El Gran Sol Rojo del Amanecer

jueves, 23 de septiembre de 2010

BALANCE CRITICO DE LA HISTORIA DEL PARTIDO DEL PUEBLO

BALANCE CRÍTICO DE LA HISTORIA DEL PARTIDO DEL PUEBLO

Nueva Democracia,
Órgano Central del PC (ML) de Panamá                        


ALGUNAS PALABRAS INTRODUCTORIAS

   Ha terminado el largo predominar ideológico y político del revisionismo moderno internacional –el oportunismo burgués de derecha en el poder- y que ha infeccionado a todo el movimiento comunista y revolucionario internacional. Han sido 33 años, de subversión y zapa de las más caras conquistas  políticas y sociales socialistas de la clase obrera mundial: derrocamiento de la dictadura del proletariado, restauración del poder burgués, restauración del capitalismo en forma de monopolista de estado e impulsión de una salvaje política social-imperialista; y dónde no estaba aún al poder, hecho degeneración y rompimiento de la unidad del movimiento comunista y revolucionario, y saboteado los movimientos y las luchas de liberación nacional antiimperialista de los pueblos nacionalmente oprimidos.

   La otrora gloriosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, base de apoyo del relanzamiento de la revolución mundial, inclusive de nombre ha desaparecido del mapamundi político mundial. Desintegrado es el ex-Campo Socialista y el Movimiento comunista oficial, una vez degenerado, yace en pedazos esparcidos por doquier.

   Algunos, quizá de buena fe, creen ver en esos acontecimientos la prueba del fracaso del revisionismo. De nuestra parte no creemos que haya sido así. Puesto, lo que así pensasen inconcientemente distorsionan su base, carácter (de clase),  dirección y objetivos asignados.  Los revisionistas modernos, en el poder o no, han cumplido su misión con creces y conscientemente. Así ha sido no por miopía política o “errónea” línea táctica y estratégica, sino porque ha sido el papel y tareas que le ha obligado a cumplir la burguesía “roja”, la burguesía liberal-reformista y el imperialismo. Y el que, después de cumplida su misión, éstos últimos le hayan apartado de un puntapiés del poder o de las área cercanas al poder no vanífica nuestro señalamiento, sino que lo confirma.

   Reconocer  esto no significa reducir un ápice la heroica, firme e intransigente lucha de los auténticos comunistas revolucionarios y de los auténticos marxistas-leninistas de todo el mundo, con miras de denunciar e impedir tan monstruoso crimen político en daño del proletariado internacional. Al contrario, si hay algo de la cual debemos estar orgullosamente satisfechos, pese a la desventaja táctica y a la escasez de medios, hemos sido nosotros los victoriosos en esta titánica lucha ideológica de larga duración en defensa de los principios universales del Marxismo-Leninismo.

   Hemos sido nosotros, maoístas, los que casi solos y marchando contracorriente, bajo los tiros graneados de tirios y troyanos, los que con tiempo les denunciamos, desenmascaramos y combatimos. Si hoy, la flameante bandera roja del comunismo  ondea en la más alta montaña del Himalaya, en las frondosidades selváticas de filipina, en los Andes de Nuestra América, así como en las ciudades de la Europa, América y África, es gracias a nuestra firme lucha ideológica y política anti-revisionista, anti-capitalista y anti-imperialista. ¡Somos, orgullosamente, los más dignos hijos y continuadores de los Grandes Maestros Marx, Engels, Lenin, Stalin y de la gloriosa Internacional Comunista!

   Esa herencia histórica es la que queremos rescatar los comunistas (marxista-leninista) de Panamá. Puesto que de esa herencia, historia y lucha hemos y somos parte. No sólo combatiendo al revisionismo moderno internacional, sino que desenmascarando y luchando contra su engendro malévolo en nuestro país: la camarilla dirigente revisionista del Partido del Pueblo.

   En esa lucha contra la desviación contrarrevolucionaria y anti-comunista de la dirigencia partidopueblista, con el objetivo de que los revolucionarios panameños sepan sacar lecciones de esa amarga experiencia y aprendan a relanzar la revolución social en nuestro país, el Buró Político de nuestro Partido ha elaborado, discutido y aprobado darle publicación al siguiente documento, intitulado “BALANCE CRÍTICO DE LA HISTORIA DEL PARTIDO DEL PUEBLO” y el ponerlo a circular internacionalmente, entre Organizaciones Revolucionarias, Organizaciones  y Partidos Marxistas-Leninistas de América Latina y del resto del mundo. Paralelamente, dicho documento está siendo publicado  en nuestro país y a través de nuestro Órgano Central Nueva Democracia. Confiamos el mismo sea bien recibido por nuestros lectores y, asimismo, esperamos con beneplácito la  crítica constructiva que a bien tengan ofrecernos.


Por el Buró Político,
Camarada ANTONIO GONZÁLEZ
Secretario General del Buró de Reconstrucción
                                                             Del Partido Comunista (marxista-leninista) de Panamá




  
 UNA ESTAFA QUE HA DURADO 63 AÑOS

BALANCE CRÍTICO DE LA HISTORIA DEL PARTIDO DEL PUEBLO

La historia de la clase obrera panameña nada tiene  que ver con esa gran estafa política que ha sido el PP, sino que se continúa con el Partido Comunista (Marxista-Leninista) de Panamá

   Con las resoluciones IXº Congreso, un evento ha duras penas montado, se percibió  lo que ya era pública evidencia desde  hace muchas décadas, el Partido del Pueblo, dicho “de los comunistas panameños”, es un cadáver insepulto con el trostkysmo como sudario. Allí están, negros sobre blanco, la des-marxleninización y el acodamiento al viejo liberalismo político, de rancio abolengo semi-feudal en materia ideológica; en política su renegamiento renuncia a toda actividad proletaria independiente, la adaptación falaz al interclasismo burgués y renuncia a la lucha de clases; finalmente, el abandono de la concepción leninista en materia de organización partidaria (1). Esto es, el autoreconocimiento oficial de su fracaso histórico. Nosotros comunistas (marxista-leninistas) confiamos que, de ésta apostasía final de la camarilla dirigente, los sinceros militantes de base de ese partido que aún creen en la revolución social y quieran continuar comunistas como lo han sido Marx, Lenin y Stalin sepan extraer serias y profundas lecciones al hacer balance crítico de la historia del PP, para tomar conciencia del por qué y cómo él ha arribado a esta liquidación ideológica y política, para que se evite en el próximo futuro se repita una similar amarga experiencia, no se despilfarren más las siempre frescas energías de la clase obrera y de las nuevas generaciones populares, para que puedan establecer que es lo que toca hacer para proseguir la lucha de clases por la conquista del poder político por parte de la clase obrera.

   Para ayudarles en este fundamental balance que, de una u otra manera, atañe al futuro y papel del proletariado panameño y de las masas populares del país, y por qué no al mismo futuro de nuestro Partido, hemos querido ofrecerles este documento.

   Nosotros comunistas (marxista-leninistas) no estamos sorprendidos de esta bancarrota ideológica, política y organizativa del Partido del Pueblo, siempre hemos considerado, aun desde cuando éramos militantes y cuadros dirigentes dentro de él y luchábamos contra el oportunismo de derecha de su clique dirigente, que tarde o temprano ese sería su final. Sólo que pensábamos ello sería logrado desde la izquierda bajo nuestros golpes críticos y de los de aquellos camaradas de base del PP en la que fuera madurando la conciencia de la senda de traiciones de Souza y su camarilla.

   Desde 1965, más aún cuando se hizo evidente el apartamiento de la camarilla dirigente del PP de la lucha popular contra el cuartelazo del 68 y su escandalosa componenda con la dictadura militar-fascista, nos hemos secado la garganta y mesado los cabellos para explicar a los camaradas que tal partido era un partido revisionista, colaboracionista y social-traidor, y que sus dirigentes no han tenido nunca interés alguno en guiar a la clase obrera al derrocamiento de la dictadura militar, conquistar el poder y avanzar al socialismo. Ahora, paradojalmente, Souza, el heredero directo del Solanismo (2) y cabeza dirigente de por vida de la pandilla neo-solanista encumbrado en ese partido, que una vez se ufanó ante los militares en el poder de habernos expulsado y habernos liquidado (políticamente), con el culmine de su marcha liquidadora trotskysta, es quién nos da la razón histórica. 

    Mejor que haya sido así, un desgaste menos para nosotros en la limpieza del espacio que llenaba un partido que obstruía el camino que va por la independencia nacional y la nueva democracia popular hacia el socialismo. No hay por qué arrugar la cara, como tampoco es correcto sentarse en el cordón de la acera y ponerse a llorar, todo lo contrario hay que estar contentos, ya que por fin ha terminado una estafa política que ha durado sus 63 años. Ahora ya puede cambiar de nombre o seguir autodenominándose “de los comunistas panameños”, restará el hecho de que el PP nunca ha poseído la sustancia ideológica y política que esperaban sus militantes de base. Lo esencial aquí es no el nombre o la ritualidad simbólica, si no el balance político de su historia. Sólo así vendrá al descubierto sus fundamentos revisionistas, de ahí comprender su permanente ubicación de “izquierda” dentro del sistema oligárquico de poder, su integración al capitalismo burocrático y su colaboración estrecha con la dictadura militar de esos desvergonzados agentes de la CIA que fueron los generales Torrijos y  Noriega.

   La liquidación del Partido del Pueblo, así como la capitulación de los regímenes revisionistas de la Urss kruscheviana-gorbatchovista, de la Europa oriental y de la China de Teng Siao-ping de cara al imperialismo y al capitalismo, son pruebas del fracaso completo a nivel histórico, ideológico, estratégico y práctico del revisionismo moderno, su inconsistencia, su incapacidad de perdurar en el tiempo.


   Por largos años el revisionismo moderno u oportunismo de derecha, en el poder o no, ha más que engañado estafado a la clase obrera y a los pueblos del mundo pero al final han terminado haciendo bancarrota, renegando de sí mismo, autoliquidándose y retornando a su fuente de origen el liberalismo burgués disfrazado alguna veces de “comunistas renovadores” y/o de social-liberales. 
 

I.- El elemento fundamental del balance de la historia del PP es la estafa    política.

   El elemento fundamental que caracteriza la historia del PP es la estafa política.

   En efecto el Partido del Pueblo se ha constituido en 1943 no para abatir el capitalismo, romper el yugo neocolonial del imperialismo yanqui y avanzar al socialismo, por medio de la lucha de clases y la revolución social ininterrumpida, sino que con la pretensión pequeñoburguesa de reformar el capitalismo comprador, emblanquecer al imperialismo yanqui y “democratizar” el sistema oligárquico de poder estatal y gubernamental, por medio del electoralismo, el legalismo, el pacifismo, el parlamentarismo, en fin del participacionismo mientras que en realidad en todo el transcurso de su historia ha laborado por sabotear la lucha de clases, por entrabar la revolución social, renegar de la violencia  revolucionaria, defender la democracia burguesa semi-feudal e integrar en ella a la clase obrera.

   Pregonando por todos los medios, beneficiándose malévolamente del apoyo directo y financiero de la camarilla revisionista kruschevista en el poder en Moscú y de la ansia histórica del proletariado panameño de tener su propio Estado Mayor político, de ser el “partido de los comunistas panameños” a todo lo largo de sus 63 años de existencia política no ha hecho otra cosa que engañar y estafar a la clase obrera. Poniendo al mando de su gestión política no el marxismo-leninismo y la estrategia y la táctica proletaria revolucionaria, sino que revisionismo, reformismo y liberalismo.

   Esta estafa política ha sido posible gracias a un lento, gradual y sistemático trabajo de des-marxileninización, des-ideologización y liberalización de los militantes, de los elementos más avanzados de la clase obrera y de los trabajadores, de las masas juveniles, femeniles y populares. Beneficiado también de esa sucia campaña psicológica de las clases dominantes consistente en presentarles aviesamente como los “auténticos comunistas, enemigos de la democracia y la libertad”, revestirlos de una aureola revolucionaria que nunca han tenido y nadie mejor que ellas lo saben.

   A través de mil subterfugios, de miles pequeñas y grandes triquiñuelas encaminadas a mantener en la derecha el eje posicional del partido, el PP en el transcurso de seis décadas ha logrado despotenciar la carga revolucionaria de la clase obrera, des-comunitizar a las nuevas generaciones, erradicar la concepción marxista-leninista de la emancipación de la mujer de la conciencia de las masas femeniles.

   Los comunistas (marxista-leninistas) panameños han trabajado cuanto le ha sido posible por  denunciar y evitar este monstruoso crimen político e ideológico, con todo no hemos alcanzado a lograrlo, porque o ya nos ha faltado la fuerza organizativa o ya los medios económicos y técnicos para hacer llegar nuestra voz a los militantes del Partido del Pueblo como a las masas trabajadoras, y porque ningún dirigente de ese partido, que aún osa no bajar de sus labios la palabra “comunismo”, jamás ha movido un solo dedo para indicarle a las masas obreras y populares la justa senda del Octubre ruso y del Octubre chino. Peor aún, en confrontación con nosotros todos ellos, apandillados, haciendo recurso al anti-comunismo más soez, han contribuido a la campaña de “cerco y aislamiento” de los maoístas panameños.

   Con todo allí quedan los actos nuestros dirigidos a desenmascarar y denunciar, por lo menos a nivel ideológico, teórico y estratégico, al más podrido de los partidos revisionistas de América Latina. Primeramente, allá por los 60, luchando en su interior como Fracción Ala Proletaria. Después, luego de nuestra anti-democrática expulsión de ese partido en 1970, como partido Frente Obrero Socialista (Marxista-Leninista), lucha que hemos continuado hasta hoy como miembros del Partido Comunista (ML) de Panamá. En esta lucha,  mientras la camarilla comunotraidora dirigente del Partido del Pueblo, acodándose al pensamiento liberal-reformista, a lo largo de todos esos años ha ido tirando uno tras otro consagrados principios marxistas-leninistas, renegado de los postulados teóricos, estratégicos y tácticos probados en mil batallas de la IIIª Internacional, invalidando las enseñanzas de la Gran Revolución de Octubre de 1917, denunciado y condenado al Gran Dirigente Proletario José Stalin, finalmente identificándose y apoyando la degeneración revisionista de los sucesivos jefes de fila que se han turnado en la dirección del PCUS, rechazado y atacado al más  grande marxista-leninista de nuestro tiempo el camarada Mao Tse-tung, y haciéndose cómplices de los enterradores del socialismo en la URSS y en el Campo Socialista; nosotros, en cambio, hemos levantado la bandera del Marxismo-Leninismo; reivindicado y haciendo nuestros a todos los Cinco Maestros del Proletariado Internacional; persistido en la doctrina leninista de la revolución ininterrumpida por etapas, la inevitabilidad de la violencia revolucionaria y la guerra popular prolongada como su medio de concreción, en la necesidad de la dictadura de nueva democracia como forma de la dictadura del proletariado teniendo como mando y guía a un auténtico Partido comunista combatiente y siempre fiel al Marxismo-Leninismo.

   Es a esta posición y a este análisis que resulta necesario remitirse y de la cual se ha de re-partir para continuar de ahora en adelante la lucha contra el revisionismo, mudado de piel como las serpientes, ya presentándose como neorevisionismo o ya como liberal   socialismo. En efecto, si actualmente el revisionismo u oportunismo de derecha aún no tiene un Cuartel General Central organizado a nivel mundial, esto es si Souza y sus más estrechos colaboradores aún andan como terneros sin vaca madre, ello no significa que esa lucha ha acabado, sea porque el revisionismo mientras viva el capitalismo continuará existiendo en la forma de reformismo, parlamentarismo, participacionismo y constitucionalismo, etc., sea porque ellos llegasen con la ayuda de la burguesía panameña o latinoamericana a reciclar a ese cadáver insepulto que es el PP, tenderá inevitablemente a infiltrarse a lo interno de nuestro Partido en la medida en que vayamos creciendo a nivel nacional o a cualquier otro partido auténticamente revolucionario.

   Nuestra lucha contra el revisionismo de la dirección partidopueblista ha sido no sólo una batalla teórica y política, sino que también sindical terreno en el cual nuestros militantes han sido expulsados y agredidos físicamente, porque sectores de masas impulsadas por dirigentes revisionistas no comprendían ni aceptaban nuestras denuncias del revisionismo del PP y del socialimperialismo soviético ya que les consideraban “comunistas” y a nosotros “anti-soviéticos”. No obstante, en esta lucha no nos hemos dejado condicionar ni por los falsos “marxistas leninistas” ni por los oportunistas trotskistas quienes nos han amonestado, reiterativamente, dizque porque “gastábamos mucho material atacando a los partidopueblistas” y que “atacábamos al partido obrero más grande de la izquierda”, como tampoco por el hecho de la desfavorable relación de fuerza entre nosotros y nuestros adversarios; aprendiendo de Lenin y Mao, de que quién aparentemente es un gigante, más fuerte y que cuenta con mayor presencia de masas que nosotros en realidad es débil, no nos hemos dejado atemorizar y hemos respondido a cara descubierta a cualquier elemento revisionista o pro-revisionista que se haya levantado contra la revolución y contra nuestro Partido, eso porque somos concientes que se  trataba de un coloso con los pies de barro o de un enemigo del pueblo; porque estamos en lo justo, de parte del Marxismo-Leninismo, hoy Maoísmo, seguros de que la verdad revolucionaria finalmente siempre vencerá. Concientes de que, aun si fuésemos cortados en mil pedazos, la chispa revolucionaria la hemos encendido, lo dicho está dicho, lo escrito continuará escrito, y, de ahora en adelante nada continuará como antes.

   Lo que cuenta es que esa estafa política ha terminado, que al cadáver insepulto sólo queda enterrarlo definitivamente; como que también en Panamá ha existido y existe un Partido que lo ha desenmascarado y combatido intransigentemente en una lucha ideológica de larga duración: y eso ha sido posible porque nuestra clase obrera, centralmente sus sectores más avanzados, ha sabido ser fuente de renovamiento político e ideológico muy a pesar de haber padecido 63 años de estafa revisionista y sabido romper con él. El movimiento obrero panameño sale pues con la cabeza bien alta de la vergonzosa derrota del oportunismo partidopueblista, gracias a que ha tenido quién tan dignamente lo ha representado en esta batalla a nivel nacional que internacional entre el marxismo-leninismo y el oportunismo de derecha. A quienes nunca hemos dejado de tener plena confianza en el Marxismo-Leninismo, hoy Maoísmo, confianza en el Partido, confianza en la clase obrera, confianza en la revolución social y confianza en nosotros mismos. 
  

II.- Las fases de la estafa

      Para los escritores del Partido del Pueblo la historia de éste se enlaza con la fundación del Partido Comunista de Panamá (Sección de la IIIª Internacional). Así Miguel Porcell consagrando la leyenda oficial apunta, “…fundado el 4 de abril de 1930, ha pasado en su desarrollo por varios períodos. El primero lo llamamos del ‘Viejo P.C.’ que va desde su fundación hasta la década del 40… El segundo termina en los primeros años del 50; y el tercer período, el actual…” (Prologo a Documentos Históricos, Partido del Pueblo. Pág. 5). Mientras subsista en el hombre la habilidad de escribir, cada quién es libre de escribir como quiera. Lo único que se le exige respete la exactitud de los hechos históricos y respete la inteligencia de quién va a leerlo. Me acojo a éste último postulado, consagrador de la  mínima respetabilidad que se le exige a un autor, para manifestar mí disentimiento de la manera poco honrada con que el señor Porcell presenta tal periodización histórica de la vida de su partido. Según mí criterio ese señalado “primer período”,  en la que se liga al PCP (Sección de la Internacional Comunista)  a la historia del  Partido del Pueblo, y por la cual se convierte  a éste último en continuador y heredero directo del primero, no es cierta en absoluto. Nada une al PP con el PCP, salvo la presencia en uno y el otro de un oportunista de derecha  de buena fe como Cristóbal Segundo, engañado por bribones y oportunistas conscientes.

