Una vez más debemos sumarnos a las denuncias
vehementes que organizaciones de defensa de los derechos de los campesinos
hacen en contra de la criminal política de persecución y muerte practicada por
el Estado brasileño, a través de las fuerzas oscuras del latifundismo en la
región de Rondonia.
No es ninguna novedad que en
Brasil se persiga y asesine a militantes del movimiento campesino, en
particular al movimiento clasista, y tampoco a luchadores sociales que
simpatizan con esta causa. La careta de gobierno progresista que tanto
defienden los revisionistas y oportunistas en Latinoamérica, de los gobiernos
de Lula y Dilma, se ha caído hace tiempo, por el contrario la complicidad de
estos gobiernos con los grandes terratenientes precisamente para promover el
agronegocio es uno de los elementos fundamentales para aplastar la lucha
campesina a sangre y fuego.
En esta ocasión denunciamos el
asesinato del profesor Renato Nathan Gonçalvez Pereira en el Estado de
Rondonia, un hombre de 28 años con una hija de 2 que trabajó en la organización
de una campaña de alfabetización de jóvenes y adultos, en la construcción de
escuelas y en la promoción de la producción en la región de Buritis. El
profesor Renato fue una persona muy comprometida con el movimiento campesino de
la región, precisamente una zona con un movimiento campesino que viene siendo
perseguido brutalmente por el gobierno brasileño a través de pistoleros
asesinos (muchas veces policías) al servicio de los latifundistas y en
complicidad con autoridades estatales como el INCRA (similar al INRA en
Bolivia).
Según las denuncias de los
pobladores, el 10 de abril el profesor Renato, cuando se dirigía al municipio
de Campo Novo, fue interceptado por un vehículo con policías vestidos de civil
y asesinado con tres tiros a quemarropa en la cabeza luego de ser sometido.
Seguido a esto la prensa reaccionaria, en vez de preguntarse sobre los autores
de tan horrendo crimen, lanza acusaciones calumniosas contra el asesinado
mientras que los aparatos del Estado hablan que el profesor tenía “material con
tácticas de guerrilla” refiriéndose al libro El arte de la guerra de Sun Tzu
(algo parecido a lo que hace el aparato de “investigación” en Bolivia).
Lo que se puede ver en el fondo
es la acción del Estado a través de sus diferentes aparatos (policía, prensa,
organismos parapoliciales, instituciones estatales sobre el tema tierra como el
INCRA) que aplica su dictadura conjunta de burgueses y terratenientes (no
importa quién esté a la cabeza, en este caso el Partido de los Trabajadores de
Lula) en contra de los sectores populares, campesinos en este caso, y aplican
la represión, el encarcelamiento y el asesinato para contener sus luchas y
dejar libres e impunes a los asesinos.
No nos vamos a
cansar de denunciar las atrocidades de este régimen reaccionario y la
naturaleza de clase de su dictadura. Mientras los “gobiernos progresistas”
hacen causa común para maquillar y ocultar sus crímenes, nuestro deber es
ponerlos al descubierto y condenarlos. Nuestra solidaridad con los obreros,
campesinos, estudiantes y pueblo brasileños se mantendrá como un deber
internacionalista porque la unidad de nuestros pueblos es necesaria para acabar
con este sistema de explotación.
Análisis y Opinión
Abril de 2012
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