El Gran Sol Rojo del Amanecer

martes, 18 de enero de 2011

EL CONGO: LUMUMBA Y LA REPUBLICA DEMOCRATICA DEL CONGO


El Congo me ha hecho;
yo hago al Congo,
lo prolongo.
                      
Patrice Lumumba.

(Nota de Luminoso Futuro: Con placer ofrecemos a nuestros camaradas lectores con motivo de conmemorarse el 50º Aniversario del feroz asesinato de ese gran líder independentista que fue Patrice Lumumba y en homenaje a la prolongada lucha por la liberación del pueblo congolés. Proceso revolucionario, cargado de conspiraciones e injustas guerras recolonizadoras por parte del imperialismo europeo, en primer lugar aquel Belga, sucedido después por aquel estadounidense, el enemigo Nº 1 de los pueblos y naciones de todo el mundo, y que a la postre, luego de firme guerra de liberación nacional ha dado origen a la fundación de la República Democrática del Congo.

La guerra revolucionaria del pueblo congolés, aún a la fecha de hoy, no ha terminado y se continúa enfrentando nuevas agresiones y conspiraciones. En realidad, ella sólo terminará cuando el imperialismo mundial sea barrido de la faz del planeta y dicho pueblo avance hacia su luminoso futuro: el socialismo y el comunismo. El escrito siguiente es obra del camarada boliviano Jorge Echazú Alvarado, parte correspondiente de su magno libro Revolución y socialismo en el siglo XX. Del mismo, tanto viejos combatientes comunistas rememorarán un pasaje de la crucial lucha de clase mundial de la que han sido parte activa, así como estas nuevas generaciones que nutren al nuevo movimiento comunista (marxista-Leninista) internacional  tendrán una rica fuente de inspiración revolucionaria para proseguir su lucha, en el fragor de fusiles revolucionarios, porque el  comunismo triunfe completamente).


1. LA HISTORIA REVOLUCIONARIA DEL CONGO.

El Congo ex-Belga, luego Zaire bajo la dictadura del nefasto Mobutu y nuevamente Congo Democrático bajo la conducción revolucionaria de Laurent Desiré Kabila, protagonizó una de las revoluciones más importantes, heroicas y sacrificadas a mediados de la centuria por lograr su independencia y su autodeterminación. Chocó su indeclinable amor por la libertad con la confabulación más indigna de todo el siglo de parte de los poderes imperiales y del poder colonial belga que, utilizando malignamente las diferencias tribales y la demagogia más desenfrenadas, trataron de impedir que surja en el corazón el Africa una poderosa nación como ejemplo para todos los pueblos africanos.

El drama contemporáneo congoleño se inicia en 1960, cuando los vientos anticolonialistas soplaban vigorosamente en todo el continente negro. Efectivamente, el 1° de julio, Bélgica, a regañadientes, concedía la independencia al Congo en una ceremonia que tenía la presencia del Rey belga Balduino.

Poco a poco se va destacando nítidamente la figura singular y heroica de Patrice Lumumba como líder indiscutible de un Estado y pueblo multinacional que se encontraba en pleno proceso revolucionario con el repliegue del colonialismo. Sin embargo, el Congo tenía un territorio muy rico en materias primas naturales, sobre todo la provincia de Katanga, al sur, donde tenía su base la famosa Empresa multinacional del uranio, La Unión Minera de Alto Katanga. Naturalmente, los poderes mundiales de Occidente, no podían permitir la pérdida de esas riquezas y planearon meticulosamente la agresión al Congo y la transformación de la independencia en un proceso manejado por ellos y lograr la dependencia de nuevo tipo al estilo latinoamericano de democracia e independencia formal y sujeción y dependencia total en lo económico y político.

Inmediatamente después de la declaración de la independencia, se fue desplegando el plan criminal del imperialismo norteamericano y sus aliados: el colonialismo belga y las Naciones Unidas, bajo la conducción de su secretario general Dag Hammarskjold. Reconociendo formalmente la independencia del Congo y la dirección real de Patricio Lumumba, se acordó la presencia en el país de fuertes contingentes de Naciones Unidas para "garantizar" la transición pacífica a la independencia y la "protección" de los europeos residentes en el Congo. Esos contingentes eran precisamente los encargados de escamotear la libertad que había conseguido el pueblo en su lucha heroica.

A los pocos días, el 11 de julio, continúa el drama con la declaración de "independencia" de Katanga como «estado» al margen del Congo bajo el liderazgo espurio de Moise Tshombe, una miserable marioneta de los poderes imperiales que, traicionando a su pueblo y a su raza, se pone al incondicional servicio de los intereses anti-nacionales de la forma más brutal y cínica. En realidad se declara una verdadera guerra interna porque por arte de magia, Tshombe muestra todo un ejército organizado, naturalmente por los mercenarios belgas que bien pagados por la Unión Minera, comandan destacamentos racistas. Las fuerzas patrióticas que respaldan al gobierno del Primer Ministro Lumumba, tienen el pleno apoyo del pueblo, las masas populares comienzan a comprender que en Lumumba tienen un líder incorruptible que lucha y luchará junto a su pueblo contra sus enemigos. Su prestigio crece como las "sombras cuando el sol se pone" y ése es pues un gran peligro para los espurios intereses de Occidente.

