El camino de Octubre guarda toda su
validez universal.
¡Vivan
eternamente las lecciones de la Revolución Socialista de Octubre de 1917!
Henos aquí
arribados al 97° Aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, de
1917. Pletóricos de alegría revolucionaria y plenos de confianza en la
reanudación de esa Gran Marcha política, ideológica, organizativa y militar,
interrumpida momentáneamente por la traición del revisionismo, el
liquidacionismo, el renegamiento y la cobardía intelectual. Nuestro grito
resuena hoy vibrante y plena de orgullo comunista, ¡Viva la Gran Revolución
Bolchevique y su artífices Lenin y Stalin! ¡Al comunismo en victoriosa e
ininterrumpida marcha!
La Gran
Revolución Socialista Proletaria de Octubre ha abierto una nueva época en la
historia del mundo, la del imperialismo y de la revolución proletaria, con el socialismo
como su aspecto principal, y a la clase obrera con conciencia de clase
comunista como su factor social central.
La Gran Revolución
Socialista Proletaria de Octubre ha asestado un demoledor golpe al capitalismo,
un golpe tal, en que se ha cuarteado
tanto su base material como su base real
y por lo cual ya jamás se ha de recuperar. ¿Cómo se explica ello? Encuentra su
explicación en que a partir de la Primera Guerra Imperialista (1914-18) y de la
Gran Revolución Socialista Proletaria de Octubre, se ha dado inicio la crisis
general del capitalismo la cual signa su destino final. ¡El Socialismo no es ya
una posibilidad real, sino una realidad práctica transformadora!
Esta crisis del SCM es una
crisis radical, incurable. Constituye la crisis omnímoda, universal, del
sistema mundial capitalista, que abarca tanto la faz económica como la
política, lo cultural como la moral. Ocupa todo un larguísimo período de guerras injustas y guerras justas, guerras
mundiales y guerras localizadas, revoluciones y contrarrevoluciones, guerras
civiles revolucionarias y guerras civiles reaccionarias; de insurrecciones y
guerras populares, golpes y contragolpes, instauraciones y restauraciones,
expresiones que son de la lucha entre el capitalismo agonizante y las fuerzas
del socialismo.
Esta crisis general del
sistema capitalista mundial a abierto, a partir del triunfo de la Gran
Revolución Socialista de Octubre y la edificación del Primer Estado Obrero
Socialista de la historia, un estado de situación revolucionaria crónica,
permanente, y, a la vez, un estado de crisis revolucionaria general que madura
y estalla de manera desigual en países, regiones y Continentes diversos. El
mundo capitalista, imperialista, está preñado de revolución, de guerras
populares de liberación y guerras civiles por el socialismo.
Nueva época
iniciada en Octubre de 1917, gracias a la acción consciente de la clase obrera
y campesinado rusos, bajo la guía del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia
(bolchevique), y que sólo terminará con el establecimiento del Comunismo como
sistema social universal único y que sólo culminará con la desintegración revolucionaria del
último país capitalista en el planeta, y; ello sólo puede ser realizado por la clase proletaria,
única clase social global, internacional, capaz de enfrentar y derrotar a la
burguesía mundial. La historia económica y política de estos dos últimos
siglos ha confirmado este rol transformador de la clase obrera industrial, hoy
ya una clase efectivamente internacional como resultado inmediato de la globalización imperialista, y demostrada como la clase más revolucionaria de toda la historia de la
humanidad.
Es hora de
que el proletariado se reapropie de esa su misión histórica como la clase
antagónica de burguesía y creador de la conquista del socialismo, de que no se
limite a pedir concesiones reformistas, que no preste oído a los cantos de
sirena de la izquierda de la derecha burguesa; del tipo de construir una
sociedad incluyente y participativa; de “refundación” de un ilusorio
Estado colocado por encima de las clases acomodadas y clases pobres; de hecho traducibles
en la recomendación de modernización de la dictadura bi-monopólica de
capitalista-terrateniente y la efectuación de ligeros retoques emperifolladores de
su esclavitud asalariada, y; el bellacamente
venderles concertación política y social
con sus dominantes y explotadores; en vez de plantearle dirija a las masas
populares a la conquista revolucionaria del poder político. Convencerles
que su autoemancipación social sólo le corresponde a ellos mismos. Del romper, como hiciesen sus hermanos de clase los rusos con el zar en 1917, con
todo el sistema oligárquico de poder, con el sistema económico que le sirve de
base material, con su ordenamiento institucional y constitucional.
