El Gran Sol Rojo del Amanecer

sábado, 15 de enero de 2011

Bolivia: PROVOCACIONES TEORICAS



I

RENÉ ZAVALETA MERCADO

Zavaleta es un proficuo escritor boliviano que ha abordado en sus diversas obras los problemas fundamentales de Bolivia desde distintos puntos de vista. Ardiente defensor del “nacionalismo revolucionario” en sus años juveniles, evolucionó hacia posiciones marxistas que algunos señalan como “críticas”, nosotros las calificamos de gramscianas, algunas apreciaciones de la Teoría de la Dependencia y finalmente Zavaleta llegó a ser militante del Partido Comunista de Bolivia.

En su obra “El Estado en América Latina” y en el capítulo “Notas sobre la cuestión nacional en América Latina”, Zavaleta aborda algunos de los problemas relativos a los conceptos de Nación, Estado y  Clases Sociales, desde distintos puntos de vista según las influencias que pesaron en su formación intelectual sobre todo el repertorio académico sociológico, filosófico y politológico de moda en la academia latinoamericana.

Zavaleta ha escrito también algunos textos dispersos sobre el problema nacional que trataremos de reunir en este nuestro trabajo de recopilación de los aportes nacionales sobre el tema. Se ocupa del problema nacional desde el punto de vista del intelectualismo más individualista, es decir para mostrarnos hasta qué punto han llegado sus habilidades para la abstracción, copiando los puntos de vista de todos los autores conocidos, interpolando latinajos, germanismos, anglicismos hasta hacer incomprensibles todas sus proposiciones.

No hay aporte teórico alguno, aunque parezca que existe dicho aporte, se trata de cáscara especulativa y nada más.

Comenzamos transcribiendo la definición de Nación que hemos encontrado en Zavaleta :

«Pues por Nación se entiende por lo común, la construcción de un yo colectivo, es decir, la construcción compleja de cierto grado de centralización y homogeneidad en torno al mercado interno... se trata en primer lugar de la construcción de una identidad colectiva o entidad histórica formada por hombres jurídicamente libres....» (1).

Acá comienza la dramática confusión de Zavaleta entre los conceptos de Nación y Estado Nacional. Veamos:

«El Estado Nacional es lo que ocurre (sic) cuando la sociedad se ha convertido en una nación......., o sea cuando el Estado quiere en nombre de la nación, lo que ésta quiere que se quiera por ella. El Estado sin duda puede ser la condición de la nación, su previedad y es lo que ha ocurrido casi siempre pero también la inversa, que la nación pre-exista al Estado....» (2)

De modo que, para Zavaleta, “Nación” y “Estado Nacional” son lo mismo. El Estado, como sujeto, determina cuándo una sociedad se convierte en Nación o lo que es lo mismo en Estado Nacional. ¡Qué confusión más grande! Acá Tönnies queda fuera de combate, ya que la nación en la versión baueriana es siempre una comunidad, de acuerdo con Tönnies y sus teorías de la voluntad esencial ya conocidas, en tanto que la sociedad es una categoría diferente que como sabemos depende de la voluntad arbitraria. Según Tönnies y Bauer lo "comunitario", la nación precede siempre a lo "societario". Acá podemos apreciar un total desconocimiento de las categorías de Tönnies, adoptadas por Bauer y que son comprendidas muy superficialmente por Zavaleta.

Pero sigamos, el Estado (¿cuál?) quiere en nombre de la nación, lo que la nación quiere que se quiera por ella. ¿Qué significa "querer" en el "análisis" de Zavaleta?  Lógicamente, desde su punto de vista, el Estado representa orgánicamente a la nación, es su representante legítimo: quiere lo que ella quiere.

Podríamos preguntar: ¿cuándo y dónde se ha podido pensar que el Estado represente todos los anhelos nacionales ya que sabemos muy bien que la nación está dividida en clases que tienen diversas aspiraciones y que quieren de modo diverso?; que, por otra parte, los Estados pueden ser y son multinacionales y tienen pues muchos quereres nacionales?

El Estado, se dice, puede ser la condición de la nación, su previedad, pero también puede ocurrir lo contrario que la nación sea la condición del Estado. En otras palabras para Zavaleta puede ocurrir…. ¡cualquier cosa! Naturalmente si no hemos dilucidado claramente la diferencia conceptual entre Estado, nación, Estado/nacional, sociedad, formación social, etc., puede ocurrir abigarradamente cualquier cosa. Sin embargo, hablando seriamente, es evidente que la nación, como tenemos explicado en el capítulo correspondiente, es siempre anterior al Estado y el Estado es anterior al Estado/nacional. Acá tenemos lógica y no juego de palabras.

