Por Quibian Gaytan
9 de septiembre de 2011
Henos aquí arribados al 35º Aniversario de la desaparición física del camarada Mao Tse-tung, uno de los más grandes constructores de historia de nuestro tiempo y de la Historia de la humanidad. Él a lo largo de toda su vida, transcurrida en las marejadas de la lucha de clase del proletariado chino e internacional por la causa de la emancipación social de los explotados y oprimidos, de cuatro guerras populares revolucionarias, de la conquista y construcción del socialismo y del cómo hacer para reforzar la Dictadura del Proletariado; amén de sus contribuciones teóricas al desarrollo cualitativo de la ideología del Marxismo-Leninismo, con la cual la elevó a una nueva, superior y tercera etapa el Pensamiento de Mao o Maoísmo, nos dio armas imbatibles para cumplir mandato de marchar por la independencia nacional, la nueva democracia popular al socialismo y al comunismo destino final de la humanidad trabajadora. Con ello, el camarada Mao se colocó en la misma onda de línea con sus Grandes Predecesores Marx, Engels, Lenin y Stalin.
Hoy, luego de su prolongada y victoriosa vida de lucha revolucionaria, habiendo pasado 83 años desde su nacimiento, el 26 de diciembre de 1893, el camarada Mao Tse-tung ha perdido su única y última batalla, aquella contra la Naturaleza, el 9 de septiembre de 1976. Cruel y terrible enfermedad minó su salud, la que finalmente condujo a su sensible desaparición física.
Con su muerte, el camarada Mao ha dejando un gran vacío en el mundo, en la clase obrera, en los pueblos oprimidos del mundo difícil de llenar. Tal ha sido el sello que ha impreso a todo lo largo del siglo XX al desarrollo de la teoría revolucionaria, al pensamiento y la conciencia, al progreso social y científico de la humanidad.
A imagen y semejanza del camarada Mao Tse-tung
Nosotros comunistas (marxista-leninistas) de Panamá desde que hemos roto orgánica, política e ideológica con los revisionistas browderistas del Partido del “Pueblo”, allá por 1969, nos hemos cuadrado con Mao y su Pensamiento revolucionario, tomándolo como fundamento para la construcción de nuestro Partido, hoy PC(ML)P. Por tal toma de posición ideológica y política hemos sido agredidos físicamente, atacados e injuriados por los revisionistas partidopueblistas, los “izquierdistas” pequeñoburgueses, entonces agentes camuflados y hoy descaradamente plegados al sistema económico y político burocrático burgués, con eso han querido alejarnos de las calles e impedir nuestra inmersión en nuestra clase, la clase obrera. Al asumir esa nuestra posición clasista, el haber levantado la bandera roja del marxismo-leninismo, hoy maoísmo, hemos conscientemente considerado ese era el paso ineludible si de veras queríamos liberarnos del imperialismo, derrocar al naciente capitalismo burocrático y marchar por la independencia nacional y la nueva democracia popular hacia el socialismo, al comunismo. Comprendíamos, además, haciendo nuestra la herencia ideológica y política que ha aportado al mundo del trabajo el camarada Mao Tse-tung, contrariamente de lo que han pregonado y pregonan los exponentes de la burguesía nuestra y e imperialismo estadounidense, camuflado o no, ella era la guía y estrella Polar, la brújula política para poder cumplir nuestras tareas políticas históricas.
Así haciendo, marchando a contracorriente, resistiendo ráfagas de viento y mares embravecidos, seguro éramos de que no podíamos renunciar de modo alguno a todas sus enseñanzas, si no queríamos comprometer nuestra acción política, el no reconocer lo justo de los erróneo, lo que es revolucionario aquí en Panamá de lo que no lo es, lo progresista de lo reaccionario. Si eso no lo hubiéramos hecho habríamos ido a la derrota cierta o peor traicionar la causa de la clase obrera, de la democracia y del socialismo. Sin el Pensamiento de Mao, el marxismo-leninismo de nuestros días, no se podrá combatir al imperialismo, al semifeudalismo y al capitalismo burocrático; hacer la revolución como coronamiento de la combinación de la guerra popular de larga duración y la lucha política de clase prolongada hasta conquistar el socialismo y el comunismo.
