El Gran Sol Rojo del Amanecer

lunes, 20 de diciembre de 2010

EN HOMENAJE DEL 131 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO



J O S E   S T A L I N
JOSIF  VISSARIONOVICH  DYUGASVILI


"EL COMUNISTA DE ACERO"

por: Jorge Echazú Alvarado
y
Luís Alberto Echazú Alvarado


(PRIMERA PARTE)



1.  INTRODUCCION


Escribir sobre Stalin, a fines del siglo XX y principios del XXI, es indudablemente una tarea difícil pero apasionante y estimulante. Se trata de desmitificar definitivamente una de las calumnias más groseras e infames de la historia universal.

En la imaginería popular del mundo entero, se ha ido creando toda una mitología ("el paradigma totalitario") confusa y contradictoria pero muy bien dirigida para rodear el nombre y la figura del gran revolucionario georgiano, de una aureola de espanto y de horror. Solamente nombrar a Stalin, causa en los espíritus pobres y en las gentes ignorantes, una verdadera conmoción.

En la tarea de seguir alimentando las leyendas de todo tipo sobre la "inhumanidad" de Stalin, se coaligan todos los reaccionarios, todos los conservadores, todos los que temen cambios profundos, los que creen, la mayor parte de mala fe, que solamente es posible un cambios relativos apelando a la buena voluntad de los poderosos, los revisionistas entregadores del rumbo socialista, en resumen todos los pusilánimes.

¿Cuáles son pues, las razones profundas de este rechazo y odio tan pronunciados de los poderes dominantes del mundo y sus seguidores de la izquierda arrepentida y travesti, contra la memoria, la acción, la vida, la obra y la persona de Stalin?

Podemos señalar algunas: en primer lugar, indudablemente se halla el hecho incontrovertible de haber sido el revolucionario soviético, el que pusiera las bases sólidas y firmes de una verdadera transformación de la sociedad capitalista. Fue Stalin, en efecto, quién hirió en el corazón mismo al sistema de rapiña imperante en el mundo. Lenin a tiempo de realizar la revolución bolchevique no hizo sino comenzar el largo camino, a Stalin le correspondió la enorme responsabilidad de poner los cimientos del socialismo y para ello tuvo que chocar con toda una cultura, una gran tradición y naturalmente una ideología poderosa que tenía, tiene y tendrá enormes argumentos y recursos para anatemizar y satanizar a sus verdaderos enemigos.

En segundo lugar, se tiene la gran victoria soviética sobre el fascismo y el racismo alemanes y europeos. ¿Cómo no van a odiar a Stalin, aquellos euro-centristas de convicción racista que consideran a Europa la dueña del mundo por tener la piel blanca simplemente por la falta de sol, que ya se sentían dueños del mundo y que tuvieron que morder el polvo de la derrota en Moscú y Stalingrado?  Detrás de las concepciones atrabiliarias de Hitler, estaban también las ideas clásicas de la intelectualidad europea que admiraba en secreto al Führer alemán.

En tercer lugar se encuentra el natural temor a los cambios profundos. Fue Stalin, junto a Mao, el que propuso al mundo un cambio total y completo; con él no existían las medias tintas y los parches. Luchó y murió para construir en base a los pueblos de la URSS, un mundo completamente nuevo. ¿Cómo no van a odiarlo los dueños actuales de éste mundo infame y caduco?


2.    BREVES NOTAS BIOGRAFICAS

Stalin nace el 21 de diciembre de 1879, en la pequeña ciudad de Gori de la Georgia transcaucásica. A los 10 años ingresa en el Colegio eclesiástico de cuatro grado de Gori.

En 1895, establece los primeros contactos con los grupos revolucionarios clandestinos rusos deportados por el gobierno zarista a la Transcaucasia. En 1898, ingresa en la organización socialdemócrata georgiana denominada "Mesamé-dasi" y junto a otros revolucionarios forma la minoría marxista en la organización.

En 1899, es expulsado del seminario eclesiástico por realizar propaganda clandestina del marxismo. En 1900 organiza la filial georgiana del P.O.S.D.R. En noviembre de 1901, es elegido miembro del primer comité de Tiflis (Tbilisi) del Partido de tendencia leninista-iskrista.

En 1902, organiza el Partido en Batum, escribiendo octavillas, proclamas, huelgas y manifestaciones anti-zaristas en esa ciudad. En abril del mismo año, es detenido por primera vez, junto al comité de Batum. En 1903, es trasladado como deportado a Siberia y en enero de 1904, se evade de la deportación.

Del 12 al 17 de diciembre de 1905, concurre a la primera Conferencia de los bolcheviques de toda Rusia en Tammerfors (Finlandia), como delegado del Cáucaso y traba conocimiento personal con Lenin. En marzo de 1906, escribe "Sobre la Cuestión Agraria" y en abril participa en los trabajos del IV Congreso del Partido, el "Congreso de la Unificación", sosteniendo los principios y la táctica bolchevique. Del 30 de abril al 19 de mayo de 1907, participa en los trabajos del V Congreso del P.O.S.D.R. (Congreso de Londres), como delegado de la organización de Tiflis. El 25 de octubre es elegido miembro del Comité de Bakú del Partido.

En marzo de 1908, es detenido por segunda vez bajo el nombre supuesto de Gaoiz Nizharadze y recluido en la cárcel de Bailov de Bakú, y con ese nombre es deportado a la provincia de Vologda por un plazo de dos años. En junio de 1909, se evade por segunda vez del destierro de Solvichegodsk. En 1910, pasa a ser representante con plenos poderes del C.C. del Partido en el Cáucaso. En marzo es detenido por tercera vez bajo el nombre supuesto de Zajar Grigorian Melikiants, y el 27 de junio de 1911 es puesto en libertad por haber terminado su deportación. El 9 de septiembre es detenido por cuarta vez y encarcelado en la prisión preventiva de Petersburgo, posteriormente desterrado a Vologda. En febrero de 1912, se evade nuevamente de Vologda.

En abril del mismo año vuelve a ser detenido por quinta vez, pero se evade en septiembre de Narim. En noviembre de 1912,  llega ilegalmente a Cracovia para entrevistarse con Lenin y participar en la reunión del C.C. En diciembre vuelve a Cracovia.

En enero de 1913, Stalin comienza a escribir una de sus obras clásicas: "La Cuestión Nacional y la SocialDemocracia", que sale por entregas en una revista bolchevique, y que finalmente se conocerán como el libro: «El marxismo y la cuestión nacional y colonial». En febrero es detenido por sexta vez durante un festival organizado por el Partido Bolchevique.

En 1916, continúa escribiendo diversos artículos sobre la cuestión nacional en la deportación. El 20 de febrero de 1917, sale de la deportación y es autorizado a vivir en Achinsk. Finalmente en marzo llega a Petrogrado libre junto a un grupo de deportados, pocos meses antes de la Revolución de octubre.

A partir de la Revolución la biografía de Stalin se confunde con los acontecimientos políticos que se analizan en el artículo.

3.    LA TEORÍA DE LA NACIÓN EN STALIN

Hemos visto esquemáticamente la gran actividad revolucionaria de Stalin antes de la revolución. Nos detendremos ahora en una de sus principales obras teóricas ya nombradas: "El marxismo y la cuestión nacional", para desvirtuar definitivamente aquel pre-concepto de que Stalin no aportó nada original al acervo del marxismo-leninismo.

En efecto, no existe en la literatura marxista ninguna obra que se haya dedicado, con más profundidad, a dilucidar el complejo problema teórico de la nación; fue precisamente Stalin quién tomó a su cargo dicha tarea por demás importante.

Comienza preguntando: ¿Qué es la nación?, y  se responde:

«Nación es una comunidad estable, históricamente formada, de idioma, de territorio, de vida económica y de psicología que se traducen en una comunidad de cultura...

Claro está  que no existe, en realidad, ningún rasgo distintivo UNICO de la nación. Existe sólo una suma de rasgos distintivos, de los cuales, comparando unas naciones con otras, se destacan con mayor relieve éste (el carácter nacional), aquél (el idioma) o el otro (el territorio, las condiciones económicas). La nación representa la combinación de todos estos rasgos tomados en conjunto....»   (1)

Los críticos anti-estalinistas han observado desde todos los puntos de vista y ángulos posibles esta definición y le han encontrado muchos defectos hasta declararla empírica e inclusive anti-científica, empero, paradójicamente, todos esos mismos autores que pretenden estudiar la cuestión nacional, comienzan indefectiblemente, por la definición staliniana. ¿Qué significa esto? Pues sencillamente, que a pesar de que se puede superar dicha definición y conceptualizarla, no se puede negar que ha tomado los elementos esenciales del problema nacional, poniendo los fundamentos de dicha teoría y, algo más importante, la posibilidad de solucionar dichos problemas en el marco de la revolución socialista.

En resumen, en cuanto a la obra de Stalin, ratificamos que se trata del estudio más serio y científico realizado desde el punto de vista del materialismo histórico y constituye, en efecto, una obra clásica de la literatura marxista. Es el siguiente el conjunto de trabajos que Stalin dedicó a la cuestión de las naciones y nacionalidades y no solamente aquel opúsculo de 1913.

1.    "El marxismo y el problema nacional". Marzo-mayo de 1913.
2.    "Informe sobre el problema nacional ante la VII Conferencia Pan-rusa". 29 de abril de 1917.
3.    "La revolución de octubre y el problema nacional". 1918.
4.    "La política del poder soviético respecto al problema nacional". Octubre de 1920.
5.    "Sobre las tareas inmediatas del partido respecto al problema nacional". 1921.
6.    "El planteamiento del problema nacional". 1921.
7.    "La revolución de octubre y la política nacional de los comunistas rusos". 1921.
8.    "Sobre la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas". 1922.
9.    "Los factores nacionales en la construcción del partido y del Estado". 1923.
10. "Discursos con los militantes y responsables de las repúblicas y regiones nacionales" 1923.
11. "Sobre las tareas políticas de la Universidad de los pueblos de Oriente". 18 de mayo de 1925.
12. "Una vez más sobre el problema nacional". Abril de 1925.
13. "Contribución a la cuestión del método proletario de resolver el problema nacional".
14. "La cuestión nacional y el leninismo". Marzo de 1929.
15. "Sobre las desviaciones en el terreno del problema nacional". 1930.
16. "Sobre las desviaciones hacia el nacionalismo". Enero de 1934.
17. "Sobre el proyecto de la Constitución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas". 1936.
18. Otros trabajos menores.

Se puede apreciar entonces que, mal que les pese a muchos anti-estalinistas, el aporte significativo fundamental a la teoría marxista de la nación por parte de Stalin no puede en modo alguno soslayarse. Antes de 1917, Stalin muy modesto y considerándose un fiel discípulo de Lenin, estuvo siempre ubicado como soporte incondicional de las directivas del maestro. Stalin comprendió muy pronto que Lenin era el genio de la revolución y nunca puso en duda sus certeros juicios, cambiando de opinión cuando los suyos propios chocaban con los de Lenin. No se trata, como veremos, de una obsecuencia de Stalin hacia Lenin, era, sobre todo la profunda comprensión del papel de guía supremo que tenía el líder bolchevique. En cuanto al problema nacional la coincidencia entre Lenin y Stalin fue completa.

Stalin conoció a Lenin en 1905, y desde entonces se convierte en leninista convencido y para toda la vida.

(Para mayor abundamiento sobre este tema tan importante, remitimos al lector a la obra especializada: "El desafío de las naciones. Las naciones y nacionalidades oprimidas en Bolivia"), Jorge Echazú Alvarado. "Liberación", editores. 2003)

4.  STALIN EN LA REVOLUCION DE OCTUBRE   
     EL LENINISMO DE STALIN

Mucho se ha comentado, sobre todo desde el punto de vista trotskista y también desde el punto de vista occidental que Stalin nada tuvo que ver en Octubre y que, por esas fechas era un oscuro militante bolchevique y nada más.

Es indudable que en octubre, la figura sobresaliente fue Lenin, el emigrado que llega a Rusia en el interregno entre las dos revoluciones. Su personalidad desbordante y su genio revolucionario lo colocaban muy por encima de todos los otros líderes bolcheviques, mencheviques y otros.

Unicamente Trotski, que no fue ni era bolchevique, pretendía una determinada hegemonía en los grupos que precisamente se oponían a Lenin. Aspirando ocupar el lugar de Lenin, Trotski hacia todos los esfuerzos posibles para aparecer sino por encima, por lo menos a lado de Lenin. Se sabe que poco antes de la insurrección socialista, Trotski se incorpora al Partido bolchevique por una concesión de Lenin, no obstante haber opinado siempre muy mal de los bolcheviques y del propio Lenin.

La prensa occidental, en efecto, conocía a dos líderes muy bien, Lenin y Trotski, pero la razón se encuentra en la personalidad siempre presente de éste último en la noticia y en el foco de los acontecimientos. Su grupo pequeño, los meyrayontsi, no podía darle el marco político que necesitaba y por ello fingió aproximarse a Lenin; sus intenciones eran, justamente, ocupar el lugar de Lenin.

Cuando Lenin formuló sus famosas "Tesis de Abril", planteando la insurrección socialista y la conclusión de la etapa democrática, obtuvo el respaldo inmediato de Stalin y un trabajo sistemático, bajo las órdenes del Partido y en las tareas que éste le asignara.

Las actas del Comité Central bolchevique desde agosto de 1917 a febrero de 1918, nos muestran que Stalin jugó un papel importantísimo en la preparación de la insurrección y en los debates que precedieron ese gran acontecimiento.

«El Comité Central hace constar que la insurrección armada es inevitable y propone a todas las organizaciones del Partido guiarse por ello y desde este punto de vista discutir y resolver todos los problemas de orden práctico (el congreso de los Soviets de la región Norte, el alejamiento de las tropas de Petrogrado, las intervenciones de los habitantes de Moscú y Minsk, etc.)...