Sin la ayuda o mejor intervención directa de los mercenarios y las tropas de las Naciones Unidas, la guerra civil interna hubiera terminado muy rápidamente dado el enorme prestigio de Lumumba y el respaldo de todos los pueblos congoleños a su conducción y su política. Sin embargo, además de esas fuerzas externas reaccionarias, se contaba con la hipócrita y solapada acción del Secretario de las NNUU, Dag Hammarskjold, que estimulaba y protegía ladinamente a Tshombe mientras saboteaba de todas las formas posibles a la administración legal de Lumumba. He aquí las pruebas:

«En mi conferencia de prensa de ayer expresé las graves razones que impulsaron al gobierno a pedir al presidente del Consejo de Seguridad que examinase el problema del envío inmediato de un grupo de observadores neutrales al Congo para asegurar el control de la aplicación de la resolución del 14 de julio de 1960.....
(La resolución del 14 de julio decidió el retiro de las fuerzas militares de Bélgica del Congo, el envío de tropas de la ONU y la colaboración con el gobierno legítimo de Lumumba. A esta resolución siguieron otras dos en el mismo sentido)
El secretario general de las Naciones Unidas actuó como sí no existiese un gobierno de la república....

El pueblo congolés considera sus contactos y reuniones con Tshombe, así como las seguridades que dio a éste como una pura traición... En el Congo nadie aprueba las medidas que hasta ahora han sido tomadas en cuanto al problema del Congo, por el Secretario General.... Muchos crímenes se han perpetrado en Katanga debido a la demora del secretario General de las Naciones Unidas en cuanto a la puesta en vigencia de las decisiones de las Naciones Unidas... Esos repugnantes crímenes han sido ocultados al público... Todos los días recibo alarmantes noticias de distintas partes de Katanga, y todos los días la población de Katanga pide al gobierno que intervenga y la libre de la opresión del grupo Bélgica-Tshombre... Ha transcurrido más de un mes desde que depositamos nuestras esperanzas en las Naciones Unidas, más de un mes de espera. Hace ya más de un mes que esperamos que su resolución se cumpla.... Somos los amos de nuestro destino y haremos del Congo lo que queremos que sea, y no lo que quieran otros...»  (1).

Lumumba pudo comprobar en la práctica que Hammarskjold, el Consejo de Seguridad y las Naciones Unidas, así como Bélgica y los Estados Unidos, no solamente pretendían derrocar al gobierno legítimo, sino también desmembrar al Congo para convertirlo en una serie de mini-estados más susceptibles de dominación (divide y vencerás).

«Nosotros conocemos los horrores del colonialismo pero éste creo, nunca había llegado a un punto tan bajo y tan vergonzoso. ¿Qué quieren los belgas?. Ellos saben que sin nuestras riquezas, su país y su economía se verán en dificultades. Por esta única razón, por el egoísmo y la ceguera de un grupo de rapaces aprovechadores, de hombres que con sus sociedades anónimas chuparon durante un siglo nuestra sangre, han provocado la crisis congolesa, lanzando al mundo al borde de una guerra...» (2).

«La continuación de la crisis política provocada por el jefe de Estado, señor Kasavubu, el 5 de septiembre de 1960, torna inminente el grave peligro de la total disgregación del Congo. Un régimen de anarquía y dictadura ha reemplazado el régimen democrático establecido por el pueblo congolés el 30 de junio de 1960. Una minúscula minoría asesorada y financiada por ciertas potencias extranjeras, se dedica a una permanente actividad subversiva. La capital de la república es escenario de desórdenes, en los que un puñado de militares a sueldo violan incesantemente la ley y el orden...» (3).

Poco a poco y sistemáticamente la subversión, el sabotaje y la infamia, se van convirtiendo en acciones militares agresivas directas contra el gobierno legítimo y legal. Se trata, para ganar la guerra, de sacar del camino al principal obstáculo, se trata de aniquilar a Patricio Lumumba.  El 23 de julio de 1960, Lumumba emprende viaje al extranjero en un intento de conseguir apoyo internacional a su gobierno. Visita, en primer lugar los Estados Unidos, es decir a las Naciones Unidas y luego varios países africanos de los cuales obtiene apoyo total e irrestricto y entonces nacerá la Conferencia Panafricana de Leopoldville realizada del 27 al 31 de agosto.

El 5 de septiembre se precipita la crisis y naturalmente el enfrentamiento decisivo entre las fuerzas patrióticas y revolucionarias de Lumumba y las fuerzas del imperialismo y sus lacayos de las NNUU y las locales vendidas o compradas. El presidente de la República del Congo, Joseph Kasavubu destituye a Lumumba y el jefe militar, la siniestra figura del futuro del Congo Joseph Mobutu, cierra violentamente el parlamento legítimo que había dado una y otra vez votos de confianza al primer ministro Lumumba.

Un régimen parlamentario, como era el congolés, no permitía ninguna destitución por parte del presidente, ya que el primer ministro tenía respaldo pleno del parlamento. Entonces, se trataba claramente de un golpe militar que desata un gran caos, pues las fuerzas lumumbistas eran muy grandes y emprenden la resistencia y la oposición al régimen ya dominado por la figura siniestra de Mobutu Sese Seko.

El caos total se hace cargo del Congo y en Occidente se extiende, como reguero de pólvora, la versión de las “atrocidades” cometidas por las fuerzas lumumbistas contra los europeos. Claramente se utiliza la noticia para justificar la intervención armada, con careta de la ONU, de las potencias occidentales, Inglaterra, Francia y Bélgica. Pero, una fuente neutral, señala que los abusos de todas las partes tienen el siguiente carácter:

«Echando una mirada retrospectiva sobre aquellas jornadas, resulta evidente que las violencias no alcanzaron nunca proporciones catastróficas. Los europeos muertos fueron quizá una docena. Las violaciones fueron acompañadas a menudo de actos encaminados a humillar el máximo a las mujeres víctimas. Los malos tratos infligidos a los hombres tendían sobre todo a degradarles. A menudo fueron elegidos sacerdotes y monjas, para hacerles objeto de insultos especiales. Los autores de las violencias fueron casi siempre soldados y policías, los paisanos tomaron raramente la iniciativa de atacar a nadie. En muchos casos, la mera intervención de un solo suboficial africano disciplinado o de un servidor adicto bastó para proteger a los europeos... Ocurrieron algunas cosas terribles..., pero la entidad de las violencias no debe ser exagerada: entre casi ochenta mil belgas residentes en el Congo en el momento de su independencia, menos del uno por ciento tuvo que lamentar auténticos malos tratos. (Colin Legum). Según el libro blanco, el balance de dos semanas de revuelta se resume en quince blancos muertos (diez a tiros, dos quemados y tres lapidados) doscientas cincuenta y una mujeres europeas violadas y doscientas treinta personas gravemente maltratadas. Crawford Young comenta: Aunque se ciertos momentos hubieron podido producirse auténticas matanzas, el número de los muertos europeos fue relativamente insignificante y no sobrepasó las dos docenas...» (4)

Es en esta época cuando surge la intervención abusiva y cínica de los mercenarios europeos utilizados por el colonialismo contra el pueblo congolés. Se abren verdaderas oficinas de reclutamiento de los llamados "perros de la guerra" es decir asesinos profesionales, terroristas de tendencias fascistas y delincuentes comunes que bien pagados por los gobiernos de Bélgica, Francia e Inglaterra, para apoyar a Tshombre y en general a todas las fuerzas reaccionarias del Congo en su infame guerra contra un pueblo pobre y desarmado.

"Para ello (para prever la pronosticada repatriación de los oficiales  europeos) se abrieron en Europa, Suráfrica y Rhodesia diversos centros de reclutamiento; mientras el ministerio katangueño de Defensa  José Yava, en misión especial en Francia, conferenciaba con los círculos militares de aquel país y el coronel Trinquier -un veterano de Argelia pasado al servicio de la provincia secesionista-, se encargaba de seleccionar y enrolar los elementos idóneos. +A través del mundo, desde los bares lóbregos de Johanesburgo, desde los contornos de la plaza Brouckere de Bruselas a los ´pies negros´ de Marruecos y de Tunez, comenzó a correr la voz de que todos los exmilitares podían entrar en servicio en Katanga como instructores... No hacía falta más para que desde Bélgica, Africa del Sur y del Norte, Medio Oriente e incluso Canadá, un río de aventureros... intentase llegar a Katanga... No obstante, la mayor parte eran belgas..."(5)

Los nombres tenebrosos de Guido Weber, Champión, Crevecoeur, Renato Faulques,  Andrés Crémer,  Mike Hoare, Jean Schramme (Black Jack), están estrechamente ligados a los verdaderos crímenes de lesa humanidad que se cometieron en el Congo y que fueron maliciosamente cargados a los luchadores por la independencia. La infamia de los mercenarios, no tiene nombre, sin embargo las famosas Naciones Unidas jamás se dieron por enteradas de las atrocidades cometidas por esta carroña humana que tuvo en el Congo su principal escenario.

Estos mercenarios comandaron las fuerzas de Katanga que intentaron aplastar la revolución, pero fueron sobre todo las maniobras contra Lumumba las que determinarían la derrota temporal de la revolución.

La ayuda militar abierta e ilegal de Bélgica y sus aliados a Tshombe y su "estado" secesionista fluía desde Europa a través de los puentes aéreos establecidos oficialmente por las autoridades y en abierta violación de los acuerdos de las Naciones Unidas:

"El 19 de julio, los efectivos metropolitanos en el Congo sumaban diez mil hombres, ocho mil de los cuales se hallaban en Katanga. Entre el 11 de julio y el 8 de septiembre de 1960, un puente aéreo transportó desde Bruselas a Lubumbashi más de cien toneladas de armas -morteros, ametralladores, carabinas automáticas FN 38-, con sus correspondientes municiones....."(6).

Occidente, representado esta vez por la diminuta y ridícula nación belga, se movía desesperadamente para asesinar a Lumumba y retener el enorme territorio del Congo y sus riquezas naturales. Todos los medios, sin excepción alguna, eran empleados por Bélgica y sus aliados para impedir la libertad del Congo. La historia contemporánea no ha hecho el menor esfuerzo para denunciar esa infamia hecha política el año de 1960 contra el continente negro.

Pero, todavía debía llegar lo peor, es decir el frío y brutal asesinato de Patricio Lumumba el héroe máximo del Africa negra en la lucha por su independencia y libertad.  Bélgica y la administración norteamericana de Eisenhower montaron la siniestra operación "Barracuda" que consistía en la eliminación física de Patrice Lumumba. Desde su ilegal "destitución" por parte del Kasavubu, aquel había permanecido espectante en su residencia para ver cómo reaccionaba el pueblo congoleño respecto de las mutuas "destituciones". Claramente, si se hubiera obrado honrada y democráticamente, el destituido hubiera sido el Sr. Kasavubu y el verdadero poder hubiera pasado al Primer Ministro. Entonces, consciente de que su ruptura con el "presidente" era definitiva, decide trasladarse a Kisangani, la provincia oriental (Antiguo Stanleyville), donde su popularidad era incontestable. Su domicilio, en Kinshasa había estado resguardado por tropas africanas de las Naciones Unidas, pero un círculo exterior tenía tropas gubernamentales, con el claro propósito de impedir el movimiento de Lumumba.

 La noche del 27 de noviembre, Lumumba clandestinamente viaja hacia la provincia oriental desorientando a sus guardianes.

"Un convoy de ocho automóviles salió hacia Port Francqui, sin ser visto ni molestado al atravesar la capital; dicho convoy conducía, con el premier, al vicepresidente del senado, José Okito, al ministro de la Juventud Mauricio Mpolo, al ministro del Interior, Cristóbal Gbenye; y al ministro de Información, Aniceto Kashamura...."(7).