El PC(ML) es la concreción orgánica y política aquí en Panamá de la verdad universal y de la justeza práctica del Pensamiento-guía de Mao Tse-tung. Es gracias a él y a sus sabias enseñanza que nuestro Partido ha nacido. Somos el destacamento de vanguardia marxista-leninista-maoísta de la clase proletaria panameña, el núcleo dirigente de la revolución de nueva democracia popular y de la revolución proletaria socialista. Ello es así pese a nuestra actual poca inserción en el seno de la clase obrera industrial y de nuestro pueblo trabajador, pese a que nuestra pequeñez provoque risas socarronas entre los revisionistas browderistas y el neorevisionismo pseudoizquierdista; aunque persistan mirarnos por encima del hombre por la escacez de nuestra membrecía y pretendan por eso radiarnos del movimiento social (-burgués); somos una minoría histórica; nuestra es la convicción de lo que es hoy pequeño crecerá y que lo que es débil se fortalecerá; siempre y cuanto nos atengamos y guardemos fidelidad a los principios revolucionarios proletarios del Marxismo-Leninismo, hoy Maoísmo; si sabemos mantenernos firmes en ésta convicción y absoluto apego a las cinco confianzas revolucionarias.
Confianza en la justeza de nuestro Pensamiento-guía Marxista-Leninista-Maoísta; confianza en la clase obrera panameña; confianza en nuestro Partido Comunista; confianza en la revolución ininterrumpida por etapas hasta el comunismo, y; confianza en nosotros mismos, como revolucionarios proletarios, como militantes abnegados del Partido y como soldados de la revolución. Si eso hacemos, entonces, venceremos.
Nosotros debemos ser como el camarada Mao Tse-tung que ha asumido la ideología científica del proletariado desde los primeros momentos de su vida de la manera más correcta, justa e integral y llevando a la acción práctica revolucionaria todo el conjunto de sus verdades universales. Orientación general, en nuestro compromiso y acción, que él ha resumido brillantemente cuando a escrito: “La teoría de Marx, Engels, Lenin y Stalin tiene un valor universal, no debemos considerarla como un dogma, sino como una guía de acción. No es necesario limitarse a aprender los términos y las expresiones del marxismo-leninismo, es necesario al contrario estudiarlo como ciencia de la revolución”.
En eso aplicando la verdad universal del Marxismo y del Leninismo a la situación concreta de China y de las condiciones internacionales, defendido y salvaguardado el Marxismo-Leninismo elevándolo a una superior etapa de su desarrollo, al Maoísmo. Sitial que se ha ganado, junto a los cuatro grandes maestros del proletariado internacional sus predecesores, al enfrentar y derrotar en toda la línea al revisionismo dicho “moderno” que ha tenido como su Cuartel General Central en ese entonces a la camarilla oportunista de derecha entronizada en Moscú, como a sus ayuda de cámara en la falsificación del Marxismo-Leninismo a las camarillas burocrático burguesas de la Habana, Tirana Hoxhista y del Hanói de Le Duan después de la muerte del gran combatiente marxista-leninista Ho Chiminh. Lucha en defensa del Marxismo-Leninismo que le ha visto desarrollarlo en sus diversos campos de investigación y tratamiento en la filosofía, en la economía política y en la de la doctrina del socialismo científico. No ha habido problema a partir de la segunda mitad del siglo XX en la que el camarada Mao Tse-tung no haya mostrado su talla revolucionaria y hecho sentir su lucidez analítica, puntual y brindado soluciones, concretas y penetrantes.
Por eso, el pensamiento del camarada Mao, el marxismo-leninismo, ha devenido el Gran Sol Rojo que ha alumbrado el camino y calentado los corazones de millones de proletarios, trabajadores y pueblos oprimidos de todo el mundo, y no lo será menos en Panamá cuando las condiciones necesaria sean creadas por nosotros mismos. Él ha sido fuente inspiradora y sabia guía en el derrotero de las luchas por la emancipación social, la independencia nacional y la implantación de una cultura internacional socialista, popular y democrática.
En cuanto al entrelazamiento lucha de clases, lucha nacional, revolución y guerra popular, así como su conceptualización comunista el camarada Mao Tse-tung ha sido una rica fuente de enseñanzas para todos los revolucionarios proletarios, para la clase obrera, para los pueblos y naciones oprimidas. Nadie como él en la última mitad del siglo XX ha sabido entregarnos tan ricas enseñanzas teóricas y prácticas, estratégicas y tácticas, de lo que hay que hacer para llevar la revolución a la victoria.
