Declaración de RBC en conmemoración del 97º Aniversario
de la Revolución Soviética de 1917
La Red de Blogs Comunistas (RBC) quiere conmemorar con este comunicado
el 97º Aniversario de la Gran Revolución Socialistas de Octubre, fecha
histórica y de gran trascendencia para la humanidad en la que los obreros, los
campesinos y los soldados rusos tomaron el poder en sus manos, dando comienzo a
la primera república socialista de la historia, e iniciando el camino de la
revolución mundial y de una sociedad completamente nueva, en la cual el la
humanidad veía en el horizonte cercano el objetivo principal del comunismo: un
mundo sin explotación del hombre por el hombre.
La insurrección proletaria de octubre de 1917, no fue un acto espontáneo
ni provocado por circunstancias puntuales del momento, sino que en ella se
manifestaron de forma decisiva la acción consciente, dirigente y organizadora
de un partido revolucionario de nuevo tipo que supo tomar la iniciativa que las
circunstancias históricas exigían. El Partido Obrero Socialdemocrático de
Rusia, organizado y dirigido por Lenin y por otros camaradas forjados de su
mismo hierro, com José Stalin, Alexandra Kollontai, Vjatseslav Molotov, Jukka
Rahja, Kliment Vorosilov, Feliks Dzerinski, Yakov Sverdlov Mihail Kalinin.
Mihai Frunze y tantos otros.
Aunque sus causas objetivas fueron múltiples y con fuertes raíces, su primer antecedente se podría situar doce años antes, el 22 de enero de 1905, conocido como el Domingo Sangriento. Ese día una pacífica marcha de obreros que pedía mejoras laborales fue masacrada frente al Palacio de Invierno, tal y como retratara Máximo Gorki. Como respuesta a esta matanza, se convocaron masivas huelgas en San Petersburgo, que también fueron duramente reprimidas por el Gobierno. Posteriormente, las universidades fueron obligadas a cerrar y los estudiantes se unieron a los trabajadores. Por iniciativa de las masas, se crearon los consejos populares (soviets), que serían después la base del poder soviético. Otro símbolo de lucha y resistencia de 1905 lo constituye la rebelión del acorazado Potemkin, en el que murieron 2.000 marineros revolucionarios.
Aunque sus causas objetivas fueron múltiples y con fuertes raíces, su primer antecedente se podría situar doce años antes, el 22 de enero de 1905, conocido como el Domingo Sangriento. Ese día una pacífica marcha de obreros que pedía mejoras laborales fue masacrada frente al Palacio de Invierno, tal y como retratara Máximo Gorki. Como respuesta a esta matanza, se convocaron masivas huelgas en San Petersburgo, que también fueron duramente reprimidas por el Gobierno. Posteriormente, las universidades fueron obligadas a cerrar y los estudiantes se unieron a los trabajadores. Por iniciativa de las masas, se crearon los consejos populares (soviets), que serían después la base del poder soviético. Otro símbolo de lucha y resistencia de 1905 lo constituye la rebelión del acorazado Potemkin, en el que murieron 2.000 marineros revolucionarios.
La situación de 1917 era de máxima tensión. Existía un enorme
descontento social. La crisis económica era más grave que nunca antes, debido a
que la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial requería que una
parte importante de los campesinos y obreros abandonara su actividad productiva
y nutrieran las filas del ejército. Todo ello, daría como resultado la
aparición de una gran inflación, escasez de alimentos y una gran
hambruna. A los problemas económicos se unían las constantes derrotas
sufridas por los ejércitos rusos. Habían muerto entre 1,6 y 1,8 millones de
soldados, a los que había que añadir dos millones de prisioneros de guerra y un
millón de desaparecidos. El ánimo de las tropas no podía ser peor, las
condiciones eran pésimas, carecían de calzado, munición e incluso de armas.
Ante esta realidad se hacía necesaria una revolución. Ésta se gestaría,
no en un proceso lineal, sino en uno dinámico donde los avances y los
retrocesos mantenían una lucha constante entre el viejo y el nuevo orden. Este
encuentro antinómico entre la contrarrevolución y la revolución en ascenso,
tuvo uno de sus puntos culminantes en la insurrección de febrero de 1917, que
dio lugar al surgimiento, de hecho, de una excepcional Dualidad de Poderes, en
la que convivían antagónicamente el gobierno provisional de la
burguesía-nobleza zarista y los Soviets de Obreros, Campesinos y Soldados,
todavía en manos de los partidos pequeñoburgueses.
Sin embargo, en julio y agosto de aquel año la correlación de fuerzas
giraría hacia el lado de las fuerzas reaccionarias. Ya en abril, Lenin había
pronunciado sus tesis en las que afirmaba que no había que dar ningún apoyo al
gobierno provisional burgués, defendiendo la necesidad de pasar de la
revolución democrática burguesa a la revolución proletaria, de sacudirse el
polvo de la socialdemocracia menchevique y de los socialrevolucionarios,
avanzando a la vez la consigna de “todo el poder a los Soviets”. Lo que Lenin
había visto con claridad es que había llegado la hora de reemplazar al gobierno
provisional por el poder organizado, ejecutivo y deliberativo del nuevo poder
estatal, el poder soviético, verdadero organismo de participación política y
asamblearia por parte de las clases trabajadoras de la población, como forma
específica de la dictadura del proletariado.
