El ministro de seguridad el fascista y
agente de la CIA Raúl Mulino, teniendo en miras la ilegalización de toda
protesta social arde en deseos de emular al antiguo ministro de gobierno y
luego presidente de ésta Republiqueta, Marco Robles, y su criminal “ley de
tirar a matar”.
Las clases gobernantes de este país,
atenazadas por la profunda crisis estructural que socaba el dominio de las
clases explotadoras y opresoras –ellos mismos- y la irrecuperable crisis
política, tiemblan a muerte ante la perspectiva que dicha crisis económica y
política abra paso a la revolución de los de abajo, de las clases populares.
Por ello se han forrado con toda una serie de leyes liberticidas, represivas,
hipócritamente camufladas de “antiterroristas”, para intentar pasar su
pretensión de aplastar toda manifestación de descontento, protesta y lucha. Todas
de claro marchamo fascista y antipopular. Preparan, realmente, la lucha contra
la revolución de los explotados y oprimidos; es la contrarrevolución
preventiva. Por ello, toda manifestación práctica de descontento, toda protesta
social, deben ser enfrentadas violentamente cueste lo que cueste, muera quién
muera.
Su odio de clase contra el pueblo,
acrecentado por esa seguridad que siente y tiene de ser una clase condenada por
la historia, ha de manifestarse en acciones punitiva, represivas y
persecutorias en contra de cualquiera de sus destacamentos sociales que osen
movilizarse por concretas e inmediatistas que sean sus reivindicaciones. Sus
deseos de violencia antipopular y reaccionaria supuran por todos sus poros por mínima
que sea la manifestación de descontento popular. Su reacción siempre será desmesurada,
es el temor que debe implantar en la conciencia popular.
Como el pasado viernes, 26 del
corriente, los estudiantes del Colegio Artes y Oficios se han salido del
recinto y cerrado parcialmente la Ave. Transístmica, él sin pensarlo un poco ha
dictado la orden a los elementos de los cuerpos antimotines y al cuerpo
motorizado “Linces para que los reprimiesen. El saldo de la acción policíaca se
ha cerrado con la detención de cuatro (4) estudiantes y de la educadora Carmen
Chávez.
Los estudiantes, en forma espontánea y
sin organización representativa alguna, se han visto forzados a tirarse a la
calle en protesta contra decisiones impositivas de la dirección del Colegio.
Pretendía el “sargento togado”, un señor llamado Ricardo Murillo
–“ultraizquierdista arrepentido”, en su juventud miembro del castrista FER-29-, mientras la
ministra de embrutecimiento nacional la Opusdeísta Lucinda Molinar se lavaba
las manos- el cual funge de Director del Colegio, ha pretendido imponer el
traslado de siete (7) estudiantes graduandos sospechosos de haber participado
en un acto protesta escenificado algunos días antes. ¿Pruebas? Ninguna ha
aportado este agente policial disfrazado de director de escuela, sólo su propia
obsecuencia a los mandatos antidemocráticos y fascistas, antiestudiantiles, de
las autoridades del ramo.
Policía saca su arma de reglamento contra estudiantes |
Pero, lo más grave de lo acontecido ese
día y que ha provocado gran indignación lo ha sido el hecho de que un agente
del cuerpo motorizado denominado “Lince”, sin causal alguno, ha desenfundado su
arma de reglamento amenazando la vida de los estudiantes protestatarios. Ello
en clara violación al Protocolo policial, según dictamina la ley 18 de 1997 que regula el uso de la
fuerza letal para casos extremos y solo cuando la vida del funcionario esté en
riesgo. Lo que aquí no era el caso dado el carácter pacífico de la protesta y
de tratarse de menores de edad.
La indignación y el rechazo de la
población, consciente del ya imparable proceso de fascistización del aparato
del Estado y de militarización de la Fuerza Pública, proceso que la lleva a
identificarlo con la conformación de una Nueva Guardia Nacional, máxime cuando
se conoce que miles de “policías” han pasado cursos de adiestramiento y
adoctrinamiento en escuelas policiales y paramilitares sitas en los Estados
Unidos de Norteamérica, del tipo de la tristemente célebre “Escuela de las
Américas” forja de dictadores, torturadores y asesinos en Panamá y toda América
Latina.
Indígena Ngabe asesinado de un balazo en protesta antiminera |
Más aun cuando conservan fresca en su
memoria la violenta represión armada contra el pueblo Ngâbe Bugle que
protestaba contra los proyectos mineros y la intención de desalojarlos
masivamente de sus tierras ancestrales, y que ocasionó el asesinato a mansalva
de un joven indígena. (Ver fotos adjuntas).
Policía asesino dispara su arma contra manifestantes indígenas |
El militarismo, policía militarizada
o Nueva Guardia nacional, es el lumpensproletariado reclutado, uniformado,
adoctrinado y armado por el imperialismo estadounidense y la burguesía
burocrático-compradora en función antiobrera, antipopular y antiestudiantil. Es
el arma de las clases explotadoras y dominantes en este país para salvaguardar sus intereses
antinacionales, antidemocráticos y políticos y económicos. Para aplastar
cualquier brote de rebelión organizada de las masas trabajadoras y masas
populares. En fin, para combatir armadamente a la revolución aún hoy en trance
de nacer y completamente desarmada.
