Por Quibian Gaytan
Hay que reconocerlo, a fuer de sinceros, somos víctimas inermes del control monopólico de la mass media internacional, en manos del capital monopolista de estado y burocrático. Son, efectivamente, los monopolios y los centros de poder imperialistas los que nos dan a beber sólo lo que ellos quieren y como quieren que evaluemos lo que está sucediendo en nuestro derredor. Por lo que, ayunos de información objetivas y veraces, no podemos dar una opinión a pruebas de críticas sobre lo que verdaderamente está aconteciendo en Libia.
Se nos ha querido poner contra la esquina, con Media-mentiras: Las rebeliones árabes no son “populares”. Ellas son reaccionarias. Están contra el socialismo. El régimen de Khaddafy se apoya en las fuerzas prosocialistas y antiimperialistas de la sociedad libia, mientras que los contrarios, los rebeldes, son una pandilla de agentes imperialistas. ¿Y qué cree Usted que quieren los imperialistas? Ellos quieren el petróleo libio. De peso el argumento este. De ahí, además, la conclusión obligada: Alabado Alá, puesto que tenemos al mismísimo León del Desierto para aplastar, a sangre, bombas e hierros, a la malhadada e inoportuna
rebelión.
Y por esas mismas fuentes informativas, venimos a saber que el Crel. Khaddafy al parecer, llegados a este 8 de marzo, ha logrado arrinconar a la rebelión popular. Los incidentes específicos de la rebelión, como de la guerra civil que le ha seguido, se nos escapan, dado el cierre hermético de los canales de información y de propaganda de ambos lados. Lo que ha hecho casi imposible reseñarlos.
Lo que sí es evidente, en el campo de los rebeldes, la ausencia de un plan revolucionario definido. Tampoco el que ellos hayan manifestado deseo de marchar hacia una nueva democracia, ni mucho menos el construir un socialismo que vaya más allá de aquel “burocrático” de cuño khaddafista. Como adoptarlo, sin un partido revolucionario único y cuando, además, luego de que los revisionistas soviéticos quebraron todos los platos, desprestigiado la idea del socialismo mismo como sistema social más avanzado y humano, y, han ensuciado el Marxismo-Leninismo. ¿Se pretenderá que las masas árabes libias avancen o asuman esos ideales espontáneamente?
Con todo, abierta la crisis revolucionaria en todo el Magreb, la rebelión en Libia ha estallado de modo espontáneo, nadie la ha preparado sistemáticamente desde un inicio. En ausencia de un propio partido comunista revolucionario, por que sorprenderse de a la hora de la sublevación de las masas nadie haya sembrado las ideas revolucionarias, destacado una dirección político clasista clara, ni de la inevitabilidad del desemboque armado de la situación revolucionaria generada.
Mao nos ha dicho: “donde hay opresión, hay resistencia” y que “la rebelión contra los reaccionarios está justificada”. En dichas frases se encuentra la clave para explicarnos el carácter, significado y la dirección de esas rebeliones árabes.
En eso, hay que remarcar que (1) Las masas se han rebelado contra un sistema de Estado y un sistema de Gobierno autocrático, despótico y teocrático; (2) Han querido deshacerse de una clique gobernante monopolizadora del poder y acaparadora de la plusvalía generalizada, y en su misma falta de conciencia de clase centrando su odio en la personificación de dicho poder; (3) Por eso mismo la salida buscada a su situación política, con todo lo grave de la confrontación espontáneamente llegada a las armas, es la de una conciliación con esa parte del viejo poder que se juzga menos corrupta y menos dura. Ellas, aún, no han perdido su fe en el viejo Estado.
Dichas masas, lanzadas así de repente al escenario político y militar, son masas populares (obreros, campesinos, pequeñoburgueses urbanos, intelectuales, burguesía media o nacional, jefes tribales o de clanes) son un amasijo de clases, fracciones de clases y residuos tribales. Reparad, algo tan simple que parece invisibilizarse ante los ojos de los contendientes y los propagandistas externos, en ningún momento se habla de obreros o proletarios, sino de un genérico “trabajadores”. El hecho es remarcable. Dado que el pueblo combatiente, en ambas líneas del frente de lucha, ese pueblo real (obreros, campesinos y sectores de la pequeño burguesía urbana) no han podido o sabido poner en primer plano sus propias reivindicaciones económicas y políticas, independientemente. Por el contrario, se subordina a la marcha espontánea de la rebelión, por lo que la burguesía y sectores de la pequeño burguesía y jefes tribales resultan ser los que se han puesto al mando de la misma. ¿Por qué, pues, sorprenderse que salgan a primer plano ideas reaccionarias, fundamentalistas y nacionalistas estrechas? Lo importante es responderse a la interrogante siguiente ¿Qué sectores de la burguesía son esos, la fracción de los compradores o la capa de la burguesía nacional?