 Pero sigamos con Zavaleta:

"El momento constitutivo ( de la Nación).

"Hay un momento en que las cosas comienzan a ser lo que son y es a eso a lo que llamamos el momento constitutivo ancestral o arcano o sea su causa remota..."  (3)

No hay más que pensar lógicamente: si algo comienza a ser es que antes no lo fue y si ya es, no necesita comenzar a ser. En rigor, podríamos decir que las comunidades o sociedades (ahora empleamos estos conceptos en el sentido materialista histórico y no en el toennesiano), llegan a constituir la nación en el momento que adquieren conciencia de sus potencialidades y se mueven hacia la autodeterminación. Pero no se trata de interpretar a Zavaleta, él quiere de todos modos enredar los problemas y aparentar abstracciones que resultan incluso absurdas.

Esta nueva definición de Nación, es pues, otra vez,  más adecuada al Estado Nacional, ya que nos habla de la centralización y homogeneización en torno al mercado interno y a la entidad histórica formada por hombres jurídicamente libres (El Estado burgués capitalista).

A continuación intentamos la comprensión de uno de los "conceptos" más utilizados por Zavaleta: La Formación Social Abigarrada.

En términos sencillos, abigarramiento significa lo heterogéneo reunido sin concierto o conjunto de varios colores mal combinados. Si bien es cierto que la expresión fue utilizada originalmente por Lenin al referirse a la sociedad rusa zarista, pensamos que en rigor ninguna formación social puede ser abigarrada ya que según Marx, la heterogeneidad y complejidad de formas productivas llevan siempre el sello de las formas dominantes. He aquí el marxismo en su máxima expresión científica.

"En todas las formas de sociedad existe una determinada producción que asigna a todas las otras su correspondiente rango (e) influencia, y cuyas relaciones por lo tanto asignan a todas las otras el rango y la influencia. Es una iluminación general en la que se bañan todos los colores y (que) modifica las particularidades de éstos. Es como un éter particular que determina el peso específico de todas las formas de existencia que allí toman relieve...." (4)

Esta luminosa cita nos ahorra pues todo comentario en cuanto al pretendido abigarramiento de las sociedades que según Marx se homogeneizan por la influencia y el rango de la producción dominante.

Luís H. Antezana nos dice: "No hay una definición explícita de tal concepto (el abigarramiento) en la obra de Zavaleta"; de ahí que haciendo los mayores esfuerzos de síntesis, el mismo Antezana nos propone una definición de carácter práctico, cuando sostiene:

«Podríamos proponer entonces... se trata de la calificación mutua de diversidades económica-sociales de tal suerte que, en concurrencia, ninguna de ellas mantiene formas previas, primordiales o no; la referencia, o sea la sociedad concreta objeto de conocimiento, permitiría caracterizar las diversas historias en juego; es decir, los diversos grados de constitución social ahí implicados; y el marco de 'calificación de unas por otras' diversidades recurriría al concepto de intersubjetividad para reconocer, en las crisis sociales, el grado de unidad en la diversidad alcanzado en dicha concurrencia...." (5)

La verdad es que al querer explicar el abigarramiento de Zavaleta, Antezana no hace sino "abigarrar" aún más el "concepto", quedando en la más completa orfandad teórica.

Por su parte, Raúl Prada Alcoreza tiene los siguientes conceptos que coinciden básicamente con Antezana, en torno al problema de las "formaciones abigarradas" de Zavaleta Mercado:

«Cuando hablamos de formación social abigarrada suponemos la teoría historicista (sic) del materialismo histórico sobre formación social.... Ahora bien,  ¿qué es lo que pasa con la articulación especifica de modos de producción que no se encuentran determinados por el modo de producción capitalista? Es a esas formaciones sociales a las que se refiere el concepto de formación social abigarrada.... Esta no determinación del modo de producción capitalista las hace abigarradas... Esta pluralidad se acerca al azar.... el concepto de formación social abigarrada es una configuración teórica compuesta que nos permite pensar la especificidad de las conformaciones históricas. El concepto de formación social abigarrada es más abierto, permite pensar la multilinealidad histórica, en su ámbito connotativo está incluida la alteridad histórica de las formaciones no eurocéntricas. Esta es su riqueza......» (6)

