya no es presidente, que ella ha perdido todas sus funciones oficiales.
Él responde: Soy el presidente de Rumanía, y soy el comandante en jefe del ejército rumano. Nadie puede privarme de estas funciones.
FISCAL: Pero no de nuestro ejército, no es usted el comandante en jefe de nuestro ejército.
CEAUSESCU: No les reconozco a ustedes. Les hablo como simples ciudadanos todo lo más, como simples ciudadanos, y les digo: soy el presidente de Rumanía.
FISCAL ¿Qué es usted realmente?
CEAUSESCU: Repito: soy el presidente de Rumanía y el comandante en jefe del ejército rumano. Soy el presidente del pueblo. No hablaré más con ustedes, provocadores, y no hablaré con los organizadores del golpe ni con los mercenarios. No tengo nada que ver con ellos.
FISCAL: Sí pero usted paga a los mercenarios.
No, no, dice. Y Elena dice: es increíble lo que están inventando, increíble.
FISCAL: Por favor, anote: Ceausescu no reconoce las nuevas estructuras legales de poder del país. Aún se considera presidente del país y comandante en jefe del ejército. ¿Por qué arruinó usted tanto al país: por qué exportaba todo? ¿Por qué hacía pasar hambre a los campesinos? El producto que sembraban los campesinos era exportado, y los campesinos venían de las más remotas provincias a Bucarest y a las otras ciudades para comprar pan. Cultivaban el suelo según sus órdenes y no tenían nada para comer. ¿Por qué hizo pasar hambre al pueblo?
CEAUSESCU: No responderé a esta pregunta. Como simple ciudadano, le digo a usted lo siguiente: por primera vez yo garanticé que cada campesino recibiese 200 kilogramos de trigo por persona, no por familia, y que tuviera derecho a más. Es mentira que hiciese pasar hambre al pueblo. Una mentira, una mentira en mi cara. Esto muestra qué poco patriotismo hay, cuántas traiciones criminales se cometieron.
FISCAL: Usted dice haber tomado medidas para que cada campesino tuviera derecho a 200 kilogramos de trigo. ¿Por qué entonces los campesinos compraban su pan en Bucarest?
El fiscal cita a Ceausescu, el programa de Ceausescu.
FISCAL: Tenemos maravillosos programas. El papel lo aguanta todo. Pero, ¿por qué sus programas no son implementados? Usted destruyó los pueblos rumanos y el suelo rumano. ¿Qué dice como ciudadano?
CEAUSESCU: Como ciudadano, como simple ciudadano, le digo lo siguiente: en ningún momento hubo tanto ímpetu, tanta construcción, tanta consolidación en las provincias rumanas. Yo garanticé que cada pueblo tuviera sus escuelas, hospitales y médicos. Lo hice todo para crear una vida decente y rica para el pueblo en el campo, como en ningún país del mundo.
FISCAL: Siempre hemos hablado de igualdad. Todos somos iguales. Todos deberían ser pagados de acuerdo con su trabajo. Ahora finalmente hemos visto su villa en televisión, los platos dorados en los que comía, los alimentos que usted importó, las lujosas celebraciones, fotos de sus lujosas celebraciones.
ELENA CEAUSESCU: Increíble. Vivimos en un apartamento normal, como cualquier otro ciudadano. Hemos asegurado un apartamente para cada ciudadano mediante las leyes oportunas.
FISCAL: Ustedes tenían palacios.
CEAUSESCU: No, no teníamos palacios. Los palacios pertenecen al pueblo.
El fiscal concuerda, pero subraya que los acusados vivían en ellos mientras el pueblo sufría.
FISCAL: Los niños ni siquiera pueden comprar caramelos, y ustedes viven en palacios del pueblo.
CEAUSESCU: ¿Es posible que estemos ante semejantes acusaciones?
FISCAL: Hablemos ahora sobre las cuentas en Suiza, Sr. Ceausescu. ¿Qué hay de las cuentas?
ELENA CEAUSESCU: ¿Cuentas en Suiza? ¡Aporten pruebas!
