viernes, 11 de marzo de 2016

El Presidente Mao Tse-tung, mujer y lucha de clases


MAO Y LA EMANCIPACIÓN DE LA MUJER

por: Rosa Libertad


El camarada MAO citado en el artículo <Bajo la dirección del Presidente Mao nosotras mujeres hemos tomado la vía de la emancipación>, del12 de octubre de 1977, ha dejado establecido lo siguiente:

 “Las mujeres representan la mitad del pueblo. La condición económica de las trabajadoras, el hecho que ellas sufren particularmente de la opresión, prueban no sólo que las mujeres tienen una necesidad urgente de la revolución, sino también ellas constituyen una fuerza decisiva para la victoria de la revolución”.

 ¿Cómo hemos de interpretar este brillante aserto del camarada Mao?

Lo primero que debo remarcar es la clara toma de posición suya con respecto a la mujer en la lucha de clases y en la revolución, tanto en la revolución de Nueva Democracia Popular, con la dirección de la clase proletaria, como en la revolución socialista proletaria su coronamiento. El camarada Mao ha tenido una gran consideración por las masas femeniles, de ello habla su permanente cuidado, desvelos y toda su actuación teórica y práctica política por elucidarle el camino de su emancipación, de su papel en la lucha de clases sea en China, en los ex primeros países socialistas de Europa y Asia y en todo el mundo capitalista burocrático y monopolista imperialista, esto es en la revolución y construcción socialista.

Todo el pensamiento de Mao Tse-tung, respecto a la cuestión de la emancipación de la mujer –fijaos bien, él habla de emancipación y no de aquello de la “liberación” femenina tan del gusto de los y las progres de la burguesía como de los y las ultrarradicales de la pequeño burguesía- se centra en su comprensión que ésta es parte de otra más general, de la lucha de la clase proletaria por la liquidación revolucionaria del capitalismo y su suplantación con el socialismo camino al comunismo.  Dado que si bien es cierto la mujer trabajadora sufre en carne propia de la esclavitud asalariada y de la opresión machista en todos los niveles sociales y culturales, ella gracias a su aprehensión consciente del Pensamiento Marxista-Leninista-Maoísta ha logrado tomar la conciencia de clase comunista de que la continuidad del capitalismo está en contradicción antagónica y es enemigo fundamental de su emancipación sexual y social.

Que restando el imperialismo y, más en general el capitalismo, ellas no alcanzarán jamás emanciparse, esto es el realizarse plenamente en su ansiada igualdad económica, social, política, jurídica, moral y cultural en su relación de pareja, ni sexual no como fuerza social productora libre. Esto es así, por cuanto su esclavitud asalariada y doméstica, discriminación productiva, su marginalización económica, social, política, cultural y estatal respecto al macho-hombre, subalternidad sexual y el paternalismo machista son producto de la división de clases imperante en el capitalismo; de las relaciones sociales de producción, de la organización social y familiar capitalistas, la que además se ha dotado como su pegamento ideológico el modo de pensar burgués. Por lo que, en consecuencia, para conquistar su emancipación la mujer ha de proponerse el participar en el rompimiento revolucionario de las bases materiales y su correspondiente soporte ideológico y cultural.

De ahí se comprende que, para Mao, no se trata simple y únicamente de la “liberación” o de la “libertad sexual” de la mujer. Sino aquello de sumar a las masas femeniles a la lucha general del proletariado por el derrocamiento revolucionario del capitalismo, la ruptura del sistema del salariado, y la conquista del socialismo. Lo que une indisolublemente los destinos de la mujer a aquel del proletariado y a la de su Partido Comunista (Marxista-Leninista-Maoísta), los que son los únicos y consecuentes luchadores atacantes de las raíces materiales y espirituales de la dictadura del Capital, opositor directo a la emancipación de la mujer, y les señalan inequívocamente la correcta senda de sus realización la revolución socialista y la Dictadura del Proletariado.

