domingo, 15 de noviembre de 2015

Atentados en Francia


EL PRETEXTO BUSCADO PARA DESATAR LA II ETAPA DE SU “GUERRA CONTRA EL TERRORISMO”.

El atentado en Francia, del viernes 13 de noviembre, el cual ha golpeado simultáneamente en diferentes lugares de París,  dejando 150 muertos y heridos, ha provocado el estupor y el dolor en la inmensa mayoría del pueblo galo, y, la maligna sonrisa, apena oculta tras un rictus de dolor, de una exclusivísima y bien determinada minoría social y política. ¡Sagrada unión nacional!, claman sus voceros de pico. Y no podía de dejar de ser así, dado que ella significa aplanamiento de los sagrados intereses históricos del proletariado francés a aquellos dominacionistas de la burguesía francesa.  Máxime cuando dicha “unidad nacional” no es lograble ni ha existido jamás en la sociedad francesa.  Así lo ha demostrado la historia de Francia. De un lado, las fuerzas sociales y políticas de la derecha autoritaria, guerrerista y del revanchismo colonial los que no se paran en barras para defender el orden imperialista interno y externo para hacer recurso a todo  los medios de lucha por inmorales y sangrientos que sean; del otro lado la clase obrera, los trabajadores y todo el pueblo francés enemigos naturales del orden capitalista y su larga cola negra de fascismo, odio racial y guerra colonial. Dichos atentados ponen al día la cuestión clave, quién ha de tener el poder político, y cuál el destino futuro de Francia: más capitalismo imperialista o el Socialismo.

No se ha terminado de recoger los cadáveres de las víctimas,  de tan cruelísimo y sanguinario  atentado terrorista, y ya a la palestra ha subido el socialimperialista presidente de Francia, tronante y amenazante, François Hollande ha lanzado su grito de guerra: “¡No tendremos piedad!”. De seguido, con el aplauso y el insano apoyo de la derecha burguesa, más los terroristas fascistas, con saco y corbata o no, con el índice señala la pista “siria”. Es decir, ya tienen señalado, de antemano, apenas iniciadas las investigaciones y sin pruebas algunas –más que un “pasaporte encontrado” (¡Vaya casualidad y tan oportunamente!),- su chivo expiatorio: el Estado Islámico de Irak y Siria y el Estado baatsista de Siria de al-Asad. Con eso, sorprender al adolorido ciudadano francés y recabar de él consensus para el Estado burgués imperialista y su política militar  interventista y de guerra re-colonizadora, ya de años en curso en  África, el Magreb, Medio Oriente y Siria.

En esos lugares ya están, y de años, de siempre, desde fines de la Segunda Guerra Imperialista Mundial cuando fuesen barridos de sus otras posesiones coloniales por la furia revolucionaria de los pueblos árabes, indochinos, africanos lanzados a guerra populares de liberación nacional antiimperialistas. Ahora buscan, bajo la excusa del honor francés herido por el atentado del 13 de noviembre, exacerbar el ultrachovinismo imperialista de la derecha fascista y neofascista y el nacionalismo pequeñoburgués, desviar la atención del pueblo trabajador francés del verdadero culpable, los mandantes y ejecutores, del sangriento estrago: el propio gobierno socialimperialista (“socialista” de membrete e imperialistas por su verdadera esencia) Hollande, lacayo de la oligarquía financiera y petrolera francesa y del Gran Capital Transnacional Europeísta (UE), enemigos mortales del movimiento comunista proletario de Francia y de toda Europa, en general, y de los movimientos islamitas antiimperialistas de aquellas regiones.

De ahí, no es de sorprender la unanimidad de la respuesta, ante el atentado parisino, de los dirigentes de todas la grandes potencias  –sean del bloque militar imperialista occidental, encabezado por la Superpotencia estadounidense, o y ya sean del bloque euroasiático encabezado por el eje imperialista Ruso-Chino- y que tienen cuentas que saldar con los pueblos en lucha de medio siglo por su independencia nacional y por la democracia más avanzada. ¡Venganza! Tal es su divisa. ¡Las cadenas de la subyugación nacional, de la explotación colonial, de la opresión y el saqueo de las riquezas nacionales y culturales deben ser restablecidas! ¡Unidad de fines y acción, ensayo de gobierno imperialista mundial único, a costa de nadar en un río de sangre y entre los cadáveres de millones de personas, pueblos y naciones, aunque sean de su propia patria!