CEAUSESCU: No tenemos cuentas en Suiza. Nadie ha habierto ninguna cuenta. Esto muestra de nuevo cuán falsos son los cargos. ¡Qué difamación, qué provocaciones! Esto es un golpe de Estado.
FISCAL: Bien, Sr. acusado, si no tiene cuentas en Suiza, firmará una declaración confirmando que el dinero que pueda haber en Suiza se transferirá al Estado rumano, al Banco Nacional.
CEAUSESCU: Discutiremos esto ante la Gran Asamblea Nacional. No diré nada aquí. Esto es una vulgar provocación.
FISCAL: ¿Firmará la declaración ahora o no?
CEAUSESCU: No, no. No tengo ninguna declaración que hacer, y no firmaré una.
FISCAL: Anote lo siguiente: el acusado rechaza firmar esta declaración. El acusado no nos ha reconocido. También rechaza reconocer al nuevo foro.
CEAUSESCU: No reconozco a ese nuevo foro.
FISCAL: Luego conoce el nuevo foro. Tiene información sobre él.
Elena y Nicolae Ceasescu dicen: ustedes han hablado de él. Han hablado de él aquí.
CEAUSESCU: Nadie puede cambiar las estructuras del Estado. Esto no es posible. Los usurpadores han sido severamente castigados durante los siglos pasados en la historia de Rumanía. Nadie tiene derecho a abolir la Gran Asamblea Nacional.
El fiscal se dirige a Elena: usted ha sido siempre más inteligente y más habladora, una científica. Usted era la más importante ayudante, la número dos en el gabinete, en el gobierno.
FISCAL: ¿Sabía usted del genocidio de Timisoara?
ELENA CEAUSESCU: ¿Qué genocidio? De todos modos, no contestaré más preguntas.
FISCAL: ¿Sabía usted del genocidio o usted, como química, sólo se ocupaba de los polímeros? Usted, como científica, ¿sabía usted de eso?
Aquí Nicolae Ceausescu se avanza y la defiende.
CEAUSESCU: ¡Sus escritos científicos se publicaban en el extranjero!
FISCAL: ¿Y quién escribía esos escritos para usted, Elena?
ELENA CEAUSESCU: ¡Qué desvergüenza! Soy miembro y presidente de la Academia de Ciencias. ¡No puede hablarme de ese modo!
FISCAL: Es decir, como viceprimera ministra, ¿usted no sabía nada del genocidio?
FISCAL: ¡Así es como trabajaba usted por el pueblo y ejercía sus funciones! Pero ¿quién dió la orden de disparar? ¡Responda a esta pregunta!
ELENA CEAUSESCU: No responderé. Les dije al principio que no respondería a ninguna pregunta.
CEAUSESCU: Ustedes como oficiales deberían saber que el gobierno no puede dar orden de disparar. Pero aquellos que disparaban a la juventud eran los hombres de seguridad, los terroristas.
ELENA CEAUSESCU: Los terroristas son de la Securitate.
FISCAL: ¿Los terroristas son de la Securitate?
ELENA CEAUSESCU: Sí.
PROSECUTOR: ¿Y quién dirige la Securitate?
Otra pregunta...
ELENA CEAUSESCU: No, yo no dí una respuesta. Esto era sólo información para ustedes como ciudadanos.
CEAUSESCU: Quiero decirles como ciudadanos que en Bucarest...
FISCAL: Hemos terminado con usted. No necesita usted decir nada más. La siguiente pregunta es: ¿cómo murió el General Milea [Vasile Milea, ministro de defensa de Ceausescu]? ¿Fue asesinado? ¿Y por quién?
ELENA CEAUSESCU: ¡Pregunte a los médicos y al pueblo, no a mí!
CEAUSESCU: Le haré una contrapregunta. ¿Por qué no plantea la pregunta así: por qué cometió suicidio el General Milea?
FISCAL: ¿Qué le indujo a cometer suicidio? Usted le llamó traidor. Esa fue la razón de su suicidio.
CEAUSESCU: El traidor Milea cometió suicidio.