Sin embargo, la confianza de Lumumba era muy grande y en lugar de apresurar su viaje hacia una base segura, se distrajo mucho tiempo para responder a las manifestaciones de apoyo y respaldo entusiastas y calurosos que recibía de todas las poblaciones y comunidades por las que pasaba. El gobierno de Kasavubu y de Mobutu, comprendieron que si Lumumba llegaba a Kisangani, podría fácilmente levantar a todo el país en su respaldo poniendo en serios aprietos a los usurpadores del poder público.

Comenzó una persecución salvaje y brutal contra  Lumumba. Aviones, helicópteros, carros de combate y todos los recursos se emplearon para capturar a Lumumba.

«La CIA y otros servicios especiales extranjeros colaboran en la búsqueda del gran líder: una nave aérea con piloto europeo rastrea la dirección en que se han producido las concentraciones populares espontáneas e inoportunas, lo que facilita la localización del convoy donde viajaban Lumumba, su esposa, un hijo pequeño y varios compañeros.

En la madrugada del 2 de diciembre Lumumba es hecho prisionero en las cercanías de Port Franqui, conducido en avión a la capital y de allí al campamento militar de Thysville...El 17 de enero de 1961, en unión de sus ministros... también prisioneros y torturados como él, es enviado por Mobutu, atadas las manos a la espalda, a Elizabethville, capital de Katanga. La CIA, que cuenta con la luz verde de la administración Eisenhower, quiere dejar este asunto antes del cambio de poderes en los Estados Unidos. Un anterior intento de dos agentes de la CIA por envenenarlo había fallado.
Ese mismo día de su llegada, Lumumba es vilmente asesinado junto a sus compañeros, cerca del aeropuerto, con la participación de Munongo, ministro del Interior del Gobierno secesionista de Tshombe..."(8). 

El asesinato de Lumumba produce una conmoción en todo el mundo. Un líder africano de su prestigio, en el año de Africa (1960), reconocido ampliamente por su propio pueblo, admirado por su dignidad ante los poderes mundiales, es eliminado ante la faz del mundo por un régimen títere de Occidente después de sufrir torturas dignas del Medioevo europeo. La desaparición de Lumumba marca un hito en la historia de Africa. A partir de entonces, la lucha se profundiza y alcanza los niveles de la guerra popular revolucionaria prolongada no solamente en el Congo sino en una serie de países africanos. Sin embargo no existe ya el líder carismático que conduzca la gran lucha. Occidente puede vanagloriarse de haber ganado una batalla histórica contra un hombre solamente armado por su dignidad.

El movimiento lumumbista se repliega a la provincia oriental bajo la dirección de Antoine Gizenga y comienza la desigual lucha armada contra Mobutu, Tshombe, Kasavubu, el colonialismo belga y su aliado el imperialismo norteamericano. Gizenga y su gobierno reciben el respaldo de los países recién liberados de Africa y del mundo socialista, por lo mismo tiene todas las posibilidades, aún sin Lumumba, de conseguir grandes victorias y la verdadera independencia del Congo. Se inicia una larga lucha con victorias y derrotas de la lucha armada. Gizenga es derrocado por las constantes y permanentes intrigas de Occidente.

Pierre Mulele, toma la posta lumumbista y desarrolla la guerra revolucionaria contra un régimen monstruoso y dinosáurico  que tiene a un tirano despreciable y deforme como Joseph Mobutu Sese Seko. Mulele es, seguramente, el más firme sucesor de Lumumba, tiene concepciones muy claras en cuanto a la revolución y por ello toma contacto con China maoísta en la cual encuentra pleno apoyo para el desarrollo de la guerra popular. Lamentablemente comete el error de confiar en un acuerdo logrado entre el Presidente progresista de Congo (Brazaville), Marien N'Gouabi y el dictador Mobutu, regresa a Kinshasa, es recibido con honores por el sátrapa, pero pocos días después es apresado y asesinado luego de infligirle brutales torturas pues se dice que fue arrojado a un foso lleno de cocodrilos, como en el caso de Lumumba.

Junto a Mulele y la nueva insurgencia lumumbista, surge la figura singular de Laurent Desiré Kabila que, en esos tiempos de mediados de la década 60, era un joven dirigente congolés de la lucha armada en la provincia de Kivu, cerca de los lagos de Tanzanía

2. EL CHE GUEVARA EN EL CONGO.

En 1965, se produce la aparición de Che Guevara en el Congo, como parte de una llamada "misión internacionalista" de Cuba en respaldo de la lucha en el Africa. La presencia de Che en el Africa es el resultado de graves divergencias en la dirección cubana que debe sufrir las fuertes presiones soviéticas para deshacerse de Che. La URSS amenaza a Fidel Castro con la suspensión de la ayuda económica y política si Che Guevara no es expulsado de Cuba. Castro no encuentra alternativa y pide a su amigo que escoja el país dónde asilarse. Che Guevara sumamente decepcionado decide dedicar su vida a la promoción de la lucha armada en cualquier parte del mundo y escoge en primer lugar el Congo donde existe una fuerte insurgencia guerrillera lumumbista. Solamente así se puede explicar el verdadero transplante que significa un grupo de cubanos dirigidos por un  argentino, en las luchas tan africanas como las congoleñas.

La guerra de guerrillas congoleña es sumamente compleja en 1965. Los frentes revolucionarios son diversos y están diseminados por todo el país. Mulele, Soumaliot, Kabila, Masengo, Gbenye, etc., mantienen sus frentes y sus fuerzas con gran autonomía y no se vislumbra la posibilidad próxima de una unidad inmediata.

