El Gran Sol Rojo del Amanecer

viernes, 3 de febrero de 2012

LA NUEVA MORAL Y EL PAPEL DE LA PEQUEÑABURGUESÍA EN LA REVOLUCIÓN

La pequeña burguesía juega históricamente un doble papel en el proceso revolucionario. De un lado, positivo; del otro, negativo. Veamos porque, como lo señalo Lenin, los obreros no sobrepasan espontáneamente los limites del reformismo. Esto es así, por cuanto la explotación y la opresión a la que se ven sometidos no se limita únicamente al terreno económico. Abarca íntegramente todos los aspectos de sus vidas. A la clase obrera le esta vedado el acceso a la cultura, la posibilidad de viajar y conocer las experiencias de otros pueblos, el manejo directo de los elementos teóricos del socialismo.
La teoría revolucionaria, en consecuencia, debe ser llevada a los obreros "desde afuera" de su clase, al menos en la primera etapa de su formación política. Este es el aspecto positivo del rol que juega la pequeña burguesía en la revolución. Históricamente es la intelectualidad, de origen generalmente pequeñoburgués, la que lleva la teoría socialista a los obreros.
Pero la clase obrera paga un alto precio por este aporte de la pequeña burguesía. Junto a la teoría revolucionaria, los intelectuales pequeñoburgueses llevan al movimiento obrero sus características de clase: el individualismo, la pedantería, la vacilación ante las grandes decisiones, la visión política mezquina que los arrastra al sectarismo, al esquematismo, la disputa encarnizada por cuestiones secundarias y rencores personales.
Por esta razón es que la historia de los partidos revolucionarios esta signada en sus primeros tiempos por las disputas fraccionales, las escisiones continuas y los debates de poca monta recubiertos de fraseología revolucionaria. Por esta razón es que también los partidos revolucionarios solo alcanzan su madurez cuando la clase obrera penetra profundamente en ellos, imprimiéndoles su sello de clase, transformándolos en verdaderos Partidos Comunistas.
Se produce entonces un doble proceso de formación dentro de la vanguardia política organizada: de un lado, los obreros se elevan a la comprensión de su ideología de clase, que les lleva la intelectualidad pequeñoburguesa. Y por otro, la militancia obrera del Partido exige a los intelectuales la proletarización de su modo de ser y de vivir, obligándolos a romper con su clase. A trabajar, a convivir y luchar junto a las masas, adoptando sus puntos de vista y características de clase.
Pero no todos los intelectuales y demás elementos pequeñoburgueses aceptan de buenas a primeras esta ruptura con su clase. Muchos de ellos siguen aferrados a sus modos de vida y de ser y se alejan de la revolución en la misma medida en que la clase obrera se acerca a ella. Pero este alejamiento no es meramente personal. Los pequeñoburgueses pretenden ser ellos "los auténticos revolucionarios", originándose así las distintas tendencias pequeñoburguesas en el seno de la revolución: el movimientismo, el reformismo, el sindicalismo y el militarismo. Al avanzar el proletariado por el luminoso sendero de la revolución, grandes sectores de la pequeña burguesía comienzan entonces a cumplir un nefasto rol de clase: frenar y distorsionar el avance del proceso revolucionario, que amenaza su modo de vida, sus costumbres y sus pretensiones. Muchos otros comprenden su error, rectifican su postura inicial y regresan a las filas del Partido de la revolución. Pero otro no son capaces de hacerlo y continúan cumpliendo su rol negativo. Estos últimos, ante las grandes decisiones, terminan sirviendo abiertamente al enemigo. Veamos como ha cumplido y cumple su rol de clase la pequeña burguesía en nuestro país, tanto en su aspecto positivo como negativo:
Sintetizando nuestro análisis, podemos señalar que hay desviaciones fundamentales que traban y distorsionan el desarrollo del movimiento revolucionario de las masas: el movimientismo, el reformismo, el sindicalismo y el militarismo. Las cuatro tienen un rasgo en común: son típicamente pequeño burguesas, su confianza autosuficiente en su propia fuerza y la subestimación del papel dirigente de la clase obrera en el proceso revolucionario. Reflejan la vacilación, la mezquindad, la falta de audacia política de una clase condenada por el desarrollo histórico a oscilar permanentemente entre los dos grandes actores de la lucha de clases: la burguesía y el proletariado.
