El Gran Sol Rojo del Amanecer

miércoles, 5 de noviembre de 2014

El camino de Octubre guarda toda su validez universal.



El camino de Octubre guarda toda su validez universal. ¡Vivan eternamente las lecciones de la Revolución Socialista de Octubre de 1917!

Henos aquí arribados al 97° Aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, de 1917. Pletóricos de alegría revolucionaria y plenos de confianza en la reanudación de esa Gran Marcha política, ideológica, organizativa y militar, interrumpida momentáneamente por la traición del revisionismo, el liquidacionismo, el renegamiento y la cobardía intelectual. Nuestro grito resuena hoy vibrante y plena de orgullo comunista, ¡Viva la Gran Revolución Bolchevique y su artífices Lenin y Stalin! ¡Al comunismo en victoriosa e ininterrumpida marcha!
  
La Gran Revolución Socialista Proletaria de Octubre ha abierto una nueva época en la historia del mundo, la del imperialismo y de la revolución proletaria, con el socialismo como su aspecto principal, y a la clase obrera con conciencia de clase comunista como su factor social central.

La Gran Revolución Socialista Proletaria de Octubre ha asestado un demoledor golpe al capitalismo, un golpe tal,  en que se ha cuarteado tanto su base material como  su base real y por lo cual ya jamás se ha de recuperar. ¿Cómo se explica ello? Encuentra su explicación en que a partir de la Primera Guerra Imperialista (1914-18) y de la Gran Revolución Socialista Proletaria de Octubre, se ha dado inicio la crisis general del capitalismo la cual signa su destino final. ¡El Socialismo no es ya una posibilidad real, sino una realidad práctica transformadora!

Esta crisis del SCM es una crisis radical, incurable. Constituye la crisis omnímoda, universal, del sistema mundial capitalista, que abarca tanto la faz económica como la política, lo cultural como la moral. Ocupa todo un larguísimo período  de guerras injustas y guerras justas, guerras mundiales y guerras localizadas, revoluciones y contrarrevoluciones, guerras civiles revolucionarias y guerras civiles reaccionarias; de insurrecciones y guerras populares, golpes y contragolpes, instauraciones y restauraciones, expresiones que son de la lucha entre el capitalismo agonizante y las fuerzas del socialismo.

Esta crisis general del sistema capitalista mundial a abierto, a partir del triunfo de la Gran Revolución Socialista de Octubre y la edificación del Primer Estado Obrero Socialista de la historia, un estado de situación revolucionaria crónica, permanente, y, a la vez, un estado de crisis revolucionaria general que madura y estalla de manera desigual en países, regiones y Continentes diversos. El mundo capitalista, imperialista, está preñado de revolución, de guerras populares de liberación y guerras civiles por el socialismo.

Nueva época iniciada en Octubre de 1917, gracias a la acción consciente de la clase obrera y campesinado rusos, bajo la guía del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (bolchevique), y que sólo terminará con el establecimiento del Comunismo como sistema social universal único y que sólo culminará  con la desintegración revolucionaria del último país capitalista en el planeta, y; ello sólo  puede ser realizado por la clase proletaria, única clase social global, internacional, capaz de enfrentar y derrotar a la burguesía mundial. La historia económica y política de estos dos últimos siglos ha confirmado este rol transformador de la clase obrera industrial, hoy ya una clase efectivamente internacional como resultado inmediato de la globalización imperialista, y demostrada como la clase más revolucionaria de toda la historia de la humanidad.

Es hora de que el proletariado se reapropie de esa su misión histórica como la clase antagónica de burguesía y creador de la conquista del socialismo, de que no se limite a pedir concesiones reformistas, que no preste oído a los cantos de sirena de la izquierda de la derecha burguesa; del tipo de construir una sociedad incluyente y participativa; de “refundación” de un ilusorio Estado colocado por encima de las clases acomodadas y clases pobres; de hecho traducibles en la recomendación de modernización de la dictadura bi-monopólica de capitalista-terrateniente y la efectuación de ligeros retoques emperifolladores de  su esclavitud asalariada, y; el bellacamente venderles  concertación política y social con sus dominantes y explotadores; en vez de plantearle dirija a las masas populares a la conquista revolucionaria del poder político. Convencerles que su autoemancipación social sólo le corresponde a ellos mismos. Del romper, como hiciesen sus hermanos de clase los rusos con el zar en 1917, con todo el sistema oligárquico de poder, con el sistema económico que le sirve de base material, con su ordenamiento institucional y constitucional.
 
