El Gran Sol Rojo del Amanecer

martes, 21 de septiembre de 2010

ANTICRÍTICA

ANTICRITICA
(La teoría leninista del Partido, según Borón)

¡Con los cinco Maestros, venceremos!


¿QUÉ TEORÍA DEL PARTIDO?

       Si las ideas correctas no nos caen del cielo, ni son innatas, entonces, ¿cómo sabremos si son justas? Así como un pudín se prueba comiéndolo, la justeza de las ideas, de nuestras ideas, ha de probarse con nuestra propia praxis revolucionaria. Las ideas marxistas han surgido desde las raíces de las contradicciones inherentes a la sociedad capitalista y se han afirmado convirtiéndose en fuerza material, revolucionaria, en la conciencia activa de la clase proletaria en el transcurso de  bicentenaria lucha de clase contra la burguesía. Ese devenir de la no-consciencia a la conciencia de clase y de ahí en conciencia de clase comunista, es un proceso histórico, el cual se ha mostrado exacto y cumplido con la existencia por bien 37 años del  Partido Comunista Mundial y en sus principales realizaciones. El cual no pudo no reflejar la marcha ascencional de la clase obrera hacia un estadio superior y más avanzado de cognición científica de la realidad social, concretada en Doctrina marxista del Partido, por la cual ha sido posible el poder haberse dotado  de esa herramienta política, intransigentemente clasista y consecuentemente revolucionaria, que le ha permitido hacer realidad su autoemancipación social y el aliviamiento de la pesada carga capitalista llevada por toda la humanidad trabajadora, por poco más de medio siglo.

  Este desarrollo de la doctrina del Partido Marxista revolucionario ha podido sólo lograrse en el transcurso de ardua y firme lucha, entre la visión y línea socialdemócrata  y la   visión y línea comunista del partido obrero; así como igualmente contra  ideas y teorías que la han precedido o pretendido sucederla, y que en la práctica han terminado por alterarla o  negarla simple y llanamente.

   Todo el quid de esta grandiosa polémica ha girado alrededor de la negación de la necesidad del Partido Comunista como la parte más avanzada del proletariado,  de su papel dirigente en la revolución y  en la dictadura del proletariado. Negar esta verdad, se ha traducido en los hechos, desde un punto de vista de clase, en otorgarle la dirección a la burguesía y no a la clase obrera dado que no ha existido o existe otra alternativa ni en el ámbito teórico o a escala práctico político. Eso ha sido confirmado, en el devenir de poco más de dos siglos, desde el histórico Manifiesto del Partido Comunista (1847) hasta la fundación de la Internacional Comunista en 1919. Ni con el Anarquismo, el cual por  cierto tiempo ha arrastrado tras de sí  a una parte de la clase obrera, sin que eso significase un paso hacia el poder; ni con la Socialdemocracia, la  que por muchas décadas ha estado en el poder en diversos países avanzados o no, sin que ello se haya traducido a algo parecido a aproximarse a los inicios de la construcción del socialismo, sino que todo lo contrario  consolidado el Capitalismo monopolista de estado. 

   Esa lucha ideológica, por la construcción del partido obrero revolucionario independiente,  es el reflejo en el cerebro humano de la lucha de clases que desgarra a la sociedad capitalista. Por lo que, existente ésta no puede darse por terminada la histórica contienda entre partidismo y antipartidismo, visión y línea marxista-leninista del partido proletario o visión y línea liberal-anarquista en materia de organización.  Ella,  permeando todo ese estadio concurrencial del capitalismo, ha  dado fisonomía política y estilo organizativo  de actuación al moderno sujeto de transformación social, lo que ha particularizado a la clase proletaria de toda otra clase existente en la historia o dentro de la formación económico-política capitalista.

   Por lo que al entrar ésta última a su fase nueva y superior, al imperialismo, las ideas correctas propias al viejo estadio deberían de corresponder a lo no conocido aún. De hecho, en manos de los intérpretes de la vieja escuela  marxista no correspondieron. O, lo que es lo mismo, no pudiendo  lograrlo  se empantanaron en las posiciones organicistas del reformismo y del viejo revisionismo.

El desarrollo económico y político de la sociedad capitalista, el imperialismo, la entrada de la primera Crisis General del Sistema y, en esas condiciones, el aperturamiento de una situación revolucionaria en desarrollo, impusieron a la clase obrera el avanzar la teoría marxista del partido proletario a un nuevo estadio de investigación teórica, a la adopción de nuevos métodos y de nuevos estilos de dirección y estilos de trabajo político  de masas. La inminencia del estallido de la crisis revolucionaria, con su previsible desatamiento de las revoluciones proletarias socialistas por doquier, impuso el afinamiento de la teoría marxista del partido a través de la lucha de las diversas escuelas de interpretación de la misma (He aquí una lista aproximativa de ellas: lassalleanos y eisenacheanos, guedistas y posibilistas, fabianos y socialdemócratas, revisionistas y ortodoxos, socialdemócratas amplios y estrechos, parlamentaristas y revolucionarios, socialnacionalistas e internacionalistas, mencheviques y bolcheviques, etc.). Sólo la escuela marxista de los bolcheviques, bajo la guía de Lenin, logró romper la costra herrumbrosa que cubría a los viejos partidos obreros socialdemocráticos y avanzar por la senda de la construcción de un partido obrero de nuevo tipo, el Partido Comunista.