Diez miembros se pronuncian en favor de la decisión, 2 en contra.

El c. Dzerzhinski propone crear, para garantizar la dirección política en los días venideros, un Buró Político constituido por miembros del Comité Central.

Luego de un intercambio de opiniones, se acepta la proposición. El Buró es creado y comprende a 7 camaradas (comité de redacción + dos personas + Bubnov)....

Se decidió formar el Buró Político del Comité Central con los 7 camaradas siguientes: Len(in), Zin (oviev), Kam(enev), Tr(otski), Sta(lin), Sok(olnikov), Bub(nov)…..» (2)

Las actas transcritas, y que son textuales, nos están mostrando que el Comité Central bolchevique, fuera de Lenin, era de un nivel similar y todos dependían de una dirección centralizada, cumpliendo rigurosamente sus disposiciones. Colocar a éste o a aquél por encima de los demás es realmente subjetivo y tiene que ver mucho con el espíritu de figuración que desbordaba sobre todo en Trotski, y su prurito de aparecer en todas las fotografías.

Incluso podemos apreciar la presencia en el Buró político, de Zinoviev y  Kamenev que, como sabemos, votaron en contra de la insurrección, como constatan las actas. De modo que negar la importancia de Stalin antes y durante la revolución, no es sino una más de las grandes falacias de la "monstruosa tergiversación" histórica que se ha hecho con Stalin a partir del revisionismo.

No vamos a relatar, por falta de espacio, los pormenores de la Revolución de octubre que son conocidos, en los cuales, Stalin jugó el papel de un dirigente de primera línea y de un combatiente disciplinado, sin importarle ni mucho ni poco, aparecer en la prensa, o en la noticia, contrariamente a la actitud de Trotski que discursaba y posaba ostentosamente, con los cabellos desgreñados en todas las plazas, las fábricas, las calles, las esquinas y sobre todo las cámaras fotográficas del extranjero y del propio país.

5.  LA MUERTE DE LENIN Y SU SUCESION   

V. I. Lenin, muere el 21 de enero de 1924 y casi inmediatamente comienza la lucha por la sucesión entre sus presuntos "herederos", mientras Stalin rinde homenaje sentido al maestro, Trotski ya está manejando sus hilos para sustituirlo.

En cuanto a la sucesión de Lenin, sobre todo los trotskistas han hecho circular la versión en el sentido que Lenin hubiera descartado a Stalin y hubiera preferido a Trotski. Con este propósito recurren a algunas notas de Lenin a las que abusivamente le han puesto el nombre de "testamento", como si fuera su última voluntad, en realidad se trata de un par de cartas que dirige al Comité Central expresando su opinión respecto a los líderes bolcheviques y sus capacidades para conducir el Partido.

Transcribiremos las partes sustanciales del llamado "testamento" (que no es tal) para probar, una vez más, que Lenin aunque muy preocupado por la rivalidad Stalin-Trotski, jamás dispuso ninguna separación y se limitó a dar su opinión personal sobre los líderes:

«El camarada Stalin, llegado a secretario general, ha concentrado en sus manos un poder inmenso, y no estoy seguro de que siempre sepa utilizarlo con suficiente prudencia. Por otra parte, el camarada Trotski, según demuestra su lucha contra el CC con motivo del problema del Comisariado del Pueblo de Vías de Comunicación no se distingue únicamente por sus dotes relevantes. Personalmente quizá sea el hombre más capaz del actual CC, pero está demasiado ensoberbecido y se deja llevar demasiado por el aspecto puramente administrativo de los asuntos....

Estas dos cualidades de dos destacados dirigentes del CC actual pueden conducir, sin quererlo, a la escisión, y si nuestro Partido no toma medidas para impedirlo, la escisión puede producirse de manera imprevista.....»  (3)  (Subrayado nuestro)

Y finalmente una adición a la carta del 24 de diciembre de 1922, anteriormente transcrita:

«Stalin es demasiado brusco, y este defecto, plenamente tolerable en nuestro medio, se hace intolerable  en el cargo de secretario general. Por esto propongo a los camaradas que piensen la forma de pasar a Stalin a otro puesto y de nombrar para este cargo a otro hombre que se diferencie del camarada Stalin en todos los demás aspectos sólo por una ventaja, a saber: que sea más tolerante, más leal, más correcto y más atento con los camaradas, menos caprichoso etc....»  (4) (Subrayado nuestro)

Efectivamente Trotski se aproximó mucho a Lenin en los años de su enfermedad, claramente para ganar su apoyo en la lucha que se aproximaba. Stalin, por el contrario, mantuvo una prudente distancia porque su adhesión al maestro no era doméstica. Lenin previó el choque Stalin-Trotski y, para evitar la escisión, planteó el cambio del c. Stalin, planteamiento rechazado por el Comité Central. La historia ya ha demostrado fehacientemente que el c. Lenin tuvo razón en sus predicciones en cuanto a la escisión, pero que jamás dispuso ni ordenó nada en cuanto al cargo de Stalin como Secretario General.

El discurso de Stalin ante la tumba de Lenin, es una de las piezas oratorias más bellas que conoce la historia de la revolución; todos los auténticos revolucionarios tienen la obligación de conocerla casi de memoria.

'Camaradas: Nosotros, los comunistas, somos hombres de un temple especial. Estamos hechos de una trama especial. Somos los que forman el ejército del gran estratega proletario, el ejército del camarada Lenin. No hay nada más alto que el honor de pertenecer a este ejército. No hay nada superior al título de miembro del Partido, cuyo fundador y jefe es el camarada Lenin. No es dado a todos ser miembros del Partido. Los hijos de la clase obrera, los hijos de la miseria y de la lucha, los que sufren las privaciones más duras y realizan los esfuerzos más heroicos, éstos son los que, ante todo, deben ser miembros de este Partido. Es por esto por lo que el Partido de los leninistas, el Partido de los comunistas se llama también el Partido de la clase obrera.

AL DEJARNOS, EL CAMARADA LENIN NOS LEGO EL DEBER DE MANTENER EN ALTO Y CONSERVAR EN TODA SU PUREZA EL GRAN TITULO DE MIEMBRO DEL PARTIDO. ¡¡TE JURAMOS, CAMARADA LENIN, QUE EJECUTAREMOS CON HONOR ESTE MANDATO!! (5) (Subrayado, mayúsculas y negrillas nuestros)

La letanía estalinista, de estructura ortodoxa, pero de hondo contenido revolucionario, ha sido criticada por los menguados  espíritus revisionistas que jamás comprendieron la profundidad del mensaje, arguyendo, por el contrario, que los comunistas no debían considerarse a si mismos como hombres especiales, sino como hombres comunes e iguales a todos. Efectivamente, la concepción revisionista ataca el punto de vista estalinista porque éste pone una línea divisoria muy clara entre una vanguardia consciente, combativa, comunista, que dirige la revolución y las masas oprimidas. Sigue el juramento refiriéndose a la unidad del Partido, La dictadura del proletariado, La alianza de obreros y campesinos, La Unión de las Repúblicas Soviéticas, y finalmente los principios de la Internacional Comunista.

Sería interesante comparar las palabras de Stalin de emocionado homenaje al maestro con las diatribas de Trotski en sus misivas a Chjéidze.

Es precisamente después de la muerte de Lenin, cuando Stalin escribe sus célebres artículos empleando por primera vez el término "leninismo" que define de la siguiente forma:

«El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de la revolución proletaria". O más exactamente: el leninismo es la teoría y la táctica de la revolución proletaria en general, la teoría y la táctica de la dictadura del proletariado en particular…» (6)

Los artículos estalinianos que después serían recopilados en el texto "Cuestiones del Leninismo", constituyen piezas claves de la doctrina marxista y nos señalan precisamente que el marxismo había sido complementado con el pensamiento de Lenin, en una época diferente a la de Marx: la época del imperialismo. A partir de "Cuestiones...", todos hablarán del leninismo como el complemento genial de la obra de Marx y Engels y esto se debe evidentemente a la idea y concepción de Stalin.

Stalin opuso la definición del leninismo a las pretensiones de Zinoviev de limitar el pensamiento de Lenin a las condiciones particulares de la Rusia atrasada. En efecto, Zinoviev definía el leninismo de la siguiente forma:

«El leninismo es el marxismo de la época de las guerras imperialistas y de la revolución mundial, revolución que se ha iniciado directamente en un país en que predomina el campesinado...»  (7) (Negrilla y subrayado nuestros)

Stalin hace notar que, no obstante referirse correctamente a la época del imperialismo, la referencia al campesinado, introduce la idea de que el leninismo sólo puede ser aplicado a los países campesinos atrasados, o por lo menos a las condiciones especificas rusas, quitándole su carácter internacional

La obra de Stalin, «Cuestiones del Leninismo», constituye, a partir de entonces, un libro clásico de la literatura revolucionaria y no debe ser desconocido por nadie que se precie de ser, efectivamente, un revolucionario.

6.    LA LUCHA  DE STALIN CONTRA  TROTSKI.    
       EL SOCIALISMO EN UN SOLO PAÍS,
       CONTRA LA "REVOLUCIÓN PERMANENTE".

La muerte de Lenin abrió, pues una lucha muy aguda entre aquellos que creían que podían asaltar la dirección sin haber sido nunca bolcheviques (Trotski), por un lado, los "bolcheviques" de bolsillo y de nombre como los Bujarin, Zinoviev, Kamenev, por otra y finalmente los verdaderos leninistas con Stalin al frente.

Stalin, el discípulo leal de Lenin, organizó teóricamente la lucha interna del Partido, creando el concepto del "Leninismo", que tendría con el tiempo, el valor de la continuidad del marxismo bajo nuevas condiciones y después de la Revolución de Octubre.

Trotski, el conocido menchevique y centrista, pensó, efectivamente, que desaparecido Lenin podría fácilmente hacerse de la dirección revolucionaria. Su folleto "Sobre Lenin" era, como lo califica Edward H. Carr, no una biografía de Lenin, sino un relato de las relaciones personales de Trotski con él, para crear la impresión de que Lenin estuvo cerca de Trotski y a cierta distancia de los otros líderes bolcheviques, pero lo peor del folleto trotskista era que, si bien «trataba a Lenin con cariñoso respeto -dice Carr-, el escritor y el biografiado se veían situados en un plano de igualdad incompatible con la actitud de veneración hacia el jefe fallecido que se iba imponiendo como una regla en los círculos del Partido» (8)

Después vendrían las famosas "Lecciones de Octubre" del mismo Trotski, trabajo en el cual intenta nuevamente aparecer como el héroe de Octubre incluso por encima de Lenin. La patraña trotskista no podía tener éxito.

De nada valdrían los requiebros autoadulatorios de Trotski para asaltar la dirección; se interponía entre ambos la personalidad, la férrea voluntad de Stalin de impedir la usurpación.

Stalin destrozaría a Trotski en el plano teórico: primero fue la tesis de la posibilidad del triunfo del socialismo en un solo país que se oponía al "permanentismo" trotskista que suponía una revolución simultánea en los países capitalistas avanzados, posibilidad que se diluía casi por completo en 1924. La tesis del socialismo en un solo país, forma parte del acervo más rico del marxismo-leninismo pues, al reconocer el desarrollo desigual de las formaciones sociales, abre la posibilidad de la revolución en los países oprimidos por el imperialismo y supera ampliamente la posición eurocentrista latente aún en el Partido, hecho aquel que es incontrovertible a pesar de la moderna regresión de la historia.

El segundo problema teórico en el cual Stalin derrota a Trotski en toda la línea es el de la revolución de obreros y campesinos. Si el marxismo y el leninismo se enriquecieron tanto con las contribuciones del pensamiento de Mao Tse-tung en cuanto al problema campesino de los países oprimidos, podemos decir que dichas tesis ya estaban presentes en el pensamiento de Stalin. Frente al anticampesinismo furioso y ridículo de Trotski, se impuso pues el carácter auténticamente universal y multinacional de la revolución en el pensamiento de Stalin.

Finalmente se tuvo que recordar el triste pasado de Trotski, aliado de mencheviques, centristas, parvusianos, martovistas, cuando sin guardar eufemismo alguno atacaba sañudamente a Lenin expresando en la conocida carta a Chjeídze de 1913 y publicada recién en 1921:

«El Leninismo descansa por completo en estos momentos en la mentira y la falsificación y lleva en su seno el elemento emponzoñado de su propia desintegración. " y más aún: "(Lenin), ese gran pendenciero, explotador profesional de todo lo que hay de atrasado en el movimiento obrero ruso…». (9)

¿Qué podía objetar Trotski ante la evidencia de su pasado acremente anti-leninista demostrado en la célebre carta a Chejdze? Pues nada.

En el pasado reciente, es decir el pasado de la "negación" de Stalin, se sostenía en descargo y semiapología de Trotski, que éste había sido derrotado por las maquinaciones subterráneas de Stalin y por la utilización de métodos administrativos y policiales. Los revisionistas contemporáneos sin probar nada documentalmente, se embriagaban acusando a Stalin de ser el verdugo inhumano del "pobre" Trotski. Nada más alejado de la verdad. Trotski fue derrotado ampliamente en el terreno ideológico, en su desesperación cometió un error tras otro y por propia voluntad se fue enterrando poco a poco, al ser alejado primero del Buró Político, después del Comité Central, luego del Partido y finalmente del país. Su soberbia y orgullo pequeño-burgueses, su desprecio aristocrático por quiénes lo superaban en la táctica política y en la política de principios, lo llevaron a la bancarrota.