Misión que sólo podrá cumplir adquiriendo su independiente modo de pensar, una visión rupturista de todo lo podrido y vigente, asumiendo el marxismo-leninismo-hoy, Maoísmo y, por ende, dar fuerza e intelecto a su propio Partido político, un partido intransigentemente clasista y consecuentemente revolucionario.

En su momento y en diversa situación internacional, Lenin, apuntando a las enseñanzas de la Gran Revolución Socialista de Octubre ha escrito: “La  enseñanza esencial es que sólo a través de la lucha revolucionaria de las masas puede obtener mejoras importantes en la vida de los trabajadores y la administración del estado.  Sólo la lucha de los propios trabajadores, sólo la lucha común de millones de personas podría lograr este resultado”.

El proletariado debe adquirir confianza  en el pensamiento-guía  marxista-leninista, hoy Maoísta y comprometerse conscientemente con el Partido Comunista de Nuevo Tipo. Forjar una férrea cadena de enlace entre su lucha cotidiana contra la explotación capitalista e imperialista con aquella de la conquista del poder, con la revolución socialista y la instauración de la Dictadura del proletariado. Sin esa toma del poder del Estado, sin la destrucción de la vieja máquina estatal burgués-terrateniente, nunca  tendrá nada. Jamás se liberará del yugo de la explotación capitalista y de la opresión de la reaccionaria dictadura política de la burguesía y de los terratenientes. Y la llave para alcanzar eso, sólo es que sepa distinguir, identificarse y unirse bajo la guía de un partido intransigentemente clasista y consecuentemente revolucionario como lo es el Partido Comunista (Marxista-Leninista) de Panamá.

En eso, apropiarse y hacer suya la teoría dimanante de las lecciones de la Gran Revolución Socialista Proletaria de Octubre de 1917. Esa teoría sólo puede ser, demostrado y pagado con sangre a lo largo de todo el siglo XX, el Marxismo-Leninismo-Maoísmo. La única y válida ideología de la revolución proletaria.

Es, ahora, tiempo de atraer hacia sí y dejar que domine nuestra mente esta teoría revolucionaria y científica. El reapropiarse de las lecciones esenciales de la Gran Revolución Socialista Proletaria de Octubre de 1917. Armados con estas lecciones los proletarios del sistema capitalista global deben hacer las cuentas que no adeudan los Señores del Capital, marchan victoriosamente por el camino de la conquista revolucionaria de la libertad nacional, de la libertad política y de la libertad social para todos los explotados y oprimidos, y ya en ello;  aprender a sacar el destilado político de todo lo ocurrido desde entonces a la fecha, de su propio compromiso colectivo y personal para con la historia del movimiento obrero revolucionario. Sólo así podremos escalar y dominar la cima de las tres montañas que nos han cerrado el paso por nuestro camino de la conquista de las tres libertades y al comunismo.

¿Cuáles son esas lecciones extraíbles de la experiencia histórica del proletariado ruso, nacida un octubre de 1917 y traicionada por una camarilla de renegados revisionistas y anticomunistas a partir de 1956 a 1989?

Ellas son sin duda algunas:

(1) Que para el triunfo de una revolución consecuente es necesario la existencia de una teoría o pensamiento guía.

