por Quibian Gaytan
El almirante Mike Mullen, presidente del Estado Mayor Conjunto, en su testimonio ante un Comité del Senado gringo ha acusado a la ISI (oficina de Inteligencia de Inter-Servicios de Pakistán) de respaldo, planeamiento y ejecución del ataque del pasado 28 de junio pasado al Hotel Intercontinental en Kabul, así como al de la Embajada estadounidense allí mismo y del estallido de un camión cargado de explosivos y que ha dejado 77 terroristas yanquis heridos. Acciones que ha realizado la red Haqqani, grupo muy ligado a Al Qaida y a los Talibanes dentro de los marcos de la larga guerra de agresión y ocupación estadounidense en Afganistán. Y, haciendo rechinar sus dientes, ha apuntado: “Pakistán está exportando violencia y amenazando cualquier éxito en Afganistán”.
Acusación que ha motivado la airada repuesta de Islamabad. Hina Rabbani Khar, Ministra de Asuntos Exteriores, ha advertido en palabras duras que USA está arriesgando perder a Pakistán como un aliado y no puede darse el lujo de distanciarse del gobierno paquistaní ni de su pueblo. Y finalizado con que, “cualquier cosa que se diga sobre un aliado, sobre un socio, para recriminarlo públicamente, para humillarlo, resulta inaceptable".
Por su parte, el Primer Ministro Yousuf Raza Gilani, luego de rechazar la acusa yanqui, ha sentenciado duramente que “Washington se encuentra en una situación difícil. Así que les diría que si ellos no pueden vivir sin nosotros, deben incrementar los contactos con nosotros para eliminar malentendidos".
Como el almirante gringo, en su informe, no ha brindado pruebas y tampoco señalado que haría USA si Pakistán se negara a romper con la red Haqqani se hace aún más evidente la desesperación de los terroristas imperialistas por su prolongado empantanamiento en su guerra de agresión y las dificultades que por la que pasa para tejer su complot, en búsqueda de salida a la situación crítica, de empatar la guerra contra Afganistán con una extensión de la misma, calentar la situación político-militar en toda la región e involucrar a China en un conflicto regional extendido.
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