Como ha dicho el PMLI en el comunicado del Buró de prensa del 31 de mayo 2011 titulado "La liberación se conquista sólo con el socialismo", amerita comprensión y respeto el voto de las electoras y de los electores de izquierda "que en su gran mayoría han votado por el ‘centro -izquierda' pensando liberarse definitivamente de Berlusconi y de cambiar la insoportable realidad política, social y económica de la ciudad y del país”. Es con esta esperanza ilusoria, en efecto, que muchos de ellos, sobre todo jóvenes anticapitalistas y antiberlisconianos, que en otras ocasiones han o habrían escogido el abstencionismo, han decidido está vez de dar el voto al “centro-izquierda”.
Y esta vez hubo algo más que el voto al "mal menor" a la que hemos visto en otras consultas anteriores, cosa que pudo también valer para Fassino en Turín, Merola en Boloña y otros candidatos paracaidistas del “centro-izquierda”, no vale ciertamente en el caso de Pisapia en Milán, ni en el de De Magistris en Nápoles. Aquí hemos asistido indudablemente a un testimonio de compromiso y en muchos casos no solo con la participación activa del voto de jóvenes y jovenisimos, sino también en la campaña electoral de los dos candidatos, como también se visto en las celebraciones en las calles llenas de jóvenes.
Es a estos electores de izquierda que nos dirigimos invitándoles a reflexionar sobre la situación real, para no caer en nuevas ilusiones electoralistas y gubernativas alimentadas por las nuevas sirenas de la “izquierda” burguesa como Pisapia y De Magistris. Y para hacerles entender que si es verdad que el viento electoral ha cambiado, sigue siendo un viento burgués, capitalista, coloreado de naranja. No pueden no preguntarse si su tarea es aquella de mejorar el capitalismo o aquella de suprimirlo. Mientras tanto, les invitamos a considerar los resultados los datos reales sobre los resultados, los cuales dicen incontestablemente que si el “centro-derecha” y sus candidatos salen con los huesos rotos, también el " centro-izquierda”, habiendo prevalecido netamente , obtiene después de todo aquel consenso popular que ahora flamea del todo inmerecidamente: en esto se limita a los solos porcentajes de los votos válidos, no teniendo en cuenta el abstencionismo, pero sí consideran al contrario los votos efectivos recibidos y los porcentuales respecto a todo el cuerpo electoral, como lo hemos hecho con nuestro análisis del voto en El Bolchevique.
¿Quiénes son los "libertadores" y quienes los sostienen?
Pero aquello debe hacer reflexionar aún más a los sinceros anticapitalistas y antiberlusconianos que han puesto su confianza en Pisapia y De Magistris, es su naturaleza y posiciones, y las fuerzas que lo han sostenido: un ex trotskista cercano a los sectores de la “autonomía”, que ha “limpiado” su pasado y ahora se presenta como hombre de orden y garante de la burguesía moderada, el primero; un ex inscrito o cualquier elector del PCI revisionista, estimador de Berlinguer, hoy IDV y portador de una concepción netamente burguesa, individualista y presidencialista en su empeño político y de la carga conquistada, el segundo. Ambos pueden de ahí ser considerados objetivamente como renegados y falsos “liberadores de la opresión berlusconiana”, dado que han también adoptado, cada uno a su modo (basta ver sus campañas electorales naranja, basada sobre una personalización exasperada en estilo americano), la lógica presidencialista y plebiscitaria dominante impuesta por el berlusconismo.