Aplicar las enseñanzas militares de Mao Tse-tung
Entre las muchas lecciones revolucionarias que nos ha legado sólo destacaremos algunas. Aquí está, de partida, la magistral teoría de la “guerra popular” con la cual el camarada Mao ha dado a los pueblos oprimidos una poderosa herramienta con la cual despalancar el poder real del reaccionario Estado burgués, el ejército y la policía militarizada, romper el yugo infamante del imperialismo, en particular y concreto aquel estadounidense, conquistar la independencia nacional y la República democrático-popular.
Él apuntando directo al logro de unos tales objetivos, lo que su esencia es resumible como conquistar la autoridad del pueblo mediante la destrucción del viejo poder estatal burgués semifeudal y neocolonial, concretando eso con nuevo poder revolucionario. Con nuevo sistema de Estado y de Gobierno, como Estado de frente unido de clases revolucionarias, con mando de la clase obrera, y régimen político republicano democrático-popular. Y no sólo, estableciendo como único recurso para alcanzar eso la “revolución democrática violenta” como lo ha señalado Engels y la guerra popular revolucionaria como concreción de esa verdad concreta. Resumiendo Mao esa verdad marxista-leninista con las frases lapidarias de “¡Salvo el poder todo es ilusión!” y “¡Todo comunista debe comprender está verdad: El poder político nace del cañón del fusil!”. No hay formula comunista que más haya la rabia de las clases opresoras y de todos sus lacayos, revisionistas y reformistas, que esta verdad objetiva, absoluta y concreta. Puesto que ellas desnudan ante los ojos de los explotados y oprimidos la esencia de la dominación burguesa, así como las prepara para el cómo actuar para implantar su propio poder político. El Estado, ya burgués o ya el popular, es siempre la violencia organizada y armada contra los enemigos de clase.
Ante tal situación política y militar, el mandato de Mao de que todo auténtico Partido Comunista, o sea Partido Marxista-Leninista-Maoísta, tiene que comprometerse y realizar la guerra popular encuentra su basamento en la tradición comunista de Marx a Stalin dado que está indisolublemente ligada a la teoría leninista del Estado y la Revolución, así como la de la vía de la revolución armada. Es la senda inevitable a la que han de recurrir los pueblos de los países neo y semicoloniales. Contrariamente, a lo que propalan los revisionistas y los reformistas, algunas veces disfrazados de revolucionarios o de insurreccionalistas, no se trata de una cuestión de opción o de escogencia dictada por circunstancias ingobernables, sino todo lo contrario es una cuestión de principio. Prepararla si no se tiene la fuerza social y política y el llevarla a efecto cuando el Partido y la clase estén en disposición de llevarla adelante.
El camarada Mao Tse-tung, desarrollando las cuestiones de estrategia y táctica correspondiente en condiciones que dictan el recurso a la guerra popular, ha dicho: “La conquista del poder con la lucha armada, la solución del problema con la guerra es la tarea central y la más alta forma de revolución. Este principio revolucionario marxista-leninista es válido para todos. Con todo, permaneciendo el principio inmutable, los partidos proletarios la aplican de modo diverso según las diferentes condiciones. En los países capitalistas, a menos de que en estos no reine el fascismo o no se encuentren en período de guerra, las condiciones son las siguientes: al interno del país existe una democracia burguesa, no el feudalismo; en sus relaciones externas estos países no están oprimidos por otras naciones, sino que oprimen a otras naciones. Basándose en estas características, la tarea de los partidos proletarios en los países capitalistas es aquello de educar a los obreros y acumular fuerzas a través de una larga lucha legal, y prepararse así para derrocar definitivamente el capitalismo”. De seguido acotará que “no es necesario dar inicio a insurrecciones y guerras hasta cuando la burguesía no esté verdaderamente débil, hasta tanto la mayoría del proletariado no esté decidida a conducir una insurrección armada y una guerra y hasta tanto las masa campesinas no se ofrezcan a ayudar al proletariado. Y cuando llega el momento de la insurrección… es necesario ocupar primero las ciudades y después avanzar al campo”.
