Noviembre 2015
LA CAPUCHA, ES EL ROSTRO DEL PUEBLO QUE LUCHA
La
desmovilización organizativa, política e ideológica de las organizaciones
populares y sindicales del país no es propiciada por el régimen fascista de
Correa sino por el revisionismo y el oportunismo electorero autoproclamado como
de “oposición”.
Ya
es de conocimiento popular que organizaciones sindicales, populares y algunos
partidos políticos como el PCE (cabezón), socialistas, miristas, alfaros,…han
coludido con el régimen fascista para desplegar un proceso reformista,
terrateniente-burocrático y corporativista que requiere neutralizar la
organización y lucha popular para poder materializar sus objetivos; no
obstante, otras organizaciones lideradas por los “otros izquierdistas”,
aquellos que desde la llamada oposición convocan a las masas a la movilización
con finos intereses electoreros-burocráticos, porque tienden a empujar a que el
pueblo siga transitando los vericuetos del camino constitucionalista demo burgués-terrateniente,
que es el camino de la reacción y del imperialismo.
La
última movilización del 11 de noviembre, trabajadores dirigidos por el Frente
de Defensa de los Derechos de los Trabajadores de Imbabura cuyo elemento de
identidad pasa, entre otras cosas, por no permeablizar en sus filas a elementos
comprometidos con la voracidad electorera de la falsa dirigencia sindical,
realizaron una marcha de protesta en contra de las enmiendas constitucionales y
demás medidas anti populares que despliega el régimen de Alianza País.
Lo
importante de esta movilización además del sostenido combate al régimen también
se manifiesta en la permanente lucha en contra del revisionismo y oportunismo
de la llamada “oposición” que se muestra más descarada y con claros afanes de
desmontar la creciente protesta popular para dar paso a sus desafueros
electorales.
Si
bien es cierto en la provincia de Imbabura tanto el régimen como el
revisionismo electorero han perdido capacidad de convocatoria, en el caso de la
oposición se expresa como una reacción de las masas que poco a poco visualizan plenamente
las intenciones de la dirigencia oportunista que evidencia sus intereses electoreros y porque las masas, sobre
los hechos, han podido palpar que dichas convocatorias no conducen a nada salvo
agotar y dispersar a las masas.
En
la ciudad de Quito la oposición se ve neutralizada en algo por la movilización
pro gubernamental. A esto hay que sumarle que son los propios dirigentes revisionistas
que cabalgan en la organización sindical, popular y campesina los que persiguen
en las manifestaciones a quienes
verdaderamente salen a protestar, a quienes también lo hacen cubiertos con pañuelos o pasamontañas
los rostros bajo el espurio argumento de
que son “infiltrados” que quieren “violentar” la lucha popular.
Es
decir, son los mismos dirigentes revisionistas los que se encargan –al interior
del pueblo- de hacer de policía para colaborar y ponerle límites a las marchas
y no permitir que la rebelión tome el cauce que debe tomar elevando los niveles
de combatividad y lucha de las masas para dejarlas o estabularlas en meras
comparsas sumisas ante las amenazas del fascista y de su instrumento punitivo-carcelario,
el nuevo código integral penal.
El régimen se preocupa y se asusta porque en
las movilizaciones hay encapuchados. Entendible. Ven combatividad, ven otro
tipo de organización en el seno del pueblo.
El
revisionismo y oportunismo de oposición también se asusta y preocupa de que en
las movilizaciones haya compañeros cubiertos sus rostros con pañuelos y
capuchas. También es entendible. ¿Por qué? Porque ellos, los dirigentes
oportunistas no quieren que la lucha
tenga el fundamento y dirección que debe tener, entonces terminan coludiendo
con la represión y con el régimen en sus esfuerzos por neutralizar la creciente
lucha popular.
La capucha es la manifestación de rebeldía, de descontento popular,
es el rostro del pueblo que lucha.
Pero
el colmo del oportunismo y del revisionismo va más allá. Incitan a las bases para
que capturen a los “encapuchados”, para que aíslen a los combativos, a los que quieren
luchar, a los que hacen pintas, a los que quieren combatir firmemente a las
fuerzas represivas del régimen.
Hay
que detener y combatir ese miserable oportunismo de estos “rebeldes de guante
blanco”. Ya salieron anteriormente con brocha en mano a borrar las pintas
combativas del pueblo y que encuentran en las paredes de la ciudad el lugar
propicio para manifestar su odio de clase al régimen. Hoy van más lejos aún,
son los nuevos guachimanes del régimen en las marchas de oposición al gobierno.
No
se puede tolerar y aceptar la pusilanimidad de la dirigencia de la oposición.
Hay que fortalecer la lucha popular, atizarla, encarnar en las masas la
necesidad de ser más decisivos en la confrontación al régimen fascista.
Hay
la necesidad de remecer el país y al gobierno para que entienda que su
estrategia de oponer masas dirigidas por el pútrido revisionismo contra masas
rebeldes; que sostener dirigentes estabulados en el marco legal y que no
quieren perder la perspectiva electoral de frente a las próximas elecciones no
son el requerimiento del pueblo.¿Qué necesitamos? Organizaciones populares y sindicales
con dirigentes probos, honestos, identificados profundamente con los intereses
de la clase y del pueblo. Dirigentes que tengan la capacidad de procesar las
expectativas de las masas para transitar a una lucha objetiva, más dinámica y
que logre romper la estabulación estatal a la que está sometida.
¿Qué
hacer? Identificar y combatir a los falsos dirigentes populares y sindicales.
Desenmascararlos ante las masas. Cualificar y cuantificar de mejor manera la
organización y movilización popular. Que el régimen sienta que combate a
hombres y mujeres con conciencia política, de clase, revolucionaria que no está
pendiente del cálculo electoral y que está consciente que solo con organización,
movilización y lucha se conquistan derechos y defienden libertades.
Vamos
a organizar el cierre de calles, carreteras. Vamos a realizar movilizaciones
que expresen no el letargo de los corderos sino la vivacidad y fuerza de la
clase que está dispuesta a luchar por encima de los límites que le interpone el
viejo estado, la represión y desde luego la falsa y corroída dirigencia
sindical de viejo cuño.
¡A LUCHAR CONTRA EL REVISIONISMO Y EL OPORTUNISMO!
¡POR UNA LÍNEA CLASISTA Y REVOLUCIONARIA!
¡VIVA LA LUCHA SINDICAL!
¡VIVA LA LUCHA DEL PUEBLO DEL ECUADOR!
¡VIVA LA ALIANZA OBRERO-CAMPESINO-POPULAR!
¡A COMBATIR AL RÉGIMEN FASCISTA DE RAFAEL CORREA Y SUS LACAYOS!
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