Pero aquello debe hacer reflexionar aún más a los sinceros anticapitalistas y antiberlusconianos que han puesto su confianza en Pisapia y De Magistris, es su naturaleza y posiciones, y las fuerzas que lo han sostenido: un ex trotskista cercano a los sectores de la “autonomía”, que ha “limpiado” su pasado y ahora se presenta como hombre de orden y garante de la burguesía moderada, el primero; un ex inscrito o cualquier elector del PCI revisionista, estimador de Berlinguer, hoy IDV y portador de una concepción netamente burguesa, individualista y presidencialista en su empeño político y de la carga conquistada, el segundo. Ambos pueden de ahí ser considerados objetivamente como renegados y falsos “liberadores de la opresión berlusconiana”, dado que han también adoptado, cada uno a su modo (basta ver sus campañas electorales naranja, basada sobre una personalización exasperada en estilo americano), la lógica presidencialista y plebiscitaria dominante impuesta por el berlusconismo.
La misma que ha producido el “fenómeno Renzi”, un alcalde berlusconiano de Firenze que ya ha mostrado ampliamente su verdadero rostro de arribista y presidencialista burgués. El hecho de que apenas electo Pisapia haya dirigido su primer pensamiento a los soldados italianos heridos en Afganistán, avalando de hecho la participación de Italia en aquella guerra imperialista, y que ambos han tenido como su primer acto telefoneando al nuevo Víctor Emanuel II, Napolitano, queriendo sonar como una clara desmentida a toda tendencia “extremista” que le haya sido atribuida, y una manifestación de su completa fidelidad y subordinación al Estado burgués capitalista. Eso aparece particularmente clamoroso por De Magistris, el cual hasta ayer no había ahorrado críticas al renegado del Quirinal por su falsa defensa de la legalidad y de la Constitución de los ataques del nuevo Mussolini, aunque había fundado precisamente sobre estas posiciones su fortuna electoral arrebatando las simpatías y los consensos de muchos antiberlusconianos.
El apoyo de todos sin precedentes
Las facciones que les han sostenido, entonces, la dicen muy de largo sobre la naturaleza de los falsos "libertadores". Nunca se había visto tal despliegue así de vastos para los candidatos de la "izquierda" burguesa. Despliegues que van desde la gran burguesía Milanesa, como Romiti, Profumo, Moratti, Bassetti, Michelli, hasta los centros sociales para Pisapia; desde el ex presidente de Confindustria, Antonio D'Amato, ya berlusconiano de hierro, hasta los Carc, para De Magistris , que ha hecho más recogida entre los votantes de los barrios altos al hombre de las calificaciones bajas entre los votantes de los barrios altos y media burguesía partenopea, que lo consideran "uno de ellos" por nacimiento, educación y profesión de ex magistrado, como entre aquellos de los barrios populares, que lo han visto como un "justiciero" capaz de liberarles de las garras de la camorra y de la camarilla corrupta de la derecha cosentiniana y de la “izquierda” bassoliniana.
Esta impresionante convergencia de consensos sobre las dos sirenas de la “izquierda” burguesa, que va de los magnates de la alta finanza y de la Confindustria, hasta la “izquierda antagonista” de los centros sociales, y finalmente a aquella confinante con el área terrorista como los Carc, pasando por el trotskista neoliberal y católico Vendola y los entusiastas neófitos de la “revolución naranja” del El Manifiesto trotskista, para no hablar de los “movimientistas” trotskistas como Paolo Flores D’Arcais editorialista de Il Fatto y ex obrerista ahora “golpista” Alberto Asor Rosa, no puede ser por eso sólo fruto del azar, y menos –como ha sido dicho por los partidos de la “izquierda” burguesa y de los medios de comunicación sus partidarios- del “viento que está cambiando”. A bien mirar se trata al contrario de una operación política bien planificada por la clase dominante burguesa en camisa negra, en previsión de una precipitación de la grave crisis económica y social que se va haciendo siempre más explosiva, para prevenir las inevitables revueltas y luchas sociales que se presentarán, de los cuales el asalto estudiantil del 14 de diciembre del año pasado estremeció al Parlamento, las manifestaciones y las luchas de los precarios, las luchas de los obreros de la FIOM contra el diktat fascista de Marchionne, la revuelta de los obreros Fincantieri contra los despidos en masa, son las primeras amenazas visibles.
