Strelkov: “Esa tela de araña de numerosos agentes que durante
años han conseguido disfrazarse de patriotas y estadistas, infiltrándose en las
altas esferas”
PUBLICADO POR LUALOPEZPE
Traducción de Nahia Sanzo.
(Nota de Luminoso
Futuro: En momentos en que la contraofensiva de las fuerzas armadas
de la resistencia del pueblo ucraniano entraba en una fase decisoria, en que se
preveía la derrota militar del régimen
golpista nazi de Kiev. De pronto, para sorpresa de la resistencia
popular ucraniana –calificada infamemente de “terroristas”, “prorrusos” y de “separatistas”- y de toda la opinión pública
comunista y democrática internacional vinieron las conversaciones de Minsk y la
firma de un acuerdo de paz. Acuerdo de paz,
más bien una tregua preparatoria de una nueva agresión armada generalizada
por parte de los ucronazistas, que ha traído como resultado la parálisis de la
contraofensiva de la resistencia armada popular y antifascista, el “rescate” de
las tropas sitiadas y salvándoles de su aniquilamiento, el salvamento de la
estratégica ciudad de Mariupol, en fin que pone el fiel de la balanza en favor
de los fascistas proimperialista occidentales y en disfavor del pueblo ucraniano
y de la misma Federación rusa. ¿Qué ha ocurrido? ¿Quiénes se han movido detrás
de estas maquinaciones antiucranianas y antirrusas? ¿Con qué fines aviesos,
antinacionales y antipopulares, se ha impuesto esta traidora salida acuerdista?
En declaraciones,
brindadas en estos inicios del mes de septiembre, del “destituido” Ministro de
Defensa y Comandante en Jefe de la Milicia de la República Popular de Donetsk
Igor Strelkov, levanta un poco el telón de fondo de toda la infame tramoya incubada
en daño de la República de Nueva Rusia. ¡La quintacolumna! ¡Traidores
incrustados en las “altas esfera” del gobierno de Moscú! Y, aunque Strelkov no
llega a decirlo, la colusión de intereses económicos y políticos de la Gran
burguesía burocrático-compradora de ambos lados de la frontera ruso-ucraniana.
Strelkov
mismo, arribado a este momento de su trascendental denuncia política, le pone sordina
y sólo masculla generalizaciones. Esto, posiblemente, en interés de no tensar
la unidad necesaria de las fuerzas antifascistas y anticapitalistas, o ya por
debilidad ideológica-política. Esto es, se propuso ocultar lo que verdaderamente
está en el corazón y la mente los pueblos ucraniano y ruso: la recuperación del
socialismo y la reconstrucción de la Unión Soviética.
En el
transcurso de estas declaraciones, él hace recurso de frases desviadas y
totalmente incorrectas que confirman nuestra aseveración. Pese a esas
debilidades en la formulación de sus ideas, Strelkov alerta a los pueblos ruso
y ucraniano de la posibilidad de un Golpe de Estado ultraderechista,
antinacional y contrarrevolucionario en Moscú. ¡La alerta está pues servida!).
Strelkov: “Esa tela de araña de numerosos agentes
que durante años han conseguido disfrazarse de patriotas y estadistas,
infiltrándose en las altas esferas”
Ha pasado un
mes desde que me viera obligado a dimitir de mi puesto de Ministro de Defensa y
Comandante en Jefe de la Milicia de la República Popular de Donetsk (RPD). No
puedo decir que haya sido una decisión fácil para mí. Tampoco se puede decir
que las circunstancias en las que la tomé fueran simples: la ciudad de Donetsk
y la agrupación de fuerzas armadas de la RPD estaban en un cerco operativo,
rechazando con gran dificultad los ataques sin fin de las fuerzas punitivas que
llegaban de todas las direcciones posibles.
Solo unos
pocos dentro del liderazgo de la República conocían que iban a ocurrir cambios
significativos en los días sucesivos y que el enemigo iba a sufrir una derrota
decisiva. Yo era uno de esos pocos, pero no podía ni dar a entender a mis
subordinados que en poco tiempo lanzaríamos una ofensiva y comenzaríamos a
recuperar posiciones ocupadas por el enemigo. Fue incluso más difícil pensar
que sería otra persona la que dirigiera la liberación de pueblos y ciudades
abandonadas (retiradas que yo mismo ordené). Moralmente, fue difícil abandonar
a mis camaradas, dejarles, por así decirlo, en las primeras horas del día en que
la muerte de nuestra causa común era, para muchos, inevitable.