   En conclusión, una idea, una teoría, sólo puede afirmarse en el devenir de la práctica social de la clase revolucionaria. Práctica que necesariamente ha de desenvolverse a tres niveles de la lucha: (1) En el campo económico de la lucha; (2) en la práctica de la lucha revolucionaria de clase, es decir, en la lucha política y en la lucha militar, y; (3) en la práctica de la lucha ideológica de clase, es decir, en la elaboración teórica y en la comprobación de las ideas elaboradas en el transcurso de la práctica revolucionaria por la posesión del poder político del Estado. En estos campos del pensamiento organizativo, el Leninismo, como condensado de la teoría del Partido Comunista y de su estrategia y táctica revolucionario proletaria, ha ganado su sitial y con ello el reconocimiento universal del mundo del trabajo. Pero, el Leninismo no ha sido una ruptura en el Marxismo, sino su continuación y elevamiento a otro estadio cognoscitivo y práctico revolucionario de la realidad económica y política del mundo: al Marxismo-Leninismo. 

  El argentino  Atilio Borón, lanza en ristre, en un reciente artículo reflexivo sobre las enseñanzas de la obra ¿Qué Hacer?, arremete contra esta conclusión. Él intentando cubrir desde la izquierda el fracasado revisionismo moderno, a todo lo largo de su monografía invalida la aplicación organizativa de la teoría Marxista-Leninista, acusándola de traicionar el "leninismo" y propugnar prácticamente la podrida teoría del sustituimos. Pero, tras  su gongoriana fraseología sólo atina a repetir las falsedades de Jruschev y de los imperialistas contra la misma. Sería ocioso que le pidiéramos las pruebas de sus acusaciones.
  
   En su apresurado y desesperado intento de demarcarse de Stalin y sus aportaciones desarrollistas de la teoría marxista, él cree que la simple negación es argumento. Por lo que, en su ensayo no hace el menor intento de confrontar sus tesis con las tesis elaboradas por Stalin, ni tampoco las examina históricamente y ni las somete al examen crítico de las lecciones dimanantes de la praxis revolucionaria del movimiento comunista internacional. Simplemente las rechaza y ya. No obstante el hecho de que Stalin, afirmo y reafirmo, ha sido el más fiel y completo interprete y continuador de las tesis leninistas expuestas en  ¿Qué Hacer?

   Para convencerse de la justeza de esta conclusión nuestra sólo basta leer, aunque sea, el primer Tomo de sus Obras Completas. Es más, aquí en Panamá, ha sido nuestro Partido el primero que ha reproducido y distribuido los artículos de Stalin La clase de los proletarios y el partido de los proletarios y Brevemente sobre las discrepancias en nuestro Partido. Dedicados ambos a defender las tesis leninistas de la organización partidaria y a criticar las tesis oportunistas de Martov y  la naciente tendencia Menchevique.  

LO ESENCIAL DE LA TEORÍA LENINISTA DEL PARTIDO COMUNISTA

   La teoría leninista del Partido, para muchos de sus críticos de ayer y de hoy, entre los cuales se encuentra Borón, empieza y acaba por el "¿Qué Hacer?", escrito en 1902. Si se hubiesen molestado en tratar la misma con mayor seriedad, entonces encontrarían que a dicha obra Lenin le hace preceder de escritos suyos que sentarán los fundamentos ideológicos y políticos de la misma: Nuestro Programa (1899), Tareas urgentes de nuestro movimiento (1900) y ¿Por dónde empezar?   (1901). 

   Obras en la que Lenin esboza, en primer lugar, la visión y línea normativas de las tareas políticas e ideológicas de los socialdemócratas rusos y; dos, las tareas organizativas del instrumento necesario para la materialización del objetivo del derrocamiento revolucionario del régimen zarista. ¿Qué hacer? no es pues entendible como simplemente cosmovisión organicista primaria del revolucionario ruso, sino la expresión generalizadora de una visión política y organizativa ya formada. ¿Ya formada?, se preguntarán. ¿Acaso Lenin, criticando aspectos de los señalados en ¿Qué Hacer? no los corrigió con el transcurrir del tiempo y de la experiencia acumulada posteriormente? Ciertamente, la visión del Partido de Lenin varío con los enriquecimientos teóricos posteriores. Pero, cabe señalar que hubieron de pasar, primero 12 años y la mediación de la primera revolución rusa (1905-07), para que hiciera esos ulteriores aggiornamentos a su teoría del Partido. Allí están, sólo para citar dos escritos suyos, Un paso adelante y dos atrás y Carta a un camarada sobre organización. Y es que la teoría del Partido esbozada en  ¿Qué  Hacer?, no es, ni nunca ha sido, un recetario o un canon de fórmulas muertas, fosilizadas.
  