La llegada de Che constituye un problema muy serio para Kabila que, claramente, elude una entrevista por las serias implicaciones internacionales que puede producir dicha presencia. El punto de vista de Che es sumamente discutible sobre la lucha en el Congo. Ese punto de vista se manifiesta en la publicación que nos sirve de guía para seguir la lucha revolucionaria en el Congo y la intervención cubana en 1965.

Las siguientes citas constituyen la prueba palpable de las enormes diferencias que surgen entre la impaciencia de Che y las reticencias de Kabila:

"Kabila se dirige a Che: Camarada, he leído y releído el informe que ha dirigido al hermano Muteba para mi conocimiento. Yo ya le dije Camarada, quiero empezar las emboscadas, el camarada Mundandi le hablará. Permita que una buena cincuentena de camaradas cubanos participen en el ataque del 25 de junio con el rango de combatientes bajo la dirección de Mundandi. Usted es revolucionario, debe soportar todas estas dificultades que hay allí, pues de un instante a otro llegaré. Puede también enviar a Kabimba una buena decena de hombres. Saludos íntimos.  Kabila".

Como posdata: Yo he apreciado el Plan sobre Bendera que Nando me ha hecho ver. Es casi el mismo que nosotros hemos concebido, coraje y paciencia. Yo sé también que Usted sufre de la desorganización pero nosotros hacemos todo por paliarla, es el defecto de la ausencia de dirigentes. Hasta la vista. Kabila.  (9)

A continuación leemos los comentarios de William Gálvez, autor del "Sueño...." que dice:

"Es admirable la paciencia y disciplina que en aras de sus ideas y del internacionalismo mostró el comandante Ernesto Che Guevara. De esta carta llena de ignorancia, lo más absurdo es que Kabila reconoce como lo más natural del mundo que la falta de dirigentes es la causante de todos los males, mientras él continúa muy cómodamente en su Puesto de Mando móvil, en Kigoma o Dar-Es-Salam, protegido además por una franja de agua de 70 km de  ancho..."(10).

Otras citas en el mismo sentido:

"La actitud de Kabila ahora, respaldando la posición de Soumialot de no entrar en el Congo so pretexto de las armas almacenadas en Tabora, mostraba un doblez en su proceder que, en ese momento, no pudimos descifrar...." (11).

"Che. Por último si se me preguntara si hay alguna figura en el Congo a quien considerarla con posibilidad de ser un dirigente nacional, no podría contestar afirmativamente, dejando de lado a Mulele, a quien no conozco. El único hombre que tiene auténticas condiciones de dirigente de masas, me parece que es Kabila. En mi criterio, un revolucionario de completa pureza, si no tiene ciertas condiciones de conductor, no puede dirigir una revolución, pero un hombre que tenga  condiciones de dirigente no puede, por ese sólo mérito, llevar una Revolución adelante. Es preciso tener seriedad revolucionaria, una ideología que guíe la acción, un espíritu de sacrificio que acompañe sus actos. Hasta ahora, Kabila no ha demostrado poseer nada de eso. Es joven y pudiera ser que cambiara pero, me animo a dejar en un papel que verá luz dentro de muchos años, mis dudas muy grandes de que pueda superar sus defectos en el medio en que actúa...) (12)  

Como podemos apreciar, los cubanos en general, incluidos Che y Fidel, subestiman enormemente las capacidades del pueblo congoleño para llevar adelante su revolución. Piensan que ellos, los cubanos deben enseñarles a pelear (13) y, en cuanto a Kabila sus juicios son realmente impertinentes y arrogantes hasta el extremo. El juicio de Gálvez, por ejemplo, reprochando a Kabila su ausencia en la zona de guerra cuando estaba allá Che, es completamente injusta y agresiva. Igualmente el juicio de Che sobre las condiciones limitadas a dirigente de masas de Kabila, se vería totalmente desmentida por la historia, ya que Kabila, después de 30 años de lucha ininterrumpida en su Congo natal logró derrotar y arrojar del Congo al brutal Mobutu, consiguiendo ya en épocas globalizadoras y sin ayuda de nadie, tomar el  poder en el Congo en 1999.

Es posible que aquellas diferencias publicadas profusamente por Cuba respecto al Congo, a su lucha y a sus dirigentes, hubiera determinado las actuales relaciones bastante frías del Congo respecto de Cuba. La verdad es que, como decíamos líneas arriba, claramente Kabila inteligentemente, tomó distancia de la "aventura" congoleña de Che que le agregaba un serio y comprometedor problema a las complejas relaciones internas y externas que enfrentaba el Congo de esa época.

ANEXO.

«LA ULTIMA CARTA DE LUMUMBA A SU MUJER, PAULINE. (*)

Mi querida compañera:

Te escribí estas palabras sin saber siquiera cuándo te llegarán ni si estaré con vida cuando las leas. A lo largo de toda mi lucha por la independencia de nuestro país, nunca he dudado, ni un instante, del triunfo final de la causa sagrada a que mis compañeros y yo hemos dedicado toda nuestra vida. Pero aquello que nosotros queríamos para nuestro país, su derecho a una vida honorable, a una dignidad sin mancha, a una independencia sin restricciones; el colonialismo belga y sus aliados occidentales, que han encontrado apoyo directo e indirecto, declarado y no declarado, entre algunos altos funcionarios de las Naciones Unidas (*) --ese organismo en el que depositamos toda nuestra confianza cuando apelamos a su asistencia--, ellos, nunca lo han querido.

Ellos corrompieron a algunos de nuestros compatriotas y compraron a otros, contribuyeron a deformar la verdad y a ensuciar nuestra independencia. ¿Qué más puedo decir? Que muerto, vivo, libre o encarcelado por orden del colonialismo, no es mi persona lo que cuenta: cuentan el Congo, y nuestro pobre pueblo, con su independencia transformada en una jaula, donde se nos mira desde afuera, ya con cierta compasión benévola, ya con alegría o placer. Pero mi fe seguirá inmutable.