   En nuestro criterio históricamente la gran estafa política del PP en perjuicio de la clase obrera panameña ha tenido tres grandes fases de desarrollo: la fase de su fundación bajo control e influencia de Earl Browder, secretario general del PCUSA y padre putativo del revisionismo moderno,  Celso Solano y la retoma del poder en el partido de la camarilla neo-solanista, luego del vientecillo marxista-leninista del III Congreso, (la que ha abarcado de 1943 a 1956); la fase del entrelazamiento del oportunismo neo-solanista con el revisionismo moderno kruschevista y la lucha de los marxistas-leninistas contra ellos, dentro y fuera del PP, (la que ha abarcado de 1957  a  1972); y, la tercera fase (1972-1989) signada por su colaboración desenfadada con la dictadura militar-fascista, su papel co-gobernante y, finalmente, la ruptura de la alianza estratégica por parte del Prd. Vaya dicho además que unas tales fases no están  rígidamente separadas sino que, como veremos más adelante, concatenadas y consecuencialmente ligadas entre sí.

   Lo característico, en esta historia, es que el PP desde su fundación a la fecha ha estado en mano de la Gran Burguesía criolla, de la burguesía imperialista yanqui y de la burguesía imperialista gran rusa, primero por intermedio  de la pandilla solanista, posteriormente de la camarilla souzista, revisionista y socialfascista.

   A algunos podrá parecerle injusto este señalamiento nuestro, quizá piense que es dictado por el encono sectario “maoísta”, pero no es así. Concordará  conmigo todo lector con un mínimo de experiencia teórica y política marxista-leninista o un mínimo de sentido común, que un partido comunista o autoreclamado “comunista” nacido como destacamento de combate revolucionario de la clase obrera una vez degenerado o dominado por el revisionismo, no se convierte en un común partido de opinión  burgués, si no que en tropa de asalto de la gran burguesía, en partido sustancialmente fascista. ¿No acaso, todos aquellos señores que aún ayer cantaban La Internacional en la Plaza Roja de Moscú y juraban su fidelidad a Lenin, hoy, devenidos capitalistas se han convertido  o en agentes del imperialismo occidental o se ponen la camisa parda del nazismo? ¿No acaso el camarada Mao, el más grande marxista-leninista y revolucionario proletario de esa segunda mitad del Siglo XX, no ha indicado que el revisionismo moderno es la burguesía dentro de las filas del movimiento comunista y obrero?        

1.- La  fase de 1943 a 1956.

   Sin que se tome, pues, como una aceptación de la  pretendida periodización ofrecida por el sr. Porcell, resulta claro que para comprender las raíces sociales, políticas e ideológicas que han dado origen al Partido del Pueblo y marcado su desarrollo algo tenemos que decir en esta historia del así llamado tan irónicamente “Viejo PCP”.   Hecha esa salvedad, comencemos. Por orientación del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, del 1 al 12 de junio de 1929 se realizó la Iª Conferencia de los Partidos comunistas latinoamericanos en Buenos Aires, Argentina. Junto a los Partidos de Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Méjico, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela en dicho forum se hizo presente una delegación panameña, representando al recién formado Partido Laborista de Panamá.

    Antes de regresar al país la delegación panameña fue abordada por Vittorio Codovilla, Secretario General del PCA. Entre otras cosas, él les apremió para que transformasen al Partido Laborista en Partido Comunista. Ese, que duda cabe, sería un paso históricamente positivo. Pero, es el caso que Codovilla no conocía la situación económica y social concreta de Panamá, un país sin industrias, agrario autoconsumista y de latifundismo feudal, amen de dependiente de la economía canalera, con un proletariado heterogéneo y con lengua y cultura diversa todo lo cual vaticinaba las dificultades conque se las habrían los futuros comunistas istmeños. Pero, realmente, él tenía otras miras para sus afanes y apresuramientos oportunistas y aventureros. Codovilla buscaba, además de la creación de PC’s latinoamericanos influenciados y ganados para la interpretación “eurocentristas” oficial del PCA, el neutralizar la influencia de los PC’s  mejicano y cubano, el ganar colocación en el seno del CEIC. Así el 4 de abril de 1930 fue fundado el Partido Comunista de Panamá (Sección de la IIIª Internacional).

    No había en ese entonces, en nuestro país, un proletariado estable y con un mínimo de experiencia en la lucha política de clases que le sirviese de base social, ni una base ideológica socialista previa, si no un cocinado de un Liberalismo  socializante, con un Anarquismo liberalizante y un Aprismo descolorido. Por su composición social, dado entre los sectores populares predominaba una políticamente activa capa social de profesionales, intelectuales y artesanos rebeldes por apartados de la vida social y política oficial y de la fastuosidad en que vivían las familias aristocráticas (Grandes Propietarios territoriales, Casatenientes y creciente capa de los comerciantes compradores) económica y políticamente dominantes, aquellos pasaron a ser la capa dirigente del recién formado partido. 

   En ésta mezcla informe, política e ideológica, el Marxismo-Leninismo resultaba sacrificado. No es pues de sorprender que, en sus trece años de existencia, el Partido Comunista de Panamá fuese de la nada a la nada.
  
 No obstante, pese un tal déficit ideológico y político que conllevaba en su seno, el Partido Comunista de Panamá ha cumplido las tareas que el gran momento político internacional que nacional le imponían. Pese a su relativo aislamiento de las masas proletarias, ninguna duda cabe de ello, él se esforzó en allanar el abismo que le separaba de ellas, de dar respuesta a la necesidad histórica de la clase de dotarse de su equipo político dirigente.  Es caracterizable su gran esfuerzo, pese a la escasez de medios  y su evidente bajo nivel de compresión del marxismo-leninismo, dicho Partido ha desarrollado un trabajo político de divulgación de los avances y logros de la construcción del socialismo en la URSS, de la enconada lucha por la consolidación de la Dictadura del Proletariado allí y de su papel de vanguardia en la lucha por la defensa de las conquistas sociales y políticas socialistas, de defensa de la paz y por la seguridad colectiva contra los portadores del peligro de guerra y de guerras en el plano mundial, de la grandiosa y férrea acción dirigente del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, y bajo el liderazgo del camarada José Stalin, entre las masas obreras y masas populares del país del socialismo.

   Estableciendo, asimismo,  el PCP sus tareas políticas inmediatas necesarias para avanzar al triunfo del socialismo en Panamá. Con grandes esfuerzos y sacrificios aprendieron a inmergirse en las luchas sociales, reivindicativas y patrióticas de ese momento. Dotarse de una base social propia, artesanal y obrera, lo que le permitió participar activamente en los acontecimientos políticos nacionales e internacionales. En ese trabajo de hormiga, dentro y fuera del sistema social semi-feudal y neo-colonial, contó con el apoyo y las directrices generales del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, con la intermediación del Buró del Caribe de dicho partido comunista mundial.

    Esos pasos adelante pronto le consistaron el odio anti-comunista y los ataques del imperialismo norteamericano y de las clases dominantes internas. El joven, débil e inexperto Partido Comunista panameño fue atacado desde dentro y desde afuera. Para desviarlo de la justa senda revolucionaria y entrabar su bolcheviquización, la alianza negra del imperialismo yanqui, los grupos dominantes y la clique gobernante crearon ad arte corriente políticas reaccionarias e ideológicamente desviacionistas. Así se promovió en el seno de las masas populares movimientos pro-fascistas (Acción Comunal y otras corrientes nacionalistas de derecha), entre los obreros y campesinos la corriente socialdemocrática (Partido Socialista de Panamá, fundado en 1931). Las que en su diversidad de formación encontraban su punto de engarce en la promoción del odio anti-comunista, su feroz oposición a la  lucha de clases y a  la revolución social; su odio, en fin, a todo lo que representase a la Internacional Comunista y a su Sección más prestigiosa el Partido Comunista (b) de la Unión Soviética y a su máximo dirigente el camarada José Stalin.

    No sólo eso, el imperialismo y las clases semi-feudales dominantes en el país sacaron del basurero de la historia, dónde le había echado luego de su derrota ideológica y política en la URSS y en el Movimiento comunista internacional, al trostkysmo para utilizarlo como perro de presa contra el Partido Comunista de Panamá. Al que se le encomendó la tarea de sembrar dudas en el seno de la militancia, disidencias internas disgregadoras para así minar y hacer degenerar desde adentro al Partido. Dura y desgarradora fue la lucha política e ideológica por la pervivencia del Partido Comunista de Panamá en ese entonces, aunque resulte hoy una labor casi imposible el reconstruirla, por la falta absoluta de datos y documentación al respecto –gracias a la labor destructiva de los mismos llevada acabo por los oportunistas que, posteriormente, se han entronizado en el seno del movimiento comunista panameño-.

   Con todo, resulta claro que contra el joven Partido Comunista de Panamá (Sección de la Internacional Comunista), para impedir se implante firmemente en lo hondo y profundo de la clase obrera y de las masas populares, se haya, parafraseando al camarada Stalin, creado un frente único hostil que ha abarcado desde Roosevelt, la dupleta Hitler-Mussolini, la burguesía semi-feudal, el fascismo criollo, el socialismo burgués hasta el trostkysmo.

   Así, para 1935, cuando las resoluciones del VIIº Congreso Mundial de la Internacional Comunista, aquellas que llamaban a las diferentes Secciones nacionales de la Internacional a la constitución de Frentes  Únicos anti-fascistas y anti-imperialistas a nivel internacional y nacional, dadas las vacilaciones y desviaciones ideológicas que dominaban en el seno de la Dirección del Partido Comunista de Panamá le condujeron a interpretarla torcidamente, dándole una connotación oportunista de derecha, conciliacionista y electorera. Esto es, el que dicho Partido perdiese su independencia ideológica y política y marchase a la cola de los partidos políticos de la gran burguesía semi-feudal panameña. ¿Por qué ocurrió eso? ¿Por qué esa desviación de una clara y consecuente directiva general dictada por la Internacional Comunista?

    Algunos, hoy día, centralmente trotskystas y revisionistas modernos, creen ver en la raíz de dicho fenómeno político en el seno del Movimiento Comunista Internacional de entonces una errónea evaluación de la situación política mundial y del carácter de la guerra por estallar y, de ahí, una desviación derechista en la directiva de conformar los frente populares anti-fascistas y anti-imperialistas. Presentando tal posición como una traición al “leninismo”, a la línea de “clase contra clase”, la propugnación de la “colaboración de clase nacional e internacionalmente”, a la renuncia del “internacionalismo proletario” y “a la revolución socialista”, todo ello en aras de salvaguardar los “intereses nacionales” de la Rusia de Stalin. Así, para ellos, teóricos burgueses, el camarada Stalin por un “nacionalismo estrecho” (Trotsky) y el  “abandono del internacionalismo proletario” (Poulantza), ha sacrificado la revolución socialista mundial. Con ello, además, propiciado el desborde del oportunismo de derecha en los diversos Pc’s., y panameño en particular. ¿Sería inútil, ahora, desvanecer ésta calumnia contra Stalin, el PCUS (b)  y la IIIª Internacional?
 
    No lo creemos.    Por lo que me perdonaran los lectores, abusando de su paciencia, haga una rápida excursión en el tema. La Internacional (por ende, Stalin. ¿Está bien?), tomando en cuenta la agresividad guerrerista de las potencias imperialistas fascistas, la política de “apaciguamiento” de las potencias imperialistas dichas “democráticas”, empeñadas en dirigir la agresión nazi-fascista contra la URSS, a prestamente individualizado la contradicción principal del momento político mundial (aquella inter-imperialista) y el aspecto principal de la misma (aquella que enfrenta a los pueblos y naciones imperialistas dichas “democráticas” y aquellas potencias bajo dictadura fascista),  rápidamente saca conclusión estratégica. La necesidad y urgencia de organizar y unificar el campo anti-fascista y enfrentarlo al campo de las potencias fascistas, conjurar la guerra o de ser provocada derrotarlas militarmente, así se crearían las bases para el ulterior relanciamiento de la revolución proletaria socialista mundial.

   De ahí la decisión del Comité Ejecutivo de la IIIª Internacional, luego de la constatación del hecho objetivo de que la contradicción fundamental entre el mundo del socialismo y el mundo capitalista ha dado lugar de primera punta a la contradicción entre las potencias imperialistas, a seguir por todos los PC’s del mundo de enfrentar la agresión nazi-fascista con la constitución de dichos Frentes Únicos Anti-fascistas y aquellos anti-imperialistas. Dicha orientación general ha demandado los mismos hagan una correcta interpretación del contenido de la guerra mundial en desarrollo y el que elaborasen su línea de conducta política según las condiciones concretas de país por país. El objetivo general y fundamental de la lucha ha sido el derrotar a la bestia fascista, tarea que será diferente según la diversidad de las situaciones concretas  con la que se enfrentan los diversos PC’s y la material imposibilidad, objetiva, de la necesaria recopilación de los materiales indispensables para la elaboración de una línea general única para todos ellos.
  
   Salir del paso, ante tal complejidad de la lucha, con una definición general y abstracta como aquella que la guerra mundial es imperialista, o anti-socialista o únicamente anti-fascista es un reduccionismo extremo. En realidad, la guerra ha sido no una, sino que varias según los Continentes abarcados y la diversidad de condiciones en que se enfrentan los contendientes: Entre los potencias imperialistas ha sido una guerra inter-imperialista, para la URSS una guerra patriótica y de salvación nacional, para los pueblos y países europeos agredidos y ocupados por los ejércitos fascistas italo-germánicos una guerra anti-fascista de liberación nacional; para los pueblos coloniales y semicoloniales víctima de la agresión nipona o de la dominación de cualquier otra potencia capitalista colonial de liberación nacional anti-imperialista. Como se ve la caracterización de la Guerra mundial no es tan sencilla como se la han imaginado los trotskystas y oportunistas anti-Komintern y anti-stalinianos, de ayer y de hoy.

    Sobre este tema de la caracterización de la guerra, efectivamente se han dado una variada gama de matices interpretativos de Sección a Sección., las que a de servir de base al surgimiento de desviaciones más o menos manifiestas en la Internacional. Por ejemplo, Jorge Dimitrov en 1939 la caracterizaría como anti-imperialista, otros Pc’s como anti-fascista y el mismo camarada Stalin en 1946 la ha definido como guerra anti-fascista y de liberación de principio a fin. En esas condiciones algunos otros Pc’s han podido utilizar la dimensión anti-fascista de la guerra para justificar su oportunismo de derecha y otros, persistiendo en su caracterización como anti-imperialista, para justifica su sectarismo de izquierda.

    Así, por ejemplo, el grupo Dirigente del Partido Comunista de Panamá ha levantado la bandera de la lucha anti-fascista para echarse clamorosamente en brazos de los partidos políticos de la gran burguesía pro-imperialistas yanqui, en nombre de un vulgar Frente Popular Electoral, para batir al partido de la facción católica tradicionalista, nacionalista y pro-fascista en el poder gubernamental en esos momentos. El error aquí no consistió, ni mucho menos, en la aplicación táctica de la constitución de dicho “Frente Popular” y ni en la forma de lucha que se escogía, sino de que era, primero, una alianza de “cúpulas” de partidos y; segundo, no se  apoyaba en la movilización política independiente de las clases trabajadoras del campo y la ciudad, con lo cual el Partido se colocó a remolque de los objetivos reaccionarios y pro-imperialistas yanquis de la gran burguesía semi-feudal.  No llegó a discernir que no siempre el enemigo de tú enemigo, necesaria y inevitablemente, resulte tú amigo.

   Ciertamente identificar y batir a las fuerzas pro-fascistas gobernantes, el enemigo principal del momento, era la tarea política inmediata del Partido. Pero, éste último fue totalmente incapaz de dar respuesta acertada a la cuestión de quiénes eran los amigos y quiénes los enemigos de la revolución democrática y de la independencia nacional. Esto es, los comunistas sólo apoyan a las fuerzas democrático burguesas  en la medida de que revolucionariamente luchen realmente contra el fascismo y el imperialismo, y no obstaculicen el armamento independiente de las clases obrera y campesina.

    A la vez que no acertó, algo que estaba fuera completamente de su visión y línea política, a comprender que ya que se adoptaba la táctica de  la lucha electoral para batir al enemigo del momento, ésta debería esta subordinada a la estrategia de preparación de las masas populares para que desatasen la guerra revolucionaria anti-fascista. La teoría de la guerra popular era un arcano herméticamente cerrado para la dirigencia reformista y legalista de dicho Partido.

    Es precisamente éste hecho el que ilustra el fracaso y bancarrota política de la conducción pequeño-burguesa del partido proletario. Lo que patentiza, además del carácter no proletario, no revolucionario y dependiente del Partido comunista, la distorsión oportunista de la Orientación General dictada por la Internacional, su alejamiento de los principios marxistas-leninistas proletarios y sus oscilaciones políticas. En fin, el Partido comunista con el transcurrir de los años no ha hecho más que ir profundizando la crisis interna que ha carcomido paulatinamente las bases de su existencia orgánica. Ello por una visión general, una línea táctica y estratégica oportunista y dogmática implantada en su seno, resultado de poner al mando una política pequeño-burguesa y no la consecuente política proletaria, marxista-leninista.

    Se exigía, pues, una rectificación integral de la concepción del partido y su reconstrucción completa sobre la base de la reafirmación del Marxismo-Leninismo  y de su carecer clasista proletario independiente. Llegado a ese punto el Partido, pese al apoyo directo de la Internacional, con su  grupo dirigente dislocado y con su brújula ideológica y política perdida, fue fácil presa de una pandilla de famélicos lobos burgueses, los que se morían de las ganas esperando la ocasión propicia para sepultarle definitivamente.

    Y, finalmente, la  oportunidad para materializar sus inconfesables fines les llegó. Ello en la forma de la disolución de la Internacional Comunista y en la forma del aparecimiento de la desbordante corriente revisionista del browderismo. Esta corriente oportunista ha recibido su nombre del secretario general del Partido Comunista de los Estados Unidos (PCUSA), Earl Browder. El cual…, pero no nos adelantemos, vayamos por parte.

   La  llamada IIª guerra mundial, luego del avance espectacular de las hordas hitlero-fascistas por toda la Europa devastada y sojuzgada, encuentra su punto de viraje con la grandiosa e histórica batalla de Stalingrado en 1943. Batalla que corona el inmenso esfuerzo bélico del pueblo soviético y del Ejército rojo, dirigidos por el camarada José Stalin, así como pone fin a los sueños Nazis de dominar el mundo. Pero, esta aplastante derrota de la estrategia de “guerra relámpago” no sólo sorprende a los Nazi-fascistas, sino que les corta el resuello a los aliados imperialistas  anti-fascista de la URSS.
  
   Ella les pone ante la cara la perspectiva de las implicaciones de una victoria soviética en la guerra. La que imposibilitaría la realización de los ocultos planes de USA e Inglaterra de enseñorearse absolutamente de la Europa devastada por la guerra y del mundo, con ello la alianza anti-fascista queda sometida a una delicada y grave prueba. La Alemania nazi que ve la cercana derrota, comprende además que es una cuestión de vida o muerte para el régimen el aprovechar esta primera fisura en la Naciones Unidas. Ella se esforzará aun más por agrandarla y el alcanzar un acuerdo con los norteamericanos y los ingleses. Goebbels, ministro de propaganda nazi, desata una formidable campaña propagandística con miras de romper dicha alianza anti-fascista. Su tema predilecto es sobre “la cortina de acero que cae sobre Europa”, su apelo a “combatir por la libertades democráticas y la independencia de los pueblos de Europa” y el peligro y la amenaza del “totalitarismo y la barbarie bolchevique”. Botón de prueba de su propaganda lo viene a ser la existencia del Komintern, supuestamente “centro del peligro rojo”.

