(Nota de Luminoso Futuro: Fuerte y contundente artículo denuncia de los marxistas-leninistas-maoístas mexicanos, agrupados en la Liga de la Juventud Clasista (LIJUC). No solo pone en la picota la criminal guerra de agresión de los imperialistas apandillados en la OTAN. Su brutal cinismo y su inocultable odio de clase contra los pueblos que tradicionalmente ha oprimido y saqueo, que cual vampiros sedientos de sangre, masacran y persisten en seguir masacrando violando todas las leyes de la humanidad, el derecho internacional y el derecho de guerra que les impide atentar, con el recursos de sus sofisticadas y modernísimas armas, con la complicidad de la ONU y Estados reaccionarios árabes al heroico pueblo de Libia. Denunciar y combatir la agresión imperialista contra el pueblo de Libia, no puede identificarse el apoyo incondicional con el coronel Khaddafy, cabeza de los señores de la guerra libios de una dada facción y de la burguesía burocrática de dicho país. Asumir una tal posición de modo alguno viola nuestros principios, todo lo contrario es marxista-leninista, una actitud consecuente como comunistas que somos. En obediencia de leyes de la guerra,
en general, del agudizamiento de las contradicciones sociales y nacionales entre los pueblos oprimidos y el imperialismo, esta guerra de resistencia encabezada por Khaddafy y su partidarios inevitablemente se convertirá en guerra popular antiimperialista y antifeudal y, eventualmente, en una victoriosa revolución de nueva democracia como paso ineludible a la revolución socialista. Esa seguridad nuestra de que el proceso revolucionario proseguirá por tal camino, precisamente, moviliza contra el movimiento comunista (marxista-leninista-maoísta) internacional a todas las fuerzas negras de la izquierda burguesa (nacionalistas burgueses, viejos revisionistas modernos y neorevisionistas) de todos los países. De ahí el desborde de las viejas calumnias anticomunistas –“pro-imperialistas”, “dogmáticos”, “ver como enemigo principal a Khaddafy y se partidarios vergonzantes de los y monarquistas libios” y otras sucias zarandajas por el estilo- vertidas en contra de nosotros, con la mira de hacer pasar su propio desvergonzado nacionalismo burgués. Así como cubrir su irrenunciable servilismo de cara a las potencias imperialistas de Oriente (la rusa fascista y a la China socialimperialista y socialfascista) presentadas como salvadoras, progresistas y garantes de la convivencia pacífica entre las naciones (independientemente de que se sea nacional sojuzgadoras o naciones sojuzgadas). Los mueve, para esa actitud, el miedo que la crisis del sistema capitalista mundial abra paso a la crisis revolucionaria en todo el planeta. De ahí, a un nuevo relanzamiento de la revolución socialista internacional, el que se aplaste al capitalismo mediante la guerra popular revolucionaria. Con todo, las fuerzas lealistas a Khaddafy movilizadas por el horror de tan brutal agresión de las potencias imperialistas y sus mercenarios de las burguesías compradoras árabes y mundiales están resistiendo, están combatiendo con lqas armas en manos. El coronel Khaddafy, hasta ahora, también está combatiendo a las fuerzas fascistas de la OTAN. Persistiendo en ello y coadyuvando a la profundización de la revolución en su país goza de nuestro respaldo y simpatías. Pero nada nos obliga a mezclar banderas con él y los suyos, marcharemos juntos pero no revueltos).
¡Fuera imperialistas de Libia!
por Lijuc
En estos días se está concretando la agresión imperialista en contra de Libia. Como hemos dicho con anterioridad, Gadaffi no representaba los intereses del proletariado, si no era un representante de las clases dominantes en este país y por lo tanto, la rebelión de las masas de trabajadores y campesinos se justifica.
Sin embargo, el imperialismo francés, en colusión con su bloque imperialista encabezado por Estados Unidos, vieron en esta rebelión la perfecta oportunidad para invadir Libia y restablecer el orden colonial que se había debilitado. A los inconformes iniciales, se sumaron los proimperialistas, oportunistas e incluso las fuerzas del feudalismo islamista, que en conjunto, y mediante el Consejo Nacional de Transición, se plegaron bajo el mando del imperialismo estadounidense y europeo.
De una expresión de la lucha de clases interna del país, se convirtió en una lucha de liberación nacional, donde las fuerzas leales a Gadaffi junto con los nacionalistas libios enfrentaron por más de seis meses las agresiones conjuntas de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y de los “rebeldes”, armados hasta los dientes por los imperialistas.
A pesar de existir una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, en donde claramente se estipula el embargo de armas, la intervención aérea únicamente con fines de protección de civiles, y la no intervención terrestre, el imperialismo europeo y norteamericano se vieron obligados a romper su propia legalidad, bombardeando infraestructura civil, hospitales, estaciones de televisión, casas, etc... Enviaron gran cantidad de armamento, incluido tanques, para el ejército de mercenarios “rebeldes” y desplegaron tropas en tierra para trabajar en conjunto con los “rebeldes” y preparar la toma de Trípoli.
Hoy la guerra es antiimperialista y de liberación nacional, y así lo ha tomado el pueblo libio, que está pasando a una etapa de resistencia, de guerra de guerrillas urbana y rural. La lucha ya no debe ser por apoyar a Gadaffi o no, si no por la inmediata expulsión de los sanguinarios imperialistas del territorio libio. La resistencia es inquebrantable, las aspiraciones de libertad no pueden ser sofocadas con facilidad, esto es una lucha de clases, y una lucha de liberación.
¡Viva la lucha de liberación nacional en libia!
¡Muerte a todos los imperialistas y sus lacayos!
¡Europeos y yanquis: GO HOME!
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