Revueltas que ya no basta más para reprimir y controlar el bastón mussoliniano del gobierno neofascista Berlusconi-Bossi, especialmente si debiese expandirse también en Italia el contagio del ejemplo de las revueltas populares árabes y de los jóvenes “indignados” españoles, y es por eso que la burguesía piensa prevenirla y tomar tiempo desviando y en arenando la rabia juvenil en las instituciones burguesas, agitando la zanahoria de los gobiernos amigos del pueblo personificados por las nuevas sirenas de la “izquierda” burguesa. NO va olvidado a este respecto que entre breve deberá abatirse sobre el País una nueva maniobra de lágrimas y sangre de 40 mil millones como imposición de la UE y recomendado por Draghi y Napolitano, y que el trastabillante gobierno Berlusconi no da más suficientes garantías en gobernarla. En cambio el PD está plenamente de acuerdo con Draghi y Napolitano y está pronto a “hacer su parte” y demostrar su mayor “fiabilidad” a la guía del país. Y así cabalga el inesperado resultado de las urnas esperando hacer un trampolín para el gobierno, alimentado a su vez ilusiones gubernativas de tantos electores de izquierda que esperan de arribar por la vía electoral a la caída de Berlusconi y el fin del berlusconismo, además en mejorar las condiciones de vida y trabajo.
¿Ilusiones electorales y gubernativas o lucha de clase?
Ciertamente que las grandes expectativas electorales y políticas han sido creadas en las masas y después se han revelado una gran ilusión y un gran engaño. Basta pensar en los gobierno de “centro-izquierda” de Prodi y D’Alema, la primera elección del ex “obrerista” Bassolino en Nápoles, en aquella de Vendola a gobernador de Puglia. Y a nivel internacional en cómo se han desinflado rápidamente los bluff de Zapatero y Obama. Si se piensa además en como las mayores conquistas económicas, políticas y sociales de las masas fueron obtenidas sólo gracias a las grandes luchas en períodos, como los años 70, en la cual la DC estaba sólidamente en el gobierno, y la “izquierda” parlamentaria era confinada a la oposición; mientras que aquellas mismas conquistas han comenzado a ser renegada precisamente cuando ella ha iniciado su participación en los gobiernos burgueses, despotenciando y debilitando las luchas mientras alimentaban en las masas las ilusiones electorales, parlamentarias y gubernativas.
La conclusión a extraer entonces es que mientras la carga de lucha de la clase obrera y de las masas trabajadoras, juveniles y populares continúen confinadas y encerradas en la trampa de las ilusiones electorales, parlamentarias, gubernamentales, institucionales, reformistas y legalistas y pacifistas, en lugar de desarrollar su potencial de lucha de clase en las fábricas, en los campos, en las escuelas, en las Universidades y en las plazas, no será posible una verdadera liberación: no solamente, en la perspectiva de la opresión y de la explotación de este sistema capitalista, pero ni menso, en lo inmediato, del neoduce Berlusconi, el cual no tiene ninguna intención de desalojar el Palacio Chigi y continuará aún su devastación institucional, social, sindical y moral del país y si el carnicero es derribado de inmediato por la plaza con un nuevo 25 de abril.
Sobre todo la clase obrera y los jóvenes deben comprender que sólko el socialismo puede liberar Italia del capitalismo, de la explotación del hombre por el hombre y de los gobiernos burgueses de cualquier color o nombre. Como ha dicho el comunicado citado al inicio de este artículo “que todos las combatientes y los combaientes anticapitalistas revolucionarios se unan bajo lavandera roja con la hoz y el martillo y la efigie de Mao del PMLI para marchar compactos, con fuerza y confianza, hacia la Italia unida, roja y socialista”.
8 de junio de 2011
Tomado del Il Bolscevico, órgano del PMLI
Tomado del Il Bolscevico, órgano del PMLI
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