Sé, y lo siento desde el fondo de mí mismo, que tarde o temprano mi pueblo se librará de todos sus enemigos, internos y externos, que se levantará como un solo hombre para decirle que no, al colonialismo degradante y vergonzoso, y para reconquistar su dignidad bajo un cielo puro.

No estamos solos. Africa, Asia y los pueblos libres y liberados en todos los rincones del mundo estarán  siempre al lado de los millones de congoleses, que no cesarán de luchar sino el día en que ni los colonizadores ni sus mercenarios existan ya en nuestro país.

Quiero que a mis hijos, a quienes dejo para no verlos quizá nunca, se les diga que el futuro del Congo es hermoso. El Congo espera de ellos, como de todo congolés, la ejecución de la sagrada tarea de reconstrucción de nuestra independencia y de nuestra soberanía; porque sin dignidad no hay libertad, sin justicia no hay dignidad y sin independencia no hay hombres libres.

Las brutalidades, las sevicias, las torturas, no me han inducido nunca a pedir clemencia, porque prefiero morir con la frente alta, con mi fe inconmovible y mi confianza profunda en el destino de nuestro país, antes que vivir en la sumisión y en el desprecio a los principios que me son sagrados.

La historia dirá un día su palabra, pero no será la historia que se enseñe en Bruselas, en París, en Washington o en las NN UU: será la que se enseñe en los países liberados del colonialismo y de sus títeres. Africa escribirá su propia historia, de gloria y de dignidad, al norte y al sur del Sahara.

No me llores, compañera. Sé que mi país, que sufre tanto, sabrá defender su independencia y su libertad.

! Viva el Congo !        ! Viva Africa !

Patrice Lumumba.  (14)        

A continuación transcribimos un importantísimo documento que se refiere a la historia y después a la actualidad del Congo poco antes de la caída de Mobutu.

« DEL VIEJO COLONIALISMO AL NEOCOLONIALISMO MODERNO.

A finales del siglo pasado, el rey Leopoldo II de Bélgica trazó con una regla líneas en un mapa de Africa de un libro escolar y designó gran parte de Africa central como su colonia personal. El pueblo del Congo, en ese entonces llamado el Congo Belga, padeció uno de los sistemas coloniales más bárbaros del mundo. Trabajaban como esclavos en las minas y las plantaciones de caucho, cacao, té, café y aceite de palma. Un método acostumbrado de los belgas era cortarles las manos a los trabajadores que no producían su cuota.

A finales de los años 50, estallaron rebeliones contra las potencias coloniales por todo Africa. Una treta de los imperialistas para desviar las luchas populares fue reemplazar el viejo sistema colonial con nuevos gobiernos neocoloniales de lacayos africanos. Apuntalados por las armas de las viejas potencias coloniales, esos lacayos salvaguardaron e intensificaron la explotación y opresión imperialista. En ciertos países, fuerzas nacionalistas opuestas al imperialismo lograron conquistar el poder por breve tiempo.

Los belgas se vieron obligados a darle independencia al Congo en 1960. Surgió un gobierno neocolonial dividido en dos facciones: los que querían mantener fuertes lazos con Bélgica y otras potencias coloniales, y fuerzas nacionalistas más radicales dirigidas por el nuevo primer ministro, Patrice Lumumba.

Las fiestas de la independencia comenzaron el 30 de junio de 1960, con la presencia del Rey Balduino de Bélgica y de casi 200 invitados importantes......


2.  EL PAPEL YANQUI EN EL ASESINATO DE LUMUMBA.

Poco después de la declaración de independencia del 30 de junio de 1960, los soldados congoleses se rebelaron contra los oficiales belgas del ejército y el país cayó en un caos total. Con el pretexto de "proteger a los colonos europeos", las tropas belgas atacaron el nuevo gobierno. El país casi se dividió en territorios dominados por varias facciones del gobierno: un movimiento secesionista dirigido por Moishe Tshombe, un reaccionario proimperialista, declara la independencia de  Katanga, una provincia rica en minerales que hoy se llama Shaba  el 11 de julio; las fuerzas aliadas a Estados Unidos, dirigidas en parte por un agente de la CIA, el coronel Mobutu, estaban en Leopoldville (ahora Kinshasa); y las fuerzas nacionalistas radicales de Patrice Lumumba estaban en Stanleyville (ahora Kisangani).

Para las grandes potencias imperialistas (especialmente Estados Unidos y Francia), la crisis era una oportunidad para ampliar su influencia en Africa central. Francia, Inglaterra y Bélgica le dieron apoyo militar y económico al movimiento secesionista en Katanga (Francia quería incorporar a Katanga y sus recursos naturales a su enorme imperio colonial de Africa central y occidental).

En Estados Unidos, la administración demócrata de John Kennedy estaba tratando de reemplazar a las viejas potencias coloniales con su nuevo estilo de neocolonialismo. Quería establecerse como potencia dominante en el Congo y utilizarlo como base para penetrar al resto del continente. Para lograr esa meta, debía mantener unido al país, pisotear a sus aliados occidentales, bloquear a la Unión Soviética y aplastar al movimiento popular anti-imperialista.

Patrice Lumumba era un obstáculo a ese plan y la CIA recibió órdenes de trazar un plan para eliminarlo; experimentó con varios métodos asesinarlo; hasta envenenar su pasta dental.

Pero los imperialistas yanquis no querían identificarse directamente con las intrigas en el Congo. Por eso, llegó una "fuerza para mantener la paz" de la ONU con la supuesta misión de "proteger" el gobierno legítimo de Lumumba.