Stalin derrotó a Trotski y al trotskismo en una batalla singular, la diferencia fundamental radicaba en la enorme diferencia en cuanto a los principios. Trotski amaba ante todo a Trotski, Stalin amaba la revolución. Trotski despreciaba a los mujiks rusos por pobres y harapientos, Stalin amaba a los campesinos. Trotski se consideraba ante todo un intelectual, Stalin quería ser un revolucionario. Trotski amaba la figuración, Stalin no se preocupaba en lo más mínimo de quedar en las sombras si eso convenía al Partido y la revolución. Trotski amaba a "Occidente", Stalin amaba a la Rusia soviética.

7.     LA LUCHA CONTRA ZINOVIEV Y KAMENEV.

Una vez derrotado el traidor Trotski, el camarada Stalin tuvo que enfrentar el levantamiento de los viejos "esquiroles" Zinoviev y Kamenev. Todos los que conocen la historia de la Revolución de Octubre, saben muy bien cuál fue el papel de este famoso dúo en el período inmediatamente anterior a la insurrección. Oponiéndose a las tesis de Lenin, Zinoviev y Kamenev no solamente trataron de impedirla, sino que llegaron a la delación policiaca publicando en la prensa reaccionaria las intenciones bolcheviques. Lenin inicialmente propuso la expulsión inmediata de los delatores, pero los otros bolcheviques fueron efectivamente muy contemplativos con la actitud abiertamente traidora del dúo.

Con la pretensión igualmente oportunista de apoderarse del gobierno a la muerte de Lenin, e inicialmente hicieron causa común con Stalin en la batalla anti-Trotski estableciéndose la verdadera troika. Sin embargo rápidamente los esquiroles mostraron su verdadero rostro cambiando de bando y adhiriendo a las posiciones trotskistas.

La lucha de Stalin contra Zinoviev y Kamenev se dio también en el plano ideológico. El XIV Congreso del Partido fue el escenario de la aparición de una nueva alianza oportunista contra el Partido. Esta oposición de derecha se oponía al plan de industrialización presentado por el camarada Stalin y proponía que la URSS siguiera siendo un país agrario sometido a la dependencia industrial de occidente. La nueva oposición se contradecía flagrantemente, pues por una parte sostenía la imposibilidad del camino al socialismo por el atraso soviético y al mismo tiempo proponía un camino contrario a la industrialización.

Zinoviev sostenía que el triunfo definitivo del socialismo se debía entender como: 1) la supresión de las clases, 2) la abolición de la dictadura de una sola clase..... la dictadura del proletariado. En realidad, Zinoviev desconocía la posibilidad de la construcción socialista en un solo país, por el hecho de encontrarse atrasada la URSS, rodeada por todas partes de enemigos y finalmente llegaba a la conclusión de que no se debía tomar el poder en octubre de 1917. Esta conclusión es atribuida a Zinoviev por Stalin.

Como se ve, parece que no fue casual la oposición de Zinoviev y Kamenev a la insurrección de octubre-17. El zinovievismo mostraba una gran debilidad teórica, pues pendulaba entre posiciones de derecha e "izquierda", recogiendo argumentos de su viejo enemigo, el trotskismo. Efectivamente, al verse cercados por el Partido, Zinoviev y Kamenev buscaron el apoyo de Trotski que aunque alejado de la dirección todavía era miembro del Partido. Así nace la "oposición unificada" de todos los oportunistas contra Stalin.

Durante todo el año de 1926, esta oposición unificada de los trotskistas más Zinoviev-Kamenev realizó una ferviente campaña fraccionalista a vista y paciencia de todo el Partido. E. H. Carr tiene los siguientes párrafos al respecto:

«La nueva oposición se lanzó a crear una organización, de la que se sabe poco, salvo lo que las autoridades pusieron o afirmaron haber puesto al descubierto. Se celebraron reuniones secretas. Se enviaron a los centros provinciales documentos secretos del Politburó. Durante todo el verano se desató una activa campaña en el seno de la organización del partido en Moscú, con reuniones clandestinas y distribución de escritos ilegales. Un activo miembro de la oposición llamado Belenki organizó una reunión de la misma, el 6 de junio de 1926, en un bosque cercano a Moscú, a la que dirigió la palabra Lashevich, comisario suplente del Pueblo para la Guerra…..

Zinoviev hizo una declaración reconociendo que la oposición trotskista de 1923 había tenido razón en sus advertencias de peligro; y Trotski retiró la acusación de oportunismo lanzada contra Zinoviev y  Kamenev en sus lecciones de Octubre….

Se dijo que la primera aparición "fraccional" de Trotski tuvo lugar en la célula de trabajadores del partido en el ferrocarril Kazan, el 30 de septiembre de 1926. Al día siguiente, Radek, Piatakov, Zinoviev y Trotski hablaron en una reunión del partido en la fábrica Aviador de Moscú….

Por último, el 16 de octubre de 1926, seis dirigentes de la oposición, Zinoviev, Kamenev, Piatakov, Sokolnikov, Trotski y Evdokimov, firmaron una declaración que apareció en la prensa al día siguiente…..» (10)

Como se puede evidenciar, la actividad fraccionalista de la oposición fue sañuda y violenta y por ello mismo, la dirección del partido no tuvo otra alternativa que separar y expulsar a los opositores con razón justificada. Después serían disculpados, pero solamente para volver a sus andanzas una y otra vez.

8.    LA LUCHA CONTRA EL DERECHISMO DE BUJARIN.

La última gran batalla interna se daría contra el ultraderechista Nicolás Bujarin, enemigo acérrimo del gran viraje propiciado por el camarada Stalin con el objeto de poner a la Unión Soviética en el camino definitivo del socialismo. Bujarin, asustado con el avance incontenible del socialismo, se volvió contra el Partido propiciando el enriquecimiento de los kulaks o campesinos ricos que se habían beneficiado con la Nueva Política Económica del Partido después del comunismo de guerra. Bujarin encabezó una verdadera fracción revisionista anti-bolchevique que se puso a sabotear las resoluciones de los diversos congresos del Partido que planteaban la industrialización socialista, la planificación  y la colectivización agraria, finalmente aprobadas por el XV y XVI Congresos del Partido. El bujarinismo derechista levantó las banderas de la "extinción de la lucha de clases", sosteniendo la peregrina idea de que a medida que avanzaba el socialismo se iría amortiguando la lucha de clases y que ésta se llegaría a extinguir totalmente y el enemigo rendiría sus posiciones sin lucha. Por otro lado se afirmaba que el ataque contra los kulaks y los campesinos ricos enemigos de la colectivización, llevaría a una "regresión" de la agricultura y una crisis profunda de alimentos. Bujarin acusaba a la dirección bolchevique: a) de seguir una política de explotación militar-feudal del campesinado, b) de seguir una política de fomento al burocratismo y c) de seguir una política de descomposición de la Internacional Comunista.

Stalin consideraba que las contradicciones con el grupo Bujarin, Rykov y Tomski, se debían a los cambios en las relaciones de clases: al recrudecimiento de la lucha de clases con motivo de la aplicación de las medidas del Partido.

Bujarin, en efecto, se oponía frontalmente al gran viraje propuesto por Stalin para pasar a la verdadera construcción socialista y para ello creó su teoría de la "extinción de la lucha de clases a medida que se avance en la construcción socialista", pero al mismo tiempo se oponía a dicha construcción, "defendiendo" los derechos de los campesinos medios y su "enriquecimiento". El éxito de la colectivización agrícola, que será estudiada en otro capítulo, resultó siendo el mentís más rotundo a las posiciones bujarinistas.

El revisionismo contemporáneo, haciendo causa común tardía con Bujarin, sostiene ahora mismo que la colectivización agraria fue una monstruosidad estalinista, pero, al mismo tiempo, no paran mientes en alabar el socialismo agrario de la URSS, es decir una completa y absoluta contradicción.

9.     LA AGUDIZACION DE LA LUCHA DE CLASES EN LA URSS

En su texto, "Sobre la desviación derechista en el PC(b) de la URSS", abril-29, Stalin plantea el problema en los siguientes términos:

«De lo que se trata es de que el socialismo mantiene eficazmente la ofensiva contra los elementos capitalistas, de que el socialismo crece más rápidamente que los elementos capitalistas, de que, en consecuencia, disminuye el peso relativo de los elementos capitalistas y, precisamente porque disminuye el peso relativo de los elementos capitalistas, éstos de ven en peligro mortal y redoblan su resistencia.

Y por el momento pueden hacerlo, no solo porque cuentan con el apoyo del capitalismo mundial, sino porque, a pesar de disminuir su peso relativo, comparado con el del socialismo, sigue el desarrollo absoluto de los elementos capitalistas, lo que en cierto grado, les permite acumular fuerzas para oponerse al avance del socialismo.

Sobre esta base es como, en la fase actual del desarrollo y bajo la presente correlación de fuerzas, se agudiza la lucha de clases y aumenta la resistencia de los elementos capitalistas de la ciudad y el campo….»  (11) (Subrayado nuestro)

Desde el principio, en el plano teórico, el revisionismo contemporáneo ha levantado una andrajosa bandera para atacar a Stalin sosteniendo que se equivocó terriblemente a tiempo de sostener que a medida que se avanza en la construcción socialista, la lucha de clases se agudiza y que tal tesis provocó una serie muy grande de abusos, atropellos y delitos contra el pueblo y los propios bolcheviques.

Nos referimos a la época del “Gran Viraje”, cuando Stalin, apoyado en las resoluciones del XV Congreso, planteó la colectivización agrícola, la industrialización acelerada y los planes quinquenales a los que hacemos referencia en otro capítulo. Es por demás evidente que una vez planteada la organización masiva de los koljoses y los sovjoses, las clases ex-dominantes y los restos de latifundistas y terratenientes, se levantaron prácticamente en rebelión contra el poder soviético. Es conocido el asunto de Shajti, en la cuenca hullera del Donetz, donde una organización de especialistas burgueses realizó de 1923 a 1928 una extendida labor de sabotaje y subversiva.

Stalin plantea el problema como un asunto de una determinada coyuntura y sostiene que, en algunos momentos, la reacción, que ve debilitarse sus pilares de mantenimiento, puede, efectivamente, redoblar sus esfuerzos y su lucha contra el poder revolucionario. Según Stalin, si no se comprende esta situación y si se cree que el solo hecho del robustecimiento general del socialismo, determina el debilitamiento progresivo y la extinción final de la lucha de clases, se está cometiendo un error fundamental y muy peligroso. Pensamos pues que acá está presente la razón principal de la desviación derechista que denunció Stalin y que después de su muerte ocasionaría, sin lugar a dudas, la restauración capitalista.

10.  LA CONSTRUCCION SOCIALISTA Y LOS PLANES QUINQUENALES

La fase de la Nueva Política Económica (NEP), inaugurada por Lenin para superar la grave crisis económica que estaba destrozando la nación, iba tocando a su fin y urgía la necesidad de acabar con el repliegue táctico que había significado dicha etapa. El XV Congreso del Partido, bajo la conducción de Stalin, planteó la necesidad de pasar de la NEP a la construcción socialista en todos los terrenos.

Llamamos la etapa del "Gran Viraje", la que, poniendo fin a la NEP, inaugura la verdadera y auténtica construcción socialista en la URSS. Esta gran etapa significa, en primer lugar, la colectivización agraria que se verifica a partir de la organización en masa de los famosos koljoses (cooperativas de producción) y los sovjoses (granjas estatales). La colectivización agraria, no podía menos que provocar una terrible reacción de parte de los campesinos acomodados, los medianos y ricos campesinos y naturalmente de los kulaks, que habían estado medrando en las permisibilidades de la NEP. Contra la colectivización, se alzaron pues todos los reaccionarios y dentro del Partido el grupo traidor de Bujarin, Rikov y Tomski. La colectivización agraria significó un triunfo sensacional de la política del Partido y un golpe mortal contra los terratenientes que sin embargo, lucharon denodadamente y con todos los medios a su alcance contra la medida que se impuso por el trabajo del Partido de concientización. Al respecto Stalin dice:

«El paso a la colectivización total no se operó mediante la simple afluencia pacífica de las grandes masas campesinas a los koljoses, sino a través de una lucha de masas de los campesinos contra los kulaks. La colectivización total significaba el paso a manos de los koljoses de todas las tierras situadas en la demarcación de una aldea, y una parte considerable de estas tierras se hallaba en manos de los kulaks, por cuya razón los campesinos tenían que arrojar a aquellos de las tierras, expropiar a los kulaks, arrebatar a éstos los ganados y las máquinas, exigiendo que el Poder Soviético detuviese a los kulaks y los expulsase de la aldea....» (12)

La colectivización agraria significó un gran triunfo y el paso de la Unión Soviética a los primeros planos de la producción mundial de cereales, ocupando el primer lugar en la producción de centeno, papas, remolacha azucarera, trigo, linaza, guisantes, cebada, algodón (semilla), mantequilla, leche y lana (sólo superada por Australia, en lo referente a la lana).

La industrialización acelerada y la electrificación del país, constituyó la segunda medida socialista tomada por el “Gran Viraje”. Como en ninguna otra época, la URSS vivió la etapa más grandiosa de desarrollo y construcción industrial pesada: las grandes acerías, las grandes fábricas de tractores, trilladoras, etc., etc., causaron la admiración del mundo. Al respecto, Stalin dice:

«Por todo el país se desarrollaba la nueva y gigantesca edificación industrial. Se acometió la construcción de la Central Hidroeléctrica del Dnieper (el Dnieprogues). En la cuenca del Donetz se emprendió  la construcción de las fábricas de Kramatorsk y Gorlova y la reconstrucción de la fábrica de locomotoras de Lugansk. Surgieron nuevas minas y altos hornos. En los Urales, se construyeron la fábrica de maquinaria y los combinados químicos de Beresniki y Solikansk. Se comenzó la construcción de la fábrica metalúrgica de Magnitogorsk. Se emprendió la construcción de grandes fábricas de automóviles de Moscú y Gorki. Se construyeron grandes fábricas de tractores, de segadoras-trilladoras, y en Rostov sobre el Don se levantó una fábrica formidable de maquinaria agrícola. Se amplio la segunda base carbonífera de la Unión Soviética: la cuenca del Kusnietsk. En 11 meses se levantó en la estepa, en Stalingrado, una formidable fábrica de tractores. En la construcción de la Central hidroeléctrica del Dnieper y de la fábrica de tractores de Stalingrado, los obreros batieron los récords mundiales de productividad del trabajo...."

