El regreso de Lenin
Fecha:
12/04/2017 - 14:25
Al anochecer de un 16 de abril, hace ahora 100 años, arribaba a
Petrogrado un Lenin fatigado y a la vez exultante. El viaje de vuelta le había
demandado casi 10 años.
Lenin era uno entre otros 30
proscriptos que ahora regresaban. Palpitó la Revolución de Febrero desde Suiza,
donde se encontraba. El 15 de marzo caía el Zar. Mucho de aquello para lo que
había trabajado duro estaba ocurriendo allá lejos. No había tiempo para perder.
Era imperativo volver.
El
exilio
Trance duro impuesto por la represión
zarista. La Ojrana, la policía del Zar, era una fuerza a la vez brutal y sutil.
Con alta experiencia en la infiltración y desarticulación de los luchadores
contra la autocracia. Ya en sus años mozos Lenin había padecido cárcel y
destierro en Siberia y largos períodos en la clandestinidad. Llevaba ya años de
expatriado cuando retorna a la Rusia de la Revolución de 1905. A la derrota y
el inicio de la gran cacería desatada por Stolypin (en 1906 Ministro de
Interior) comienza un nuevo exilio. Nadie logró anticipar que sería tan
prolongado. Y mucho menos que el regreso llegase a ser tan glorioso.
La vida en el exilio llega a ser
extenuante. Lenin comienza esta etapa con 36 años de edad. Un hombre joven, a
la vez racional y sanguíneo. Voluntad y certezas al servicio de la revolución
pendiendo de noticias que no siempre llegan. Y que las más de las veces no son
las esperadas. Así pasó una década viviendo en una decena de diferentes
ciudades e idiomas. De ese período son algunos de sus principales aportes
teóricos. E innumerables artículos y cartas. Muchas, muchas cartas orientadas a
galvanizar a los bolcheviques para las batallas por venir.
El
viaje
La necesidad de volver no estaba en duda. Lo que no estaba claro era
¿cómo? Desde Suiza, donde Lenin se encontraba, hasta Rusia no se podía llegar
sino a través de territorios en guerra de unos u otros contendientes. Francia e
Inglaterra avisaron que no permitirían el tránsito de ese hato de
antibelicistas rusos. El propio Gobierno Provisional surgido de la Revolución
de Febrero expresó disgusto por el retorno de los “derrotistas”. Volver
clandestinamente estaba expuesto a un sinfín de imponderables que convertían el
plan en puro aventurerismo.
A propuesta de los internacionalistas
suizos se instrumentó un alambicado acuerdo con los alemanes por el cual Lenin
y sus compañeros atravesarían Alemania en un tren con “extraterritorialidad”
razón por la cual no sería intrusado por sus autoridades. Aunque todos sabían
quien viajaba en el vagón en cuestión no existiría listado o registro concreto
de sus pasajeros. Si el Alto Mando alemán tenía alguna expectativa puesta en
este regreso la Historia les habrá contado que cometieron un monumental error
de cálculo.
Horas antes de partir Lenin se despide en una sentida carta de su
anfitrión, el proletariado suizo. En los párrafos finales deja a las claras con
qué alemanes está identificado. Señala en Carlos Liebknecht y los
espartaquistas a los camaradas de lucha en la compleja tarea de acabar con la
sangrienta guerra imperialista.
Embarcados el 9 de abril en Zurich,
para un recorrido lineal de 2.400 kilómetros, el contingente llegó a Petrogrado
una semana después. Valga como término de comparación que la distancia entre
Buenos Aires y Río Gallegos es aún superior.
La
llegada

Nadezhda Krupskaya, la compañera de
Lenin, nos cuenta de primera mano sus impresiones : “Aquellos que no habían
vivido la revolución, no podían imaginar su belleza solemne y magnífica:
banderas rojas, la guardia de honor de los marineros de Kronstadt, los focos de
la fortaleza de Pedro y Pablo iluminando el camino desde la estación de
Finlandia hasta la Mansión Khensinsky -antigua residencia de una querida del
Zar, convertida en sede de los bolcheviques-, coches blindados, la cadena de
hombres y mujeres, trabajadores a ambos lados del camino”.
Las
Tesis de Abril
Apenas llegado, manos a la masa. A detonar sus Tesis de Abril…
firma:
Sebastián Ramírez
Publicado por HOY, órgano central del
PCR-Argentina
(La inserción del logo 100 años de la Revolución de Octubre de la ICOR es nuestra.
Luminoso Futuro).
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