FISCAL: ¿Por qué no lo llevó a juicio e hizo que se le condenase?
CEAUSESCU: Sus actos criminales sólo se descubrieron después de que se suicidase.
FISCAL: ¿Cuáles fueron sus actos criminales?
CEAUSESCU: No exigió a su unidad cumplir su deber patriótico.
Ceausescu explica en detalle que sólo supo de sus oficiales que el General Milea se había suicidado. El fiscal le interrumpe.
FISCAL: Usted siempre ha sido más hablador que su colega. Pero ella siempre ha estado a su lado y aparentemente le proporcionaba la información necesaria. Pero deberíamos hablar aquí abierta y sinceramente, como corresponde a intelectuales. Ya que, después de todo, ambos son miembros de la Academia de Ciencias.Ahora díganos, qué dinero se usó para pagar sus publicaciones en el extranjero: las obras escogidas de Nicolae Ceausescu y las obras científicas de la llamada académica Elena Ceaucescu.
Elena dice: Llamada, llamada. Ahora nos niegan todos nuestros títulos.
FISCAL: De nuevo, volvamos al General Milea. Dice usted que no obedeció sus órdenes. ¿Qué órdenes?
CEAUSESCU: Sólo responderé a la Gran Asamblea Nacional. Allí diré de qué modo traicionó a su patria.
FISCAL: Por favor, pregunte a Nicolae y Elena Ceausescu si alguna vez sufrieron alguna enfermedad mental.
CEAUSESCU: ¿Qué? ¿Qué tiene que preguntarnos?
FISCAL: Si padecieron ustedes alguna vez alguna enfermedad mental.
CEAUSESCU: Qué obscena provocación.
FISCAL: Esto debería servir a su defensa. Si usted tuvo una enfermedad mental y lo admite, no sería responsable de sus actos.
ELENA CEAUSESCU: ¿Cómo puede alguien decirnos algo así? ¿Cómo puede alguien decir algo así?
CEAUSESCU: No reconozco a este tribunal.
FISCAL: Ustedes nunca fueron capaz de mantener un diálogo con el pueblo. No estaban acostumbrados a hablar con el pueblo. Ustedes mantenían monólogos y el pueblo tenía que aplaudir, como en los rituales de los pueblos tribales. Y hoy ustedes están actuando de la misma manera megalomaniaca. Ahora estamos haciendo un último intento. ¿Quieren firmar esta declaración?
CEAUSESCU: No, no firmaremos. Y tampoco reconozco a la defensa de oficio.
FISCAL: Por favor, anote: Nicolae Ceausescu rechaza cooperar con la defensa de oficio nombrada por el tribunal.
ELENA CEAUSESCU: No firmaremos ninguna declaración. Sólo hablaremos en la Asamblea Nacional, porque hemos trabajado duro por el pueblo toda nuestra vida. Hemos sacrificado nuestras vidas al pueblo. Y no traicionaremos a nuestro pueblo aquí.
El tribunal señala que las investigaciones han concluido. Sigue la lectura de las acusaciones.
FISCAL: Sr. Presidente, encontramos a los dos acusados culpables de haber cometido actos criminales de acuerdo con los siguientes artículos del Código Penal: Artículos 162, 163, 165 y 357. Dadas estas acusaciones, pido la pena de muerte y la confiscación de todas las propiedades de los dos acusados. La defensa de oficio actúa ahora e instruye a los Ceausescu nuevamente sobre que tienen derecho a la defensa y que deberían aceptar este derecho.