Sin este pensamiento-guía –como conjunto armónico y concatenado de una Visión General de la Naturaleza y de la Sociedad materialista, dialéctica e histórica;  de una Orientación General investigativa y resolutiva de la marcha progresiva sujeta a leyes de la sociedad humana;  de una Línea General reconocente de todo el conjunto de contradicciones y de su dominio; de un Método de Análisis de esas realidades, contradicciones y leyes objetivas; de una Línea Política General determinadora del estado de las clases sociales, de la ubicación de aquellas fundamentales, de su ubicación dentro del panorama de la lucha de clases y del carácter regresivo o progresivo de su acción preparatoria del salto revolucionario cualitativo; de una Línea Estratégica y Táctica señaladora del camino y del cómo hacer para llevar al triunfo a la clase más revolucionaria de la sociedad, asegurar el derrocamiento de las clases explotadoras caducas y que nazca el nuevo sistema social comunista, a partir del carácter ininterrumpido por etapas de la revolución social, y; que se asuma la Práctica Social Revolucionaria como mando y guía de toda a la lucha de clase de la clase proletaria-, como es en caso de la acción de los comunistas auténtico, que sólo puedo serlo el Marxismo-Leninismo-Maoísmo no podrán la clase obrera y clases trabajadoras liberarse de las cadenas de su esclavitud asalariada que contra ellas ha forjado la aún vigente sociedad capitalista monopolista burocrática y de la dictadura internacional del capitalismo financiero-industrial monopolista de Estado.

Ese papel lo ha cumplido, con la experiencia de la revolución y construcción socialista en el antiguo imperio zarista, el Leninismo. El cual es el condensado, a partir de sus grandes predecesores Carlos Marx y Federico Engels creadores del Marxismo o Socialismo Científico, de todos los aportes, contribuciones y elaboraciones teóricas de Vladimir Ilich Lenin y la de su más fiel y directo continuador José Stalin, realizadores del salto cualitativo de la ciencia marxista a una nueva y segunda etapa de su desarrollo científico y revolucionario. El leninismo es, pues, no es sólo desarrollo del marxismo, desde allí dónde lo han dejado Marx y Engels, sino a partir de la experiencia revolucionaria de la conquista del poder en la Rusia ex-zarista y de la teorización de la construcción de una sociedad socialista esa Teoría general revolucionaria tan necesaria para el proletariado internacional para liberarse de los residuos del feudalismo y del imperialismo capitalista y establecer el comunismo a escala planetaria.

Sea Lenin, que Stalin y Mao los que en sus obras y dirección práctica política los que han sentado sobre bases firmes, inconmovibles y científico-revolucionarias el Marxismo-Leninismo como la necesaria teoría revolucionaria tan ansiosa y largamente buscada por el proletariado ruso, el proletariado y campesinado chino y aquellos del mundo todo. Es lo que escribe brillantemente Lenin “Rusia ha convertido en realidad al marxismo, como la única teoría revolucionaria justa, a través de las fatigas de una historia semisecular de tormentos y sacrificios inauditos , de un heroísmo nunca visto, de una energía increíble y de búsqueda incansable, estudios, tentativas prácticas, desilusiones, verificaciones, confrontando la experiencia de Europa”. Por su parte. Mao, justipreciando la experiencia internacional de la conquista y construcción socialista en la URSS, dejaba plasmado que, “Fue gracias a los rusos que los chinos descubrieron el marxismo. Antes de la Revolución de Octubre los chinos no sólo ignoraban a Lenin y Stalin, sino que no conocían nada de Marx y Engels. Los cañonazos de la Revolución de Octubre nos trajeron el marxismo-leninismo. La Revolución de Octubre ayudo a los progresistas chinos y a aquellos de todos los países a adoptar la visión proletaria del mundo como instrumento para estudiar el destino de la propia nación y para examinar de partida todos sus problemas”. Agregando, en otro escrito suyo, una conclusión inolvidable sea para el proletariado mundial, que los auténticos comunistas e intelectuales comprometidos con la causa del socialismo: “Agradezcamos a Marx, Engels, Lenin y Stalin que nos han dado un arma. Esta arma no es una ametralladora, sino el marxismo-leninismo”.

(2) La revolución violenta es inevitable y necesaria.

Es esta una lección, dictada por la Gran Revolución Proletaria Socialista de Octubre, que todo auténtico comunista está obligado a hacer suya, si no es que quiere caer en el revisionismo o en la traición a la revolución del propio país. Pruebe Usted a intentar llevar adelante una sedicente “revolución elector al”, “desde el parlamento burgués”, una “revolución pacífica” y sólo cosechará gravísima derrota y la eliminación sangrienta de la vanguardia social revolucionaria. El sacrificio inútil de los mejores elementos, de los más capaces, disciplinados y abnegados combatientes de la clase obrera.

