Luminoso Futuro: Una martillante campaña de desinformación, cuyo
tópico central es “quién se opone al gobierno bolivariano venezolano es un
agente del imperialismo”, ha logrado tejer toda una tupida telaraña alrededor del Partido Bandera
Roja, tendente a aislarlo, cercarlo y aniquilarlo políticamente. Campaña que en
el plano internacional ha tenido cierto éxito. Alrededor del PBR se ha creado,
así, una negativa aureola de ser “oportunista”,
“aliado de la derecha recalcitrante y guarimbera”, “agente del imperialismo
yanqui". Propalando eso, han logrado
despertar dudas, desconfianzas y animadversión en su confronto dentro del
Movimiento Comunista Internacional (ml-PM) y revolucionario mundial. Contra el
mismo se han lanzado, en santa unión de hecho, revisionistas, neorevisionistas,
trotzkystas e, inclusive marxistas leninistas de la segunda etapa y
marxistas-leninistas-maoístas. Se ha asumido una tal actitud, por lo general,
ya por desconocimiento de la visión, línea estratégica y táctica y de su
particular visión del frente unido contra el enemigo principal nacional
concreto o ya porque de algún grado o medida se hace reconocimiento (aunque
reticente) al carácter antiimperialista de la llamada “revolución bolivariana”.
Nosotros acá, desde Luminoso Futuro, no compartimos unos tales criterios
adversos al PBR. Nosotros, hasta ahora, no conocemos al PBR, su línea política
hacia la toma del poder en Venezuela, tampoco hemos tenido relaciones políticas
o ideológicas con el mismo. Nuestra actitud, de intentar superar nuestro
desconocimiento y falta de experiencia en relación a dicho Partido, nace de la experiencia
vivida por nuestro partido, el Partido Comunista (ML) de Panamá, en el
transcurso de la veinteñal dictadura militar-fascista de los generales Torrijos-Paredes-Noriega
la cual ha sabido cubrirse con la fraseología de “izquierda”, presentándose como
“antiimperialista yanqui”, “nacionalista” y “revolucionaria” y casi-casi “socialista”
también. Toda la izquierda burguesa le ha brindado reconocimiento y apoyo, en
cambio a nosotros los comunistas (marxistas-leninistas) de Panamá, asimismo,
nos han atacado como “desestabilizadores”,
“enemigos de la revolución octubrina” (así han denominado los militares
golpistas a su cuartelazo del 11 de octubre de 1968) y de “puñado de agentes de
la CIA”. Si la derecha te ataca, te pinta de negro y te acusa de
antirrevolucionario es porque algo estás haciendo correctamente y de
conformidad con los principios revolucionarios proletarios del
Marxismo-Leninismo. Si al Partido Bandera Roja, de Venezuela, queréis
condenarle que ello sea con conocimiento de causas y de una mejor comprensión
de la realidad económico y política de dicho país.
No
somos sus defensores, oficiales u oficiosos, ni ellos lo necesitan o que nos lo hayan
pedido. Sólo queremos brindarles la oportunidad a nuestros lectores de conocer
de primera mano quién es el Partido Bandera Roja, qué dice, qué quiere y el
cómo se plantea alcanzarlo. Que el lector, el comunista auténtico, juzgue,
absuelva o condene conscientemente).
Estados Unidos ha dado un paso que guarda una
mayor significación que la asignada por algunos analistas y partidos políticos.
Independientemente del provecho que le saca el chavismo, se trata de un asunto
serio. A su vez, ciertamente su atención política es bastante compleja y
controversial. Veamos.
El paso dado por el gobierno estadounidense se
ajusta a los tiempos y se corresponde con asuntos cuyo desarrollo ha alcanzado
tal escala que lo fuerzan a responder con el impulso propio de un imperialismo
que ve perder espacios, áreas de influencia, fuentes de materias primas entre
otros aspectos. En el mejor de los casos, se trata de espacios que se han convertido
en áreas en disputa con otros imperialismos o bloques imperialistas. Sería
tonto pensar que se trata de un desliz al estilo Bush o que es una decisión
personal del Presidente que no se ajusta a los requerimientos de la política
estadounidense ni de la venezolana. Aun cuando puede ubicarse en una
perspectiva multipropósito, se trata de un asunto bien pensado y cuyo costo y
eficacia política han sido calculados.
Es en esencia una respuesta a la tendencia a la
nivelación operada desde el asiento nacional del imperialismo estadounidense
que ve claramente pérdida la competencia frente a China en varios tópicos:
manufacturero, financiero y de mercados y fuentes de materia prima, producto, a
su vez, del desarrollo desigual de las potencias imperialistas. China –ese joven
imperialismo, en el sentido leninista- desplaza a los avejentados imperialismo
estadounidense, europeo y japonés en esos y otros aspectos, por lo que puja de
manera firme hasta la eventualidad del encuentro militar, aunque hasta ahora de
manera parcial, estimulando conflictos bélicos ente países sojuzgados contra
otros, o armando al país que requiera de sus servicios, e incluso a grupos
creados por ellos mismos. Esto lo hace uno u otro imperialismo.
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