    Cae de su peso que una tal calumnia nazi ha de encontrar eco en los medios reaccionarios burgueses de los países imperialistas, los que ya sueñan con “noches de cuchillos largos”, atentados contra sus posesiones coloniales y sus intereses de clase.

   En aras de mantener la unidad anti-fascista, dado que aun no ha sido derrotada definitivamente la inmunda bestia hitlero-fascista, el C. E. de la Internacional Comunista y el camarada Stalin por el PCUS (b) someten a consulta a las Secciones nacionales, las que dirigen el combate armado contra el ocupante fascista de sus países,  la propuesta de la disolución del Organismo mundial. Así el 10 de junio de  1943 el CEIC, luego de consultar y recibir el acuerdo de 35 Secciones nacionales de la Internacional, decide la disolución de dicho Partido Comunista Mundial.

      Acatando distorsionadamente tal decisión del Organismo Internacional, el Comité Central del Partido Comunista de Panamá, sin comprender el sentido exacto de la misma, sus causas reales y formales, y con un apresuramiento mecanicista y oportunista acuerda la propia suspensión de sus actividades en 1943. Medida tomada por estos oportunistas, con la adición de que un año después se “realizase un Congreso de reconstitución del Partido” (comunista, sobreentendido). Pero, tras la quinta acechaba el lobo revisionista agazapado – la camarilla degenerada encabezada por el dr. Celso Solano y conformada por Xenia Molino y  los líderes sindicales derechistas Domingo Barría, Ángel Gómez, Marta Matamoros y otros- en espera de aprovechar, para materializar sus negros designios al servicio del imperialismo yanqui, la oportunidad que tan gratuitamente se le ofrecía. El cual sin esperar la fecha aprobada por la Dirección del Partido para la realización de dicho evento reconstitutivo, apresurada y taimadamente se les adelantó. Convocando y realizando, en septiembre de 1943, un ilegitimo  Congreso fundacional de un nuevo Partido, totalmente ajeno al marxismo-leninismo e impregnado hasta la medula de la ideología liberal. Así advino al mundo el Partido del Pueblo, concebido como un partido amplio (interclasista), democrático (integrado pues a la naciente Iª República Oligárquica y a la democracia semi-feudal) y reformista (propugnador de la conciliación de clases y respetuoso hasta las nauseas de la “paz social”, es decir en aras de la “unidad nacional”), dentro del cual supuestamente actuaría una minoría “comunista” secreta.
  
    Así pues estos oportunistas y traidores violaron la palabra empeñada y sepultaron definitivamente al Partido Comunista de Panamá; más aun, usurparon dolosamente la representación del pensamiento y del movimiento comunista panameño dando vida a un engendro liberal-burgués, revisionista y anti-revolucionario.  Como motivo ideológico justificatorio de su infame acción anti-partido, anti-marxista-leninista y de traición a la causa proletaria panameña, de América Latina y mundial, malcubriéronse con toda la podre del bagaje del browderismo.

   En los momentos en que la Gran Guerra iniciaba su viraje trascendental y cuando los cuatros líderes mundiales de las potencias aliadas culminaban la Conferencia de Teherán (1943) haciendo avizorar la derrota definitiva del hitlero-fascismo, Browder hizo pública presentación de su programa revisionista, capitulacionista y desvergonzadamente liquidacionista. Él haciendo una interpretación totalmente errónea y oportunista de los acuerdos de dicha Conferencia concluyó que el socialismo y el capitalismo entraban en una nueva época histórica, la que inauguraba una senda de colaboración en “un mundo único e idéntico”, y, por la cual ese espíritu de colaboración y coexistencia pacífica entre el Estado soviético y los Estados capitalistas debería ser extendido en el interior de cada país capitalista. Así, proclamaba Browder, “las diferencias de clase y los grupos políticos no tienen ya ninguna importancia”. Y que el objetivo de los comunistas, en esas condiciones, era trabajar por la “unidad nacional”, en un ambiente de paz de clases, la defensa de la democracia burguesa y de incremento de la producción (capitalista).  Es decir, como la perspectiva del socialismo era aun lejana, se debería tender a un desarrollo progresivo evolucionista, a través de reformas y con la ayuda “desinteresada de los Estados Unidos de Norteamérica”. Precisando que esa idea de “unidad nacional” la concebía como un gran bloque que  reunía a los grupos del capital financiero, a las organizaciones empresariales, obreros, organizaciones sindicales, agrarias, etc., en fin su famosa idea de la “vía democrática al socialismo” sin conflictos de clases y pasaje gradual sin “ninguna catástrofe” (así calificaba a la revolución social).

   Pero, para alcanzar tan idílica ensoñación sólo existían dos obstáculos, existía el Marxismo-Leninismo y existían los Partidos Comunistas. Al primero le declaró conjunto de “fórmulas y prejuicios caduco” y sistema “de dogma y esquemas rígidos”. Para los segundos bellacamente  proclamó:

    Los comunistas prevén que sus objetivos políticos prácticos serán por un largo tiempo y en todas las cuestiones fundamentales, idénticos a los objetivos de una mayor masa de no comunistas, por tanto nuestros actos políticos se fundirán en movimientos de mayor envergadura. Es por esto que la existencia de un partido político específico de los comunistas ya no sirve a un objetivo práctico, sino que por el contrario, podría convertirse en un obstáculo para conseguir una más amplia unidad.
Por eso, los comunistas disolverán su propio partido político y encontrarán una forma organizativa diferente y nueva, y en un nuevo nombre que se adapte mejor a las tareas del día y a la estructura política a través de la cual deben llevarse a cabo dichas tareas.

   Abandonar el marxismo-leninismo o reducirlo a una inútil capa de barniz. Liquidar al Partido Comunista o convertirlo en una anodina asociación cultural. Tales fueron las impúdicas banderas que Browder propuso al Movimiento Comunista Internacional. Y todos los oportunistas y cobardes ideológicos que se escondían en el seno de dicho movimiento, principalmente en América Latina, saliendo de sus escondrijos la asumieron y la llevaron a la práctica. En ello, el que no fue liquidado se encontró, de pronto, sacudido por luchas internas y escisiones. El Partido Comunista de Cuba se convirtió en Partido “socialista popular”, los costarricenses en Partido “vanguardia popular”, el nicaragüense en “socialista” y así en adelante. También fue víctima de ésta infección internacional, de matriz norteamericana, como hemos visto más arriba el panameño.

   Como veis nada más alejada de la verdad que la explicación que se ha inventado Souza, 32 años después, de que: “El Partido Comunista de Panamá sé autodisolvió por causa de las tendencias oportunistas de izquierda y de derecha que llegaron a predominar en sus filas” (R. D. Souza, conferencia dictada con ocasión del  45º Aniversario de fundación del Partido del Pueblo. 1975. Las bastardillas son nuestras. N. D.). Su único cometido ha sido enlodar a los comunistas de ese entonces, los que indudablemente “habían metido la pata” como se dice popularmente, y el ocultar la taimada villanía cometida por su cofradía traidora y capitulacionista.

   Armado de tal traza echó a andar el monstruosuelo. El  Partido del Pueblo luego de tal nacimiento, pese de haber hecho renuncia al marxismo-leninismo – al que, como diría Hugo Víctor,  sólo le unía “un retrato del camarada Stalin en la Sala de actos” del local partidario-, y adoptado el oportunismo derechista, dizque para lograr una mayor inserción en el seno de las masas, no cosechó más que verse a la cola de los acontecimientos y a remolque de los vaivenes de la política de las cliques familiares gobernantes y de los movimientos socio-políticos de la pequeño burguesía con mentalidad semi-feudal y nacionalista.

   Por ello fue incapaz de enfrentar el reforzamiento del control militar del imperialismo norteamericano sobre el Canal y la Zona del Canal, en particular, y en el Istmo en general, ni tampoco para el enfrentar e impedir el nacimiento de la 1ª República Oligárquica. Ni para colocarse al frente del movimiento de masas patrióticas y democráticas que generaban dichas maquinaciones del imperialismo y la burguesía semi-feudal.

   Por lo que no pudo imprimirle un contenido revolucionario al movimiento popular democratizador, ni darle una dirección ni el señalar una salida revolucionaria a la crisis económica y política que había terminado por crearse. El golpe de Estado contra el Presidente Arnulfo Arias en 1941, fraguado tras bambalinas por el imperialismo norteamericano y llevado a cabo por la facción compradora de la Gran burguesía semi-feudal (apandillados en el Partido Liberal y las facciones pro-yanquistas del mismo partido gobernante, el Partido nacional revolucionario), ha propiciado por un lado la ocupación militar estadounidense del Istmo y la entrada de Panamá en la guerra mundial al lado de esa potencia imperialista. Por el otro lado, creado una crisis política e institucional permanente la cual, a su vez, ha dividido a las clases gobernantes. Quienes para salvar la crisis política generada ensayan primero el imponer una dictadura civil autoritaria, y después, bajo la presión de la perspectiva de una intervención independiente de los “de abajo”, ha de revocar al dictador Ricardo de la Guardia alias “el cojo” y propiciar la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente paralela (1946).

    La que ha de dar nacimiento a la 1ª República oligárquica, convalidada por  una nueva Constitución Política enteca y de derechos democráticos formales y engañosos. Ello con miras de generar ilusiones constitucionalistas en las masas obreras y populares, sin concederles nada realmente. Para imponerle a las masas esas cadenas anti-democráticas y antirrevolucionarias, las clases dominantes echan mano al recurso, del ofrecimiento de  puestos en el engranaje gubernamental y prebendas económicas, a los sectores democráticos pequeño burgueses de mentalidad semifeudal y carrerista (vale decir, miembros del Pnr, del Partido Socialista, de los grupos liberal-fascistas de la “Joven Panamá”, Frente popular de la juventud y otros) los que de hecho traicionan la lucha popular democratizadora.

   Por lo que toca al PP, éste con sus brújulas ideológicas y políticas perdidas, aislado de las masas “amplias” que supuestamente debería trabajar, resulta un instrumento político inservible para movilizar a las masas en forma independiente. Es más, ello explica su creciente aislamiento y la fuga de militantes que amenaza con su desaparición del escenario político nacional. 

   Ciertamente que el PP participó activamente en muchos de esos movimientos sociales y políticos de masas, pero, dado su temor a la lucha revolucionaria de clase, su legalismo y pacifismo, sólo lo hizo bajo la bandera del seguidismo y el espíritu de conciliación de clase. Dada su inoperancia, su miopía política y a su política pequeño burguesa liberal imprimió en el movimiento obrero un economicismo de cambalache, como para evitarse complicaciones con los capitalistas. Esto es suplantó la lucha de clase obrera con componendas reivindicativas por arriba y a espalda de las masas. Asimismo, junto a trotskystas y la capa artesanal dirigente de los sindicatos, propició y “suscribió el primerpacto socialcon la clase capitalista compradora. Fue éste un auténtico pacto de traición social a la clase obrera, a sus intereses de clase y a sus tareas políticas inmediatas y generales.

   Bajo éste signo nació el Código de Trabajo. Una legislación laboral recortada, en la que se consagró: la ingerencia del Estado y del gobierno en los asuntos internos del Sindicato, la obligatoriedad de la personería jurídica, la fiscalización gubernamental de las finanzas, el recortamiento del libre ejercicio de la actividad sindical, la conciliación obligatoria, la reglamentación del derecho de huelga, la prohibición de las huelgas de solidaridad y de las huelgas generales; la obligatoriedad del reconocimiento de la propiedad privada de los patronos, la prohibición de actividad política y de vinculación al partido obrero independiente, etc.etc.

   Con esas andanzas sin principios y esa inconsecuencia contrarrevolucionaria en daño de la clase obrera, no resulta incomprensible que ésta última huyese de tales dirigentes “proletarios” como de la peste. Menos sorprendente, también, resulta el que las clases dominantes salvasen su crisis política crónica, por lo menos en ese momento, y que el Partido del Pueblo entrase en una crisis agónica prolongada. Crisis de la cual ni el  joven estudiante Rubén D. Souza, prohijado y “cooptado” al C. C. por el archirevisionista Solano, pudo sacarlo. 

   No obstante, asimismo, un joven dirigente stalinista Hugo Víctor, echó sobre sus hombros la difícil tarea de enderezar ese árbol torcido. Él núcleo tras de sí un grupo de jóvenes estudiantes y obreros comunistas, denunció el solanismo como desviación revisionista y depravada. Logrando convocar y realizar el III Congreso Nacional del Partido del Pueblo, en 1951; evento en la cual sometió a férrea crítica al solanismo-browderista, le desenmascaró y le expulsó del Partido. Un fresco viento marxista-leninista comenzó a soplar en dicho Partido. Le reestructuró orgánicamente, puso en aplicación el centralismo-democrático e hizo ingentes esfuerzos por restablecer y normalizar las relaciones fraternales con el Movimiento Comunista Internacional, sobre todo con el Partido Comunista de la URSS y el Partido Comunista de China, dirigidos respectivamente por el camarada Stalin y el camarada Mao Tse-tung. Con paciencia y sabia conducción el Presidente Hugo Víctor supo reforzar los lazos con el movimiento obrero, campesino, estudiantil y profesional.

   Es en esos mismos momentos, en que el PP parece superar los efectos nocivos del browderismo y enrumbarse por la senda justa y revolucionaria del Marxismo-Leninismo-Stalinismo, cuando desde el Norte –“siempre brutal y revuelto”, como le definiese un día un poeta cubano- comienza a soplar el viento negro y anti-comunista del Maccarthismo. Se inicia en Panamá, como la prolongación de esa furia anti-comunista norteamericana, una sucia campaña de persecución e intimidación anti-marxista-leninista en búsqueda de la ilegalización del Partido del Pueblo. Arnulfo Arias, presidente de la República, hace un primer intento de prohibir la actividad del PP, eso para 1951. Lo que no alcanza a realizar por haber sido derrocado por el crl. José Antonio Remón  Cantera, quién toma el cargo de Presidente de la República y se erige en 1952 en el primer dictador militar de la era republicana panameña. Éste, en 1953, firma el decreto-ley ilegalizando al PP.

   Es evidente que esta ilegalización del PP, además de rendirle una muestra de obsecuencia al imperialismo yanqui y un servicio a la reacción interna por parte del dictador, tiene otro cometido político contrarrevolucionario. Ellos saben que no pueden destruir las ideas marxistas-leninistas ni al Movimiento comunista panameño, pero sí pueden obstaculizar la bolcheviquización del Partido y, mientras tanto, cambiar la correlación de fuerza en su seno en disfavor de los marxistas-leninistas y en beneficio de los remanentes del oportunismo solanista que aún tienen puntos clave en la Dirección del mismo.  Es decir que el imperialismo y la oligarquía panameña de tiempo han calado en el sentido y papel exacto del solanismo, con la ilegalización del PP le protegen frente  a los marxistas-leninistas. Ellos han buscado preservarlo y cubrirlo como fuerza de reserva de la contrarrevolución para sus proyectos de más largo alcance, a la vez el propiciar la re-toma de la Dirección del Partido por la recién reagrupada banda de los neo-solanistas (los Souzas, Rubén y Cleto, Domingo Barría, Chang Marín, Marta Matamoros,  Miguel Porcell, Ángel Gómez, Ruperto Thomas y otros).

   Es en esos mismos momentos, como relámpago en cielo sereno, sobre dicho colectivo político se abate otra desgracia y la que ha de frustrar definitivamente las esperanzas de encarrilarlo por la vía del Marxismo-Leninismo: en Moscú, el 5 de marzo de 1953 muere el Gran Dirigente de los pueblos de la URSS y Gran Maestro del proletariado internacional camarada José Stalin. Ese día tanto la clase obrera y los pueblos oprimidos del mundo como el Movimiento Comunista Internacional, de los cual había sido Líder y guía indiscutible, enlutaron sus rojas banderas y, puño en alto, juraron defender y extender su legado. Cuando Stalin murió dejó a la humanidad trabajadora como legados suyos: Una Patria socialista reconstruida, potencia nuclear,  espacial y baluarte de la Paz mundial; un crecientemente poderoso Campo Socialista; un unido y fuerte Movimiento Comunista internacional como guía dirigente de los procesos revolucionarios proletarios socialistas y de liberación nacional.

   Pero muchos de los que le lloraron ese día, sólo derramaron lágrimas de cocodrilo. En su fuero interno derramaban lágrimas de alegría, pues con la muerte del camarada Stalin desaparecía el más firme obstáculo a sus inconfesables maquinaciones anti-comunistas y anti-proletarias. Y no hablo únicamente de los imperialistas, fascistas y trotskystas de siempre enemigos mortales e irreconciliables del camarada Stalin y del movimiento comunista, sino de esos enemigos de doble faz que infiltrados en el seno del movimiento comunista se morían de las ganas de desquitarse de Stalin. Ellos vieron, con la muerte de Stalin, la oportunidad que se les abría para re-virar los veredictos de la historia.

   Más aun, según datos recientes, estos bandoleros disfrazados de “comunistas” no simplemente no se conformaron con esperar la muerte de Stalin, sino que hicieron todo lo que estuvo en sus manos para apresurarla. Indicios hechos públicos, recientemente, apuntan a denunciar que el camarada José Stalin no a muerto a efecto de una enfermedad como se ha apuntado “oficialmente”, sino que ha sido asesinado.

   Si, ASESINADO. Apuntemos en trazos generales los hechos que contornean la muerte de éste gran Dirigente comunista y que apuntan, directamente, a los beneficiarios inmediatos de ello y sospechosos directos de tan horrendo crimen en daño de la humanidad trabajadora. En la inmediata posguerra, la salud de Stalin se ha deteriorado sensiblemente como resultado del agotamiento acumulado durante la guerra. Para ese entonces, Stalin era ya un hombre envejecido, agotado y enfermo. Ello, pone como cuestión urgente, el problema de la sucesión.
  
   El candidato más idóneo para sucederle lo ha sido André Jdanov, pero éste ha sido muerto, en 1948, “por un tratamiento inadecuado” de los médicos (es el sonado caso de los médicos judíos ligados a la American-Jewish Joint Distribution Commitee, establecida por los Servicios Secretos norteamericanos). Ello ha amenazado crear un vacío de poder. De seguido han surgido en el seno de la Dirección del Partido dos fracciones revisionistas, una dirigida por Beria y la otra por Kruschev. El inclaudicable stalinista Molotov evaluando a estos dos sujetos apunta: “Considero a Kruschev como un tipo derechista, pero a Beria como mucho más a la derecha. Los dos eran derechistas. Pero eran personalidades diferentes. Kruschev era derechista y completamente podrido, pero Beria era aún más derechista y más podrido” y aun agregado, “Kruschev era sin duda un tipo reaccionario, que consiguió infiltrarse en el Partido. No creía en ninguna suerte de comunismo, estoy seguro. Considero a Beria como un enemigo. Se ha infiltrado en el Partido con fines pérfidos. Beria era un hombre sin principios” (Félix Tshuchev, Ciento cuarenta conversaciones con Molotov. Moscú, 1991).

   Estos dos sujetos, independientes uno de otro, comenzaron con sus complots. Unos meses antes de la muerte de Stalin, todo el sistema de seguridad que le protegía fue desmantelado. A. Proskbiychek, su secretario personal que le acompañaba desde 1928 con gran eficacia, fue despedido y emplazado en residencia vigilada. El Teniente coronel Nikolay Vlassik, jefe de seguridad personal de Stalin desde hacia 25 años, fue detenido el 16 de diciembre de 1952 y murió unas semanas más tarde en la cárcel. El Mayor General Petr Kosynkin,  murió de una “crisis cardiaca”, el 17 de febrero de 1953. Fue una operación estudiada y muy bien llevada a cabo.