“Todo esta ha sido hecho por los partidos comunistas de los países capitalistas, y en la Revolución de Octubre en Rusia se ha mostrado su justeza”. “En China las cosas han ido de otra manera…La tarea fundamental del Partido Comunista no es, en nuestro país, de llegar a la insurrección y a la guerra a través de un largo período de luchas legales, no de apoderarse de las ciudades y después del campo, bien si de seguir la vía opuesta”. Partir del campo para cercar y conquistar la ciudad a través de una guerra popular de larga duración, una guerra no de posiciones sino de movimiento, comprometer la batalla en condiciones favorables y huir en aquellas desfavorables a través de rápidos desplazamientos y el concentrar y el descentralizar las tropas del ejército de liberación, crear bases de apoyo y transformarlas en zonas rojas de poder popular, conquistar la confianza y el apoyo de las masas en particular aquellas campesinas, tal es el resumen de la estrategia vencedora aplicada y desarrollada por el camarada Mao y el Partido Comunista de China. Línea político-militar que ha demostrado con creces su justeza por tantos pueblos insurreccionados que la han hecho suya. Viet Nam, Kampuchea Democrática, Filipinas, Nepal, Perú, India, Turquía, victoriosas algunas y otras aún en curso.
¿Cuál ha sido la clave de la victoria de una guerra popular?. El camarada Mao nos lo ha dicho claramente: Primeramente, la guerra revolucionaria es una guerra del pueblo trabajador. Esto también, mucho antes de Mao, nos lo enseña Victoriano Lorenzo que en el transcurso de la guerra civil de los tres años (1899-1902) supo involucrar y movilizar revolucionariamente a las masas indígenas y campesinas panameñas; Segundo, el partido debe saber a las diferentes clases revolucionarias y a los diversos partidos revolucionarios en un amplio Frente Unido Revolucionario, en un Frente de Liberación Popular; Tercero, y no por último el fundamental, la existencia de un partido revolucionario, armado con el marxismo-leninismo-maoísmo, que aplique el centralismo-democrático a su interno y en sus relaciones políticas externas, en inmerso cada vez más profundamente en el seno de las masas de la clase que él representa, en las amplias masas trabajadoras del campo y de las ciudades y que sepa crear amplio ligámenes revolucionarios con la pequeña burguesía urbana radical y las capas democráticas y progresistas de la burguesía nacional. Todo esto, Mao le ha llamado “las tres varitas mágicas” que aseguran la buena marcha y el triunfo de la guerra popular y de la revolución de nueva democracia.
El curso de la revolución proletaria mundial y de aquel de la revolución de nueva democracia, como la premisa de la primera ha todo lo largo del siglo XX e inicios del nuevo milenio han confirmado y presentado al camarada Mao Tse-tung como el teórico y estratega militar proletario revolucionario más grande y genial de la historia de la humanidad. Él ha sido el más grande exponente de la teoría y la práctica de la guerra popular, comprobándolo en el transcurso de la revolución de nueva democracia en China contra el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático. No sólo en ella, si no que su concepción del carácter prolongado de la lucha política de clase y de la guerra popular de larga duración, también ha quedado demostrada en el curso de la revolución socialista y de la revolución cultural proletaria socialista en su gran país. Tanto es así que un gran homenaje y reconocimiento a su genio militar revolucionario le ha venido del propio imperialismo estadounidense. El cual, en el proceso de su construcción de su Imperio Global y enfrentar la furia antiimperialista de los pueblos y naciones oprimidas impone a sus cuadros militares el estudio de las Obras militares del Presidente Mao Tse-tung, Cae de su peso que el estudio de la doctrina militar revolucionaria de Mao está exclusivamente al servicio de los explotados y oprimidos de todo el mundo que osen empuñar las armas por su propia liberación nacional y su autoemancipación social. En manos del pueblo ella es revolucionaria, democrática y socialista; pero, que en manos de los imperialistas yanquis y de sus aliados es aprovechada con fines reaccionarios, antidemocráticos, fascismo a toda regla.
