El Gran Sol Rojo del Amanecer

lunes, 28 de abril de 2014

J. Stalin, ¡Viva el Primero de Mayo!



¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO!

por José Stalin

¡Camaradas!

En el siglo pasado decidieron ya los obreros de todos los países celebrar cada año el día de hoy, el día del Primero de Mayo. Fue en 1889, en el Congreso celebrado en París por los socialistas de todos los países. Los obreros eligieron precisamente este día, el primero de Mayo, cuando la naturaleza despierta del letargo invernal, cuando los bosques y las montañas se cubren de verdor, cuando los campos y los prados se adornan con flores, cuando el sol comienza a calentar con más fuerza, en el aire se siente la alegría de la renovación y la naturaleza se entrega al júbilo y regocijo; fue en ese día cuando los obreros resolvieron declarar al mundo, en voz alta y abiertamente, que ellos traían a la humanidad la primavera y la liberación de las cadenas del  capitalismo, que los obreros están llamados a renovar el mundo sobre la base de la libertad y del socialismo.

Cada clase tiene sus fiestas preferidas. Los nobles establecieron sus propias fiestas, y en ellas proclaman el “derecho” de esquilmar a los campesinos. Los burgueses tienen las suyas, y en ellas “justifican” el “derecho” de explotar a los obreros. Existen también las fiestas de los popes, y en ellas exaltan el sistema social vigente, en el que los trabajadores perecen en la miseria, mientras los parásitos nadan en la abundancia.

También los obreros deben tener su fiesta, y en ella deben proclamar: trabajo para todos, libertad para todos, igualdad para todos los hombres. Esta fiesta es la fiesta del Primero de Mayo.

Eso es lo que decidieron los obreros ya en 1889.

Desde entonces el grito de combate del socialismo obrero resuena con fuerza creciente en los mítines y manifestaciones del Primero de Mayo. Cada vez se desborda con mayor amplitud el océano del movimiento obrero, extendiéndose a nuevos países y Estados, desde Europa y América hasta Asia, África y Australia. La unión internacional de los obreros, en tiempos débil, se ha desarrollado en el transcurso de unos cuantos decenios hasta transformarse en una grandiosa confraternidad internacional, que celebra Congresos regulares y unifica a millones de obreros de todos los confines del mundo. Altas olas se levantan en el mar de la indignación proletaria, que cada vez más amenazador ataca los vacilantes bastiones del capitalismo. La reciente gran huelga de mineros del carbón en Inglaterra, Alemania, Bélgica, Norteamérica, etc., huelga que ha sembrado el espanto entre los explotadores y los reyes de todo el mundo, es claro indicio de que la revolución socialista no se halla muy lejos...

“¡Nosotros no adoramos el becerro de oro!” ¡No necesitamos el reinado de los burgueses y los opresores!

¡Maldición y muerte al capitalismo con los horrores de la miseria y las matanzas sangrientas! ¡Viva el reinado del trabajo, Viva el socialismo!

He aquí lo que proclaman en el día de hoy los obreros conscientes de todos los países.

Y, seguros de su victoria, serenos y fuertes, marchan con orgullo por el camino que conduce a la tierra de promisión, por el camino que conduce al luminoso socialismo, llevando a la práctica, paso a paso, la gran consigna de Carlos Marx: “¡Obreros de todos los países, uníos!”

Así celebran el Primero de Mayo los obreros de los países libres.

Los obreros rusos, desde que comenzaron a adquirir conciencia de su situación, no quiere quedar a la zaga de sus camaradas y unen siempre sus voces al coro general de sus camaradas del extranjero, celebrando con ellos el Primero de Mayo, a pesar de todo, a pesar de las feroces represiones del gobierno zarista. Cierto, en los dos o tres años últimos, en el período de la bacanal contrarrevolucionaria y de disgregación del Partido, de depresión industrial y de letal indiferencia política entre las grandes masas, los obreros rusos se vieron imposibilitados de celebrar como en otros tiempos su luminosa fiesta obrera. Pero la reanimación que se ha iniciado en el país últimamente, las huelgas económicas y las protestas políticas entre los obreros con motivo, por ejemplo, de la revisión del proceso de los diputados socialdemócratas a la segunda Duma; el descontento naciente entre grandes capas campesinas, debido al hambre que azota a más de 20 provincias; las protestas de centenares de miles de empleados de comercio contra el régimen “renovado” de los ultrarreaccionarios de Rusia; todo eso indica que el mortal letargo desaparece, dando paso a la reanimación política del país y, ante todo, del proletariado. Por eso este año los obreros rusos pueden y deben tender la mano en el día de hoy a sus camaradas del extranjero. Por eso deben celebrar con ellos, en una u otra forma, el Primero de Mayo.

Hoy deben declarar que están al lado de los camaradas de los países libres, que no adoran ni adorarán el becerro de oro.

