(Nota de Luminoso Futuro: Dentro de los
marcos del debate internacional por Internet Sobre la importancia y el valor actual de la Gran Revolución Proletaria
Socialista de Octubre de 1917, convocado y organizado por la Conferencia
Internacional de Partidos y Organizaciones Revolucionarias (ICOR, por sus
siglas en inglés), hemos querido abrir nuestras páginas para la publicación,
sin cortapisas ni compromiso político e ideológico alguno, a aportaciones
interpretativas, ideas y opiniones provenientes de Personalidades
independientes, Partidos y Colectivos marxistas leninistas ,
marxistas-leninistas-pensamiento de Mao o marxistas-leninistas-maoístas alrededor
de ese trascendental acontecimiento histórico que ha significado la revolución
y construcción socialista soviética. No se espera unanimidad y concordancia
entre los criterios que se viertan, para eso es que se ha abierto este debate
ideológico y teórico. La verdad, ante un fenómeno histórico como el que se reexamina
con ojos críticos siendo objetiva, racional y revolucionaria jamás se conforma
con ser expresada como hecho petrificado, dada de una vez y para siempre. Nuevos
hechos, mayor conocimiento y experiencias revolucionarias proletarias vienen a
enriquecerla, a hacerla más completa y ajustada a la realidad que ella refleja.
Es para nosotros un honor, además de la contribución a su difusión,
presentarles –nuestros lectores ya la conocen, pues en entrada de noviembre del
año pasado la hemos puesto ante sus ojos y entendimiento- la “tesis de Urgeiriza” o Coloquio del camarada
Arnaldo Matos, Secretario General del Partido Comunista de los Trabajadores de
Portugal-Movimiento Revolucionario Popular de Portugal (PCTP-MRPP), con cuadros
y militantes en la ciudad de ese mismo nombre. Tesis, que en su primera vez,
hemos titulado un poco apresurada y equivocamente “¿Se equivocó Lenin en Octubre
de 1917? Una tesis interesante a debatir del camarada Arnaldo Matos”. Dado que
con el mismo no ha dejado de deslizarse un tono de duda y desacuerdo, pese al
valor teórico y fiel interpretación cónsona con las exigencias del método de
análisis del Materialismo Histórico y Dialéctico. Indudablemente se podrá
discrepar con las tesis históricas y conceptualizaciones valorativas del
camarada Matos, pero, nunca pasar de soslayo ante ellas. Aprovechamos la
ocasión para invitar a lectores, amigos y visitantes a emitir sus propias
opiniones críticas, alrededor de las mismas, y éste blog se comprometo a darles
publicidad si así tuvieran a bien.
A amigos, lectores y
visitantes pedimos disculpas, en particular a los camaradas portugueses, por
los fallos y deficiencias de esta traducción).
De El coloquio de Urgeiriza
(…)
“Porque no queremos a dejar morir la justa lucha de los antiguos
mineros Urgeiriça, nuestros camaradas del Comité Regional del Macizo Central
simbólicamente llamaron a una reunión ampliada del Comité del Partido para la
Urgeiriça el pasado domingo, 6 de noviembre, con el fin de señalar también la
99 aniversario de la Gran revolución de octubre en Rusia, con una coloquio-debate
sobre el verdadero carácter de clase de aquella revolución y sobre las
lecciones quede ella debe extraer hoy el proletariado mundial.
La importancia y la oportunidad del debate
Conociendo los estudios a los que he dedicado los últimos años
sobre la naturaleza de clase de la revolución de Octubre y su significado, el camarada
Viriato, secretario del comité regional del Macizo Central, me invitó para que
me dirigiese a Urgeiriça y exponer ante dicho comité regional ampliado las
conclusiones a que he llegado y aceptar
y debatir estas conclusiones, lo que hice de buena gana y ahora resumo, sobre
todo para los obreros lectores de
nuestro de un diario Lucha
populares Online.
Estuvieron presentes diez camaradas, que
participaron con entusiasmo en el debate, y un invitado especial, el camarada
Juan Camacho, miembro del Comité Central del Partido, que aseguró un gesto de
notable humildad y dedicación, la grabación, la fotografía y la filmación de
esta jornada de lucha teórica e ideológica.
El debate sobre el carácter y la naturaleza de clase de la Gran
Revolución de Octubre, dirigida por Lenin, así como el carácter y la naturaleza
de clase de la revolución de nueva democracia en China dirigida por Mao Zedong,
revístese de la mayor importancia y es de enorme actualidad para los proletarios
de todos los países, después tornose evidente que el instauración del
capitalismo monopolista de Estado en Rusia y en la República Popular China no
pudieron dejar de estar directamente relacionadas con la naturaleza de las
revoluciones de Octubre 1917 y 1949, respectivamente, en la Rusia zarista y en
la China semifeudal.
Durante mucho tiempo, se ve en el maoísmo y en la llamada Gran
Revolución Cultural Proletaria los principios y métodos para prevenir la
instauración del capitalismo monopolista de Estado en aquellos países
semi-capitalistas y semifeudal, como Rusia y China, que osaron proseguir, bajo
la dirección el proletariado, la revolución socialista en un país o en un
conjunto limitado de países, que compartían con el nuevo modo de producción
capitalista, ya en la etapa final del imperialismo, el entonces moribundo en el
modo de producción feudal.
Me fue después necesario
volver a estudiar a Marx y Engels desde sus primeras líneas escritas, para
entender los motivos porque no es posible para los obreros de un país
semifeudal hacer la revolución proletaria, instaurar el socialismo o la
dictadura del proletariado y llegar al modo de producción comunista,
ultrapasando simultáneamente el modo de producción capitalista y el modo de
producción feudal.
La idea de que las revoluciones pueden ser política e ideológica
antes de ser económicas es la negación total del materialismo histórico, tal
como lo aprendemos de Marx.
Todas estas cuestiones teóricas surgieron en mi espíritu en 1975,
cuando Cunhal, el PCP y una parte de los oficiales de Abril decidieron solo
nacionalizar la industria, la banca, los transportes y el comercio e imponen
por la fuerza de la reforma agraria, con la nacionalización de la tierra, como la vía portuguesa al socialismo, y yo me he opuesto a esa línea, en la
sala de los Actos Grandes de la Rectoría
de Lisboa, abarrotado con más de dos mil personas, explicando que esta no era
la vía al socialismo, sino la vía para el capitalismo monopolista de Estado, y
exigiendo, al contrario, la entrega de tierras a los asalariados rurales y a
los campesinos pobres y el
control obrero (no el
control de los trabajadores o del pueblo) de
industria, de la banca, de los seguros y del comercio, de las comunicaciones
y de los transportes.
Hoy veo, pasados cuarenta y uno años, que mi solución era
incomparablemente más correcta que las de Cunhal y Melo Antunes, pero que
todavía no era lo suficientemente buena para lograr la revolución proletaria y
el avance al comunismo. La parte
rural, agraria y semifeudal de la base económica de la sociedad portuguesa de
aquella época tendría que avanzar primero por el modo de producción
capitalista, antes que la revolución proletaria estuviese en condiciones de
hacer su camino y, entonces sí, el proletariado pudiese imponer su revolución
proletaria, el socialismo, y más tarde el modo de producción comunista.
La revolución portuguesa de
1383/1385
Tenemos en nuestra historia un caso de un cierto paralelo a la
Gran Revolución Rusa del 25 octubre de 1917 (7 de noviembre, según el actual
calendario gregoriano, y que por eso pasado mañana su nonagésimo noveno
cumpleaños) un caso de algún modo paralelo - decía - con la gran revolución
portuguesa de 1383 a 1385, lo que llevó al poder a D. Juan, Maestre de Avis,
derribó a la gran nobleza portuguesa pro-castellana, aplastando en Aljubarrota
a los ejércitos invasores españoles y propulsó al poder a una nueva dinastía, la
Dinastía de Avis.
La revolución portuguesa de 1383 a 1385, promovida, organizada,
dirigida y paga, como nos mostró Fernão Lopes en dos de sus magníficos libros, por
la naciente burguesía, agrupada en la Casa
de los 24, tanto Lisboa como
de Oporto.
Políticamente, la revolución portuguesa 1383-1385 es la primera
revolución mundial de la burguesía librada en un marco de lucha de ámbito nacional.
Con todo, y muy
especialmente se tratase de una revolución política de carácter burgués, no
logró instalar la burguesía naciente en el dominio del aparato de Estado entonces existente, o sea, no
instauró ninguna dictadura de la burguesía y, mucho menos, implantó el modo de
producción capitalista.
A pesar del triunfo de una revolución política de naturaleza burguesa,
fue una nueva nobleza que acaparó el poder del aparato de Estado, se mantuvo, aunque
algún de tiempo compartido, la dictadura feudal y el modo de producción feudal prosiguió
su desarrollo normal.
El modo de producción capitalista sólo se convirtió en dominante
en el siglo XIX, con la Regeneración (1851/1865).
El ejemplo portugués demuestra que las revoluciones políticas e
ideológicas no conducen a revoluciones en los modos de producción económicos,
antes proceden del desarrollo de esos modos de producción. Pero eso es algo que nosotros, marxistas
ya sabemos o ya deberíamos saber: es el movimiento que precede a la conciencia
y no la conciencia que precede al movimiento. La
conciencia no precede, antes procede del movimiento.
En la época en que ocurrió la revolución portuguesa de 1383 a
1385, había en Portugal una burguesía capitalista comercial poco numerosa y una
burguesía corporativa de los artesanos. El
modo de producción capitalista estaba entonces en la fase de acumulación
primitiva.
En el capítulo 24 del libro I de El Capital, Marx muestra cómo el modo capitalista
de producción está ligado a un proceso violento de explotación de la producción
familiar, artesanal y corporativa, por cual el productor directo es separado
violentamente de sus medios de producción, formando así una enorme masa de pobres
desocupados - los proletarios - una
reserva de mano de fuerza de trabaj0 libre y disponible para ser comprada en su
fuerza de trabajo por el capital-salario, o el capital-dinero trasformado en
capital-salario, la única forma de capital de garantía, la única forma
expropiar a los obreros la plusvalía producida en el proceso de transformación
de su fuerza de trabajo en mercancía.
En la situación económica existente en la época de la revolución
de 1383-1385, dominaba el modo de producción feudal y el modo de producción
capitalista estaba todavía en la fase de acumulación primitiva. Estaban, por tanto, a nacer tanto la
burguesía moderna, salida de los siervos de la gleba, como el proletariado
moderno, salido de la acumulación primitiva.
Por lo tanto, la primera revolución política portuguesa de carácter
burgués no sólo no podía, cómo no pudo acabar, poner término al modo de producción feudal, así como no
instauró, ni podría instaurar el modo de producción capitalista.
La finalidad de un modo de producción es asegurar la reproducción
de la sociedad correspondiente. En
estos términos, el modo de producción feudal tiene por finalidad garantizar la
reproducción de la sociedad feudal y la finalidad del modo de producción
capitalista es la de asegurar la
reproducción de la sociedad capitalista.
Son las contradicciones surgidas en el seno de cada modo de producción económico que
conducen a la sustitución violenta de dicho modo de producción por el modo de
producción subsiguiente.
Las revoluciones políticas e ideológicas son las consecuencias, no
las causas, del desarrollo de las contradicciones y de la lucha de los
contrarios dentro de los modos producción económicos. No por eso dejan de desempeñar un
papel importante: el papel de las parteras de la historia.
Las Tesis de Abril y el
discurso de la estación de Finlandia
La Gran Revolución Rusa de Octubre de 1917, que será mañana, 7 de
noviembre en el calendario actual, el nonagésimo noveno aniversario, ocurrido durante y dentro de la Primera Guerra
Mundial, una guerra interiimperialista centrada en Europa, iniciada el 28 de
julio 1914, fecha del asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria
por el patriota serbio Gavrilo Princip, en Sarajevo, Bosnia, y terminó el día
de San Martín (11 de noviembre, 1918), cuatro días después de la Revolución de
octubre.
Como saben, la Primera Guerra Mundial enfrentó a dos bloques de grandes
potencias imperialistas: la Triple
Alianza, que se unió al Imperio Alemán, el Imperio Austrohúngaro e Italia,
entre otros, y la Triple
Entente, que agrupo el Reino Unido, Francia, el Imperio ruso, entre otros,
como Portugal, junto a estos últimos aliados. Al
final de la guerra ya no existen las cuatro grandes potencias imperiales: el
Imperio ruso, el Imperio Alemán, el Imperio austrohúngaro y el Imperio otomano.
27 de febrero de 1917 (12 de marzo en el calendario gregoriano
actual), en plena guerra mundial imperialista estalló en Petrogrado, en la
altura de la capital de Rusia una revolución democrático-burguesa, dirigido por
el pueblo armado, compuesto por obreros y campesinos es decir, por los soldados
y marineros que llevaron a la caída del régimen de semi-imperialista y semifeudal
zarista y a la instauración de un gobierno burgués capitalista.
Por esas alturas, Lenin y otros dirigentes bolcheviques del
Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia vivían exiliados en Suiza, y comenzaron luego a organizarse
para regresar rápidamente a Petrogrado con el fin de poder participar
personalmente en la revolución allí en marcha.
En sus Cartas
desde Lejos (cinco, aunque
sólo una de ellas ha sido publicada), dirigida a la clase obrera revolucionaria
de Rusia, en la Carta de
Despedida a los Obreros suizos ' y,
a continuación, en sus Tesis
de Abril, escritas en el tren que regresaba a Petrogrado, pero sólo hecha
pública el 17 de abril de 1917, Lenin insiste en los principios fundamentales
de su estrategia revolucionaria: la declaración unilateral de la paz, con la suspensión
unilateral e inmediata de las operaciones militares por parte de Rusia; la reforma agraria; pan para todos los trabajadores; la transformación de la revolución
democrático-burguesa en revolución proletaria socialista; con la toma total del
poder por los soviets de obreros y campesinos armados (soviets de soldados y
marineros).
Las Tesis de
Abril son proclamadas por
Lenin de viva voz, en un discurso
dado ante una multitud de obreros y campesinos armados en la estación
Ferroviaria de Finlandia, a la llegada de Lenin y de sus diecisiete compañeros
de exilio a Petrogrado.
La gran Revolución de Octubre rusa de 1917 derrocó el poder
capitalista burgués de Kerenski y expulsó a su gobierno del Palacio de Invierno,
bajo el poderoso bombardeo de los marineros del acorazado Aurora. El Soviet de Petrogrado tomó el poder
político en las manos de los obreros y campesinos armados; decretó
unilateralmente la paz y la inmediata
suspensión de las operaciones militares, la distribución de comestibles para
los obreros y campesinos, y cuatro días más tarde, estaba terminada la guerra
imperialista mundial de 1914 / 1918, con la firma del tratado de paz de
Versalles.
Pero la guerra civil comenzó en Rusia de los soviets.
La idea de que la revolución proletaria socialista puede ser
compartida con la revolución agraria campesina contra el feudalismo, es decir,
que dos clases explotadas y oprimidas - obreros y campesinos - por dos
diferentes modos de producción -capitalista y feudal- podían coexistir en una
dictadura conjunta es el principal error de Lenin al pretender superar
simultáneamente dos modos producción económicos distintos, bajo la dirección conjunta
de dos clases, todavía con intereses antagónicos (obreros y campesinos
siervos).
Es este error sobre la posibilidad de construir el socialismo
desde la dictadura conjunta de dos clases con intereses antagónicos que lleva a
la primera revolución democrático-burguesa rusa, de 27 de febrero, a una
segunda revolución no proletaria socialista, como pretendía Lenin, sino
democrático- burguesa rusa, de 7 de noviembre, la cual para todos los efectos
desempeñó en Rusia semi-imperialista y semifeudal, heredada del zarismo, el
papel de la gran revolución francesa, de 14 de julio de 1789, llevando a la
instauración del modo de producción capitalista en toda Rusia bajo la forma de
capitalismo monopolista de Estado, en vez del capitalismo liberal que condujo a
la Revolución francesa, subsecuente de la Toma de la Bastilla.
El desarrollo económico ruso existente en 1917 y, en particular,
la existencia simultánea de dos modos de producción en lucha uno contra el
otro, no permitiría nunca transformar aquella revolución democrático-burguesa
en revolución proletaria socialista, ultrapasando de un salto un modo de
producción - el modo de producción feudal – cuya transformación revolucionaria
económica adecuada aún no se ha realizara.
Pero fue aún Lenin el único
que va a avanzar en su propio error y el pretender a corregir; pero de un modo igualmente errada.
La Nueva Política Económica
(NEP)
Las peculiaridades de la economía zarista con un modo de
producción capitalista, ya llegado a la fase imperialista, y con un modo de
producción feudal, aún dominante en la agricultura rusa, llevó a profundas y
más agudas contradicciones con la política de nacionalizaciones y de la reforma
agraria impuesta por la llamada revolución obrera socialista de 7 de noviembre,
en Rusia.
Todo esto agravado por la guerra civil, con apoyo del imperialismo
europeo, que se prolongó por cuatro años, hasta la derrota de la revuelta de
Kronstadt, durante la cual el pueblo ruso pasó las más privaciones,
principalmente el hambre y el racionamiento de las provisiones alimentarias.
En el Décimo Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia
(POSDR), reunido en 1921, Lenin, para hacer frente a la difícil situación
económica de Rusia, hace adoptar una serie de medidas políticas y económicas de
naturaleza burguesa capitalista que serán
conocidas como la Nueva Política Económica, NEP en el acróstico ruso.
Fue así restaurada la libertad de comercio interno, la libertad de
salario a los trabajadores, a la autorización para el funcionamiento de las
empresas privadas, el permiso de capitales extranjeros para la reconstrucción
del país y la autorización para los campesinos pudieran libremente comercializar
libremente sus productos, además de la cuota a comprar por el Estado a precio
fijo.
Pasó así a verificarse una asociación de medidas económicas
socialistas con medidas capitalistas y medidas tradicionales compatibles con la
producción agraria feudal.
Estas medidas políticas y económicas, diseñadas e implementadas
por Lenin, entonces presidente de la Junta de Comisarios del Pueblo de la
República Socialista Federativa Soviética de Rusia - Lenin murió el 21 de
enero, 1924 - ayudaron a superar la crisis económica en que se había sumido la
sociedad rusa durante la guerra civil, pero ayudó a superarlas por medios y
métodos capitalistas burgueses y no por medios y métodos proletarios
socialistas.
Esto demuestra la imposibilidad de llevar a cabo una revolución
socialista basada en la alianza entre dos clases - los obreros y campesinos
explotados y dominados -, cada uno de ellos, por los diferentes modos de
producción económicos y antagónicos entre sí
Capital y Revolución Social
Pero, la revolución socialista de Octubre, a pesar de que haya sido
una gran insurrección armada obrera y campesina, no fue una revolución
socialista. A la verdad, bajo el
modo de producción capitalista, toda la revolución proletaria y socialista
auténtica no puede (¿”ficar= hacer”?), como lo (¿”ficou= hizo”?) la Revolución
de Octubre, al nivel político, social y cultural, y no puede limitarse a la
mera alteración de las formas jurídicas de las relaciones económicas de producción. La revolución proletaria socialista
tiene que atacar, en el primer
lugar, el modo económico de producción capitalista tiene que atacar el proceso
material económico por el cual el capitalista, a través de la capital-salario,
confisca a los obreros el capital
plusvalía y debe poner fin a esta expropiación, ya sea privada, pública
o estatal, con el fin de destruir la base misma del modo capitalista de
producción y crear las bases económicas del nuevo modo de producción comunista.
Pero, la Revolución de Octubre en Rusia, tal como la revolución de
la nueva democracia en China, no atacó nunca este proceso económico de la
circulación del capital y nunca puso en duda la apropiación privada de la plusvalía,
fuese esta individual, corporativa, de toda una clase en conjunto o estatal.
Sucede aún que, tanto en el caso de la Revolución de Octubre en
Rusia, como en caso de la revolución de nueva democracia en China, el modo de producción
capitalista no había eliminado el modo de producción feudal, pues en cualquiera
de los dos países coexistieron - por así decirlo - el modo de producción
capitalista, ahora en su fase imperialista, y el viejo y moribundo modo de
producción feudal, el camino del final.
Hoy se sabe en definitivo - y Marx y Engels ya lo previeron - que
es imposible llevar a cabo una revolución proletaria en un solo país y el mismo
tiempo una revolución proletaria socialista para el ataque en simultáneo a los
dos modos de producción económicos.
Vivimos aquella etapa de la Historia que corre bajo el modo de
producción capitalista, en la que el poder económico, político e ideológico
burgués es dominante, aunque ha llegado a su fase final, la del imperialismo
moribundo. Esta es la razón por
la cual una revolución política proletaria no puede sobrevivir sola en un solo
país aislado, sobre todo cuando esta revolución, como ocurrió en Rusia, el 7 de
noviembre de 1917, y en China el 1 de octubre de 1949, comenzó por ser simplemente
política e ideológica, antes de ser una revolución económica, lo que en ambos
casos en referencia nunca fue.
Es también una consecuencia de principio materialista dialéctico
fundador: el movimiento precede
a la conciencia. Y la conciencia revolucionaria procede del movimiento revolucionario.
Vivimos en un mundo donde el imperialismo, fase suprema y final
del capitalismo, se mundializó y globalizó, es decir, se convirtió en dominante
a nivel local como a nivel general. Es
ahora que se intensificarán las guerras entre las grandes potencias
imperialistas. Cualquiera de estas
guerras tenderá a mundializarse también, así, como está ocurriendo con la
guerra imperialista por la conquista del petróleo y las materias primas en el
Cercano y Medio Oriente.
Esta guerra lleva más de cuarenta años y la tendencia mundializarse
es cada vez más. De esas guerras
imperialistas acabarán por nacer las revoluciones proletarias socialistas
modernos, y que – ellas si- están en condiciones de permitir la destrucción del
modo de producción capitalista e instaurar el nuevo modo de producción
comunista”.
06/11/2016
Arnaldo Matos
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