La historia no había conocido jamás una nueva edificación industrial de tan gigantesca envergadura, un entusiasmo tal por la nueva edificación, tal heroísmo en el trabajo de las masas de millones de hombres de la clase obrera…»  (13)

Todo este gran esfuerzo de construcción socialista que pondría las bases de una verdadera y auténtica potencia industrial socialista, se realiza en base a los gigantescos planes quinquenales aprobados por el Partido a partir de 1928. Por esto que decimos que fue Stalin, efectivamente, el creador del socialismo soviético, pues a través de los cinco planes quinquenales que se cumplieron hasta concluida la guerra mundial, se estructuró una verdadera y nueva sociedad socialista, todo lo demás cede en importancia a estos trascendentales acontecimientos que pusieron al pueblo soviético a la cabeza de la humanidad progresista.

La URSS, bajo Stalin, alcanzaría los primeros planos de la industrialización en el mundo, alcanzó y superó a todas las potencias imperialistas incluido EE UU., en la producción minera de hierro, manganeso, wólfram, estaño, carbón, bauxita y en la producción metalúrgica de cobre de fundición, hierro y sus aleaciones o coque metalúrgico; también rebasó la producción de las potencias imperialistas de azúcar de remolacha y cemento. El movimiento "stajanovista" y los héroes del trabajo, constituyeron los premios morales que se crearon para estimular el trabajo voluntario y socialista de los soviéticos.

Stalin había dicho, «Marchamos con un atraso de cincuenta o cien años respecto a los países adelantados. En diez años tenemos que salvar esa distancia. ¡O lo hacemos, o nos aplastan(14)

El líder bolchevique dijo estas proféticas palabras en 1931, en 1941, la bestia parda del fascismo alemán ataca a mansalva y a traición, feroz y brutalmente a la república socialista. ¿Se pudo tener una predicción más exacta que la staliniana de 1931?

Queda sin embargo, algo muy importante por agregar en la portentosa tarea de constituir una economía socialista en la URSS, que junto al potenciamiento militar, prepare al país de obreros y campesinos para rechazar primero y derrotar después, todo intento reaccionario y fascista de invadirlo y someterlo. Este hecho muchas veces insinuado pero nunca antes precisado fue publicado en 1991 por una agencia noticiosa inglesa. La sensacional noticia señala que fue José Stalin, observando la agudización de la lucha de clases interna y previendo un ataque futuro de la Alemania hitleriana, quien dio orden para la intensificación de la explotación y producción de oro. La idea estaba enlazada con otra, de proyecciones insospechadas: la erección de una reserva financiera poderosa que anule todo intento imperialista de chantajear y ahogar financieramente a la URSS. Así, desde 1936, fue creciendo esta magnífica reserva hasta alcanzar antes de la muerte de Stalin, la asombrosa cantidad de 2.500 toneladas de oro metálico, con la calidad y certificación necesarias para su inmediata comercialización. Esta enorme reserva financiera =se señala que fue superior aún a la de Fort-Knox, la reserva federal de los EE.UU., actualmente la mayor del mundo= fue utilizada precisamente por los detractores de Stalin para la importación de cereales, ante la catastrófica caída de la producción interna.

La profunda crisis del revisionismo se manifestó, entre otras causas, en la bancarrota de la agricultura que obligó a la sistemática importación de cereales de Argentina, Australia y EE.UU. Las últimas reservas estalinianas de oro, se utilizaron para el indicado fin en 1985 ya en la era de Gorvachov.

La sabia y estratégica previsión de Stalin así como el supremo esfuerzo del pueblo soviético, precisamente en los peores momentos =los de pre-guerra, guerra y los de la más intensa guerra fría, 1936-1953=, fueron pignorados en poco más de 30 años por administraciones sucesivas de revisionistas corruptos y traidores que dirigieron la URSS por el camino de la restauración capitalista.

11.  LOS PROCESOS CONTRA LA OPOSICION

Uno de los problemas menos conocido y más comentado en lo que se refiere a la acción de Stalin en la década de los años 30, es el de los procesos judiciales y políticos que se levantó contra los renegados Trotski, Bujarin, Zinoviev, Kamenev y otros.

En evidente que cuando se quiere analizar fríamente estos hechos, se interpone siempre el aspecto subjetivo que convierte a los acusados en angelitos víctimas de la paranoia estalinista. Se sostiene que Stalin manipuló los procesos, obligó a los acusados a inculparse a sí mismos y declararse culpables de todos los delitos.

Es muy posible =y eso tendría que demostrarlo una investigación completamente imparcial= que se hubieran podido cometer errores e injusticias en dichos procesos, sin embargo, también debe tenerse en cuenta la enorme responsabilidad que recaía sobre Stalin, que de no sancionar ejemplarmente las traiciones y la subversión que efectivamente realizaban los complotados, podría poner en gran peligro la vida misma de la revolución bolchevique. Hay serios indicios de que la inteligencia alemana actuó en forma ladina proporcionando información falseada y adulterada para confundir a Stalin y la inteligencia soviética. Al respecto, tenemos el siguiente testimonio:

«Me parece que las confesiones y declaraciones arrancadas a los "quislings" rusos nos han revelado en el estricto sentido de la palabra todos los métodos de la quinta columna alemana» (15)

Es sabido que Trotski, Zinoviev y Kamenev, fueron disculpados, una y otra vez, después de cometer una serie de delitos y actos de insubordinación contra el Partido, volviendo repetidamente en su condición de dirigentes a cometer nuevas irregularidades. Pensemos, por ejemplo, en la famosa delación que cometieron Zinoviev y Kamenev poco antes de la Insurrección de Octubre, cuando, cual verdaderos esquiroles informaron a la prensa reaccionaria sobre la inminencia de la insurrección. Trotski, por su parte, no cesaba en sus actividades fraccionalistas anti-partido, negándose a acatar sus determinaciones con el pretexto de su teoría de la necesidad de las fracciones en el seno del Partido.

El 1° de diciembre de 1934, es asesinado en Leningrado Sergio Kirov, un bolchevique intachable y destacado. En la época y según las informaciones oficiales, el asesino era un miembro del grupo zinovievista de Leningrado y naturalmente se inculpó a esa fracción de la autoría del asesinato. Es pues el asesinato de Kirov, el que desata una verdadera campaña, seguida de procesos judiciales, para acabar con la oposición que había pasado a las acciones subversivas en su enfrentamiento con el Partido.

La versión oficial sostenía que dicho crimen no era un acto aislado y que detrás se organizaba una verdadera campaña para derrocar a Stalin y sustituirlo por la oposición unificada.

«Un año después, se supo que los organizadores auténticos, directos  y efectivos del asesinato de Kirov y de las medidas preparatorias encaminadas al asesinato de los miembros del Comité Central, habían sido Trotski, Zinoviev, Kamenev y sus cómplices. Fueron entregados a los tribunales Zinoviev, Kamenev, Bakaiev, Ievdokimov, Pikel, Smirnov, Reingold y otros. Los criminales, cogidos con las manos en la masa, no tuvieron más remedio que reconocer públicamente, ante los jueces, que no solo habían organizado el asesinato de Kirov, sino que preparaban también el de todos los demás dirigentes del Partido y del Gobierno. El sumario puso de manifiesto, además, que estos desalmados se dedicaban también  a la organización de actos diversionistas y de espionaje. En la vista del proceso, celebrado en Moscú en 1936, se puso al desnudo toda la monstruosa abyección moral y política de estos individuos, toda su repugnante bajeza y traición que venían encubriendo con hipócritas declaraciones de lealtad al Partido.....» (16)

En la época, fuera de la prensa occidental, nadie puso en duda la veracidad de los cargos y la culpabilidad de los encausados. Sin embargo Trotski, en el exilio mexicano, sostenía una versión totalmente diferente.

«Me acabo de enterar a través del telégrafo de la noticia de que Zinoviev y Kamenev han sido llevados ante un tribunal militar en relación con el asunto del asesinato de Kirov, con esto la amalgama entra en una nueva fase...

Cabe preguntarse a justo título por qué Stalin ha montado esta miserable historia que tanto daño esta haciendo al conjunto del movimiento obrero.....

1. Para matar políticamente a la oposición intentó utilizar el asesinato de Kirov.... En cuanto a Zinoviev y Kamenev y los demás, ninguna persona seria y honrada ha creído jamás que tuviesen relación alguna con el asesinato de Kirov. Todos, incluso en la Unión Soviética, murmuraban que todo era una maquinación infame de GPU (Policía Secreta rusa)....» (17)

Y sigue Trotski:

«El conjunto de los procesos de Moscú, en todas sus etapas, iba dirigido contra Trotski.....» (18)

Como se ve, Trotski pretende quitar todo valor a los procesos de Moscú, sosteniendo que no son sino "amalgamas" fabricadas por Stalin.

Cuando el revisionismo capturó el poder en 1956, sus líderes, particularmente Jruschov, dieron toda la razón a Trotski, y condenaron a Stalin por haber fraguado todos los procesos y además haber sido precisamente él quién ordenó la victimación de Kirov, porque según ellos, Kirov "le hacía ya sombra a Stalin". El parentesco entre la versión trotskista de la década de los 30 y la revisionista de los 50 y 60, nos prueba, políticamente,  que los enemigos de Stalin no eran inocentes de pretender restaurar el capitalismo, como efectivamente lo hicieron a la muerte de Stalin.

La lucha de clases en la URSS de esos años había alcanzado un grado profundo y se reflejaba pues en el seno del Partido. Al margen de cualquier punto de vista subjetivo o de carácter estrictamente jurídico, ambas partes objetan la validez de las pruebas del contrario y a estas alturas es prácticamente imposible revivir un proceso para dar con una verdad irrebatible, como, efectivamente, sería lo deseable. El problema no es jurídico, ni menos judicial, se trata pues de un problema político y de haber sido vencido Stalin en las pugnas inter-partidarias, también habría sido ejecutado por sus enemigos Zinoviev, Kamenev y Trotski.

Stalin tuvo que luchar políticamente contra una tendencia que virando alternativamente de "izquierda" a derecha y de derecha a "izquierda", pretendía, en realidad, simplemente sustituir a Stalin. Pero la lucha de clases no solamente se daba en el seno del Partido; los elementos reaccionarios, los kulaks, los fascistas y todos los enemigos del régimen, realizaban enormes campañas de sabotaje, asesinatos selectivos, quema de granjas colectivas, voladura de trenes, etc., etc., en una época en que se ponían los cimientos del socialismo en la colectivización de la agricultura, sobre todo.

Stalin tuvo que luchar en muchos frentes y no se le puede pedir "guantes de seda" para tratar a los enemigos que cada vez con más insolencia levantaban cabeza ante la pasividad inicial con "viejos" bolcheviques que insistían y persistían en sus oposiciones de toda índole contra el Partido.

Respecto a Bujarin y sus traiciones, así como sus complots contra Stalin desde su posición de dirigente de Internacional Comunista., tenemos el siguiente testimonio de Jules Humbert-Droz, que declara en su libro lo siguiente:

«Jules Humbert-Droz, que integraba el Presidium y el Secretariado de la Internacional Comunista, fue el delegado de esos organismos ante la Conferencia Latino Americana. Era un hombre alineado con Bujarin en la IC. Como mencionamos en el análisis del VI Congreso de la IC, ya estaba desplegada la lucha de líneas en la dirección del Partido Comunista de la URSS, y en la Internacional, entre Stalin y el grupo de Bujarin, Rykov y Tomsky. Antes de partir para Buenos Aires, Droz se reunió con Bujarin y éste le dijo que su grupo "había decidido utilizar el terror individual para desembarazarse de Stalin". Dice Droz que le manifestó a Bujarin no compartir el ejercicio del terror individual como método, ni constituir una tendencia basada simplemente en la oposición a Stalin….» (19)

Esta cita de un gran valor histórico y digna de confianza demuestra hasta qué punto la oposición a Stalin estaba decidida a actuar, de modo que sus posteriores lamentaciones en torno a la dictadura de Stalin pierden toda legitimidad en vista de los planes anti-stalinistas que estaban en franca realización.

Por su parte, Trotski bramaba su anti-estalinismo a buen recaudo y sobre seguro y desde el exilio:

«Pero la IV Internacional, el partido de la revolución mundial, no tiene nada que ver con la desesperación y la venganza individual, es demasiado limitada para nosotros. ¿Qué satisfacción política o moral aportaría el asesinato del Caín Dzhugasvili al proletariado si puede ser fácilmente reemplazado por cualquier otro burócrata?  Sin embargo, la suerte personal de Stalin nos interesa, no podemos menos que esperar que viva el tiempo suficiente como para ver el derrumbamiento de su sistema. No tendrá que esperar mucho. Los trabajadores victoriosos le sacarán a él a sus gansters de debajo de los escombros de la abominación totalitaria y les obligarán a rendir cuentas de los crímenes que han cometido ante un verdadero tribunal. Cuando llegue el juicio, la lengua de los hombres no encontrará palabras en favor de la más siniestra de las historias de Caín. Los monumentos que han construido serán destruidos o colocados en los museos del gangsterismo totalitario.  Pero la clase obrera victoriosa verá claro en los procesos públicos o secretos y edificará, sobre las plazas de la Unión Soviética liberada monumentos a las desdichadas víctimas del sistema estalinista cobarde y vergonzoso....» (20) (Subrayado nuestro)

¡Qué gran equivocación fue la vida y la lucha de León Davidovich Bronstein que, hablando tan dramáticamente en "favor" de la revolución socialista y contra Stalin, no hace sino repetir casi con las mismas palabras los designios cumplidos de los restauradores del capitalismo en la década de los 90!  Leamos uno de sus artículos y comprenderemos bien el asunto:

«Solamente un imbécil manifiesto sería capaz de creer que es posible restablecer en la URSS relaciones capitalistas, es decir, la propiedad privada de los medios de producción, incluyendo la tierra, por la vía pacífica y llegar a un régimen de democracia burguesa. En realidad el capitalismo no podría =aunque pudiese en general= regenerarse en Rusia más que como resultado de un violento golpe de Estado contrarrevolucionario que exigiría un número de víctimas diez veces mayor que el de la Revolución de octubre y la guerra civil.» (21) (Subrayado nuestro)

¡Qué lejos se encontraba Bronstein del materialismo histórico!