Blanden, infamemente, las negras enseñas del fascismo, del aplastamiento de los menores signos de libertades democráticas, de establecimiento de inmundas relaciones de esclavización salarial pre-capitalista; el espionaje institucionalizado de los ciudadanos y los asesinatos selectivos de la oposición democrático-popular y de líderes y militantes comunistas (marxistas-leninistas y maoístas). Ilegalización de la protesta social y política y vanificación del histórico derecho de huelga; toda resistencia callejera o protesta de masas en el campo o es reprimida o es declarada  “acto de terrorismo”; yuxtaponiendo infamia sobre infamia masivamente se demoniza todo lo islámico –por naturaleza, dicen sus propagandistas, “enemigo de la democracia, del mundo occidental y cristiano”-, se levanta la histeria anti-inmigrante, anti-árabe y anti-africana; en fin se declara enemigo a los pueblos y países del tercer mundo que se resisten a dejarse expoliar, despojar, saquear y sojuzgar, asesinar.

Pero, no todo. Esa violencia terrorista de estado, fascista, de militarización de la vida nacional y de las relaciones sociales de producción, ese aplastamiento programado de las libertades democráticas para la clase obrera y clases trabajadoras, hacia dónde apuntan realmente estas políticas guerreristas y liberticidas. Es negación absoluta del principal derecho de la clase proletaria y clases populares, en París y en todo el mundo imperialista, a la rebelión, a hacer la revolución proletaria socialista en cada país concreta y mundialmente.

El mundo imperialista, en conclusión, ha tocado a degüello. Que las clases sociales, principalmente la clase obrera, las clases trabajadoras, los pueblos y naciones oprimidas si osan resistirse sólo encontrarán como única respuesta, por parte de la burguesía imperialista transnacional y su gobiernos fascistas, la guerra de clase más bestial, sangrienta y embrutecida. ¡Todo proletario que ose rebelarse, luchar por el socialismo y la libertad, deberá contar con su muerte selectiva, ya a manos de un pistolero a sueldo, de un mercenario o tropa especial del ejército profesional burgués!

Por eso, es que la burguesía imperialista internacional, sea del bloque occidental o sea del bloque euroasiático, entre pugna y rencillas  entre sus fracciones nacionales por la hegemonía mundial y por sus fines y objetivos particulares, es que ha levantado y organiza su Santa Alianza de las Superpotencias. Un superbloque imperialista supranacional, y supra estatal, con funciones de  vigilante nocturno y de gendarme represor, como arma de aplastamiento de toda rebelión o guerra popular de liberación, de todo intento de llevar adelante la Revolución de Nueva Democracia y/o Revolución proletaria socialista, en fin de aplastamiento a sangre y fuego, al costo que fuere, de la guerra civil por el socialismo.

Desde este momento debemos adoptar como nuestra consigna política central ¡El socialismo o la muerte! Todo auténtico comunista o revolucionario proletario, aunque las actuales condiciones políticas imperantes en el mundo capitalista de hoy resulten harto difíciles, dado el autoritarismo policiaco-militar y el desborde que dicho atentado del 13 de noviembre ha ocasionado del nacionalismo burgués exacerbado, debe asumir la lucha revolucionaria de clase intransigente contra los planes de agresión del gobierno socialimperialista francés, de seguir anegando en sangre a los pueblos de África, Magreb, Medio Oriente y Siria bajo dicha excusa; la defensa intransigente de las libertades democráticas y la oposición revolucionaria directa al fascismo, sea al poder o aún no; no al presupuesto de guerra y ni un soldado francés para la agresión colonialista en dichos continentes y regiones norafricana y medioorientales; si el señor Hollande, montado sobre el dolor del pueblo francés provocado  por este atentado de bandera falsa, persiste en llevar sus planes de agresión armada con el pueblo de Siria, entonces los auténticos comunistas (maoístas) deberán levantar la bandera del derrocamiento inmediato de este gobierno socialfascista y socialimperialista. Hacer como una vez hiciese nuestro Maestro Vladimir I. Lenin, ¡Convertir la guerra imperialista colonialista en guerra civil por el socialismo!

¡Con la clase obrera y todo el pueblo francés en esta hora de dolor y luto!
¡No a las guerras de intervención y agresión armada contra los pueblos y países de África, Norte de África, Oriente Medio y Siria!
¡Qué todas las tropas francesas, en misiones intervencionistas fuera de los confines de Francia, retornen presto a casa!
¡Qué el gobierno de Francia deje se sufragar a mercenarios y grupos terroristas en todo otro país!
¡Que Francia rompa todo enlace con la Santa Alianza de las Superpotencias imperialistas!
¡Por la Paz Mundial, conjuración de la III Guerra imperialista Internacional!
¡Paz en los campos de batalla colonialista y guerra revolucionaria en el propio país!

Por el Secretariado del Comité Central
del Partido Comunista (Marxista-Leninista)
de
Panamá
Quibian Gaytan

                                                                                                                                                       Vocero

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