No quiero
centrarme en las circunstancias que me obligaron a dimitir. Solo quiero decir
que la decisión que tomé entonces estaba justificada y, en vísperas de la
ofensiva, mi dimisión permitió unir en manos de una sola persona al liderazgo
de las fuerzas armadas de la RPD y evitar así conflictos que se estaban
comiendo viva a la República y asegurar un suministro fiable para nuestras
unidades y destacamentos.
Sobre el
precipicio de la victoria y estar a punto de la derrota
La situación
ha cambiado considerablemente en el frente. Las fuerzas punitivas habían sido
rechazadas en prácticamente todas las zonas después de sufrir enormes pérdidas,
por lo que habían pasado a posiciones defensivas. Se habían formado ya los
requisitos necesarios para la liberación completa de Donbass de los ejércitos
punitivos y las autoridades de Kiev. El enemigo había empezado a retirarse
hacia el oeste bajo el fuego de la RPD y sus líderes comenzaban a mostrar el
pánico.
¿Y qué pasó
entonces? Las fuerzas que casi destruyen una vez la Primavera Rusa, y nunca han
dejado de intentar destruir el movimiento de liberación nacional de la
población rusa de Novorossiya, intervinieron de nuevo delante de nuestros ojos.
No hay más villano que estas fuerzas que se han manifestado repetidas veces en
la historia moderna de nuestra tierra en las formas más siniestras. Fueron
estas fuerzas, dirigidas desde el extranjero, las que tuvieron un papel
decisivo en la destrucción de la Unión Soviética en 1991 y que abusaron
abiertamente del pueblo ruso durante toda la década organizando una orgía de
pillaje de la enorme herencia económica y cultural soviética. Dirigieron los
experimentos liberales, monstruosos en sus consecuencias, en lo que quedaba de
nuestra Patria; sin importarles en absoluto las consecuencias que estos
tuvieran para nuestro país, al que se referían, y siguen haciéndolo hoy en día,
de forma despectiva.
Rusia
vuelve a levantarse
Esta bacanal
de colapso vino acompañada por sangrientas guerras que ellos mismos provocaron
por esa salvaje orgía de crimen, inmoralidad, propaganda y los vicios más viles
que puedan imaginarse y por la destrucción de la independencia económica y la
soberanía nacional. Incluso tras el fracaso al dar la última estocada a Rusia
en los primeros años del siglo, estas fuerzas no han desistido y han continuado
con su trabajo destructivo en secreto, con la esperanza de que llegaría su hora
y poder entonces acabar lo que habían comenzado.
Pero
entonces llegaron los primeros brotes de la Primavera Rusa y la madre Patria
comenzó, no con palabras sino con hechos, a levantar de sus cenizas. Pero en
cuanto Rusia trató de reconstruir lo que Gorbachov había destruido con su
capitulación y comenzó a tratar de recuperar los derechos y territorios que le
pertenecían desde la antigüedad para así recuperar una independencia real, la
Quinta Columna volvió a movilizar todas sus fuerzas. El regreso de Crimea a
Rusia les sorprendió y la rebelión de Novorossiya causó pánico entre sus filas,
que volvieron a manifestar, una vez más, quiénes son en realidad.
Esa tela de
araña de numerosos agentes que durante años han conseguido disfrazarse de
patriotas y estadistas, infiltrándose así en las altas esferas, tan altas como
el entorno de la Presidencia de Rusia, volvió a lanzarse a la batalla.
Actuando, en la práctica, contra los intereses del país y de su pueblo, estos
traidores continúan calificándose de amigos del presidente y defienden sus
actos subversivos y de sabotaje como medidas para reforzar la soberanía rusa.
¿De dónde sacan esa arrogancia y esa confianza en su infalibilidad? Es
tremendamente simple: todo lo que esta Quinta Columna valora, dinero y otros
recursos materiales, así como sus familias y descendientes, se ha exportado al extranjero
hace tiempo y su conservación depende de sus dueños extranjeros.