DEFENSA DE OFICIO: Incluso aunque él, como ella, cometieron actos nefastos, queremos defenderles. Queremos un juicio legal. Sólo un presidente que se halla confirmado en su cargo puede pedir hablar ante la Gran Asamblea Nacional. Si ya no tiene una función concreta, no puede pedir nada. Entonces es tratado como un ciudadano normal. Puesto que el viejo gobierno ha sido disuelto y Ceausescu ha perdido sus funciones, ya no tiene derecho a ser tratado como presidente. Por favor anote que se ha declarado que se han observado todas las regulaciones legales, que éste es un juicio legal. Así pues, es un error que los dos acusados rechacen colaborar con nosotros. Este es un juicio legal, y yo les hago honor al defenderles. Al comienzo, Ceausescu decía que es una provocación preguntarle si estaba enfermo. Rechazó pasar un examen psiquiátrico. Pero hay una diferencia entre una enfermedad real que debe ser tratada y la enfermedad mental que lleva a actos en consonancia, pero que es negada por la persona en cuestión. Usted ha actuado de una manera muy irresponsable; usted llevó al país al borde de la ruina y será condenado sobre la base de los puntos contenidos en el pliego de acusaciones. Es usted culpable de estos delitos incluso aunque no quiera admitirlo. Pese a ello, pido al tribunal que tome una decisión que pueda ser justificada más tarde. No debemos permitir que surja la menor impresión de ilegalidad. Elena y Nicolae Ceausescu deben ser castigados en un juicio realmente legal. Los dos acusados deberían saber también que tienen derecho a una defensa de oficio, incluso si la rechazan. Debe quedar establecido de una vez por todas que este tribunal militar es absolutamente legal y que las antiguas posiciones de los dos Ceausescu ya no son válidas. Pero serán condenados, y a una condena que se basará en el nuevo sistema legal. No sólo se les acusa de delitos cometidos durante los últimos días, sino de delitos cometidos durante los pasados 25 años. Tenemos suficientes datos sobre este periodo. Pido al tribunal, como parte en el juicio, que tome nota de que se han probado todos estos puntos, que los dos han cometido los delitos mencionados. Finalmente, quisiera referirme una vez más al genocidio, las numerosas matanzas llevadas a cabo en los últimos días. Elena y Nicolae Ceausescu deben ser considerados totalmente responsables de ellas. Pido ahora al tribunal que emita un veredicto con base en la ley, porque todos deben recibir el debido castigo por los delitos que hayan cometido.
Sigue el discurso final del fiscal
FISCAL: Es muy difícil para nosotros actuar, emitir un veredicto sobre gente que ni siquiera quiere admitir los delitos criminales que han cometido durante 25 años y admitir el genocidio, no sólo en Timisoara y Bucarest, ni en general los delitos cometidos durante los pasados 25 años. Esto demuestra su falta de entendimiento. No sólo privaron al pueblo de calefacción, electricidad, y alimentos, también tiranizaron el alma del pueblo rumano. No sólo mataron niños, jóvenes y adultos en Timisoara y Bucarest; también permitieron a los miembros de la Securitate llevar uniformes militares para crear la impresión entre el pueblo de que el ejército está contra él. Querían separar al pueblo del ejército. Solían coger gente de los orfanatos o del extranjero a la que entrenaban en instituciones especiales para convertirla en asesinos de su propio pueblo. Eran ustedes tan impertinentes como para cortar líneas de oxígeno en los hospitales y disparar a la gente en sus camas en el hospital. La Securitate ha escondido reservas de alimentos de las que Bucarest podría haber vivido durante meses, todo Bucarest.
¿De quién están hablando? Pregunta Elena.
FISCAL: Siempre han proclamado que hemos construido nuestro país, hemos pagado la deuda externa, pero con ello desangraron el país hasta la muerte y se embolsaron dinero suficiente para asegurar su huida. No necesita admitir sus errores, señor. En 1947, asumimos el poder, pero en circunstancias completamente diferentes. En 1947, el Rey Miguel mostró más dignidad que usted. Y usted quizá habría sido comprendido por el pueblo rumano si hubiera admitido su culpa. Debería haberse quedado en Irán a donde había volado.
En respuesta, los dos ríen, y ella dice: No nos quedamos fuera. Este es nuestro hogar.
FISCAL: Estimado Sr. Presidente, he sido de los que, como abogado, habría gustado oponerme a la pena de muerte, porque es inhumana. Pero no estamos hablando de gente. No pediría la pena de muerte, pero sería incomprensible para el pueblo rumano tener que seguir sufriendo esta gran miseria y no terminarla condenando a los dos Ceausescu a muerte. Los crímenes contra el pueblo crecían año a año. Sólo estaban ocupados en esclavizar al pueblo y construir un aparato de poder. No estaban realmente interesados en el pueblo.