   El 1º de marzo a las 23 horas, la guardia encontró s Stalin en su cuarto, tendido en el suelo e inconsciente. Por teléfono, se llamó a los miembros del Buró Político, Kruschev afirma que él también llegó, y después “cada uno regresó a su casa”. ¡Nadie llamó a un médico!... Doce horas después de este ataque, Stalin recibió los primeros cuidados. Murió el 5 de marzo. 

   Molotov apuntará, algunos años después, “No excluyo que Beria  provocase la muerte de Stalin. Lo notaba a través de lo que me explicaba. El Primero de Mayo de 1953, sobre el Mausoleo (de Lenin), me hizo alusiones de este género. Quería suscitarme deseos de complicidad. Me decía: “Lo he hecho desaparecer”.  Intentaba implicarme en ello, “¡Os he salvado a todos!” (Tshuchev, ob. cit.)
Por su lado, con su propia boca, Anastas Mikoyan se jactará ante el Dirigente comunista albanés Enver Hoxha: “nos dijo que con Kruschev y sus acólitos, habían decidido organizar un atentado para matar a Stalin, pero que, más tarde, habían renunciado al plan”.

    Fuese quién fuese el asesino, al final, Kruschev fusilará a Beria y se hará con el poder en el Partido y en el Estado soviético.
  
   Tres años después, de la muerte de Stalin, luego de darle lectura a su infame Informe Secreto, dónde vuelca las más sucias calumnias y difamaciones contra el camarada Stalin, ante el XXº Congreso del PCUS en 1956, Kruschev lleva a cabo su contrarrevolucionario Golpe de Estado anti-socialista en la Unión Soviética. Luego de demoler la figura de Stalin, Kruschev inicia la revisión de los principios fundamentales del Marxismo-Leninismo. Pero para ello, primero, deberá agenciarse el apoyo y respaldo de toda esa camada internacional de oportunistas y revisionistas, ocultos en el seno de los Partidos Comunistas de los diferentes países, y que se morían de las ganas por ajustar cuentas con los marxistas-leninistas. En eso, descarada e ilegítimamente, mete mano en los asuntos internos y viola la independencia de los Partidos fraternales; descarta a dirigentes comunistas probados en mil batallas y levanta a otros, tan corruptos como él; no se detiene en eliminar físicamente, forzar a elegir a candidatos de su favor a Congresos partidarios soberanos y el provocar disensiones y divisiones internas en ellos.

   Tan urgente está de buscar apoyo internacional para sus planes anti-marxistas-leninistas y de restauración del capitalismo en la URSS y en los países del Campo Socialista, que se acordará el tirarle una cuerda salvadora al para entonces en crisis agónica Partido del Pueblo. Así pues que el revisionismo kruschevista en el poder ha venido al rescate de los oportunistas browderistas del Partido del Pueblo. A las bolsas famélicas de metálico comienzan a llegar los rublos del revisionismo moderno anti-soviético con lo que los souzistas devienen en una pandilla a sueldo de la burguesía pan-soviética ahora posesionada de todo el poder político y económico en la otrora Patria socialista de Lenin y Stalin.

   De conformidad con su nuevo papel, como agente a sueldo de la dictadura revisionista burguesa “soviética” –los revisionistas kruschevistas, instrumentalmente, seguirán arropándose con las sagradas enseñas de los “soviets”, del “socialismo”, de la “dictadura del proletariado”, del “comunismo”, de “Lenin” y del “leninismo” por muchos años para engañar a la clase obrera, a los trabajadores y a los pueblos  para expandir su influencia y posibilitar el desborde internacional del revisionismo moderno-, la camarilla dirigente partidopueblista para convalidar eso convocan a la realización del VI Pleno del Comité Central de su Partido. Es esa misma sesión plenaria la que marcará el salto cualitativo de la conversión del Partido del Pueblo, de vehículo del ya desprestigiado y condenado internacionalmente revisionismo browderiano, de descarado marchamo pro-imperialista yanqui, a portador político e ideológico del kruschevismo, o revisionismo moderno.
  
   El cometido de dicho VIº Pleno del PP. ha sido: (a) Servir de colchón amortiguador a la burguesía, a su sistema de poder oligárquico y al imperialismo; (b) comprometer y vanificar la independencia de clase (política, ideológica, organizativa y sindical) de la clase obrera, apartarla de la lucha de clases y del camino de la revolución; (c) Servir en el plano internacional a los intereses de la dictadura revisionista burguesa krushevista y hacer frente común con ella en la lucha contra los comunistas marxistas-leninistas. Los cuales ya para entonces han ido superando su estupor inicial ante la inmensidad de la traición cometida y dado inicio al proceso de reorganizar su contraofensiva en la lucha ideológica de larga duración que se abre.

   Es el camarada Mao Tse-tung, dirigente máximo del Partido Comunista de China, públicamente denuncia ese viraje contrarrevolucionario, anti-socialista y revisionista, ocurrido en la URSS, con su famoso discurso de la “dos espadas”, luego de la realización del XXº Congreso del PCUS. En él dice, “Pienso que allí hay dos espadas: una es Lenin y la otra es Stalin. Ahora esa espada que es Stalin, los rusos la han abandonado. (…) En cuanto a aquella que es Lenin, ¿hoy no ha sido abandonada, en una cierta medida, por algunos dirigentes soviéticos? A mí juicio, ella ha sido abandonada en considerable medida.
   “¿Es aun valida la Revolución de Octubre? ¿Puede servir aún de ejemplo a otros países? El informe de Kruschev en el XXº Congreso del PCUS dice que es posible obtener el poder político a través de la vía parlamentaria; vale decir que no es más necesario para los demás países el seguir el ejemplo de la Revolución de Octubre. Una vez abierta ésta puerta, se ha prácticamente rechazado el leninismo”.

   Más adelante sentenciará con gran brillantez, en forma que desnudará completamente la esencia oculta de lo ocurrido en la Patria Soviética, La llegada de los revisionistas al poder, es la toma del poder por la burguesía”. Y los hechos subsecuentes, el como se ha restaurado el capitalismo allí y la conversión del  país del socialismo en un país socialimperialista han confirmado toda su gran visualidad política.

   Con esas vibrantes denuncias de lo actuado por los revisionistas kruschevistas –derrocar la Dictadura del Proletariado y la imposición de la dictadura burguesa en su reemplazo, revisar y pisotear el Marxismo-Leninismo, sentado las bases de la restauración capitalista en la URSS  y en casi todo el Campo Socialista, capitulado de frente al imperialismo internacional e iniciado los pasos de conversión de la Patria Socialista de Lenin y Stalin en una nueva potencia imperialista-, las cuales han tenido un eco internacional, el camarada Mao Tse-tung ha devenido en el portabandera de la grandiosa lucha contra el revisionismo moderno y del Movimiento Comunista Marxista-Leninista Internacional. 


      2.- La fase de 1956 a 1972
 
     Retornemos a Panamá y echemos un vistazo a los acontecimientos que se sucederán a renglón seguido, como efecto de la apertura pública de la gran controversia ideológica y política entre los defensores del Marxismo-leninismo y los partidarios de su revisión capitulacionista, y el papel que en ellos le tocará al Partido del Pueblo desempeñar. 

   Como hemos visto esa valiente denuncia internacional que han hecho el Partido Comunista de China y el Partido del Trabajo de Albania, encabezados por los camaradas Mao Tse-tung y Enver Hoxha respectivamente, han sido una clarinada de concentración de todas las fuerzas marxistas-leninistas dentro de los PC’s y fuera de ellos. Al abatimiento inicial le ha seguido una marejada, cada vez más poderosa, de rebeldía revolucionaria en los corazones de los comunistas y los pueblos de todo el mundo.

   Viento vivificador que también se ha sentido en Panamá. Ello pese al hermético cierre de las fronteras ideológica que le han impuesto al país los reaccionarios burgueses y los imperialistas yanquis, y, a la ilegalización de las ideas comunistas y marxistas-leninistas.  Clandestinamente, aunque en escaso número y una muy limitada distribución, en Panamá comienzan a circular artículos y folletos de los comunistas chinos y albaneses. Los que empiezan a forjar una más clara y justa interpretación del Marxismo-Leninismo, independiente a aquella llevada a cabo por los revisionistas y oportunistas de la Dirección del PP.

   Por primera vez, aquí en Panamá, empavorecida la Dirección partidopueblista ve frente a sí el surgir ya no rechazamientos individuales a sus tesis desviacionistas y a su monopolio ideológico de la representación “oficial” de las ideas socialistas científicas, sino que el confrontación del surgir de círculos y movimientos reclamados de la esencia revolucionaria del marxismo-leninismo. El  Moscú revisionista de los kruschevistas ha dejado de ser Centro ideológico de irradiación, en beneficio de los nuevos Cuarteles Generales de la revolución proletaria mundial y del Marxismo-Leninismo revolucionario de Pekín, Tirana y La Habana. Las que han de servir de base de apoyo para el desenvolvimiento de la lucha ideológica de clase contra el revisionismo partidopueblista, agente de diversión de los portadores de la reaccionaria ideología liberal-fascista del imperialismo norteamericano y de la burguesía semi-feudal panameña.

   Entretanto, el despertar de la conciencia social revolucionaria de la juventud estudiosa panameña pudo sobreponerse a la represión macartista del régimen encabezado por el coronel José Antonio Remón Cantera.  Para 1957 los dirigentes estudiantiles del Nido de Águilas habían recorrido la geografía nacional reorganizando las asociaciones federadas de la Federación de Estudiantes de Panamá en los distintos colegios del país.  Organizada la FEP, los estudiantes marcharon a la Presidencia de la República en mayo de 1958 a exigir el mejoramiento de las condiciones de estudio: infraestructura, tableros, bancas, laboratorios, bibliotecas,… fueron recibidos por la Guardia Nacional con balas y bombas lacrimógenas.  Estas jornadas de lucha en que los jóvenes pudieron apreciar la conducta de los gobernantes ante sus justas demandas, les permitió ir descubriendo los intereses económicos en juego y sintieron en carne propia el fustigamiento de los aparatos represivos del Estado. 

   Algunos fueron entendiendo las razones del por qué EEUU  armaba y entrenaba a la GN para reprimir al pueblo.  Así fueron descubriendo la lucha de clases y la necesidad de la lucha política más allá de lo meramente reivindicativo para lograr los cambios sociales que anhelaban.  La inquietud política y revolucionaria llevó a muchos jóvenes a buscar nuevas trincheras de lucha, algunos creyeron encontrarla en el  Partido del Pueblo.  Este hecho contribuyó en gran manera a que el PP tuviera una fuerte incidencia en las filas del movimiento estudiantil en los primeros años de la década de los años 60 que le permitió controlar  la FEP y la Unión de Estudiantes Universitarios.

    Paralelo a esto debemos señalar que el mundo estaba convulsionado, como hemos esbozado más arriba. Pero también grande fue el impacto en las juventudes latinoamericanas por la lucha y el triunfo de los Rebeldes Barbudos de Cuba liderados por Fidel Castro en enero de 1959,  el heroico ejemplo de la resistencia del pueblo de Viet Nam fue impresionante, la lucha armada anticolonial de los pueblos de Asia y África despertó la simpatía de la juventud mundial y cada vez más surgían  grupos guerrilleros a lo largo de toda América Latina poniendo el problema del poder en el centro del escenario político continental. 

   El movimiento social y revolucionario en Panamá también estaba en ascenso, pero la dirigencia del PP aparentemente no podía percibirlo o no quería entenderlo así.  Son los años de la huelga de los “obreros del volante”, Marcha del Hambre y la Desesperación de Colón a Panamá, de las grandes huelgas bananeras, de la lucha de indígenas y campesinos por la tierra organizados en sociedades agrarias y ligas campesinas, de las jornadas estudiantiles de mayo de 1958 y de la Huelga por la Reforma Universitaria, del movimiento cívico contra los corruptos concejales capitalinos, del alzamiento armado de Cerro Tute, de la Operación Soberanía y Siembra de Banderas en la Zona del Canal, así con de la heroica gesta del 9 de Enero. 

   Esta situación nacional e internacional inquietaba a importantes sectores estudiantiles como a  obreros y campesinos en las filas del PP.  En la Universidad de Panamá los estudiantes organizaron los llamados Viernes Culturales, círculos de estudio donde empezaron a darse debates sobre la lucha armada, la necesidad de impulsar la lucha revolucionaria por la toma del poder y paulatinamente fueron saliendo en las discusiones algunos planteamientos sobre la visión cubana de la revolución, los puntos de vista de los soviéticos y así, gradualmente, fueron aflorando elementos referentes a la polémica sino-soviética.

    En agosto de 1962, tras la gran Huelga por la Reforma Universitaria, se realizó un mitin en el Parque de Santa Ana donde el Presidente del Partido del Pueblo, Hugo Víctor hizo uso de la palabra.  Ante una multitud expectante, ya que no era usual la acción pública de los dirigentes del partido por esos días, H. Víctor empezó su discurso señalando “Yo podría resumir mi intervención esta noche con una sola frase: “¡Hay que hacer la revolución!”.

    Pero en la práctica esta no era la posición oficial de la Dirección del PP, más bien sus dirigentes hacían el papel de “bomberos políticos” apagando el fuego de la protesta social en todos los frentes de masa con distintas excusas:  “no hay que caer en la provocación”,  “esto se puede resolver hablando con el ministro”, “tenemos informes de que si se hace tal huelga o manifestación la Guardia Nacional dará un golpe de Estado”, “el Partido Republicano (de los Penso y Del Valle) piensa aprovechar las protestas para maniobrar y anexarnos a EEUU”, “nuestros aliados en el gobierno dicen que no es conveniente actuar ahora porque …” , en fin, así justificaba la Dirección del PP su actitud timorata, reformista y oportunista.  Esta conducta llevó a discusiones y fricciones  que luego la Dirección empezó a “resolver” con bochinches, calumnias contra “los cabeza caliente” y “ultra-izquierdistas” que exigían que se adoptara una conducta a tono con la circunstancias, que se intensificara la lucha y que el partido se transformara en un instrumento de acción revolucionaria y no en retranca de la revolución como lo venía haciendo.

    Los revolucionarios en las filas del partido se fueron identificando entre sí y empezaron a dar la lucha interna para producir el cambio.  Miembros de la  militancia debatían las tesis del PP y  manifestaban abiertamente sus simpatías por la lucha armada, con las tesis cubanas de que la toma del poder era posible en el traspatio del imperialismo y con las críticas del PCCH contra las desviaciones revisionistas del PCUS y sus tesis de las tres pacíficas: “la coexistencia pacífica, la transición pacífica y la competencia pacífica”.  Las medidas antidemocráticas de la burocracia enquistada en la dirección del partido no se hicieron esperar.  Llegaron las sanciones, separación de funciones, suspensiones, cambio de tareas, funciones o estructura, aplicación de la “ley de hielo” (tratar fríamente o no hablarle al militante con posiciones críticas).

    Pero la gota de agua que realmente derramó el vaso fue el pobre desempeño del PP durante la Gesta del 9 de Enero,  su manifiesta concepción de que la “burguesía nacional o progresista” (y en esto incluía al oligarca Roberto Chiari, entonces presidente) podía dirigir la lucha de liberación nacional y que la clase obrera y su “vanguardia” debían renunciar a sus reivindicaciones inmediatas para ponerse bajo la conducción de los “patriotas burgueses” perdiendo su independencia de clase. Agotada toda posibilidad de llevar adelante una lucha ideológica interna, camaradas encabezados por Floyd Britton, entre quienes se encontraban Modesto Herrera, Tomás Herrera, Bolívar Crespo, Federico Britton, los hermanos Alvarado, Dionisio y Ney Boutet y otros dirigentes juveniles y populares, deciden abandonar las toldas del Partido del Pueblo y en unión de un sector disidente del Vanguardia de Acción Nacional (VAN) constituyen la Unión Revolucionaria Panameña (URP), organización de corta existencia, pero que puso en el centro de sus propósitos políticos la lucha armada como método fundamental para la toma del poder.  Esta organización mantuvo relaciones políticas sobre todo con grupos obreros y campesinos descontentos en las filas del PP, entre estos uno que era liderado por el dirigente obrero de la construcción, Juan Añino, pero que por distintas razones no dieron el salto revolucionario en ese momento.

    La clara definición revolucionaria marxista leninista y a favor de la guerra popular de la URP la llevó a establecer vínculos con otras organizaciones revolucionarias en América Latina y con el Partido Comunista de China que le brindó su reconocimiento y apoyo solidario en el marco del internacionalismo proletario.

    Un importante hecho a destacar es el que guarda relación con la divulgación de los Tratados Robles-Johnson, mejor conocidos como los Tres en Uno.   Estos tratados fueron negociados  como consecuencia de las luchas de Enero de 1964, pero la negociación se llevó a cabo a espaldas del pueblo panameño.  Es más, estos tratados estaban redactados en inglés.  Audazmente Floyd Britton y los compañeros de MUR (Movimiento de Unidad Revolucionaria) lograron obtener una copia de dichos tratados sustraídos de la Cancillería.  Esta copia fue llevada por Britton quien presidía la delegación de Panamá a  la Conferencia de la Organización Latino Americana de Solidaridad (OLAS) a celebrarse en La Habana, Cuba en 1967.  Allí fueron traducidos al español y dados a conocer por la delegación panameña en conferencia de prensa.  El contenido de los tratados circuló a nivel mundial y fue conocido en Panamá.  Publicado entonces por un periódico local fue conocido y rechazado por el pueblo panameño.  El MUR, como anunció Floyd Britton en su discurso ante dicha conferencia, venía haciendo preparativos para alzarse en armas en caso de ser aprobados estos tratados lesivos a los intereses nacionales.

   Luego del estruendoso rechazo de la nación panameña de los infames y traidores Tratados canaleros, los tristemente célebres “Tres-en-Uno”, suscrito por el ladrón y asesino presidente Marco A. Robles, alías “Marco Rifle”, con Washington, y con la apertura del proceso electoral, se abre una profunda crisis política e institucional, en marzo de 1968. Crisis política, la que pone a los ojos de todo el pueblo la podredumbre y bancarrota general del Sistema oligárquico de poder estatal y gubernamental. La crisis en la altura estalla con una violencia inusitada: la Asamblea Nacional (cueva de burgueses, terratenientes y políticos corruptos y venales) enjuicia y destituye al Presidente Robles. Éste reactúa cerrando la Asamblea. Asimismo, una manifestación de políticos oligárquicos de oposición y disidentes del gobierno que se han propuesto reabrir el Parlamento para nombrar un nuevo presidente, al arribar al recinto, es reprimida violentamente por la Guardia Nacional.

   La crisis política es total e ingobernable para los dominantes. En esa situación política, la fractura de la unidad de la oligarquía y el resquebrajamiento del orden institucional, convierte a la Guardia Nacional, el poder real del Estado oligárquico y única institución no afectada por la crisis y que mantiene su unidad interior, en árbitro político y factor decisorio del mantenimiento del viejo orden. La burguesía compradora y los terratenientes, las clases oligárquicas  tradicionalmente dominantes económica y políticamente, ya no pueden seguir gobernando como antes y las masas trabajadoras y populares ya no quieren seguir siendo más explotadas y oprimidas como hasta entonces. El país, pues, se encuentra abocado a una auténtica y real situación revolucionaria inmediata, con perspectiva de transformarse en crisis revolucionaria.

   Los ojos desesperados de la masa burguesa sacudida por tal marasmo político, frente al temor de la irrupción independiente y violenta de las masas obreras y populares, se vuelven esperanzados a la única fuerza política y armada, la Guardia Nacional, capaz de posibilitar una salida reaccionaria y “por arriba” a la crisis política abierta, mediante la cual se pueda burlar a las clases populares.

   Y la fórmula es encontrada, a la desesperada: ir a las elecciones aunque divididos y riesgando el costo de que una fracción oligárquica tenga que pagar tributo a uno de sus adversarios más peligroso, el dr. Arnulfo Arias y sus pro-nazistas irredentos. ¿Y después? Bueno, después…  ya se verá.

