El Gran Sol Rojo del Amanecer

jueves, 28 de abril de 2011

Este Primero de Mayo levantamos la bandera de la lucha de clases y del cambio democrático popular al socialismo


 “La ley está en juicio. La anarquía está en juicio. El gran jurado ha escogido y acusado a estos hombres porque fueron los líderes. No son más culpables que los miles que los siguieron. Señores del jurado, condenen a estos hombres, denles un castigo ejemplar, ahórquenlos y salven nuestras instituciones, nuestra sociedad”.
(Fiscal Grinnel, ante el juicio de los ocho Mártires de Chicago)

Una vez más, como todos los años, los obreros van a tomarse las calles de las ciudades de todos los países conmemorando, hoy, los 125 años de la gloriosa gesta del I de Mayo de 1886. Esto porque esa fecha es una gran fiesta, internacional, de la clase obrera mundial. Pero, más que de jolgorio, idas a la playa o día de asueto, es un día de lucha, de manifestaciones, mítines y combates callejeros con las fuerzas del orden burgués, la explotación y la opresión. Es de lucha no por mitigar la explotación y asegurar subida en los salarios, simplemente, sino una fecha de rebelión por la eliminación del sistema del salariado, sistema de esclavitud, explotación, miseria y hambre. En fin, una fecha en que le recordamos a los señores capitalistas y terratenientes que su tiempo ha pasado, que ha llegado a su fin; que los obreros reclamamos poder político, el conquistar la democracia y el socialismo.

Ciertamente ese día se ha conquistado, con sangre, la jornada laboral de 8 horas, objetivo inmediato de todo el Movimiento obrero internacional, sindical y político; de los trabajadores no sólo norteamericanos, sino que de toda Europa y Canadá. Como  bien lo expresase, ese compañero de armas de Carlos Marx, Federico Engels un Primero de mayo de 1890,

Hoy el proletariado de Europa y América pasa revista a sus fuerzas, movilizadas por primera vez en un solo ejército, bajo una sola bandera y para un solo objetivo inmediato: la fijación legal de la jornada legal de ocho horas, proclamada ya en 1866 por el Congreso de la Internacional celebrado en Ginebra y de nuevo en 1889 por el Congreso obrero de París. El espectáculo de hoy demostrará a los capitalistas y a los terratenientes de todos los países que, en efecto, los proletarios de todos los países están unidos. ¡Oh, si Marx estuviese a mi lado para verlo con sus propios ojos!” (Prefacio a la edición de 1890 del Manifiesto del Partido Comunista, de Carlos Marx y Federico Engels).
Palabras preciosas y de gran valía, estas de Engels. Bien ha dicho “objetivo inmediato”, y tiene toda la razón. Pero, la jornada del Iro. de Mayo de 1886, tenía objetivos más generales, de más largo alcance. Puesto que se ha propuesto objetivos anticapitalistas, proletarios revolucionarios socialistas.

Y eso ya estaba planteado desde muchos años antes, como cuando el Sindicato Central de Trabajo de Chicago, en 1885, aprobaba una resolución que era todo un llamado a la rebelión:

Decía: “Llamamos urgentemente a la clase asalariada a armarse para poder presentar a sus explotadores el único argumento que puede se efectivo: la violencia”.

O en esta otra volante que circulaba entre los obreros de Chicago y en la cual, es proclamaba esa jornada de lucha como “¡Un día de rebelión, no de descanso!” Un día no ordenado por los voceros jactanciosos de la instituciones que tienen encadenado al mundo del trabajador. Un día en que el trabajador hace sus propias leyes y iene el poder de ejecutarlas!... Un día en que con tremenda fuerza la unidad del ejército de los trabajadores se moviliza contra los que hoy dominan el destino de los pueblos de toda la nación. Un día de protesta contra la opresión y la tiranía…”.

En fin, en esos días se proclamaba el Iro. de Mayo como el día de la “rebelión”, de la revolución social. Nada más lejos de este carácter revolucionario de esa fecha, que las proclamas infladas de los oportunistas, reformistas y revisionistas de todos los pelajes, agentes desvergonzados de la burguesía y del poder burgués, con la que intentan llevar a las masas obreras a la concertación entre las clases, al electoralismo y el parlamentarismo. Y es que el Primero de Mayo, como todos los años, es campo de medición de fuerzas entre revolucionarios y reformistas, entre los que quieren avanzar hacia la emancipación socialista de los trabajadores y los que a eso se oponen y defienden este sistema de explotación y opresión capitalista.

Tal es la importancia histórica, importancia política y revolucionaria de esta gran Jornada de lucha Internacional de los trabajadores. Más que una jornada interclasista, de reconciliación social y de reconciliación nacional, ella lleva consigo la impronta de la lucha de clases, del odio de clase al poder burgués-terrateniente. Como no ha de es odiada por los patronos y los empresarios, como no ha de provocar entre sus políticos y fuerzas represoras la furia más insana y deseos de hacer correr en las calles la sangre de su enemigo más imbatible, la clase proletaria. Por eso, asesinaron a los Mártires de Chicago; por eso, hubieron de morir en la horca Spies, Engel, Parsons y Fisher; mientras que, Schwab, Samuel Fielden, Oscar Neebe se vieron condenados a cadena perpetua. Aún uno de ellos fue asesinado extrajudicialmente, Louis Lingg, del cual se rego la especie de que se había suicidado (¡con una dinamita que escondía en la cabellera!).  

Vano intento de diluir el alevoso e ilegal crimen cometido contra ellos y en daño de la clase obrera, de siempre martirizada en nombre de la salvaguarda de las ganancias, de la plusvalía y del poder del capital.

