El Gran Sol Rojo del Amanecer

lunes, 30 de mayo de 2011

UNIDAD PARAGUAYA: eL TRATADO ANTINACIONAL DE iTAIPÚ DEBE SER ANULADO

UNIDAD PARAGUAYA: eL TRATADO ANTINACIONAL DE iTAIPÚ DEBE SER ANULADO

UNIDAD PARAGUAYA: EL PROLETARIADO La clase más avanzada del Paragu...

UNIDAD PARAGUAYA: EL PROLETARIADO La clase más avanzada del Paragu...: "EL PROLETARIADO La clase más avanzada del Paraguay E l Partido Comunista Paraguayo (independiente) es el partido revolucion..."

Un cursillo rápido, para mientras descansas de la pega diaria

Este breve curso, no es resultado de escarceos teóricos propios, sino que me he inspirado en un trabajo de popularización de los camaradas brasileños. Me ha parecido muy bueno y didáctico, luego lo he adaptado al nivel cultural de los trabajadores panameños. Confío que el mismo sirva de inspiración a nuevas elaboraciones, pero, eso sí que se difunda masivamente entre las Organizaciones obreras y populares de mí país. Copielo y difúndalo.  O mejor, organice círculos obreros de estudio y desarróllelo.

Lección 1 - Las clases sociales y la lucha de clases

Clases sociales

Lo que particulariza al ser humano de entre resto del mundo animal, además de su ser social más avanzado, es la autoconciencia de transformarse a sí mismo. Esto es, que él conscientemente organiza, reglamenta y disciplina su modo de vivir en la sociedad. Que no es un sujeto pasivo, sometido impotente al de las fuerzas ciegas de la naturaleza y de la sociedad. No quiere tal modo de vivir y lo cambia. Eso lo logra agrupándose de una determinada manera y no de cualquier manera. Hay, allí, fuerzas naturales que le impulsan a ello, pero también fuerzas sociales, no meramente biológicas. Producción y reproducción de su vida social, puesto que nadie ha visto hasta ahora división en clases sociales en las sociedades animales inferiores.

Cuando nos fijamos en la sociedad humana encontramos que está compuesta por de diferentes modos de agruparse la gente: por sexos, por origen racial, ya por la riqueza o ya por el diploma académico. Hay pues diferentes criterios para definir a las clases sociales. Pero, el modo más seguro y correcto de definirlas es por el papel que tienen  asignadas en la producción, distribución e intercambio de lo producido en esa sociedad. Así comprobaremos la sociedad está compuesta básicamente por dos formas de agruparse los asociados: Cómo propietarios de los medios de producción y de vida y cómo  no-propietarios. A los primeros, pertenecen  los dueños de los medios de producción y de vida, esto es de las tierras, de los grandes comercios, bancos, fabricas, canales de televisión y grandes periódicos,  se les llama burgueses o capitalistas; a los que sólo tienen “inteligencia y fuerza bruta” (llamada: Fuerza de trabajo) se les llama trabajadores u obreros.

Como los trabajadores no tienen nada que los represente, ni medios de vida ni medios de trabajo, para no morirse de hambre tienen que contratarse por una cantidad de dinero a los propietarios

La lucha de clases

Una sociedad es una colectividad histórica y jerárquicamente organizada de seres humanos, agrupados para satisfacer un conjunto de necesidades materiales y espirituales. Y que para satisfacer dichas necesidades sociales ellos han de trabajar y cambiar constantemente sus condiciones materiales de vida.

De ahí, que, la sociedad humana no esté estancada, siempre está en movimiento,  en desarrollo y cambio. Los historiadores han establecido seis (6) tipos diversos en la historia de la sociedad: Sociedad primitiva o comunidad aldeana, sociedad despótica tributaria,  sociedad esclavista, sociedad feudal, sociedad capitalista y sociedad socialista. No son los únicos, pues hay tipos intermedios y/o de transición.

¿Cuál es la causa de la evolución social? La causa del desarrollo y progreso social es la  lucha de clases. La que se origina por el choque de intereses entre propietarios y no-propietarios, entre ricos y pobres, en fin entre burgueses y obreros (o proletarios). Los primeros son explotadores y los segundos explotados. La lucha es por la parte a repartir de lo que la sociedad, realmente los trabajadores, produce: los ricos, los propietarios, los burgueses buscan apropiarse de la más grande tajada, de la máxima ganancia. Para alcanzar eso alargan el tiempo de trabajo, intensifican la producción, congelan los salarios, aumentan los precios, azuzan los unos contra los otros en la lucha por el pan; prohíben y castigan la resistencia, las huelgas y las organizaciones reivindicativas de los obreros y de la gente pobre; los trabajadores, los pobres, por el contrario, pugnan por salarios más altos, menos tiempo de trabajo y más de descanso, seguridad laboral y una más justa legislación laboral y el derecho a dirigir la sociedad de un modo diferente. Este entrechocar de intereses irreconciliables es lo que se llama lucha de clases, cuyo fin último es conquistar el instrumento necesario para cambiar la organización económica de la vida social por otra.

Por el contrario, los científicos al servicio de los propietarios dicen eso no es así. Que en la sociedad hay desigualdad porque unos son laboriosos, ahorradores y no despilfarran sus bienes, mientras que los otros son perezosos, les gusta gastar su dinero en juergas, bebidas y mujeres. O también que hay “pobres” y “ricos” porque así lo ha dispuesto Dios. Por lo que, nada puede ser cambiado. Que los ricos manden y exploten, es un mandato divino; también lo es, que los pobres, los trabajadores, acepten eso, no luchen ni se rebelen.

Mao Tse-tung, un gran dirigente y teórico obrero, no alecciona: “¡La rebelión es justa!”. El nos está diciendo que si no hay lucha de clases (rebelión) la sociedad no progresa, no cambia.

En la antigüedad, Roma explotaba y saqueaba a pueblos, tribus y esclavos vino la rebelión de Espartaco y de todos los oprimidos. Así acabó. España conquistó América, expolió, saqueo y exterminó a los originarios, luego vino la guerra popular de independencia y fue expulsada; Los reyes y señores feudales  explotaron, oprimieron y reprimieron al pueblo de Francia, luego vino la Gran Revolución burguesa francesa de 1789 y el feudalismo fue barrido, y ¿el rey? Decapitado. El zar, los feudales y la burguesía salvajemente se cebaron en los pueblos de Rusia. Convirtieron al Imperio ruso, en una inmensa “cárcel de pueblos”. Luego los obreros y campesinos rusos hicieron la revolución y construyeron una nueva sociedad la sociedad socialista; la monarquía china, los colonialistas imperialistas occidentales y los militaristas explotaron, oprimieron y saquearon China, luego los obreros y campesinos se liberaron con guerra revolucionaria y construyeron una sociedad socialista. ¿Qué verdad absoluta se ha de sacar? Esta: ¡Las revoluciones son las locomotoras de la Historia! Sí no hay rebelión no hay cambio social.