   Los cierto es que, Lenin, en el transcurso de la lucha contra los oportunistas economicistas, los que ponían énfasis en la tendencia espontánea del proletariado al socialismo por la lucha económica y al amorfismo en materia de organización, y en las condiciones de extrema clandestinidad a la que se veían forzado los revolucionarios rusos por un régimen autocrático-policial, como el zarista,  hubo de "torcer un poco la barra" en caliente, remarcan la centralidad respecto a la democracia interna. 

   Cuando las condiciones políticas hubieron variado, como fue en los períodos   de 1905-07 y  1917, Lenin en sus escritos y luchas en materia de organización  pondrá su atención en el otro aspecto de la contradicción: la democracia interna. Ello sin sacrificar en lo más mínimo la necesaria correspondencia del centralismo-democrático. Por lo que se equivocan los anti-centralistas de hoy, cuando consideran el "centralismo", el "funcionarismo" y el "vanguardismo" como sinónimos de la "negación de la democracia" en el Partido; como quién dice, los lados más débiles de la teoría del Partido Comunista de Lenin y Stalin.  Los que resultan, realmente, ser sus lados más fuertes y justos.

   Borón y todos los anti-centralistas, como aquellos de ayer, muy oportunamente olvidan que muchas veces y en diferentes momentos, ha señalado Lenin  que la democracia formal siempre está sujeta a la oportunidad revolucionaria.

   Ella, la visión y línea leninista de construcción del Partido Comunista, a la luz del desenvolvimiento de la lucha de clases y de la experiencia práctica revolucionaria de los mejores y más fieles  discípulos, Stalin y Mao, ha tenido más y nuevos enriquecimientos  teóricos. Hasta conformar una visión armoniosa, integral y científica, la Teoría Marxista-Leninista del Partido Comunista.

   Diga Borón y sus semejantes, en sus afanes de cubrir la traición en materia de  organización leninista del  partido de los revisionistas modernos, lo que quieran. Pero, la teoría marxista-leninista del Partido Comunista, y no  simplemente "de partido" en general,  sigue siendo una realidad ideológica, política y organizativa vivita y en desarrollo. Ella, hoy, se corona en su desarrollo, pese a que Borón y cía. intenten exhorcizarla, combatirla u ocultarla, como Teoría marxista-leninista-pensamiento de Mao en el internacional Movimiento comunista marxista-leninista-maoísta.

   Esto para empezar. Contra una lectura primaria de ¿Qué Hacer?, la que intenta reducir su materia a una teoría de la organización,  de lo que se trata realmente es de elaboración de  la Línea y Dirección. Esto lo sabe Borón, o al menos lo intuye, aunque intente ocultarlo tras hojarascas verbales. El mismo nos habla de " en Lenin sobresale entre  todos por su preocupación sistemática en torno a los problemas organizativos". Y apoyándose en otro despistado por su fobia antistaliniana como Liebman, le aplaude “… la idea misma de organización ocupa en el leninismo un lugar esencial: organización del instrumento revolucionario, organización de la misma revolución, organización de la sociedad surgida de la revolución” (1978: 20, subrayado en el original). Se equivoca.

 Esto es, Borón no llega a comprender, lo que no es el caso de Stalin y Mao, el centralismo democrático como principio y alma viva del Partido Comunista. De un partido revolucionario que aprenda y sepa unir a sus militantes y clase en una única voluntad de ideas,  voluntad de objetivos y voluntad de tareas. De la existencia de un Partido revolucionario, como el Partido Comunista Mundial, armado con la teoría marxista-leninista, de un método de dirección y estilo de trabajo marxistas-leninistas, las que sean normas y guía para todos y cada uno de sus militantes. Se trata pues de qué si es o no necesario un Partido centralizado, vertical, estructurado de arriba abajo y de abajo hacia arriba, con una disciplina única, tanto para Dirigentes como para dirigidos. Capaz de  unificar y coordinar todas las luchas de las masas obreras y masas populares, para centralizar y sistematizar las ideas justas de las mismas, para movilizarlas alrededor de consignas de acción resolutivas de tareas concretas de la revolución y que a la vez sirvan de medio de educación y forjamiento de una conciencia de clase comunistas prefigurante de la sociedad a edificar. Todo eso, se concluye, sólo es realizable si existe una diáfana relación democrática entre los dirigentes revolucionarios y las masas de la clase revolucionaria. La teoría marxista-leninista- maoísta del Partido presupone y establece una irrompible relación entre centralismo y democracia, relación dialéctica determinada por las condiciones histórico-políticas concretas del desenvolvimiento de la lucha de clases y de la revolución.