Misión que
sólo podrá cumplir adquiriendo su independiente modo de pensar, una visión
rupturista de todo lo podrido y vigente, asumiendo el marxismo-leninismo-hoy,
Maoísmo y, por ende, dar fuerza e intelecto a su propio Partido político,
un partido intransigentemente clasista y consecuentemente revolucionario.
En su momento
y en diversa situación internacional, Lenin, apuntando a las enseñanzas de la
Gran Revolución Socialista de Octubre ha escrito: “La enseñanza
esencial es que sólo a través de la lucha
revolucionaria de las masas puede obtener mejoras importantes en la vida de los
trabajadores y la administración del estado. Sólo la lucha de los
propios trabajadores, sólo la lucha común de millones de personas podría lograr
este resultado”.
El
proletariado debe adquirir confianza en
el pensamiento-guía marxista-leninista,
hoy Maoísta y comprometerse conscientemente con el Partido Comunista de Nuevo
Tipo. Forjar una férrea cadena de enlace entre su lucha cotidiana contra la
explotación capitalista e imperialista con aquella de la conquista del poder,
con la revolución socialista y la instauración de la Dictadura del
proletariado. Sin esa toma del poder del Estado, sin la destrucción de la vieja
máquina estatal burgués-terrateniente, nunca
tendrá nada. Jamás se liberará del yugo de la explotación capitalista y
de la opresión de la reaccionaria dictadura política de la burguesía y de los
terratenientes. Y la llave para alcanzar eso, sólo es que sepa distinguir,
identificarse y unirse bajo la guía de un partido intransigentemente clasista y
consecuentemente revolucionario como lo es el Partido Comunista
(Marxista-Leninista) de Panamá.
En eso,
apropiarse y hacer suya la teoría dimanante de las lecciones de la Gran
Revolución Socialista Proletaria de Octubre de 1917. Esa teoría sólo puede ser,
demostrado y pagado con sangre a lo largo de todo el siglo XX, el
Marxismo-Leninismo-Maoísmo. La única y válida ideología de la revolución
proletaria.
Es, ahora,
tiempo de atraer hacia sí y dejar que domine nuestra mente esta teoría
revolucionaria y científica. El reapropiarse de las lecciones esenciales de la
Gran Revolución Socialista Proletaria de Octubre de 1917. Armados con estas
lecciones los proletarios del sistema capitalista global deben hacer las
cuentas que no adeudan los Señores del Capital, marchan victoriosamente por el
camino de la conquista revolucionaria de la libertad nacional, de la libertad
política y de la libertad social para todos los explotados y oprimidos, y ya en
ello; aprender a sacar el destilado político
de todo lo ocurrido desde entonces a la fecha, de su propio compromiso
colectivo y personal para con la historia del movimiento obrero revolucionario.
Sólo así podremos escalar y dominar la cima de las tres montañas que nos han
cerrado el paso por nuestro camino de la conquista de las tres libertades y al
comunismo.
¿Cuáles son
esas lecciones extraíbles de la experiencia histórica del proletariado ruso,
nacida un octubre de 1917 y traicionada por una camarilla de renegados
revisionistas y anticomunistas a partir de 1956 a 1989?
Ellas son
sin duda algunas:
(1) Que
para el triunfo de una revolución consecuente es necesario la existencia de una
teoría o pensamiento guía.
Sin este
pensamiento-guía –como conjunto armónico y concatenado de una Visión General de la Naturaleza y de la
Sociedad materialista, dialéctica e histórica; de una Orientación
General investigativa y resolutiva de la marcha progresiva sujeta a leyes
de la sociedad humana; de una Línea General reconocente de todo el
conjunto de contradicciones y de su dominio; de un Método de Análisis de esas realidades, contradicciones y leyes
objetivas; de una Línea Política General
determinadora del estado de las clases sociales, de la ubicación de aquellas fundamentales,
de su ubicación dentro del panorama de la lucha de clases y del carácter
regresivo o progresivo de su acción preparatoria del salto revolucionario
cualitativo; de una Línea Estratégica y
Táctica señaladora del camino y del cómo hacer para llevar al triunfo a la
clase más revolucionaria de la sociedad, asegurar el derrocamiento de las
clases explotadoras caducas y que nazca el nuevo sistema social comunista, a
partir del carácter ininterrumpido por etapas de la revolución social, y; que
se asuma la Práctica Social Revolucionaria
como mando y guía de toda a la lucha de clase de la clase proletaria-, como es
en caso de la acción de los comunistas auténtico, que sólo puedo serlo el
Marxismo-Leninismo-Maoísmo no podrán la clase obrera y clases trabajadoras
liberarse de las cadenas de su esclavitud asalariada que contra ellas ha
forjado la aún vigente sociedad capitalista monopolista burocrática y de la
dictadura internacional del capitalismo financiero-industrial monopolista de
Estado.