De entrada podemos decir que el materialismo histórico no es historicista (otra lamentable confusión entre historicismo e histórico), pero ésta no es la cuestión principal. Si sabemos que la formación social es determinación histórica y un sistema de modos de producción con uno de ellos dominante y los restantes subordinados, no se da jamás la situación teórica de que formas y maneras de producir se amontonen sin concierto, al azar, cada cual por su lado y con su propia lógica. De una vez por todas debemos sentar el principio de que el MPC, determina, en última instancia, todas las formas de producción en el planeta, hoy muchísimo más con motivo de la globalización, por lo cual el razonamiento de Zavaleta y de Prada resulta siendo un contrasentido lógico y concreto. El dualismo estructural hace tanto tiempo desechado, con toda razón, por el pensamiento social, vuelve ahora como abigarramiento. Una vez más, y van muchas, debemos remitirnos y comprender  profundamente la cita de Marx (4. del presente capítulo), que debe poner fin a esta cuestión.

En realidad las formaciones sociales no pueden ser abigarradas, puesto que, existiendo siempre una pluralidad de modos de producción, uno de ellos domina siempre imponiendo su lógica e impregnando y sometiendo a los restantes, fenómeno que excluye de hecho el abigarramiento. Lo correcto y lo que corresponde plenamente a las ideas de Marx, son el carácter complejo y articulado de las formaciones sociales.

En cuando a que la multilinealidad histórica pueda explicarse por el concepto de formación abigarrada, es otra afirmación insostenible. El desarrollo desigual de las formaciones desiguales es una permanente del desarrollo histórico.

Volviendo al propio Zavaleta y en cuanto al territorio, el "alter ego" de toda la intelectualidad boliviana "arrepentida" de su pasado, sostiene que el territorio es un elemento que puede existir o no, en determinadas naciones. Así, expresa:

«Tampoco es necesario extenderse mucho en cuanto al principio de posteridad que tiene en algunos ejemplos el territorio respecto de la nación. No cabe duda de que los norteamericanos, que no tienen ni aún un topónimo peculiar para referirse a sí mismos pero si una identidad coherente, existieron primero y se dieron después su propio espacio, aunque es cierto que en alguna medida ni Texas ni Atacama serán nunca en verdad norteamericana o chilena. De cualquier manera, es claro que la razón de ser del territorio resulta supeditada en general al acto articulatorio, que es la esencia de lo nacional......»  (7)

Hoy mismo se discute, con toda razón, si podría decirse que los Estados Unidos de América, constituyen o no una nación por la gran heterogeneidad justamente nacional que presenta. Pero Zavaleta sostiene que aún antes de llegar a América, los inmigrantes europeos (los pilgrims) provenientes de todos los rincones del viejo continente empobrecido, ya eran una nación.  Acá encontramos la influencia de los escritos de Alexis de Tocqueville que sostiene precisamente eso en su famosa obra "La Democracia en América".     Insostenible, desde todo punto de vista es el "contundente argumento" de Zavaleta.

Zavaleta es un pensador boliviano que, como sabemos, comenzó su producción teórica como un adherente muy convencido de las tesis nacionalistas "revolucionarias". Todos los analistas coinciden en señalar que esta etapa de su producción, está plenamente identificada con la obra de Carlos Montenegro, Augusto Céspedes y otros ("El Desarrollo de la Conciencia Nacional"). Zavaleta marcha después a México donde ejerce la cátedra universitaria y se dedica a la publicación de nuevos textos, esta vez influido por el marxismo gramsciano de lo "nacional-popular" ("Lo nacional-popular en Bolivia") y alguno de sus seguidores, nos dirá que su marxismo es "crítico", (como si hubiera un marxismo no crítico). Empero el carácter "crítico" del pensamiento de Zavaleta, es, en nuestro concepto, más una mezcla muy "abigarrada" de teorizaciones y especulaciones de la diversidad más grande, por lo que nosotros anotamos un eclecticismo pronunciado.