Tras unos momentos de transmisión de la televisión rumana, el vocal anuncia que el veredicto en el juicio de Elena y Nicolae Ceaucescu es la pena de muerte. Todas sus propiedades serán confiscadas
FISCAL: Sí pero usted paga a los mercenarios.
No, no, dice. Y Elena dice: es increíble lo que están inventando, increíble.
FISCAL: Por favor, anote: Ceausescu no reconoce las nuevas estructuras legales de poder del país. Aún se considera presidente del país y comandante en jefe del ejército. ¿Por qué arruinó usted tanto al país: por qué exportaba todo? ¿Por qué hacía pasar hambre a los campesinos? El producto que sembraban los campesinos era exportado, y los campesinos venían de las más remotas provincias a Bucarest y a las otras ciudades para comprar pan. Cultivaban el suelo según sus órdenes y no tenían nada para comer. ¿Por qué hizo pasar hambre al pueblo?
CEAUSESCU: No responderé a esta pregunta. Como simple ciudadano, le digo a usted lo siguiente: por primera vez yo garanticé que cada campesino recibiese 200 kilogramos de trigo por persona, no por familia, y que tuviera derecho a más. Es mentira que hiciese pasar hambre al pueblo. Una mentira, una mentira en mi cara. Esto muestra qué poco patriotismo hay, cuántas traiciones criminales se cometieron.
FISCAL: Usted dice haber tomado medidas para que cada campesino tuviera derecho a 200 kilogramos de trigo. ¿Por qué entonces los campesinos compraban su pan en Bucarest?
El fiscal cita a Ceausescu, el programa de Ceausescu.
FISCAL: Tenemos maravillosos programas. El papel lo aguanta todo. Pero, ¿por qué sus programas no son implementados? Usted destruyó los pueblos rumanos y el suelo rumano. ¿Qué dice como ciudadano?
CEAUSESCU: Como ciudadano, como simple ciudadano, le digo lo siguiente: en ningún momento hubo tanto ímpetu, tanta construcción, tanta consolidación en las provincias rumanas. Yo garanticé que cada pueblo tuviera sus escuelas, hospitales y médicos. Lo hice todo para crear una vida decente y rica para el pueblo en el campo, como en ningún país del mundo.
FISCAL: Siempre hemos hablado de igualdad. Todos somos iguales. Todos deberían ser pagados de acuerdo con su trabajo. Ahora finalmente hemos visto su villa en televisión, los platos dorados en los que comía, los alimentos que usted importó, las lujosas celebraciones, fotos de sus lujosas celebraciones.
ELENA CEAUSESCU: Increíble. Vivimos en un apartamento normal, como cualquier otro ciudadano. Hemos asegurado un apartamente para cada ciudadano mediante las leyes oportunas.
FISCAL: Ustedes tenían palacios.
CEAUSESCU: No, no teníamos palacios. Los palacios pertenecen al pueblo.
El fiscal concuerda, pero subraya que los acusados vivían en ellos mientras el pueblo sufría.
FISCAL: Los niños ni siquiera pueden comprar caramelos, y ustedes viven en palacios del pueblo.
CEAUSESCU: ¿Es posible que estemos ante semejantes acusaciones?
FISCAL: Hablemos ahora sobre las cuentas en Suiza, Sr. Ceausescu. ¿Qué hay de las cuentas?
ELENA CEAUSESCU: ¿Cuentas en Suiza? ¡Aporten pruebas!
CEAUSESCU: No tenemos cuentas en Suiza. Nadie ha habierto ninguna cuenta. Esto muestra de nuevo cuán falsos son los cargos. ¡Qué difamación, qué provocaciones! Esto es un golpe de Estado.
FISCAL: Bien, Sr. acusado, si no tiene cuentas en Suiza, firmará una declaración confirmando que el dinero que pueda haber en Suiza se transferirá al Estado rumano, al Banco Nacional.