¡Revolución “pacífica” no la ha habido y la habrá nunca! ¡Ilusiones o provocación policial es lo que es!

Ya nos y les señalaba Marx, “Las revoluciones son las locomotoras de la historia”. “En la historia de los pueblos –advertía Lenin- los grandes problemas son resueltos exclusivamente con la fuerza… La revolución es la fiesta de los oprimidos y de los explotados”. Federico Engels, de su parte dirigiéndose a los anarquistas y apuntando a los reformistas, puntualmente escribía “Los grandes problemas de la sociedad se resuelven con fusiles y cañones”. Aquí, brevemente, está señalado todo; actualmente en el mundo, bajo la férula del capitalismo burocrático y del imperialismo, ha cambiado algo sustancialmente que nos haga renunciar a ésta verdad universal. Todo lo contrario, el mundo está plagado de violencia reaccionaria, represiones sangrientas, de violencias contra las naciones oprimidas y contra las clases trabajadoras. Es pan de cada día para los explotados y oprimidos.

Por lo que, el uso de la violencia revolucionaria por parte del proletariado, de los pueblos y naciones oprimidas no es opcional, sino que está inserta en la lucha por la liberación nacional de las naciones con independencia mermada y en la lucha del proletariado por su emancipación social de la esclavitud asalariada.

El proletariado internacional no alcanzará a cumplir su misión histórica, emanciparse  sí misma y a toda la humanidad explotada y oprimida, sino hace recurso a la violencia revolucionaria. El camarada Mao, desenmascarando la esencia única del Estado y de la sociedad capitalista, ha señalado: “El poder político nace del cañón de un fusil”. No hay frase, como ésta, que no haya provocado los más ensordecedores aullidos de rabia y odio entre los reaccionarios, burgueses, imperialista, reformistas  y revisionistas. ¡Cómo ha osado Mao desnudar de tal manera lo que más ocultado a las masas de sus modernos esclavos! Él, Mao, con ella ha rasgado sin piedad toda la hipocresía escondida bajo el manto de la democracia  representativa y de la democracia participativa la violencia organizada por los explotadores y los opresores en daño de los trabajadores y del pueblo. Pero, contra toda la furia desatada no podrán esconder jamás que es éste un principio revolucionario marxista-leninista válido para los países capitalistas avanzados como para los países semifeudales y neocoloniales. Máxime cuando ella ha sido probado y comprobada por la historia de todas las sociedad clasistas y todas las grandes revoluciones habidas en el mundo en el transcurso del tiempo. Las que sea al inicio, en el transcurso o al final de su desenvolvimiento han asumido el carácter de guerra popular revolucionaria.

(3) Sólo con la dictadura de la clase revolucionaria se asegura el derrocamiento del viejo sistema político de poder y el éxito ininterrumpido de la revolución.

Contra ésta verdad universal y revolucionaria, legado a nosotros por la Gran Revolución Proletaria Socialista de Octubre, en palpable muestra de su acrecido odio de clase y el miedo que los embarga, se han lanzado la burguesía, sus gobernantes y todos sus lacayos oportunistas de derecha o de “izquierda”. Que de calumnias, que de mentiras, que de fango se ha lanzado contra la misma. Todo para entenebrecer la dictadura socialista del proletariado y confundir la mente de los trabajadores y del pueblo.

Pero, ¿qué es está Dictadura de la clase revolucionaria y para qué la necesita el proletariado? Primero que todo es el órgano de poder de la clase revolucionaria, basado en la alianza de la clase obrera y la clase campesina trabajadora. El contenido fundamental de la revolución socialista. No hay revolución socialista si la clase obrera, el proletariado, no está en la dirección del nuevo Estado, del Estado Socialista. Si la clase obrera, teniendo al centro a su núcleo marxista-leninista-maoísta al centro, no lo dirige todo.  El proletariado no puede construirlo si no organiza su propio poder político y si no utiliza la violencia revolucionaria contra las clases derrocadas, se gana por la persuasión y por la reeducación socialista de las fuerzas sociales y políticas aliadas…

La Gran Revolución Socialista Proletaria de Octubre, entre sus grandes cometidos históricos a cumplir, ha creado por primera vez en la historia de la humanidad un nuevo tipo de Estado –más exactamente cabría apuntar un no-Estado-, hechura, organizado y dirigido por los trabajadores y las amplias masas populares, por la parte pobre de la población. Un Estado de nueva democracia, de democracia para las masas de los nadatenientes, los que por primera vez en la historia hacían de esa posesión del aparato estatal una herramienta clave para poder construir su radiante futuro: el socialismo camino a su etapa superior el Comunismo. Su forma no podía ser otra que Estado Socialista de dictadura del proletariado, y realmente lo ha sido.