   El quid de toda la cuestión, es la esencia del mensaje de ¿Qué Hacer?, el poner al mando las cuestiones políticas (la toma del poder) y no lo organizativo. En otras palabras, la organización debe servir a la política y no la política a la organización. La política proletaria, marxista-leninista, es mando y guía para la Organización (esto es, el Partido). Frente a ello, los "marxistas de regreso", y de los cuales forma parte no modesta por cierto el mismo Borón, bajo la excusa y pretendiendo el "retornar a las fuentes originales del marxismo", y del leninismo en particular, debilitan y distorsionan en sus reinterpretaciones modernísimas la doctrina Marxista-Leninista, y; ocultan arbitrariamente todo ese período de la conquista del poder y de la construcción del socialismo en catorce países, bajo la orientación estratégica de la Internacional Comunista, más las del  Kominform, y teniendo a su guía a los Partidos Comunistas aún no revisionistas, y armados con una doctrina revolucionaria proletaria, probada en mil batallas de la lucha de clases como lo ha sido, lo es y será dicha doctrina que hoy se pretende dar por invalidada.

    Borón apertura un debate, aquí en América Latina y Panamá, dónde hoy las relaciones capitalistas se han afirmado y, por ende, el proletariado se ha acrecido numéricamente y orgánicamente, hechos objetivos que el no percibe. De ahí, su peregrina afirmación del "proletariado moribundo", tirada así como una cualquier verdad que no necesitase demostración. Él mira con la cabeza vuelta al pasado, no se trata de un debate académico de vacías teorizaciones, se trata de la revolución ininterrumpida por etapas y de la edificación del arma dirigente de la misma para el presente. En su lucha contra el Marxismo-Leninismo en general, y la teoría  marxista-leninista del Partido, en particular, él, Borón, tergiversa la lectura del ¿Qué Hacer? y falsifica, en general, de la manera más burda a Lenin.

   Para ello utiliza, para sustentar  su torcida reléctura de Marx y Lenin como yacama para remover el piso leninista del Partido marxista-leninista, a  revisionistas y anticomunistas históricos como Kauztki, Weber, Gramsci, Cerroni, etc. Según él de mayor seriedad y peso valorativo, en dicha materia, que Stalin y demás "académicos soviéticos", sobretodo de ese cuco de sus sueños el "marxismo-leninismo" (las venenosas comillas son de Borón mismo), los que a su parecer han falseado a Lenin. ¿Defendéis el "leninismo no contaminado" de Gramsci? Pues cometéis un grueso error. ¿Qué tiene de leninista su idea de la "hegemonía" (que diluye la dirección del proletariado en la revolución),  lo de la "guerra de posiciones" (que niega la violencia revolucionaria y el asalto insurreccional del poder) y esa ideucha suya del "bloque histórico" (la que introduce la disgregadora  idea del pluralismo ideológico y el multipartidismo que de hecho niega el papel dirigente del Partido Comunista)? No es pues tan inocente esa referencia de Borón a  éste  revisionista. 

   Basta osar pasar los ojos por el escrito de Borón para verle, regodeándose en su charca hedionda, tirando lodo contra Stalin y los marxistas-leninistas. ¿Nos encogeremos de hombro ante tanta infamia? ¿Os ofenderéis si llamo a eso desenfrenado anticomunismo moderno?

   Sí, como lo digo y redigo, anticomunismo moderno. Renegar del Marxismo-Leninismo, fingiendo retornar a la fuente original del leninismo o del marxismo. Repudiar, en aras de un supuesto "leninismo" puro, toda la rica e histórica experiencia de la Internacional Comunista, de la construcción del primer país socialista del mundo, la URSS de Lenin y Stalin, y de la conformación del Primer Campo Socialista Mundial, no es más que  moderno anticomunismo. El cual sólo puede  tener como matriz, por un lado una cesión cobarde  al  anticomunismo imperialista y por el otro autodefinirse con el neorevisionismo antimarxista-leninista. 

   Que si no. Veamos qué nos ofrece Borón y cómo. Él nos ofrece la teoría del "justo medio" entre la dogmatización del leninismo por los soviéticos y el rechazo del mundo occidental (¿Todo junto? ¿Inclusive, las clases explotadas,  los trabajadores?), con lo cual busca "  restablecer el equilibrio histórico y político en torno a una obra como la que el lector tiene en sus manos, evitando extremos esterilizantes. La coyuntura política de América Latina a comienzos del siglo XXI reclama a gritos una relectura seria, crítica y creativa de la obra de Lenin".

   ¿A qué se reduce esta relectura? Ella se reduce a la palabreja "equilibrio" entre comunismo y liberalismo en materia de partido. ¿Qué equilibrio puede haber, entre los proletarios comunistas y su leninismo y los capitalistas y su liberalismo? Cuando en el transcurso de feroz lucha de clases, de la lucha del partido de la revolución y del partido de la contrarrevolución se enfrentan a muerte, y,  el destino del mundo  queda sometido a la unidad orgánica combatiente de la clase obrera con consciencia de clase comunista. Cuando él mismo, en su relectura "seria, creativa", crítica la visión y línea del Partido comunista no dentro de su posición real de clase, sino que colocándose fuera y contra ella. ¿Qué busca? Sólo ocultar, tras un ideologismo barato, que se ha pasado al otro lado de la barricada escogida un día. Dicho esto, no queda más que señalar, con la claridad más diáfana, Borón intenta pasar de contrabando  su oportunismo de derecha en materia de organización.