CEAUSESCU: Discutiremos esto ante la Gran Asamblea Nacional. No diré nada aquí. Esto es una vulgar provocación.
FISCAL: ¿Firmará la declaración ahora o no?
CEAUSESCU: No, no. No tengo ninguna declaración que hacer, y no firmaré una.
FISCAL: Anote lo siguiente: el acusado rechaza firmar esta declaración. El acusado no nos ha reconocido. También rechaza reconocer al nuevo foro.
CEAUSESCU: No reconozco a ese nuevo foro.
FISCAL: Luego conoce el nuevo foro. Tiene información sobre él.
Elena y Nicolae Ceasescu dicen: ustedes han hablado de él. Han hablado de él aquí.
CEAUSESCU: Nadie puede cambiar las estructuras del Estado. Esto no es posible. Los usurpadores han sido severamente castigados durante los siglos pasados en la historia de Rumanía. Nadie tiene derecho a abolir la Gran Asamblea Nacional.
El fiscal se dirige a Elena: usted ha sido siempre más inteligente y más habladora, una científica. Usted era la más importante ayudante, la número dos en el gabinete, en el gobierno.
FISCAL: ¿Sabía usted del genocidio de Timisoara?
ELENA CEAUSESCU: ¿Qué genocidio? De todos modos, no contestaré más preguntas.
FISCAL: ¿Sabía usted del genocidio o usted, como química, sólo se ocupaba de los polímeros? Usted, como científica, ¿sabía usted de eso?
Aquí Nicolae Ceausescu se avanza y la defiende.
CEAUSESCU: ¡Sus escritos científicos se publicaban en el extranjero!
FISCAL: ¿Y quién escribía esos escritos para usted, Elena?
ELENA CEAUSESCU: ¡Qué desvergüenza! Soy miembro y presidente de la Academia de Ciencias. ¡No puede hablarme de ese modo!
FISCAL: Es decir, como viceprimera ministra, ¿usted no sabía nada del genocidio?
FISCAL: ¡Así es como trabajaba usted por el pueblo y ejercía sus funciones! Pero ¿quién dió la orden de disparar? ¡Responda a esta pregunta!
ELENA CEAUSESCU: No responderé. Les dije al principio que no respondería a ninguna pregunta.
CEAUSESCU: Ustedes como oficiales deberían saber que el gobierno no puede dar orden de disparar. Pero aquellos que disparaban a la juventud eran los hombres de seguridad, los terroristas.
ELENA CEAUSESCU: Los terroristas son de la Securitate.
FISCAL: ¿Los terroristas son de la Securitate?
ELENA CEAUSESCU: Sí.
PROSECUTOR: ¿Y quién dirige la Securitate?
Otra pregunta...
ELENA CEAUSESCU: No, yo no dí una respuesta. Esto era sólo información para ustedes como ciudadanos.
CEAUSESCU: Quiero decirles como ciudadanos que en Bucarest...
FISCAL: Hemos terminado con usted. No necesita usted decir nada más. La siguiente pregunta es: ¿cómo murió el General Milea [Vasile Milea, ministro de defensa de Ceausescu]? ¿Fue asesinado? ¿Y por quién?
ELENA CEAUSESCU: ¡Pregunte a los médicos y al pueblo, no a mí!
CEAUSESCU: Le haré una contrapregunta. ¿Por qué no plantea la pregunta así: por qué cometió suicidio el General Milea?
FISCAL: ¿Qué le indujo a cometer suicidio? Usted le llamó traidor. Esa fue la razón de su suicidio.
CEAUSESCU: El traidor Milea cometió suicidio.
FISCAL: ¿Por qué no lo llevó a juicio e hizo que se le condenase?
CEAUSESCU: Sus actos criminales sólo se descubrieron después de que se suicidase.
FISCAL: ¿Cuáles fueron sus actos criminales?
CEAUSESCU: No exigió a su unidad cumplir su deber patriótico.
Ceausescu explica en detalle que sólo supo de sus oficiales que el General Milea se había suicidado. El fiscal le interrumpe.