Ahora ya no se trata de discutir si es o no posible la restauración capitalista por la vía pacífica. ¡La historia lo ha demostrado palmariamente! Entonces, preguntamos: ¿Quién queda en la situación del "imbécil manifiesto"? Comentando el anterior párrafo, es ya sabido que el capitalismo, por regla, se puede restaurar precisamente partiendo de las desviaciones derechistas de la línea restauradora del mismo Partido, eso ocurre porque, como lo enseña Mao Tse-tung, existiendo dos líneas, la una intenta restaurar y la otra continuar en el camino socialista.

La línea restauradora de los Bujarin y CIA, de los Gorvachov  y Jruschov, se infiltra en el Partido y lo va tomando poco a poco; paso a paso se van abandonando los principios y los restauradores se apean de la revolución y suben al caballo de las formas democrático burguesas. Todo esto que ya lo comprendía Stalin y que lo sistematizó Mao, es un acervo precioso de la revolución con los ejemplos y el modelo de la década de los 90.

En cuanto a los procesos posteriores de 1951, (Slansky, Rajk, Kostov), por ejemplo el de Slansky, dirigente comunista checoeslovaco, conocemos el siguiente dato revelador:

«En la primavera de 1951, los servicios secretos (de Checoslovaquia) presentaron a Gottwald, un informe que comprometía al mismo Slanski….. Parece que Gottwald, desconcertado, consultó a Stalin quien, en aquel momento, aconsejó no dar crédito al informe, pero permanecer vigilante… En noviembre de 1951, basándose en una carta fabricada por ellos mismos, los servicios de seguridad informaron a Gottwald de que Slansky "había sido invitado por el servicio de espionaje americano a pasarse al Occidente.." Gottwald volvió a consultar a Stalin, el cual envió a Mikoyan a Praga para "estudiar" el asunto. Mikoyan llegó a la conclusión de que Slansky era culpable y éste fue detenido el 24 de noviembre de 1951….» (22)

Recuérdese que fue precisamente Mikoyan uno de los peores acusadores de la "falsificación stalinista" de los procesos junto a Jruschov y ahora resulta que fue el principal acusador y quién determinó la condena del checo Slansky.

Por otra parte, en cuanto a la parte final del párrafo anterior, todos los restauradores querían y quieren levantar esos monumentos a las "víctimas" de Stalin, pero ahora, el pueblo soviético levanta las banderas precisamente de... Stalin, mientras nadie, absolutamente nadie, ni siquiera un borracho ruso se acuerda de Trotski.

Finalmente tenemos el caso Laurenti Beria. Según Annie Kriegel:

«Hoy día los elementos más liberales en Checoslovaquia siguen atribuyendo la responsabilidad del proceso Slansky a Beria. Las conclusiones de Boris Nicolaieski, que se basan en una práctica continua y minuciosa de la kremlinología, demuestran que eso es un contrasentido…..El desmantelamiento de la red de complicidades internas y externas creada por Beria en beneficio de una red que dependía directamente del secretario privado de Stalin (Beria) y en particular de Poskrevysev, siguió a la derrota política de Beria, que se reflejó en el nombramiento de Ignatiev como ministro de la Seguridad del Territorio en sustitución de Abakumov durante el invierno de 1951. Este desmantelamiento no era en sí más que el preludio a un ataque frontal: pero la muerte de Stalin iba a salvar por primera vez a Beria, permitiéndole, so pretexto de liberalismo, destruir en las semanas que siguieron a la desaparición del dictador el aparato represivo estaliniano, orientado contra él. Pero la situación dio un nuevo vuelco y Beria perdió definitivamente: su caída provocó la de sus colaboradores soviéticos pero también la reanudación durante todo el año de 1954 de los procesos, y la liquidación de sus agentes en las democracias populares: en marzo de 1954, Zavodski es fusilado en Praga; en abril Patrascanu, fundador del P.C. Rumano, es ejecutado; en mayo P. Gabor, ex ministro de Asuntos Exteriores de Hungría, es procesado…» (23)

¿Qué nos muestra este singular párrafo de Kriegel? Simplemente que echar la presunta "culpa" de todos los yerros que se hubieran cometido en la Unión Soviética a consecuencia de los procesos,  no corresponden a la verdad y que por el contrario, muchos de ellos se deben precisamente a sus enemigos que después muy sueltos de cuerpo echan toda responsabilidad al culto a la personalidad de Stalin. Según Kriegel, el propio Beria debió ser represaliado por Stalin y contrariamente el mismo fue asesinado por Jruschov para luego echar toda las "culpas" a Stalin por parte del verdadero traidor Jruschov y su cómplice Mikoyan.

Entiéndase el intríngulis de Kriegel: Beria destruyó el aparato represivo de Stalin, siendo el responsable de la seguridad del Estado. Stalin desmanteló los aparatos de Beria porque preparaba un ataque frontal que no se llevó a cabo por su muerte. Nadie explica las razones del ataque frontal a Beria. Finalmente Jruschov asesinó a Beria y todos sus partidarios en las democracias populares sin juicio y nadie censura a Jruschov esos crímenes denunciados por los propios antistalinistas. Entiéndase todas esas explicaciones que lo único que muestran es un afán desmedido e injusto  de atacar a Stalin.

12.      LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA.
LAS BRIGADAS INTERNACIONALES.

En 1936, el fascismo europeo en ascenso, posibilitó el levantamiento franquista contra la República Española que dirigida por el Frente Popular, implantaba por primera vez una república democrática en la vieja España monárquica.

El nazismo alemán y el fascismo italiano, pensaron que nada ni nadie en Europa podrían contener su avance y planificaron la toma de España como el paso previo para la conquista de todo el continente.

El levantamiento del ejército colonial español en Marruecos, bajo la dirección de Francisco Franco Bahamonde, significó el inicio de la larga guerra civil española. El núcleo de la resistencia anti-franquista, fue indudablemente el Partido Comunista de España, dirigido entonces por el c. José Díaz y Dolores Ibarruri (La Pasionaria).

El pueblo español se unió férreamente junto al gobierno popular y hubiera, sin duda alguna, dado cuenta fácilmente de la asonada franquista, sin embargo la intervención directa de Mussolini y de Hitler otorgó una superioridad material muy grande a los sediciosos que, pronto, estuvieron en las puertas de Madrid pretendiendo aplastar a la República.

¿Cuál fue la conducta del c. Stalin frente a la República Española que contaba en sus filas dirigentes a los comunistas españoles?

Es indudable que en este problema, podremos encontrar una de las acciones más grandes y brillantes de internacionalismo proletario inspirado por el c. Stalin. En efecto, la URSS no podía enviar tropas para defender la República, lo cual hubiera sido correcto frente a la intervención alemana e italiana abiertas, en cambio el c. Stalin, ordenó la organización de las famosas y célebres "Brigadas Internacionales", que, constituidas por voluntarios de todos los países, marcharon a defender con sus vidas la República Española.

Las Brigadas constituyen el ejemplo más vivo y revolucionario del internacionalismo proletario practicado en vida del c. Stalin. Se constituyeron, por mandato de la Internacional Comunista, en todos los países europeos, en América y Asia con militantes y amigos de la causa socialista y comunista.

Francia y el PCF, organizaron las brigadas "Comune de París", así como la brigada aérea al mando de André Malraux; los alemanes espartaquistas la brigada "Thaelman", y la "Edgar André" con el valeroso comandante Hans Beimler a la cabeza; los americanos la brigada "Lincoln", uno de cuyos integrantes sería el escritor John V. Murra; los polacos la brigada "Dombrovski"; los húngaros al mando de Erno Geroe; los italianos con la famosa brigada "Garibaldi", vencedora de la batalla de Guadalajara donde derrotaron a las fuerzas mussolinianas; la brigada latinoamericana con Codovila, los albaneses con Mehmet Shehu, a la cabeza, etc., etc.

Como se ve, el internacionalismo proletario en su expresión máxima se manifestó precisamente al calor del entusiasmo revolucionario más grande que conoce la historia y efectivamente por inspiración del c. Stalin. Esa era la forma correcta y revolucionaria de ayudar sin violentar ningún principio a la causa de los pueblos.

Las brigadas tuvieron un desempeño extraordinario. Junto al Quinto Regimiento del PC español, rechazaron heroicamente y en inferioridad de condiciones la ofensiva franquista sobre Madrid en los campos de la Ciudad Universitaria y la Casa de Campo, a finales de 1936. Los combatientes de las brigadas eran hombres de acero, indestructibles (x), expertos y de alta calidad intelectual.

«La defensa de Madrid se convirtió en el asunto del Partido comunista, el asunto de la Internacional comunista, el asunto de la Rusia Soviética. Su prestigio y su autoridad quedaron comprometidos en esta batalla. Nunca antes, en toda la guerra de España, los comunistas se habían encarnizado tanto en el combate...

Por último, en el momento del asalto decisivo fue cuando aparecieron en el frente las primeras brigadas internacionales: según Colodny fueron, en total, 8 500 hombres de la 11° y 12° brigadas.... Eran tropas de choque... Sobre todo, estos voluntarios extranjeros eran a menudo hombres que habían conocido años de vida militante muy dura, huelgas, zafarranchos callejeros, vida en la clandestinidad, cárcel y a menudo tortura, el presidio y la miseria de la emigración. Colodny dijo de los alemanes de los batallones Thaelman y Edgar André que eran «hombres indestructibles»....»  (24)

Se ha acusado a Stalin de ser un "interventor" y un abusivo "violador" de la soberanía de los pueblos: nada más falso, las brigadas internacionales, su calidad, su grandeza, su espíritu de hierro, son la prueba fehaciente de todo lo contrario.

Fue en efecto el influjo del espíritu estaliniano, sin lugar a dudas, el que determinó esta hazaña incomparable del heroísmo humano de la defensa de las causas justas.

A pesar de todo este conmovedor esfuerzo de los comunistas, la República Española fue sacrificada y se instauró la tenebrosa dictadura franquista. Algunos desorientados críticos entre los que destaca el infame Fernando Claudín, sin un poco de vergüenza tienen el descaro de criticar la extraordinaria política de Stalin en España.

Nosotros consideramos, a la luz de los hechos y de la realidad, que fue una genial y correcta postura, una manifestación de las más puras de internacionalismo revolucionario, que el tiempo, en lugar de borrarla, no hace sino, engrandecerla más.

13.      LA GRAN GUERRA PATRIA.    
LA CONSTITUCION DEL CAMPO SOCIALISTA.

Es seguramente la Segunda Guerra Mundial, llamada por los soviéticos la "Gran Guerra Patria", la que puso el nombre de Stalin en el pedestal más alto de la consideración mundial. Efectivamente, como todos saben en septiembre de 1939, se desata la Guerra por la agresión alemana a Polonia. Poco antes se había suscrito entre la Unión Soviética y la Alemania Hitleriana un pacto de no-agresión que fue criticado desde todos los costados que veían una alianza comunista-nazifascista contra la "democracia".

Tal interpretación del pacto de no-agresión germano-soviético es falaz y calumniosa. Es precisamente en los trabajos de investigación histórica que deben tratarse y dilucidarse estos aspectos de la historia mundial.

En efecto, Stalin aceptó la sugerencia de Hitler de firmar un pacto de no-agresión (no fue una alianza política, como se la interpreta de mala fe), porque sabía a ciencia cierta que tarde o temprano, Hitler atacaría a la URSS, de modo que dicho pacto le proporcionaba a la URSS un período de tregua para prepararse ante la inminente agresión. El pacto Molotov-Ribentrop, se suscribió el 23 de agosto de 1939.

Stalin, antes del pacto, había propuesto muchísimas veces la celebración de un acuerdo anti-fascista a las potencias occidentales: Francia e Inglaterra, sin embargo éstas propiciaban abiertamente y empujaban a Alemania a atacar a la URSS y por ello se negaban bastante "diplomáticamente" (porque jamás lo hicieron abiertamente) a llegar a acuerdo alguno con la URSS. El viejo zorro Winston Churchill, primer ministro británico era el estratega principal de ese enfoque táctico y el propiciador de un choque armado germano-soviético que convertiría a la Gran Bretaña y los Estados Unidos como los árbitros de Europa y del mundo, frente a dos rivales que resultarían sumamente debilitados mutuamente después de una guerra.

Hitler, por su parte, no quería que se repitiese el error de 1914 de enfrentar a Alemania con dos enemigos simultáneamente: por el este la URSS y por el oeste Francia y la Gran Bretaña. Entonces decidió atacar primero a Occidente y someterlo, para después lanzarse sobre el Oriente. Es ésta la causa del pacto germano-soviético y no así, como lo sostiene la historiografía occidental, una alianza de "principio" anti-democrática.