   Para ello, después de cubrir eso con una torcida fraseología, nada marxista por cierto, hace apelo a otro autor tan desviado como él y que nada nuevo aporta, sino la vieja morralla menchevique del partido. Y cita: "Este es, según Sánchez Vázquez, el núcleo del argumento leninista. Como conclusión, el verdadero sujeto histórico dejaría de ser la clase obrera, como pensaba Marx, y pasaría a ser el partido. Esta teoría leninista, de raigambre kautskiana, criticada desde el primer momento por Plejánov, Trotsky  y Rosa Luxemburgo, se convertiría a la muerte de Lenin y con el ascenso de Stalin en la concepción excluyente del partido de la Tercera Internacional. En su versión estalinista, el “sustitutivismo” se consuma a la perfección: el protagonismo de la clase pasa al partido, para pasar luego a su Comité Central y, finalmente, a su Secretario General, cumpliéndose así el sombrío vaticinio de Trotsky".  El pez por la boca muere. Si no, veamos más de cerca esta cita de Sancho dada por Don Quijote. Resulta que en "el núcleo del argumento leninista", aunque aún imperfectamente formulado, estaría la afirmación de que "el verdadero sujeto histórico... la clase obrera...",  es suplantado por el partido. Y que tal  "teoría" sólo con Stalin llegó "a la perfección". ¡Que traten de probar eso, Obras de Lenin en manos! Pero, en realidad, ello significa rechazar la visión y la línea leninista de edificación del Partido Comunista, lo que le liga, a él mismo, con la visión sociologista socialdemocrática  del partido de Kautski y de Rosa Luxemburgo, para justificar a posteriori aquella venenosa acusación dirigida a  Lenin de "sustituimo", de matriz trotskysta. ¡!Canalla¡!

   Borón, en esas cortas líneas, expresa tres errores (para no decir, mentiras): Una, Carlos Kautski jamás ha estado a la raíz o ha sido inspirador de la teoría leninista del Partido. Él siempre se ha atenido hasta lo últimos días de su vida a  la visión  sociologista tradicional del partido de la Segunda Internacional, para la cual el "partido era la clase" y "la clase era el partido"; dos, Lenin ha elaborado, para dentro de las condiciones políticas particulares de Rusia zarista,  su teoría del Partido como la parte más avanzada, consciente y organizada revolucionariamente de la clase. Nunca ha propugnado la suplantación de la clase revolucionaria de vanguardia por su destacamento de vanguardia; tres, R. Luxemburgo inicialmente compartiendo la visión sociologista tradicional del partido de la Segunda Internacional y plegándose a los mencheviques rusos, ha criticado y polemizado con Lenin por un supuesto "ultracentralismo". Empero, luego de su salida de prisión, en 1918, ha adherido a la línea leninista del Partido y, ella misma ha sido cofundadora del Partido Comunista de Alemania, sección de la Internacional Comunista. Y en cuanto a eso de las posiciones "críticas" asumidas por Plejánov y Trotsky, habría que recordarle que el primero en el II Congreso del POSDR compartió posiciones paralelas a las de Lenin y sólo inmediatamente después, con la excusa de salvaguardar la "unidad del Partido" se abrió a las posiciones de los Mencheviques; en cuanto al segundo en la primera etapa del evento congresual actúo junto a Lenin, alejándose de él en la segunda y alineándose con los mártovistas.

   ¿Se va dando cuenta el lector del juego-ataque de Borón? Escudado tras el tenue velo ideologista-organicista que realmente podemos encontrar en ¿Qué Hacer?, opone Lenin a Stalin y, por este medio, invalidar, mediante un fraude manifiesto,  no ya sólo la teoría leninista-stalinista del Partido Comunista, sino que  llevarse por los cachos al mismísimo Lenin.  Por lo que, su pretendido "regreso al marxismo", su retorno al leninismo incontaminado, no es más que zambullirse en las aguas pantanosas del menchevismo en materia de partido. La misma miserable acción, antes que él,  se empeñaron en realizar los revisionistas modernos soviéticos: Comenzaron atacando a Stalin y terminaron renegando de Lenin y Marx (¡Mirad aunque sólo sea, su tristemente célebre tesis del "Partido de todo el pueblo"!). Para él, en conclusión, ésta su obra, como todas las que la anteceden, tienen un mismo objetivo el ataque al Marxismo-Leninismo como fundamento teórico de la acción revolucionaria organizada del proletariado en América Latina.

   A su entender la teoría leninista-stalinista del partido está superada, resulta un arma inservible. Es la hora del movimientismo, del  plurideologismo, del pluriclasismo, del partido-masa o de un subsucedáneo en nada parecido a un auténtico partido revolucionario proletario. Eso quisiera. 
  