FISCAL: Usted siempre ha sido más hablador que su colega. Pero ella siempre ha estado a su lado y aparentemente le proporcionaba la información necesaria. Pero deberíamos hablar aquí abierta y sinceramente, como corresponde a intelectuales. Ya que, después de todo, ambos son miembros de la Academia de Ciencias.Ahora díganos, qué dinero se usó para pagar sus publicaciones en el extranjero: las obras escogidas de Nicolae Ceausescu y las obras científicas de la llamada académica Elena Ceaucescu.
Elena dice: Llamada, llamada. Ahora nos niegan todos nuestros títulos.
FISCAL: De nuevo, volvamos al General Milea. Dice usted que no obedeció sus órdenes. ¿Qué órdenes?
CEAUSESCU: Sólo responderé a la Gran Asamblea Nacional. Allí diré de qué modo traicionó a su patria.
FISCAL: Por favor, pregunte a Nicolae y Elena Ceausescu si alguna vez sufrieron alguna enfermedad mental.
CEAUSESCU: ¿Qué? ¿Qué tiene que preguntarnos?
FISCAL: Si padecieron ustedes alguna vez alguna enfermedad mental.
CEAUSESCU: Qué obscena provocación.
FISCAL: Esto debería servir a su defensa. Si usted tuvo una enfermedad mental y lo admite, no sería responsable de sus actos.
ELENA CEAUSESCU: ¿Cómo puede alguien decirnos algo así? ¿Cómo puede alguien decir algo así?
CEAUSESCU: No reconozco a este tribunal.
FISCAL: Ustedes nunca fueron capaz de mantener un diálogo con el pueblo. No estaban acostumbrados a hablar con el pueblo. Ustedes mantenían monólogos y el pueblo tenía que aplaudir, como en los rituales de los pueblos tribales. Y hoy ustedes están actuando de la misma manera megalomaniaca. Ahora estamos haciendo un último intento. ¿Quieren firmar esta declaración?
CEAUSESCU: No, no firmaremos. Y tampoco reconozco a la defensa de oficio.
FISCAL: Por favor, anote: Nicolae Ceausescu rechaza cooperar con la defensa de oficio nombrada por el tribunal.
ELENA CEAUSESCU: No firmaremos ninguna declaración. Sólo hablaremos en la Asamblea Nacional, porque hemos trabajado duro por el pueblo toda nuestra vida. Hemos sacrificado nuestras vidas al pueblo. Y no traicionaremos a nuestro pueblo aquí.
El tribunal señala que las investigaciones han concluido. Sigue la lectura de las acusaciones.
FISCAL: Sr. Presidente, encontramos a los dos acusados culpables de haber cometido actos criminales de acuerdo con los siguientes artículos del Código Penal: Artículos 162, 163, 165 y 357. Dadas estas acusaciones, pido la pena de muerte y la confiscación de todas las propiedades de los dos acusados. La defensa de oficio actúa ahora e instruye a los Ceausescu nuevamente sobre que tienen derecho a la defensa y que deberían aceptar este derecho.
