El Gran Sol Rojo del Amanecer

domingo, 15 de mayo de 2016

Estado Islámico de Irak y Siria: Ficción y Realidad


¿DAESH… es qué?
por Quibian Gaytan

Artículo Primero

En raro acercamiento, frente al fenómeno ISIS, confluyen los estrategas e ideólogos de lo más podrido y reaccionario del imperialismo global y sectores de la izquierda reclamada marxista a la hora de marcarlo y definirlo: “Movimiento confesional feudal y no Estado”, “Estado terrorista”, “Estado ficticio”. En fin, coinciden en prejuiciarlo como un fenómeno político extraño al desarrollo económico y social de la humanidad. Aquí, “humanidad” sin carácter de clase y sin ninguna vinculación a la lucha de clases de la actual sociedad capitalista imperialista. De ahí una excrecencia purulenta de la purulenta sociedad capitalista del siglo XXI.

Contra un tal parecer, por desgracia generalizado, se pronuncian los auténticos comunistas, marxistas-leninistas, aseverando que el Estado islámico de Irak y Siria (ISIS) es una realidad política y estatalmente estructurada. Producto tanto de una larga aspiración sentida por las amplias masas de las nacionalidades  árabes –extendida por todo el Medio Oriente, el Magreb y África Sur sahariana y minorías nacionales árabes, musulmanes y no, establecidas en la metrópolis imperialistas, y; de una situación de guerra mundial, compleja y sin fronteras; signada por la intervención en ella de factores económicos y fuerzas sociales internas y externas.

 ISIS, en su realidad objetiva, es una estructura política, militar, poblacional, territorial establecida y culturalmente organizada. Nada en él indica a algo que se parezca a entronizamiento del nihilismo cultural e ideológico propio del banditismo tribal. En fin, nada que fundamente eso de “Estado artificial” como pregona una interesada propaganda guerrera imperialista, negadora de toda existencia de un movimiento nacional real, y cierta izquierda desconcertada que actúa como megáfono de la burguesía USA-Eurooccidental y Euro-asiática. Por el contrario, el ocultamiento de la formación y establecimiento del Estado islámico de Irak y Siria un hecho político e histórico, responde a que las potencias imperialistas enfrentan la resistencia armada de nacionalidades que, por caminos a veces equívocos, pugnan en constituirse en naciones libres de la agresión y ocupación militar-colonial de aquellas.

Dicen en extraña jerga, inventada ad arte por los propios medios neoconservadores estadounidenses, “Estado terrorista”. Un término, que no alcanza ser concepto político válido, ni aceptable la luz de la ciencia política y filosófica del marxismo leninismo. Por más que se combine arbitrariamente “Estado” y “terrorismo” se llega a definir lo que se quiere decir o señalar con el mismo. Para nosotros, el Estado es la violencia organizada de una clase o de un conjunto de clases sociales contra otra u otras clases políticamente oprimidas. En cuanto a eso de “terrorismo” remite al método como se ejerce dicha violencia organizada y a la forma particular de la acción política en que se materializa dicha violencia organizada, por lo regular con derramamiento de sangre. La búsqueda, cuando fallan los mecanismos legales de contención, del aniquilamiento de las clases y partidos políticos cuando se desequilibran las relaciones de fuerzas vigentes. Siendo el Estado la encarnación de la violencia social, poseyendo como esencia suya el terrorismo, no somos los comunistas los que vamos a infamarnos condenando la violencia y el terrorismo en general. Lejos estamos nosotros, los comunistas, de tomar una actitud condena moralista e idealista de la violencia y el terrorismo. Siempre, ante el terrorismo, no preguntamos contra qué clase o clases se ejerce el terror. ¿Quién lo ejerce y contra quienes? Siempre condenamos la violencia y el terrorismo del Estado burgués imperialista o de las clases reaccionarias defensoras del orden establecido y ejercido contra las clases explotadas y nacionalidades y naciones oprimidas.