MILITARISMO: Refleja el paternalismo típicamente pequeñoburgués. Se caracteriza por una tendencia a dejar de lado o despreciar el papel de las masas en la lucha revolucionaria. Considera lucha revolucionaria únicamente a los enfrentamientos directos librados por grupos armados contra las fuerzas enemigas, sin comprenden que también forman parte insustituible de esa lucha los combates librados por las masas desarmadas con los múltiples recursos que el ingenio popular pone en sus manos. No comprenden que la lucha revolucionaria sigue una clara línea de desarrollo: la lucha de la vanguardia armada y las masas populares desarmadas marchan al principio por caminos paralelos, pero al ir avanzando el proceso ambos caminos se van entrecruzando por múltiples brazos; hasta que hacia el final de la lucha el camino es uno solo, ancho y seguro: El pueblo en armadas enfrentando como un solo hombre al enemigo de clase, desarrollando la ofensiva estratégica de la Guerra Popular. Esta concepción militarista se refleja en el terreno militar propiamente dicho en los siguientes aspectos: sobreestimación del aparato clandestino cuidadosamente montado y subestimación de las masas, la mejor cubierta y el mejor aparato del que pueden disponer los revolucionarios. Falta de una linea de masas para acciones armadas, dejando de lado aquellas que puedan movilizar inmediatamente a las masas para realizar únicamente aquellas que concurren a la formación del aparato: armas, dinero, documentación, etc. (*Un caso ejemplificador es el que se da en Chile con el MIR(Movimiento de Izquierda Revolucionaria) en junio de 1973; el Batallón blindado del coronel Roberto Souper se sublevo. La intentona golpista fallo. Nunca el movimiento de masas había alcanzado tan alto nivel de combatividad en Chile, pero el MIR justifico su inacción planteando que el reformismo de la UP (Unidad Popular) podría reprimirlos y aislarlos políticamente de las masas que acompañaban ese proceso. De accionar su lograría un atajo que aceleraría la acumulación de fuerzas y generaría una situación revolucionaria. Por esa decisión, se perdió la iniciativa estratégica revolucionaria.
REFORMISMO: En el error contrario cae el reformismo, y mas precisamente el sindicalismo. Consiste en despreciar el papel de la lucha armada, negándola o posponiéndola para un futuro incierto. Consiste en confundir las luchas políticas de las masas con sus reivindicaciones económicas; consiste en intentar reemplazar el papel del Partido a través de los sindicatos. Ante la inexistencia de un Partido revolucionario, fuerte y maduro, carecen de la decisión proletaria para crearlo. La timidez política propia de la pequeña burguesía prefiere elegir el camino aparentemente mas corto, que un teoría trotskista sintetizo como "la tesis de las rueditas" (¿?). El Partido es una pequeña rueda, que mueve un engranaje mas grande, los sindicatos, y estos, a su vez, mueven a las masas. NADA MAS FALSO. El Partido revolucionario no necesita de ningún intermediario para dirigirse a las masas con su propaganda, su agitación política y sus actividades organizadoras. El Partido no renuncia a ninguna de las necesidades de las masas. Convive, trabaja, estudia y lucha junto a ellas. Participa en todos los organismos que las masas se dan para defender sus conquistas y reivindicaciones inmediatas, incluidos los sindicatos, luchando por orientarlos y dirigirlos políticamente. Pero menos que a ninguna otra, puede el Partido renunciar a satisfacer la necesidad mayor de las masas; que es justamente tener un Partido Comunista con correcta ideología y correcto estilo de trabajo que las dirija y las oriente en la lucha. Partido que renuncia a si mismo, no merece si quiera existir.