Pero desde su llegada las fuerzas de la ONU, en lugar de cumplir su misión, se dedicaron a aislar a Lumumba y reforzar las secciones pro-Estados Unidos del Gobierno y de las fuerzas armadas. En septiembre de 1960, éstas lanzaron un ataque de gran envergadura contra Lumumba. El presidente Kasavubu, su socio en el gobierno de coalición y un politiquero pro Estados Unidos, lo destituyó como primer ministro el 5 de septiembre. Los soldados de la ONU permitieron a los oponentes de Lumumba controlar las emisoras y viajar por el país sin restricciones, pero no les permitieron las mismas oportunidades a sus partidarios.

El papel infame que jugó la ONU y su Secretario General el Sr. Dag Hammarsjold, en el arresto, tortura y asesinato de Lumumba, así como en la derrota de su gobierno nacionalista radical, no pudo ocultarse, apareciendo, una vez más la verdadera cara de esta organización al servicio pleno de los intereses norteamericanos.

En ese momento, Mobutu conquistó el poder temporalmente con el sello de aprobación de Washington. El 2 de diciembre de 1960, Mobutu y la CIA hicieron arrestar, golpear y torturar a Lumumba y lo dejaron medio muerto, mientras se constituía un gobierno legal a cargo de Gisenga en las regiones controladas por las fuerzas de Lumumba. En enero de 1961, lo trasladaron a Katanga, lo que era equivalente a una sentencia de muerte. El jefe de la CIA en Katanga envió el siguiente mensaje: "Muchas gracias por Patrice. Si hubiéramos sabido que iba a venir, le hubiéramos asado una víbora". La noche del 14 de febrero de 1961, lo asesinaron frente al ejército reaccionario de Tshombe.

 3.  LA CREACIÓN DE UN HOMBRE FUERTE.

El asesinato de Lumumba demostró que Estados Unidos empezaba a dominar la situación. Pero todavía no había aplastado el repunte de lucha revolucionaria. Docenas de miles de campesinos y jóvenes estaban alzados contra el gobierno, bajo la dirección de los sucesores de Lumumba: Antoine Gizenga y Pierre Mulele. Estados Unidos instaló a Tshombe como primer ministro en 1964. Poco después se vio obligado a intervenir directamente. Junto con militares belgas, mercenarios sudafricanos y soldados del gobierno títere congolés, las tropas yanquis mataron a muchos miles de campesinos, trabajadores y opositores.

Cuando unos pocos ciudadanos estadounidenses murieron en el Congo en ese período, Malcom X recordó el asesinato de Lumumba por la CIA y dijo: "Año tras año han matado a los congoleses, así Estados Unidos solo está recibiendo su merecido; lo que pasa en el Congo es otro caso de cosechar lo que se ha sembrado".

Estados Unidos estaban preparando a Mobutu para ser su hombre fuerte. Convirtió su facción del ejército en la fuerza militar más poderosa y el gobierno sionista de Israel le ayudó con un programa especial de entrenamiento de 200 paracaidistas.

Para 1964 Mobutu contaba con un ejército moderno y aventajaba a sus rivales. Las demás potencias imperialistas occidentales no tenían opción y le dieron su apoyo. En 1965, Mobutu dio un golpe de estado: Estados Unidos tenía su primera neocolonia africana.

4.  EL DICTADOR MADE IN USA.

Una muestra de la íntima relación entre Mobutu y los Estados Unidos es que lo recibieron todos los presidentes de Lyndon Johnson a George Bush. Ronald Reagan lo alabó como "un partidario de la democracia y la libertad".

Con el sello de aprobación de Washington, Mobutu ha dirigido un brutal gobierno que ha empobrecido y reprimido a la población. A los que considera una amenaza los asesina en la calle, mete a la cárcel, ejecuta o envía al exilio. Se calcula que Mobutu y sus compinches han robado unos 400 millones de dólares al año, mientras que las masas padecen hambre y la constante amenaza de violencia del ejército.

Toda la economía nacional está al servicio del imperialismo. En los 30 años del gobierno de Mobutu, no se han construido ni un solo hospital o escuela. En grandes zonas del país no hay carreteras ni electricidad. Los pocos proyectos de infraestructura han sido exclusivamente para beneficio de la industria minera. En el pasado, el Congo era una zona agrícola muy fértil. Pero hoy, el 99% de la agricultura es de subsistencia y casi no alcanza para dar de comer a la población rural.

Hay dos factores principales que interesan a los imperialistas en el Congo: primero, está en el mero centro de una zona que llaman "el golfo pérsico de los minerales". Produce enormes cantidades de minerales esenciales a la industria y fuerzas armadas de los países imperialistas: cobre, estaño, cobalto, oro, diamantes industriales.

Segundo: el Congo (que colinda con nueve países) ha sido una base clave para la penetración estadounidense económica, política y militar por todo Africa. Ese factor tuvo especial importancia durante el período de competencia entre los bloques de Estados Unidos y la Unión Soviética de los años 70 y 80. Estados Unidos le dio billones de dólares de ayuda y préstamos a Mobutu para fortalecer sus fuerzas armadas y apuntalar su gobierno. Y varias veces Estados Unidos y Francia intervinieron para rescatarlo de fuerzas secesionistas en Katanga, las cuales recibían ayuda de la URSS.

Mobutu ayudó a las fuerzas pro Estados Unidos en Angola, y el Congo fue la base de la campaña para desestabilizar su gobierno prosoviético durante todos los años 80.