  En ese intento de dar salida electoral a la crisis política en “las alturas”, en esa salida tramposa para burlar y conjurar la creciente rebelión de las masas populares, evidentemente no podía dejar de faltar el PP para cubrir su fondo reaccionario, anti-popular y antirrevolucionario. Así en su Manifiesto Electoral, de abril de 1968, el Buró Político señala: “El PP ha decidido no apoyar a ninguno de los candidatos presidenciales. … apoyar a determinados candidatos a diputados y a concejales… que tengan enteramente o en cierta medida una posición anti-oligárquica, anti-militarista y anti-imperialista…”. Posición ambigua y contradictoria. Puesto que no ofrece con su fórmula política una alternativa democrático-revolucionaria de salida, sino que no llega siquiera a percibir el callejón sin salida que se generaría, la eventualidad de nueva crisis, con una tal alteración del sistema de gobierno tradicional (¡un Poder Legislativo como único centro de poder de gobierno, con la acefalía del Poder Ejecutivo!). Por otro lado, se lanza una frase efectista (“enteramente o en cierta medida”) y no se señala como el Partido garantizará o medirá ese grado o nivel de comprometimiento anti-oligárquico, anti-militarista y anti-imperialista de esos futuros diputados y concejales, como por casualidad todos representantes de los intereses de la gran burguesía semi-feudal,  politicastros pequeño burgueses con mentalidad semi-feudal y anti-comunistas recalcitrantes.

   En vista de tan oportunista y miope decisión electoral del Buró Político el camarada Rodrigo Morales, luego de avalarse la adhesión de los camaradas de la célula partidaria en el Sindicato de Zapateros a la que pertenecía, le dirige una misiva, en ese mismo mes, del tenor siguiente: “…estamos frente a una crisis profunda del sistema político… la decisión de participación en las elecciones es incongruente y contradictoria…, así se habla de no apoyar a ningún candidato a Presidente, pero sí a aquellos para diputados a la Asamblea Nacional, si una tal decisión supongamos se realizase… con ello lo único que lograríamos sería profundizar la crisis política y como no estamos en condiciones (¡no nos hemos armados!) de tomar el poder, por lo que se abriría un vacío político, con la situación de que la única fuerza armada, la Guardia Nacional, dará un golpe de Estado. Por lo que, debemos prepararnos, dado que los militares a los primeros que golpearán será a los comunistas. Por ello, recomiendo a la Dirección tome medidas urgentes: preparar a las masas a la lucha que se avecina, mandar a la clandestinidad a militantes para que mantengan a la Organización y respondan a los acontecimientos, ocultar los medios de propaganda del partido y abastecimiento de materiales, etc.…”.

   Meses antes, pues, el Partido estaba advertido de la inminencia del cuartelazo. Ello era sabido, no sólo por la carta de Morales, sino que se sentía en el ambiente y las masas lo intuían. Pero, para apaciguar la justa inquietud de cuadros y militantes (para engañarlos más bien) nombró una fantasmagórica “Comisión militar” y guardó algunos revólveres y no menos de media docena de escopetas que fueron “decomisadas” rápidamente por la Guardia Nacional.  Mientras que en los hechos la Dirección apegada al legalismo, al pacifismo y al odio a la lucha revolucionaria violenta siguió cerrando los ojos y… prefirió mantenerse en el electoralismo burgués más cerril. Más aun  proclamó: “El PP condena que se incite al pueblo a una lucha fratricida para que derrame su sangre por un pleito de oligarcas…” (Declaración del PP intitulada Sobre la situación después de las elecciones del 12 de mayo, 23 de mayo de 1968). 

    Cuando oligarcas, agentes imperialistas y militares se confabulan en daño del pueblo, cuando la situación política crítica por la que pasa el país, cuando se pone al día la defensa intransigente de la libertades democráticas y el orden constitucional demo-burgués que son puestas bajo la amenaza directa de las fuerzas reaccionarias y pro-imperialistas y militares fascistas, la camarilla revisionista dirigente del PP viene a condenar a quiénes desde los círculos de la izquierda revolucionaria y marxista convocan a plantear el único camino justo que se le imponía al pueblo democrático: ¡Preparar la violencia revolucionaria en respuesta a la violencia reaccionaria que se fraguaba!

   No justifico claro está la visión estratégica de dichos grupos y movimientos, bastante impregnados de castrismo y subjetivismo, pero ellos se encontraban mucho más cerca de la senda justa que la Dirección del PP. Pues “preparar” solo significaba educar y organizar a las masas, para que estuviesen en disposición de responder medida por medida a los complotistas reaccionarios, y no un llamamiento directo a la acción revolucionaria inmediata.

   Un ejemplo claro de tal miopía política y de tal persistente legalismo lo fue su decisión, pese a la peligrosa situación política que se vivía y dentro de la cual  las fuerzas ultraderechistas y más antinacionales tienen sueños sanguinarios anti-populares, de realizar el ¡Vº Congreso Nacional partidario legal (¡¿?!) en septiembre del mismo año! En la fecha convocada se realizó el evento.  Pero, lo de “legal” fue un fiasco y un amaño descarado. Por presiones de las autoridades y de las fuerzas de seguridad del Estado devino semi-legal, lo que fue aprovechado por la dirigente fracción souzista para disgregar al conjunto de los delegados partidarios por frentes de trabajo del Partido (los obreros con los obreros, los estudiantes con los estudiantes, los profesionales con los profesionales y así sucesivamente), asegurándose así, dado que  en cada uno de ellos actuaban sus representantes en forma unida, la dispersión e impedimento de la expresión unitaria de la voluntad colectiva del conjunto de los delegados. Oscuros móviles se buscaban satisfacer con tan burda maniobra, violatoria de las normas de la democracia partidaria.

   En realidad, la oculta trama que se tejía en dicho evento congresual era dar un golpe de mano dentro del Partido. ¡Eliminar al camarada Hugo Víctor, el último de los stalinistas,  de la Presidencia del Partido y concentrar todo el poder en las de Souza y su camarilla trotskysta!

   Es de señalar aquí que ese complot sin principios contra el Presidente del Partido; cuyos orígenes se remontan al III Congreso del Partido (1951) cuando el camarada Hugo impulsó la lucha de desenmascaramiento y expulsión de la camarilla revisionista browderista-solanista, pero cometiendo el error de apoyarse en un chacal agazapado neo-solanista irredento y con ansias de desquite como Souza; así desde ese entonces, una vez hubo asegurado el cargo de Secretario General, no descansó en ampliar su base de apoyo ni paró en intriga, por baja y ruin que fuese, para preparar su golpe contra el camarada Presidente; contó con el apoyo de la camarilla de Kruschev; con cuyo concurso, cuando Hugo fue a la casa de descanso de Sotchi, en el Mar Negro, le fue criminalmente inoculado algún químico letal de largo alcance, sobrevivió,  pero se afectó el normal funcionamiento de sus facultades; luego pasó, Souza al ataque aislándolo y restándoles responsabilidades en el Comité Central, en eso por ejemplo: Como el camarada Hugo, dado el cargo de Presidente del Partido que ostentaba, era Director Político del Órgano Central planeó sustituirlo; con tal fin se agenció la ayuda de un aventurero político y “compañero de viaje” de nombre Adán Castillo Galástica para montarle una agresión física. La misma no llegó a más gracias a la rápida y oportuna intervención de los camaradas Ruperto Thomas y Enrique Castillero;  lo del Congreso fue pues el golpe político final de esta prolongada maniobra. Cabe aquí, además, señalar que los únicos en dicho Vº Congreso que salieron a defender al camarada Hugo y denunciar el golpe de mano intrapartidario fueron los camaradas José del Carmen Tuñón, Enrique Castillero, Rodrigo Morales y algunos más. En esos momentos tan graves, tan preñados de peligros para las libertades democráticas y el orden constitucional, ¿A quiénes les convenía, además de Souza, que se descabezase al Partido de su elemento más honestamente marxista-leninista y que pudiese ser  fuente de impulse del espíritu de resistencia en los auténticos comunistas? Pues, a quién más: al imperialismo yanqui y a los militares complotistas.

   Después, de esa maniobra revisionista y trotskysta, un mes después, ardió Troya.

   En efecto, a las 10 de la noche del 11 de octubre de 1968 los carros armados de la Guardia Nacional se pusieron en movimiento. El dr. Arnulfo Arias, recién juramentado como nuevo Presidente, fue derrocado. Para restablecer la unidad de las clases dominantes e imponer los traidores y nefandos Tratados Tres-en-uno, el orden constitucional fue destrozado y la República del 46 destruida. Al país y a nuestro pueblo se les impuso, a tiro limpio, una Junta Militar como un primer paso hacia una patibularia Dictadura militar-fascista que habría de durar 22 años.

   El repudio popular y de las fuerzas democráticas, nacionales que internacionales, fue inmediato y se hizo sentir con contundencia. Así, por ejemplo, la del Gobierno Revolucionario cubano. El cual condenó el cuartelazo militar dado en Panamá y denunció su matriz imperialista (Radio Habana, voz oficial del Gobierno Revolucionario de Cuba, y la revista Bohemia acusaron ante la opinión pública democrática y patriótica latinoamericana: “¡(El crl.) Torrijos carga su carnet de agente de la CIA en el bolsillo!”. Acusa amplia y públicamente comprobada muchísimos años después. 
  
   Puesta ante el hecho consumado del cuartelazo militar y el establecimiento sobre la vida política del país de una Junta Militar, de milicos patibularios e ignorantes, la camarilla revisionista dirigente del PP hipócritamente publica una declaración política Ante el golpe militar del 11 de octubre, con fecha del 14 de Octubre de 1968 (Ruego al lector que retenga ésta fecha), en la que enuncia lo que debiera ser la toma oficial del Partido al cuartelazo efectuado “Este golpe militar … es en verdad un cuartelazo que ha entorpecido el proceso democrático del país, ha trastornado la vida institucional, ha cercenado las caras conquistas del pueblo panameño, como son sus libertades constitucionales  y ha dado la coyuntura para una intervención norteamericana en nuestra vida política bajo el pretexto del interés… de garantizar la continuidad del buen funcionamiento del Canal.

   El PP… levanta su voz y plantea: (1) que repudia el golpe militar; (2) que se hace inaplazable la restitución inmediata de las garantías constitucionales…; (3) demanda una salida democrática a la situación de facto…, expresa su disposición de promover y participar en todo diálogo que tengan por objeto la búsqueda de una solución patriótica y democrática; (4) condenamos y rechazamos todo intento del imperialismo de intervenir… así como de cualquier grupo de panameños que, busque el apoyo de los yanquis para imponernos una solución…”. Bonita declaración de principios democráticos, bonitas palabras patrióticas. Lastima que sólo eran eso, palabras.

   Por un lado, es de resaltar, la condena del golpe de cuartel. Por el otro, resaltable  también su disposición al “diálogo”, pero aquí lo que resulta extraño es que no se específica el discutir con quién; así como el  apenas velado distanciamiento de “grupos de panameños” (¿panameñistas y democristianos? ¿Los grupos de izquierda que desde afuera de sus contornos criticaban el revisionismo? ¿Acaso, antes, no los habían calificado como fuerzas políticas anti-oligárquicas, anti-militaristas y anti-imperialistas?).

   ¿Cómo se explica esa ambigüedad y duplicidad? Muy sencillo, la ambigüedad cubre la duplicidad política de estos tramoyeros sin principios. Mientras que por un lado juraban su fidelidad democrática, popular y revolucionaria por la otra, tras bambalinas se complotaban con los enemigos concretos e inmediatos de las libertades “constitucionales” y “democráticas”. Ya a sólo 14 horas del golpe militar, el día sábado 12 de octubre, estos inveterados oportunistas profesionales desesperaban por encontrar canales de entendimiento con los militares golpistas. Así, ese día y a esa hora (1:00 p.m.) algunos miembros del Buró Político (Rubén y Cleto Souza, Miguel Porcell y Ruperto Thomas), reunidos en la casa de Efraín Reyes Medina (posteriormente uno de los tránsfugas sumados al PRD), en el barrio de San Francisco, establecían contacto con el crl. O. Torrijos, por intermedio de su hermano “Monchi”. Entre ellos se llega a un primer acuerdo; desde ese momento comienzan a difundir las más diversas “teorías”, a lo largo del Partido, que deberán ocultar su política traidora de componendas con los militares golpistas. Como aquellas de que “El golpe es contra los panameñistas (el gobierno recién derribado) y no contra nosotros (los comunistas)”, como aquella desvergonzadamente colaboracionista de que “el golpe (cuartelazo) es una acción revolucionaria dada por un sujeto no-revolucionario”. Mucho lodo y podredumbre debe haber en el corazón de un hombre, máxime auto-proclamado marxista-leninista, para que pueda pregonar tal desatino. Mientras que los militares, en realidad,  reiteradamente han proclamado ante periodistas y personas cercanas a ellos, pero aún independientes, “¡Si los militares están en el poder, entonces los comunistas deben estar en la cárcel!”; o como aquella “sabia” sentencia del aún coronel Torrijos de que, “¡Hay dos clases de comunistas, los que se venden y los que no se venden, a los primeros los compras y a los últimos los matas!”.

   Conforme a esta mentalidad de trogloditas y asesinos en serie, en función de gobierno, se redactó una “lista negra” con los nombres de las personas que deberían ser asesinadas. En consecuencia, el primero en ser torturado y asesinado en la cárcel lo fue el revolucionario marxista-leninista Floyd Britton Morrison el 29 de noviembre de 1969, después el camarada José del Carmen Tuñón y la larga lista fue vaciándose, al correr de los años, de torturados y muertos (comunistas, revolucionarios, panameñistas, obreros, campesinos, estudiantes, profesionales, hombres y mujeres). Pero, nos estamos adelantando, volvamos a ese 12 de octubre un día después del golpe de Estado.

   Ese día, como a las 9 de la mañana la Imprenta legal del Partido fue allanada y los obreros tipográficos que allí laboraban detenidos. Entre ellos los camaradas Luís E. Urriola, Francisco Berrocal, …

   El día 14 de octubre, lunes, en la Universidad Nacional se reunieron representantes del PP, de la Federación Estudiantes de Panamá (controlada por el Partido), de la Federación Sindical de Trabajadores de la República de Panamá (brazo sindical del Partido), del Partido Panameñista, del Partido Demócrata Cristiano, de la Central Istmeña de Trabajadores Cristianos de Panamá (brazo sindical de la DC),  más de una facción del Partido Liberal y personalidades democráticas y populares independientes para discutir la situación política creada con el golpe y organizar la respuesta popular. Se aprobó la conformación de un Frente Popular Contra la Dictadura Militar y la proclamación de una huelga general de 72. Como puede ver el lector esa línea política trazada por el Partido, arriba presentada, se ha ido cumpliendo: Diálogo entre fuerzas democráticas y patrióticas para darle una “salida democrática y popular a la crisis”, “apoyarse en las masas populares y hacer recurso a la lucha de masas” para enfrentar a los militares golpistas.  Pero, cuando los representantes de las fuerzas políticas y sindicales, allí convocados, comienzan a discutir la línea de acción a desarrollar en lo inmediato  el Buró Político del PP apresuradamente bajó la directiva: “1. Impedir la no aprobación de la huelga general de 72 horas; 2. De no poder parar la declaratoria presionar para que se transformase en una huelga económica y no política”. La huelga fue declarada, el PP y sus organizaciones de masas (FEP y FSRTP) desertaron menos de 24 horas después y la acción fracasó.

   Pese al claro sabotaje llevado a cabo por parte de la banda socialtraidora dirigente del PP, el día 19 la dictadura militar pasa a la persecución y detención de los miembros dirigentes y cuadros del partido. Entre ellos el mismo camarada Hugo Víctor, quién libre era un real peligro para la estabilización de la dictadura militar dado el gran prestigio que gozaba entre sectores democráticos; mientras que Souza y sus más estrechos colaboradores se escondieron (“clandestinos”, dijeron) ¿Qué había sucedido, qué había entre telones? Nada, que nuestros héroes revisionistas se habían confabulado con los militares para traicionar una vez más a la masa del Partido,  a las masas populares y democráticas. Que había un acuerdo de trastienda entre la Guardia Nacional y estos encallecidos oportunistas. Acuerdo que conllevaba romper todo intento de unidad y toda forma de resistencia popular anti-dictatorial.

   No obstante, dada la posibilidad de una segunda edición de una acción huelguística y dada su insuperada desconfianza anti-comunista, el crl. Boris Martínez consideró que el Partido del Pueblo no había cumplido, o no tenía la fuerza que él creía para cumplir con el compromiso. 

    El B. P., frustrada su esperanza de renovar el acuerdo con los militares, por lo menos en ese momento, pasando a la “clandestinidad”, nombra un “Comité Ejecutivo de Emergencia”,  semi-abierto, para atender los asuntos del partido. Integrado por Luís González Pittí, Rodrigo Morales,   Ochoa y otro.

    Entre tanto, en el país había estallado la lucha armada de defensa de la democracia y por el restablecimiento del orden constitucional. La forma que asumió dicha guerra revolucionaria anti-dictadura militar fue la de guerrilla urbana (el MLN-29, organización resultado de la fusión del VAN y el MUR) y la de guerrilla rural (conformada por miembros de base del Partido Panameñista).  La dictadura militar-fascista recrudeció su violencia reaccionaria y genocida anti-popular. La pandilla souzista cazó la ocasión, para tender un nuevo puente de acercamiento con los militares golpistas. Convocando a una Reunión Ampliada del Buró Político, realizada en diciembre de 1970 en la casa del camarada Morales. En la misma Souza presentó e hizo aprobar un documento intitulado “Las tareas inmediatas del partido entre las masas”. Cuyas ideas centrales eran: 1) “No atacar obcecadamente al gobierno (militar. N. n.)”, y;  2) la encaminada a repudiar la lucha armada anti-dictatorial y denigrar y calumniar a los combatientes democrático y revolucionarios, en ella decía, “Condenamos las acciones aisladas de carácter aventurero y desesperadas como la violencia armada y terrorista el anarquismo izquierdista al igual de los derechistas, sólo sirven a la oligarquía y al imperialismo norteamericano” y en  reafirmación de su infame papel de esquirolaje contrarrevolucionario allí va el certificado de impunidad que extendían a los militares, justificativo del baño de sangre a que sometían al pueblo panameño: “son inspiradas y organizadas por la Agencia Central de Inteligencia yanqui”. ¡Oh, infames cómplices de asesinos y torturadores entrenados por esa misma CIA en la ESCUELA DE LAS AMERICAS (Fort Gullick, en la Zona del Canal)!

   Ciertamente, Souza y sus compinches no mataron a nadie personalmente, pero sí indicaban a quién deberían eliminar los asesinos materiales. Valga como ejemplo, uno de tantos: La noche anterior al asesinato del combatiente revolucionario Narciso Cubas, el que había sido localizado en su punto de clandestinidad por el Servicio de Inteligencia Militar (SIM), fueron convocados al Cuartel Central los dirigentes sindicales y miembros del Comité Central del PP Domingo Barría, Marta Matamoros y Ángel Gómez para recibir información del asesinato que se cometería al día siguiente. Era la prueba de “lealtad” que los militares le exigieron a los souzistas. Los militares querían el asentimiento souzista y así atarlos políticamente en complicidad.

    Retomemos el curso que llevábamos. Casi un año se estuvieron los camaradas detenidos. Pero, luego de la defenestración del crl. Martínez, los miembros del B. P. en la “clandestinidad”, se las ingeniaron para  restablecer los contactos con el crl. Torrijos.  Paralelamente, los militares abren conversación con los dirigentes detenidos ofreciéndoles “dejarles libres, pero mandándoles al exilio”. El camarada Hugo Víctor, ex-presidente del Partido, se opone y manda a decir al “CEE”: “No. Presos pero en Panamá. Nosotros, los presos políticos, somos bandera del Partido y del pueblo contra “los come-gentes” (los militares)”. Ello fue acogido por el partido. Pero, Souza, dizque clandestino,  pasando por encima de la decisión del CEE, se entrega.

