por Quibian Gaytan
Aquí en Panamá los últimos espadachines del revisionismo moderno, tanto del tipo del Partido del Pueblo como aquellos neorevisionistas del MLN-29, en el colmo de su apostasía y de su pasaje a la colaboración de clases y la concertación nacional con la burguesía burocrática, pasada por ellos en su momento y actualmente como “burguesía nacional”, “democratizadora y progresista” y “liberacionista”, pregonan la mentira antirrevolucionaria de la necesidad de “descomunitizar a los movimientos nacionales de liberación” (PP) y eso de que no todo lo que han dicho los Clásicos debe ser tomado como un “acto de fe”, “como si fuese una religión””(MLN-29), han terminado o en el pantano de la co-participación con la dictadura militar-fascista de los generales Torrijos-Noriega o ya degenerado, para congraciarse con el neofascista de civil presidente Ricardo Martinelli, en serviciales espoliques del mismo aal remarcarle de haber renunciado a la violencia revolucionaria y que “no queremos destruir el capitalismo”. ¡Ya veis señores burgueses y terratenientes que nosotros “comunistas panameños” (léase, revisionistas) y “marxistas y leninistas de pistolas al cinto” (léase, reformistas con el uniforme equivocado) no somos eso malos chicos con que nos habéis pintado! ¡Permítannos inscribirnos legalmente reformando el Código Electoral y nosotros pregonaremos, a pleno pulmón ante el pueblo, lo bueno de su fascista contrarreforma constitucional e institucional!
En otras palabras, estos encallecidos oportunistas de derecha, ayer y hoy, traicionando la democracia, en general, y el ideal de la democracia popular en particular, mercantilizan los principios revolucionarios que un día juraron acatar y aplicar, se han prestado y se aprestan a emblanquecer la reaccionaria catadura de la dictadura oligárquico-fascista. Ayer los revisionistas partidopueblistas se desgañitaban presentando la dictadura militar como “gobierno revolucionario y de liberación nacional” de la burguesía nacional; hoy, la dirigencia neorevisionistas emelenista, apenas con un leve un rubor de vergüenza, encuentra a esa burguesía nacional bajo el expediente fraudulento de las virtudes democratizadoras del fascismo panameño entronizado en el gobierno.
Todo sea para enseñarle el uso de los recursos legales y electorarios, a cualquier precio, a las masas trabajadoras y masas populares ignorantes de las bondades de la democracia burguesa semifeudal y burocrática. Engañarles es lo que pretenden. Ocultándoles el carácter dictatorial de dicha democracia falsa e hipócrita, con la arena en los ojos de la fementida “democracia participativa, pluralista e igualitaria”. Amontonamiento de frases huecas destinadas a ocultar, tras sloganes demagógicos de héroes de la politiquería barata y oportunistas, que la democracia en toda sociedad capitalista –independientemente de su nivel de desarrollo económico y político-, pese a su real carácter estrecho, falso e hipócrita, es “participativa” porque le otorga a todos los ciudadanos el derecho formal a emitir su voto y a expresar su opinión política, con la única salvedad ella no atente contra las sanas costumbres (burguesas) y contra la institucionalidad oligárquica; “pluralista”, por cuanto la base del orden político-estatal burgués, por semifeudal que sea, lo es la aceptación el individuo convertido en ciudadano con derecho político de actuación en la cosa pública, con la única salvedad de que jurídica y políticamente se le rechaza como perteneciente a una dada clase social con intereses de clase que le son propios e independientes o en el peor de los casos su aceptación sólo y únicamente dentro de los marcos del interclasismo y; en cuanto a eso del “igualitarismo”, cabe remarcar que no es más que una ilusiónreaccionaria, imperante el capitalismo moderno o burocrático, propia de la pequeña burguesía social-liberal, puesto que aquí fuera de la igualdad jurídica formal no existe ni existirá económica y socialmente. Por lo que dicha demanda sólo es propia del populismo de derecha o de “izquierda”, esto es del fascismo ya de los años treinta del siglo pasado o del neofascismo del presente. En conclusión, esa consigna demagógica que pretenden vendarle a la clase obrera y al pueblo trabajador resulta ser una falacia. Encaminada, además de enturbiar la conciencia de clase de las clases trabajadoras y a encadenarla a la dictadura del capital internacional y nacional, que es dictadura fascista imperialista yanqui, apartarla de la senda de la revolución social. Todo ello le desenmascara a ustedes, social reformistas pequeñoburgueses, como simples peones del Estado oligárquico-fascista, como el ala “izquierda” del fascismo criollo.
Tal es vuestra real naturaleza de clase y el fondo real de su actitud política de cara a la situación política en nuestro país, en general, de su posición frente al Marxismo-Leninismo. Consciente o inconscientemente eso ha quedado demostrado por boca de sus propios dirigentes y por compa(dres). Así, con desfachatez contrarrevolucionaria inaudita escribía en un comentario en Kaosenlared, hace unos días, un dirigente emelenista (del MLN-29), “al carajo toda esa mierda de los teóricos” (se refería a los cinco Maestros del proletariado revolucionario internacional. N. m., Q. Gaytan)
Que con su propia boca se coman toda esa mierda
Nosotros, comunistas (marxista-leninistas), para restregarle en su sucia cara toda su apostasía, su traición al Marxismo-Leninismo, a la causa de la liberación nacional y al comunismo revolucionario, les recordaremos aunque sean pequeños pasajes lo que nos han enseñado nuestros Grandes Maestros.