La
milicia como garantía de la libertad de Novorossiya
En estos
cinco meses de lucha, la población rusa de Novorossiya ha sentido en sus carnes
el impacto completo de los frutos de esas actividades subversivas. Cuando la
ayuda militar rusa era vital para los milicianos, prácticamente desarmados
entonces, y cuando esta ayuda hubiera llevado a la liberación, casi sin
derramamiento de sangre, de todas las regiones de habla rusa, estos agentes de
influencia gritaron al unísono lo imposible de esta ayuda directa a la
rebelión. Mientras las fuerzas punitivas quemaban viva a la gente de Odessa,
bombardeaban Slavyansk con artillería mientras armaban rápidamente a su
ejército, sus cómplices, los que se habían infiltrado en el liderazgo de la
política exterior rusa, no solo sabotearon cualquier tipo de asistencia
política o militar a la milicia, sino que, en concordancia con los Poroshenko,
Turchinov, Akhmetov, Taruta y otros representantes de la oligarquía ucraniana,
lucharon para dividir a la milicia y prevenir así la creación de un comando
único mientras luchaban para atraer al Presidente de Rusia hacia la trampa que
habían creado.
La
persistencia y la lucha desinteresada de los milicianos hicieron imposible para
las fuerzas punitivas aplastar la rebelión antes de que pudiera llegar la ayuda
rusa. La milicia comenzó su ofensiva. Pero aquí también hay traidores que se
han manifestado de forma completa. Inmediatamente ofrecieron su ayuda a las fuerzas
punitivas, cuando el ejército estaba al borde del precipicio, aproximándose a
una derrota completa, organizando este alto el fuego y tratando, en el curso de
las negociaciones, de forzar la rendición de todo lo conseguido por la
rebelión, colocándonos así a merced de la Junta de Kiev. Simplemente es
imposible encontrar clausulas más vergonzosas que las discutidas en Minsk.
Y mientras
tanto, Kiev se rearma, se reagrupa y entrena a su ejército, preparándose para
continuar con el genocidio de la población rusa de Novorossiya. El resultado de
todo esto es que volvemos a estar en la situación que nos encontrábamos al
principio, salvo que ahora estamos en una posición más comprometida que
entonces. Si en abril Kiev carecía de un ejército con capacidad de combate y
con apoyo popular, ahora las fuerzas punitivas se han movilizado y armado hasta
los dientes y la propaganda ucraniana, sujeta a los principios de la
programación neurolingüística, ha logrado lavar el cerebro de un pueblo que ya
no distingue la verdad de la mentira.
Entre
guerra y vergüenza elige la vergüenza y vendrá la guerra
En estos
meses se han impuesto varias rondas de sanciones contra Rusia y altos cargos
militares y diplomáticos de Occidente han vuelto a sacar el tema ya medio
olvidado de Abjasia y Osetia del Sur. Se oyen también amenazas de militantes
islamistas controlados por Estados Unidos. Se preparan para una lucha larga y
dura contra Rusia. Occidente, y su Quinta Columna, no esconden que buscan
derrocar al Presidente Putin para después proceder a desmantelar el país. Sus
agentes de influencia usan todos los medios a su alcance para convencer a los
líderes del país de que la reconciliación no solo es posible sino que es
necesaria. Se está manteniendo oculto al público, y posiblemente también al
Presidente, el hecho de que lo único que satisfará a los enemigos es la
completa capitulación de Rusia.
Y el
resultado es que todas las condiciones excepcionalmente favorables para Rusia
de esta primavera han quedado sin realizar y ahora, además, estamos sometidos a
una creciente amenaza militar. La culpabilidad de la Quinta Columna es
innegable.
¿Por qué
habrían de actuar nuestros liberales de una forma tan implacable, incluso
suicida, contra el camino político del Presidente? ¿Por qué se ha cuestionado
tan abiertamente al Presidente y a sus políticas? En mi opinión hay dos
factores. En primer lugar, la Quinta Columna no tiene otra vía que el motín
(por el momento oculto). La “Revolución desde arriba” que empezó el Presidente
Putin les ha dejado sin posibilidades de supervivencia política, mientras que
sus dueños occidentales tampoco les permiten dejar el país para volver a sus
posesiones en el extranjero, logradas con su arduo trabajo.