A modo de resumen, permítanme recordarles las palabras de Carlos Marx:” La historia de todas las sociedad hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”. Sin desmeritar un ápice la justeza de ésta frase, Federico Engels, íntimo compañero de armas de Marx, ajustará: “Es decir, la historia escrita”.


Temas para debatir

1. Defina ¿qué es clase social?

2. Señale las diversas clases sociales en la sociedad panameña.

3. ¿Por qué cambia una sociedad?

4. ¿Cómo comprobaría que la lucha de clases es el motor de la historia?


Lección # 2 ¿qué es el capitalismo?

Cuando miramos en nuestro derredor quedamos maravillados: todo se vende y todo se compra. Que todo gira alrededor del dinero, lo tenemos o lo no tenemos. Sí lo tenemos, entonces podemos comprar para satisfacer nuestras necesidades, en cambio sí no lo tenemos pasaremos penurias y nos amenaza la muerte por hambre. ¿Por qué esto es así? Porque no somos dueños de los medios de trabajo ni de los medios de vida (esto es, porque no tenemos dinero suficiente para comprarlos, no somos dueños de un capital dinero). Sólo somos “dueños” de lo que llevamos encima y de nuestros hijos (de ahí, que a los trabajadores se les llame “proletarios” = prole, hijos).

En cambio, en el otro polo de la sociedad hay quienes tienen capital-dinero y en demasía, son los propietarios de la tierra, de las empresas comerciales, industrias y de los bancos. Este sector puede poseer y concentrar medios de trabajo, comprar mano de obra para poner a funcionar sus empresas y de la venta del producto realizado en ellas; acumular riquezas, ingresos y beneficios. Es decir, acumular más capitales y volver a contratar más trabajadores y una vez más acrecentar sus ganancias; y así hasta el infinito. A los dueños de capital-dinero y de las fábricas se les llama Capitalistas.

Capitalismo es aquel tipo de sociedad en que dominan los capitalistas o burgueses. Es una dada organización económica de la vida social. La base económica de éste tipo de sociedad por un lado lo es la propiedad privada; por el otro lado, los dueños del capital y el trabajo asalariado. Esta es la relación social fundamental  que signa la relación entre los propietarios del capital y los trabajadores, una relación social de explotación y esclavitud asalariada en el capitalismo.

En la sociedad capitalista todas las personas “trabajan”, sólo que unos, la minoría, lo hacen como dueños, gerentes, directores y altos ejecutivos de empresa y organizadores de la producción; mientras que otros, la mayoría, lo hacen como personal subordinado, laborante y sólo sí producen plusvalía, es decir un excedente por encima del salario que reciben, y de la cual se apropian los capitalistas sin trabajar productivamente. Esto es, robando trabajo vivo, el trabajo productivo real de la colectividad laborante en las empresas. En consecuencia, mientras más bajo es el salario que pagan a los trabajadores, más crecen las ganancias de los capitalistas,

Imaginemosnos como es la cosa: Un capitalista invierte en una fábrica de zapatos B/ 600 (pagando el alquiler del edificio, cuero, máquinas, hilos, caucho, metal, electricidad, agua, impuestos, etc.) y contrata 25 operarios, a los que paga un salario promedio de B/1.50 la hora. Esto es un salario mensual total de B/1,840.00. Así tenemos un costo total mensual de B/2,060.00 Ahora bien, un par de calzado en el mercado cuesta B/25.00. Cada obrero produce diariamente 8 calzados con valor estimado total en B/200.00 Cómo ellos tienen que laborar 5 días producirán por un valor de B/1000.oo semanales (B/4,000.00 al mes). Se imponen aquí hagamos una sencilla operación aritmética: Invirtió en total B/2,060.00 y recibe al final un beneficio neto de B/1,960.00  Pero el robo no acaba allí: Resulta que en la producción de la entrada bruta acaparada por el capitalista (B/4,000.00) los trabajadores han cubierto lo correspondiente al salario que le han pagado en la primera semana y media  (B/1,840.00) y aún tienen que trabajar gratis dos semanas y media más para el capitalista. ¡Dinero que tampoco les es reembolsado!

Ganancia que cada mes, cada año aumenta a velocidad vertiginosa. Para empeorar la situación, el trabajador cuando  a la semana recibe su magro sobre salarial (B/60.00) sobre él caen los otros representantes capitalistas (el mueblero, el casateniente, el tendero, la escuela de los hijos, el bodeguero, el transportista y pare Usted de contar). Y todavía se dan el tupé de señalar que: ¡los obreros son pobres porque no les gusta trabajar!

Es un modo científico de estrujar a los trabajadores. Entre más ricos son ellos, más pobres somos nosotros. En verdad, que esta sociedad está hecha a corte y medida de la burguesía. Para fortalecer más y más al capitalismo.

Lo que importa saber es que la ganancia es el único móvil del capitalismo, acrecer los beneficios de los ricos. Los trabajadores, el pueblo, sólo les interesan en la medida que les producen ganancias. Nuestro destino aquí, en esta sociedad, es miseria, hambre, batidas policiacas y muerte.

¡Atención! Allá en el horizonte asoma la redención: el Socialismo como nueva sociedad humana.


Temas para debatir

1. ¿A quién pertenecen los medios de producción y los medios de vida en la sociedad capitalista?

a) A pocas personas
b) Nos pertenecen a todos
c) ¿Soy pobre porque así lo quiso Dios?

2. El capitalismo produce riquezas:

a) Para que todos vivamos bien;
b) Para que vivan bien los más inteligentes y laboriosos;
c) Para que los capitalistas acumulen ganancias e ingresos.

3) Los trabajadores en el capitalismo son dueños de:

a) De las empresas, de los bancos y de la tierra;
b) Sólo de su Fuerza de trabajo;
c) lo producido por su trabajo.