Lenin les y nos dice:
“11. En lo referente a los Estados y naciones más atrasados, donde predominan las relaciones feudales, patriarcales o patriarcal-campesinas, es preciso tener sobre todo presente:
1) La necesidad de todos los partidos comunistas de ayudar al movimiento democrático-burgués de liberación en esos países: el deber de prestar la ayuda más activa incumbe, en primer término, a los obreros del país del cual, en el sentido colonial o financiero, depende la nación atrasada;
2) la necesidad de luchar contra el clero y los demás elementos reaccionarios y medievales que ejercen influencia en los países atrasados;
3) la necesidad de luchar contra el panislamismo y otras corrientes de esta índole que tratan de combinar el movimiento de liberación contra el imperialismo europeo y americano con el fortalecimiento de las posiciones de los khanes, de los terratenientes, de los mullhas, etc.;
4) la necesidad de apoyar especialmente el movimiento campesino en los países atrasados contra los terratenientes, contra la gran propiedad territorial, contra toda clase de manifestaciones o resabios del feudalismo, y esforzarse por dar al movimiento campesino el carácter más revolucionario, realizando una alianza estrechísima entre el proletariado comunista de la Europa occidental y el movimiento revolucionario de los campesinos de Oriente, de los países coloniales y de los países atrasados en general; es indispensable, en particular, realizar todos los esfuerzos para aplicar los principios esenciales del régimen soviético en los países en que predominan las relaciones precapitalistas, por medio de la creación de "soviets de trabajadores", etc.;
5) la necesidad de luchar resueltamente contra los intentos de dar un matiz comunista a las corrientes democrático-burguesas de liberación en los países atrasados; la Internacional Comunista debe apoyar los movimientos nacionales democrático-burgueses en los países coloniales y atrasados, sólo a condición de que los elementos de los futuros partidos proletarios, comunistas no sólo por su nombre, se agrupen y se eduquen en todos los países atrasados en la conciencia de la misión especial que les incumbe: luchar contra los movimientos democrático-burgueses dentro de sus naciones; la Internacional Comunista debe sellar una alianza temporal con la democracia burguesa de los países coloniales y atrasados, pero no debe fusionarse con ella y tiene que mantener incondicionalmente la independencia del movimiento proletario incluso en sus formas más embrionarias…”.
(Esbozo inicial de las Tesis sobre los problemas nacional y colonial. Junio de 1920)
Stalin les y nos dice:
“El carácter revolucionario del movimiento nacional, en las condiciones de la opresión imperialista, no presupone forzosamente, ni mucho menos, la existencia de elementos proletarios en el movimiento, la existencia de un programa revolucionario o republicano del movimiento, la existencia en éste de una base democrática. La lucha del emir de Afganistán por la independencia de su país es una lucha objetivamente revolucionaria, a pesar de las ideas monárquicas del emir y sus partidarios, porque esa lucha debilita al imperialismo, lo descompone, lo socava”.
(Fundamentos del Leninismo)
Lenin les y nos dice:
“…nosotros, como comunistas, sólo debemos apoyar y sólo apoyaremos los movimientos burgueses de liberación de las colonias en el caso de que estos movimientos sean verdaderamente revolucionarios, en el caso de que sus representantes no nos impidan educar y organizar en un espíritu revolucionario a los campesinos y a las grandes masas de explotados. Si no se dan esas condiciones, los comunistas deben luchar en dichos países contra la burguesía reformista…”.
(Informe de la Comisión para las cuestiones nacional y colonial. 26 de julio de 1920)
Mao les y nos dice:
“¿Quiénes son nuestros enemigos y quiénes nuestros amigos? Esta es una cuestión de importancia primordial para la revolución…
La burguesía media. Esta clase representa las relaciones de producción capitalistas en la ciudad y el campo de China. La burguesía media, por la que entendemos principalmente a la burguesía nacional tiene una actitud contradictoria hacia la revolución china: siente la necesidad de la revolución y favorece el movimiento revolucionario contra el imperialismo y los caudillos militares cuando padece los golpes del capital extranjero y la opresión de los caudillos militares pero desconfía de la revolución cuando siente que, con la valiente impetuosa participación del proletariado del país y el activo apoyo del proletariado internacional, la revolución amenaza su esperanza de alcanzar la condición de gran burguesía. En lo político aspira establecer un Estado dominado por una sola clase:la burguesía nacional. Uno que dice ser "verdadero discípulo" de Tai Chi-taodeclaró en el Chen Pao de Pekín: "Levantad el brazo izquierdo para aplastar a los imperialistas y el derecho para aplastar a los comunistas." Estas palabras expresan el dilema y el temor de la burguesía nacional. Esta clase se opone a que el Principio de la Vida del Pueblo del Kuomintang sea interpretado según la teoría de la lucha de clases, a que el Kuomintang se alíe con Rusia y admita en su seno comunistas y elementos de izquierda. Pero su intento de establecer un Estado dominado por la burguesía nacional es absolutamente irrealizable, debido a que la actual situación mundial se caracteriza por el hecho de que las dos grandes fuerzas, la revolución y la contrarrevolución, se enfrentan en la lucha final. Cada una de ellas ha levantado una gran bandera: una es la bandera roja de la revolución, que enarbola la III Internacional, llamando a unirse en torno suyo a todas las clases oprimidas del mundo; la otra es la bandera blanca de la contrarrevolución, que enarbola la Sociedad de las Naciones, llamando a unirse en torno suyo a todos los contrarrevolucionarios de la tierra. Inevitablemente, se producirá pronto una división dentro de las clases intermedias: algunos sectores se inclinarán hacia la izquierda para unirse a la revolución, y otros, hacia la derecha para sumarse a la contrarrevolución. Para estas clases no hay posibilidad alguna de permanecer "independientes". Por eso, la idea concebida por la burguesía media china de una revolución "independiente" en la que esta clase desempeñaría el papel principal, no es más que una ilusión”.
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