El debate sobre la representatividad de la Soberanía popular es tan viejo como la Ilustración. Para los ilustrados la soberanía residía, por definición en el Pueblo Soberano. Pero esta definición ofrecía ostensibles peligros para estos empelucados personajes. Si el pueblo era consciente de esta soberanía, era posible que la ejerciese, pretendiendo quedarse con sus propiedades y esclavos, así que decidieron dar con el mecanismo por el cual se pudiese arrebatar esa soberanía al pueblo sin que se notase mucho, ese mecanismo se llama “representatividad”. Los empelucados decidieron que si el pueblo decidía directamente en asamblea como en la Antigua Grecia, estas terminarían dando el poder a un tirano llamado por ellos “Populacho”, cosa que no podían permitir, sobre todo las veleidades niveladoras de dicho personaje. Así que elaboraron un complicado mecanismo por el cual, el pueblo elegiría a sus representantes, pero claro, el pueblo llano bastante tenía con trabajar para los empelucados, por lo cual, sus representantes deberían ser elegidos entre….¡la clase de los de las pelucas! ¿Cómo? Mediante sutiles presiones, así se crearon circunscripciones, juntas y requisitos, muy difíciles de salvar por los de a pie, pero fácilmente por los poderes fácticos. El resultado fue la formación de una clase nueva: los políticos profesionales, con una característica, se eliminó el mandato imperativo, de tal forma que el representante, una vez elegido, no tendría que responder por los deseos de sus representados, es más, estos ni siquiera tendrían deseos, puesto que sus representantes, como exégetas de la voluntad popular, serian los que determinados que quería el pueblo. Si el pueblo no estuviese de acuerdo, siempre podría elegir en la siguiente tanda a otros, si no existiesen esos otros, no sería culpa de los representantes sino del pueblo, por no procurarse testaferros de acuerdo a sus deseos.
El mecanismos tuvo un éxito rotundo, tanto que hasta ahora el pueblo destronado sigue pensando que él es el que tiene el poder, y en caso de flaqueza por su parte, siempre salen sus empelucados a decirle: “La democracia que nos hemos dado”… siempre queda la duda quien se “ha dado” y por donde, pero eso es otra historia.
PUBLICADO POR ZHU-DE
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