(Nota
de Luminoso Futuro: Han pasado tres largos años, desde
el momento mismo que en poníamos en alerta a los cuadros y militantes de base
del Partido Movimiento de Liberación Nacional-29 de noviembre (MLN-29), primero
en carta particular a la Dirección del mismo y, luego, por las páginas de Kaos
en la Red, del cambio de trinchera estratégica, el abandono del propio pasado revolucionario
y de su pasaje a la aceptación y reconciliación con el sistema
oligárquico-fascista de poder. Con ello, denunciabamos un virtual golpe de mano
ocurrido a niveles de su centro de poder interno por parte de una camarilla
revisionista, socialdemocrática y renegada del marxismo-leninismo.
A nuestro señalamiento advertencia, dado que entre nuestras dos
Organizaciones existía formal acuerdo de apoyo mutuo y mutua defensa de los
principios estratégicos compartidos, ellos respondieron con diatribas, injurias
e insultos, a la vez poniendo en evidencia su desconcierto al ser expuestos
públicamente de cara a su antirrevolucionario viraje político. No teniendo otra
que desnudar su degeneración anticomunista, vía el más desenfrenado
antimaoísmo.
Hoy, el total copamiento de las redes de poder por la nueva
camarilla derechista dirigente, la escasa respuesta de su base por defender los
fundamentos marxistas de su Organización otrora revolucionaria, parece indicar
la irreversibilidad de lo acontecido. Tal es así, por cuanto su
partido-pantalla, Frente Amplio por la Democracia (FAD), a mediados de 2013 ha
alcanzado la inscripción formal y el reconocimiento del Tribunal Electoral
burgués, con ello el ser admitido como partido legal –desde esa fecha, uno más
de la tan “odiada” partidocracia- y, por eso mismo extendido el “derecho” a la
actividad abierta al MLN-29. Consagrase así, por intermedio de estos
usurpadores, luego de hacer abjuración del marxismo-leninismo, de la revolución
proletaria y la renuncia a la violencia revolucionaria como único camino para
conquistar el socialismo en Panamá, el pacto efectuado con el Ministerio de
Seguridad y por su intermedio con el régimen fascista de Ricardo Martinelli,
además su actual nefasto papel
desviacionista del sagrado mandato de emancipación social del proletariado
dictaminado por los cinco clásicos del Marxismo-Leninismo.
En vista de lo cual, para esclarecimiento de los sinceros
revolucionarios de base de dicho partido, respecto al grado de degeneración
ideológica y las bases teóricas de tamaña traición de su actual grupo dirigente,
hemos decidido aquí en nuestro blog, publicar algunos artículos esclarecedores
del gran maestro del proletariado internacional Vladimir Lenin sobre este mismo
tema).
V. I. Lenin: Cuestiones en litigio
“Merece el título de miembro del
Partido y de creador del Partido obrero únicamente aquel que estudia con atención, medita y
resuelve por sí mismo los problemas y los destinos de su Partido”. V.I. Lenin
IV.
SIGNIFICACIÓN DE CLASE DEL LIQUIDACIONISMO
Hemos
demostrado en los artículos precedentes (Pravda, núms. 289, 299 y 314) que
todos los marxistas, tanto en 1908 como en 1910, habían condenado
irrevocablemente el liquidacionismo como renuncia del pasado. Los marxistas
explicaron a la clase obrera que el liquidacionismo es la introducción de la
influencia burguesa entre el proletariado. Y todas las publicaciones
liqudacionistas, desde 1909 a 1913, violaron y siguen violando de manera
flagrante las decisiones de los marxistas.
Veamos
la consigna de “partido obrero legal” o “lucha por un partido legal”, que
defienden hasta ahora los liquidadores en Luch y en Nasha Zaría.
La
respuesta a esta pregunta no hay que buscarla en el estado de espíritu ni en
los planes de los liquidadores o de otros grupos, sino en el análisis de la
correlación de las fuerzas sociales en Rusia en la época en que atravesamos. La
significación de las consignas no se determina por las intenciones de sus
autores, sino por la correlación de las fuerzas de todas las clases del país.
Los
terratenientes feudales y su “burocracia” son hostiles a todo cambio en el
sentido de la libertad política. Esto es comprensible. La burguesía, por su
posición económica en un país atrasado y
semifeudal, no puede dejar de aspirar a la libertad. Pero la burguesía
tema a la actividad popular más que a la reacción. . El año 1905 demostró esta
verdad con particular evidencia; la clase obrera la comprendió perfectamente; los
únicos que no la han comprendido han ido los intelectuales oportunistas y
semiliberales.
La
burguesía es liberal y contrarrevolucionaria. De aquí su miserable reformismo,
impotente hasta a ridiculez. Sueños sobre reformas y miedo a ajustar las
cuentas seriamente con los feudales, que no sólo no conceden reformas, sino que
arrebatan de nuevo las ya concedidas. Preconización de reformas y temor al
movimiento popular. Deseos de desplazar a los feudales y miedo a perder la
ayuda de ellos, miedo a perder los privilegios propios. Sobre esta correlación
de clase descansa el sistema del 3 de junio, que otorga omnipotencia a los
feudales y los privilegios a la burguesía.
La
situación de clase del proletariado excluye totalmente para él la posibilidad
de “repartir” privilegios con nadie o de temer que alguien los pierda. Por eso,
el reformismo estrecho y egoísta, mezquino y estúpido, es completamente ajeno
al proletariado. Y la masa campesina –que, por una parte, es oprimida sin
medida y, en vez de privilegios, no ve más que hambre, pero, por otra parte, es
de un modo absoluto pequeñoburguesa- vacila inevitablemente entre los liberales
y los obreros.