Escuchemos en este sentido lo que nos dice Jean Elleinstein, el escritor francés, autor de "El Fenómeno Staliniano":

«Frente al peligro hitleriano, la Unión Soviética intento aislar a Hitler y llegar a un acuerdo con los países occidentales. Los ingleses y en menor medida los franceses fueron los responsables de un fracaso de dramáticas consecuencias, ya que provocó la Segunda Guerra Mundial....» (25)

Algunos autores soviéticos de última hora, censuran a Stalin no haber denunciado el pacto del 39, cuando se produjo la invasión a Polonia y las potencias occidentales Inglaterra y Francia declararon la guerra a Alemania. Este punto de vista es infantil y no tiene en cuenta la alta visión táctica de Stalin, pues un rompimiento del pacto de no-agresión, pudo haber puesto las cosas en su punto de partida: el ataque prematuro de Alemania a la URSS y la abstención segura de los occidentales para desarrollar el plan de Churchill.

Finalmente el 22 de junio de 1941, Alemania hitleriana invade la URSS, iniciando la gran cruzada anti-comunista a través de la operación "Barbarroja". Los primeros tiempos de la guerra son pues totalmente desfavorables para la URSS y plenamente satisfactorios para el nazismo. Transcribimos el histórico discurso de Stalin que da cuenta de la infame agresión de Hitler contra la URSS:

«Discurso radiado del Presidente del Comité de Defensa del Estado, 3 de julio de 1941.

¡Camaradas! ¡Ciudadanos!
¡Hermanos y hermanas!
¡Combatientes de nuestro ejército y nuestra Marina!
¡A vosotros me dirijo, amigos míos!
La pérfida agresión militar de la Alemania hitleriana contra nuestra patria, comenzada el 22 de junio, continúa. A pesar de la heroica resistencia del Ejército Rojo, a pesar de que las mejores divisiones del enemigo y sus mejores unidades de aviación ya están destruidas y han encontrado su tumba en los campos de batalla, el enemigo continúa arremetiendo, lanzando nuevas fuerzas al combate. Las tropas hitlerianas lograron apoderarse de Lituania, de una parte considerable de Letonia, de la parte occidental de Bielorusia y de parte de la Ucrania occidental. La aviación fascista ensancha su radio de acción: bombardea Murmansk, Orsha, Moguilev, Smolensk, Kiev, Odesa, Sebastopol. Un grave peligro se ha cernido sobre nuestra Patria.
¿Cómo ha podido ocurrir que nuestro glorioso Ejército Rojo haya cedido a las tropas fascistas una serie de ciudades y regiones nuestras? ¿Serán realmente invencibles las fuerzas fascistas alemanas, como proclaman hasta el hartazgo los jactanciosos propagandístas fascistas?

¡Claro que no! La historia demuestra que no hay y no ha habido ejércitos invencibles.... En lo que respecta al hecho de que parte de nuestro territorio haya resultado, no obstante, invadido por las fuerzas fascistas alemanas, se explica, principalmente, porque la Alemania fascista comenzó la guerra contra la U.R.S.S., en condiciones favorables para las fuerzas alemanas y desfavorables para las soviéticas.... Pueden preguntarnos: ¿cómo ha podido ocurrir que el Gobierno soviético se haya avenido a concertar un pacto de no agresión con gente tan felona y tan monstruosa como Hitler y Ribbentrop? ¿No habrá habido en esto un error por parte del Gobierno soviético? ¡Claro que no! Un pacto de no agresión es un tratado de paz entre dos Estados. Tal pacto, precisamente, nos propuso Alemania en 1939. ¿Podía el Gobierno soviético rechazar esta proposición? Yo creo que ningún país pacífico puede rechazar un tratado de paz con una potencia vecina, incluso cuando esa potencia está encabezada por unos monstruos y caníbales como Hitler y Ribbentrop...

¿Qué es lo que hemos ganado al concertar con Alemania el pacto de no agresión? Hemos asegurado a nuestro país la paz durante año y medio y le hemos dado la posibilidad de preparar sus fuerzas para rechazar a la Alemania fascista, si, a pesar del pacto, se arriesgaba a agredir a nuestro país. Esto ha sido una ganancia segura para nosotros y una pérdida para ella. 

"A los fines de una rápida movilización d todas las fuerzas de los pueblos de la URSS y para oponer resistencia y rechazar al enemigo que ha agredido pérfidamente a nuestra Patria.... ¡Todas nuestras fuerzas en ayuda de nuestro heroico Ejército Rojo y de nuestra gloriosa Marina Roja! ¡Todas las fuerzas pueblo para el aplastamiento del enemigo!  ¡Adelante, por nuestra victoria!...»  (26)

Podemos pues apreciar la seguridad en el triunfo que tenía Stalin incluso en los momentos más graves para la existencia misma de la URSS y del socialismo. El discurso que transcribimos casi en su integridad, es un documento histórico que no debe perderse ya que la intención de reaccionarios y sobre todo revisionistas es hacer desaparecer toda la obra teórica de Stalin para manipular la historia y presentarla a su gusto y sabor al extremo de narrar la «historia» de la Segunda Guerra Mundial haciendo abstracción de la persona y del aporte inmenso de Stalin. Algunos autores incluso dejan de citar el propio nombre de Stalin en sus largas explicaciones pretendiendo ignorar la verdadera historia que está inseparablemente ligada a la acción militar, estratégica, moral y práctica del gran Stalin. 

Volvemos a citar a Elleinstein:

«Las primeras semanas del conflicto fueron catastróficas. La mayor parte de los aviones soviéticos fueron destruidos en tierra durante las primeras horas del conflicto. Los blindados alemanes avanzaron doscientos cincuenta kilómetros en tres días. Las tropas soviéticas retrocedieron en desorden pese a algunos actos grandiosos de heroísmo pero que eran insuficientes para colmar las brechas. En diciembre, las tropas nazis se habían apoderado de las repúblicas bálticas, de Bielorusia, de una parte de Ucrania (incluido el Donbass), de Crimea (salvo Sebastopol), de Kiev, de Kharkov y de Odesa. Estaban a las puertas de Leningrado y a 25 Km. de Moscú.....» (27)

Frente a semejantes amenazas para la existencia misma de la revolución y del Estado socialista, nos preguntamos: ¿cuál fue la actitud de Stalin?

Contrariando toda la historia y con el único afán de denigrar y atacar a Stalin, los revisionistas y traidores al socialismo, pregonaron que éste cayó en un estado de depresión total y que no atinaba a tomar ninguna resolución, pero alguno de ellos (Elleinstein) reconoce que prontamente se repuso y ocupó su lugar como un valeroso comandante.

Nada de aquello es real. Por una parte, es cierto que la invasión nazi, precisamente para esas fechas, no era esperada por Stalin, por la enorme contradicción en los informes de inteligencia que recibía y la desinformación organizada que realizaba la Alemania Nazi y la prensa occidental; sin embargo, jamás perdió el equilibrio y sistemáticamente se puso a estudiar la estrategia de la defensa de la Patria Socialista frente a la alevosía e infamia nazi de atacar, sin declarar la guerra y desconociendo el Pacto de no-agresión.

Llegamos en la historia a uno de los momentos más sublimes de la acción revolucionaria del gran Stalin. Instalado en su oficina del Kremlin, reunió a su Estado Mayor y comenzó a planificar la resistencia y el contra-ataque.

Como anotan todos los historiadores no enajenados, Stalin en noviembre 6, aniversario de la Revolución, encabezó un grandioso desfile de las tropas del Ejército Rojo que inmediatamente después de su paso por la tribuna de honor, se dirigían al frente de combate distante unos cuantos kilómetros de la Plaza Roja y pronunció otro histórico discurso. En este nuevo discurso, Stalin, decía el 6 de noviembre de 1941, cuando las tropas alemanas estaban en los arrabales de Moscú:

«Al emprender el ataque contra nuestro país, los invasores fascistas alemanes calculaban que podrían, sin duda, "acabar" con la Unión Soviética en mes y medio o dos meses y que en este corto tiempo llegarían hasta los Urales. Hay que añadir que los alemanes no ocultaban este plan de victoria relámpago, sino que, por el contrario, lo anunciaban a bombo y platillos. Pero los hechos, sin embargo, han demostrado toda la ligereza y falta de fundamento del plan relámpago. Hoy este plan desquiciado hay que considerarlo completamente fracasado...» (28).

Jamás hubo pánico en Moscú ni en el Kremlin por la cercanía de las fuerzas acorazadas de los nazis. Stalin infundió tal confianza en el pueblo y en los combatientes que la ciudad esperó estoicamente los embates furiosos de la bestia fascista.

En torno a estos puntos tenemos la palabra autorizada del Mariscal G. Zhukov que nos dice en sus memorias:

«Después de morir Stalin surgieron versiones de que en la noche del 21 al 22 de junio varios comandantes jefes y sus Estados Mayores sin sospechar nada dormían plácidamente o se divertían sin preocupaciones. Eso no corresponde a la realidad. La última noche de paz fue muy distinta.....

Dicen que en la primera semana de la guerra Stalin se desconcertó tanto que no pudo ni siquiera pronunciar su famoso discurso por radio y confió su intervención a Molotov. Esa opinión no responde a la realidad. Es cierto que en las primeras horas Stalin se desconcertó. Pero no tardó en rehacerse y trabajaba con gran energía....

En los últimos años se le acostumbra a acusar a Stalin de no haber dado instrucciones para trasladar el grueso de nuestras tropas de la profundidad del país con objeto de hacer frente y rechazar el golpe enemigo. No me atrevo a afirmar lo que pudo ocurrir si se hubiera hecho eso, si habría sido mejor o peor..» (29) (Subrayados nuestros)

También tenemos las opiniones de Mijail Shólojov, el célebre novelista soviético que, citado por Zhukov, dice:

«No se puede embobecer y rebajar la actividad de Stalin en aquel período. En primer lugar, esto no es honesto y en segundo lugar, es perjudicial para el país.... porque el 'derrocamiento' no responde a la verdad....»  (30) (Subrayado nuestro.)

Los diminutos críticos del estilo de Jruschov han pretendido convencer a todos que Stalin es "culpable" de la victoria sobre el fascismo y sostienen la peregrina idea de que la URSS sin muchos sacrificios pudo derrotar fácilmente a los nazis. Nadie, en su sano juicio, puede respaldar este absurdo actualmente.
La maquinaria nazi, poderosamente acorazada, con tácticas genocidas de no dejar piedra sobre piedra, acometió brutalmente contra el suelo soviético, llegando hasta las proximidades de Moscú. Stalin impertérrito permaneció en el Kremlin y no se produjo ninguna manifestación de pánico, todos los soviéticos sabían que el Jefe Supremo se encontraba, como siempre, en su despacho dirigiendo la guerra. Así lo confirman testigos de primer valor como el Mariscal Zhukov:

«Me preguntan a menudo por el papel de Stalin durante la batalla de Moscú. Stalin permaneció todo este tiempo en Moscú, organizando las fuerzas y los medios para derrotar al enemigo. Hay que reconocer sus méritos. Al frente del Comité de Defensa del Estado y apoyándose en los dirigentes de los comisariados del pueblo realizó un trabajo colosal en la creación de las necesarias reservas estratégicas y medios materiales y técnicos para asegurar la contraofensiva en el frente de Moscú. Con sus duras exigencias conseguía, puede decirse, casi lo imposible....»  (31) (Subrayado nuestro.)

La segunda arremetida de los nazis en 1942, se centro contra la ciudad de Stalin (Stalingrado), pues sacando todas las fuerzas disponibles y realizando el más grande esfuerzo estratégico, Hitler pretendió romper el flanco sur y envolver por detrás a Moscú.

La batalla de Stalingrado constituye la afirmación más contundente de la fuerza, la resolución, la tenacidad, el heroísmo y la entrega de todo un pueblo contra una bestial agresión. Otra vez, Stalin, al mando del Ejército y el pueblo, logró lo que parecía imposible: infligir la derrota más decisiva y sensacional de la guerra, dando comienzo a la debacle definitiva del nazi-fascismo alemán.

Otra vez escuchemos las palabras equilibradas de Zhukov:

«En vida de Stalin no existía más que una versión: todo se atribuía a su genio. Después de la muerte de Stalin aparecieron más pretendientes de lo debido a la autoría....

El mérito del Gran Cuartel General del Mando Supremo y del Estado Mayor General consiste en que fueron capaces de analizar con exactitud científica todos los factores de esa grandiosa operación (Stalingrado), supieron prever su desarrollo y culminación. Por consiguiente, no debe hablarse de pretendientes personales a la 'autoría'  del plan de la contraofensiva .....»  ( 32) (Subrayado nuestro.)

Chuikov, Yeremenko y otros mariscales soviéticos de la época revisionista, que fueron subordinados del Mando Supremo, azuzados por Jruschov en su afán mezquino de denigrar a Stalin después de su muerte, pretendieron tomar para sí mismos y para aquél, los méritos de Stalingrado; empero Zhukov, con una hidalguía muy grande pone las cosas en su lugar y destaca, como es debido, la gran labor del Jefe Supremo:

«¿Y quién podía =se pregunta= efectuar los cálculos concretos de fuerzas y medios para una operación de tal magnitud? Naturalmente solo el organismo que tenía en sus manos estas fuerzas y medios materiales. En este caso podían ser solamente el Gran Cuartel General del Mando Supremo y el Estado Mayor General....»  (33) (Subrayado nuestro.)

Cuando ya llegaba a su fin la gran conflagración mundial, la Alemania Hitleriana intento malévolamente una traición final proponiendo a Estados Unidos e Inglaterra una paz separada, pero continuar la lucha en el este contra la Unión Soviética e incluso con la esperanza de combinar fuerzas occidentales y alemanas y proseguir la lucha contra la Unión Soviética. Las conversaciones iniciadas por los alemanes con los aliados occidentales sobre esa posibilidad en Berna-Suiza no son invenciones y figuran en la correspondencia de Stalin con Roosevelt. (34).  