Desde la caída de la Unión Soviética, el Congo (que tomó el nombre de Zaire durante toda la dictadura de Mobutu), ha tenido menos importancia estratégica. Pero su tamaño y posición en Africa central, todavía desempeña un papel importante en los planes del imperialismo yanqui. Además, hoy es un punto clave de la rivalidad con los imperialistas franceses que consideran que Africa occidental y central es su esfera de influencia.

Los imperialistas siguen resueltos a controlar los yacimientos minerales del Congo. Hace poco el periódico financiero inglés Financial Times escribió: "Puede ser que Zaire carezca de muchas cosas, pero riquezas minerales sin explotar no son una de ellas". La insensibilidad de ese comentario demuestra que los imperialistas no les importa un comino lo que le pasa al pueblo congoleño, y que los halaga la posibilidad de seguir sacando enormes ganancias de sus recursos naturales.

5.  A PUNTO DE CAER EL DICTADOR MOBUTU.

La situación ha sido especialmente caótica desde 1994 en el este del país, que colinda con Ruanda y Burundi, desde que centenares de miles de refugiados inundaron la zona. La mayoría eran hutus que huyeron de Ruanda después de la caída del gobierno hutu de ese país, un gobierno que masacró a centenares de miles de ruandeses, en su mayoría tutsis. Cuando los tutsis tumbaron el gobierno, muchos funcionarios, soldados y milicianos hutus (con la protección de los imperialistas franceses) huyeron junto con refugiados hutus a campamentos en el Congo. Los refugiados eran rehenes de esos hutus armados (conocidos como el interahamwe) que llevaron a cabo ataques contra el nuevo gobierno ruandés. El interahamwe, junto con soldados congoleños, también atacó a los tutsis que viven en el este del Congo.

A finales de 1996, una fuerza armada conocida como la Alianza de Fuerzas Democráticas
de Liberación del Congo-Zaire (AFDL), empezó a darle duro a la interahamwe y a los soldados congoleses a lo largo de la frontera. Después de apoderarse de la región fronteriza, la AFDL avanzó hacia el oeste en una campaña relámpago, conquistando muchos pueblos y ciudades con poca resistencia de los desmoralizados soldados del gobierno. Estos se retiraron o se les unieron. Los mercenarios servios y de otros países contratados por Mobutu también huyeron ante el avance de AFDL.

A comienzos de abril, la AFDL había conquistado casi la mitad del país y estaba en control de las principales zonas mineras y de todas las grandes ciudades menos la capital, Kinshasa. Mobutu ha recurrido a una serie de desesperados maniobras  con la esperanza de mantenerse en el poder, nombrando nuevos ministros y ofreciendo negociar con la AFDL. El 9 de abril, sus soldados atacaron protestas en las calles de la capital con gas lacrimógeno.

Laurent Desiré Kabila, el líder de la AFDL, ha dado un ultimatum: Mobutu tiene que renunciar en tres días o la AFDL seguirá su avance hacia el oeste y conquistará la capital por la fuerza......" (15)

Efectivamente, a mediados de mayo, Mobutu huye vergonzosamente de la capital con rumbo al norte, perdiéndose su rastro en tanto que las fuerzas rebeldes de Kabila, toman pacíficamente Kinshasa, en medio de la multitud que los recibe como libertadores.


3. EL CONGO DE KABILA (Laurent y Joseph).

Constatamos en el apasionante capítulo del Congo, la patria de Lumumba, las victorias y derrotas de un pueblo heroico y quedamos, por lo menos, con la satisfacción de saber que Moise Tshombre, el sombrío asesino y Mobutu, el criminal nato, fueron vencidos y derrotados por la lucha inclaudicable del pueblo congoleño y un dirigente revolucionario como fue Laurente Desiré Kabila, primer ministro de la República Democrática del Congo y autor de la gran guerra de liberación de más de 30 años. Lamentablemente la manipulación belga y norteamericana continuarán ininterrumpidamente con el Congo usando los conflictos étnicos de los vecinos Ruanda, Burundi y Uganda. Precisamente esas luchas inventadas y organizadas por el imperialismo determinarán crisis sucesivas en el Congo.

El nuevo gobierno de Laurent Desiré Kabila, ha rebautizado a la nación con el nombre histórico que le pusiera Lumumba durante su corto período: "República Democrática del Congo"; ha repuesto la bandera congoleña de color azul, empero habrá que esperar un poco para juzgar la política que seguirá el nuevo gobierno que, por otra parte, ya ha recibido los dardos envenenados de occidente. Ahora se exige democracia a Kabila, al día siguiente de haber tomado el poder, cuando no solamente que no se le exigió tal cosa a Mobutu, durante 30 años de una dictadura brutal y sanguinaria, sino que se cooperó, se ayudó y se apoyó, incondicionalmente a su gobierno sin jamás plantearle la famosa "democracia".

Laurent Desiré Kabila, después de retomar el poder, no pudo superar esas luchas fratricidas y cayó asesinado en su propio Palacio de Gobierno por un agente contrarrevolucionario y naturalmente por órdenes del imperialismo norteamericano. Tomó la posta, bastante deteriorada su hijo Joseph Kabila. De todos modos, con el triunfo relativo del la reacción mundial a fines del siglo XX, el Congo Democrático que creó el heroico e inolvidable Patricio Lumumba, se alza en lucha larga y tendida.

Estados Unidos y las demás potencias occidentales  trataron de justificar su política respecto a Mobutu. Con suma hipocresía, el gobierno norteamericano condenó el "mobutismo" y pidió "democracia" en el Congo. Todos saben que sin la ayuda total de los Estados Unidos jamás pudo Mobutu imponer su infame dictadura por largos 30 años.

La orgullosa y digna figura de Patrice Lumumba se vuelve a diseñar en la geografía del Congo, recordando que ningún mal dura cien años y que la liberación es siempre posible.


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periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.