El Gran Sol Rojo del Amanecer

domingo, 3 de octubre de 2010

¡FASCISMO O DEMOCRACIA POPULAR?


El Fascismo es la dictadura terrorista del capital financiero contra los trabajadores 

   Ricardo Martinelli da al país un rostro fascista. Porta consigo un fascismo de tipo mussoliniano. En línea de continuidad con Arnulfo Arias Madrid, Torrijos, Noriega y el “toro” Balladares, él es el nuevo Mussolini, el neoDuce.
   Las poses de súper héroe, su  protagonismo “bonachón”, su populismo de extremoderecha, su demagogia social de opereta, su decisionismo desmedido, apuntan a establecer una visión feudal de la política: entre el “jefe carismático” y los súbditos.
   Mientras se muestra incomodado por la existencia de los partidos políticos se apoya e impulsa al partido transversal, que le llevó al poder, a devenir en partido único. ¡Quiere eliminar la existencia de los partidos políticos que le hacen sombra, para imponer un régimen político unipersonalista, unipartidista, presidencialista y corporatista.
   Siendo él mismo un gran terrateniente y capitalista, resulta la personificación ideal de la dictadura conjunta de los grandes latifundistas, de los grandes comerciantes y de los señores de las finanzas.
   Lacayo del imperialismo estadounidense por conveniencia, es un agente al servicio del capital  monopolista italiano por convicción.  
   ¡No cierres los ojos! El no hará democracia para ti. Su “democracia” es democracia sólo para los ricos y superricos y dictadura contra los pobres, contra los obreros y los campesinos.

Ocho rasgos del fascismo
1.      Sobredimensionamiento del papel del “individuo” y del “condotiero” en la historia. Es el tristemente famoso “principio del líder” (el “Führerprinzip” nazi). La masa del pueblo es reducida, en cambio, a un rebaño de brutos sin conciencia ni voluntad; maleable, utilizable y desechable a voluntad del superhéroe.
2.      Partido único e ideología totalitaria. El gran líder fascista gusta de rodearse de incondicionales, espoliques y de “rompedores de cabeza” (“Pie de guerra”, “Leones del sótano”, “Boinas negras”, “camisas blancas”). De allí, luego de disolver a los otros partidos de oposición burguesa, el encuadramiento en un partido monopolizado por su persona y llenado de todos los desechos de las diversas clases sociales, “locos” y lumpenproletarios. Enemigo, por esencia, del liberalismo y del marxismo, más del marxismo, impone un pensamiento único, retrógrado y teocrático.
3.      Racista o promulga al menos una teoría de la desigualdad. Algunos grupos humanos son vistos como “superiores” o “pueblo elegido”, mientras que los demás son presentados como “inferiores” o “subhumanos”. Los que clasificables según diferencias visuales (“negros”, “amarillos”, discapacitados u homosexuales, etc.) o por tener opiniones diferentes (comunistas, antiimperialistas, sindicalistas, demócratas y creyentes no-fundamentalistas) han de ser esclavizados o exterminados.
4.      Odio mortal a la clase obrera. Niega la lucha de clases y pregona  y utiliza la concertación entre las clases como arma en su lucha de clase reaccionaria contra los explotados y oprimidos.  Combate rabiosamente al marxismo y a las Organizaciones reivindicativas y políticas de las masas trabajadoras. Sin detenerse en la mentira soez o en la represión sangrienta. Dice: El sindicato es una mafia de “maleantes de mierda”, la huelga arruina y el partido obrero independiente “terrorista”.
5.      Se dota de una policía política altamente represiva (léase: Consejo de Seguridad Nacional, SPI y el neo Ministerio de Seguridad), por la que monopoliza la violencia institucional, el espionaje y el terrorismo de Estado.
6.      Esconde tras un nacionalismo desvaído su cosmopolitismo proimperialista. Defiende y se hace cómplice del neocolonialismo y de la opresión de las naciones débiles.
7.      En países como el nuestro defiende la militarización de la Fuerza Pública, como arma contra el llamado “enemigo interno” (comunistas, socialistas, antifascistas y todo oposicionista).
8.      Pone al Estado al servicio de la expansión de los grandes monopolios internacionales y del Estado imperialista estadounidense en sus guerra se subyugación de otros pueblos.

El dilema que se pone al pueblo
   “La dictadura fascista se impone por medio de un golpe de Estado”, se piensa. Ricardo Martinelli llegó al gobierno tras un proceso electoral. Luego, el gobierno Martinelli no es fascista. Se equivocan.
   Benito Mussolini, el dictador fascista de Italia, se hizo del poder en 1922 con una Marcha relativamente pacífica sobre Roma. Adolf Hitler, en 1933, tomó el poder después de unas elecciones. Inclusive, más recientemente, Fujimori llegó a la Presidencia del Perú tras unas elecciones, en la cual se beneficio del apoyo de partidos de “izquierda” peruanos. Luego establecieron su dictadura terrorista abierta.
   Hoy la cuestión se nos presenta un tanto diversa. En Panamá, desde hace muchas décadas, el fascismo está instalado en el Estado y enmascarado tras la democracia representativa u Oligarquía. Este sistema de poder, estatal y gubernamental, siempre ha sido fascista. Ahora, con el agudizarse la crisis económica y política crónica, como aquella del reaccionario Estado mismo, en Panamá los grupos dominantes sacan a flote a  Martinelli.
   Ricardo Martinelli es el encargado de imponer la nueva dictadura abierta, liquidar las libertades democráticas y fascistizar a todo el país. 
¿Fascismo abierto o Democracia para el pueblo? 

La nueva democracia popular 

   La democracia tradicional, representativa u oligárquica, no es un muro de contención al fascismo. El fascismo es la otra cara de la democracia capitalista, ya totalmente degenerada.
   Para enfrentar y derrotar al fascismo del neoDuce Martinelli, se necesita otro tipo de democracia. Una que sea verdaderamente funcional, militante y de masas. Sustentada en la convicción de que el pueblo y sólo el pueblo es el único “muro de piedra” en que se estrellará el fascismo Opusdéista panameño. De ahí, una democracia del, para y con el pueblo: la Nueva Democracia Popular.
   Una democracia nueva y de masas, cuyo contenido sean DEMOCRACIA DIRECTA, AUTOGESTIONADA Y AUTOADMINISTRADA  por todas las clases populares revolucionarias. Lo que significa que sí es democracia del pueblo no habrá allí espacio alguno para el podrido y corrupto sistema oligárquico de poder, para los terratenientes, comerciantes y banqueros agentes de la potencia imperiales.
   Por eso exigimos el cese inmediato del actual régimen oligárquico-fascista. La instauración de un gobierno provisional revolucionario de emergencia nacional y la inmediata convocatoria a elecciones de una Asamblea Popular Constituyente, soberana, con poderes plenos e incompartibles para con todo el viejo residuo del viejo poder estatal oligárquico. Por lo que rechazamos  la pretensión de reformar, una vez más, la obsoleta Constitución militarista de 1972. Tampoco queremos un retorno a aquella mohosa antigualla de 1946. Necesitamos una Nueva Constitución auténticamente democrática.
¡Viva la república democrático-popular!
¡Por la independencia nacional y la nueva democracia popular al socialismo!

Antonio González
Secretario General
del Partido Comunista (Marxista-Leninista) dePanamá

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Datos personales

periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.