La clase obrera panameña, como sus hermanos de clase de todo el planeta, también marchan en memoria de los Mártires de Chicago y flameando con fuerza la Bandera Roja, más que aquella tricolor clasista y oligárquica tan vergonzantemente llevada por la burocracia sindical colaboracionista y la izquierda burguesa, y poniendo en sus pancartas sus reivindicaciones económicas y políticas más sentidas.

Y eso es más urgente y necesario que nunca. Sometida como está la clase obrera panameña y las masas trabajadores a una odiosa y reaccionaria ofensiva general y concéntrica por parte de la podrida Oligarquía dominante. Tendente a vanificar los derechos económicos, sociales y políticos conquistados tras ardua lucha y por tantos años.

Maniatar a los trabajadores, reducirlos quitándoles todos los medios legales de lucha, quebrar la espina dorsal al Movimiento sindical y reconducirle a un nuevo pacto social de marchamo fascista. El hacerle aceptar a golpe de demagogia y populismo clientelar derechista, de macana y asesinatos selectivos de líderes sindicales, represión y violencia reaccionaria, la legitimización vía las reformas constitucionales e institucionales de la terrorista dictadura neofascista del señor Ricardo Martinelli.

Por ello, hoy más que ayer resulta urgente, por la gravedad misma del momento económico y político nacional que internacional que estamos viviendo, el recuperar esa tradición histórica y todo su significado político profundo, programático de la lucha política de clase que nos ha dejado en herencia el I de Mayo.

¡Camaradas obreros, compañeros trabajadores!

Hay que salir a la calle este I de Mayo para manifestar nuestro rechazo a los designios fascistas de los gobernantes y de las clases reaccionarias dominantes. Que no aceptamos más la explotación capitalista y que deseamos un auténtico y verdadero cambio de sociedad. Ya en carne propia estamos gozando las “delicias” del falso Cambio Democrático del sr. Martinelli; que eso sólo es traducible en más opresión, recortes en las áreas sociales del presupuesto estatal, inmoderada alza de precios en los artículos de amplio consumo popular ilegalización de la protesta social y cuestionamiento del derecho de huelga; en fin, que dicho cambio es sólo cambiar para peor; que eso de democrático es sólo reforzar el fascismo en el poder.

La oligarquía ha jugado malamente con las aspiraciones de cambios democrático reales en la vida económica, en la vida social, política y cultural de las amplias masas trabajadoras del país. En un inicio, martillantemente y de mil modos desde la escuela, libros, prensa, radio y televisión, sus intelectuales y políticos, nos ha impuesto la leyenda negra de que “a Panamá no la cambia nadie”.  Con ello intentando inculcarnos que, (1) Nada cambia. Todo sigue igual por más que nos esforcemos y eso por mandato del destino o la voluntad de Dios. Buscando con eso inseminarnos ideas derrotistas, pesimistas y quietistas. Que somos impotentes juguetes de fuerzas incontrolables que se sobreponen y dominan nuestra voluntad y reducen a cero nuestras acciones. Que contra la naturaleza y la sociedad nada se puede hacer. Ya que siempre ha existido engaño, “juega vivo”, explotación y opresión. Por lo que, concluyen, es inútil resistir, luchar o rebelarse.

(2) Consciente de su agotamiento histórico como clase social y nacionalmente dirigente, invalida de partida que otra clase pueda ser portadora del progreso social y de desarrollo económico independiente del país. Te ha mentido, sabiendo de mentir. Puesto que, cuando Carlos Marx y Federico Engels han creado el Materialismo Dialéctico y el Materialismo Histórico, como filosofía social de la clase proletaria, y con ello brindándonos su descubrimiento de las leyes que rigen la naturaleza y la sociedad, hemos podido tomar posesión de un arma que ha liberado nuestra mente y el realizar nuestra historia. Con la cual, al conocerlas y dominarlas podemos cambiar las cosas con nuestras propias manos y sin necesidad de las parasitarias clases dominantes. No sólo eso. Sino que ellos han demostrado y señalado a la clase obrera como la sepulturera del capitalismo, imperialista o semifeudal, y auténtica fuerza viva y actuante de todo cambio social y político. Lenin, Stalin y Mao han demostrado eso es así y lo han llevado a la práctica social. El capitalismo puede y debe ser suplantado por el Socialismo.

Sólo que debemos darle impulso a la lucha de clases. Sólo que debemos llevar a la mente de los trabajadores que si quieren pueden. Educándose en la convicción del papel histórico que le incumbe como portadora de la nueva sociedad que pugna por nacer. Que la rebelión obrera y popular está justificada, histórica y políticamente. Así nos lo han demostrado los gloriosos Mártires de Chicago, así nos lo demuestran las actuales rebeliones populares que sacuden el piso de los dictadores, tiranos, sheiks, jeques y demás agentes de las potencias imperialistas. Lo que nos está indicando que es urgente el que asumamos una clara conciencia revolucionaria de poder y nos comprometamos en una estrategia de poder revolucionario.

¡SI PODEMOS CAMBIAR EL ACTUAL ESTADO DE LA COSA PÚBLICA EN PANAMA!
¡EL FASCISMO EN EL PODER SI PUEDE SER DERRIBADO!
¡ABRIR CAMINO A LA LUCHA DE CLASE DE LA CLASE OBRERA!
¡REBELARSE ES JUSTO!
¡LOOR A LOS MÁRTIRES DE CHICAGO!
¡CON LOS CINCO MAESTROS VENCEREMOS!

PARTIDO COMUNISTA
MARXISTA-LENINISTA
DE PANAMÁ
Panamá, 26 de abril de 2011

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Datos personales

periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.