Entrevista a Otto Vargas
10/10/08
PCR-Argentina
Vertiginosamente cayeron las Bolsas del mundo a lo largo de la semana. No alcanzan los anuncios de salvatajes para evitar que se derrumben grandes bancos y monopolios de los países imperialistas. Otto Vargas, secretario general del PCR de Argentina, analiza las bases materiales y perspectivas de esta nueva crisis mundial de superproducción.
— Esta crisis financiera ¿es expresión de las crisis cíclicas del capitalismo que analizaba Marx?
—Toda la propaganda de los economistas y publicistas capitalistas la presentan como una crisis financiera al margen del mundo de la producción. Eso es una falacia. Por cuanto esta crisis financiera es el producto de cambios muy grandes que realizó el capitalismo en la esfera de la producción. Para desplegar precisamente la demanda, desarrollaron instrumentos como los créditos, las hipotecas basura, y bajaron la tasa de interés para estimular el consumo. Es una crisis en la producción la que ha estallado, inicialmente en el área de las finanzas. Con toda seguridad a lo que va a sacudir fundamentalmente es a la producción.
— ¿Cuáles son las circunstancias concretas que la hicieron posible?
—Esta crisis tiene circunstancias muy particulares. Hace más o menos un año Alan Greenspan, el ex director de la Reserva Federal de Estados Unidos dijo que había una masa tan gigantesca de fondos dedicados a la especulación, que era comprensible que fueran estallando sucesivamente burbujas que se habían generado en el terreno financiero, en el inmobiliario, etc, etc.
Esto se debe a que con motivo de la derrota del socialismo, el triunfo del capitalismo a escala mundial, lo que ahora se llama “globalización”, el capitalismo tuvo a su disposición, no solamente un mercado, porque ese mercado tenía una capacidad relativa, sino que tuvo a su disposición una masa enorme de centenares de millones de productores, obreros, con jornadas de trabajo de 10-12 horas y jornales de 1-2 dólares por día, que le permitió acumular una masa de plusvalía verdaderamente impresionante.
El capitalismo ha tenido en estos años una tasa de ganancia fabulosa. Pero esas ganancias no se pueden invertir de nuevo en la producción para aumentarla, precisamente por los problemas que encuentra el capitalismo en la demanda. La demanda es siempre limitada, hay que tener en cuenta que mil millones de personas viven con un dólar al día en el mundo, es decir hay un mercado limitado. Por ejemplo, la industria automotriz fabrica un millón de unidades, no quiere decir que las ganancias las puede invertir para fabricar el año que viene un millón y medio o dos millones, porque no hay mercado para esa producción. Por lo tanto ese dinero se fue invirtiendo en la especulación y se generaron enormes burbujas especulativas, que son las que han ido estallando. Primero a partir del estallido de las llamadas hipotecas basura, es decir se prestaba dinero con tasas de interés muy bajas, casi regaladas, para que los beneficiarios usaran esos fondos para hacer estudiar a sus hijos, para comprar bienes, etc. Y a su vez esas hipotecas eran parte central del paquete de crédito que sabe dios dónde terminaban parando, en qué banco o en qué instituto de crédito, que a su vez eran fondos de inversión que se volcaban para sostener determinadas ramas de la producción. Ahora todo eso ha estallado y afecta a todo el sistema.
Es como en el caso de Repsol: el principal accionista de Repsol es una constructora catalana que tiene más del 20% del capital accionario. Como se ha producido la crisis inmobiliaria la constructora catalana quiere retirar esos fondos y vender sus acciones. Por lo tanto es una cadena que recién ha comenzado a ir estallando en sus eslabones más débiles.
— ¿Cuáles son las perspectivas en general y para Argentina?
—Las perspectivas son inconmensurables, por eso se habla de un tsunami. Todas esas tonterías que dijeron algunos, sobre todo y especialmente funcionarios de nuestro gobierno, referidas a que nosotros no vamos a ser afectados por la crisis, que iba a haber un desacople, que economías como la china o la europea no iban a ser afectadas con la crisis, se han demostrado estúpidas. La ironía que hizo la presidenta cuando habló del efecto jazz se ha convertido, para desgracia de ella, en una burla a nosotros. Quién puede desacoplarse de una crisis cuando por ejemplo un capitalista ruso es accionista de la Barrik, dueña del Veladero Pascua Lama acá en Argentina. El tercer banco de China acaba de comprar el 20% de las acciones de la Banca Rothschild, que es la institución financiera capitalista más antigua, es la que prestó los fondos para la guerra contra Napoleón. Por lo tanto todo está enlazado.
Como una de las consecuencias de la crisis es la caída de los precios de las commodities, en primer lugar el petróleo y la soja, nos va a afectar a nosotros de una forma muy seria. Por eso es importante saber lo que pasó con la crisis del ’30: en la Argentina produjo en primer lugar, el golpe del ’30 y en segundo lugar, años y años de una miseria pavorosa. Los que vivimos aquella época la recordamos muy bien, porque sin esa miseria es muy difícil entender, incluso, fenómenos políticos que se produjeron en la Argentina posteriormente, como el peronismo.
En la Argentina van a venir consecuencias muy serias en la producción, en el crédito y sobre todo la clase obrera va a ser afectada por el fantasma de la desocupación. Pero eso no quiere decir que, como dicen los capitalistas, tiene que dejar ya de pelear por los salarios y las mejoras. El problema que está planteado hoy día es quién va a pagar la crisis: la van a pagar los grandes capitalistas que son los responsables principales de ella; o la va a pagar el pueblo trabajador. Esta es la pregunta que está planteada como interrogante para millones y millones de obreros y trabajadores argentinos.
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