La indefinición de estas y otras interrogantes explicaría la grave desorganización logística y política reinante entre los sectores populares en rebelión. Asimismo, lo mal armados y la escasez de armas eficaces contra tanques y helicópteros artillados modernos, sin entrenamiento militar, sin disciplina y la ausencia de un Mando eficaz. Lo de los cuantiosos alijos de armas y asesores militares supuestamente enviados por las potencias imperialistas, se desenmascara como un enorme bluff. Los rebeldes combaten con las propias armas provenientes de los depósitos militares khaddafistas. Pero, sobre todo, tanto los líderes como la masa rebelde no han sabido transformar la rebelión en guerra popular. Tampoco, han sabido (¿o no han querido?) convocar a la clase obrera y a los campesinos, armarlos y ofrecerles objetivos democráticos revolucionarios definidos. Sólo ofrecerles un paso más hacia una “democracia” de tipo occidental. Lo que claramente resulta poco, para las masas.
Por el contrario, “para los anglo-estadounidenses, la Unión Europea e Israel, la Gran Jamahiriya Árabe Libia Popular y Socialista o Libia a secas, es un caso especial, una gran oportunidad en la tormenta árabe. El modelo de Estado libio o Jamahiriya rechaza la idea de Estado nación occidental y su democracia representativa y liberal. Subyace una significativa estructura interna contradictoria y descentralizada, sea tribal como la que otrora luchó contra el Imperio Otomano y el colonialismo italiano, y de comités populares desconexos basados en una aproximación de democracia directa sin partidos políticos. El poder ejecutivo recae en el Comité General Popular, no en Kadafi que de hecho no ocupa ningún cargo público oficial y únicamente tiene el título honorífico de Hermano Líder de la Revolución. Kadafi ha mantenido por más de 40 años con este modelo la unidad en la división, en un equilibrio inestable, mientras el otrora líder anti-imperialista y nacionalista lleva una relación pragmática con Estados Unidos y la Unión Europea, aunque es considerada inestable y no confiable”.
La reacción se ha organizado y armado mucho mejor, se ha asegurado contar con ejército pretoriano experimentado y disciplinado, con Mando unificado y fuertemente motivado porque defender al régimen imperante –el ejército libio es el poder tras el poder- y plenamente dispuesto a no detenerse en nada para ajustar cuentas con el enemigo interno y aislado. ¡El coronel Khaddafy ha intentado matar a la rebelión lo más pronto posible!
El régimen de Tripoli ha desatado su ofensiva. Ofensiva que ha sido precedida de toda una campaña mediática desinformativa (que sí el imperialismo occidental se preparaba para invadir Libia, desembarco de marines, envío de agentes subversivos, etc.) y de satanización de los rebeldes libios: connivencia con Al-Qaeda, drogadictos, monarquistas y reaccionarios. Campaña mediática que, a que dudarlo, ha tenido medianos éxitos. Por lo menos, poner en dudas la simpatía internacional hacia la rebelión popular, aislarlos, a lo externo y a lo interno, para poder aplastarlos inmisericordemente.
Cuando hablamos de esos regímenes salidos de la lucha contra el viejo colonialismo, civiles o en su mayor parte resultados de acciones de los cuarteles, remarcable resulta señalar que en algún momento han manifestado proclividades pro-socialimperialistas. Beneficiándose del prestigio internacional del socialismo antes de la toma del poder por los revisionistas y, luego, de la potencia política y militar de la URSSocialimperialista, ellos, siguiendo la política de oscilación entre las dos superpotencias, se han proclamado “socialistas”, “del socialismo árabe” y “antiimperialistas”. Así se fueron deslizando, más y más, hacia la órbita del socialimperialismo soviético, deviniendo sus agentes de penetración y de aislamiento de la superpotencia rival. Ligado a ello, luego de la oficialización del capitalismo en el ex Campo Socialista, refugiáronse en el “nacionalismo” autárquico en espera, quizás, Rusia se levantase y así volver a ocupar su lugar en la política oportunista de oscilación entre los dos poderes. ¿Qué significa eso? Que no han sido “antiimperialistas” por cuanto su antiimperialismo era primariamente antiyanqui, pero no pro-socialimperialista soviético. En eso, no hay nacionalismo o antiimperialismo alguno o que se ha estado marchando al socialismo.