Ese papel lo
ha cumplido, con la experiencia de la revolución y construcción socialista en
el antiguo imperio zarista, el Leninismo. El cual es el condensado, a partir de
sus grandes predecesores Carlos Marx y Federico Engels creadores del Marxismo o
Socialismo Científico, de todos los aportes, contribuciones y elaboraciones
teóricas de Vladimir Ilich Lenin y la de su más fiel y directo continuador José
Stalin, realizadores del salto cualitativo de la ciencia marxista a una nueva y
segunda etapa de su desarrollo científico y revolucionario. El leninismo es,
pues, no es sólo desarrollo del marxismo, desde allí dónde lo han dejado Marx y
Engels, sino a partir de la experiencia revolucionaria de la conquista del
poder en la Rusia ex-zarista y de la teorización de la construcción de una
sociedad socialista esa Teoría general revolucionaria tan necesaria para el
proletariado internacional para liberarse de los residuos del feudalismo y del
imperialismo capitalista y establecer el comunismo a escala planetaria.
Sea Lenin,
que Stalin y Mao los que en sus obras y dirección práctica política los que han
sentado sobre bases firmes, inconmovibles y científico-revolucionarias el
Marxismo-Leninismo como la necesaria teoría revolucionaria tan ansiosa y
largamente buscada por el proletariado ruso, el proletariado y campesinado
chino y aquellos del mundo todo. Es lo que escribe brillantemente Lenin “Rusia ha convertido en realidad al
marxismo, como la única teoría revolucionaria justa, a través de las fatigas de
una historia semisecular de tormentos y sacrificios inauditos , de un heroísmo
nunca visto, de una energía increíble y de búsqueda incansable, estudios,
tentativas prácticas, desilusiones, verificaciones, confrontando la experiencia
de Europa”. Por su parte. Mao, justipreciando la experiencia internacional de
la conquista y construcción socialista en la URSS, dejaba plasmado que, “Fue gracias a los rusos que los chinos
descubrieron el marxismo. Antes de la Revolución de Octubre los chinos no sólo
ignoraban a Lenin y Stalin, sino que no conocían nada de Marx y Engels. Los
cañonazos de la Revolución de Octubre nos trajeron el marxismo-leninismo. La
Revolución de Octubre ayudo a los progresistas chinos y a aquellos de todos los
países a adoptar la visión proletaria del mundo como instrumento para estudiar
el destino de la propia nación y para examinar de partida todos sus problemas”.
Agregando, en otro escrito suyo, una conclusión inolvidable sea para el
proletariado mundial, que los auténticos comunistas e intelectuales
comprometidos con la causa del socialismo: “Agradezcamos a Marx, Engels, Lenin y Stalin que nos han dado un arma.
Esta arma no es una ametralladora, sino el marxismo-leninismo”.
(2) La
revolución violenta es inevitable y necesaria.
Es esta una
lección, dictada por la Gran Revolución Proletaria Socialista de Octubre, que
todo auténtico comunista está obligado a hacer suya, si no es que quiere caer
en el revisionismo o en la traición a la revolución del propio país. Pruebe
Usted a intentar llevar adelante una sedicente “revolución elector al”, “desde
el parlamento burgués”, una “revolución pacífica” y sólo cosechará gravísima
derrota y la eliminación sangrienta de la vanguardia social revolucionaria. El
sacrificio inútil de los mejores elementos, de los más capaces, disciplinados y
abnegados combatientes de la clase obrera.
¡Revolución
“pacífica” no la ha habido y la habrá nunca! ¡Ilusiones o provocación policial
es lo que es!