Mao portaestandarte de la lucha contra el revisionismo y el neorevisionismo
El revisionismo u oportunismo de derecha infiltrado e el seno del Movimiento obrero no es algo nuevo o surgido de la nada. El tiene su propia historia y sus propias fuentes económicas, ideológicas y políticas de origen y de desarrollo independientes de los intereses emancipatorios del proletariado. La burguesía tiene miles de modos de infiltrar su ideología y portadores de la misma en la clase obrera revolucionaria y sabe reclutar, también, más y nuevos agentes entre nuestras filas. El revisionismo es el modo de pensar liberal burgués de la clase obrera, es la quiebra moral y política de los revolucionarios proletarios –socialista y comunistas- débiles de espíritu, cobardes ideológicos, de los prestos a traicionar o renunciar a los principios por el “día de hoy”, por el vulgar tazón de lenteja. El revisionismo es la enfermedad senil de los que han perdido la fe en la revolución, del cedimiento ante la presión de la burguesía y de los anonadados derrotistas ante las dificultades del trabajo clandestino y de los sinsabores a padecer por el compromiso con la revolución y construcción socialista.
El revisionismo es duro de morir. Cuando pensamos que lo hemos desenmascarado, desarticulado, derrotado, expulsado y liquidado definitivamente, he aquí que nuevamente resurge con nuevos bríos, nuevas fuerzas, nuevos nombres y nuevas figuras, nuevos vestidos y nueva verborrea. Unas veces presentándose abiertamente como derechistas, reformistas y odiadores de la lucha de clases y de la revolución social, otras como izquierdistas, radicalistas de pistolas al cinto y más revolucionarios que los marxistas y marxistas-leninistas, pero su esencia de clase y su misión antirrevolucionaria es la misma. Ve más allá de la fraseología radicalista y encontrarás al adocenado y taimado burgués liberal, derechista y enemigo a muerte de la misión histórica que le incumbe a la clase obrera.
Los comunistas, eso desde los tiempos de Marx y Engels, Lenin y Stalin hasta Mao, una y otra vez han tenido que empeñar batalla contra ese gusano pernicioso y horadador de la causa comunista y de la revolución. Proudhon, Lasalle, Dühring y otros sintieron la acerada pluma de Marx y de Engels y tuvieron que batirse en retirada. Más adelante en los viejos partidos socialdemócratas europeos de la II Internacional levantaron cabeza los Bernstein, Kautzki, Turati, etc. Seguidamente, en la Rusia zarista, los Martov, Dan, Trotsky, Bujarin, Radek, Kamenev y Zinoviev, Gramsci contra los cuales se enfrentaron Lenin y Stalin; a los finales de la II Guerra imperialista mundial los nominados Browder, Tito, Togliatti, Thorez, Carrillo, Kruschev, Liu Sha-chi, Kadar y otros muchos han ido desbordándose por todo el mundo.
Estos últimos, con la peculiaridad a diferencia de aquellos viejos revisionistas, que desde la oposición se han integrado a la burguesía imperialista del propio país, han tomado como base de apoyo su posición dentro de los Partidos Comunistas al poder en los primeros países socialistas para subvertir la dictadura del proletariado y realizar una contrarrevolucionaria reforma del sistema económico y social. Restaurando el capitalismo e imponiendo una feroz dictadura burguesa fascista, ya imperialista o ya neocolonial en ellos.
El golpe inicial, para la toma del poder proletario por los revisionistas moderno, ha sido dado con ocasión del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, en febrero de 1956, por el miserable homúnculo Nikita Kruschev. Ello ha sido la primera realización de un golpe de Estado anti-socialista y contrarrevolucionario a toda regla. Kruschev no ha dado su golpe de Estado movilizando los carros armados, sino que actuándolo políticamente. Él no se ha presentado abiertamente como un anticomunista, al contrario proclamándose “marxista-leninista creador”, “restaurador de la legalidad socialista” y arropándose bajo la bandera roja de Lenin y beneficiándose del gran prestigio revolucionario de que gozaba la URSS en los proletarios y pueblos de todo el mundo. Al hacer eso, él sorprendió y engañó a todo el mundo.
Pero, no todos dormían sobre los laureles. Es precisamente el camarada Mao quién primero dio las primeras palabras de alerta. Mao en famoso e histórico discurso, luego de concluido el XX Congreso del PCUS, llamó a recogida a todos los comunistas y marxistas-leninistas del mundo: “Pienso que allí ha habido dos espadas: una era Lenin y la otra Stalin. Hoy esa espada que era Stalin, los rusos la han tirado.(…) En cuanto a la espada que era Lenin, ¿ella también no ha sido abandonada, en cierta medida, por algunos Dirigentes soviéticos? En mi opinión, ella ha sido abandonada en considerable medida.