Esta
es la situación objetiva.
De esta situación se
desprende con evidencia que la consigna de partido obrero legal, por su origen
de clase, es una consigna de los liberales contrarrevolucionarios. En ella no
hay más que reformismo. Ni alusión hay en ella que el proletariado, la única
clase completamente democrática, tiene conciencia de que su tarea es luchar
contra los liberales por la influencia en toda la democracia; ni idea de la
eliminación de la base misma de cualquier privilegio de los feudales, de la
“burocracia”, etc.; ni idea sobre los principios generales de la libertad
política y de la Constitución democrática. En cambio, hay una renuncia táctica
a lo viejo, lo que significa renegar y disolver (liquidar) el Partido obrero.
Dicho más brevemente: esta
consigna introduce en los medios obreros, en la época de la contrarrevolución, la propaganda precisamente de aquello que
hace en sus medios la burguesía liberal. Por eso, si no hubiese
liquidadores, ¡los burgueses progresistas inteligentes tendrían que encontrar o
contratar intelectuales para introducir en la clase obrera esta prédica!
Únicamente gente sin meollo
puede comparar las palabras de los
liquidadores con los motivos de los
liquidadores. Lo que hace falta es comparar sus palabras con los hechos
de la burguesía liberal y con su situación objetiva.
Mirad estos hechos. En 1902, la burguesía está por
la ilegalidad. Struve es enviado por ella a publicar clandestinamente Osvobozhdenie. Cuando el movimiento obrero conduce al 17 de
octubre, los liberales y los demócratas constitucionalistas abandonan la
ilegalidad y después reniegan de ella, la declaran una inutilidad, locura,
pecado y ateísmo (Veji). En lugar de
la ilegalidad aparece entre la burguesía liberal la lucha por un partido legal. Esto es un hecho histórico,
confirmado por los constantes intentos de legalización de los demócratas-
constitucionalistas (1905-1907) y de los progresistas (1913).
Entre los
demócratas-constitucionalistas observamos un “trabajo legal y una organización
secreta del mismo”; A. Vlasov, el liquidador bonachón, es decir, inconsciente,
sólo ha parafraseado “con sus propias palabras” los hechos de los
demócratas-constitucionalistas.
¿Por qué los liberales
renegaron de la ilegalidad y adoptaron la consigna de “lucha por un partido
legal”? ¿No será porque Struve es un traidor? No. Precisamente, todo lo
contrario. Struve cambió de posiciones porque había cambiado toda la burguesía,
y ésta había cambiado 1) porque obtuvo privilegios el 11 de diciembre de 1905 e
incluso el 3 de junio de 1907 alcanzó la situación de oposición tolerada; 2) porque se asustó
mortalmente del movimiento popular. La consigna de “lucha por un partido legal”,
traducida de la “alta política” a un lenguaje simple y claro, significa lo
siguiente:
-
¡Señores terratenientes! No penséis que
queremos barreros de la faz de la tierra. No. Correos un poco para que también
nosotros, los burgueses, tengamos donde sentarnos (partido legal); entonces os
defenderemos cinco veces más “sabiamente”, con más picardía, más
“científicamente” que los Timoshkin y los santos padres de Sabler.
Imitando
a los demócratas-constitucionalistas, la consigna de “lucha por el partido
legal” fue adoptada por los pequeños burgueses, los populistas. En agosto de
1906, el señor Peshejénov y Cía. de Rússskoe
Bogatstvo reniegan de la ilegalidad, proclaman la “lucha por un partido
legal” y amputan de su programa las consignas “ilegales”, consecuentemente
democráticas.
Como resultado de su
charlatanería reformista sobre “un partido amplio y legal”, estos filisteos se
quedaron, como todo el mundo sabe, sin ningún partido, sin ningún vínculo con las masas, y los demócratas-constitucionalistas
incluso dejaron de soñar en establecer un vínculo semejante.
Así, y únicamente así, a
través del análisis de la situación de las clases, a través de la historia
general dela contrarrevolución, se puede llegar a la comprensión del liquidacionismo. Los liquidadores son unos
intelectuales pequeñoburgueses, enviados por la burguesía a introducir la corrupción liberal en los medios obreros.
Los liquidadores son traidores al marxismo y traidores a la democracia. La
consigna de “lucha por un partido legal” es en ellos (lo mismo que en los
liberales, así como en los populistas) un modo de encubrir su renuncia al
pasado y la ruptura con la clase obrera. Este es un hecho,
que ha sido demostrado tanto en las elecciones en la curia obrera para la IV Duma
como por la historia de la aparición del periódico obrero Pravda. El vínculo con las masas, todo el mundo lo ve con nitidez,
resultó estar tan sólo de parte de aquellos que no han renegado del pasado y
que han sabido utilizar el “trabajo legal” y las “posibilidades” de toda
especie exclusivamente en el espíritu de este
pasado, para su fortalecimiento, consolidación y desarrollo.
En la época del sistema del
3 de junio no podía ocurrir de otro modo.
Acerca de la “amputación”
del programa y de la táctica por los liquidadores (es decir, por los liberales)
hablaremos en el próximo artículo.
Del artículo
CUESTIONES EN LITIGIO. EL PARTIDO LEGAL Y LOS MARXISTAS
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