Ya nos y les
señalaba Marx, “Las revoluciones son las
locomotoras de la historia”. “En la
historia de los pueblos –advertía Lenin- los grandes problemas son resueltos exclusivamente con la fuerza… La
revolución es la fiesta de los oprimidos y de los explotados”. Federico
Engels, de su parte dirigiéndose a los anarquistas y apuntando a los
reformistas, puntualmente escribía “Los
grandes problemas de la sociedad se resuelven con fusiles y cañones”. Aquí,
brevemente, está señalado todo; actualmente en el mundo, bajo la férula del
capitalismo burocrático y del imperialismo, ha cambiado algo sustancialmente
que nos haga renunciar a ésta verdad universal. Todo lo contrario, el mundo
está plagado de violencia reaccionaria, represiones sangrientas, de violencias
contra las naciones oprimidas y contra las clases trabajadoras. Es pan de cada
día para los explotados y oprimidos.
Por lo que,
el uso de la violencia revolucionaria por parte del proletariado, de los
pueblos y naciones oprimidas no es opcional, sino que está inserta en la lucha
por la liberación nacional de las naciones con independencia mermada y en la
lucha del proletariado por su emancipación social de la esclavitud asalariada.
El
proletariado internacional no alcanzará a cumplir su misión histórica,
emanciparse sí misma y a toda la
humanidad explotada y oprimida, sino hace recurso a la violencia
revolucionaria. El camarada Mao, desenmascarando la esencia única del Estado y de
la sociedad capitalista, ha señalado: “El
poder político nace del cañón de un fusil”. No hay frase, como ésta, que no
haya provocado los más ensordecedores aullidos de rabia y odio entre los
reaccionarios, burgueses, imperialista, reformistas y revisionistas. ¡Cómo ha osado Mao desnudar
de tal manera lo que más ocultado a las masas de sus modernos esclavos! Él,
Mao, con ella ha rasgado sin piedad toda la hipocresía escondida bajo el manto
de la democracia representativa y de la
democracia participativa la violencia organizada por los explotadores y los
opresores en daño de los trabajadores y del pueblo. Pero, contra toda la furia
desatada no podrán esconder jamás que es éste un principio revolucionario
marxista-leninista válido para los países capitalistas avanzados como para los
países semifeudales y neocoloniales. Máxime cuando ella ha sido probado y
comprobada por la historia de todas las sociedad clasistas y todas las grandes
revoluciones habidas en el mundo en el transcurso del tiempo. Las que sea al
inicio, en el transcurso o al final de su desenvolvimiento han asumido el
carácter de guerra popular revolucionaria.
(3) Sólo
con la dictadura de la clase revolucionaria se asegura el derrocamiento del
viejo sistema político de poder y el éxito ininterrumpido de la revolución.
Contra ésta
verdad universal y revolucionaria, legado a nosotros por la Gran Revolución
Proletaria Socialista de Octubre, en palpable muestra de su acrecido odio de
clase y el miedo que los embarga, se han lanzado la burguesía, sus gobernantes
y todos sus lacayos oportunistas de derecha o de “izquierda”. Que de calumnias,
que de mentiras, que de fango se ha lanzado contra la misma. Todo para
entenebrecer la dictadura socialista del proletariado y confundir la mente de
los trabajadores y del pueblo.
Pero, ¿qué
es está Dictadura de la clase revolucionaria y para qué la necesita el
proletariado? Primero que todo es el órgano de poder de la clase
revolucionaria, basado en la alianza de la clase obrera y la clase campesina
trabajadora. El contenido fundamental de la revolución socialista. No hay
revolución socialista si la clase obrera, el proletariado, no está en la
dirección del nuevo Estado, del Estado Socialista. Si la clase obrera, teniendo
al centro a su núcleo marxista-leninista-maoísta al centro, no lo dirige todo. El proletariado no puede construirlo si no
organiza su propio poder político y si no utiliza la violencia revolucionaria
contra las clases derrocadas, se gana por la persuasión y por la reeducación
socialista de las fuerzas sociales y políticas aliadas…
La Gran
Revolución Socialista Proletaria de Octubre, entre sus grandes cometidos
históricos a cumplir, ha creado por primera vez en la historia de la humanidad
un nuevo tipo de Estado –más exactamente cabría apuntar un no-Estado-, hechura,
organizado y dirigido por los trabajadores y las amplias masas populares, por
la parte pobre de la población. Un Estado de nueva democracia, de democracia
para las masas de los nadatenientes, los que por primera vez en la historia hacían
de esa posesión del aparato estatal una herramienta clave para poder construir
su radiante futuro: el socialismo camino a su etapa superior el Comunismo. Su
forma no podía ser otra que Estado Socialista de dictadura del proletariado, y
realmente lo ha sido.
