“Operación Gerónimo” es un artículo aparecido en la WEB A LAS BARRICADAS, con el cual se denuncia el trágico sarcasmo con la que se denominó al operativo tipo escuadrón de la muerte o golpe gangsteril a lo Al Capone de la cual se hizo víctima al agente de la CIA Bin Laden (el asesino estará hoy, bien resguardado, gozando del millón de dólares de recompensa ofrecido, un día, por su terrorista jefe el ex presidente Jorgito Bush hijo). ¿El por qué se le denominó así, como otras muchas coartadas ideadas para cubrir fechorías que se cometen o han de cometerse, es uno de los misterios del modo de pensar de los cristianísimos gerifaltes de la Casa Blanca y del Pentágono?
Misterio igualito a aquel del por qué, una noche de 1776, fecha del inicio de la guerra de independencia de las 13 colonias de Inglaterra, patriotas yanquis asaltaron unos barquichuelos ingleses y echaron al mar unas barricas de té… disfrazados de indios. Almas podridas que buscaron, huérfanos de sentido histórico y moral, echar culpa histórica sobre otros de la propia acción de ruptura de la legalidad dominante hasta entonces. Moral torcida, la de estos rebeldes norteamericanos temerosos del juicio de sus contemporáneos respecto a la corrección de la propia acción emprendida.
Hubo de llegar a la Casa Blanca Obama, reedición moderna de soldado búfalo, para cargar con el fardo innoble de la tradición de comportamiento símil; la de mandante de asesinos paramilitares (o militares, que para el caso es igual).
La sevicia es grande. ¿Quién era Gerónimo? A Las Barricadas nos da un pantallazo sarcástico y puntual: “El jefe apache, acosado en Sierra Madre por cinco mil cuchillos largos, con un grupito de bravos, se rindió en el año de 1886. Cinco mil tíos a caballo hicieron falta para conseguir pescarle. Con sesenta y seis años (pasada la edad de jubilación), Gerónimo se entregó al enemigo, bandera blanca, he hecho lo que he podido, aquí está mi revólver. No sabemos si harto de persecuciones, guerras, enfrentamientos, cansado de dormir al raso… Gerónimo fue al trullo. Estuvo en él tres años más o menos, luego le enviaron a la reserva (reservación para indígenas despojados de sus tierras, de su modo de vida tradicional, de su cultura y condenados a la muerte nacional, agrego yo. Q. G.) en Oklahoma, alejado de los apaches para quitar tentaciones bélicas al anciano, y allí moriría en el año de 1909, tras haber visitado la Expo de san Luis de 1904. Ya había viajes de inserción para presos y salidas terapéuticas”.
Nada ha cambiado. Salvo la orden criminal, del para vergüenza de la humanidad “premio Nobel de la paz”, “a ese, lo asesináis”. Y campante ese 1 de mayo, ante un público atónito sentencia a posteriori, “se ha hecho justicia”. ¿Ma che iusticia? Joder. Asesinato alevoso, con predeterminación y ventaja. Candidatos son, Obama y su entorno, si otros y no la burguesía imperialista gobernase al mundo, a un Tribunal Internacional y a la horca. Eso sí sería justicia.
¿Símil? Sí son similares, no son iguales. Para nada. Bin Laden fue asesinado a mansalva, en la oscuridad de la noche y sin poder defenderse. Dormido estaba el hombre. Culpabilizado, condenado y ejecutado fríamente. Sin juicio, sin pruebas –salvo supuesta balandronada, en video trucado- y sin dejar que presentase descargos. ¡Los muertos no hablan! Menos en un banquillo público, internacional, en que el acusador riesga devenir en acusado.
La ley de Lynch, como fundamento legitimo para el Derecho Internacional, es lo que nos han cocinado para hacernos tragar, a golpe de martillo, su Imperio global.
Termino. Y lo tomo prestado del artículo de A LAS BARRICADAS: “¡Oh guerreros chiricahuas, cabalgad raudos por Sierra Madre y no os rindáis jamás a un enemigo sin honor!”.
(Adaptado por Luminoso Futuro)
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