Además, deben añadir a la reivindicación general de los obreros de todos los países su propia reivindicación, la reivindicación rusa del derrocamiento del zarismo, de la implantación de la república democrática.

“¡Nos son odiosas las coronas de los tiranos!” “¡Nos inclinamos ante los sufrimientos del pueblo mártir!”

¡Muera el sangriento zarismo! ¡Abajo la propiedad territorial de los nobles! ¡Abajo la tiranía de los patronos en las fábricas y minas! ¡La tierra para los campesinos! ¡La jornada de 8 horas para los obreros! ¡La república democrática para todos los ciudadanos de Rusia!

He aquí lo que deben proclamar, además, en el día de hoy los obreros rusos.

Mienten y son unos lacayos de Nicolás el Último los liberales rusos cuando afirman entre ellos y para los demás que el zarismo se ha afianzado en Rusia y es capaz de satisfacer las necesidades fundamentales del pueblo.

Engañan y son unos fariseos los liberales rusos cuando peroran en todos los tonos que la revolución ha muerto y que vivimos en un régimen “renovado”.

Mirad en torno vuestro: ¿acaso la doliente Rusia se parece a un país “renovado”, a un país “próspero y bien, administrado”?

¡En lugar de una Constitución democrática, un régimen de horca y de una arbitrariedad feroz!

¡En lugar de un Parlamento de todo el pueblo, la negra Duma de los negros terratenientes!

¡En lugar de los “cimientos inconmovibles de las libertades civiles”, en lugar de la libertad de palabra, de reunión, de imprenta, de asociación y de huelga, prometidas ya en el mensaje del 17 de octubre, la zarpa férrea de los “en vista de” y los “ordeno y mando” periódicos suspendidos, redactores deportados, sindicatos clausurados, asambleas disueltas por la fuerza!

¡En lugar de la libertad individual, apaleamientos en las cárceles, ultrajes a los ciudadanos, represión sangrienta contra los huelguistas en los placeres auríferos del Lena!

¡En lugar de la satisfacción de las necesidades de los campesinos, una política que continúa despojando de la tierra a las masas campesinas!

¡En lugar de un buen orden en la administración de los bienes del Estado, el latrocinio en las intendencias, el latrocinio en las administraciones de ferrocarriles, el latrocinio en la economía forestal, el latrocinio en la Marina!

¡En lugar del orden y la disciplina en el aparato del Estado, falsificaciones en los tribunales, chantaje y exacciones por parte de la policía, asesinatos y provocaciones en las secciones de la Ojrana!

¡En lugar de la grandeza internacional del Estado ruso, el fracaso vergonzoso de la “política” rusa en los asuntos del Próximo y Extremo Oriente, el papel de verdugo y devastador de Persia, anegada en sangre!

¡En lugar de la tranquilidad y del bienestar de los ciudadanos, suicidios en las ciudades y el hambre terrible de 30.000.000 de campesinos en las aldeas!

¡En lugar del saneamiento y de la depuración de las costumbres, una depravación inaudita en los monasterios, en estos baluartes de la moral oficial!

¡Y para completar el cuadro, las bestiales descargas hechas contra cientos de trabajadores en los placeres del Lena!...

¡Destructores de las libertades conquistadas, adoradores de las horcas y de los fusilamientos, padres de los “en vista de” y los “ordeno y mando”, intendentes ladrones, ingenieros ladrones, policías saqueadores, gendarmes asesinos, depravados Rasputines: eso son los “renovadores” de Rusia!

¡Y hay aún en el mundo gentes que se atreven a afirmar que en Rusia todo va bien, que la revolución ha muerto!

No, camaradas: allí donde millones de campesinos padecen hambre y a los obreros se los fusila por declararse en huelga, la revolución continuará viva, mientras no sea barrida de la faz de la tierra la vergüenza de la humanidad: el zarismo ruso.

¡Y hoy, en el día del Primero de Mayo, nosotros debemos decir en una u otra forma, en los mítines, en las jiras campestres o en las reuniones secretas -como más conveniente sea en cada localidad-, que juramos luchar por el derrocamiento definitivo de la monarquía zarista, que saludamos la inminente revolución rusa, liberadora de Rusia!

Así, pues, tendamos la mano a nuestros camaradas del extranjero y proclamemos con ellos a coro:

¡Abajo el capitalismo!

¡Viva el socialismo!

Izemos la bandera de la revolución rusa e inscribamos en ella:
¡Abajo la monarquía zarista!

¡Viva la República democrática!

¡Camaradas, hoy celebramos el Primero de Mayo! ¡Viva el Primero de Mayo!

¡Viva la Socialdemocracia Internacional!

¡Viva el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia!


El Comité Central del P.O.S.D.R.


Editado como proclama en abril de 1912. Se publica de acuerdo con el manuscrito.


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Datos personales

periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.