Las tareas
de esa dictadura de la clase revolucionaria, el proletariado, esto es sus
objetivos y programa a realizar dentro de este periodo de transición a la nueva
economía y sociedad socialista, tal y como nos ha sido legadas por la Gran
Revolución Socialista de Octubre de 1917 brevemente expuesta serían:
Primo: Derrocar completamente a los
explotadores burgueses, destruir su máquina estatal, arrancar de raíz sus
instrumentos de poder económico, política y cultura, derrotar su resistencia y
toda tentativa suya de restaurar el capitalismo, e instaurar un estado y una
economía auténticamente socialista.
Secundo:
Instaurar la más completa democracia socialista que permita ganar para el
socialismo a todas las masas trabajadoras no — proletarias y que les hagan
parte activa y consciente en la edificación de la nueva sociedad a través de la
educación política proletaria, la organización, la satisfacción de sus sentidas
necesidades, la superación de su estado de abatimiento espiritual, miseria e
ignorancia, haciéndolas parte del poder socialista y facilitando toda su
experiencia práctica laboral y cultural.
Tertio:
Neutralizar favorablemente a los sectores intermedios -medianos y pequeños
propietarios rurales, a las capas superiores de la intelectualidad y empleados-
que inevitablemente oscilan entre el proletariado y la burguesía, entre la
dictadura burguesa y la dictadura del proletariado, entre la democracia
capitalista y la democracia socialista.
Cuarto:
Eliminar todos los residuos del capitalismo, tanto en el campo de la estructura
como de la sobre-estructura, promoviendo según las demandas de los sucesivos
momentos políticas Revoluciones culturales proletarias para consolidar y llevar
a puntos cada vez más altos las formas políticas y económicas socialistas.
Quinta: Defender y
salvaguardar las conquistas económicas, políticas y sociales socialistas de
todos los intentos restauracionistas de los elementos portadores del camino
capitalista, de la subversión y agresiones del imperialismo.
(4) La vanguardia proletaria, para poder
dirigir, organizar y ejercer una
dirección eficaz, y las masas trabajadoras, para alcanzar a enfrentar las
tareas de la nueva sociedad, enfrentar y derrotar al enemigo derribado pero no
liquidado como clase, el cual cambia de táctica y sabe incrustarse en el nuevo
Estado y en la sociedad de transición, necesitan de un partido revolucionario,
armado con el marxismo-leninismo-maoísmo.
Los
bolcheviques, como seguidamente los comunistas chinos, no era seres “iluminados”
o reagrupados sabiamente tras de personalidades superdotados, casi semidioses,
sino que eran seres humanos simples que han podido jugar un papel decisivo, de
dirección y orientación siempre y cuando agrupados de un partido revolucionario,
basado en el marxismo-leninismo y conocedor de las contradicciones y las leyes
generales del movimiento de la sociedad, lo que les ha permitido el cumplir
como un colectivo consciente las exigencias que una situación revolucionaria
concreta y el realizar un vuelco en el reloj de la historia.
Ellos han
sabido, en una serie de décadas previas, construir, organizar y disciplinar un
destacamento político de clase, proletario, consecuentemente revolucionario. Un
partido íntimamente ligado a las masas, el que a través de una lucha ideológica
y políticas contra todas las formas del oportunismo, firme y tenaz, que ha
sabido devenir y ser reconocido por la vanguardia social proletaria
revolucionaria como su núcleo dirigente, como la forma superior de todas sus formas
de organización de combate.
El
Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (bolchevique), luego convertido en
partido comunista al calor de la lucha de clases exacerbada y del fuego de la
forja de la preparación de la insurrección armada, convertido por las manos de
sus máximos artífices, Lenin y Stalin, en un instrumento de combate,
militarizando y de establecer una férrea disciplina casi cuartelaría lo que les
ha permitido llevar al triunfo de la revolución socialista proletaria,
ininterrumpidamente de la revolución democrático-burguesa a la revolución
socialista en brevísimo tiempo y el superar todas las trabas y obstáculos que
la burguesía rusa, por intermedio de los oportunistas de derecha y de “izquierda”,
ha puesto en su camino al Poder.