Apoyamos y nos identificamos con la violencia y el terrorismo ejercido por las clases explotadas nacionalmente oprimidas en contra el imperialismo opresor y contra aquellas clases sociales, dominantes o gobernantes, cómplices de la depredación imperialista, de la conculcación de las libertadas democráticas y negadora del derecho que tienen las clases explotadas y oprimidas de liberarse de tal opresión y violencia reaccionaria. En conclusión, la expresión “Estado terrorista”, que no existe en la realidad política del mundo, es un arma ideológica del imperialismo, centralmente del imperialismo yanqui y ruso, de propaganda negra, dirigida contra las fuerzas comunistas, revolucionarias y democráticas que posesionadas de un Estado que utilizan para defender la propia soberanía nacional amenazada y su independencia nacional.

Se trataría, por otro lado, según la propaganda distorsionadora de los pseudoideólogos y corresponsales de guerra imperialistas, de un Estado ficticio, sólo conformado por “mercenarios terroristas”, sin una base social de apoyo en los territorios donde operan, o cuanto más de simplemente un “movimiento político”. De su naturaleza de clase y nacional ni pío. Si tomasen como punta de partida eso, el carácter de clase y nacional de la resistencia a la agresión de sus amos, ello invalidarían el punto central de su guerra ideológica: ¡Que no enfrentan a bandas de salteadores de camino o pueblos no organizados política y estatalmente! Puesto que, si fuese a un “movimiento político” al que combaten, en forma indirecta, tendrían que reconocer que él es expresión de un movimiento político de masas, un movimiento político de nacionalidades secularmente oprimidas, tendente objetivamente a la erección de un Estado-nación burgués.  No a una sociedad y a un Estado feudal – pese al ropaje monarquista, fundamentalista y/o teocrático con que le revisten subjetivamente sus sectores sociales y políticos dirigentes- lo cual no entra ni puede entrar en contrapunto con la base real capitalista monopolista burocrático, semifeudal y semicolonial, de la sociedad árabe moderna, sino a la construcción de un Estado capitalista nacionalmente independiente del dominio de las Superpotencias imperialistas y de su proyectado Nuevo Orden Mundial capitalista imperialista.

Más allá, tendrá que reconocerse en base de un análisis marxista-leninista serio, que la invasión y ocupación militar imperialista de una serie de países del Magreb, de Sud-Sahara,  del Cuerno de África y de Medio Oriente,  no se ha traducido de modo alguno en una regresión a-histórica del capitalismo burocrático oriental, establecido en esas sociedades y Estados desde finales de la IIa  Guerra Imperialista Mundial, al modo de producción feudal. Una tal regresión económica y social, aun cuando el capitalismo burocrático, del cual una de sus características básicas es la semifeudalidad, ha sido sacudido catastróficamente por la derrota y la ocupación militar, con la consiguiente sobreexplotación de la fuerza de trabajo nativa y saqueo de los recursos naturales y sociales, no ha cambiado su base real, las relaciones sociales capitalistas de producción. Demuestren los teóricos de la regresión social del capitalismo burocrático al modo de producción feudal que, que de algún modo, las guerras imperialistas (en la realidad, es una y la misma guerra imperialista) en Medio Oriente y el Magreb de algún modo ha alterado sustancialmente el contenido de la época histórica. ¡Que se está en una nueva época, la época de la transformación contrarrevolucionaria del capitalismo al feudalismo!