El segundo
factor es todavía más evidente: con una presencia fuerte en las altas esferas
del país y considerables recursos económicos, los traidores pretenden tomar el
poder para sí mismos y empezar una nueva etapa de saqueo de los restos de lo
que una vez fue un gran país y de su gente. Pero estos planes requieren muchas
más medidas previas. En primer lugar, necesitan privar al Presidente Putin de
su inmenso apoyo popular, ese que ha conseguido a base de sus políticas
internas y su política exterior en los últimos años. ¿Y qué puede ser más útil
para esto que traicionar al pueblo ruso de Novorossiya y después culpar al
mismo Presidente de esta traición? La Quinta Columna se esconde en la sombra,
como las hienas, evitando cualquier publicidad.
El camino
previsto por nuestros enemigos nos ha quedado claro. Su misión es la de
prolongar al máximo una guerra acompañada por el máximo número posible de bajas
rusas a ambos lados de la frontera. Sin dar a la milicia posibilidad alguna de
éxito, esperan crear una úlcera incluso más sangrienta en la que Rusia desangre
gota a gota sus recursos y con políticas de “un paso adelante, dos atrás” jamás
consiga resultado alguno. La Federación Rusa seguirá sufriendo la carga de
cientos de miles de refugiados, que se convertirán en millones, mientras que
Occidente sigue minando la salud financiera y económica del país, en parte
también porque los oligarcas tratarán de hacer que sea la población la que
sufra los efectos de las sanciones.
Los
traidores tienen la esperanza de que la situación concluya en un tratado de paz
lo suficientemente vergonzoso y humillante que acompañe a la traición a la
población rusa de Ucrania, para causar así una mayor ola de indignación en
Rusia. Y entonces, acorde con la tecnología política perfeccionada a principios
del siglo XX, izquierda y derecha, liberales y patriotas, se unirán en su
justificada indignación para crear un Maidan en Moscú. El mismo escenario de
1905 y 1917 que sigue a una derrota humillante, “crisis económica-descrédito de
las autoridades-revueltas populares-golpe de palacio”, volverá a entrar en acción.
No puede
haber compromisos en esta lucha
La defensa
de Novorossiya y el apoyo a su población es importante para acabar con los
planes de la Quinta Columna y para la supervivencia de Rusia. Si somos capaces
de asegurar esta victoria, Rusia sobrevivirá. Si perdemos, perderemos también
los restos de nuestra Patria. No puede haber compromisos en esta lucha y quien
trata de convencerse de lo contrario está, conscientemente o no, ayudando al
enemigo. Es un todo o nada: o Rusia recupera toda su soberanía o será destruida
por una coalición de clanes oligárquicos internos y externos.
Me gustaría
decir que he encontrado mi sitio en la lucha contra los planes de las fuerzas
subversivas. Este es el epicentro de la lucha rusa en este momento. Creo que es
en Rusia donde más puedo ayudar. También quiero insistir otra vez que aquellos
que esperan, o siguen esperando, utilizar mi nombre con intenciones
destructivas acabarán decepcionados. Por muy crítico que pueda ser con las
políticas internas del Presidente, considero que es de vital importancia
apoyarle, como único comandante en jefe legítimo y principal garante de la
libertad e independencia del país, en un momento en que se libra una guerra
contra nosotros. En mi opinión, para proteger a Novorossiya del genocidio nazi
al que se está viendo sometida, tenemos que apartar a esos “bien avenidos” que
nos han llevado al borde de la derrota militar.
Y a esos que
ya han empezado a esculpir en la prensa la imagen del “Coronel Strelkov”, líder
de la protesta popular, les digo que no tienen opción de comprarme con
alabanzas y falsas promesas. La esencia de un oficial es servir a su país y a
su pueblo. Sería el más alto deshonor para mí cambiar este fiel, aunque en
ocasiones desagradecido, servicio por la falsa gloria y popularidad de los
enemigos de la Patria. Que entiendan, de una vez por todas, que en Rusia sigue
habiendo quienes ponen el deber y la integridad por encima de su propio
beneficio y vanidad. Yo solo soy uno de ellos. Y tal y como han demostrado los
acontecimientos en Novorossiya, hay mucha gente que sigue siendo así. No vamos
a permitir que Rusia quede partida por la mitad y arruinada una y otra vez de
la misma forma que se destruyó el Imperio Ruso en 1917 y la Unión Soviética en
1991
Publicado
por Slavianskgrad.es
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