¡Pero, aguarden! Ya aquí hay una discriminante: para el camarada Mao Tse-tung, así como para sus continuadores comunistas (marxistas-leninistas), el llamado no hace un reclamo general dirigido a “todas las mujeres” de todas las clases y de todos los partidos. La convocatoria está dirigida directa y exclusivamente a la mujer obrera y a aquella campesina trabajadora o pobre las que asumiendo la objetivo estratégico de la emancipación de la mujer aprehenden la tarea estratégica de ligar su lucha específica a la del Partido Comunista (ML) de derribar revolucionariamente la dictadura de la burguesía y las clases reaccionarias aliadas, haciendo suyo la de la “conquista del poder político con la lucha armada” en su forma más alta, ya como guerra popular de liberación o ya como guerra civil por el socialismo”. Y aquí es Rhodas para las feministas burguesas y pequeño burguesas. Ya que, ante la enormidad de la tarea de la conquista del comunismo, o retroceden a las cuatro paredes de la celda del hogar  o ya tienden a la búsqueda de una poltrona diputaril en el Parlamento junto al opresor machista que una vez combatieron. Esto es, se pasan a la contrarrevolución burocrático burguesa.

Llegar a una tal conclusión ¿quiere decir que nosotros comunistas (ml) sembramos la división en el seno del movimiento femenino democratizador? En modo alguno se puede concluir eso. Según lo que hemos dicho, nuestra tarea en el objetivamente existente frente de mujeres democráticas, revolucionarias y socialistas es señalarles el justo camino para el logro de su histórico objetivo emancipador, su entrelazamiento indisoluble con el carácter de clase proletario de su núcleo fundamental y las tareas que las condiciones históricas y políticas ponen al día, así como el método y la forma de lucha más avanzado y consecuente para llegar a vencer. Remarcamos, para aquellas o aquellos militantes revolucionarios y revolucionarias que si de veras se quiere llegar a vencer, hay que reconocer que EL DESTINO DE LAS LUCHAS DE LAS MASAS FEMINILES POR SU EMANCIPACIÓN SE ENCUENTRA INDISOLUBLEMENTE ENTRELAZADO CON AQUELLA DE LA CLASE OBRERA Y DE SU PARTIDO REVOLUCIONARIO DE NUEVO TIPO por el derrocamiento del capitalismo y la edificación del socialismo. No hay allí, en esto, ni divisionismo ni sectarismo alguno.

Máxime cuando siempre cuidamos de resaltar la urgencia de construcción del más amplio Frente Unido de las fuerzas democráticas y comunistas para el logro de la integral emancipación de la mujer. Lo que quiere decir, además del remarque del carácter de clase del movimiento, el deslindar diáfanamente lo estratégico y lo táctico. En lo estratégico, en lo que no puede haber renunciamiento de principios algunos, reconocer que en esta lucha por la emancipación, el aliado principal de ésta lucha femenil lo es la clase obrera, como lo demuestra la práctica resulta ser la única clase que de la igualdad de clase y entre los sexos ha hecho su irrenunciable bandera de emancipación social. Que la clase obrera no puede emanciparse a sí misma si no emancipa a la mujer y que la mujer no alcanzará a emanciparse a sí misma si no participa en la lucha por la emancipación social de todos los trabajadores. Y esto es una discriminante de valor absoluto.

Paralelamente, en los combates de masas por cuestiones específicas como serían el derecho al aborto, la despenalización de la mujer abortista, la paridad de sexos, etc., las proletarias y masas feminiles pueden unirse, como ya lo han hecho en unas tales batallas en tantos países, como en Panamá, individualidades y grupos de mujeres pequeño burguesas y de la burguesía mediana. Podemos marchar y luchar juntas pero no revueltas. Pues, aquí mujeres trabajadoras y su socialismo y allá mujeres burguesas con su capitalismo. ¡Agua y aceite somos en esto!




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