Las tareas de esa dictadura de la clase revolucionaria, el proletariado, esto es sus objetivos y programa a realizar dentro de este periodo de transición a la nueva economía y sociedad socialista, tal y como nos ha sido legadas por la Gran Revolución Socialista de Octubre de 1917 brevemente expuesta serían:

 Primo: Derrocar completamente a los explotadores burgueses, destruir su máquina estatal, arrancar de raíz sus instrumentos de poder económico, política y cultura, derrotar su resistencia y toda tentativa suya de restaurar el capitalismo, e instaurar un estado y una economía auténticamente socialista.

Secundo: Instaurar la más completa democracia socialista que permita ganar para el socialismo a todas las masas trabajadoras no — proletarias y que les hagan parte activa y consciente en la edificación de la nueva sociedad a través de la educación política proletaria, la organización, la satisfacción de sus sentidas necesidades, la superación de su estado de abatimiento espiritual, miseria e ignorancia, haciéndolas parte del poder socialista y facilitando toda su experiencia práctica laboral y cultural.

Tertio: Neutralizar favorablemente a los sectores intermedios -medianos y pequeños propietarios rurales, a las capas superiores de la intelectualidad y empleados- que inevitablemente oscilan entre el proletariado y la burguesía, entre la dictadura burguesa y la dictadura del proletariado, entre la democracia capitalista y la democracia socialista.

Cuarto: Eliminar todos los residuos del capitalismo, tanto en el campo de la estructura como de la sobre-estructura, promoviendo según las demandas de los sucesivos momentos políticas Revoluciones culturales proletarias para consolidar y llevar a puntos cada vez más altos las formas políticas y económicas socialistas.

Quinta: Defender y salvaguardar las conquistas económicas, políticas y sociales socialistas de todos los intentos restauracionistas de los elementos portadores del camino capitalista, de la subversión y agresiones del imperialismo.

(4) La vanguardia proletaria, para poder dirigir,  organizar y ejercer una dirección eficaz, y las masas trabajadoras, para alcanzar a enfrentar las tareas de la nueva sociedad, enfrentar y derrotar al enemigo derribado pero no liquidado como clase, el cual cambia de táctica y sabe incrustarse en el nuevo Estado y en la sociedad de transición, necesitan de un partido revolucionario, armado con el marxismo-leninismo-maoísmo.

Los bolcheviques, como seguidamente los comunistas chinos, no era seres “iluminados” o reagrupados sabiamente tras de personalidades superdotados, casi semidioses, sino que eran seres humanos simples que han podido jugar un papel decisivo, de dirección y orientación siempre y cuando agrupados de un partido revolucionario, basado en el marxismo-leninismo y conocedor de las contradicciones y las leyes generales del movimiento de la sociedad, lo que les ha permitido el cumplir como un colectivo consciente las exigencias que una situación revolucionaria concreta y el realizar un vuelco en el reloj de la historia.

Ellos han sabido, en una serie de décadas previas, construir, organizar y disciplinar un destacamento político de clase, proletario, consecuentemente revolucionario. Un partido íntimamente ligado a las masas, el que a través de una lucha ideológica y políticas contra todas las formas del oportunismo, firme y tenaz, que ha sabido devenir y ser reconocido por la vanguardia social proletaria revolucionaria como su núcleo dirigente, como la forma superior de todas sus formas de organización de combate.

El Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (bolchevique), luego convertido en partido comunista al calor de la lucha de clases exacerbada y del fuego de la forja de la preparación de la insurrección armada, convertido por las manos de sus máximos artífices, Lenin y Stalin, en un instrumento de combate, militarizando y de establecer una férrea disciplina casi cuartelaría lo que les ha permitido llevar al triunfo de la revolución socialista proletaria, ininterrumpidamente de la revolución democrático-burguesa a la revolución socialista en brevísimo tiempo y el superar todas las trabas y obstáculos que la burguesía rusa, por intermedio de los oportunistas de derecha y de “izquierda”, ha puesto en su camino al Poder.

La fundamentación de la necesidad de la existencia de que el proletariado contase con un propio e independiente, clasista, revolucionario y capaz de organizar la lucha de clase de la clase obrera, es una de las lecciones cruciales legadas a nosotros, los comunistas marxistas-leninistas-maoístas, por la Gran Revolución Socialista Proletaria de Octubre. Lenin, Stalin y los bolcheviques rusos han teorizado y desarrollado en la práctica organizativa la urgente necesidad de que para el proletariado mundial alcance la victoria la construcción de un partido obrero de nuevo tipo. La necesidad y urgencia de dotarse de un auténtico Partido Comunista como fuerza dirigente en todas las luchas del proletariado y del pueblo, tan en la etapa de la revolución de nueva democracia como en aquella, su coronamiento, de la revolución socialista. El camarada Mao Tse-tung, resumiendo estas lecciones de octubre, ha enseñado al proletariado chino y aquel de todo el mundo ha dicho: “¿Por qué es necesario un partido revolucionario? Porque en el mundo el pueblo es oprimido por sus enemigos y quiere liberarse de su opresión. En la época del capitalismo y del imperialismo es necesario un partido revolucionario como el Partido Comunista. Sin un tal partido el pueblo no puede absolutamente derrocar a los enemigos que le oprimen”.

De ahí que un tal partido, un tal partido de nuevo tipo diverso a aquellos socialdemocráticos y “comunistas” degenerados en revisionistas, no puede no forjarse y templarse en las condiciones del capitalismo o del capitalismo en condiciones semifeudales y neocoloniales estando a la oposición del gobierno burgués-terrateniente vigente, del sistema económico explotador y de todo el conjunto de poder político estatal opresor. Por lo que, como remarca el camarada Mao, “El Partido Comunista chino es el núcleo dirigente del entero pueblo chino; sin él la causa del socialismo no puede triunfar”.

¿Por qué eso es así? Porque si el Partido Comunista no tuviese la dirección de todas las organizaciones de combate de las masas obreras, de las masas trabajadoras y, más en general, de todo el pueblo – inclusive en condiciones de sociedad socialista- ello se traduciría, desde un punto de vista de clase, que es la burguesía, aunque en un primer momento por sus representantes en el partido y del Estado, la que tendría el poder dirigente y no el proletariado.

Con Lenin, Stalin y Mao nosotros los comunistas (marxistas-leninistas-maoístas), como los más fieles y firmes continuadores de los Maestros del socialismo; como herederos de las lecciones de octubre, reclamamos –independientemente de la cifra numérica- el hecho de no compartir por principio con ningún otro partido, aún reclamado de la clase obrera, la dirección ideológica, política, organizativa y militar de nuestra clase, la clase proletaria.

Con ello, no estamos  reclamando l sedicente “dictadura del partido comunista”, ni el que los comunistas estemos erigiendo alrededor del Partido Comunista un culto religioso. Todo lo contrario, proclamamos la urgencia de la edificación de un partido obrero independiente, con una disciplina única y obligante  sea arriba que “abajo” que como lo ha demostrado la Revolución de Octubre ruso, es una condición inevitable y urgente para el triunfo de la revolución y construcción socialistas.

(5) Hoy en el mundo, sea aquel imperialista o sea en aquellos con su independencia nacionalmente mermada, ha madurado una vez más el tiempo para reabrir todas las enseñanzas principales y secundarias de la Gran Revolución Socialista Proletaria de Octubre, así como aquellas de la revolución y construcción socialista en China, y el utilizarlas  críticamente  para reimpulsar la lucha por el total derrocamiento del capitalismo y el imperialismo, por la conquista del socialismo y su avance ininterrumpido al comunismo.