Efectivamente, los aportes de Hegel, Weber, Pareto, Parsons, Habermas, Gramsci, Gunder Frank, etc., etc., nos muestran, no precisamente un desarrollo de la ciencia social y política, sino una exposición harto desordenada de esos autores, mezclados con una terminología cosmopolita que lejos de aclarar los conceptos los enreda mucho más, pues introduce latinajos, germanismos, anglicanismo y términos entrecomillados e incluso inventados o construidos arbitrariamente que finalmente hacen tan confuso el discurso, como pasamos a comprobar, por ejemplo en su definición de nación o de crisis:

«La Nación, por ejemplo, es una forma específica de existencia y aglutinación civil pero no toda sociedad civil es una nación. 'Habría nación donde los hombres se sienten nación'..»  (Weber). (8)

«Por nación por tanto, en principio y en general, debe entenderse el yo colectivo o sustancia socializada que es la consecuencia de premisas más frecuentes del capitalismo. Es por tanto un yo compuesto por la tributación ideal de hombres en estado de desprendimiento, hombres extrañados...»  (9).

«La nación y su derivación compleja, el Estado Nacional, serían entonces algo así como la alocución de este 'metabolismo universal'. En otros términos para que ella exista (la nación) se requiere que se dé un acontecimiento que contenga la disolución de las rígidas relaciones de dependencia personal' y la aparición de un nexo transpersonal o, al menos, un acontecimiento que equivalga a ello en sus pretensiones de validez.....»  (10)

Esta nota de Zavaleta sobre la nación se acerca a nuestra conceptualización y echa por tierra sus anteriores criterios. Efectivamente la nación, formación histórica milenaria, deriva en el Estado Nacional en el capitalismo y es esa, precisamente, la prueba de la diferencia esencial entre ambos conceptos.

«Las naciones, es lo cierto, son la base o las unidades del mercado mundial, esto es, mediaciones entre la mundialidad y el trabajo concreto en una suerte de doble vida....Todo estado nacional es enemigo de otro estado nacional….»  (11).

La cita se refiere, claramente, a que la nación es un producto del capitalismo, cuando las relaciones de dependencia personal se han disuelto y han sido sustituidas por relaciones enajenadas propias del capitalismo. Pero, además se nos habla de un "metabolismo universal", que claramente se refiere al espíritu universal hegeliano que se reparte a cada nación en proporciones adecuadas, o a aquella apercepción universal de la que nos habla Bauer.  Para que no quepa duda alguna en cuanto a la confusión entre nación y Estado nacional, se nos recuerda que las naciones son unidades del mercado mundial.

Pedro, una y otra vez Zavaleta confunde las Naciones con los Estados nacionales asignando a aquellas los caracteres de estos.

Pasando a otro tema correlativo, tenemos sus expresiones sobre la conceptualización clásica de Nación.

«No es inútil referirse a la definición de Stalin puesto que aunque nadie trabaja hoy en esos términos, sin embargo es la más recogida de todas...»  (12)

En su clásico estilo barroco, Zavaleta coincide con todos los autores que consideran el hecho nacional como producto del capitalismo, la excepción es Samir Amin, pero ninguno de ellos cae en la confusión anteriormente señalada.

La segunda parte de la cita hace referencia a un verdadero contrasentido de sus afirmaciones. La flagrancia es evidente, pues si la definición propuesta por Stalin no es inútil, quiere decir que es útil, pero como nadie trabaja en los términos de Stalin, ¿por qué entonces es la más recogida de todas las definiciones conocidas?

No podemos comprender por qué Zavaleta entra en contradicciones tan evidentes en cada uno de sus análisis en torno al concepto de nación, al extremo de confundirnos y hacernos dudar bastante de su coherencia teórica.

Finalmente en torno al otro elemento fundamental del concepto de Nación, Zavaleta, nos dice:

«La lengua es solo el testigo de la nacionalización y no su condición. En el momento de su intensidad comunicante, los pueblos pueden abandonar su lengua puesto que está probado que están dispuestos a retirarse de su visión del mundo y la lengua no es sino, en efecto, una concepción del mundo....»  (13).

Recordemos a Bauer y veremos que el punto de vista de Zavaleta no es sino una repetición monótona de la consideración de la lengua como simple “instrumento” de la cultura común. Zavaleta expresa que el idioma es únicamente el "testigo" de la nacionalización y no su condición, de modo que en su criterio, puede muy bien existir la nación sin un idioma común, ya que se puede muy bien prescindir de dicho testigo. Efectivamente, en determinado momento, el de su intensidad comunicante (?), los pueblos pueden abandonar su lengua y retirarse de su propia visión del mundo, lo cual, otra vez según Zavaleta........... ¡estaría probado !