4. La sociedad capitalista se basa

a) en la libertad, la justicia y la igualdad;
b) en el bien común;
c) en la propiedad privada, en  la explotación y la esclavitud asalariada.


Lección # 3. ¿Qué el socialismo?

Por milenios la humanidad trabajadora, explotada y oprimida indeciblemente  ha soñado con un mundo de paz,  armonía, igualdad y bienestar para todos. A esta aspiración de los pobres, nunca satisfecha, los representantes de las clases dominantes explotadoras les ha dado por llamarla “utopía socialista”, para luego pasar a atacar, reprimir y ahogar salvajemente en sangre todo intento de los pobres y explotados de hacerla realidad.

Los trabajadores modernos, la clase obrera,  han tomado esa bandera roja por la sangre derramada por milenios por los mártires y los millones de luchadores por la justicia social.  La han convertido de “utopía” irrealizable hasta ahora, en ciencia y en un movimiento político subversivo, de masas y real. Armados con los socialismo científico, teoría y práctica transformadora, la clase obrera ha lanzado su reto a las clases explotadoras capitalistas: ¡Ya basta con la sociedad dividida en clases sociales! ¡Ya basta de capitalismo! ¡El socialismo lo conquistaremos y lo construiremos en todo el planeta! ¡Es la hora del nacimiento de la República Mundial de los Trabajadores!

¿Qué es el socialismo que queremos construir? Es la sociedad suplantadora de aquella capitalista. Una sociedad nueva conquistada y construida por nosotros, los trabajadores, y para nosotros. Sin explotadores ni explotados. El reino de la democracia, de la libertad y el bienestar material y espiritual para los trabajadores. Una sociedad sin propiedad privada capitalista, sin explotación del hombre por el hombre, basada en la propiedad colectiva de los trabajadores sobre los medios de trabajo y los medios de vida. En la que cada uno reciba según lo que ha aportado con su trabajo y en búsqueda de que reciba según sus necesidades. Es el último paso desde la última sociedad clasista, basada en la explotación y la opresión, a una sociedad sin clases, ni lucha de clases y sin Estado. Es, finalmente, una nueva organización económica de la vida social, política y cultural mucho más progresista, justa, humana y racional de la historia humana.

El socialismo implica la expropiación de los actuales propietarios, burgueses y terratenientes, y  la abolición de las formas burguesas de apropiación de lo producido –plusvalía y salario- y su traspaso a la sociedad; lo que entraña como su elemento fundamental la instauración transitoria de la Dictadura de los Trabajadores, luego de la revolución socialista, así como la continuidad de la lucha de clases bajo las condiciones del socialismo para alcanzar su etapa superior, la sociedad comunista.

Con el socialismo, toda forma de propiedad capitalista, no así la propiedad personal de la gente, pasa a la comunidad trabajadora. Como en un inicio la nueva economía socialista es débil, la falta de organización y de experiencia productiva social de los trabajadores, amén de la feroz resistencia de los explotadores expropiados y de sus intentos de recuperar sus propiedades  y bienestar perdido, las fuerzas productivas en la misma pasarán temporalmente a ser administradas por el Estado obrero-campesino, el cual en vista que entra en un proceso de extinción culminante en su  pasaje, en el más breve tiempo posible, a la autoadministración de las cosas por los trabajadores mismos. Esto será así y es así. Pese a la propaganda negra, contrarrevolucionaria, que desde antes ha desatado la burguesía, tendente a hacerle creer a la gente que el “Estado será el único dueño”. Sabiendo de mentir. Al derrocar al poder de la burguesía, al destruir al reaccionario Estado capitalista, el tipo histórico de Estado cambia ya que no es más el instrumento de opresión y violencia contra los trabajadores. Siendo el Estado de los Trabajadores ya no tiene a quién explotar y reprimir. Los trabajadores no se explotarán y reprimirán a sí mismos.

No habiendo más explotadores; ni ricos ni pobres. Con lo que tendremos a partir de ahí es que los trabajadores que producen, lo hacen para satisfacer las necesidades de la población y no las ambiciones de un puñado de ricos y burócratas parásitos.

El socialismo no sólo es una teoría, científica y revolucionaria, sino que es y ha sido un sistema social real, vivible y gozable. Ha pasado ya el crisol de la práctica social y  ha comprobado su factibilidad. Por 50 años se ha hecho realidad en la URSS, por más de 30 años en China, en los países de democracias populares de Europa y de Asia. Ciertamente, hoy esos primeros países socialistas no existen más. Ellos han sido destruidos por la acción subversiva de la burguesía mundial y por la traición de bandas contrarrevolucionarias de oportunistas revisionistas que usurpando el poder político en ellos han restaurado el capitalismo. Es sólo un recodo en el largo camino de la clase obrera mundial por su autoemancipación social y la de toda la humanidad trabajadora aún sufriente del flagelo imperialista-capitalista. Y lo superaremos.

Dicha experiencia histórica del Movimiento obrero y del Movimiento comunista internacionales, positiva y negativa, no cae en saco roto. De ella, la clase obrera saca grandes lecciones y, sobre todo, el cómo hacerlo mejor en el mañana próximo.

Ciertamente retomar la ruta no es una empresa fácil. La burguesía está en estado de alerta y no se dejará sorprender nuevamente. El terror vivido ha todo lo largo del siglo XX, la ha aleccionado. Sabiéndose condenada por la  historia, estando inmersa en lo más profundo de su Crisis General como viejo Sistema Social y constatando que su antagónico rival está listo para lanzar una nueva ofensiva revolucionaria por la conquista del socialismo, resistirá ferozmente en el encuentro final. Para ello se prepara, se arma hasta los dientes, reagrupa sus fuerzas, busca aliados y recurre para salvaguardar su dominación económica de clase a imponer su más salvaje y genocida  Dictadura Fascista Internacional. Ella sabe que en esta lucha, de quién vencerá a quién, el socialismo al capitalismo o éste al socialismo, se juega su existencia. ¿Quién vencerá,   la clase trabajadora o la clase capitalista?

Nosotros apostamos a la clase obrera y a todos los trabajadores. Para reconquistar el camino socialista e ir hasta la meta ambicionada, debemos escardar la senda a la NUEVA REVOLUCIÓN SOCIALISTA INTERNACIONAL.


