El Gran Sol Rojo del Amanecer

viernes, 4 de febrero de 2011

LA REBELIÓN DE LAS MASAS ESTÁ JUSTIFICADA, SÓLO ES EL PRIMER PASO A LA REVOLUCIÓN DE NUEVA DEMOCRACIA

El edificio montado por la burguesía imperialista mundial, luego de la desintegración del ex-Campo Socialista, se  agrieta irremisiblemente. Redescubre que estaba montado sobre violentas “dictaduras cívico-militares”, autocráticas y señeras, conculcadoras de las libertades políticas ciudadanas. Si les creemos a los gobernantes y sus “talentosos” analistas políticos, expertos sólo en ocultar el intríngulis del rejuego y rivalidad imperial por la hegemonía mundial, su existencia no había sido percibida. Satrapías neocoloniales, ya “socialistas” o ya “antiimperialistas”, sostenidas (¿para qué servirán los ejércitos cipayos?) por masas de burócratas y clientelares bien cebados de los presupuestos gubernamentales. Las que han convertido ese mar, que separa Europa del Norte de África y el Cercano Oriente,  el Mar Mediterráneo, de un puente de tráfico de culturas y de comercio pacífico unas veces y de piratería otras; en los últimos años del Siglo XX e inicios del nuevo, devenido en  Mar de Muerte, debido a los acuerdos entre los Gobiernos "democraticos" de USA, Italia, Francia, España y los Presidentes-dictadores como Ben-Ali, Mubarak, Khadaffi, Mohammed II, que han apoyado a una pequeña oligarquía pluri-multimillonaria y generado hambre y pobreza para millones de personas.
Hoy, al calor del nueva fase  alcanzada por la Crisis General del Sistema capitalista Mundial y como consecuencia inmediata de la más profunda y prolongada crisis económica (2007-2011) y la crisis de un orden institucional petrificado,  jamás vividas por el mundo capitalista desde sus orígenes, estallan así de pronto rebeliones de masas y en masas y que se expanden, a su vez, en olas. Crisis revolucionaria que pone de punta los pelos del burgués más aplomado.
Iniciadas en las economías nacionales periféricas de los viejos centros imperialistas (Grecia, Italia, Francia, Irlanda, etc.) irrumpen en África del Norte (Túnez, Argelia, Egipto...) y allí no pararán de seguro. Es la rebelión de las “multitudes”,  la rebelión de las “masas”, huérfanas de conducción revolucionaria, ayunas de objetivos políticos precisos, sin metas ni concierto. Lo único que las reúne y consista el “rechazo del régimen gobernante”.
No se percibe, en ellas, en esta primera fase de la primera etapa de la revolución, la funcionabilidad de las teorías revolucionarias, la acción consciente de la clase social de vanguardia, la presencia activa del núcleo dirigente, ni el objetivo estratégico de la nueva democracia popular o del socialismo. Todo está por precisar, todo está por organizar. Es como si se tratase de un renacer de la humanidad, sin cuentas que saldar con la vieja sociedad y ni con el reaccionario Estado, ni hacia dónde irán.  Y ello, precisamente, pone al desnudo la inanidad y esterilidad de la acción misma, en el entretanto, ofreciendo puertas de salida a sus feroces enemigos de clase y nacional –el imperialismo y las burguesías burocráticas coloniales-, los que se esfuerzan en acorralar, reducir, domar y desviar a las masas en revuelta. Así, mientras las masas populares luchan y ensangran las calles, los imperialistas y las burguesías burocráticas sacan de sus cómodas poltronas, de algún lujoso hotel de Europa, a “viejos-nuevos” politiqueros y les llevan a la escena política en intento de remontar las olas de la creciente rebelión.
Sacan del cajón  de los recuerdos  esmirriadas y desprestigiadas “vanguardias” anti-neoliberales y antisocialdemócratas, le hacen agitar banderines rojos y les postulan como nuevos iluminados reemplazantes de los desgastados gobernantes. Se inventan rutilantes siglas para hacer pasar a odres nuevas al vino avinagrado. Que sí Hammami, que si El Baradei, que si “frente cívicos por la democracia” y partidos “comunistas” desde mucho pódridos por el revisionismo y el reformismo; que si las “heroicas” acciones de Assange y Wikileacks de denunciar la podredumbre de la diplomacia imperialista; que si, por último, la movilización subversiva en cadena de Anónimos internautas.
Pese a ello, las movilizaciones de protestas se extienden  y no paran. Los imperialistas USA hipócritamente claman por su no represión y exigen ellos también la renuncia de tal o cual gobernante. Entretanto, ponen a sus ejércitos en estado de alerta y movilizan a sus flotas de guerra. Acciones preventivas que bajo el marbete, de lo que por acá en América Latina conocemos bastante: “dos buques de la Marina de Estados Unidos, el USS Kearsarge y el USS Ponce, se encuentran al sur del Mar Rojo, preparados para intervenir en Egipto por si es necesario "rescatar diplomáticos y ciudadanos norteamericanos". ¡Vaya, no faltaba más!
