El Gran Sol Rojo del Amanecer

viernes, 5 de agosto de 2011

Guatemala: Dictan sentencia condenatoria contra los asesinos materiales pero aquellos que dictaron la orden siguen libre y seguros del perdón de Dios

El mono armado

por Quibian

Eran las tropas especializadas, expertas en  guerras de “defensa de la soberanía” pero sobre todo en aquellas “antisubversivas” – es decir, contra “comunachos”, “cubanos” y ”subversivos” al servicio de potencias extranjera  que querían saquear las riquezas del país, quitarnos lo que es nuestro, robarnos nuestra libertad , violar y matar nuestras mujeres  (¿La URSS? ¿Cuba? ¿China Popular?) Eran los tiempos en que el SEÑOR PRESIDENTE -un entorchado encaramado en el poder en uno de esos “democráticos” golpes de cuartel que se escenifican por toda América Latina-, cada mañana y de cada día, recibía la  visita, conversaba y se abraza con el mismísimo DIOS,  bajado a tierra  para tan solemne ejercicios matutinas, con tal sujeto. Evangélico, era el Señor General.

Llegaron los Kabiles, eran 40, disfrazados de guerrilleros, con la misión de recuperar 21 fusiles perdidos en acción de guerra (una emboscada de la guerrilla operante a los alrededores), días antes, allí en el Peten. ¿No dicen los manuales de los gringos, los cuales de eso supuestamente saben bastante, que la guerrilla entre la población se mueve como pez en el agua y, además, que para combatirla hay que secar el agua?  Por demás, para mestizos autoconsciente del poder que confiere un uniforme y drogados por una doctrina racista y antihumanista, sólo se trata de cabezas duras, patanes y casi animalitos salvajes, en fin, de indios; dales y dales duro, que el tiempo se paralizará.

Ese día de Octubre, 1982, entró la patrulla del ejército al parcelamiento comunitario, llamado Dos Erres, dividida en cuatro grupos de tarea (combate, mando, asalto, apoyo y seguridad).  De seguido, a su entrada, dividieron a la población: a los hombres los encerraron en la escuela y a las mujeres, niños y niñas, en la Iglesia evangélica;  después vendaron los ojos de los detenidos y los entregaron a los ejecutores, quienes la llevaron a orilla de un pozo;  a los primeros que mataron a golpe de mazos en la cabeza fue a los niños, lanzándolos seguidamente al fondo.

A las niñas y mujeres las violaron y a las que estaban embarazadas las hicieron abortar;  a los hombres los degollarlo o fusilaron, uno a uno, y tirados al fondo del pozo. Los asesinados ese día fueron 201 personas humanas.

29 años después se hace justicia (o peor, media justicia).  Un tribunal de Guatemala, Primero A de Alto Riesgo, ha dictado sentencia condenatoria  contra Manuel Pop, Reyes Collin Gualip, Daniel Martínez Hernández y el teniente Carlos Carías responsables de mando directos de la masacre. Los cuales deberán purgar en conjunto 24 mil 246 años de prisión. (¡Impresionante, no!) Pero, no les sabe esa parranda de años, a pagar por el genocidio cumplido, a una macabra burla psicológica del susodicho tribunal?

Máxime cuando los autores intelectuales de la matanza, esto es aquellos  que siguiendo la cadena de jerarquía y mando el Dictador Militar fascista cristiano general José Efraín Ríos Montt, su Ministro de la Defensa Nacional  general Humberto Mejía Victores y el general Héctor Mario López Fuentes, Jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional continúan, sin ser acusados y llamados a juicio sumarísimo, paseándose tranquilamente por las calles de la ciudad seguros del perdón de Dios.



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Datos personales

periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.