Temas para debatir

1. ¿Por qué el socialismo no es una utopía?

a) Porque la gente lo quiere;
b) Porque es una teoría política auténticamente revolucionaria;
c) Porque es un movimiento político revolucionario de clase real y de masas;
ch) Porque ha demostrado en la práctica social  que ese ideal se puede conquistar y construir.

2. ¿En el socialismo a quién pertenecen las fábricas, la tierra, los bancos, las minas y los comercios?

a) Al Partido Comunista;
b) Al Estado;
c) A los trabajadores.

3. ¿En el socialismo por qué es necesaria la Dictadura Socialista de los Trabajadores?

a) Para obligar a los trabajadores a trabajar;
b) Para combatir a los Estados imperialistas, para reprimir a los contrarrevolucionarios,   para impedir los revisionistas tomen el poder y restauren el capitalismo y, finalmente, para asegurar la marcha hacia formas socialistas más avanzadas;
c) Siendo la sociedad socialista una sociedad de paz, armonía y de unidad de todos los pueblos y naciones, y,  no existiendo clases enemigas  y teniendo la tarea de la completa desaparición del Estado, establecer una dictadura de los trabajadores es un contrasentido.

4. ¿Qué países han sido socialistas?

a) Estados Unidos, Francia e Inglaterra;
b) Panamá, México y Chile;
c) Rusia, China y Albania.

5. ¿A quiénes el socialismo expropia de su propiedad privada?

a) A los capitalistas, terratenientes e imperialistas;
b) A las personas que con su trabajo poseen casa propia, autos un taller que trabajan con sus familiares, un dinero acumulado, etc.;
c) A  los campesinos trabajadores y a los artesanos:

6. ¿Cómo  el socialismo se puede conquistar?

a) Ganándole a la burguesía en unas elecciones democráticas;
b) Convenciendo a la burguesía que deje el poder por las buenas;
c) Mediante una revolución armada.



Lección # 4. ¿Qué es una revolución social?

Si el socialismo es tan bueno, ¿por qué habiéndolo establecido en una serie de países y por muchos años, al final la gente de allá prefirió volver al capitalismo? La construcción de una sociedad socialista no es simplemente trabajar para alcanzar mayores cuotas de producción, es allí necesario acompañar la labor de trabajo colectivo con una permanente labor de revolucionarización de la conciencia social socialista de la gente y darles mayores cuotas de poder político y de decisiones en la administración de las cosas, en lo económico, en lo social y lo cultural. Al triunfar una revolución socialista no significa que al día siguiente todos los asociados tengan igual y la misma conciencia socialista, conozcan y dominen las leyes generales y particulares de la construcción socialista, manejen la producción social con pleno dominio de la técnica administrativa legada del capitalismo. Además, está eso del sabotaje, la corrupción y las acciones contrarrevolucionarias antisocialistas de la burguesía y sus agentes internos que intentan desviar a los trabajadores de la justa senda.

La revolución social no es simple y exclusivamente la toma del poder político por el pueblo trabajador. Ese es sólo un primer y vital paso, para transformar radicalmente todo el viejo orden económico, político, social y cultural. El asalto revolucionario del poder es sólo imponer a la clase trabajadora como clase políticamente dominante. Sí la clase capitalista copó y dominó todo el modo de producción económico, previamente, en las condiciones del feudalismo, luego realizó la revolución política para imponer su dominación política de clase; el proletariado y sus aliados no pueden hacer lo mismo. Primero debe conquistar e imponer su domino político, luego imponer su dominio en la economía y liquidar las viejas relaciones sociales de producción.

La revolución social socialista es una acción muy distinta de la revolución política. La revolución social socialista es una combinación dialéctica de revoluciones a diferentes esferas de la sociedad: Es una revolución nacional liberadora de los pueblos nacionalmente oprimidos, es una revolución política establecedora del nuevo poder democrático socialista de los trabajadores; es una revolución económica liquidadora de las viejas relaciones sociales de producción y establecedora de otras y nuevas relaciones sociales económicas; es una revolución científico-cultural en la sobreestructura de la nueva sociedad, y; finalmente, es la declaración de la revolucionarización permanente bajo las condiciones de la dictadura socialista de los trabajadores hasta alcanzar la fase superior de la sociedad comunista. Es concepción y práctica social con el fin de la autoemancipación de los trabajadores, es un Orientación General a la edificación del comunismo y, finalmente, una Línea General de construcción del socialismo.

La revolución social socialista, como se puede comprender es un acto de transformación violenta. Si su mira de largo alcance es la construcción de lo nuevo, en su cometido inmediato es la destrucción completa de lo viejo, de lo que es traba del progreso social.

Con todo, la revolución social socialista no es un acto arbitrario, resultado de la acción voluntariosa de un individuo iluminado y ambicioso, ni de un partido conspirativo ni tan siquiera de una clase social que ya quiere rebelarse porque le sale de los forros.  La revolución social nace de las entrañas mismas de la sociedad capitalista. Nace de las contradicciones internas inherentes a dicha sociedad, las que han llegado a un tal grado de maduración que se exige su ruptura radical y su superación. Toda sociedad capitalista está preñada de contradicciones antagónicas e irreconciliables, las que para las clases dominantes resultan insolubles. Por ejemplo, en Panamá. El que por su estructura económica neocolonial, semifeudal y capitalista burocrática, imperantes, causa de indecibles sufrimientos a las masas trabajadoras y masas populares, se encuentra rasgada por la mar de contradicciones, fundamentales y no fundamentales, principal y secundaria, exacerbadas al extremo y con ello dando origen a diversidad de movimiento de masas en búsqueda de su solución:

1- La contradicción entre la clase obrera y la clase capitalista en su conjunto. La que genera el movimiento obrero y comunista, y se resuelve con la revolución socialista;

2- La contradicción entre la nación panameña, principalmente su componente real las masas populares, y el imperialismo, en particular y concreto el norteamericano. La que genera el Movimiento nacional-revolucionario antiimperialista, y se resuelve mediante la Revolución de Liberación Nacional.

3- La contradicción entre la clase campesina, centralmente los camposinos pobres y las nacionalidades originarias, y la clase terrateniente feudal. La que genera el Movimiento democrático-revolucionario campesino, y se supera con la Revolución agraria anti-feudal.

4- La contradicción entre las masas populares trabajadoras y la Gran Burguesía. La que genera el Movimiento revolucionario popular y se resuelve con la Revolución anti-capitalista burocrática.