Los hechos están frescos aún en la
memoria de los trabajadores y del pueblo panameños. Veintidos años de
pisoteamiento de las libertades democráticas, de palizas, carcelazos,
vejaciones, torturas y asesinatos. Sabemos ya lo que es el militarismo en el
poder.
No dejemos que se repita ese negro
pasaje de la historia política del país. Ese proceso de remilitarización de la
vida ciudadana debe ser parado. El militarismo, así como la negra intención de las clases gobernantes
y de las clases dominantes de reimplantar la criminal ley de tirar a matar y de
ilegalizar toda protesta social, que
nutren en su deseo de provocarle una sangría a las masas trabajadoras y a las
masas populares, debe ser cortada de raíz ¡ahora!
Por ello los comunistas
(marxistas-leninistas-maoístas) de Panamá, recogiendo el mejor sentir,
aspiraciones y demandas de la clase obrera y del pueblo trabajador, como paso
inmediato y preparador, demandamos la inmediata desarme y disolución de la
Policía Nacional; el cierre de todas las bases militares estadounidenses en
nuestro país; la denuncia unilateral por parte de Panamá de todos los
Convenios, pactos y tratados económicos, políticos y jurídicos que lesionando
nuestra soberanía nacional nos atan al carro de guerra de y cierran los caminos
a nuestra independencia nacional; corolario de todo ello, es nuestra exigencia
del armamento de todo el pueblo.
No somos utópicos, ni estamos
impregnados de ese ilusionismo constitucionalista ni de servilismo al actual
orden institucional que corroe y pudre el alma de la pequeñoburguesía
reformista, legalista, electorera y parlamentarista. Sabemos y nuestro pueblo
trabajador debe comprenderlo así todas nuestras demandas políticas mínimas y
posibles en la actualidad, exige el derrocamiento revolucionario de la
dictadura cívico-policial y proimperialista yanqui imperante en nuestro país.
En esta lucha revolucionaria “por la
conquista de la democracia” las masas estudiantiles están llamadas a cumplir un
papel de punta y prestante. Ellos deben asumir el ser parte de la lucha de
clases, hacer suya esta plataforma de lucha que proponemos los comunistas (marxistas-leninistas-maoístas)
y retomar la heroica tradición de ser
referente revolucionario inclaudicable para el pueblo trabajador en su lucha antimilitarista,
antiimperialista, antidictadura oligárquica y anti-capitalista
burocrático-comprador.
En fin, el recuperar su lugar como
destacamento de avanzada, independiente y revolucionario, en la lucha por la conquista
del Estado de dictadura democrático-popular, con la dirección indiscutible del
proletariado istmeño, y de la República de Nueva Democracia Popular; como paso
necesario para la lucha por el socialismo, la dictadura del proletariado, y el
comunismo.
Para ello, autoorganizarse
políticamente, asumir una posición de clase proletaria rupturista con relación a todo el sistema de poder oligárquico,
romper con todo servilismo de cara al actual orden constitucional e institucional,
contra el sistema de Estado y este sistema económico capitalista burocrático,
semifeudal y neocolonial. Ya ello, la primera condición que se le impone es hacer
suya la ciencia de la revolución proletaria el Marxismo-Leninismo-Maoísmo,
ligarse y actuar como educadores y organizadores de la clase obrera y masas
populares e impulsarla a la conquista de su propia independencia de clase. Tomándo
el Marxismo-Leninismo, hoy Maoísmo, como llave maestra que abra la puerta a la
lucha de clase revolucionaria.
De todo eso, se ha de concluir que la
primera tarea política del movimiento estudiantil –por desgracia, hoy
desorganizado y sumergido en un reaccionario quietismo- resulta ser atacar y
disolver el aire cuartelario y de autoritarismo clerical-fascista que apesta el
ambiente en escuelas, colegios y universidades de todo el país.
Deshacer con lucha política
revolucionaria, socialista, todas las marañas de conculcaciones
antidemocráticas que atenazan el sistema escolar y universitario. Imponer a las
reaccionarias fuerzas sociales y políticas,
dominantes en él, la plena libertad de organización política estudiantil y de
actividad, movilización, agitación y propaganda. Todo ello encaminado a superar
revolucionariamente el viejo molde de reforma educativa burguesa, impregnada toda
ella de legalismo, pacifismo y servilismo
ante las reaccionarias autoridades escolares y ante el Estado oligárquico
burgués.
El Movimiento estudiantil jamás podrá
cumplir con tal tarea política sino une sus destinos con la lucha de clase de
la clase proletaria, con el Partido Comunista (marxista-leninista) de Panamá el
único partido en Panamá que quiere y lucha por el triunfo de la revolución
comunista en sus ininterrumpidas etapas. Sólo así el movimiento estudiantil,
hoy empantanado en el reformismo y el liberalismo oligárquico, podrá conquistar
su propia independencia ideológica, política y organizativa; en fin devenir en
un real y auténtico Movimiento Estudiantil Revolucionario, democrático,
socialista y proletario.
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