Jesús Del Toro, Y ahoo Noticias
Un comentario de Donald Trump ha causado molestia
en Corea del Sur y para muchos en ese país el dicho del presidente
estadounidense implica una ofensa a su orgullo y una distorsión de su historia.
Todo porque Trump dijo, luego de reunirse hace
algunos días en Florida con el mandatario chino Xi Jinping, que “Corea en
realidad fue en el pasado una parte de China”.
De acuerdo a The Hill, durante su
conversación Xi le habría hablado a Trump sobre la historia de China y Corea y,
al parecer, Trump aceptó la versión de que Corea fue en una época parte de
China. No es claro, con todo, si eso es lo que Trump dedujo de lo que Xi le
narró o si el mandatario chino se lo dijo específicamente.
Para añadir al intríngulis existe la incertidumbre
sobre si Xi aludió a la totalidad del territorio de lo que hoy son Corea del
Norte y Corea del Sur o si se refirió, como se narra en un artículo de la
agencia AP, a uno o varios de los
antiguos estados que en esa región abarcaron, como es el caso del reino
Goguryeo hacia los siglos IV y V, territorios de lo que hoy es Manchuria
(actualmente parte de China) y de la Península Coreana.
Sea como sea, en Corea del Sur ese comentario de Trump
sentó mal a muchos. El gobierno de ese país afirmó que Corea por miles de años
no ha sido parte de China, como se comenta en un artículo de la agencia Bloomberg, y que lo que
Trump dijo que le explicó Xi es una distorsión histórica y una invasión de la
soberanía de Corea del Sur.
Todo, además, depende del matiz: los coreanos exaltan
su soberanía y señalan que Corea nunca fue territorio de China o directamente
gobernada por los chinos, pero en China se señala que muchos de los sucesivos
estados coreanos fueron durante grandes periodos independientes pero vasallos
de China.
Trump, posiblemente, no estaba al tanto de
las complejidades de la historia antigua de esa región del mundo y, en todo
caso, de Xi habría escuchado el enfoque chino del asunto. El punto crítico
aquí, en realidad, es que Trump habló de lo que le habría dicho Xi como si se
tratase de un absoluto sin aludir a que en al tema, de suyo punzante, hay otras
consideraciones.
Se trata, como señala AP, del fenómeno de ‘saltarse a Corea’, el miedo o
el peligro, potencial o real, de que Corea del Sur pierda influencia y
capacidad de decisión en torno a su conflicto con Corea del Norte y que su
alianza con Estados Unidos se difumine a causa de un acercamiento entre
Washington y Pekín. Es el peligro de que el destino de la Península de Corea
sea decidido al margen de ella, entre la Casa Blanca y el régimen chino.
En ese sentido, al dar Trump como válida la versión china de su primacía
histórica sobre la Península, muchos coreanos hallaron en ello una ominosa
señal de que Washington y Pekín podrían “saltarse a Corea del Sur” al abordar
posibles vías de acción ante las redobladas amenazas del régimen de Corea del
Norte.
Ciertamente, China es parte medular en la geopolítica de la región (su
apoyo es clave para el régimen de Corea del Norte) y Trump y muchos expertos y
analistas lo han reiterado en mayor o menor grado.
Pero el dicho de Trump puso el dedo en la llaga del temor de que China
se lance, con aval estadounidense, a una ‘solución’ que considere los asuntos
coreanos como una cuestión de vasallaje de Seúl y Pyongyang ante Pekín. Y otros
dirán que en realidad Trump no necesitaba meterse en esos vericuetos
históricos: le bastaba con señalar que su conversación con Xi le había permitido
conocer mejor la posición de China respecto a Corea, sin entrar a patear el
pesebre.
Pero para quien construyó su imagen, y gran
parte de su victorioso respaldo electoral, en no ser políticamente correcto,
las matizaciones y sutilezas diplomáticas se cuecen aparte.
Publicado
por Yahoo
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