La fundamentación
de la necesidad de la existencia de que el proletariado contase con un propio e
independiente, clasista, revolucionario y capaz de organizar la lucha de clase
de la clase obrera, es una de las lecciones cruciales legadas a nosotros, los
comunistas marxistas-leninistas-maoístas, por la Gran Revolución Socialista
Proletaria de Octubre. Lenin, Stalin y los bolcheviques rusos han teorizado y
desarrollado en la práctica organizativa la urgente necesidad de que para el
proletariado mundial alcance la victoria la construcción de un partido obrero
de nuevo tipo. La necesidad y urgencia de dotarse de un auténtico Partido
Comunista como fuerza dirigente en todas las luchas del proletariado y del
pueblo, tan en la etapa de la revolución de nueva democracia como en aquella,
su coronamiento, de la revolución socialista. El camarada Mao Tse-tung,
resumiendo estas lecciones de octubre, ha enseñado al proletariado chino y
aquel de todo el mundo ha dicho: “¿Por
qué es necesario un partido revolucionario? Porque en el mundo el pueblo es oprimido
por sus enemigos y quiere liberarse de su opresión. En la época del capitalismo
y del imperialismo es necesario un partido revolucionario como el Partido
Comunista. Sin un tal partido el pueblo no puede absolutamente derrocar a los
enemigos que le oprimen”.
De ahí
que un tal partido, un tal partido de nuevo tipo diverso a aquellos
socialdemocráticos y “comunistas” degenerados en revisionistas, no puede no
forjarse y templarse en las condiciones del capitalismo o del capitalismo en
condiciones semifeudales y neocoloniales estando a la oposición del gobierno
burgués-terrateniente vigente, del sistema económico explotador y de todo el
conjunto de poder político estatal opresor. Por lo que, como remarca el
camarada Mao, “El Partido Comunista
chino es el núcleo dirigente del entero pueblo chino; sin él la causa del
socialismo no puede triunfar”.
¿Por qué
eso es así? Porque si el Partido Comunista no tuviese la dirección de todas las
organizaciones de combate de las masas obreras, de las masas trabajadoras y,
más en general, de todo el pueblo – inclusive en condiciones de sociedad socialista-
ello se traduciría, desde un punto de vista de clase, que es la burguesía,
aunque en un primer momento por sus representantes en el partido y del Estado,
la que tendría el poder dirigente y no el proletariado.
Con
Lenin, Stalin y Mao nosotros los comunistas (marxistas-leninistas-maoístas),
como los más fieles y firmes continuadores de los Maestros del socialismo; como
herederos de las lecciones de octubre, reclamamos –independientemente de la
cifra numérica- el hecho de no compartir por principio con ningún otro partido,
aún reclamado de la clase obrera, la dirección ideológica, política,
organizativa y militar de nuestra clase, la clase proletaria.
Con ello,
no estamos reclamando l sedicente “dictadura
del partido comunista”, ni el que los comunistas estemos erigiendo alrededor
del Partido Comunista un culto religioso. Todo lo contrario, proclamamos la
urgencia de la edificación de un partido obrero independiente, con una
disciplina única y obligante sea arriba
que “abajo” que como lo ha demostrado la Revolución de Octubre ruso, es una
condición inevitable y urgente para el triunfo de la revolución y construcción
socialistas.
(5) Hoy en el mundo, sea aquel imperialista o
sea en aquellos con su independencia nacionalmente mermada, ha madurado una vez
más el tiempo para reabrir todas las enseñanzas principales y secundarias de la
Gran Revolución Socialista Proletaria de Octubre, así como aquellas de la
revolución y construcción socialista en China, y el utilizarlas críticamente para reimpulsar la lucha por el total
derrocamiento del capitalismo y el imperialismo, por la conquista del socialismo
y su avance ininterrumpido al comunismo.