Los ricos, en la sociedad capitalista, tienen en sus manos todas las riendas del poder. Tienen el poder económico, el poder de su Estado, el poder ideológico y se han rodeado de un poderoso ejército, de la policía y la mar de soplones.  Crea leyes para salvaguardar su odiada dictadura,  jueces y cárceles; prohíbe a las clases trabajadoras el hacer actos de resistencia a la explotación y a la opresión; ilegaliza las luchas de masas y coarta las huelgas. Ellos, la práctica ha demostrado, para defender sus propiedades, sus ganancias, su bienestar, sus comodidades –su feliz paraíso terrenal- están listos para aplastar cualquier rebelión de los oprimidos. Ello impone a los explotados y oprimidos en lucha por su emancipación social responder medida por medida, golpe por golpe.

Sí la burguesía y los terratenientes quisieran ahorrarse dolores de cabeza y la mar de violencias de todo tipo, lo mejor que pueden hacer es entregar el poder tranquilamente y en paz. Entonces, el socialismo sería establecido pacíficamente. Pero, en toda la historia de la humanidad esto no ha sucedido jamás. Es por eso, que debemos prepararnos y organizar la revolución. Las lecciones de la historia de las revoluciones, a lo largo y ancho de todo el mundo y en todos los tiempos pasados, nos indican la necesidad e inevitabilidad de derrocar a las clases explotadoras con la violencia revolucionaria.

Si el pueblo trabajador quiere el poder político, desea derrocar el yugo opresor de la burguesía y los terratenientes, debe  hacer recurso a la lucha revolucionaria armada, o con la guerra popular democrática y antiimperialista, en los países de capitalismo burocrático, semifeudales y neocoloniales; o, con la guerra civil por el socialismo en los países imperialistas y de capitalismo desarrollado. Mao nos ha legado esta lección, pagada con la sangre de los trabajadores chinos, “El poder nace del cañón de un fusil”.

Así fue en Rusia en 1917, China: en 1949 y en otros países que han construido el socialismo desde hace algún tiempo. En Rusia en 1917, había más de 70% de analfabetos, había hambre y mortandad. Con la Revolución, el número se redujo a menos del 10%. Al igual que el desempleo y el hambre. En China, muchas enfermedades fueron eliminadas y mejoraron los niveles de vida. Estos dos países eran atrasados en grado sumo y se convirtieron en los principales países industrializados.

El socialismo no es un sueño utópico. Sólo el socialismo puede cambiar nuestras vidas, darnos una nueva y mejor.

Temas para debatir

1. ¿Qué es la revolución social? Y en ¿qué se diferencia de una revolución política?

2. ¿Por qué no se puede conquistar el socialismo pacíficamente?

3. ¿Por qué es necesaria la dictadura socialista de los trabajadores?

4. ¿Por qué la meta del socialismo no es una utopía?

5. Avance Usted una explicación sobre ¿el por qué fueron derrotados los primeros países socialistas?




Marxismo-Leninismo y revivalismo menchevista

por Quibian Gaytan
26 de mayo de 2011

 Contrariamente a lo que piense de él el revolucionarismo pequeño burgués, el Marxismo-Leninismo, hoy Maoísmo, no es una vestido de gala, que se pone y se quita según la ocasión. No se puede recortarlo, ni alargarlo con remiendos de colcha, o adicionarle o supuestamente completarle con formas ideológicas pedidas en préstamos al liberalismo rancio o al Socialdemocratismo guabinoso. Adaptable según la querencia de los talentos de la pequeño burguesía, es decir de la burguesía. Se toma o se deja, no hay tercera fórmula en esto.

El Marxismo, máxime alcanzada su nueva, tercera y superior etapa como Marxismo-Leninismo, hoy Maoísmo, es una concepción general proletaria del universo, completa, armónica y científica. Ella está concatenada en un armonioso todo, en la cual Usted no puede rechazar o rebajar alguna de sus partes componentes, sin lesionarlo mortalmente.  No se puede ser revolucionario consecuente si no es revolucionario proletario; no se puede ser revolucionario proletario si no se es político comunista; no se puede ser un político comunista si no se posee un pensamiento dialéctico marxista-leninista-maoísta.

Para poseer un pensamiento dialéctico marxista-leninista-maoísta hay que posesionarse de la ciencia general de la revolución, esto es aprehender la filosofía materialista dialéctica, la filosofía del materialismo histórico, la doctrina económico-política marxista-leninista, la doctrina del socialismo científico marxista-leninista-maoísta. ¿Termina todo allí? No. Puesto que para dotarse de un pensamiento dialéctico, marxista-leninista-maoísta, hay que estudiar y dominar la teoría general de las ciencias naturales, de las ciencias sociales y de las ciencias psicológicas y militares; además arte, literatura y las más diversas ramas de la conciencia social. En fin, el conocimiento general es la resultante general de nuestra investigación científico-histórica y de la generalización de la práctica revolucionaria de nuestra clase, la clase obrera. La concreción de nuestra actitud, visión y modo de pensar y actuar frente a la actual organización económica de la vida social capitalista e imperialista.

Ese conjunto resultante general de nuestro conocimiento del marxismo-leninismo y de la práctica revolucionaria de la clase obrera, considerada mundialmente centralmente, es lo que se denomina Concepción General Comunista del Mundo, nuestra herramienta de transformación de la realidad objetiva para obligarla a servir a la máxima satisfacción de las cualitativas necesidades de la humanidad trabajadora en su marcha al comunismo. Esta herramienta, la Concepción General Comunista del Mundo, es y no puede dejar de ser un conjunto de herramientas de utilizar constantemente de cara la diversidad de cuestiones que se nos plantean en la vida y en nuestra lucha diaria por la emancipación social de la humanidad trabajadora; la caja de herramienta del trabajador laborante por la emancipación social; cada una ellas teniendo un valor en sí y una utilidad en sí, no pueden ser manejadas cada una de ellas en su especificidad funcional aisladamente; sino que cada una de sus especialidades se entrelazan armónicamente las unas con las otras. Dándonos así un todo armónico e íntimamente concatenado.