DEFENSA DE OFICIO: Incluso aunque él, como ella, cometieron actos nefastos, queremos defenderles. Queremos un juicio legal. Sólo un presidente que se halla confirmado en su cargo puede pedir hablar ante la Gran Asamblea Nacional. Si ya no tiene una función concreta, no puede pedir nada. Entonces es tratado como un ciudadano normal. Puesto que el viejo gobierno ha sido disuelto y Ceausescu ha perdido sus funciones, ya no tiene derecho a ser tratado como presidente. Por favor anote que se ha declarado que se han observado todas las regulaciones legales, que éste es un juicio legal. Así pues, es un error que los dos acusados rechacen colaborar con nosotros. Este es un juicio legal, y yo les hago honor al defenderles. Al comienzo, Ceausescu decía que es una provocación preguntarle si estaba enfermo. Rechazó pasar un examen psiquiátrico. Pero hay una diferencia entre una enfermedad real que debe ser tratada y la enfermedad mental que lleva a actos en consonancia, pero que es negada por la persona en cuestión. Usted ha actuado de una manera muy irresponsable; usted llevó al país al borde de la ruina y será condenado sobre la base de los puntos contenidos en el pliego de acusaciones. Es usted culpable de estos delitos incluso aunque no quiera admitirlo. Pese a ello, pido al tribunal que tome una decisión que pueda ser justificada más tarde. No debemos permitir que surja la menor impresión de ilegalidad. Elena y Nicolae Ceausescu deben ser castigados en un juicio realmente legal. Los dos acusados deberían saber también que tienen derecho a una defensa de oficio, incluso si la rechazan. Debe quedar establecido de una vez por todas que este tribunal militar es absolutamente legal y que las antiguas posiciones de los dos Ceausescu ya no son válidas. Pero serán condenados, y a una condena que se basará en el nuevo sistema legal. No sólo se les acusa de delitos cometidos durante los últimos días, sino de delitos cometidos durante los pasados 25 años. Tenemos suficientes datos sobre este periodo. Pido al tribunal, como parte en el juicio, que tome nota de que se han probado todos estos puntos, que los dos han cometido los delitos mencionados. Finalmente, quisiera referirme una vez más al genocidio, las numerosas matanzas llevadas a cabo en los últimos días. Elena y Nicolae Ceausescu deben ser considerados totalmente responsables de ellas. Pido ahora al tribunal que emita un veredicto con base en la ley, porque todos deben recibir el debido castigo por los delitos que hayan cometido.
Sigue el discurso final del fiscal
FISCAL: Es muy difícil para nosotros actuar, emitir un veredicto sobre gente que ni siquiera quiere admitir los delitos criminales que han cometido durante 25 años y admitir el genocidio, no sólo en Timisoara y Bucarest, ni en general los delitos cometidos durante los pasados 25 años. Esto demuestra su falta de entendimiento. No sólo privaron al pueblo de calefacción, electricidad, y alimentos, también tiranizaron el alma del pueblo rumano. No sólo mataron niños, jóvenes y adultos en Timisoara y Bucarest; también permitieron a los miembros de la Securitate llevar uniformes militares para crear la impresión entre el pueblo de que el ejército está contra él. Querían separar al pueblo del ejército. Solían coger gente de los orfanatos o del extranjero a la que entrenaban en instituciones especiales para convertirla en asesinos de su propio pueblo. Eran ustedes tan impertinentes como para cortar líneas de oxígeno en los hospitales y disparar a la gente en sus camas en el hospital. La Securitate ha escondido reservas de alimentos de las que Bucarest podría haber vivido durante meses, todo Bucarest.
¿De quién están hablando? Pregunta Elena.
FISCAL: Siempre han proclamado que hemos construido nuestro país, hemos pagado la deuda externa, pero con ello desangraron el país hasta la muerte y se embolsaron dinero suficiente para asegurar su huida. No necesita admitir sus errores, señor. En 1947, asumimos el poder, pero en circunstancias completamente diferentes. En 1947, el Rey Miguel mostró más dignidad que usted. Y usted quizá habría sido comprendido por el pueblo rumano si hubiera admitido su culpa. Debería haberse quedado en Irán a donde había volado.
En respuesta, los dos ríen, y ella dice: No nos quedamos fuera. Este es nuestro hogar.
FISCAL: Estimado Sr. Presidente, he sido de los que, como abogado, habría gustado oponerme a la pena de muerte, porque es inhumana. Pero no estamos hablando de gente. No pediría la pena de muerte, pero sería incomprensible para el pueblo rumano tener que seguir sufriendo esta gran miseria y no terminarla condenando a los dos Ceausescu a muerte. Los crímenes contra el pueblo crecían año a año. Sólo estaban ocupados en esclavizar al pueblo y construir un aparato de poder. No estaban realmente interesados en el pueblo.
Tras unos momentos de transmisión de la televisión rumana, el vocal anuncia que el veredicto en el juicio de Elena y Nicolae Ceaucescu es la pena de muerte. Todas sus propiedades serán confiscadas
Publicado por José Luis Forneo
Lunes 9 de marzo de 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario