El pueblo francés se alza contra la explotación
A la huelga diez, a la huelga cien,/ a la huelga, madre, yo voy
también./ A la huelga cien, a la huelga mil,/ yo por ellos, madre, y ellos por
mí.
Tanto en París como en casi todas las
ciudades de Francia, están a la orden del día las manifestaciones obreras y
populares con acciones combativas contra la represión policial. Ya no son las
reuniones festivas con que se destacaron las “Nuit debout”, ahora los obreros
están en huelga, y las estrofas de la canción de la guerra civil española se
adaptarían muy bien al espíritu de estas luchas.
Los medios burgueses, que no paran de
difundir su odio contra las clases obreras y populares, repiten cínicamente
“respetamos el derecho de huelga pero no el bloqueo de lugares de trabajo”.
Pero las huelgas de los trabajadores, como herramienta de defensa de la clase
obrera, son para parar la máquina económica de la burguesía, y así demostrarle
que no son ellos los que producen, sino los trabajadores. Es por ello que son
los trabajadores los que deben decidir y no los burgueses que se apropian de
los bienes de producción y de los productos del trabajo.
Así las cosas, ya va por la quinta
semana de luchas, y van “in crescendo”. Día a día el país amanece con el
bloqueo total de las entradas y salidas de las refinerías, así como del puerto
de Le Havre (primer puerto francés para el comercio exterior, y por donde entra
el petróleo al país), donde estibadores y agentes portuarios se han unido
masivamente a la huelga. Barricadas y piquetes recorren la zona portuaria, y
esto se repite en otros tantos sitios industriales del país.
Neumáticos, maderas, árboles sin
raíces, sirven para iniciar fuegos delante de las barricadas, con la
consecuente falta de combustible y las colas infinitas de automóviles en las
estaciones de servicio, que de todas maneras deben ir cerrando una a una, por
falta de combustible.
Además, trabajadores de 19 centrales
nucleares votaron masivamente la huelga y están hoy paradas totalmente. Los
obreros mantienen las tomas de dichas centrales y refinerías de combustibles.
Así se puede esperar un parate en el suministro de energía.
Los transportes (ferrocarriles y
subterráneos unidos en la huelga) ya comienzan a parar en casi todo el país.
Marchas y manifestaciones en todo el país, incluyendo aquellas que el poder
central prohíbe, con la excusa de que a causa del “terrorismo se debe respetar
el estado de emergencia”.
La clase dominante, utilizando el
respeto de “esto y de aquello”, no respeta el derecho de los trabajadores. Así,
la represión policial contra el pueblo se manifiesta día a día. El 26 de mayo,
al escribir estas líneas, se desarrollaban violentos enfrentamientos de trabajadores
manifestantes contra la represión policial en la Plaza de la Nación, en París,
mientras que en Burdeos, en medio de la manifestación, trabajadores atacaban
una comisaria.
Las
bases rebalsan
El poder se prepara para desbloquear
los depósitos de carburantes y centrales nucleares, con el posible envío de
tropas, y los obreros se preparan para la defensa, mientras, los portavoces del
gobierno se contradicen: unos por el mantenimiento de la ley El Khomri y otros
por rediscutir especialmente su artículo 2, centro de enfrentamiento con los
sindicatos mayoritarios.
La ley El Khomri representa para la
clase dominante francesa una solución a la disminución de su tasa de beneficio,
pues abre la puerta para una baja drástica de los salarios y condiciones de trabajo,
especialmente con el nombrado artículo 2, puesto que prevé que en lo referente
a horas semanales, tiempos de descanso, horas suplementarias y retribuciones
pagadas, los acuerdos por empresa prevalecen sobre los acuerdos colectivos
(acuerdos entre las ramas patronales empresarias y las centrales sindicales).
Así los patrones podrán presionar a sus
empleados, empresa por empresa, sin que los obreros puedan contar con el apoyo
del resto de sus camaradas de la rama industrial en cuestión. Esto llevaría a
una pérdida de poder de los sindicatos mayoritarios, y más combativos (CGT, FO,
SUD). Por esta razón las dirigencias de estos sindicatos pelean principalmente
contra este artículo. Lo que pone en peligro la lucha, pues pueden vender la
huelga (acordando sobre este articulo 2, aceptando finalmente los otros
artículos, especialmente los referentes a las cesantías -de decisión libre del
patrón- así como las indemnizaciones correspondientes) como lo hicieron en
otras oportunidades pasadas.
En estos días las bases rebalsan a sus
dirigentes, (timoratos y/o traidores). Y la lucha es un reguero de pólvora en
todo el país.
El gobierno tuvo que aprobar dicha ley
por decreto pues no tiene mayoría en el parlamento, en donde parte de sus
propios partidarios se manifestaron en contra de sus designios. Ahora el
gobierno pelea por sobrevivir, y hasta salir del atolladero de alguna forma
elegante, aunque ello parece difícil dado, el grado de arrogancia con que actuó
hasta el momento.
firma:
Escribe desde Francia Federico
Lensi
Edicion:
Publicado por el
PCRArgentina
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