   ¿Dónde se acoda esa pretensión de invalidar el Marxismo-Leninismo, como continuación y elevamiento cualitativo del  marxismo a una segunda fase de su desarrollo, de Borón y toda esa camada de "marxistas de regreso"? ¿Cuál es su raíz de clase? 

   Lo primero a remarcar es que tal idea no le ha venido de la nada.  Puesto que desde la victoria de la Gran Revolución Socialista de Octubre, 1917, y el aperturamiento de la época del imperialismo y la revolución proletaria mundial como nuevo estadio en el desarrollo histórico de la humanidad, los partidos burgueses que han buscado una clientela obrera, es decir, del ala izquierda de la burguesía, han levantado la bandera del rechazo del marxismo-leninismo en nombre del "marxismo".  El oponer a Marx a Lenin y Stalin, repitiendo la vieja maniobra falaz de oponer a Marx a Federico Engels ensayada por los viejos revisionistas.  Con miras de influir y utilizar a la parte atrasada de la clase proletaria y a los elementos vacilantes, oportunistas, del naciente movimiento comunista como freno, en un primer momento,  para luego convertirlos en instrumento suyo en la lucha contra la revolución y el comunismo.
   Borón y sus cofrades, en Argentina y Panamá, no han osado hacerse las preguntas claves siguientes:

1- ¿Por qué los partidos comunistas fundados en los años 20 debían asumir el Marxismo-Leninismo como patrimonio teórico y práctico y no simplemente el marxismo?

    Porque siendo productos directos de la Crisis General del Sistema Capitalista Mundial y, por consiguiente, de la maduración y estallido de la Crisis Revolucionaria General dichos partidos para estar a la altura de las tareas políticas que tal situación le exigía, tenían  que distinguirse de los podridos partidos obreros socialdemócratas que no apoyaban ni hacían suyos las enseñanzas de la Revolución de Octubre, atacaban la dictadura del proletariado y rehusaban adherirse a la Internacional Comunista y por el contrario persistían en la vieja táctica de lucha parlamentarista, pacifista y de cohabitación con la burguesía.  Métodos y tácticas que no correspondían ya a la exigencia de la clase obrera de sacudirse la dictadura capitalista, mediante la revolución socialista. Era, por tanto, más que necesario urgente el romper radicalmente, ideológica y orgánicamente, con ellos y no el limitarse a "criticar" las deformaciones y mutilaciones que por tantos años habían sometido al Marxismo. Era, pues, urgente esta ruptura con los traidores al Marxismo  y a la revolución socialista proletaria; como necesaria dar respuesta a la exigencia de elaborar nuevos conceptos teóricos políticos y el construir de manera diferente  los nuevos partidos obreros revolucionarios.

2- ¿Cuáles eran los elementos innovadores del leninismo con relación al marxismo?

      En apretada sintesis, Lenin, apoyado en el Pensamiento-guía de Carlos Marx y Federico Engels,  ha impulsado y enriquecido cualitativamente la Concepción General marxista del mundo y de la vida social a tono con las nuevas condiciones creadas por el cierre de la época del capitalismo con su pasaje a la etapa imperialista y el comienzo de la revolución proletaria socialista. Asimismo, dotando al proletariado revolucionario de un método de acción  acorde con las necesidades de la lucha política puestas  al día; de una estrategia y una táctica revolucionaria consona con la lucha por el derrocamiento del imperialismo y la conquista del socialismo;  reelaborando la teoría de la dictadura del proletariado y llevándola al punto práctico. Más aun, sentando las bases teóricas y prácticas del instrumento de transformación política del viejo sistema: El Partido Comunista, sujeto y promotor de la revolución y construcción  socialista.
  
   Estos nuevos  elementos innovadores del marxismo realizados por el camarada Lenin no podían no devenir  en condiciones indispensables para pertenecer al Partido Comunista Mundial. Así el Leninismo devino en fundamento ideológico para la existencia del movimiento político de los comunistas y de todas sus realizaciones político revolucionarias de la primera mitad del siglo XX.

   Borón y socios podrán hacer chacotas, de negro humor, contra el camarada Stalin y los Marxistas-Leninistas. Pero, al final serán los proletarios y los pueblos revolucionarios del mundo y de nuestra América los que le repudiaran y se apartarán de ellos, por su empecinamiento en mantenerse del lado equivocado de la barricada, al lado de la burguesía.

   Sí, es cierto. El camarada Stalin y con él los comunistas, luego de la muerte de Lenin en 1924, han reclamado para él el sitial que le corresponde como fundador de la nueva etapa del marxismo: el Marxismo-Leninismo. ¿Ello fue un abuso de Stalin, fue un equivoco de los "revolucionarios despistados" (como tan zaherientemente califica Borón a los comunistas internacionalistas)? No, para nada. Eso fue correcto y necesario, como hemos visto.
  