¿Es aún válida la Revolución de Octubre? ¿Puede ser aún ejemplo para los otros países? El informe de Kruschev al XX Congreso del PCUS dice que es posible obtener el poder político a través de la vía parlamentaria; vale decir que no es más necesario para los demás países seguir el ejemplo de la Revolución de Octubre. Una vez abierta esta puerta, se ha prácticamente rechazado el leninismo”.
Alerta que ha resumido, en 1963, con vibrante apotegma cargado de contenido proletario revolucionario, marxista-leninista, “la llegada de los revisionistas al poder, es la llegada de la burguesía al poder”. Y los hechos subsiguientes dentro del Movimiento Comunista Internacional y en el Campo Socialista Mundial, le han dado entera confirmación. Pese a estas denuncias y llamado de alerta a los auténticos comunistas de todos los países, la inmensa mayoría hizo de oídos tapiados, degenerando más o menos rápidamente, unos tras otros, a la ciénaga pestilente del revisionismo moderno, al abandono de los principios revolucionarios del marxismo-Leninismo y a la traición a la causa de la revolución.
El camarada Mao Tse-tung, al frente de una pequeña patrulla de auténticos comunistas chinos y de reducidos baluartes marxistas-leninistas revolucionarios en diversas partes del mundo, ha levantado la Gran Bandera Roja de la defensa del Marxismo-Leninismo y del combate firme y férreo al revisionismo moderno, prevenir y derrotar el asalto de las fuerzas burguesa del poder socialista, unir a los marxistas-leninistas de todo el mundo y construir Partidos Comunistas de nuevo tipo por doquier.
Al calor de estas grandes tempestades que han sacudido al Movimiento Comunista Internacional, dividido sus fuerzas y paralizado la acción revolucionaria de la clase obrera internacional, el camarada Mao una vez más se ha lanzado al combate. Escrito obras, artículos y dado directivas que han servido de guía y educación ideológica y política para preparar a las masas de cuadros del Partido Comunista de China y a las masas trabajadoras socialistas chinas tendentes a recuperar las áreas del Poder popular y socialista usurpadas por las bandas negras de los restauradores del capitalismo en China Popular y en los demás países socialistas caídos en las garras de ellas, impedir dicha restauración y combatir las feroces dictadura fascista, de tipo hitleriano, entronizadas en ellos y recuperar la justa senda de la marcha constructiva del comunismo. Indicando claramente el cómo hacer eso y dirigiendo personalmente la lucha por la continuidad de la revolución bajo las condiciones de la Dictadura del proletariado. Siendo su más grande contribución a la causa del socialismo y del comunismo, el desatamiento de la Gran Revolución Cultural Socialista Proletaria.
Él marchando en primeras filas, tenía entonces 73 años de edad, dio inicio a ese inmenso movimiento político de masas proletarias y populares, una auténtica revolución política desarrollada bajo las condiciones de la dictadura del proletariado en China Popular, supo resolver una cantidad de problemas para la realización de la revolución en la época del imperialismo, de la revolución proletaria y de la edificación del socialismo en un solo país. Ha sido la Revolución Cultural Socialista Proletaria del pueblo trabajador de China un acontecimiento nunca antes visto, desbordante de las fronteras netamente chinas y convirtiéndose en motor de impulse de la sin precedente enorme difusión del marxismo-leninismo por las cuatro esquinas del planeta, de crecimiento y desarrollo del socialismo en China y de un auténtico salto de calidad y aceleración de la revolución en el mundo.
Está Gran Revolución ha durado bien diez años, los que han visto al Presidente Mao al centro de la tormenta revolucionaria en China y en el mundo. La dramacidad de los acontecimientos, su participación directa en la resolución de los mismos, lo avanzado de su edad y de su enfermedad fueron minándole, aunque por ningún momento ha abandonado su lugar en la histórica lucha, hasta haber arribado a esa nefasto 9 de septiembre de 1976 en la cual ha dejado éste mundo.
Bien ganado es, déjenme apuntar como conclusión, su sitial entre los Grandes Maestros del proletariado internacional y el reconocimiento de su Pensamiento-guía, el marxismo-leninismo, como Marxismo-Leninismo-Maoísmo del siglo XXI
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