SINDICALISMO: La contrapartida de este reformismo político es su aventurerismo sindical, sectario y ultraizquierdista. Como asignan a los sindicatos las tareas del Partido, le impiden a estos cumplir las suyas propias. Los sindicatos son por naturaleza amplios y abiertos. Deben esforzarse por organizar y dirigir a las masas populares lanzándolas al combate contra el enemigo de clase a partir de sus reivindicaciones inmediatas. Este planteamiento es producto de la aplicación de la dialéctica desde una concepción positivista, caracterizada por valorizar solo lo que es posible medir, pesar o tantear con referencias objetivas y que desconoce fenómenos de la conciencia que no son tan fáciles de mensurar como la intuición, la voluntad, la abnegación, etc. Es decir, la subjetividad. Entonces, al aplicar la dialéctica separada en gran medida del acontecer humano que no fuera la política o la economía, puede desarrollarse científicamente, por ejemplo, la categoría "causa y efecto" y su interrelación, pero, al no computar una masa de posibles condicionantes del fenómeno dado, la dialéctica es llevada al borde de la lógica formal. Esta formalización de la dialéctica se pone en evidencia con la tendencia a "dar respuestas simplistas a problemas complejos" y viceversa, respuestas complejas a problemas sencillos. Prometer el socialismo como solución a gente que esta luchando por una mejora salarial y, por el contrario, hacer de la lucha revolucionario una caricatura al limitarse a reivindicaciones, tal son los extremos. Precisamente es la orientación revolucionaria del Partido la que permite elevar estas luchas al plano político transformándolas en autenticas luchas de clase. Los así llamados "sindicalistas revolucionarios", en consecuencia, traban el movimiento de masas por partida doble: rebajan el papel del Partido, pretendiendo asignárselo a los sindicatos y al mismo tiempo impiden que estos últimos cumplan su función especifica.
MOVIMIENTISMO: La otra tendencia pequeñoburguesa es el movimientismo. Consiste en negar la función histórica del Partido revolucionario, utilizando a la ligera el remanido argumento de los errores de los Partidos Comunistas. Según esta concepción, dichos errores no son producto del nefasto papel del revisionismo, sino que es una condición ineludible de toda formación partidaria. La formación del Partido, en palabras de los movimientistas, tiende a alejarse de las masas, y, por ende, cae en el sectarismo. Tal es la concepción que de por si significa la capitulación de la pequeña burguesía ante el espontaneismo. La renuncia a la tarea ardua y dura de construir Partido, integrando la ciencia proletaria, el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo como etapa superadora de la ideología de la clase, con el movimiento obrero.
A las corrientes descriptas, que son las mas comunes de las que revisten las desviaciones pequeñoburguesas en el seno del movimiento revolucionario, cabe agregar una mas: EL PACIFISMO LISO Y LLANO. Esta variante en la que encontramos organizaciones como el Movimiento Proyecto Sur o el mismo PC revisionista, consiste en la introducción directa del reformismo burgués en el seno del pueblo, ligeramente recubierto de una fraseología marxista, generalmente de tipo cubanista. Estas organizaciones reivindican el pacifismo burgués, pretenden llevar al pueblo a su liberación por los falsos caminos del cretinismo parlamentario, y combate abiertamente a los revolucionarios, tachándolos de "ultraizquierdista" por negarse a transitar la "vía electoral". La pequeña burguesía, que se niega a abrazar consecuentemente la revolución, capitula a su propia clase y por intermedio de las presiones sociales de la burguesía y demás sectores hostiles se introduce en el movimiento revolucionario trabándolo y obstaculizándolo. De esta manera, la pequeña burguesía, que se niega a abrazar la revolución, cumple un claro rol de clase: el de agentes de las clases enemigas en nuestras filas, transmisores de sus presiones de clase, de sus ideas y de sus características negativas.
Al calor de estas concepciones suelen multiplicarse las siglas políticas que confunden al pueblo. El trabajador que busca una salida socialista ya no puede distinguir un volante de otro mas que por la firma y no entiende la razón de tantas disputas y escisiones entre las organizaciones. Y el trabajador tiene razón. La clase trabajadora necesita una alternativa orgánica clara frente al enemigo. Un solido, maduro y fuerte Partido Comunista que dirija a las masas populares rumbo a la victoria, orientándolas en su ciencia: el marxismo-leninismo-maoísmo.

Publicado por el PCPA

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periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.