   El camarada Stalin ha sabido, oportunamente, fundamentar teóricamente su reclamo, como el de todos los bolcheviques rusos, el por que del Leninismo como continuador del Marxismo. Él en una serie de conferencias dictadas en la Universidad de Sverdlov, posteriormente editadas en folleto titulado Fundamentos del Leninismo, luego de  demostrar la falsedad de los asertos de que "el leninismo es la aplicación del marxismo a las condiciones específicas de la situación rusa" y de que "el leninismo supone el renacimiento de los elementos revolucionarios del marxismo" enterrado por los oportunistas de la II Internacional, deja por sentado que "el leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y la revolución proletaria". Pasando a fundamentar ésta afirmación de seguido enumerando una a una las aportaciones de Lenin a la ciencia de la revolución proletaria. Como conclusión, señala Stalin, en las nuevas condiciones de la lucha revolucionaria proletaria, dentro de la nueva época, de que ya no bastaba ser marxista si no se era leninista, es decir, que era necesario ser marxista-leninista. Borón y socios, los "marxistas de regreso",  conocen ese texto y esos pasajes, si no están de acuerdo con ellos deben refutarlos y demostrar que el leninismo es una mera continuidad de "marxismo". Pero, en vez de un ataque serio de respuesta ellos se dedican a soltar risitas y pullas sin sentido. ¡Que poca seriedad intelectual! ¡Que "marxistas" de pacotilla!

  
¿PARTIDO-IDEA O PARTIDO- CLASE? 

 Contrariamente a la sociología burguesa, más aun a esa seudo ciencia llamada "partidología", la que apoya la existencia de los partidos políticos en un conjunto de Ideas generales, formulas ideales y programas,  el Marxismo-Leninismo-Pensamiento de Mao lo hace desde su naturaleza real de clase. ¿Partido proletario o partido burgués?

   Así que, a lo largo de toda la historia política de la moderna sociedad burguesa resulta demostrable, cada clase se ha dotado de su propio partido para poder defender o realizar sus objetivos políticos. Que para construirse un tal partido, cada clase se ha apoyado en un conjunto, de un sistema de ideas claras y precisas. Pero, ya el mismo Engels nos ha aleccionado  que el socialismo no es una doctrina, sino que un movimiento político real.  Esto quiere decir, las clases para dirimir sus contiendas políticas, dictadas por intereses de clases muy precisos y que las enfrentan antagónicamente, sólo pueden hacerlo organizándose en partidos políticos diáfanamente delimitados. 

Los partidos políticos de los terratenientes explican u ocultan sus reales fundamentos, su naturaleza de clase, tras  un sistema de ideas conservadoro-clericales (Ayer Católicos y hoy Demócratacristianos), aquellos de la burguesía con el liberalismo (PRD, Arnullfistas, Molirenos, socialdemócratas, etc.); Inclusive, la pequeñoburguesía cuenta con los suyos y ha aprendido a cubrir sus intereses de clase con membretes "socialistas" ("alternativa popular", "del pueblo" y de "los trabajadores"). Pero en su multiformidad orgánica, a posteriori, sus ideas políticas determinan la forma política organizativa que escogen, pero siempre la posición de clase sigue determinando  sus ideas y su unidad en los objetivos;  conformado todo ello por las condiciones políticas concretas nacionales en que se organizan y desenvuelven su acción.

    Si esto es así, y desde luego que es así, el proletariado panameño o de cualquier otro país debe también organizar su propio partido, su propio Estado Mayor, su núcleo dirigente, asumiendo como fundamento para su construcción y consolidación la ideología del Marxismo-Leninismo, hoy Maoísmo. Esta verdad concreta,  revolucionaria, Borón y sus epígonos por más que se empeñen, aunque vayan y se refugien tras un guacho "retorno postmodernista  al marxismo originario", jamás podrán desvanecerla.

   Él, a lo largo de toda su relectura del ¿Qué Hacer?, no alcanza a resolver la contradicción Liberalismo o Marxismo-Leninismo en materia de organización, ni se atreve a formular su verdadera antinomia con el leninismo: centralismo-democrático o  democracia formal y horizontal. Pero, muy torpemente oculta su verdadero pensamiento, él niega la necesidad de existencia de un Partido Comunista y fundamentado en el Marxismo-Leninismo.  Con ello paga tributo ideológico y político a la burguesía, la cual de siempre ha negado al proletariado el que cuente con su propio partido y se dote de una ideología científica y revolucionaria, probada en mil combates como el Marxismo-Leninismo, hoy Maoísmo, tercera y superior etapa del Marxismo. 

   La clase obrera necesita de un partido intransigentemente clasista, consecuentemente revolucionario e internacionalista, que le conduzca a enfrentar y derrotar a sus enemigos de clase, a la burguesía, al imperialismo y a los terratenientes semifeudales. De un Partido Comunista que le organice en su lucha de clase, le dirija victoriosamente a la revolución proletaria socialista y a la instauración de la Dictadura del Proletariado. En consecuencia: Quién  niega o rebaja la idea de que la clase obrera necesite de un tal partido revolucionario para emanciparse, la desarma ideológica, política y organizativamente. Por lo que, quién ha eso se dedica debe ser desenmascarado y combatido como un enemigo de clase.