En resumen, la Concepción General Comunista del Mundo sólo existe en cuanto en tanto ella ofrece a los revolucionarios proletarios: Un conjunto doctrinal interpretador de la realidad objetiva, una Orientación General de la marcha objetiva de la sociedad hacia él comunismo; una Línea General de revolución y construcción socialista para superación definitiva del capitalismo; de un Método de estudio y análisis de la realidad natural y de la realidad social en qué vivimos, trabajamos y luchamos, y; finalmente, con una guía para la acción práctica revolucionaria; esto es a partir  de la conceptualización de la experiencia revolucionaria en el mundo, el cómo reagrupar nuestras propias fuerzas, cómo desplegarlas y el camino y la forma de lucha que debemos seguir (la estrategia y la táctica) para la feliz culminación de nuestra propuesta meta.

Como queda dicho, nuestra Concepción Comunista Marxista-leninista-Maoísta del Mundo es racional y objetiva, esto es  verificable. Esa exactitud en el planteamiento y aplicación en el campo de la lucha de clase de la clase proletaria, ha sido verificada a lo largo de dos siglos de lucha revolucionaria. Período prolongado y marcado por sus derrotas y triunfos, avances y retrocesos.  Ninguna otra teoría revolucionaria no proletaria, esto es burguesa o pequeñoburguesa, ha pasado por el crisol de la revolución ininterrumpida por etapas por tan prolongado tiempo, como esta del Marxismo-Leninismo, hoy Maoísmo. Su verdad científica y permanente actualidad  ha sido comprobada por todo el curso del  desarrollo contemporáneo de la historia, las ciencias naturales y las ciencias sociales, las que le han  servido de fuente nutricia y seguridad permanente de su propio desarrollo. Desde que Marx y Engels la han creado, y Lenin, Stalin y Mao lo han aplicado y comprobado su justeza, en la práctica concreta de la lucha de clase de la clase obrera y de la revolución y construcción socialista, no hay lugar para una cualquier otra ciencia de la revolución proletaria.

Hoy hay que reconocer que aquí en Panamá, como condición sine qua non, que el Marxismo-Leninismo-Maoísmo es la auténtica y única ciencia de la revolución proletaria en las condiciones histórico-económicas actuales del Istmo; la única herramienta con que cuentan las masas de los explotados y oprimidos para su emancipación nacional y social del yugo de los explotadores y opresores; para ser auténtico comunista, revolucionario proletario consecuente hoy en Panamá. La pequeño burguesía, parte que es de la clase capitalista, ya no pudiendo negar esa verdad revolucionaria la asume, proclama es su arma ideológica pero mellando su filo de clase –asignándole a la clase obrera el ridículo rol de “aliado estratégico de la revolución” (Ver el folleto del economista emelenista Achong)- para tratar de mediatizar y suplantar la hegemonía del proletariado en la revolución; en ello, distorsionando o poniendo en cuestión sus verdades universales o tal cual componente particular de la misma.

El Marxismo-Leninismo, hoy maoísmo encarnado en el Partido Comunista (Marxista-Leninista) de Panamá, es la concreción orgánica de la ley de la contradicción. El Partido no puede desarrollarse, menos cumplir con su misión histórica, si no se enraíza firmemente en su clase, la clase obrera panameña. Sí aquel no aprende a nutrirse de la sabia vivificadora de la clase obrera, estableciendo esa necesaria ligazón, se secaría y moriría cual árbol sin nutriente. 

Debe, cada vez más firmemente, anclarse en el seno de la clase a la que pertenece. En ello, debe resolver como destacamento más avanzado del ejército proletario, las contradicciones existente entre la vanguardia política y los destacamentos sociales obreros, resolverlas y llevar al seno de las mayorías trabajadoras, de sus elementos más avanzados la conciencia de clase comunista. Si eso la revolución en Panamá no avanzaría por el camino más correcto y consecuente.

Pero, no sólo. En su lucha por ganarse a la causa comunista a las masas trabajadoras, en primer lugar los asalariados, a los campesinos pobres, nacionalidades originarias, a los artesanos y a la intelectualidad laboriosa, el Partido no puede dejar de lado su lucha contra los portadores de ideas y modo de pensar y actuar burguesas. Entre ellas el modo y la acción de la intelectualidad pequeñoburguesa, fuente permanente de vacilaciones, oportunismo y desviaciones ideológicas y políticas en el seno del movimiento obrero y del movimiento popular. Queda claro las contradicciones con el elemento pequeñoburgués no son necesariamente antagónicas, irreconciliables. Son contradicciones en el seno de la clase obrera y en el seno del pueblo –esto es, campesinos, nacionalidades minoritarias, artesanos, pequeños y medianos propietarios, de la ciudad y del campo, intelectuales y sectores progresistas de la sociedad-, las que correctamente tratadas coadyuvan a la forja y construcción del Frente Único Revolucionario en la Revolución de Nueva Democracia Popular. 
Pero, mal tratadas o utilizando incorrectos métodos de enfrentarlas y resolverlas, en seguida pueden devenir antagónicas y provocar negativas confrontaciones.

No tememos confrontarla ni luchar con ella cuando se desvía de la senda justa, con miras a recuperarla y ganarla para la revolución y la conquista, ulterior, del socialismo. Ella, la intelectualidad pequeñoburguesa, actúa positivamente cuando se proclama socialista, incluso comunista, marxista-leninista, No nos oponemos a eso, ni nos opondremos ella dé ese paso adelante. Empero, nada nos impide denunciarla, criticarla e, inclusive, combatirla cuando se desvía de la justa senda. Cuando actúa como agente diversionista de la Gran burguesía, cuando pone adelante sus prejuicios de pequeña propietaria, su individualismo, sus prejuicios antiproletarios y anticomunistas. Porque con ello pone en peligro a la revolución, en el caso nuestro, a la revolución agraria, antiimperialista y antioligárquica.

No es por gusto, nuestro señalamiento. De todas las clases sociales existentes en Panamá es precisamente la pequeño burguesía es mayoritaria y de mayor peso social. Además, aventaja al proletariado istmeño por tener mayor actividad política y una vida intelectual más ideologizada. Unas veces actúa e impulsa de conformidad con el marxismo-leninismo, difunde y masifica la idea del socialismo, del antiimperialismo y del anticapitalismo. En ello se muestra muy activa, impulsora y llena de audacia; otras, se hace portadora de ideas nocivas, antirrevolucionarias, conciliadoras y tolerante con el sistema imperante, entonces actúa como portadora del oportunismo, de la desviación y se muestra inconsecuente en la aplicación de las ideas comunistas marxistas-leninistas, se opone a él y le combate. Combatiendo al comunismo de la manera más rabiosa, tal y como la Gran Burguesía y el imperialismo, vil y repugnante. En esto, incluso, levantando la bandera roja, la efigie de Marx, Engels y Lenin para combatir mejor a los revolucionarios proletarios. En ese momento debe entablarse una lucha ideológica férrea, firme e intransigente.