Actualmente
el capitalismo se debate en una gravísima, catastrófica y profunda crisis estructural
agónica y sin salida. Los dirigentes políticos y estrategas burgueses proponen
como fórmula de salida, aparente y no realista, un nuevo reparto económico y
territorial del planeta, la conformación
de gobierno mundial único bajo la hegemonía de una o dos superpotencias –Usa y
China socialimperialista- impulsando para ello el único recurso que conocen:
una guerra interiimperialista mundial y la implantación de una Dictadura
fascista internacional, al servicio de los diversos supermonopolios
internacional de ambos bloques político-militares. Sólo olvidan una sencilla
cosa, la guerra interiimperialista sólo generará la maduración de la situación
revolucionaria general, crónica, y su consecuencia inmediata el estallido de
una crisis revolucionaria mundial.
Evidente
para todos es que las amplias masas obreras y populares se han puesto en
movimiento, se inclinan cada vez más al cambio revolucionario del sistema de
poder y del sistema económico dominante. A todo lo largo y ancho del planeta
estallan y se generalizan movilizaciones políticas de masas, se extienden las revueltas
y la rebelión, estallan y se consolidan guerras populares de liberación y
guerras de salvación nacional contra las agresiones armadas imperialistas, a
impulso de las fuerzas imperialistas encontradas en combate a muerte se
organizan y estallan golpes de Estado reaccionarios y antinacionales y guerra
civiles antigolpistas. El mundo capitalista se encuentra en una situación
internacional de guerra generalizada.
Es hora,
recuperando las enseñanzas de la Gran Revolución Socialista Proletaria de
Octubre, en general, la voz de mando leninista probada en miles de ocasiones
similares de “transformar las guerras
imperialistas en guerra civil”. Esta consigna política continúa guardando
toda su justeza, no puede ser echada a un lado por los auténticos comunistas,
los marxistas-leninistas-maoístas y los revolucionarios proletarios. Es hora de
retomar esa verdad universal de que el
único camino para que le queda al pueblo trabajador, a su vanguardia social
proletaria, que sólo con la lucha de clase y llevándola a su más alta cumbre de
recrudecimiento se puede derrocar al imperialismo y a los diversos gobiernos a
su servicio.
Tomar
conciencia que para lograr eso, hay que hacer como hiciesen los rusos un día,
como debemos proceder hoy, con sus reaccionarios y militaristas gobernantes haciéndoles chocar
con las llamas de la lucha de clases. Que la tarea es, sin desmayo alguno,
lucha, lucha y más lucha.
Aceptar
que la forma principal de la lucha de clases, para estos momentos de una
situación internacional de guerra generalizada, resulta ser la guerra popular
revolucionaria llevándola implacablemente hasta hacerla devenir en guerra civil
por el socialismo.
No se trata de repetir acríticamente las
lecciones de la Gran Revolución Socialista Proletaria de Octubre, sino de
asimilarlas y ponerlas al servicio de esta nueva ola revolucionaria mundial.
Hacer que las masas del mundo las hagan suya, armados con ellas avancen por la
senda de la lucha de clases y de la revolución en cada uno de los países
concretos dónde desenvolvemos nuestra acción emancipadora.
Los
sueños milenarios de millones de oprimidos, explotados, desheredados y
nadatenientes a lo largo de todo el mundo y de todos los tiempos de sociedad divida
en clases sociales, con el arribo de este 97°Aniversario de la Gran Revolución
Socialista de Octubre de 1917, una vez recuperadas sus lecciones y levantadas
sus banderas, están a punto de ser realizables, una vez más. Nuestras luchas por un mundo mejor, empatadas con las
de aquellas de las pasadas generaciones, por imperativo de las leyes imperialistas
y de las leyes de la revolución proletaria,
inevitablemente, sean los sacrificios que tengamos que hacer y los
sinsabores que tengamos que sufrir aún, vencerán.
Hoy, 7 de
noviembre, flameando nuestras rojas banderas y armados con las inextinguibles
enseñanzas de Octubre les convocamos a apretar filas en derredor del Partido
Comunista (Marxista-Leninista) de Panamá y entonemos victorioso canto
¡Y animo camaradas,
obreros y campesinos, un poquito más que “ya se vislumbra la aurora de la
victoria” (Mao)!
Por el Comité Central del
Partido Comunista (ML)
de Panamá
Amilkar Villarreal P.
Secretario General
Dado
en la ciudad de Panamá, el 5 de noviembre de 2014
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