  ¿PARTIDO DE LOS DIRIGENTES O PARTIDO DE LAS MASAS? 

   En América Latina, como en Panamá, se han ido conformando y actuando una serie de movimientos sociales de masas al calor de las desastrosas consecuencias de la política económica imperialista y de las clases dominantes en cada uno de los países latinoamericanos, de marcados signos anti-semifeudales, anticapitalistas y antiimperialistas. Evidentemente, en ellos, participan los Partidos Comunistas, aunque como uno más de las fuerzas políticas combatientes y no como fuerza dirigente. Al respecto, ¿qué es lo esencial? Lo esencial es el hecho que dichos movimientos políticos de masas tienen a su cabeza a fuerzas no proletarias, centristas y con marcados prejuicios anticomunistas. Esto es que son movimientos de masas democráticos burgueses con conducción de la burguesía de izquierda, reformista, legalistas, parlamentaristas y concertacionistas. La gama de posturas políticas es extencisíma, pero lo que les une es el pacifismo, el rechazo de la lucha de clases y sus prejuicios anticomunistas. Sobre esos prejuicios se monta Borón  para lanzar una andanada contra la teoría marxista-leninista, en general, e invalidar la teoría leninista del partido en particular. 

   Él sabe que una de las consecuencias de la contrarrevolución antisocialista, esto es la traición de los revisionistas modernos soviéticos,  chinos y los otros encaramados en las direcciones de los Partidos Comunistas de los primeros países socialistas, ha sido el debilitamiento de la confianza de la masa del proletariado  en dichos partidos. Ellas se han sentido engañadas, estafadas y frustradas en sus expectativas con respectos a esos  partidos. No alcanzando a comprender el cómo esos partidos nacidos como destacamentos de combate, como vanguardia revolucionaria y consciente de la clase obrera, de portadoras del cambio del capitalismo al socialismo, degeneraron en reformistas,  en destacamento revisionistas burgueses y devinieron en tropas de asalto al servicio del capitalismo. Sobre los escombros del movimiento obrero y comunista, ahora, se han lanzado las cohortes del neorevisionismo para obstaculizar el resurgir de la consciencia de clase comunista en las masas obreras y populares.

   Si les escuchamos la causa de la degeneración de esos partidos resultaría ser la dirección de un sólo partido a lo largo de todo el proceso ininterrumpido de la revolución y construcción del socialismo. En la URSS, según ellos, se a puesto el acento de manera abstracta y absoluta en el Partido. De ahí, resultaría que en vez de la dictadura del proletariado hemos tenido la dictadura del Partido.

   Para nosotros, los que guardamos fidelidad al Marxismo-Leninismo, eso es erróneo teórica y prácticamente. Ya en su momento Lenin ha criticado duramente esa falsa  antinomia  de "¿Dictadura (del partido) de los Dirigentes o  Dictadura (del partido) de las masas?". Calificándola de frase "anarquista" y de "infantilista de izquierda". (Al respecto remito a su escrito El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo, de 1920).  ¿Cómo  puede proclamarse discípulo de Lenin, quién pisotea los principios  leninistas? Lo escrito está escrito, lo hecho está hecho, y la única posición consecuente que queda es: Lo tomas o lo dejas.

   Para nosotros es totalmente erróneo oponer las masas al partido en el proceso de la revolución y en el socialismo. Dado que el Partido recluta continuamente los mejores elementos salidos del seno de la masa de la clase revolucionaria. Aunque, ciertamente, entre el Partido proletario y la clase proletaria existen contradicciones subjetivas, pero las mismas no son nunca antagónicas. Eso porque la masa de la clase es la que le da sustancia y vida al Partido. Las masas son precisamente las que asumen y realizan las tareas de la revolución en sus diferentes etapas sucesivas, así lo hacen también en la construcción de la sociedad socialista en tanto en cuanto son dirigidas por auténticos comunistas revolucionarios. La práctica política, efectuada en 67 años de lucha y construcción en los primeros países socialistas, nos demuestra que en ellos la construcción política, ideológica y organizativa del Partido es el eslabón clave de toda la cadena: El Partido Comunista debe aplicar correctamente el centralismo democrático, cuidar el más estrecho entrelazamiento con las masas, cuidar su composición de clase a todos los niveles como la niña de sus ojos, aplicar un estilo de trabajo correcto, tener una línea general y un espíritu revolucionario proletario.

   Para un comunista (marxista-leninista), para todo auténtico leninista, es razón de su vida: Tener confianza en el Marxismo-Leninismo, hoy Maoísmo, tener confianza en el Partido, tener confianza en la clase obrera, tener confianza en la revolución y el tener confianza en nosotros mismo. Todos esos elementos en su conjunto nos dan la definición de qué es ser marxista-leninista. El pintarrajo que nos da Borón y sus semejantes de los Marxistas-Leninistas, es sólo eso una  jugarreta de su mente de renegado revisionista.

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Datos personales

periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.