Finalmente llegaría la gran ofensiva soviética sobre Berlín para dar término a la Gran Guerra Patria. La toma de Berlín, por las tropas del Ejército Rojo, constituye uno de los actos heroicos más trascendentales de la historia de la humanidad.

Por otra parte se ha sabido últimamente que Winston Churchill, después de la muerte de Roosevelt, pretendía iniciar la Tercera Guerra Mundial contra la Unión Soviética inmediatamente después de la conclusión de la segunda y después de la redición alemana. Para ello ordenó la concentración de tropas alemanas rendidas a los ingleses en el norte con todo su armamento y listas para atacar a la URSS en conjunción con norteamericanos, franceses, polacos, canadienses y otras fuerzas aliadas. La negativa de Harry Truman, impidió tamaña infamia.

Conseguida la liberación de la URSS, Stalin ordenó al Ejército Rojo, pasar a la ofensiva y libertar los países de la Europa Oriental. Efectivamente a costa de grandes sacrificios humanos, el ejército de Stalin, liberó, claro está que con ayuda de los patriotas guerrilleros y los comunistas de Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Yugoslavia, Alemania del este, media Europa, constituyendo lo que sería el llamado "campo socialista". Bajo el influjo de la autoridad de Stalin, la lucha abnegada de los marxistas de esos países, conducidos por líderes de la talla de Jorge Dimitrov, Clement Gottwald, Matías Rakosi, Boleslao Bierut, Ana Pauker, Enver Hoxha, Josif Broz Tito, se hizo posible el crecimiento y el establecimiento del socialismo en Europa. El socialismo había dejado de ser una isla y se organizaba la gran familia socialista bajo el mando del gran Stalin. Fueron años de enormes esperanzas para todos los pueblos del mundo.

El Asia milenaria también hacía su gran contribución con el triunfo de las revoluciones en Mongolia, con cooperación directa de la Unión Soviética, Vietnam, Corea y finalmente China. Trataremos la cuestión china en otro capítulo por su importancia.

Para finalizar nuestras consideraciones objetivas sobre la guerra, tomadas sobre todo del soldado más sobresaliente del Ejército Rojo, transcribimos sus opiniones globales sobre la guerra y la participación en ella de José Stalin:

«Stalin hizo un gran aporte personal a la conquista de la victoria sobre la Alemania fascista y sus aliados. Su autoridad era extraordinariamente grande y por eso el nombramiento de Stalin como Jefe Supremo fue acogido positivamente por el pueblo y las tropas...» (35)

Sería muy largo referirse con más detalle a la interpretación científica del papel de Stalin en la guerra, no tenemos espacio para ello, ni el presente trabajo puede prolongarse más sobre el tema. Unicamente queremos destacar con el apoyo de las opiniones más autorizadas, que el "derrocamiento" de Stalin a propósito de la guerra es una falacia que debe ser rechazada por el sano juicio y una interpretación materialista histórica de un fenómeno y de una genial estrategia.

14.     LA URSS STALINISTA Y LA CHINA MAOISTA.

Bien sabemos que después de la guerra mundial y de la constitución del campo socialista con la liberación de todo el este europeo, principalmente por el esfuerzo soviético al derrotar al nazi fascismo, triunfó también en la China milenaria la revolución socialista encabezada por el gran líder del pueblo chino, el Presidente Mao Tse-tung.

China, su partido comunista y su líder Mao, habían realizado después de una larga guerra popular, la hazaña de derrotar no solamente el régimen ultra reaccionario de Chiang Kai-shek, sino también la intervención directa del imperialismo japonés y luego del inglés y norteamericano.

Confluían, pues en un torrente realmente gigantesco, dos revoluciones que impregnaron todo el siglo XX, la revolución bolchevique de 1917 y la Revolución china de 1949.

Tratando como estamos el tema de la política de Stalin respecto a la revolución mundial, debemos constatar que la Internacional Comunista había prestado realmente poca importancia a los acontecimientos de la revolución china. El Partido Comunista de China, fundado en 1921, ya con la intervención del c. Mao, había seguido distintas líneas que, copiadas de la táctica bolchevique, desconocían la profundidad del problema nacional chino, las especificidades y particularidades chinas.

En cuanto al problema de la revolución china, todos los líderes bolcheviques, comenzando por Lenin, pasando por Bujarin, Zinoviev y Stalin, así como el no-bolchevique Trotski, opinaban cómo debía desarrollarse la lucha revolucionaria, haciendo hincapié en la necesidad de un partido proletario que controle y conquiste las grandes ciudades chinas.

Muchos "asesores" soviéticos, entre ellos Joffe, Karajan, Borodín, Blyujer, Kisanko, Rogachev y otros visitaron China y participaron en las luchas internas de los Chen Tu-siu, Los Li Li-san, Los Wang Ming, los Chou En-lai, etc., etc.

El propio c. Stalin pensaba que el triunfo de la revolución china, dirigida por el Partido Comunista estaba muy distante, y entonces prefería, a grandes rasgos, una alianza estratégica de los comunistas con el viejo Kuomintang (El Partido Nacionalista fundado por el patriota Sun Yat-sen), más o menos en los marcos de la época de los años 20, cuando efectivamente el Kuomintang tenía buenas relaciones con la Rusia Soviética de Lenin.

Empero las cosas habían cambiado, pues muerto Sun, acaudillaba el Kuomintang un oficial nacionalista formado en la Unión Soviética, pero profundamente reaccionario como era Chiang Kai-shek. Traicionando la tradicional alianza Kuomintang-PCCh, Chiang atacó brutalmente al Partido Comunista, asesinó a sus militantes y a obreros en varias ciudades chinas y finalmente se lanzó a las montañas donde habían establecido sus bases los comunistas al mando de Mao Tse-tung.

Después de muchas divergencias, de intervenciones incorrectas de la Internacional Comunista, en los asuntos chinos, el Partido, con la línea de Mao al frente, logró asentar su política y conducir la revolución a la victoria en 1949.

Stalin, según Fernando Claudín (uno de los anti-estalinistas más connotados y más contradictorios, como lo veremos después), reconoció todos los errores de la I.C., respecto de China y concedió toda la razón a Mao. He aquí la cita que prueba lo anotado, en el lenguaje harto subjetivo de Claudin:

«En relación con las presiones de Stalin sobre Mao existe un testimonio de primer orden, que a nuestro conocimiento nunca ha sido desmentido por Moscú.....Según la referencia dada por Kardelj, en febrero de 1948 Stalin reveló ante él y Dimitrov lo siguiente: 'Después de la guerra hemos invitado a los camaradas chinos a venir aquí a discutir la situación de su país. Les dijimos brutalmente que a nuestro juicio, la insurrección en China no tenía porvenir, y debía buscar un modus vivendi con Chiang Kai-shek, entrar en el gobierno de Chiang Kai-shek y disolver su ejército. Los camaradas chinos dijeron que aprobaban el punto de vista de los camaradas soviéticos, pero una vez de regreso en China hicieron todo lo contrario. Reagruparon todas sus fuerzas, organizaron su ejército, y como todo el mundo puede ver hoy están en camino de batir a Chiang Kai-shek. En el caso de China nos hemos equivocado y lo reconocemos....» (36) (Subrayado nuestro.)

Es realmente increíble que, después de esta muestra de honestidad revolucionaria de Stalin respecto de China y de Mao, Claudín añada una nota haciendo énfasis en la flagrante "presión" de Stalin sobre Mao, para probar el autoritarismo de Stalin, cuando lo que realmente prueba la cita es la corrección de la conducta de Stalin y la razón profunda de los comunistas de Mao.

Efectivamente, las relaciones entre la URSS de Stalin y la China Popular de Mao, durante los años de 1949 hasta 1953, la muerte de Stalin, fueron excelentes y constituyen un modelo de las relaciones que deben existir entre naciones socialistas hermanas.

Nadie puede discutir ahora si Stalin tuvo razón o si la tuvo Trotski, o Wang Ming o cualquier otro. Esa es una discusión absurda. El genio de Mao está fuera de duda y con ello también la gran comprensión y autocrítica de Stalin.

La URSS y China Popular firmaron un acuerdo de defensa mutua, cooperación socialista y amistad fraternal por cincuenta años, acuerdo que sería roto por los revisionistas de Jruschov a la muerte de Stalin. Así manejó Stalin sus relaciones con la gran China de Mao, formándose un bloque mundial que abarcaba casi un tercio de la población mundial y un cuarto de la superficie del planeta. Ese plan gigantesco de construcción socialista triunfante que duró solamente cuatro años, fue destruido por los revisionistas, es ése el delito que deben pagar a las generaciones futuras estos traidores de lesa humanidad.

Finalmente, ya en la década de 1950, Stalin escribió sus últimas obras, la tercera y cuarta de entidad, después de "El Marxismo y la Cuestión Nacional y Colonial" y las "Cuestiones del leninismo" que titula la tercera: "Los Problemas Económicos del Socialismo en la URSS", obra que ha sido criticada, pero que pone los cimientos teóricos de la experiencia concreta de construcción socialista y la cuarta: "El Marxismo y la Lingüística", un trabajo excelente en torno al idioma y su relación con la estructura social.


15.      LA MUERTE DE STALIN

José V. Stalin llegó a la cima del poder en 1924, cuando la Rusia Soviética era un baluarte revolucionario acosado por todos los costados, con un país atrasado, arrasado por la guerra y muerto de hambre por el sabotaje y el bloqueo imperialista, con una dirigencia "bolchevique" sumamente deleznable en la cual, a codazo limpio, querían abrirse camino, una cantidad de oportunistas como Trotski, Kamenev, Zinoviev o Bujarin, junto -también es justo señalarlo-, a valerosos dirigentes bolcheviques de la talla de Molotov, Kaganovich o Malenkov.

A su partida en 1953, nos deja, a los revolucionarios del mundo, una gran potencia socialista, un campo socialista fuerte y bien conducido, un prestigio mundial a toda prueba, un entusiasmo desbordante y en el horizonte: un mundo socialista.

El 5 de marzo de 1953, a la edad de 74 años, en circunstancias bastante oscuras, Stalin muere e inmediatamente, aparecen los signos de la traición. Agazapados cobardemente esperan la muerte del gigante algunos enanos de la talla de Jruschov.

El cadáver de Stalin es depositado, junto al de Lenin, en el famoso mausoleo de la Plaza Roja. Todo el pueblo soviético llora la desaparición del líder. Centenares de miles y millones de obreros, campesinos, desposeídos y oprimidos, intuyen que ha muerto uno de los más grandes revolucionarios de todos los tiempos, uno de los defensores más insobornables de los humildes, el enemigo más caracterizado del capitalismo y sus infamias.

Algunos poetas escriben:

Stalin, capitán,
a quien Changó proteja y a quien resguarde Ochun...
A tu lado cantando, los hombres libres van:
el chino que respira con pulmón de volcán,
el negro de ojos blancos y barbas de betún,
el blanco de ojos verdes y barbas de azafrán.
!Stalin, capitán,
los pueblos que despierten, junto a ti soñaran! (37)


Stalin se nos fue y comenzó el desastre, el tiempo de las cosas minúsculas, diríamos. Pocos dirigentes intuyeron que se había iniciado un período falso, lleno de palabras huecas, de grandes mentiras y de profundas traiciones.

16.      EL ANTI-STALINISMO, COMO EXPRESION MAXIMA DEL                     REVISIONISMO Y LA RESTAURACION CAPITALISTA.
-      EL LLAMADO "CULTO A LA PERSONALIDAD DE STALIN". 
-      JRUSCHOV Y SU INFAME "INFORME SECRETO".

En la noche del 24 y la mañana del 25 de febrero de 1956, ante los delegados al XX Congreso del PCUS, Nikita Sergeyevich Jruschov pronunció su famoso "Informe secreto sobre Stalin", denunciando el llamado "culto a la personalidad" e iniciando la desestalinización. Este extraño documento no se conoció oficialmente y nunca fue publicado por las editoriales soviéticas que imprimían todos los documentos oficiales en millones de ejemplares y múltiples ediciones para inundar todo el mundo. Se publicó en occidente en el New York Times el 5 de julio de 1956 en inglés y en "Le Monde" en su edición francesa. No obstante todos nuestros esfuerzos no hemos podido conocer el texto completo de la denuncia. Finalmente en 1986, bajo Gorvachov, la Gaceta del PCUS, la publicó íntegramente, sin embargo, en occidente es poco conocido el informe y nosotros, como decíamos, carecemos de una copia completa y nos basamos en la obra que citaremos y que es fragmentaria

«La leyenda negra sobre Stalin no sólo no terminó con su muerte en 1953, sino que fue justamente entonces cuando se infló con las más groseras falsificaciones históricas. Y de nuevo fueron quienes habían aparentado ser sus más próximos colaboradores los que, como buitres, se lanzaron a devorar su memoria.
No habían pasado tres años de su muerte cuando en febrero de 1956, en una sesión nocturna del XX Congreso del PCUS, Jruschov pronuncia por sorpresa un discurso conteniendo un balance de la etapa soviética anterior. Para pronunciar ese discurso, Jruschov obligó a salir a los delegados de otros partidos comunistas, aunque a algunos de ellos les dio una copia unos momentos antes de pronunciarlo, con ruego de no difundir su contenido. El informe jamás se aprobó previamente por ningún órgano de dirección del PCUS, ni tampoco fue luego sometido a votación. Ni siquiera fue publicado dentro de la URSS con posterioridad. El informe que denunciaba el culto a la personalidad fue una decisión personal de Jruschov.»  (38)

Conocemos, sin embargo, a grandes rasgos su contenido. Habla del "culto a la personalidad de Stalin", "violaciones burdas de la legalidad socialista", "crímenes" y otras "cosas escalofriantes". El informe aborda el tema de los "enemigos del pueblo", "responsabilidad sobre el terror", "genocidio y terror", "Stalin y la guerra", el "conflicto con Yugoslavia", "Beria" y otros que se repiten.