Pero, no. No lo podrán demostrar jamás. Hagan un tal intento, señores absolutizadores de la “regresión social”, y entonces verán lo desacertado de una tal perspectiva para el movimiento histórico de la humanidad. Dado que la ley del progreso social es universal, absoluta; ella nos señala del carácter progresivo, ascendente, del desarrollo de las formaciones económico-sociales. Del cómo y del hacia dónde avanza la humanidad organizada de una formación económico-social a otra más avanzada, racional y superior. La quiebra revolucionaria de una formación económico-social caduca y traba al progreso económico y social nunca ha abierto paso a una formación periclitada. ¿Cuándo y dónde el derrocamiento del Modo de producción asiático o del esclavismo ha abierto paso al comunismo primitivo? ¿El feudalismo a la formación económica y social esclavista? O más cercano a nosotros ¿la derrota de la sociedad capitalista burocrática y el Estado burgués burocrático iraquí, a manos de la coalición imperialista encabezada por la superpotencia yanqui, ha significado el retorno a las relaciones económicas feudales? Cuando resulta más que evidente que la ocupación imperialista ha significado el defenestramiento de una forma de capitalismo burocrático a otra, pero ahora con el predominio de la fracción compradora colaboracionista. Allí el feudalismo, como “nueva” base de la economía y de las relaciones de producción en dicho país, sigue desempeñando un papel subordinado, secundario, al capitalismo. La ley universal del progreso social se cumple, sigue vigente, aunque lo hace en zigzag y con retrocesos, entre vueltas y revueltas, pero el retorno a lo muerto resulta imposible.

“¡Ah! Usted niega el aspecto de la regresión social –me diréis- que también es universal, tiene un valor absoluto”. Con esa negación, dirá, niego o doy de lado el hecho histórico concreto de la restauración del capitalismo en la URSS, China Popular y demás países socialistas. De eso, nada. Primo, la Ley de la regresión en la sociedad, que es una ley general de las formaciones económicas y políticas concretas, históricamente determinadas, tiene un nivel de conceptualización y una esfera de cumplimiento más estrecha y específica que aquella universal. Ella es una particularidad de la ley universal del progreso social, hace referencia a tal o cual formación económica y política, de ahí clasista. Lo que nos señala a portadores sociales concretos, a clases sociales fundamentales antagónicas, materialización que son ya del progreso social o ya de la regresión social; de la continuidad de la lucha de clases y del quién vencerá a quién. La ley de la regresión en el desarrollo social, o si tiene a bien de la restauración de la forma de dominación anteriormente derrocada, es una forma de expresión particular de aquella universal. Es, además, relativa, secundaria y subordinada a ésta. Por lo que, una temporal y funcionabilidad de ésta, como sería luego de la derrota de las clases portadoras del progreso, no impide la manifestación y la aplicación de la ley universal del progreso social.

Secundo, la ley de la regresión en la sociedad nos señala asimismo que el triunfo de los portadores sociales de la misma no es algo absoluto y permanente. Podrá parecer “que se ha acabado la historia”, pero no es así. La restauración de un vieja formación económica y política in toto, una parcialidad de la misma, no significa ni puede significar la desaparición de los elementos progresistas de la formación económico social más avanzada, racional y revolucionaria circunstancialmente derrotada. La viabilidad, por el contrario, a-temporal de la vieja formación económica y política, de su modo de producción históricamente periclitado. 

Tertio, la derrota parcial y temporal de los primeros países socialistas, la restauración del capitalismo y el abandono del camino socialista al comunismo en ellos, no es el resultado del desarrollo sujeto a las leyes objetivas que son propias de la formación económica-social socialista y a ninguna otra, como primera etapa de aquella del comunismo, sino de una alteración y vulneración de las mismas. Esto es, allí el socialismo no ha abierto paso, por sus propias leyes, al capitalismo sino que ha sido cortado, truncado por los revisionistas modernos. Quienes, luego de asaltar el poder del Estado socialista, han consciente y traidoramente abierto las puertas al capitalismo, con sus reformas del sistema económico y político. ¿Con ello se quebró la vigencia de la ley universal del progreso social? Allí sigue existiendo la clase obrera, organizada sindicalmente y políticamente en su Partido Comunista, una experiencia de lucha de clase acumulada e imperdible, un permanente espíritu de lucha revolucionaria y una permanente vocación a la realización de una segunda revolución socialista y a la reinstauración de la dictadura del proletariado  y a la recuperación del camino socialista hacia el comunismo.

Eso, tranquila y seguramente, podemos dejarlo al tiempo y al desenvolvimiento de la lucha de clase de la clase proletaria. El reloj del progreso social sigue su curso.

Igualmente es válido para las nacionalidades y pueblos árabes y musulmanes combatientes.

Panamá, 15 de mayo de 2916

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Datos personales

periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.