La oveja y el carnicero |
Por Quibian Gaytan
Los cuáqueros, uno de esos subproducto de la reforma europea, con la que se cubrió púdicamente ese enfrentamiento que escenificaron, a puñaladas y hachazos, católicos y protestante, y que en América sentó sus reales; secta puritana, “hipócrita y malvada”, como la calificase un día el rey de Inglaterra, y de la cual debería ponerse, siempre, a la mayor distancia posible. Celosos fundadores, de 1776, de yanquilandia y de los derechos de los ciudadanos y toda esa mierda. Derechos, después de elaborados y aprobados, sustentados en el trabuco y la biblia; en el asesinato masivo o selectivo apenas mal cubierto con oración exorcista cristiana. Así ha sido, siempre, su historia desde entonces. Su senda, historia de una gran nación sí le creemos, marcada por la huella sanguinolenta, del pistoletazo o de la bomba de uranio empobrecido, que el asesino ha dejado a su paso: el genocidio (termino elegante para cubrir el exterminio masivo) de los pieles rojas en casa, la bombas de Hiroshima y Nagasaki, la guerra química y bacteriológica contra Corea, los bombardeo masivo con Napalm en los campos de Vietnam y Kampuchea; bombas de uranio empobrecido lanzadas contra el pueblo de Libia; ahora los disparos a mansalva y en la oscuridad de la noche, a quemarropa, contra un dormido y desarmado Bin Laden.
“¡La justicia le ha alcanzado!”, “¡Ha pagado con su vida la deuda con el pueblo estadounidense!”, proclaman orgullosos desde el premio Nobel de la Paz, Obama, hasta el más inmundo panfleto amarillista de barrio gringo. ¿De qué se ufanan?: ¿De violar la soberanía estatal y territorial de Pakistán? ¿De un acto oficial de violencia, violador del derecho internacional y del orden constitucional y judiciario pakistaní, a todas luces inadmisible, contra ciudadanos o acogidos a la protección soberana de un Estado con el cual se tiene “normales” relaciones diplomáticas? ¿Del traspase, inadmisible, luego de cometido el alevoso crimen, de la frontera de dos Estados soberanos (Pakistán y Afganistán) y a los cuales se debía respeto a su legitimidad jurídica? De verdad, que los gringos han puesto las cosas al revés. Lo negro es blanco (y que conste que no me estoy refiriendo al Sr. Obama) y lo blanco es negro. ¡Es la filosofía de Al Capone, devenida en ley en las relaciones internacionales! No hay fronteras nacionales que te valga, no hay Estado Nacional, el Estado global soy yo y la única ley que impera es la de Lynch.
¿A quién se le ocurre internacionalizar el linchamiento y al ku-kux-klan? ¡Bárbaros! Con mentiras entrecruzadas, pretenden sepultar la verdad. Fotos trucadas, afirmaciones de hoy desmentidas mañana: dizque el combate duró 40 minutos, que Bin Laden se defendió a tiro limpio. ¿Sus guardaespaldas lo hicieron? Por lo que se sabe, ellos mismos lo afirmaron, los matones no tuvieron ni un rasguño. ¿Había tales guardaespaldas? ¿Ellos mismos no dijeron, poco después, que Osama estaba desarmado? ¿Sí se defendió, por qué las manchas de sangre en la cama? ¿La mujer fue herida cuando trató de defenderlo con su propio cuerpo en la cama o por qué Bin Laden la tomó de “escudo humano”? ¿Sí los asesinos huyeron hacia Afganistán, cómo hicieron para “enterrarlo” en el mar? Sobre todo, ¿cómo se entierra a alguíen en el “mar”?
En verdad, estos cuáqueros hipócritas y malvados la han vuelto a hacer. Han quemado una ciudad histórica como Bagdad; vuelto polvo, destruido y robado herencias culturales milenarias pertenecientes al pueblo iraquí y a la humanidad toda; bombardeado, fusilado, torturado, ciegos en su insania y desesperados por el miedo, hombres, ancianos, mujeres y niños(as) sin distingo alguno, civiles o militares, tanto en Afganistán, como en Irak y Libia; quemado el Corán y/o defecado sobre él delante de creyentes prisioneros e impotentes de vengar un tal ultraje, para; finalmente, venirnos con el cuento de que han enterrado a Ossama Bin Laden “dentro de la costumbre, la tradición y la ley musulmana”. ¡Sí, sí, fanáticos cuáqueros hipócritas y malvados!
La humanidad pensante, profundamente ultrajada por tan innoble acción realizada por un comando especializado el Ejército yanqui y por orden directa del Presidente, ha exigido pruebas tangibles, fotografías auténticas de la víctima. A ella, este miércoles, se ha dignado contestarle un triunfalista Obama delante de las cámaras de la CBS, agencia bajo el control directo del Pentágono, y que otea tras tan inocente exigencia un peligro para su reelección a la presidencia estadounidense, “No hay duda que matamos a Osama Bin Laden”. Pero, que ha decidido no divulgar las fotografías del cadáver, porque las imágenes eran impactantes y podrían ser utilizadas como herramientas de propaganda, incitando a la violencia antiestadounidense.
