Necesidad de la lucha contra el
revisionismo-reformismo y el sectarismo-dogmatismo
Una
cuestión cardinal en la que todos los grandes líderes comunistas
han puesto el acento es que LA
TEORÍA REVOLUCIONARIA NO ES UN DOGMA, SINO UNA GUÍA PARA LA ACCIÓN.
Actualmente
muchos oportunistas, tanto derechistas como izquierdistas, toman el
marxismo-leninismo como un dogma anquilosado, caduco, sin espíritu vivo.
Estos
oportunistas convierten la teoría revolucionaria en un dogma anquilosado
con el fin de despojarlo de su espíritu revolucionario vivo. Este espíritu
crítico y revolucionario vivo, fue precisamente lo que impregno desde el
principio hasta el fin el método de Lenin.
Aparte
te tomar la teoría revolucionaria como algo anquilosado, caduco, sin espíritu
vivo estos oportunistas también se caracterizan por divorciar la
teoría de la práctica. Teorizan y teorizan sin jamás ligar la teoría con la
práctica.
Marx, Lenin,
Stalin, Mao y demás líderes comunistas destacados nos han enseñado
que la teoría y práctica deben ir inseparablemente unidas. La teoría debe ser
comprobada en el fuego de la lucha revolucionaria de las masas. Esta es
una cuestión de ABC de todo comunista y revolucionario consecuente que
estos señores se la pasan por la entrepierna.
La
teoría revolucionaria que está divorciada de la lucha revolucionaria viva de
las masas y convertida en un dogma anquilosado no sirve. La teoría debe servir
a la práctica, debe dar respuesta a las cuestiones planteadas por la práctica,
debe contrastarse con hechos de la práctica.
Estos
señores "teóricos", que en su inmensa mayoría se caracterizan por no
realizar ninguna práctica militante, solo se dedican a criticar y tratar
de destruir el trabajo de los que intentan con aciertos y errores combinar la
teoría con la práctica plasmándolo en la lucha y en la construcción
organizativa.
En
todo período de reflujo del movimiento comunista y del
movimiento de masas, se acentúan diversas desviaciones de las cuales
queremos destacar dos.
La
primera es la desviación del reformismo-revisionismo -de
matriz oportunista de derechas- que pone el acento en la
lucha gradualista por reformas subvalorando e ignorando la
orientación estratégica de que dichas luchas sirvan para avanzar hacia la toma
del poder por el proletariado, hacia la Revolución. En este caso, la
dialéctica entre reforma y revolución se rompe, tornándose la reforma fin
y medio. Se cae en el famoso lema de “el movimiento lo es todo, el
objetivo final no es nada” de Eduardo Bernstein.
La segunda
es la del sectarismo -de matriz izquierdista- que se consolida
como producto del repliegue defensivo y de la radicalización “en abstracto” de
los principios: se renuncia a buscar aliados tácticos, se cae en el
aislamiento absoluto y se actúa con temor a actuar en espacios
adversos en términos de correlación de fuerzas.
Luchar
contra el sectarismo y contra el reformismo son, por tanto, tareas concretas
fundamentales que se presentan a los comunistas actualmente a la hora de
plantearnos intervenir en el movimiento de masas. Esta lucha supone, a su vez,
conjugar de modo dialéctico la flexibilidad con la intransigencia: nos impulsa
a ser flexiblemente intransigentes.
Por
un lado, la lucha contra el sectarismo nos empuja a trabajar con apertura y
paciencia en el movimiento de masas, con el objetivo de apuntar a la unidad de
la clase en su enfrentamiento cotidiano contra el capital, nos lleva a
“abrir el juego” para golpear con fuerza y desde “abajo”, esto es, desde
las luchas inmediatas. En esto, precisamente consiste la política del frente
único dirigido por el proletariado..
Por
otro lado, la lucha contra el reformismo nos empuja a ser intransigentes en la
estrategia, a luchar por la perspectiva socialista de la lucha inmediata,
debatiendo con las tendencias no revolucionarias que ahogan esa lucha en las
reformas. Todo esto, con el objetivo de golpear al capital desde “arriba”, esto
es, desde el terreno de las ideas y la estrategia política.
Ambos
desvíos aparecen, a su vez, como consecuencia del desarrollo de la actitud
revisionista ante el marxismo.
ODC.
Publicado por el blog camarada
Odio de Clase
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