En la actualidad, en Panamá se ha abierto uno de esos momentos que exige tal lucha. En el grado y medida que el señor Ricardo Martinelli, líder de una facción de la burguesía burocrática, abre todo un período de lucha interburguesa por el monopolio del poder en el Estado oligárquico, sentando pauta de fascistización, mirante de imponer una dictadura neofascista, de tipo mussoliniano, una parte de la pequeño burguesía levanta bandera de sacar a flote sus aspiraciones y sueños políticos. No es malo que lo haga, pero tira sus dados políticos en el ruedo del sistema imperante y eso sin riesgar quemarse los dedos. Sin romper con el sistema opresor obsoleto, sino el entrar en las áreas del gobierno buscando se parte del sistema político y haciéndole concesiones políticas al proyecto neofascista Martinellista. En el transcurso intentando arrastrar a las masas trabajadoras y masas populares a su egoístas y contrarrevolucionarios designios políticos, a costa de sacrificar u obstaculizar a la surgente revolución democrático-popular.

Así los líderes de los proyectos de partidos pequeñoburgueses de derecha, PAP y MLN-FAD, cada uno de su lado, convertidos en inseminadores de ilusiones electoreras y constitucionalistas, en aparente devaneo izquierdista levantan, instrumentalmente, como alternativa a la convocación de la facción martinellista de la Gran Burguesía de las fementidas reformas constitucionales,  la bandera de ¡No a las reformas constitucionales, Constituyente YA!”. Esto es, darle una solución democrática a la actual crisis política y a la actual crisis del Estado oligárquico. Sin pararse a meditar en momento alguno que sí no están exigiendo arrancarles el poder a la burguesía y a los terratenientes revolucionariamente, entonces están piando lastimeramente por migajas envenenadas, por las mismas pinches reformas fascistas del neofascista gobernante.

Por allí, cabe insertar aquí como un paréntesis aleccionador, hace algunos días, se quejaba presuntuosamente un crítico “no entiendes que se trata de estrategia y táctica”. ¡Ciertamente ha dado en el clavo! No entiendo, de eso hace 8 meses que dura el debate entre el MLN-29 y nosotros, el por qué del abandono de la línea de principios de  la violencia revolucionaria y la adopción  de la vía electoral al poder, y tampoco  cuál es la expresión y el contenido concreto de esa novísima estrategia que dará la mayoría al pueblo en el parlamento y le abrirá la perspectiva de cambiar al Estado oligárquico. Abandonar la revolución por la elección es, claramente, un trasfuguismo de los principios, de la estrategia y la táctica revolucionaria y el echarse en brazo de la reconciliación con el sistema oligárquico de poder. Para desenredar esa madeja, el rabioso “crítico”, o en su defecto alguno de la Dirección Central del MLN-29, por que no empieza por hacer pública esa famosa “Línea estratégica y táctica” y la somete a discusión libre entre toda la población trabajadora del país y de las Organizaciones políticas de izquierda. Aducir lo de la “clandestinidad” sería una excusa barata o facilismo escapista. ¿O sólo los magistrados burgueses del Tribunal Electoral tienen derecho a conocer la misma?

Evidentemente, aunque se indignen sobremanera contra los que les señalan que han rodado, miserablemente, al pozo de aguas negras del  oportunismo legalista y pacifista, hemos de remarcarles que es ilusionismo constitucionalista el pretender  que se tome como realidad lo que es una posibilidad, dentro de la actual constitución y bajo poder oligarca-imperialista, el reglamentar  en un sentido democrático el Código Electoral, hecho para la burguesía y sólo para la burguesía. Dado que dicho Reglamento institucional, realidad concreta, es el taparrabo jurídico-político de la dictadura del capital monopolista oligárquico. Y si eso es posible, dado que resulta presupuesto ya que se tiene la fuerza de masas para inscribir al partido y el echar abajo al reaccionario Código, en la tesis de los promulgadores de dicha argumento táctico, ¿por que mejor no echamos abajo la antidemocrática Constitución Política o mejor, de una vez por todas, a la misma dictadura oligárquica?

El pretender aprovechar el debate que se abrirá alrededor de las reformas constitucionales, planeadas por Martinelli y el conjunto de su clase, para avanzar en la democratización de la sociedad apesta a menchevismo. Sacar a flote junto a los de los dominantes y gobernantes los propios intereses políticos de la clase obrera y de las amplias mayorías populares, quiere decir encadenarse uno mismo. No tomar en cuenta que el tipo, como burgués fascistoide como es, para burlar y cerrarle al pueblo las puertas en el debate de las mentadas “reformas”, ha escogido burocráticamente y de a dedo su “Junta de notables”, todos de su entorno y ligados por miles de hilos financieros, económicos y políticos a la burguesía, banqueros y comerciantes, y a los grandes propietarios semifeudales, ha viciado de partida todo diálogo. Eso, señores, es traducible en asignarse a sí mismo la innoble tarea de cubrir con las propias manos las vergüenzas del despotismo fascista de los oligarcas.

Al pretender exigir, como alternativa radical-popular, la inmediata convocatoria de la Constituyente, es  saber no plantearse lo esencial: qué clases tienen en sus manos el poder real (las fuerzas armadas policiales y el ejército norteamericano de ocupación, el cual funge como  retaguardia estratégica fundamental,  aunque en primera instancias éste último aparenta no estar visible), del sistema de  poder estatal y de gobierno. Olvidar el hecho, lo que sería toda una torpeza política, imperdonable además, que ya la oligarquía tiene de antemano el recurso “legal” para burlar y violar las auténticas aspiraciones de cambios democráticos populares de las clases trabajadoras y nacionalidades originarias oprimidas del país: ya con la convocatoria de la Constituyente paralela o ya para otorgarle plenos poderes, por intermedio de la Asamblea Nacional de Diputados, según la coyuntura de las pugnas interburguesas (compradores vs. burocráticos), a Martinelli, para que pueda, como fórmula solucionadora, transformarla en algo  inútil o meramente consultivo, tipo referéndum o plebiscito propositivo.