Actualmente el capitalismo se debate en una gravísima, catastrófica y profunda crisis estructural agónica y sin salida. Los dirigentes políticos y estrategas burgueses proponen como fórmula de salida, aparente y no realista, un nuevo reparto económico y territorial  del planeta, la conformación de gobierno mundial único bajo la hegemonía de una o dos superpotencias –Usa y China socialimperialista- impulsando para ello el único recurso que conocen: una guerra interiimperialista mundial y la implantación de una Dictadura fascista internacional, al servicio de los diversos supermonopolios internacional de ambos bloques político-militares. Sólo olvidan una sencilla cosa, la guerra interiimperialista sólo generará la maduración de la situación revolucionaria general, crónica, y su consecuencia inmediata el estallido de una crisis revolucionaria mundial.

Evidente para todos es que las amplias masas obreras y populares se han puesto en movimiento, se inclinan cada vez más al cambio revolucionario del sistema de poder y del sistema económico dominante. A todo lo largo y ancho del planeta estallan y se generalizan movilizaciones políticas de masas, se extienden las revueltas y la rebelión, estallan y se consolidan guerras populares de liberación y guerras de salvación nacional contra las agresiones armadas imperialistas, a impulso de las fuerzas imperialistas encontradas en combate a muerte se organizan y estallan golpes de Estado reaccionarios y antinacionales y guerra civiles antigolpistas. El mundo capitalista se encuentra en una situación internacional de guerra generalizada.

Es hora, recuperando las enseñanzas de la Gran Revolución Socialista Proletaria de Octubre, en general, la voz de mando leninista probada en miles de ocasiones similares de “transformar las guerras imperialistas en guerra civil”. Esta consigna política continúa guardando toda su justeza, no puede ser echada a un lado por los auténticos comunistas, los marxistas-leninistas-maoístas y los revolucionarios proletarios. Es hora de retomar esa verdad  universal de que el único camino para que le queda al pueblo trabajador, a su vanguardia social proletaria, que sólo con la lucha de clase y llevándola a su más alta cumbre de recrudecimiento se puede derrocar al imperialismo y a los diversos gobiernos a su servicio.

Tomar conciencia que para lograr eso, hay que hacer como hiciesen los rusos un día, como debemos proceder hoy, con sus reaccionarios y militaristas gobernantes haciéndoles chocar con las llamas de la lucha de clases. Que la tarea es, sin desmayo alguno, lucha, lucha y más lucha.

Aceptar que la forma principal de la lucha de clases, para estos momentos de una situación internacional de guerra generalizada, resulta ser la guerra popular revolucionaria llevándola implacablemente hasta hacerla devenir en guerra civil por el socialismo.

 No se trata de repetir acríticamente las lecciones de la Gran Revolución Socialista Proletaria de Octubre, sino de asimilarlas y ponerlas al servicio de esta nueva ola revolucionaria mundial. Hacer que las masas del mundo las hagan suya, armados con ellas avancen por la senda de la lucha de clases y de la revolución en cada uno de los países concretos dónde desenvolvemos nuestra acción emancipadora.

Los sueños milenarios de millones de oprimidos, explotados, desheredados y nadatenientes a lo largo de todo el mundo y de todos los tiempos de sociedad divida en clases sociales, con el arribo de este 97°Aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre de 1917, una vez recuperadas sus lecciones y levantadas sus banderas, están a punto de ser realizables, una vez más. Nuestras  luchas por un mundo mejor, empatadas con las de aquellas de las pasadas generaciones, por imperativo de las leyes imperialistas y de las leyes de la revolución proletaria,  inevitablemente, sean los sacrificios que tengamos que hacer y los sinsabores que tengamos que sufrir aún, vencerán.

Hoy, 7 de noviembre, flameando nuestras rojas banderas y armados con las inextinguibles enseñanzas de Octubre les convocamos a apretar filas en derredor del Partido Comunista (Marxista-Leninista) de Panamá y entonemos victorioso canto

¡Y animo camaradas, obreros y campesinos, un poquito más que “ya se vislumbra la aurora de la victoria” (Mao)!


Por el Comité Central del
Partido Comunista (ML)
de Panamá

Amilkar Villarreal P.
Secretario General

Dado en la ciudad de Panamá, el 5 de noviembre de 2014





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Datos personales

periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.