   Ya para esos momentos su hermano Cleto, también miembro del Buró Político y asimismo “clandestino”, había salido del país (sin consultarse mínimamente con el CEE) supuestamente por “canales clandestinos”. Su misión, la de Rubén Souza al entregarse al aparato de seguridad del Estado, es ir a convencer a los detenidos políticos para que acepten la propuesta de los asesinos Mandos militares. Contra la voluntad del partido y de Hugo Víctor, así como de la gran mayoría de los presos políticos  de izquierda no del partido, se decide el partir al exilio con la vergonzante excusa de que “nos vamos, pero entraremos ilegalmente por las fronteras después”. Por cierto, cosa que nunca hicieron.

   Para borrar toda traza de la infamia cometida, el CEE por decisión de un miembro del B. P., quién más que si no nuestro conocido Miguel Porcell, y sin que mediase discusión democrática alguna con sus responsables  fue disuelto. Contra Morales se levantó un expediente acusatorio, el cual debía aceptarlo “así como está redactado”, sin discusión y sin hacerle ninguna enmienda, éste protestó y fue destituido de su responsabilidad como miembro suplente del C. C., de la Secretaría de la Comisión nacional de educación y expulsado del Comité Regional de Panamá, y de la FSTRP (dónde era Srio. de Educación).

   Allí se estuvieron, ellos,  en el “dulce exilio”, viviendo del pueblo chileno, del PCCh y de la “solidaridad” (pecuniaria) del Moscú socialimperialista, por dos años. Mientras, sea dicho entre paréntesis, los otros ex-presos políticos no partidarios forzados al exilio en aquellos países suramericanos, abandonados a su suerte, se “comían un cable” y pasaban mil vicisitudes.

   Aquí se cierra la segunda fase de la historia del PP.
   


 3.- De 1972 a 1989

   Como ya hemos visto, ese 11 de octubre de 1968 se ha dado en el país uno de tantos cuartelazos de los que son tan comunes en América Latina. Un golpe de Estado de militares derechistas,  anti-comunistas y ligados estrechamente al bajo mundo de los negocios sucios de las clases dominantes. Con el agravante de  haber sido formados, entrenados, uniformados, armados y sostenidos económicamente del presupuesto militar estadounidense, en fin educados en la doctrina de seguridad nacional y de la guerra anti-insurgencia del imperialismo norteamericano. Los que una vez dueños del poder formaron una especie de Junta de Gobierno marcada por la desorganización, la improvisación y orfandad absoluta de ideas políticas, en cuanto a  que hacer y cómo.

   Ese dilema generará toda una serie de rivalidades y roces, rencillas y zancadillas. El triunvirato contra los coroneles Omar Torrijos y Boris Martínez,  entre estos dos mismos entre sí, entre Torrijos y el Alejandro Araúz jefe del tenebroso Servicio de Inteligencia Militar (SIM). Contradicciones que serán resuelta en una serie de golpes de mano: el primero que resulta defenestrado lo es el crl. Martínez por su manifiesto radicalismo  anti-oligarquista de derecha. Posteriormente, el 15 de diciembre de 1969 una coalición de la Junta de Gobierno y oficiales ligados al SIM bota a Torrijos, aprovechando de que éste se encuentra de francachela en Méjico. Éste reacciona, beneficiado de “interpósita mano” y de algunos capitalistas de segunda, luego de agenciarse el apoyo del jefe del cuartel de David (Chiriquí) Mayor Manuel Antonio Noriega, otro agente de la CIA, retorna al país y en una “marcha triunfal hacia la ciudad capital” toma posesión de todo el poder.   Este Omar Torrijos, como queda dicho más arriba agente de la CIA, resulta más dúctil y manejable para el cumplimiento de los planes de los imperialistas yanquis de reanudación de las negociaciones de los tratados canaleros.  Se rodea de un grupo de asesores políticos sacados de los medios de abogados y profesionales resentidos sociales y desclasados, tales como Materno Vázquez, Rómulo Bethancourt y otros, y a la dirigencia del Partido del Pueblo le lanza la tan buscada toalla. Se inicia así lo que él mismo, Torrijos, bautizará “la revolución octubrina”.

   “Revolución” que supuestamente, bajo el marbete de “yunta pueblo-gobierno”, elevaría  al pueblo al poder. En realidad no ha sido el pueblo el que ha tomado el poder del Estado, menos como resultado de una insurrección de los de abajo o de una guerra revolucionaria popular, si no que, como hemos visto, éste ha ido rebotando de mano en mano entre una serie de militares hasta terminar en las del ahora “general”.

   ¿Pero, era una revolución realmente? No. La tal “revolución” nunca pretendió afectar los intereses políticos y económicos fundamentales de las clases oligárquicas, simplemente se redujo a apartarlas del aparato formal del gobierno. Como tampoco pretendió cambiar la estructura económica semi-feudal y neocolonial del país, los grandes propietarios territoriales siguieron siendo los grandes terratenientes que siempre fueron y más ricos aún; el gran capital monopolista comprador devino en capital monopolista burocrático-financiero y acaparador de todos los ganglios vitales de la economía social; lo de la política de nacionalizaciones de empresas monopólicas imperialistas (Fuerza y Luz, Boston Coconaut, la payasada engaña-bobos de la mentada “guerra del banano”, etc.) una burla y una estafa a la nación, dado que se pago con creces y con mucho más de su valor real; la política de asentamientos o colectivización del uso de la tierra (no la propiedad agraria) fue una manera de engatusar a los campesinos, paralizar su lucha de clase y bajar la presión que ellos ejercían sobre  la Gran Propiedad feudal y; sobre todo, una forma de acrecer la renta agraria de terratenientes, comerciantes y del Estado. Asimismo, el movimiento obrero fue sujeto a rienda corta, controlado directamente por el Estado perdió su libertad e independencia sindical. En base al clientelismo político, la corrupción y la presión se forzó a los dirigentes sindicales a suscribir un pacto social y a adoptar la política de colaboración  social.

   Cabe aquí subrayar, el general Torrijos nunca llamó, más allá de parlotear de “revolución” en general, de “proceso revolucionario”, de “proceso de liberación nacional”, a sus medidas políticas falsamente populistas, pero sí clientelarista, “revolución democrática-popular” o que fuesen encaminadas al socialismo. Por lo menos, hay que reconocerle eso.  A quienes se les encomendó esa tarea de engañar y distorsionar la conciencia de las clases populares, principalmente de la clase obrera, fue a la Dirigencia apóstata del Partido del “Pueblo”. Así ellos apologéticamente se dedicaron a enriquecer el diccionario ideológico del oportunismo criollo: Nacionalizaciones, según los partidopueblistas eran “creación de áreas estatales en la economía”.  Estatización se traducía en el nuevo lenguaje revisionista en “Estado productor”. Asentamiento campesino, significaba la creación de “islotes de socialismo”. Poder popular, según estos canallas era forma orgánica delEstado democrático-popular de liberación nacional”. Así la Dirigencia partidopueblista, renegada del marxismo-leninismo, con sus propias manos se dedicó a tapar las vergüenzas del despotismo militar-fascista.

   Así pues todo aquello de “revolución popular”, de “poder popular”, etc., no era más que un engaño conciente, un bluff político. Pero, en realidad, muy efectivo. Dado que engañó a tantos aquí y en otros lares. Recuerdo, por ejemplo, allá por los años de 1982 llegó al Istmo, con motivo de una Feria Comercial Internacional realizada aquí,  “colado” entre la delegación de empresarios colombianos un señor de apellido Cáliz, dirigente máximo del Movimiento Camilista (Marxista-Leninista) de Colombia. Se contactó con nosotros y clandestinamente tuvimos un encuentro. Nuestro camarada Secretario General le dio una explicación pormenorizada de la situación política existente en ese entonces bajo la dictadura militar, en la medida en que se desarrolla la exposición el camarada colombiano abría desmesuradamente los ojos, dejando traducir su sorpresa y desconfianza (“¿De qué país estará hablando el camarada?¿Está loco?”, pensaba). Al final, no se pudo contener y aseveró: “Es raro lo que ha dicho. Usted habla de dictadura militar, pero hemos sido invitados a la Asamblea Nacional de Representantes (de corregimientos. Nota mía), el Presidente nos ha hablado directamente y muy campechanamente. Ellos, los diputados, andan en camisilla y se tratan de “compañeros”. Así no ocurre en Colombia, allí no nos hubieran dejando entrar siquiera y mucho menos hablar”. Dejemos caer, piadosamente, el telón ante tan lastimosa escena.

   Después de esta digresión anecdótica, retomemos nuestro tema. En líneas anteriores queda, esbozado el contenido de la política interior y exterior de la dictadura militar torrijista, así como en línea general las teorizaciones desarrolladas por Souza y cía. Teorizaciones que,  tendentes a cubrir desde la “izquierda” y con un lenguaje “marxista-leninista” caricaturesco los desmanes de la dictadura militar,  así como la propia política oportunista de colaboración con esos mismos militares y de traición a esos mismos principios que pretendía presentar como “Vía democrática a la panameña de la liberación nacional”. Teoría, si se le puede llamar teoría a ese guacho indigesto de palabrerías vanas,  que pudiese ser resumibles en los tres puntos siguientes:

 a) La ilusión de la liberación pacífica del yugo imperialista;
 b) La ilusión del “camino pacífico” de consecución de una República democrático-popular como fase de transición al socialismo;
c) La ilusión del papel dirigente de los militares en la revolución democrática.


a) La ilusión de la liberación pacífica del yugo imperialista;

   Adentrémonos, pues,  en los vericuetos sofísticos de Souza. La Revolución de Octubre de 1917 en la ex-Rusia zarista no sólo ha sido la chispa que ha encendido la llama emancipadora en la mente y los corazones de la clase obrera y de los pueblos oprimidos de todo el mundo, sino que ella ha puesto al día el que hacer y el como conquistar la independencia nacional y la emancipación social. Esto es el entrelazamiento, como cuestión práctica inmediata, de la revolución proletaria socialista y la revolución popular de liberación nacional como un único proceso revolucionario internacional. Al respecto, en 1918, el camarada Stalin escribía que la Revolución de Octubre

  1. …ha ensanchado el marco de la cuestión nacional, convirtiéndola, de problema particular de la lucha contra la opresión nacional en Europa, en el problema general de liberar a los pueblos oprimidos, a las colonias y semi-colonias;
  2. …ha abierto amplia posibilidades y caminos efectivos para esta liberación, facilitando así considerablemente a los pueblos oprimidos del Occidente y del Oriente su liberación y llevándoles al cauce común de la lucha victoriosa contra el imperialismo;
  3. …de este modo ha tendido un puente entre el Occidente socialista y el Oriente esclavizado, formando un nuevo frente de revoluciones contra el imperialismo mundial.”
(Stalin, La Revolución de Octubre y la cuestión nacional. O. C., tomo 4, pp. 171-172).

   Esto quiere decir que es necesidad para el movimiento obrero comunista y el movimiento democrático nacional liberador el crear y asumir una teoría y de un programa político, de una estrategia y de una táctica, consecuentemente revolucionarios, que les sirviesen de guía y norte. Así nació, gracias al genio de Lenin y Stalin, la visión y línea comunista de liberación nacional. Por su parte, el camarada Mao ha de remarcar que la lucha de liberación nacional anti-imperialista ya no hace parte, desde ese momento,  de la revolución burguesa mundial sino de la revolución proletaria socialista mundial. (3) 

   Así han convergido, en un mismo proceso revolucionario internacional encaminado al comunismo, la lucha revolucionaria socialista de los proletarios de los países capitalistas avanzados y aquella de los proletarios y pueblos de las naciones oprimidas. Este postulado del camino comunista de liberación nacional (4), el que ha de servir de guía y norte a los proletarios y pueblos en su lucha contra el imperialismo y el capitalismo burocrático-comprador, resulta ser la piedra limite que separa a los auténticos marxistas-leninistas de los falsos marxistas-leninistas en esta importante cuestión de principios. Los primeros, siguiendo a Lenin, Stalin y Mao, hablamos de “lucha revolucionaria de liberación nacional anti-imperialista” y los segundos, los revisionistas modernos y nacional-oportunistas, berrearán respecto a la “descolonización” y “vía democrática (un eufemismo  utilizado en reemplazo de vía pacífica) de liberación nacional”. Para ocultar su verdadero pensamiento y su verdadera práctica los souzistas nos hablarán instrumentalmente de “liberación nacional”, pero realmente hacen referencia a la descolonización de los países nacionalmente oprimidos “negociando” con los sectores “sensatos” de la burguesía imperialista. Así los pueblos no conseguirán nada, sino que reemplazar al viejo brutal colonialismo con el nuevo colonialismo mucho más brutal y pérfido.
  
   Toda su sesgueada teorización respecto a la dicha “vía democrática de liberación” esta encaminada, además de mal justificar su traición a la lucha de liberación nacional anti-imperialista del pueblo panameño, a vilipendiar bellacamente a la revolución nacional-democrática señalándola como una vía no-democrática, “sectaria” y “violentista”.

  Pero, para ocultar su verdadero papel y objetivo Souza ha tenido que levantar, bajo la hojarasca de “vía democrática”, “islotes de socialismo”, “Estado productor” y demás yerbas por el estilo, para engañar a  sus militantes y a las masas populares “su” más belicoso anti-imperialismo: el cuco del imperialismo yanqui como el enemigo unico y fundamental de la clase obrera y del pueblo panameño. Que si Souza se convirtió en el más ferviente lacayo de la dictadura militar, lo hizo porque no sólo era un agente del imperialismo norteamericano, sino que agente de la Superpotencia rival de aquel. Con tal primario anti-imperialismo yanqui, pasar de contrabando al más peligroso enemigo de la humanidad al social-imperialismo ruso (“socialista” de palabra e imperialista en los hechos).

   Esto es, la particularidad del anti-imperialismo aplicado por Souza consistía en convocar a la lucha contra dicha potencia para mejor servir a éste otro. Se ha arrodillado y puesto al servicio del dictador Torrijos para colocarse en una posición tal en la que podía atizar las contradicciones entre el régimen militar y el imperialismo norteamericano. Aprovechar su colaboración vergonzosa con la dictadura militar-fascista torrijista, a tal grado que no ha tenido empacho alguno al colocarlo a nivel de los Grandes Maestros del proletariado revolucionario internacional, para así levantar a las masas contra el imperialismo estadounidense y favorecer, así, la penetración política y económica de la Urssocialimperialista en Panamá.

    Ha sido Souza, como toda la camarilla oportunista dirigente del PP, un agente triple de la reacción anti-democrática y antinacional: Una, agente de los servicios de seguridad del régimen torrijista-norieguista. Dos, agente, si no directo indirecto del imperialismo yanqui. Tres, agente pagado del socialimperialismo soviético.

   Más aun, sin que medie explicación alguna ha tirado ahora en el tinaco de su oficina, como un trapo sucio e inservible ya, su re-inventada “¡Vía democrática de liberación nacional!”. Digo “re-inventada” puesto que tal vía democrática de liberación en el fondo ha de reducirse a desempolvar ese viejo trapo nacionaloportunista de la “descolonización pacífica”, de reconocida matriz imperialista anglosajona, que con mucho más originalidad y franqueza fuera ya presentado por el derechista M. N. Roy ante el VIº Congreso mundial de la Internacional Comunista de la siguiente manera:

   “La nueva política del imperialismo implica un desarrollo gradual de la descolonización de la India que se debe dejar desarrollar de tal manera de que India se transforme de un Estado “dependiente” en un “dominio”. Se le concederá a la burguesía india la participación en el desarrollo económico del país, bajo la hegemonía del imperialismo, en vez de ser oprimido como competidor… India se convertirá de una posesión colonial agraria atrasada en un país industrial moderno…” (Actas del VIº Congreso de la Internacional Comunista, p. 13). 

   Posición calificada y condenada en dicho Congreso Internacional como “teoría socialdemócrata”, “capitulacionista” y “socialimperialista”. De ahí bebe, pues, toda su sabiduría “liberacionista”, “anti-colonialista” y “anti-imperialista” Souza y comparsa. Pero no sólo, ella enmascara la verdadera tarea de la que se hace portador: denunciar al imperialismo norteamericano en el balcón, mientras por la puerta de la alcoba calladamente hace penetrar al socialimperialismo ruso.
 
  Con la caída de la dictadura militar y la desintegración de la Urss, éste encallecido oportunista, sin modificar una jota de su línea de conducta mercantil y mercenaria, desespera por cambiar de patrón. Hoy, mendiga fondos sea del Presidente Chávez, de la Unión Europea o del Capitalismo monopolista de Estado ruso. Tanto es su desespero y su desvergüenza que, ¡asombroso no!, de su léxico ha desaparecido casi totalmente la palabra imperialismo, en general, e imperialismo yanqui en particular.

  
b) La ilusión del papel dirigente de los militares en la revolución democrática.

   Tal deslizamiento al oportunismo y al renegamiento de consagrados postulados marxistas-leninistas, respecto a éste tema, es percibible en Souza, cuando se lanza a la elucubración del papel “dirigente de los militares nacionalistas” en la revolución democrática. Según la cual estos últimos al llegar al poder político y por “beneficiarse” del apoyo incondicional de los partidopueblistas, y, por lo cual se ha forjado una supuesta “alianza estratégica”, de repente por la gracia divina han cambiado de naturaleza de clase y devenido en fuerza revolucionaria transformadora. Esto es los militares, por la gracia de Souza, se han convertido no sólo en una fuerza política independiente anti-imperialista y anti-oligárquica, sino que en vanguardia de la revolución democrática.

   Aduciendo, para sostener una tal apostasía, que la alta oficialidad de la Guardia Nacional representaría la llegada de la pequeña-burguesía al poder. Esto porque ellos, en su gran parte, serían provenientes de las capas inferiores de la clase media. En otras palabras, apoya su argumentación en el origen  y no en la posición y la función de clase dentro de la superestructura política de la sociedad capitalista, semi-feudal y neocolonial panameña de esos militares. Alguien que cometiese tal desliz, más si se autoproclama “marxista-leninista”, no puede no ser calificado más que de marxista de pacotilla.

   Puesto que las fuerzas armadas en este país (Policía Nacional, Guardia Nacional o Fuerza de Defensa Nacional) por sus principios normativos, sus leyes y su estructura organizativa nunca a perdido su identidad de ser la Gran burguesía semifeudal en armas y de ser su “violencia organizada” de cara al pueblo, a la clase obrera y la revolución. Mas aún cuando su oficialidad ha sido formada, uniformada, entrenada, pagada y adoctrinada (toda ella pasando por esa escuela de torturadores y dictadores que ha sido la mallamada “Escuela de  las Américas”, sita en Fort Gullick, en la Zona del Canal) directamente por el Departamento de Guerra del imperialismo norteamericano. Lo que prueba su real carácter de clase y su papel reaccionario, a la vez desenmascara toda la falsía que representa el  señalarle como si estuviera “por encima de las clases”, ser  “arbitro en la lucha política de clases”, de “nacional”, etc. Las fuerzas armadas, en Panamá como en cualquier otro país, es un ejército anti-popular, anti-patriótico y anti-revolucionario. El, como diría Lenin,

   En todas las repúblicas burguesas, aun en las más democráticas, la policía es (como el ejército regular) el instrumento principal para la opresión de las masas… La policía vapulea a la “plebe” en los cuarteles… y favorece a los capitalistas, porque se la soborna para actuar así o porque cuenta con la “protección” y la “mediación” de los ricos. Como la policía forma una casta profesional de hombres “amaestrados” en la violencia contra los pobres, de hombres que disfrutan de un sueldo más altos y de los privilegios que da la “autoridad”, es inevitable en todas partes, con la burguesía en el poder, constituya siempre el instrumento más leal, el principal puntal y protector de la burguesía. Con ayuda de la policía no podrá implantarse ninguna reforma seria y radical a favor de las masas trabajadoras. Esto es objetivamente imposible” (Lenin, Han olvidado lo principal. O. C., tomo 32, p. 26).