Hubo períodos en que existieron progresos, como en los cuatro primeros meses de 1917, que se caracterizaron por la revolución democrático-burguesa y la caída del zar. Aquello había convertido a Rusia, en palabras del líder bolchevique, Lenin, “en la República más democrática del mundo”.
Hubo períodos en que existieron progresos, como en los cuatro primeros meses de 1917, que se caracterizaron por la revolución democrático-burguesa y la caída del zar. Aquello había convertido a Rusia, en palabras del líder bolchevique, Lenin, “en la República más democrática del mundo”.
En agosto, los bolcheviques aprovecharon la fractura entre Kerenski
(gobierno provisional) y Kornilov (general putchista ultrarreaccionario) para
derrotar la ofensiva contrarrevolucionaria y aumentar su prestigio entre las
masas. La conspiración de Kornilov, largamente preparada por la burguesía, los
terratenientes y el imperialismo, fracasó frente a la respuesta de las masas
revolucionarias lideradas por el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia
(bolchevique), vanguardia de las masas populares, verdaderas protagonistas de
la revolución. Finalmente, en octubre, Lenin plantearía la urgencia de la
insurrección armada, como único medio de continuar el avance revolucionario,
intuyendo que se habían agotado las posibilidades del desarrollo pacífico del
proceso, y neutralizando de esta forma las tendencias pacifistas de algunos
miembros del partido, como Kamenev o Zinoviev . El 25 de octubre, según el
antiguo calendario ruso, los bolcheviques, que habían conquistado ya la mayoría
en el Soviet Petrogrado y del Consejo Ejecutivo Central del Soviet de
Toda Rusia desde un par de meses antes, luego de la toma del Palacio de
Invierno por las masas populares de Petrogrado, entregaron el Poder conquistado
por el Partido y la Guardia Roja al II Congreso de los Soviets de Toda Rusia,
haciéndole entrega además de una importante declaración, „A Todos Los
Ciudadanos De Rusia”; ante esto, los delegados mencheviques y los socialistas
revolucionarios decidieron retirarse de la sesión en protesta y rechazo de la
revolución triunfante.
Una vez los bolcheviques llegaron al poder, se decretaría el fin
de la participación en la guerra imperialista y el inicio de las
negociaciones de paz, una acción de importante calado internacional, que
constituyó un referente para los campesinos y trabajadores de otras
naciones que no querían continuar una guerra que únicamente beneficiaba a una
minoría capitalista e imperialista. Dentro del paquete de primeras medidas
aplicadas estaban la nacionalización de los bancos, de los transportes y de las
fábricas, el autogobierno de las nacionalidades y la desaparición de los
terratenientes mediante la expropiación de sus tierras. La Revolución había
triunfado.
Aquella noche histórica, cuando el Comité Militar Revolucionario del
Partido Comunista (bolchevique) de Rusia –encabezado por Lenin- hizo entrega al
Comité Ejecutivo Central de los Soviets de toda Rusia del nuevo poder
conquistado, se producía un radical viraje en la historia de la humanidad.
Aquella noche del 7 de noviembre de 1917 –25 de octubre, según el viejo
calendario ruso-, el proletariado ruso, al “tomar el cielo por asalto”, hizo
realidad el sueño milenario de los explotados y oprimidos, dando respuesta
concreta al interrogante de qué camino escoger para lograr la emancipación
social de la clase productora
La Revolución Bolchevique marcó un hito en la historia de la humanidad,
al dar a conocer a la clase trabajadora mundial los instrumentos para su
liberación, adquiriendo desde su inicio un carácter internacional. El esfuerzo
y el triunfo de los comunistas rusos, unidos en torno al Partido Bolchevique,
dirigidos por Lenin y por Stalin, daría lugar al nacimiento del primer Estado
de los trabajadores de la historia, sembrando el mundo de semillas
revolucionarias, que extenderían la bandera roja de la Revolución a todos los
pueblos de la tierra, lo que fomentaría también las luchas nacionales de
liberación de las colonias contra el imperialismo. La Revolución Bolchevique
inauguró, efectivamente, la era de las revoluciones proletarias, dando confianza
a los explotados del mundo de que lo que hicieron los proletarios rusos aquella
resplandeciente noche de 1917 lo pueden volver a hacer los proletarios, los
trabajadores y oprimidos del planeta, en cualquier lugar, en cualquier momento,
continuando la lucha para alcanzar el objetivo al que está abocada la clase
trabajadora: la emancipación de la clase capitalista que la somete, para lograr
el fin al que lleva indefectiblemente el progreso de la humanidad, la
construcción de una sociedad sin explotación del hombre por el hombre, la
sociedad comunista.
Publicado por Red de Blogs Comunistas
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