Copiamos algunos párrafos aislados textualmente:

«El conocimiento que tenía del país y de la agricultura le venía de los filmes....(sus propuestas)...no estaban basadas en la estimación real de la situación, sino en ideas fantásticas de una persona divorciada de la realidad......

(en cuanto a los procesos)...En líneas generales, y en realidad, la única prueba de culpabilidad empleada, contrariando todas las normas de las ciencias legales  corrientes, fue la confesión del propio acusado; y como lo demostraron indagaciones posteriores, las 'confesiones' fueron obtenidas a través del apremio físico del imputado.....» (39)

El informe hace recaer sobre Stalin la responsabilidad de las "fechorías", los "crímenes", y el "terror", en una palabra, no hubo jamás un régimen más "negativo" y "nefasto" en los anales de la historia universal. Era la negación mayor y absoluta del socialismo y del comunismo.

A continuación copiamos algunos párrafos fundamentales del tristemente célebre discurso en el XX Congreso en torno a sus tesis del "Culto a la personalidad de Stalin":

«El culto al individuo determinó el empleo de principios falaces en la labor partidaria y en la actividad económica. Acarreó la brutal violación de la democracia interna del Partido y de los Soviets, una administración estéril, desviaciones de toda clase, el encubrimiento de defectos y la presentación de la triste realidad con bonitos colores. Así, nuestra nación vio el nacimiento de muchos aduladores y especialistas del falso optimismo y el engaño....

¡Camaradas!, Al criticar nosotros hoy tan acerbamente el culto del individuo, que tan difundido estuvo en vida de Stalin, y al hablar de los muchos fenómenos negativos engendrados por este culto tan ajeno al espíritu del marxismo-leninismo, alguien podría preguntar: ¿Cómo pudo ocurrir esto? Stalin estuvo a la cabeza del Partido y del país durante treinta años y fueron muchas las victorias logradas en vida de él. ¿Podremos negar esto? En mi opinión, la pregunta pueden formularla únicamente quiénes estén cegados e irremediablemente hipnotizados por el culto al individuo, únicamente aquellos que no comprenden la esencia de la Revolución y del Estado socialista, únicamente quienes no comprenden, de una manera leninista, el papel del Partido y de la nación en el desarrollo de la sociedad soviética...

Nuestras victorias históricas fueron logradas gracias al trabajo organizador del Partido, a las muchas organizaciones provinciales y al trabajo abnegado de nuestra gran nación. Estas victorias son el resultado del gran arrojo y la gran actividad de la nación y del Partido unidos; no son, de ningún modo, el fruto de la dirección de Stalin.....

¡Camaradas!. A fin de no repetir los errores del pasado, el Comité Central se ha declarado terminantemente contrario al culto al individuo. Nosotros consideramos que Stalin fue ensalzado en forma excesiva. Esto no quiere decir, sin embargo, que Stalin no haya prestado grandes servicios al Partido, a la clase obrera y al movimiento obrero internacional..... Stalin estaba convencido de que cuanto hacía era necesario para la defensa de los intereses de las clases trabajadoras y en contra de las maquinaciones de los enemigos y de los ataques desde el campo imperialista.

El veía esto desde la posición del interés de la clase obrera, del interés del pueblo laborioso, del interés de la victoria del socialismo y del comunismo. No podemos decir que los suyos fueron actos de un déspota atolondrado. Consideraba que cuanto hacía debía hacerse en el interés del Partido, en el interés de las masas trabajadoras, en nombre de la defensa de las conquistas de la Revolución.....Esa es la gran tragedia» (40)  (Subrayado nuestro.)

En primerísimo lugar y brevemente, debemos decir que el principal adulón de Stalin en vida fue precisamente Jruschov y es eso lo que los camaradas chinos le hacen notar muy adecuadamente en el capítulo siguiente.

Se puede apreciar muy bien comparando los juicios de Jruschov en una y otra oportunidad que, efectivamente, en su condena de Stalin había bastante atolondramiento. La primera contradicción que él mismo advierte, no puede solucionarla satisfactoriamente. No es pues posible que los grandes triunfos históricos del socialismo y la Unión Soviética, fueran logrados haciendo abstracción del líder supremo de la revolución. Un verdadero contrasentido. No se puede, pues, por otra parte conciliar conceptos correctos como los que se señalan en sentido de que Stalin actuó, siempre, en favor de la causa sagrada, para él del comunismo y la revolución, con sus insultos crasos y groseros que aparecen en los documentos que ha hecho públicos el Partido Comunista Chino. (Ver el capítulo siguiente).

A partir del XX Congreso (1956) y después del XXII Congreso de 1961, el anti-estalinismo fue una política oficial de la URSS y del PCUS. Stalin fue borrado de la historia, sus obras fueron quemadas y hasta hoy no pueden encontrarse sino por casualidad en los negocios de libros usados, sus estatuas fueron derribadas, sus retratos destruidos, quisieron borrar su memoria bajo un alud de anatemas, mentiras y calumnias.

Stalin, para los revisionistas jruschovianos, era el culpable de todo y cualquier traspié era, inmediatamente, remitido al "culto a la personalidad". No se percataban los revisionistas que sus propias afirmaciones no hacían sino mostrar la enorme y completa contradicción en la que incurrían. ¿Cómo, por ejemplo, era posible que, en medio de tanta negatividad, la URSS hubiera escalado tanto hasta colocarse en el segundo lugar del desarrollo económico del mundo, únicamente detrás de los EE.UU?

 ¿Cómo era posible que un régimen tan "impopular" hubiera soportado y vencido a una agresión de las dimensiones de la agresión hitleriana?

¿Cómo era posible que una agricultura tan mal dirigida, se hubiera colocado en el primer lugar de la producción de granos, inclusive sobre los EE.UU?

¿Cómo era posible que una industria dirigida desde un escritorio, hubiera alcanzado los mayores niveles en la producción industrial de acero?

Y las preguntas sin respuesta pueden seguir y sumar. El "informe" y toda la prédica anti-estalinista que duró 35 años en la URSS y el mundo se ven ahora como lo que realmente fueron y son: una mera pantalla para ocultar la verdad: la intención premeditada de restaurar el capitalismo en la URSS.

En las épocas de la "negación" de Stalin, era un verdadero delito hablar de la restauración del capitalismo en la URSS. Los revisionistas ensoberbecidos por la potencia de la URSS y sus éxitos en todos los terrenos (obra de Stalin), pretendían para sí mismos los laureles de las victorias y cargaban sobre Stalin, los errores, por lo demás ya superados según ellos mismos.

Ridiculizaban todas las advertencias en torno a la necesidad de robustecer la dictadura proletaria y señalaban, con toda miopía que la URSS ya era un Estado socialista desarrollado y en tránsito al comunismo. El llamado "estalinismo" era para éstos el causante de los retrasos en el avance socialista.

Tomó, pues, carta de ciudadanía, el llamado anti-estalinismo que consistía en reafirmar el "marxismo" y el "leninismo", pero negar el estalinismo. Las tesis del anti-estalinismo, han tenido la oportunidad de ser ampliamente refutadas por la práctica y por la historia. Se decía por parte de los revisionistas, que una vez "superado" el estalinismo, como una "deformación" del socialismo, éste se había liberado y podía avanzar sin tropiezos hasta la victoria final.

Por el contrario, los marxistas, defendiendo la herencia de Stalin, afirmábamos y afirmamos que el anti-estalinismo conducía directamente a la restauración capitalista.

Ambas tesis fueron parte de una gran disputa teórico ideológica que se desarrolló sobre todo en la década de los años 60. EL PCUS ya dirigido por Nikita Jruschov, abrumó al mundo con su propaganda triunfalista de la construcción "comunista" hasta el año ochenta, mientras acusaba a los maoístas y a los estalinistas de agentes de la CIA. Muchos cayeron víctimas de los cantos de sirena del líder rechoncho y campechano. En 1964, víctima de los problemas palaciegos, Jruschov fue destituido por Brejnev que, igualmente, continuó con un anti-estalinismo rabioso, mientras restauraba apresuradamente el capitalismo en la economía soviética. Algunos desorientados llamaban y llaman a la etapa brejneviana como "neo-estalinista", empero esa es una nueva falsificación revisionista, pues Brejnev significa la profundización de la restauración capitalista, pero aderezada con una ampliación de la represión contra el pueblo y los "disidentes", sean éstos nacionales o extranjeros.

Finalmente llegaría Gorvachov y el ciclo terminal de la etapa restauradora. El revisionista de la Perestroika, completó la tarea nefasta de la restauración, con la bandera harapienta del anti-stalinismo militante.

Las tesis maoístas, por el contrario, se ratificaron completamente y hoy podemos contemplar aunque con amargura, pero con esperanza renovada, que la restauración es completa. Empero, la batalla perdida no significa la pérdida de la guerra.

Entonces, podemos afirmar con toda pertinencia: ¿Quién tuvo la razón en la gran polémica?

Naturalmente, los revisionistas no quieren hablar del tema y se han olvidado de todas sus teorías. No atinan a comprender qué ha pasado y, despavoridos, con muy pocas excepciones, han tomado apresuradamente el tren de la reacción, transformándose en peligrosos enemigos de la revolución, como sabuesos del neoliberalismo mundial, latinoamericano y boliviano.



17.      LA POSICION DEL PCCH Y MAO  TSE -TUNG  SOBRE STALIN.

Durante aquellos penosos años de la negación de Stalin, cuando únicamente algunos marxistas del mundo tomábamos a nuestro cargo la defensa de Stalin, surge, como un faro luminoso la voz del presidente Mao Tse-tung, para alumbrar el camino teórico de la dilucidación de la obra de Stalin.

Mao, por encargo de la dirección del Partido chino, escribe un opúsculo cuyo título es: "Sobre el problema de Stalin", el 13 de septiembre  de 1963. El texto completo de este importante artículo lo incluimos al final del presente Dossier.  Así comienza este extraordinario artículo:

«El problema de Stalin es un problema de importancia mundial que ha tenido repercusión en todas las clases sociales de los diversos países del mundo y sobre el cual todavía hoy continúa la controversia....» (41).

Las ideas y los juicios del camarada Mao, no precisan de ningún comentario adicional, reflejan pues el punto de vista universal de los marxistas-leninistas sobre Stalin.
                                                                 
18.    UNA PEQUENA POLÉMICA CON ENGELS.
 SOBRE EL ARTÍCULO DE ENGELS EN CARTA A BEBEL

El 19 de julio de 1934, José Stalin escribe un artículo denominado: «A propósito de "La política extranjera del zarismo ruso"» (42), en el cual critica el opúsculo de Engels e insta al camarada Adoratski a no publicar el artículo engelsiano en la revista Bolchevik consagrado al 20 aniversario de la Primera Guerra Imperialista Mundial.  Stalin considera "inoportuna" dicha publicación por  las insuficiencias que presentaba el artículo; esas insuficiencias, según Stalin, serían las siguientes:

1.         Engels anatemiza la política de conquista del zarismo ruso mostrando su carácter abominable y mostrando como elementos extranjeros manejan dicha política. Criticando el párrafo Stalin dice que efectivamente esa política es abominable, pero que no es exclusiva del zarismo ni mucho menos y que todas las monarquías europeas participan de dicha política, lo cual naturalmente es evidente.

2.         La caracterización de Engels de la situación en Europa de la época, es igualmente insuficiente porque se limita a señalar como causas de peligro de guerra mundial: a) La anexión de Alsacia y Lorena a Alemania; b) la aspiración de Rusia a ocupar Constantinopla; y c) la lucha entre el proletariado y la burguesía en Europa. Stalin sostiene que los peligros de una guerra mundial no son solamente los señalados por Engels y que el más importante es la lucha imperialista contra las colonias por conquistar mercados y materias primas, en la cual  las contradicciones entre Gran Bretaña y Alemania juegan un rol principal. Stalin piensa que ésta es una insuficiencia muy grande.

3.         Otras insuficiencias constituyen la sobreestimación de la aspiración rusa a conquistar Constantinopla; la sobreestimación del rol que juega el poder  zarista en tanto fortaleza de la reacción europea; exagerar en torno a considerar a la Asamblea Nacional Rusa y su gobierno como la fuente principal de provocación de una guerra mundial, dejando de lado el real peligro de las potencias coloniales occidentales.

4.          Finalmente Stalin critica la siguiente cita de Engels: «La victoria de Alemania es, entonces, la victoria de la revolución, si Rusia comienza la guerra, adelante contra Rusia y sus aliados, sean los que sean». (43)

La historia ya vivida da plena razón a Stalin contra Engels, pues la primera guerra mundial se desató precisamente por las contradicciones inter-imperialistas a las que hace referencia Stalin en su artículo, más concretamente entre la alianza Gran Bretaña-Francia que apoyaban a Serbia contra Alemania, el imperio Austro-Húngaro y Turquía. Rusia zarista tomó partido por la alianza occidental pero claramente en una condición subordinada, saliendo del conflicto precisamente por la Revolución de Octubre.

El artículo nos muestra de un modo absolutamente claro que las insuficiencias y defectos de la visión de Engels sobre los problemas nacionales y coloniales, fueron ya visualizados por Stalin y solamente por Stalin, pues no conocemos critica alguna a esas posiciones incorrectas de Engels de parte de de los numerosos adversarios y enemigos de Stalin en nombre de un "marxismo" totalmente falso.


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Datos personales

periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.