El Gran Sol Rojo del Amanecer

jueves, 17 de marzo de 2011

Piñera negoció en secreto acuerdo nuclear con Estados Unidos


Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)

Chile y Estados Unidos suscriben el viernes un “memorándum de entendimiento sobre cooperación en energía nuclear” negociado prácticamente en secreto con el propósito de construir centrales nucleares de manufactura estadounidense. Washington pidió que el acuerdo se firmara 48 horas antes del arribo de Barack Obama.


El gobierno de Sebastián Piñera se propone embarcar a su país en un programa nuclear a espaldas de la opinión pública y política, mientras crece la tensión mundial por el Chernóbil de Japón. La prensa informó que el acuerdo (1) sería rubricado por Jaime Salas, director de la Comisión Chilena de Energía Nuclear, y Alejandro Wolff, embajador de Estados Unidos. “Sería”, y no “será”, porque en horas han surgido reparos, incluso desde las filas políticas del gobierno.

El biministro de Energía y Minería, Laurence Golborne, fue convocado a una comisión del Senado para que describa el jueves los planes energéticos de Piñera. "Le vamos a pedir a Golborne que se pronuncie sobre sus dichos a favor de la energía nuclear y también que nos explique más acerca de la firma de estos convenios tanto con Francia como con Estados Unidos", dijo el senador José Antonio Gómez, del partido Radical Socialdemócrata (PRSD). Desde las propias filas del gobierno, el senador de la Unión Demócrata Independiente (UDI) Jaime Orpis dijo que "claramente, a raíz de lo sucedido en Japón, la discusión sobre la energía nuclear se complica en Chile".

Voces contra la energía nuclear

La filial de Greenpeace llamó a no suscribir el acuerdo el viernes. Su director Matías Asún dijo que "ante la grave situación que enfrenta la población japonesa por la emergencia nuclear, rechazamos rotundamente avanzar en las bases para traer la energía nuclear a Chile" y manifestó que lo ocurrido en Fukushima ayudaría “a tomar conciencia de lo nociva y peligrosa que es la energía nuclear". Anunció que Greenpeace promoverá una campaña, junto a otras organizaciones, para evitar que se firme el convenio con Estados Unidos. En sentido similar se pronunció la ONG Terram y, por supuesto, numerosos políticos de la oposición a Piñera.

“Exigimos que el gobierno transparente las negociaciones y convenios de colaboración en materia nuclear, de manera que la ciudadanía sea debidamente informada respecto de las decisiones energéticas en las que trabaja la autoridad”, dice un comunicado de Terram. “Creemos que es un momento propicio para visualizar que el futuro está en las energías renovables y no en alternativas energéticas que representan riesgos sustanciales para la población”.
"Después de lo visto en Japón, es una total locura pensar en energía nuclear para Chile", dijo el diputado socialista Marcelo Díaz, quien anunció que los diputados de su tienda pedirán una sesión especial para que el Ejecutivo transparente su política nuclear. “Se está dando por hecho que en Chile vamos a tener centrales nucleares, pero el gobierno no ha informado ninguna decisión al respecto de manera transparente. Se hacen inversiones, se firman convenios y se formulan anuncios como si el tema estuviera zanjado”, afirmó Díaz.

El periodista independiente Alejandro Guillier dijo que Chile tiene notorias falencias para fiscalizar los impactos medioambientales de los proyectos termo e hidroeléctricos. "Imagínense la fiscalización de plantas nucleares; la calificación de los estudios ambientales en Chile es para pensar".

El presidente del Instituto de Ecología Política, Manuel Baquedano, aseguró a la agencia Orbe que Chile posee recursos para no depender de opciones como la energía nuclear. Aseguró que el desastre en Fukushima, "anuló el modelo tecnológico que teníamos para el uso de esa energía en nuestro país". Dijo que la energía nuclear es ingobernable, mientras en el país ya existe todo para aplicar proyectos de energías renovables no convencionales: "están los recursos, está la tecnología... Sólo falta la voluntad política".

Debate mundial

La crisis en Japón desató un debate mundial sobre la energía nuclear. En Estados Unidos también cuestionan la apuesta de Obama por la energía nuclear (2) y existen severas dudas sobre el sistema de control desde que el accidente en la central atómica de la isla Three Mile Island, a 16 km de Harrisburg, Pennsylvania, el más grande de la historia antes de Chernóbil (1986), inició en 1979 la decadencia de la energía nuclear e instaló una moratoria que hasta hoy prohíbe instalar nuevas centrales atómicas en ese país.

Fukushima reactivó también a los opositores a la energía nuclear en la India. Un acuerdo parecido que firmó ese país con Estados Unidos en octubre de 2008 abrió un mercado de 270.000 millones de dólares para los reactores atómicos. Ahora se disputan los contratos empresas de 45 naciones del Grupo de Proveedores Nucleares. El más relevante fue firmado en diciembre de 2010 con la francesa Areva, pero se desató una controversia por el lugar elegido para crear un parque de energía de 9.900 megavatios, el más grande del mundo, en el estado occidental de Maharashtra. "Además de nuestra oposición a la energía atómica, objetamos la elección del lugar en la costa de Konkan, que se ubica dentro de un cinturón sísmico", dijo a IPS el activista Laxminarayan Ramdas, uno de los líderes de la Coalición para el Desarme Nuclear.

Angela Merkel anunció que Alemania apagará las siete centrales nucleares más antiguas para evaluar su seguridad, en respuesta a la crisis en Japón y, sobre todo, a las masivas protestas contra la energía nuclear, a dos semanas de las elecciones regionales. La desconexión afecta a "las plantas que fueron construidas antes de 1980", mientras las nueve restantes continuarán funcionando. Las centrales atómicas generan el 23% de la electricidad alemana, mientras las energías renovables cubren 9%. La más vieja que se apaga data de 1974.

Notas:

Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno.



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periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.