Se pretende equiparar los que está sucediendo en el Magreb con lo sucedido en Europa Oriental para invalidar y descalificar el carácter popular de las rebeliones. ¿Por qué no se puede hacer eso? Porque, (a) En Europa Oriental, Asia y el Caribe la burguesía en su fracción burocrática, gracias a las sucesivas reformas económicas del sistema aplicadas por los gobernantes revisionistas se revertió la industrialización socialista, o en su caso la de la democracias populares, en industrialización capitalista, y se abandonó tanto la Orientación General hacia el comunismo como la Línea General de la construcción socialista, con lo cual, ella, pudo reclamar y tomar todo el poder del Estado y de la economía (y venderla a las potencias imperialistas occidentales).
Mientras que en los países del Magreb, por lo menos aquellos que se proclamaron del “socialismo árabe” se confundió, deliberadamente o no, estatización de sectores de la economía como propiedad socialista de los medios de producción –separando lo que es lo más vital para su realidad: la dirección de la clase obrera-, con lo que la industrialización fue distorsionada y en su relación de dependencia con la URSSocialimperialista cayeron una vez más en la monoproducción y en el monocultivo y monoextracción petrolera, reforzando las bases de la economía semifeudal, la que nunca fue liquidada en ellos. Con lo que resulta afirmable que la industrialización fue distorsionada o paralizada. Conclusión, en vez de países con una economía socialista en desarrollo se ha tenido en desarrollo una economía capitalista burocrática.
La clase obrera, en tal situación, quedó abandonada totalmente en manos de la dictadura del capital burocrático-feudal o semifeudal. En su mayor parte, concentrada en los puntos vitales de la economía (el petróleo), una economía altamente concentrada y centralizada y colocada en manos del clan Khaddafy y de los altos funcionarios estatales y militares, con sus organizaciones sindicales devenidas en instituciones- aparato-del estado. Sin independencia social, política e ideológica. Mientras que, por otro lado, el componente auténticamente socialista y comunista de ella se han visto reducidos a sectas aisladas, ilegalizadas y perseguidas; así como por la acción colaboracionista de los revisionistas libios, más preocupados de asegurarse un puesto en el aparato gubernamental que defender los principios universales del marxismo-leninismo, hoy maoísmo. El hacerle concesiones de principios a la ideología burguesa, como aquella del “socialismo nacional”, “socialismo al estilo chino”, “socialismo árabe”.
Lo que ha permitido al coronel Khaddafy, a la postre, cubrir su política del fortalecimiento del capitalismo burocrático con el manto, su dependencia real al imperialismo chino, ruso, anglo-estadounidense (¿podéis haceros de la vista gorda ante el hecho de que ha prestado sus cárceles a los USA para torturar patriotas afganos, iraquíes?), UE e Israel, con el manto de “defensor del socialismo” y el lanzarle la sucia acusa a sus oponentes de ser los “fundamentalistas”, “agentes de Al-Qaeda y del imperialismo yanqui”, gamberros y drogadictos. Cuando el mismo y su régimen dictatorial ha estado girando del socialimperialismo soviético al imperialismo yanqui y de este, una vez más al imperialismo ruso y al socialimperialismo chino.
De ahí que, con las manos libres desde la “izquierda”, temida por ambos bandos, asegurado el apoyo del imperialismo ruso y del socialimperialismo chino, la neutralidad favorable de los gobiernos árabes reaccionarios, del apoyo político y propagandístico directo de los regímenes de la burguesía de “izquierda” latinoamericano y sus tira-de-coleto la izquierda burguesa, vale decir, revisionistas modernos reciclados, con la excepción de los venezolanos, y neorevisionistas convertidos en agentes diversionistas de Moscú y Pekín, así como por las movidas oblicuas del imperialismo USA-UE, Khaddafy ha encontrado la ocasión propicia para lanzar su ofensiva reaccionaria contra los rebeldes.
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