(Nota de LUMINOSO FUTURO: Con motivo del 60º aniversario de la
desaparición física de nuestro querido camarada José Stalin, este 5 de marzo de
2013, reproducimos un trozo de este importante artículo. Es de plena
actualidad. Pareciese por el tema desarrollado, cuando desde hace algunos años espontáneamente
y al calor del recrudecimiento de la reaccionaria concéntrica ofensiva general
del capitalismo monopolista de Estado contra el Movimiento obrero y el Movimiento
comunista y del desborde de un internacional movimiento social, del cual deberán
ser excluidos los comunistas (marxistas-leninistas-maoístas), escrito hoy. Se privilegia el movimiento social espontáneo
y se rebaja la necesidad de la conciencia comunista de clase. La historia
social, esto es la historia del movimiento obrero, parece repetirse. Se privilegia
la espontaneidad y se rebaja el papel de la conciencia comunista de clase, se
rompe la unidad necesaria entre la teoría marxista-leninista-maoísta y la práctica
cotidiana del movimiento obrero; se niega la inevitabilidad de la unión del movimiento
obrero y popular y el Partido Comunista de Nuevo Tipo basado en el
Marxismo-Leninismo-Maoísmo; en fin, se niega el papel dirigente del partido de
los proletarios comunistas. Papel de punta en esta ofensiva anticomunista y en
el aseguramiento antirrevolucionario de la división de las filas obreras lo
desempeñan los residuos en vía de reciclamiento del revisionismo modernos, el
viejo trotskismo reciclado y las cohortes del neorevisionismo, todo
apandillados y empecinados el negar el papel hegemónico de la clase proletaria
en beneficio de la intelectualidad pequeñoburguesa, esto es de la burguesía
burocrática de los diversos países. Los que con su overoles de falsos obreros y
sus zapatos de latón atronan las calles de Panamá y de todas las ciudades del
mundo capitalista. “¡Abajo la teoría!”, “desideologizar al movimiento obrero y
al movimiento de liberación nacional” y asignarle a la clase obrera el novísimo
papel “fuerza de apoyo estratégico de la revolución”; hasta llegar al corolario
“hay que hacer la revolución”, es “el
momento de las masas”, “fuera el centralismo
burocrático”. Infamando los mas caras verdades universales y los principios
revolucionarios del Marxismo-Leninismo. ¡Y eso es! Un levantamiento antirrevolución
ideológica contra la visión y línea leninista-stalinista de la fusión de todo
movimiento espontáneo de las clases trabajadoras y populares con el movimiento
comunista, su fuerza política dirigente!).
UN TROZO DEL ARTÍCULO DE STALIN:
BREVEMENTE SOBRE NUESTRAS DISCREPANCIAS
¿Qué
camino seguía “Iskra”, qué defendía?
Para comprenderlo, es necesario conocer las
condiciones en que “Iskra” entró en la palestra de la historia.
“Iskra” comenzó a salir en diciembre de 1900.
Era la época
en que se iniciaba la crisis de la industria rusa. El florecimiento industrial,
acompañado de diversas huelgas económicas 1896-1898), se vió sustituido
paulatinamente por la crisis. La crisis se fue agravando de día en día y vino a
obstaculizar las huelgas económicas. A pesar de ello, el movimiento obrero se
abría paso y avanzaba: los diferentes arroyuelos fundíanse en un torrente, el
movimiento adquiría un matiz de clase y poco a poco emprendía el camino de la
lucha política. El movimiento obrero crecía con sorprendente rapidez… Lo único
que no se veía era el destacamento de vanguardia, la socialdemocracia (*), que
introdujera en este movimiento la conciencia socialista, lo uniese con el
socialismo y, de tal modo, imprimiera a la lucha del proletariado un carácter
socialdemócrata.
¿Qué hacían,
pues, los “socialdemócratas” de entonces (se les llamaba “economistas”)?