Además de aquello, el imperialismo yanqui y sus aliados de la UE se dedica a atar los hilos diplomáticos y políticos entre las diversas capitales imperialistas con miras de atajar, en la medida que el movimiento se profundice y alcance un nivel en que peligren sus intereses geoestratégicos.
Por lo que parece el plan de USA para Egipto es lograr establecer una combinación de “islam y de inteligencia del ejército. Es decir, dar la imagen de cambio para que nada cambie. Repetir, cual tiovivo trabado, lo mismo que con el acumularse de los años ha terminado en provocar la crisis revolucionaria actual. Remitir la solución para las calendas griegas, esto es ganar tiempo para no resolver nada. Reforzar el desarrollo capitalista burocrático, fortalecer el maltrecho aparato burocrático militar egipcio y asegurarle así una retaguardia estratégica al Estado sionista en sus movidas expansionistas.
Lo que si se tiene que tener claro es que la rebelión, por masiva que sea y el que ella logre derribar a tal o cual gobernante, no es aún la revolución. La revolución es otra cosa, es el ataque de masas trabajadoras y masas populares conscientes contra todo el sistema poder del Estado y del sistema poder gubernamental, no el simple recambio de figura y de partido gobernantes. Es más que eso, es mucho más profunda y radical, va a la raíz del mal: ataca al sistema económico burocrático capitalista, neocolonial y semifeudal mismo. En cambio, la rebelión contra los reaccionarios por justificada que este, por masiva y abarcante que sea, por su mismo carácter desorganizado y anárquico, es la acción del individuo colectivizado y no de las clases sociales revolucionarias bien definidas y caracterizadas.
Las masas en su acción espontánea, sin organización revolucionaria propia e independiente, manifiestan su deseo de dejar las políticas neo-liberal burocráticas, en la política y en la economía, sobre ello se han lanzado en estos momentos y disputándose la dirección de las mismas fundamentalistas islámicos, nasseristas y reformistas de todos los pelajes, con lenguajes de “izquierdistas”. Y como en esos países del Magreb, como en otros muchos, el movimiento comunista maoísta, aún no recuperados de la subida del revisionismo, es aún débil y claramente no es capaz aún de imprimirle una dirección revolucionaria, no es de sorprender que en esta primera fase de la primera revolución democrático-burguesa los planes de los imperialistas y de la burguesía puedan canalizarla, paralizarla y derrotarla.
De lo que se trata es de sí el partido comunista se ha preparado o no para hacer la revolución. De que sí la revolución, sea democrático-burguesa, democrático-burguesa de nuevo tipo o revolución socialista, deba ser organizada o no por un tal partido. Y, precisamente, desde ese lado el pueblo egipcio su flanco desguarnecido. El movimiento maoísta en dichos países del Magreeb, por lo que sabemos, o no existe aún o si existe es débil y poco implantado en las masas. No obstante, tanto el marxismo-leninismo-maoísmo como el movimiento político que lo encarna son jóvenes y lleno de posibilidades.
La práctica de la revolución nos demuestra que si osamos lanzarnos, armados con esta ciencia de la revolución que es el Maoísmo etapa superior del marxismo-leninismo, a la conquista de las masas, salvaguardando nuestra independencia política y laboramos por la unidad de las fuerzas revolucionarias populares sin dejarnos abatir por las zancadillas de las fuerzas adversas, la burguesía, los revisionistas postmodernos y los reformistas conciliadores, pronto dejaremos atrás el recodo. Con la seguridad de que nuestra ideología es poderosa, aunque joven, y tiene las respuestas que buscan las masas trabajadoras –propagandizando y educándolas a fin de que hagan suya las tres varitas mágicas que nos ha recomendado el camarada Mao y que la lucha revolucionaria ha demostrado ser justas- al final lograremos ellas superen las dificultades y logren dar el paso siguiente hacia la revolución de nueva democracia popular.
Y lo que es recomendable y factible hacer por las masas trabajadoras árabes, hoy en rebelión abierta y en camino a la primera etapa de la revolución, lo es sin duda alguna también para las masas trabajadoras y populares de nuestro país. La independencia nacional, la República democrática popular y la tierra para los que la trabajan es hoy, en esta hora de crisis catastrófica del sistema capitalista internacional, más conquistable que nunca antes. Sólo hay que ponerse de pie, derribar la dictadura burocrático-fascista martinellista y levantar la bandera roja del socialismo.

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Datos personales

periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.