Cubrir el crimen cometido, tras el justo odio que sienten los pueblos del mundo y el propio pueblo norteamericano contra el imperialismo y sus tropelías agresivas por doquiera, presentándose como la víctima inocente de una injusticia. Mucho lodo y sangre rezuma por todos sus poros el imperialismo norteamericano, el Estado terrorista por excelencia nº 1 del mundo, para que ahora nos venga con tal desvergüenza. Bin Laden y todo su equipo de Al Qaeda han sido siempre una banda terrorista organizada por y para la realización de los trabajos sucios de la CIA. En ese nefasto papel ha servido de falsa bandera, para desviar la atención del pueblo norteamericano y atizar los prejuicios antiárabes, de los verdaderos cerebros y realizadores de los atentados del 11 de septiembre del 2001: GW Buch, Cheney, Rumsfeld y todos los demás de su entorno corporativo industrialo-militar.
Sí, de aquellos mismos que en búsqueda de materializar los planes hegemonistas estadounidenses de construirse un imperio global, mediante el chantaje nuclear y la guerra de agresión contra los pueblos, naciones y países que no se conformasen con tal objetivo. Puesto que no ha sido Bin Laden, precisamente, el que ha dado el primer golpe. Éste fulano simplemente ha sido el perro fiel, tantos años, el instrumento óptimo para forzar las trabas del orden democrático estadounidense, arrancarle la libertad a los trabajadores y al pueblo norteamericano, y el garrote a sueldo de las administraciones yanquis desde G. Bush (senior) hasta Obama contra los pueblos árabes (¿no acaso, no está combatiendo Al Qaeda, sin o con Bin Laden, junto a las tropas invasoras y mercenarias contra el pueblo libio actualmente?).
Contrariamente, a como han sido presentados los hechos, todos esos acontecimientos sangrientos desde la primera guerra del golfo (y no simplemente desde Bush (hijo)) hasta el asesinato de Bin Laden, pasando por el derribo de las Torres Gemelas (¿y la tercera que cayó sin ser golpeada por avión alguno?) y la agresión armada contra Afganistán e Irak, y hoy contra Libia y Siria, tienen un mismo centro estratégico la Casa Blanca y el Pentágono. O más precisamente, tal y como lo ha sido denunciado por un analista norteamericano antiimperialista, todos estos sucesos conmocionantés de esta entrada del siglo XXI y muy particularmente la organización y financiamiento de un conglomerado internacional del terrorismo y el mismo papel de la CIA en el tráfico global de drogas, el surgimiento de los talibanes y de la mismísima Al Qaeda, han tenido como centro o fuente de origen al anticomunista Safari Club, una especie de Superagencia de inteligencia supranacional, de matriz norteamericana. Lo que estoy diciendo que es, precisamente éste Safari Club, cuya cabeza es el Presidente norteamericano, con prescindencia de blanco o negro, la fuente del narcotráfico y de la llamada “guerra a la droga”, del terrorismo y de la “guerra contra los terroristas”; en fin, de todas las barbaridades y tropelías imperialistas por todo el mundo, de los crímenes y violaciones brutales al derecho internacional, a los derechos humanos y a aquellos al respeto de la soberanía nacional de los pueblos, países y Estados.
Tozudos también los pueblos del mundo, contra el querer de la propaganda imperialista, al mantener incólume su voluntad de que se haga justicia. No, no es el sueño irrendentista del esclavo, encadenado y tirado en un rincón. Es voluntad de hierro y decisión, tarde o temprano, de llevar a los imperialistas y dictadores a su servicio al tribunal de la historia para que sean juzgados y justamente castigados. Es el reclamo, nosotros nos sumamos al mismo, de que la justicia popular alcance a los imperialistas por sus horrendos crímenes. Así como el Tribunal Internacional de Nuremberg justamente enjuició y condenó la barbarie nazifascista, hoy los pueblos reclaman el Tribunal Internacional de La Haya u otro organizado para los efectos, tarea revolucionaria a cumplir, juzguen a los modernos nazistas, a los criminales de guerra actuales. Los dirigentes políticos norteamericanos y todos los altos directivos de los Supermonopolios internacionales yanquis deben ser detenidos, juzgados y castigados.
Es la demanda exigida por los pueblos del mundo, en particular de aquellos del mundo árabe, Obama y los directivos del Complejo industrialo-militar estadounidense debe ser juzgado por este nuevo crimen cometido.
¿De dónde le vino el derecho a Obama de fungir de juez y ejecutor, de policía y jefe de escuadrón de la muerte? ¿Por qué ahora, después de diez largos años (recuerden Bin Laden tenía su residencia, bien fortificada, cerca de una base militar pakistaní. Siendo aliado fiel de USA y cómplice de sus agresiones en la región) y en víspera de la apertura de proceso eleccionario en Estados Unidos de Norteamérica, se decide cazar al líder terrorista de la Agencia Central de Inteligencia yanquis?
¿Tanta mierda sabía, que no se podía darle una tribuna internacional en un juicio público contra él?
Amigo creo que el resentido has sido tu lamentablemente, y claro que los Estados Unidos son la victima, o acaso fue poco lo que perdio el 11S? de verdad lo que dices no tiene sentido de justicia alguno
ResponderEliminarCon razón a la Justicia la esculpen con los ojos vendados. Lamentablemente Edgar, ese 11S, los únicos muertos (los sacrificables, como siempre)fueron trabajadores yanquis y no-yanquis. El mundo de los grandes negocios, de la industria y milicos no perdieron nada. La tesis es, GW Bush necesita ganar las elecciones y los servicios secretos le dieron el montaje y el chivo expiatorio. Ahora, Obama a abierto otro capítulo, de dolor y verguenza.
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