Los ejércitos de las potencias imperialistas se preparan para luchar
contra su propia población
Hace un par de años la revista “Army Times”, dirigida a los
militares norteamericanos, reveló que el ejército de Estados Unidos llevaba
meses entrenándose para librar batallas en las grandes ciudades del país, no
contra otros ejércitos sino contra su propia población (1).
“Cuando el Ejército norteamericano mira hacia el futuro se ve actuando en las grandes megalópolis en expansión, en densos espacios congestionados en los que los grupos criminales y extremistas florecen casi sin ser detectados por las autoridades, aunque pueden alcanzar elevados niveles de poder al mismo tiempo que socavan la autoridad del Estado democrático”, afirmaba la revista.
“Cuando el Ejército norteamericano mira hacia el futuro se ve actuando en las grandes megalópolis en expansión, en densos espacios congestionados en los que los grupos criminales y extremistas florecen casi sin ser detectados por las autoridades, aunque pueden alcanzar elevados niveles de poder al mismo tiempo que socavan la autoridad del Estado democrático”, afirmaba la revista.
El Pentágono está convencido de que las urbes de Estados Unidos serán
-cada vez más- su próximo gran campo de batalla. Pero hasta la fecha ningún
ejército ha luchado nunca en el interior de una ciudad de gran tamaño.
Como los recientes sucesos de Dallas ponen de manifiesto, en el futuro
la policía de Estados Unidos tendrá de enfrentarse a importantes ataques
armados para los que no están capacitados, por lo que deberán ser auxiliados
por tropas del ejército que, incluso, deberá tomar el mando en algunas
ocasiones.
El jefe del Estado Mayor, Raymond T. Odierno, afirmó que “es
inevitable que en algún momento se recurrirá al Ejército de los Estados Unidos para
operar en una megaciudad, y en la actualidad el Ejército no está preparado para
hacerlo”.
Odierno explicaba que el desencadenante de ese tipo de guerra civil en
las ciudades radica, entre otros, en la miseria cada vez mayor de amplias masas
de la población, la “creciente disparidad de ingresos”, lo cual
exigirá que el ejército salga a la calle para “tomar medidas”.
Para imaginar cómo sería una intervención de este tipo, el Pentágono
simuló un “juego de guerra” en el que las tropas debían
combatir en un escenario urbano contra sus propios ciudadanos.
En el juego, un Equipo Rojo, que representaba a las organizaciones armadas que ponían contra las cuerdas al Estado, practicaba varias estrategias para derrotar al ejército: sofisticados ataques con virus informáticos, tácticas ofensivas de guerra electrónica, manipulación de datos, manifestaciones, motines y desórdenes callejeros.
En el juego, un Equipo Rojo, que representaba a las organizaciones armadas que ponían contra las cuerdas al Estado, practicaba varias estrategias para derrotar al ejército: sofisticados ataques con virus informáticos, tácticas ofensivas de guerra electrónica, manipulación de datos, manifestaciones, motines y desórdenes callejeros.
El resultado de la batalla simulada fue de fracaso para el ejército: la
rotura de una presa ficticia provocó un enorme desastre, cayeron partes
fundamentales de las instituciones locales y las organizaciones armadas se
apoderaron de las calles sin que nada ni nadie fuera capaz de hacerles frente.
El teniente general Herbert Raymond McMaster, responsable de la
interpretación de la simulación, explicó que el juego había demostrado que la
infantería debe aprender a ampliar su capacidad de acción, que debe ser más
autónoma y, sobre todo, más rápida y eficaz.
En los próximos años los escuadrones de infantería debían tener apoyo aéreo, así como capacidad de acceder a vídeos en tiempo real que muestren el estado de la situación en diferentes zonas. “Una de las cosas más importantes será la capacidad de fuego que puedan alcanzar los escuadrones, especialmente con armas disparadas desde el hombro, así como el desarrollo de plataformas móviles o voladoras capaces de incrementar el fuego de precisión”.
En los próximos años los escuadrones de infantería debían tener apoyo aéreo, así como capacidad de acceder a vídeos en tiempo real que muestren el estado de la situación en diferentes zonas. “Una de las cosas más importantes será la capacidad de fuego que puedan alcanzar los escuadrones, especialmente con armas disparadas desde el hombro, así como el desarrollo de plataformas móviles o voladoras capaces de incrementar el fuego de precisión”.
En sus tácticas de juego, el ejército utilizó chorros de energía
dirigida (armas láser o de energía electromagnética) que permitían a los
soldados reducir sus necesidades logísticas e interferir en la capacidad de
ataque con misiles de los enemigos.
Tras la experiencia, el general anunció que “para luchar contra el enemigo urbano del futuro, drones o aviones pueden ser de mucha ayuda, pero la victoria final solamente llegará a pie de tierra. Para obligar verdaderamente a los enemigos, se necesita a seres humanos en contacto con otros seres humanos”.
Tras la experiencia, el general anunció que “para luchar contra el enemigo urbano del futuro, drones o aviones pueden ser de mucha ayuda, pero la victoria final solamente llegará a pie de tierra. Para obligar verdaderamente a los enemigos, se necesita a seres humanos en contacto con otros seres humanos”.
No sólo el ejército estadounidense está convencido de que las ciudades
serán los grandes campos de batalla del mañana. Hace apenas un año, el ejército
australiano publicó su “Informe sobre las guerras terrestres del
futuro” que llega a las mismas conclusiones.
Los militares australianos escribieron que “la aparición cada vez en mayor medida en las ciudades de zonas no reguladas, o territorios fuera de control en los que las leyes y las normas no se aplican, ofrece un refugio potencial para el crimen organizado, para los terroristas y para los insurgentes, a partir de los cuales se pueden organizar y operaciones de ataque al ordenamiento legal”.
Los militares australianos escribieron que “la aparición cada vez en mayor medida en las ciudades de zonas no reguladas, o territorios fuera de control en los que las leyes y las normas no se aplican, ofrece un refugio potencial para el crimen organizado, para los terroristas y para los insurgentes, a partir de los cuales se pueden organizar y operaciones de ataque al ordenamiento legal”.
Por su parte, fuentes de la inteligencia francesa han revelado que las
fuerzas de seguridad del país galo se están preparando para afrontar “masivos
disturbios civiles, protagonizados por inmigrantes radicalizados apoderándose
de barrios enteros”, según informó el año pasado el periódico británico “The
Telegraph” (2).
El ejército francés está preparando ya planes de contingencia para “reconquistar el territorio nacional” y recuperar áreas enteras en las ciudades, en el caso de que la población inmigrante obtenga armas y se convierta en “abiertamente hostil”a la República.
“Hay un montón de jóvenes inmigrantes de cuarta generación muy enojados por su situación y la perspectiva de radicalización es cada vez más probable”. Las redes islamistas han estado adquiriendo de contrabando rifles automáticos Kalashnikov y misiles anti-tanque, que ya han introducido en Francia, según el diario británico.
El ejército francés está preparando ya planes de contingencia para “reconquistar el territorio nacional” y recuperar áreas enteras en las ciudades, en el caso de que la población inmigrante obtenga armas y se convierta en “abiertamente hostil”a la República.
“Hay un montón de jóvenes inmigrantes de cuarta generación muy enojados por su situación y la perspectiva de radicalización es cada vez más probable”. Las redes islamistas han estado adquiriendo de contrabando rifles automáticos Kalashnikov y misiles anti-tanque, que ya han introducido en Francia, según el diario británico.
Publicado por Resistencia Popular
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