Para rebatir éste señalamiento nuestro, los proyectos de partidos pequeñoburgueses indican que su estrategia (¿o su táctica?) se base en la constitución de los “comités o cabildos populares”. Primero, eso está aún en el papel, en la práctica nada se ha hecho, pero sí, por el contrario, se han lanzado prácticamente con todo en el proceso legal de inscripción; segundo, la experiencia política desde la revolución democrática rusa de 1905 y por todo el resto del siglo XX nos enseñan que no son simplemente organismos  de sostén de las elecciones generales o ya de iluminados jugando al constituyentismo, sino órganos de la insurrección popular, de la guerra civil por la conquista de la nueva democracia popular.

Pero, es ese carácter de comités de combate insurreccional, precisamente, lo que dichos partidos han estado, desde entonces, rechazando y combatiendo con escarnecimiento digno de mejor causa. Exigiendo que las masas respeten y se atengan al orden constitucional vigente, exigiendo se legalice su derecho a la participación en la cosa pública y el que en el voto a voto se le gane la partida a los partidos burgueses oficiales y se sancione ello en la constituyente “originaria”. Cuando lo que tenemos que hacer es invitarlas a conquistar de hecho, revolucionariamente, la fuente de la originalidad de la Asamblea Constituyente, la violencia revolucionaria, el despertar en ellas una clara conciencia revolucionaria de poder de cambiar las cosas por sí mismas y el brindarles un Partido proletario combatiente y armado con una estrategia de poder revolucionario.
 En todo caso la consigna de “Constituyente YA”, es decir, de hecho, de todo el poder a la Asamblea Constituyente, es claramente ilusionismo constitucionalista. Por muy radicalista y democraticista que nos parezca, en realidad, es soslayar que las viejas clases y el viejo Estado son llamados a organizar, convocar a las elecciones y contar y manipular los votos y la Constituyente misma. Cohabitación del viejo poder oligárquico y Constituyente es una aberración política, un mecanismo de colaboración de clases. Cuando la salida real, y única democrática, debe apoyarse en el ascenso de la lucha de clases, la organización, educación política y armamento independiente de la clase obrera y de las amplias masas populares. Soslayar eso se convierte repudiar esa verdad objetiva, absoluta y revolucionaria de que el poder político nace del fusil.

Una constituyente plenamente soberana sólo se conquistará con la lucha revolucionaria de clase, hegemonizada por la clase proletaria, o degenerará en una componenda contrarrevolucionaria. Del tipo del partido Frente Patriótico de la Juventud, de allá por el año de 1952. ¿Habéis olvidado tan nefanda derrota política del pueblo por seguir, la guía del marxismo-leninismo revolucionario, la LÍNEA ESTRATÉGICA Y TÁCTICA (ni tan siquiera democrático-burguesa, y sí filooligárquica) de la pequeña burguesía iluminista y populista?
Todo un retorno, en lo que han hecho, al elaborar sí es que la han meditado realmente la “novísima” línea política, al menchevismo. Porque, precisamente, fueron estos los al rechazar basar la acción de la socialdemocracia rusa en la línea estratégica y táctica leninista, consistente en conquistar para la clase obrera la dirección de la revolución democrático-burguesa rusa de 1905, se la abrían (¡y lo teorizaban!) a la burguesía liberal monárquica, a los enemigos más irreconciliables de la revolución el partido kadete. Y aquí en Panamá, cuando la revolución pugna por manifestarse, esa cuestión de ¿a quién debe corresponder su dirección, a la clase obrera o a la intelectualidad pequeñoburguesa, es decir la burguesía burocrática?

Y esto ha sido apuntado y remarcado muchísimas veces por el mismísimo Lenin, un clásico en la táctica política proletaria, “El problema de la Asamblea Constituyente está  s u b o r d i n a d o  al desarrollo y el desenlace de la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado”. En otras palabras, que el poder convocante de la Asamblea Constituyente lo tenga la clase obrera, como un todo colectivo y consciente, y no solamente una facción de ella, como lo pudiesen ser los obreros de la construcción, la que pese a manifestar un cierto grado de lucha, públicamente han puesto de manifiesto la falta de una conciencia de clase  comunista y algún nivel de organización comunista de combate, pero sí de una conciencia de clase sindicalista, reformista. Y por la cual se condena a volver a dar con la cabeza contra el muro de la reacción, por ese seguidismo recalcitrante del ilusionismo constitucionalista pequeñoburgués.

Y sobre esa estrecha base social, de este destacamento social de la clase obrera, los proyectos de partidos pequeño burgueses –PAP y MLN- sustentan toda su estrategia política de arrancarle el poder a las clases oligárquicas por la vía legal. Arrancarle la convocatoria a elecciones de la Asamblea Constituyente. No percibiendo, o cerrando sus ojos a la realidad política dominante, quién tiene el poder real del Estado en sus manos y que para poseer poder convocante real no basta tamaña base política de masas, y; mucho menos para quitárselo de las manos a la coalición de clase burocrático-compradora y terrateniente.
Por lo que, es de concluir, hoy por hoy, para los actuales momentos políticos, levantar la bandera de la “inmediata convocación de la Constituyente” es una ilusión constitucionalista, una trampa reaccionaria. Dado que ella, la burguesía, sabe muy bien qué es la Constituyente, para qué sirve y el cómo hacer uso de la misma para su exclusivo beneficio político. Así como conoce la fuerza política real de su contrario histórico, en éste país. Que la Asamblea Constituyente es y siempre lo ha sido una institución burguesa que, prevaleciendo las condiciones políticas “normales”, convertible en  sumidero se tragará las ilusiones de los refundadores pequeñoburgueses. Por lo que esa bandera, en la realidad política de Panamá de hoy, no está en manos del pueblo trabajador panameño sino en las propias de la Oligarquía burguesa-terrateniente.

La originalidad de la constituyente debe ser conquistada. La originalidad de la Constituyente consiste en arrancársela a los gobernantes y dominantes de hecho, con la lucha de clases llevada a sus formas más extremas, el levantamiento popular y la guerra civil por la nueva democracia. Sólo así resultará real y efectiva la consigna “todo el poder a la Constituyente”. Sí el pueblo trabajador, teniendo al mando a la clase obrera, no osa tomar en sus manos el poder político no habrá Asamblea Constituyente alguna, ni plena ni originaria. ¡Atención a eso! O Constituyente consultiva, referendaria, o constituyente nacida del cañón de un fusil. Todo lo demás es ilusión, engaño y estafa política.

Datos personales

periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.