GRECIA SALTA DE LA
PAILA A LA BRASA ARDIENTE
por:
Quibian Gaytan
Al término de su coloquio con el presidente Putin
el primer ministro Alexis Tsipras, del ahora gobernante Zirysa –el partido de
la izquierda burguesa griega,-, ha declarado en conferencia de prensa que ““El objetivo de mi
visita es buscar junto de dar una nueva vía, un nuevo inicio a nuestras relaciones para el bien de ambos pueblos”. Subrayando,
como ayuda política griega a Rusia, en lo concerniente a la crisis ucraniana y a las sanciones contra Rusia por parte de
la UE, por mandato del imperialismo USA,
que “el desarrollo de las relaciones bilaterales favorecerá la estabilidad
y la seguridad en la región”. Ciertamente, cubriéndose la espalda contra el
disgusto de Bruselas y las movidas políticas del revisionista KKE y otras
fuerzas políticas de derecha tradicionales en lo interno, Tsipras no ha dado la
imagen mendicante, pero consciente es que el apoyo griego a Rusia tendrá
efectivamente recompensa del Kremlin.
Efectivamente, un disgustado ¨Presidente de
la Comisión de para los Asuntos europeos del Parlamento alemán de la UE, ya en
la antevíspera del viaje de Tsipras, había declarado “Quién quiera una ayuda
europea debe orientarse a Bruselas y no a Moscú”. Por lo que respondiendo a la advertencia de Berlín, que se ha tomado
el “derecho” de toda tratativa con Putin,
el jefe de gobierno griego ha puesto sobre la mesa la cuestión del derecho independiente
de Grecia a conversar con quién le dé la regalada gana “Quiero aclarar que
Gracia es un país soberano, con un derecho irrenunciable a ejercer una política
exterior multilateral y desenvolver el
propio rol geopolítico como país balcánico, mediterráneo, europeo y de la
región del Mar Negro”.
En el mismo coloquio de prensa, Putin,
consciente de la papa caliente tiene en sus manos y de lo que él se trae entre
mano con esta visita de Tsipras, y no aumentar las suspicacias de hacer bajar
las suspicacias de la Unión Europea, viene a remarcar que Moscú no intenta
utilizar a Grecia como “caballo de Troya” para doblarle el brazo a su rival
imperialista: “Quiero asegurar que nosotros no entendemos usar nada dentro de
la UE para resolver de modo fragmentario el problema del mejoramiento de las
relaciones con toda la Unión Europea”. A buen entendedor, más claro no puede
estar: Moscú juega ajedrez; o la UE juega a tablero completo o nosotros
seguiremos aprovechando a las fuerzas centrifugas que sacuden crecientemente la
integridad de la comunidad imperialista eurooccidental. Esto es, o la comunidad
europea se sacude la garra del imperialismo yanqui o Moscú no paga un kopek por
la estabilidad de sus socios y rivales europeos.
Y seguro que Putin sabe dónde amarra su corcel.
Más de un país europeo siente como el nudo de la cuerda es apretada por los
mandamases de la UE Alemania y Francia. Los que, sumidos también ellos en la vorágine
de la crisis económica y financiera, así mismo a impulso de liberarse de la
dominación estadounidense y de su política guerrerista, no pueden no sacar sus
intereses hegemónicos a costa de asfixiar a los llamados países “pigs” (Bulgaria,
España, Italia, Irlanda, Polonia, Portugal, Rumania… y a la misma Grecia); lo
que a su vez acrecienta el fortalecimiento del espíritu antiUE de los sectores ultranacionalistas,
ultraderechistas y neofascistas. Si la UE sigue haciéndose cómplice, además de
buscar a flote sus propios intereses imperialistas, de la política antirrusa de
los estadounidenses, Rusia tiene en aquellos sus propios ases de juego, y los
utiliza sin escrúpulos.
En ese juego, de rivalidad y sociedad interiimperialista,
Tsipras es una carta marcada. Y bien sabe vender su rol asignado: la de ser la manzana
de la vitrina tentadora. Él, a la vez
que busca aferrarse a la tabla salvadora que pretende ver que le ofrece Moscú,
dice una entrevista con Inter Tass lo siguiente: que veía un “maravilloso
futuro” con las relaciones entre los dos países y vaticinaba una estrecha
cooperación en diversos campos, de la energía a la agricultura. Grecia comprará
el 60% del gas de Moscú, con la contrapartida de venta de frutas y verduras con
un valor de 400 millones de euros. La percepción de Rusia al sector turístico
(1 millón de euros) y con la separación de Grecia de las sanciones europeas a
Rusia, verá liberado su Producto Interno Bruto hasta un 4%.
Pero, ello no acaba allí. Putin ha <regalado>
a Tsipras una Declaración en favor de la unificación de Chipre “sin interferencias
foráneas “(esto es, de Turquía). Además, aceptando la inserción de Atenas en el
megaproyecto del Turkish Stream, el gasoducto que llevará el gas ruso de las
fronteras turcas hasta la República de Macedonia, Serbia y Hungría.
Fuente il bolscevico
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