   Como veis Souza, más creativo que el “fundamentalista de izquierda” Lenin, como mago de feria ha convertido un vulgar cuartelazo o putch militar-policíaco en una “revolución”. Eso gracias a que se ha beneficiado de tal alianza para aprovechar la posición “estratégica” adquirida para proceder a impulsarles a profundizar la “revolución” y conducirles… hasta echarse en brazos del socialimperialismo y convertirles en agentes neocoloniales suyo. No eran más que ilusiones y sueños idealistas y reaccionarios. Dado que una revolución por política que sea, y menos en después de la gloriosa revolución de Octubre, no puede hacerse por “arriba”,  sin la participación de las masas y sin la dirección de la clase obrera.

   En ningún momento, a lo largo de esos 22 años de colaboración con la dictadura militar-fascista, pese de haber sido una fuerza política co-gobernante, le ha pasado por las mientes a estos oportunistas la tarea auténticamente leninista de desmoralizar, descomponer y desorganizar a esas fuerzas burguesas armadas anti-populares y anti-patrióticas.  Su papel se ha caracterizado en cubrir con sus manos y su demagogia las vergüenzas del despotismo militar. En ocultar la esencia reaccionaria y burguesa, colonial-imperialista, de la oficialidad de la Guardia Nacional. Mucho menos el hacer labor revolucionaria en el seno de las Fuerzas Armadas de este país para ganar para la revolución a la masa de la tropa constituida por hijos de obreros y de campesinos, indudablemente con intereses diametralmente diferentes a los de la oficialidad y a los de la oligarquía.

   Al no cumplir con ésta labor revolucionaria, de separar a las Fuerzas armadas de las masas del pueblo y al no cuidar el profundizar el conflicto entre la Oficialidad y la tropa, abandonó el marxismo-leninismo, traicionó a las masas populares, contribuyó a reforzar el poder de la burguesía sobre las masas trabajadoras y, finalmente, se condenó a sí mismo al mismo final que sufrieron los militares con su amalgama sin principios con ellos.


c) La ilusión del “camino pacífico” de consecución de una República democrático-popular como fase de transición al socialismo.

      Totalmente enceguecidos por la ilusión de la aplicabilidad de la revisionista “teoría de la vía pacífica al poder”, no curados con la amarga y sangrienta experiencia “de la vía electoral al gobierno” de Allende y Corvalán en Chile, la Dirección del PP se empeñó en llevarla a la práctica contra viento y marea. Desde 1971 dio máximo vuelo a su propaganda, de la cual se hizo eco todo el Movimiento revisionista moderno internacional, de que con el Golpe del 68 de los militares supuestamente “nacionalistas” en el país se abría un nuevo período en la vida Republicana, aquel de la “República democrático-popular de liberación nacional”. Nuevo sueño de opio.

   Ciegos y sordos frente a la realidad, impenitentes idealistas históricos que no materialistas, concibieron que con el cambiarle los nombres a las cosas cambiaban la cruda realidad política. Revistieron al reaccionario Estado oligárquico burgués, semifeudal y neocolonial, con el ornato de “Estado nacional independiente” y a la ya agónica República oligárquica la bautizaron de “Poder popular”. Y dándose ínfulas de estadistas, convencidos como estaban del grandioso rol político y organizador que les había dado la Providencia (aunque tal papel se reducía, realmente, a servir de canes guardianes del régimen militar), por boca del mismo Souza en 1973 esbozaron su programa de gobierno a realizar (recuerden, sólo eran fuerza co-gobernante auxiliar y no poseían poder alguno, que no fuera su propia ilusión),

   El que un rango de la actualidad política es la finalidad de la destrucción del poder oligárquico y la transformación de la estructura económica… (Dado que) la destrucción de la oligarquía permite la participación de las masas populares, de la clase obrera aliada a los campesinos pobres en la dirección del Estado y en las decisiones políticas… éste poder por su naturaleza tendría que emprender la democratización del poder político con una estructura y composición popular del gobierno”… “En la especificidad panameña encontramos un acondicionamiento que puede llevar a la crisis de un anticipo socialista”(R. D. Souza, discurso: Formación de la lucha antiimperialista en Panamá y el papel de los comunistas. En Participación de los comunistas en la lucha de liberación nacional. Marzo de 1973. p. 119 y 120).

   Sobre esto de la “destrucción del poder oligárquico”, lo primero de señalar es que los oportunistas no especifican si lo que había que destruir es el sistema de Estado o el sistema de gobierno, o ambos. Y ahí nos dejan, puesto que nunca aclararon que entendían por eso. Lo cierto es que, el dictador Torrijos si bien ilegalizó a los partidos políticos burgueses y apartó del primer plano de la escena política a burgueses y terratenientes, no los afectó mínimamente en su dominación económica y política de clase. Más aun se limitó a comprar su pasividad política engrosando sus bolsas de especuladores y convirtiéndoles en parásitos del presupuesto oficial (Confina) y defendiendo sus intereses de clase a espada desnuda.      Por lo que es de concluir que tanto el régimen político como el sistema estatal siguieron siendo una dictadura militar burguesa, apoyada prevalentemente en la nueva fracción conocida como burguesía burocrática, en sectores políticamente atrasados de masas populares y alimentados por el clientelismo político, como por el pegamento ideológico que le dio toda una generación de renegados del comunismo, provenientes de las filas del Partido del Pueblo, que conformarían los  cuadros dirigentes e intermedios del aparato gubernamental y del Partido “revolucionario democrático”, brazo político de la dictadura.

   En eso, aclaremos, el llamado “Poder popular” o Asamblea de Representantes de Corregimientos sólo fue una ficción. Una Asamblea Constituyente escogida de ha dedos, tras la cortina de una elección popular trucada. La que asumiendo de por sí y ante sí la soberanía popular, en su primer acto “soberano” la delegó arbitrariamente en el poder personal de un individuo, el dictador Torrijos. El dicho “poder popular” ni ha tenido poder real, ni poder de decisión, sino que ha sido el mecanismo de “legitimización” de las arbitrariedades del espadón agente de la CIA.

   En cuanto a eso del “pueblo al poder”, de los “obreros y campesinos pobres en la dirección del Estado”, no ha sido otra que una mentira. Ellos no han tenido el poder del Estado en sus manos, eso por que nunca lo tomaron. Esa falsa consigna la ha pregonado la Dirección del PP para ocultar, asumiendo falsariamente ser la representación de la clase obrera, su colaboración con la dictadura militar y poder realizar desde la altura del poder los designios subvertidores de la superpotencia rusa en Panamá.

   De ahí que, en las teorizaciones de Souza escaso puesto y rol le toca desempeñar a la clase obrera, supuestamente en el poder. Acerca del papel de la clase obrera en esta ficticia “República democrático-popular”, en este “gobierno anti-imperialista” y “obrero-campesino y de militares patriotas”, él la reduce sustancialmente a uno solo: TRABAJAR PARA ACRECENTAR LA PRODUCTIVIDAD, esto es para aumentar las ganancias de los capitalistas. He aquí, de seguido, sus textuales palabras,

   (Dada) “la toma del poder por los militares y la iniciación de la participación del gobierno, la Guardia Nacional y las masas populares (“el poder popular democrático”) impone la subordinación consciente a las decisiones del mando de la revolución, General Torrijos.

   Por eso es urgente una mayor colaboración entre nosotros (el Partido del Pueblo. N. d. ND) y el gobierno…” “… exigiendo concentrar todo el esfuerzo en la producción nacional (un púdico eufemismo, “nacional” para no decir capitalista. N. d. ND). Es decir,  incorporar más fuerza de trabajo y desarrollar la productividad (es decir, la plusvalía, la ganancia capitalista. N. d. ND)”.

   Para eso es necesario “educar políticamente”, dice Souza, a la clase obrera. Esto es, adoctrinarla a fin de que acepte sin chistar la coyunda, la disciplina cuartelaría laboral y su explotación intensificada. Y para ello, afirma con toda la prepotencia de un capitán de galera,  es menester “la formación de Comisiones de Producción y Vigilancia”. Esto está más cercano a un régimen de esclavitud capitalista- fascista que del Socialismo.

   En realidad destaca de la cita hecha por nosotros del discurso de Souza, intitulado “Conmemoración del 45 Aniversario de fundación del PP”, dictado en 1975, que él no tiene confianza alguna en la clase obrera y el no acepta en absoluto el mandato marxista-leninista, hoy, maoísta, de que “clase obrera debe dirigirlo todo”. En fin, que rechaza eso de que para hablar de un régimen de democracia popular la clase obrera debe tomar y tener firmemente en sus manos el poder político del Estado, destruir el Estado burgués y crear la dictadura democrático revolucionaria de los obreros y campesinos.

De hecho, en sus intenciones y en sus acciones políticas prácticas, Souza pretende presentar como una “excepcionalidad creativa panameña” lo que es una bufonada reaccionaria, botando al aire un patrimonio revolucionario irrenunciable común a todo el comunismo revolucionario mundial y probado en los hechos y realizaciones en muchos países. En realidad, negar o minimizar la misión histórica universal de la clase obrera de Panamá y del Mundo, negar la “hegemonía”, es renegar la revolución socialista y la Dictadura del Proletariado; es rechazarle al Partido revolucionario de la clase obrera su papel dirigente en la revolución social y en la Dictadura del Proletariado.

   Pero, la camarilla revisionista y socialtraidora dirigente del Partido del Pueblo no ha hecho todas estas maniobras sin principios porque pudiese aspirar suplantar o suceder en el poder del Estado a los militares o la burguesía, no lo ha hecho más que para viabilizar el allanamiento de este país a los planes globales de construcción del imperio mundial de la burguesía imperialista pan-soviética. Esto es, que el PP en los últimos treinta años ha desempeñado el anti-nacional papel  de quinta columna del socialimperialismo soviético.

   Insertos en la vorágine de la guerra fría y en vista de la retrograda mutación política y social ocurrida en la otrora Patria Socialista de Lenin y Stalin, luego del XXº congreso del PCUS y del anti-socialista golpe de Estado de Kruschev, el derrocamiento de la Dictadura del Proletariado y los inicios  de la restauración capitalista en dicho país, ellos, los revisionistas panameños, no han tenido empacho de ponerse a su servicio. A la vez, el ocultar canallamente ante los ojos de sus militantes de bases y de las masas la magnitud y gravedad de lo acontecido.

   Lejos aclarar lo que realmente ha sucedido, restablecer la verdad de los hechos y desenmascarar las falsificaciones y las distorsiones del marxismo-leninismo, y las calumnias vertidas contra Stalin por los kruschevistas y la burguesía soviética que aun se mantenía vivita y coleante allí, ellos se han dedicado, a su vez, a difundirlas y  a atacar a los auténticos comunistas. Haciendo, asimismo, pasar a todos esos canallas como verdaderos “continuadores de Lenin”, como “marxismo-leninismo creador” su revisión traidora del mismo.

   Detrás de posiciones falsamente anti-imperialistas, actuando como agentes del socialimperialismo ruso, han sido mercenarios que han ido a pegarse a los militares golpistas para mejor servir a su amo. Pretextando utilizar un espacio democrático que supuestamente se abría, mal cubiertos en su proclamación de ser los genuinos representantes de la clase obrera, no sólo han colaborado abiertamente con la dictadura militar, sino que se han declarado los más rabiosos anti-yanquistas para atizar las contradicciones entre los militares y el imperialismo norteamericano. Ello con el único fin de favorecer la penetración en el país de la famélica Superpotencia imperialista en ascenso y deseosa de crearse una cabeza de playa en el “patio trasero” de aquella otra Superpotencia rival, EEUU.  Cabe aquí señalar que, sea dicho entre paréntesis, la pandilla socialtraidora  souzista ha recibido de su homóloga del Moscú revisionista la bicoca de cincuenta mil dólares mensuales de ese entonces hasta 1989, esto es ¡UN TOTAL DE 18 MILLONES DE DOLARES HASTA LA CAIDA DE LA URSSocialimperialista!


   Taimadamente, para lograr sus fines aviesos, han proclamado al imperialismo norteamericano como el enemigo principal y único de los pueblos oprimidos del mundo y de las masas nacionales panameñas. Ocultando que,

   Las dos Superpotencias, USA-URSS, son los enemigos principales, comunes, de todos los pueblos del mundo; no obstante, el aspecto principal, a escala mundial, lo es el socialimperialismo soviético por ser el recién llegado al banquete de los tiburones imperialistas”.  Como lo señala nuestro camarada León Álvarez, en su escrito “¡Pueblos del mundo únanse para derrotar a las dos Superpotencias”.

  Eso mismo  es lo que han remarcado los comunistas chinos con las palabras siguientes,

   “Las dos Superpotencias imperialistas, USA-URSS, que conforman el Primer Mundo, han llegado a ser los mayores explotadores, opresores y agresores en el plano internacional y el enemigo común de los pueblos del mundo entero; la disputa entre ellas conducirá a una nueva conflagración mundial. La disputa entre las dos potencias hegemónicas por la dominación del mundo, la amenaza que representan para todos los pueblos y la resistencia que estos les oponen, han entrado a constituir el problema central de la actual política mundial”.

    Frente  a estas tesis científicas, marxistas-leninistas, sostenidas por el Partido Comunista de China, los revisionistas se han puesto propalar sus tesis capitulacionistas de cara al imperialismo y velar el cambio de sistema económico y político en la Urss kruscheviana.  Así, por ejemplo, Souza polemizando con ellos sobre la importante cuestión de la guerra en la época actual dice,

   Antes se hablaba de la época del imperialismo, de las guerras y de las revoluciones proletarias. Cuando el imperialismo imperaba solo, eran inevitables las guerras. Ya no. Hoy, el socialismo es un sistema mundial,… un factor decisivo en la historia de la humanidad” (Souza, XII Pleno Ampliado. Octubre de 1964).

    Así, para él las “guerras” y “la revolución proletaria” no son inevitables. Dizque polemizando con los camaradas chinos, en realidad, se opone a las enseñanzas de Lenin y Stalin sobre el entrelazamiento dialéctico entre guerra y lucha de clases, imperialismo y revolución proletaria, etc. Su idea no es original. El las pesca a manos llenas de los revisionistas soviéticos,

   Kruschev: “Se sabe que existe la tesis marxista-leninista de que las  guerra son inevitables mientras exista el imperialismo.  Esta tesis fue elaborada en otros tiempos, cuando: (1) El imperialismo era un sistema mundial, universal. (2) Las fuerzas políticas y sociales no interesadas en la guerra, eran débiles, insuficientemente organizadas y por eso, no podían forzar a los imperialistas a renunciar a las guerras… Para aquel período esta tesis era absolutamente correcta; no obstante, hoy, básicamente la situación ha cambiado. Nació el campo mundial del socialismo y ha llegado a ser una fuerza poderosa… la ineludible fatalidad de las guerras no existe.

  “Hoy existen poderosas fuerzas políticas y sociales que disponen de importantes medios para no permitir el desencadenamiento de una guerra por los imperialistas…” (N. Kruschev, Informe al XXº Congreso del PCUS).

   Ponomarev, en ese entonces máximo teórico de los revisionistas soviéticos, proclamaba,

   Aplicar a la época contemporánea la definición de la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias que reflejaban un período turbulento, dónde las fuerzas del imperialismo jugaban un papel dominante… es no comprender la realidad, la modificación radical de las relaciones de fuerzas.

   “… Estamos en la época histórica de la desintegración del imperialismo, de la declinación, de la quiebra del capitalismo, de la consolidación y del triunfo completo del socialismo a escala mundial…

  “Los marxistas-leninistas están convencidos de que las fuerzas del progreso y del socialismo están en medida de detener a los agresores imperialistas, de obligar al imperialismo a someterse a la voluntad de los pueblos” (B. Ponomarev, El movimiento revolucionario internacional de la clase obrera. 1964. Moscú).

 A sus ojos, el imperialismo no está en medida de desatar una guerra mundial, ni siquiera una “guerrita” de agresión no ya contra los países socialistas –los que ya no existen más, por decir lo menos-, sino que contra un pequeño país tercermundista. La cruda realidad, hoy,  ha demostrado fehacientemente las falsedades pseudo teóricas de estos renegados y capitulacionistas. A la vez que, también, puesto en evidencia el triste papel de papagayo cumplido por Souza y cía.

   Todas estas pseudos teorías de los revisionistas soviéticos han servido únicamente para desarmar política e ideológicamente a la clase obrera de los países entonces socialistas, de los países capitalistas y de los semi y neocoloniales, hacerles renunciar a la revolución social y al no derrocamiento del imperialismo. Acusar calumniosamente a los revolucionarios proletarios y a los comunistas revolucionarios que continúan aplicando las enseñanzas de Lenin y Stalin, de querer provocar la guerra mundial y cultivar la violencia revolucionaria (según ellos, “insensata” y “criminal”). En los hechos, amparados tras la máscara del “socialismo”, del “marxismo-leninismo creador” y “amantes de la paz” buscaban ocultar la real catadura capitalista imperialista de la Urss kruscheviana; a su vez pintar de “rojos” a sus marionetas y  agentes quintacolumnistas en nuestros países, para que puedan cumplir mejor su nefando rol de “negreros” del socialimperialismo ruso.

   Por eso, los auténticos marxistas-leninistas individualizando en los revisionistas pro-socialimperialistas, del tipo de los partidopueblistas y afines, han señalado desde un principio que: El enemigo principal del momento, en el seno de las naciones del Tercer Mundo, lo eran el puñado de agentes de las superpotencias.

   Llamando, en consecuencia, a las fuerzas revolucionarias, las fuerzas democráticas y patrióticas a lograr la unidad interior en cada nación, aislar y derrocar a los reaccionarios y al puñado de agentes de las dos superpotencias. No obstante, ante nuestros llamados la mayoría de esas fuerzas han hecho de oídos tapiados. Esa actitud de conciliación con el socialimperialismo, adueñado de la patria socialista de Lenin y Stalin, y con los quintacolumnistas partidopueblista les ha facilitado su labor contrarrevolucionaria anti-socialista y la entrega de los movimientos democrático-nacionales y revolucionarios, inermes, a la reacción y a la dictadura militar-fascista torrijista.

   Muy justamente se ha dicho, “mal paga el Diablo a quien bien le sirve”. Llegó el día en que los militares se cansaron de ese fardo inútil, que era el Partido del Pueblo. Ellos, los militares, ventearon el cambio de dirección del viento (imperialista); aquellos que no lo entendieron, dado que enceguecidos por el gusto al poder que tan malamente habían tomado y mediante el cual se convirtieron en nuevos multimillonarios, así se los hizo comprender Washington. El gral. Torrijos fue asesinado por la CIA. Había llegado la hora del cambio de guardia, y, los partidopueblistas fueron despedidos de las áreas del poder de un puntapié en el trasero.

   No medió explicación alguna. El PRD, brazo político de la dictadura militar, dio por terminada la “alianza estratégica” que había tenido con el Partido del Pueblo. Les despojó del control burocrático que tenían sobre las organizaciones de masas y, simple y llanamente, se las asimiló. La pulga que había pretendido cabalgar y dirigir al elefante, un buen día se quedó con patitas en la calle.

   Ha pretendido Souza, para justificar su mala pata, explicar lo acontecido aduciendo lo de un “apartamiento del torrijismo”, lo de una supuesta “derechización del régimen” y otros argumentos por el estilo; más aun reclamado la primogenitura del torrijismo y no se que otras cosas más, pero lo que si es seguro “esos buenos tiempos pasado, no volverán”. Para ello deberá esperar un milagro, y la virgen (la extinta Urssocialimperialista) ya no está para cocer tafetanes. Definitivamente, el Partido del Pueblo, el partido de los revisionistas panameños, ha hecho bancarrota.