Para empezar la crítica del párrafo, podríamos preguntar, ¿cuál es aquel misterioso momento de la intensidad comunicante de los pueblos? Podríamos suponer que es, precisamente aquel en el cual el idioma es más fuerte, más intenso y, por consiguiente más necesario para la vida en común. Sin embargo, es ese momento, justamente, en el cual los pueblos, según Zavaleta están más dispuestos a... ¡¡"abandonarlo"!!.

Quisiéramos interrogar una vez más, ¿cuándo y dónde se ha probado que los pueblos, cualquiera de ellos, estén dispuestos a abandonar su idioma, junto a toda su visión del mundo, para adoptar otro u otra?

Absolutamente al contrario, podemos afirmar que los pueblos están siempre dispuestos a hacer los más grandes sacrificios y pasar cualquier penalidad para defender, con todas sus fuerzas, su idioma, su territorio, su visión del mundo. Si el idioma forma, como sabemos, parte sustancial de la cultura, atribuir a los pueblos la disposición de abandonar parte o toda su cultura (no se dice en que condiciones ni circunstancias) por el simple hecho de que Zavaleta "ha probado" que dichos elementos son completamente.... desechables.

No conocemos un solo caso de pueblo o nación que hubiera comunicado al Sr. Zavaleta su disposición para abandonar su idioma y prestarse algún otro. Lo interesante sería que siguiendo la lógica de nuestro autor que exigía a Stalin una muestra concreta que coincida con su definición de Nación, nos muestre un caso concreto de la referida situación, para poder concordar en la tesis de que el idioma no es nada más que un testigo pasajero y eventual de la nacionalización.

Pero dejemos de lado la ironía y exijamos rigurosidad no solamente científica sino simplemente lógica a nuestro autor. El proviene, paradójicamente,   de las corrientes nacionalistas y nos enseña que los pueblos forman su "conciencia nacional" y el más importante de los vehículos de tal conciencia no puede ser otro que el idioma, de donde resulta que la conciencia nacional, junto con el idioma, son trastos viejos que pueden ser abandonados en cualquier momento por los pueblos.

Zavaleta ha escrito también un opúsculo denominado "Notas sobre la cuestión nacional en América Latina". (14) Lo más llamativo en este pequeño trabajo de Zavaleta es la preocupante confusión en la utilización de los conceptos más importantes del Materialismo Histórico que él los maneja de modo inadecuado y caprichoso. Dice, por ejemplo, que una formación social (Formación Socio-económica), puede convertirse o no en Nación. Es esta una afirmación que nos deja perplejos, ya que la formación social y la formación histórica, como tenemos explicado marchan paralelamente, influyéndose recíprocamente, pero de ningún modo una puede convertirse en la otra. En rigor, la formación social, contiene a las diversas formaciones históricas, pero jamás una se convierte en la otra. Una temática que ya desborda el objeto de este breve ensayo.

Acá concluimos los análisis de la obra de Zavaleta en torno a la cuestión nacional que, como vemos, aparte de muchas disquisiciones presuntamente teóricas, no aportó nada importante, desde el punto de vista conceptual, a la elaboración de un concepto científico de "Nación".




NOTAS.

1.  Zavaleta Mercado, René. “Lo nacional y popular en Bolivia”.  Siglo XXI, editores. 1986. Pág. 164.
2.  Zavaleta. “El Estado en América Latina”. Pág. 180.
3.  Zavaleta. “Lo nacional y popular….” Citada. Pág. 161.
4.  Marx, Karl. “El método de la economía”. Los Grundrisse.
5.  Antezana Luís H. Zavaleta visto por Antezana.
6.  Prada, Raúl. “Las armas de la utopía. Marxismo: provocaciones heréticas. Pág. 217. Ontología de la praxis.
7.  Zavaleta. “Lo nacional….” Citada.  Págs 166-167.
8.  Weber citado por Zavaleta.
9.  Zavaleta. “Lo nacional y popular en Bolivia”. Citada. Pág. 161.
10. Idem.  Pág. 162.
11. Idem. Pág. 163.
12. Idem. Pág. 165.
13. Idem. Pág. 169.
14. Zavaleta. “El Estado en América Latina”, Los Amigos del Libro. Obras completas. Cochabamba 1990 y también Revista de Derecho. No. 58 



Jorge Echazu Alvarado.
PC mlm.
20-02-09

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Datos personales

periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.