Incensaban el movimiento espontáneo y repetían con toda despreocupación: la
conciencia socialista no es tan necesaria para el
movimiento
obrero, también sin ella éste alcanzará felizmente su meta, lo esencial es el
propio movimiento. El movimiento lo es todo, y la conciencia, una nimiedad. Un movimiento sin socialismo: a eso tendían.
¿En qué consiste, pues, en tal caso la misión
de la socialdemocracia de Rusia? Debe ser un instrumento dócil del movimiento
espontáneo -afirmaban-. No es asunto nuestro introducir la conciencia
socialista en el movimiento obrero, no es asunto nuestro ponernos al frente de
este movimiento: sería ejercer una violencia infructuosa; nuestro deber
consiste tan sólo en seguir con atención el movimiento y señalar exactamente lo
que ocurre en la vida social: nosotros debemos ir a la zaga del movimiento
espontáneo (**). En una palabra, la socialdemocracia era
presentada como un lastre superfluo en el
movimiento.
Quien no
admite la socialdemocracia, no debe admitir tampoco el Partido Socialdemócrata.
Precisamente por eso los “economistas” afirmaban con tanta obstinación que la
existencia de un partido político del proletariado en Rusia es imposible. Que
se ocupen de la lucha política los liberales -decían-, esto es más propio de
ellos. ¿Y qué haremos nosotros, los socialdemócratas? Nosotros debemos seguir
existiendo como hasta ahora, en forma de círculos dispersos y actuar
aisladamente, cada uno en su rincón.
¡No el
Partido, sino el círculo!, decían ellos.
Así, pues, de un lado, el movimiento obrero
crecía y necesitaba un destacamento dirigente de vanguardia, y del otro lado,
la “socialdemocracia”, representada por los “economistas”, en lugar de
encabezar el movimiento, se negaba a sí misma e iba a la zaga del movimiento.
Había
que exponer públicamente la idea de que el movimiento obrero espontáneo sin
socialismo equivale a un vagar en las tinieblas, que si conduce algún día al
objetivo, nadie sabe cuándo será ni a costa de qué sufrimientos, y que, por
consiguiente, la conciencia socialista tiene una importancia muy grande para el
movimiento obrero.
Había que decir también que la portadora
de esta conciencia, la socialdemocracia, está obligada a introducir la
conciencia socialista en el movimiento obrero, a marchar siempre a la cabeza y
no contemplar el movimiento obrero espontáneo al margen de él, no ir a la zaga.
Habría que expresar asimismo la
idea deque la obligación directa de la socialdemocracia de Rusia es reunir los
diferentes destacamentos avanzados del proletariado, agruparlos en un partido
único y pone fin así de una vez para siempre a la dispersión del Partido.
Y fue “Iskra” la que emprendió
precisamente el cumplimiento de estas tareas.
He aquí lo que dice en su artículo
programático (v. “Iskra”, nº 1): “La socialdemocracia es la fusión del
movimiento obrero con el socialismo”, es decir, el movimiento sin socialismo o
el socialismo al margen del movimiento es un fenómeno indeseable contra el que
debe lucha la socialdemocracia. Y como los “economistas” y los partidarios de “Rabócheie
Dielo” se prosternaban ante el movimiento espontáneo, como rebajaban la
importancia del socialismo, “Iskra” señalaba: “Separado de la socialdemocracia,
el movimiento obrero se empequeñece y necesariamente se aburguesa”. De acuerdo
con ello, es obligación de la socialdemocracia “señalar a este movimiento su
objetivo final, sus tareas políticas, salvaguardar su independencia política e
ideológica”.
¿Qué obligaciones recaen sobre la
socialdemocracia de Rusia? “De aquí se desprende por sí misma -continúa “Iskra”-
la tarea que está llamada a realizar la socialdemocracia rusa: introducir en la
masa del proletariado las ideas socialistas y la conciencia política de sí mismo
y organizar un partido revolucionario, indisolublemente ligado al movimiento
obrero espontáneo”; es decir, debe estar siempre a la cabeza del movimiento y
su obligación primordial es fundir en un solo partido las fuerzas
socialdemócratas del movimiento obrero.
Así fundamenta su programa la
redacción de “Iskra” (*).
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