   Si el Prd ha podido resistir la invasión gringa del 20 de diciembre de 1989 lo ha hecho porque resulta un instrumento más útil para los intereses de la fracción burocrática –la nueva oligarquía- de la gran burguesía semi-feudal, que el Partido de los souzistas. El cual sólo ha tenido valor político para la burguesía, en función de sus migas con el Socialimperialismo ruso, como mecanismo  de chantaje al imperialismo norteamericano.

   Ahora la comedia ha terminado. Por favor, el último que parta apague la luz y cierre la puerta.


III.- Las enseñanzas a extraer del balance de la historia del PP.

   De la trayectoria de la aquí reseñada historia del Partido del Pueblo todo aquel que quiera devenir auténtico comunista y revolucionario proletario, junto a nosotros, deberá extraer las siguientes lecciones:

           1.- Que para que no vuelva a repetirse una símil estafa política, se debe estudiar, asimilar y asumir el marxismo-leninismo y aplicarlo en toda nuestra actividad de la vida práctica (social, política, ideológica y organizativa), individual y colectivamente en el seno de nuestra clase y dentro del Partido.

   Esto quiere decir que para prevenir el renacer de toda forma de desviación ideológica y política, para que no se repita una tal infame estafa política en daño de la clase obrera y de nuestro pueblo resulta necesario que todo militante de nuestro Partido y todo auténtico revolucionario panameño fuera de nuestro Partido debe estudiar a fondo el marxismo-leninismo-pensamiento mao tse-tung, y esforzarse en difundirlo y educar a la clase obrera y entre los sectores más avanzados de las clases populares. Forjar su conciencia de clase haciendo que devengan partidarios concientes de la Concepción general comunista del mundo y que ellas tomen como su pensamiento-guía para desenvolver correctamente la lucha de clases, el marxismo-leninismo-pensamiento mao tse-tung. Lo que les permitirá asumir y aplicar la verdad universal del Marxismo-leninismo, en su tercera y superior etapa de desarrollo histórico y científico, a la realidad concreta de nuestro país.

   El desconocimiento y menosprecio del estudio del marxismo-leninismo-pensamiento mao tse-tung ha impedido desarrollar bien la lucha ideológica y el dejar este importante campo de la lucha de clases en manos de la burguesía y sus agentes. Lo que ha propiciado que el mismo haya sido manejado, manipulado, mediatizado y distorsionado por los oportunistas, revisionistas y reformistas, para consumo y beneficio de la burguesía semi-feudal y del imperialismo, y esto ha sido así en la década del 30, como en la del 40 a hoy. Sólo cuando ha nacido el movimiento marxista-leninista panameño en la década de los 60, y más aún cuando ha tomado concreción orgánica, con el PC (ML) P, la clase proletaria tiene la oportunidad política de dotarse de un instrumento de correcta y fiel transmisión de la ciencia de la revolución proletaria, el Marxismo-Leninismo, hoy Maoísmo.

   De ahí que sea necesario, un deber insoslayable, todo combatiente revolucionario por el socialismo lo asimilen y lo asuman, así como lo defienda contra toda infiltración e incrustación contaminante de la ideología burguesa y sus diversas escuelas (liberalismo, revisionismo, reformismo, trostkysmo, castrismo, etc.) que por 63 años lo han distorsionado y falsificado; para cumplir con esa tarea hay que beber de las fuentes límpidas y puras de nuestros cinco grandes maestros, Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao, y de los documentos del PC (ml) P.

    2.- Que a la base de esta gran estafa política en daño del proletariado panameño que es el PP, se encuentra como su causa ideológica y política inmediatas de su desviación y abandono de la senda de la Revolución de Octubre el revisionismo u oportunismo de derecha. El cual ha atravesado  a través de todo lo largo de su historia, como un único hilo negro, desde su fundación a hoy, marcando como con hierro candente una única y permanente  conducta política, estratégica y táctica, teórica y práctica.

   Toda la historia del PP es una amarga confirmación de ésta verdad, así como aquella de la historia de la URSS de Lenin y Stalin, que a causa de la continuada camarilla revisionista de Kruschev, Brezhnev hasta Gorbatchov, ha terminado por renegar totalmente de la Vía de Octubre,  de Stalin, de Lenin y  finalmente del socialismo aplanándose ante el imperialismo y restaurando el capitalismo; así como igualmente con la gran China Popular de Mao que, luego de su muerte y del golpe de Estado contrarrevolucionario y anti-socialista de Teng Siao-ping, ha terminado con el echarse en brazos del capitalismo e instauración de una odiosa dictadura fascista. 

   3.- Que es una tarea a no abandonar jamás esa de velar y luchar para que el Partido se base y sea siempre marxista-leninista.

   Porque el revisionismo, sea browderista o aquel moderno, siempre continuará existiendo, en forma abierta o latente, mientras exista el capitalismo y el imperialismo, resulta obligante el impulsar y mantener una firme lucha entre las dos líneas en el seno del Partido. Ello porque la burguesía y todas las clases reaccionarias que rodean al proletariado no renunciarán nunca a embozalar, hacer cambiar de color y empujarle a hacer renuncia de la vía revolucionaria. Por eso mismo, resulta necesario el no cesar jamás en la lucha interna y externa en el Partido para salvaguardar su carácter marxista-leninista, proletario y combatiente, ejerciendo una férrea vigilancia y un firme y permanente recurso a la crítica y autocrítica contra los elementos oportunistas conscientes, portadores de la ideología burguesa-revisionistas y francotiradores políticos infiltrados en las filas del movimiento obrero y comunista.

   Esto significa que no solo debemos ser vigilantes los viejos cuadros marxista-leninistas, sino que también los jóvenes nuevos militantes del Partido que como continuadores de la causa revolucionaria proletaria, para que el Partido Comunista (Marxista-Leninista) de Panamá se mantenga en la Vía del Octubre ruso y en la del Octubre chino y que la clase obrera pueda conquistar el poder político e instaurar la Dictadura del Proletariado.
  
   4.- No renunciar jamás al carácter de clase,  revolucionario e independiente del Partido.

    Que el PC (ML) P es el destacamento político de vanguardia de la clase obrera, de la revolución social en todas sus etapas ininterrumpidas hasta alcanzar el comunismo y que, para asegurar la completa realización de tal misión histórica universal, debe cuidar y velar como la niña de sus ojos la más completa independencia de clase ideológica, política y organizativa de los destacamentos políticos de su enemigo de clase, la burguesía y los terratenientes, como de aquellos destacamentos políticos democrático-revolucionarios de la pequeño burguesía urbana y rural. El PC (ML) P es el Estado Mayor proletario del ejército revolucionario de los proletarios; esto quiere decir, un Partido intransigentemente clasista, proletario, y consecuentemente revolucionario, dado que asume como cuestión de  principios estratégicos la guerra popular revolucionaria, tomando como su base la guerra revolucionaria campesina, culminante en insurrección general; sin renunciar en momento alguno, como medios tácticos, a las formas de lucha no-violenta.
    Ello en clara oposición a la línea infectante del revisionismo  partidopueblista, la cual remitiéndose fuleramente a su dizque posición “marxista-leninista creadora”, de “no renuncia a todas las vías de lucha” y de sedicente “carácter proletario”, no a hecho más que, en su práctica teórica y política,  inseminar pacifismo, legalismo, electoralismo,  colaboracionismo e interclasismo. Esto es distorsionar y falsear el marxismo-leninismo (2), aliarse y servir de ayuda de cámara del liberalismo ideológico en su lucha contra el Marxismo-Leninismo, hoy Maoísmo, entrabar y sabotear la revolución social, llevar a las masas obreras y a las masas populares a subordinarse a los enemigos de clases, la oligarquía, el imperialismo y al socialimperialismo soviético.
  
 Todo comunista revolucionario, todo revolucionario proletario, así como todo revolucionario sincero, debe hacer suyo y no traicionar jamás estas dos verdades marxistas-leninistas de validez universal: “la violencia revolucionaria es una ley universal” y “el poder nace del cañón de un fusil”. Quién las soslaya o las oculta a los ojos de las masas, o quién las acepta en la oscuridad de la recámara y las deniega en la calle, no es más que un miserable contrarrevolucionario y agente secreto del capitalismo y el imperialismo. Los comunistas auténticos, marxistas-leninistas-maoístas, no ocultamos lo que somos, lo que queremos y el como lo conseguiremos; no proclamamos una cosa y hacemos otra, eso se lo dejamos a los revisionistas y a los renegados del comunismo. A ellos, como hemos visto, la historia les ha condenado inapelablemente.
  
  5.- Que nunca debemos alejarnos de la vía del socialismo, de la Revolución de Octubre, ni de la Revolución popular-socialista China. Esta última lección está estrechamente ligada y complementa a todas las precedentes. El Marxismo-Leninismo, hoy Maoísmo, el socialismo y el comunismo, la Revolución de Octubre rusa y aquella china representan los puntos culminantes del horizonte estratégico universal de la clase obrera mundial. Si se revisa o se reniega de cualquiera de ellos, inevitablemente se está rechazando a todos y se pasa al otro lado de la barricada, del lado de la gran burguesía semi-feudal, del capitalismo y del imperialismo.

   De ahí, se deduce, que entre los revisionistas de derecha y los renegados del comunismo y los comunistas (marxistas-leninistas) no existen contradicciones en el seno del pueblo, sino que son contradicciones entre la clase obrera y sus enemigos de clase.

   Todo esto no niega si no presupone la necesidad de realizar los ajustes tácticos, respecto a esos postulados universales, a llevar a cabo en la línea general del Partido en el curso de la lucha revolucionaria hacia el socialismo, tomando en cuenta la particularidades de nuestro país, en tal o cual momento, en tal o cual circunstancia específica, sin que esto signifique que  sea permisible el revisar o renunciar a uno u otro de esos principios básicos. Por lo que resulta necesario vigilar constantemente el que, bajo la excusa de “estudiar y calibrar” tales principios normativos del ser comunista como hace la camarilla revisionista dirigente partidopueblista, no se contrabandeen ataques y desnaturalizamientos que conduzcan inevitablemente a su completo renegamiento.
  
  6.- Que hay que ser de acero templado proletario para que  cuando la Dirección del Partido traiciona la causa del marxismo-leninismo, de la revolución social y  del socialismo y no es posible derribarla, tomar la Dirección y enderezar la línea en su torcedura antirrevolucionaria, entonces resulta inevitable romper con ella y reconstruir el Partido. Esto es lo que hicimos nosotros, auténticos comunistas marxista-leninistas, cuando en 1969 rompimos con los traidores colaboracionistas siguiendo las enseñanzas del camarada Lenin cuando escribió:

   Cuando el grupo  dirigente de un partido obrero menoscaba su  función y traiciona, toca a la clase obrera construir el propio partido capaz de guiarla de modo revolucionario, en la lucha contra su enemigo de clase, por el socialismo” (citado por Stalin en “Cuestiones del leninismo”).
    Hoy que los revisionistas modernos del tipo de los kruschev, Tito, Gorbatchov, Brezhnev, Honneker, Togliatti, Marchais, Deng, Carrillo y tantos otros, convertidos unos en “comunistas democráticos” y otros “demócratas de izquierda” y aquellos como el carga-la-maleta de Souza, se han desenmascarados presentando públicamente su real catadura de renegados y traidores al comunismo, es absolutamente necesario recoger la lejana experiencia del proletariado comunista internacional y del Partido Comunista de Panamá (Sección de la IIIª Internacional), que aún viven en el corazón de los auténticos obreros revolucionarios y que aun mantienen toda su validez, y osar romper con estos “liberales de nuevo tipo” y dar fuerza al PC (ML) P, EL Partido que representa actualmente la continuidad de los 76 años de aquellos que iniciaron en Panamá la lucha por la independencia nacional y la nueva democracia popular hacia el socialismo.

    Seria un gravísimo error que las nuevas generaciones de proletarios revolucionarios, por un ilusorio sentimentalismo e ingenuo no reconocimiento del carácter anti-comunista y burgués del Partido del Pueblo, dieran crédito a las propuestas y cantos de sirena de una falaz “renovación comunista” de dicho Partido o de un subrogado del mismo, tal y como sueñan algunos revolucionarios pequeño burgueses, trotskistas y aventureros clientelares del sistema.

 
IV.- La historia de la clase obrera panameña no tiene nada que ver con esa gran estafa política que ha sido el PP sino que ella continua con el Partido del comunismo revolucionario.

   No nos cansaremos de repetirlo, la historia del Partido del Pueblo no tiene nada que compartir con aquella del movimiento comunista y del movimiento obrero panameños. Nosotros negamos esa identificación que han hecho los revisionistas y la burguesía entre la historia del PP y la de clase obrera panameña.

   Ciertamente lo más avanzado de la clase obrera y de la juventud de este pueblo  siempre estuvo convencida de luchar por la revolución social y por el socialismo militando en el mismo, incluso entregando su vida por ello, y sólo porque han sido bellacamente estafados por la Dirección revisionista browderista y el oropel “socialista” de la URSS kruschevista-gorbatchivista le han dado su confianza y considerado un auténtico partido comunista. Pero, en realidad, la clase obrera y el PP han transitado por sendas diferentes y opuestas. Eso porque la primera siempre ha sido una clase antagónica a la burguesía y al capitalismo, el segundo al contrario se a siempre identificado y  salvaguardado apenas veladamente los intereses estratégicos de la oligarquía y de su sistema económico explotador.

   La historia de la clase obrera panameña continúa, porque sigue existiendo y existiendo el capitalismo, por lo que continuará su lucha por emanciparse de la esclavitud asalariada y por que desea una nueva sociedad, el socialismo. En segundo lugar, porque ya existe su Partido, el PC (ML) P,  que lo representa, que sintetiza sus ideales y que lo guía y que continúa su  heroica historia.

   Como lo ha remarcado el Secretario General de nuestro Partido, camarada Antonio, “Con la fundación del PC (ML) P, en 1981, se ha abierto la segunda fase del movimiento obrero y comunista panameño, aquella de la afirmación y triunfo del marxismo-leninismo, hoy maoísmo, en el proletariado. La primera fase, que va de 1925 a 1930 signada por la gestación y fundación del Partido Comunista de Panamá (Sección de la IIIª Internacional) y que culminó con su traidora  y oportunista liquidación. Luego viene un largo y oscuro período político marcado por la influencia del movimiento revisionista sobre un sector de la clase obrera y que ha usurpado la representación del marxismo-leninismo para viciarlo y vaciarlo de todo su fondo revolucionario y clasista. Dentro de ese período de confusión y de vaciamiento ideológico han luchado los auténticos comunistas para atender la enfermedad para salvar el paciente, eso hasta tanto no se llegó al momento de romper con la convivencia de marxista-leninistas y revisionistas en un mismo Partido. El Vº Congreso fue el último evento en que participaron juntos el ala oportunista burguesa y los revolucionarios proletarios. Ellos siguieron su camino y nosotros escogimos el nuestro. Esta segunda fase, con el reforzamiento y desarrollo de nuestro Partido, el PC (ML) P, traduciremos en la práctica de nuestro país la verdad universal del Marxismo-Leninismo, hoy Maoísmo, poniendo así fin a la influencia desbordada de la ideología revisionista-burguesa en el movimiento obrero y en el movimiento popular, así la revolución ininterrumpida hacia el socialismo marchará por un buen carril”. 

   El 9 de enero de 1980, se ha fundado el Buró de Reconstrucción del Partido Comunista (ML) de Panamá, con el cual una patrulla de valientes cuadros maoístas – entre los cuales se han encontrado camaradas de la talla de un Harmodio Romero, Guillermo Mata O.,  Rodrigo Morales y algunos más- han dado inicio a esa segunda fase de la historia del movimiento obrero en Panamá. Con el adquirido compromiso de transitarla por la vía política, organizativa y práctica. Esta patrulla maoísta ha sido la iniciadora del nuevo transitar por intermedio del (B. C.) PC (ML) P hacia el socialismo y el comunismo. Por lo que esperamos todos los sinceros comunistas y revolucionarios proletarios luego de hace balance crítico y autocrítico del PP, así como del hacer conciencia del papel nefasto del predominar del revisionismo y el reformismo en el movimiento obrero panameño, rompan todo lazo con ese pasado negro y traidor, escojan junto a nosotros el camino de reconstrucción y proseguimiento de la historia que avanza a conquistar el luminoso futuro. Nuestro llamado, a reconstruir el PC (ML) P, se dirige centralmente a las nuevas generaciones obreras, muchachos y muchachas comprometidas ya en la lucha por una nueva sociedad y un nuevo mundo.

   Con la convicción de que, hoy no es posible más ser del comunismo revolucionario sin ser marxista-leninista, hoy maoístas, y militar en el PC (ML) P.

   Proletarios y juventud panameña empuñad con firmeza la gran bandera roja y con arrojo comprométanse en la lucha revolucionaria, aquella lucha final, que va de la conquista de la independencia nacional y la nueva democracia popular hacia el socialismo.




Nota:
(1) Sobre las tesis centrales propuestas al Congreso de dicho colectivo político se pueden leer las siguientes ideas clarificantes: “… entendemos la des-ideologización en…  que la ideología no debe jugar actualmente el mismo papel que le atribuíamos antes, sobre todo, durante la guerra fría” (p. 4). Según él, Souza, ¿que deberíamos entender por eso? Pues, que se debe “des-ideologizar la lucha de liberación nacional”, nada menos porque, “ya no es viable la opción socialista, como expresión de la estrategia comunista” (p. 10) (¡Cierto, así como lo leen!) “que  debemos superar el sectarismo clasista” (p. 5). Ello porque “tenemos que asumir otro papel (¿Otra máscara? N. d. Q. G.)  en nuestra conducta social y política, sin caer en una nueva especie de liberalismo político” (p. 5).  ¿El viejo liberalismo te queda bien? Corrió la pluma y, por inercia, se le escapó la verdad. Pero, prosigamos citándole, hablando de los principios del Leninismo nos señala “Hay que discutir y calibrar la formulación y aplicación de la Dictadura del Proletariado y el Centralismo Democrático” (p. 3) y ello para hacer efectiva  “la renovación integral del partido, des-centralizar y democratizar… que se convierta en el partido de todos los trabajadores y de las fuerzas sociales que hoy transitan hacia el socialismo” (p. 14). ¡Oh, por Díos! Nadie ha logrado decir más en tan pocas líneas. 

(2) Corriente ideológica burguesa oportunista de derecha, liquidacionista y degenerada surgida en el Partido Comunista de Panamá, 1942-1943. Luego de la destrucción de éste, fue impulsara de la creación del Partido del Pueblo. Tenía como dirigente al dr. Celso Solano.

(3) Mao Tse-tung, Sobre la Nueva Democracia. O. E., volumen 2.

 (4) La teoría del camino comunista de liberación nacional tal como ha sido creada y desarrollada por Lenin, Stalin y Mao, así como aplicada por la IIIª Internacional y los auténticos Partidos Comunistas revolucionarios, comprende tres aspectos fundamentales: (a) La lucha por la liberación nacional de los pueblos oprimidos esta indisolublemente ligada al derrocamiento del imperialismo y a la perspectiva  de la lucha por socialismo a escala mundial, Esto es, separar la lucha de liberación nacional (Programa Mínimo) de la lucha por el socialismo (Programa  Máximo), se traduce en caer en el nacionalismo burgués; (b) La revolución socialista de los países capitalistas avanzados debe esta indisolublemente ligado a la lucha nacional y democrático-revolucionarios de los países oprimidos; (c) Tal camino sólo puede ser realizado a través de la lucha revolucionaria armada de las masas populares (guerra civil por la nueva democracia y la guerra popular de liberación anti-imperialista).
           

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Datos personales

periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.