EE.UU en su larga tradición como país imperialista ha cosechado innumerables agresiones militares, invasiones, bloqueos económicos, etc.; ya que como todo imperio necesita hacer prevalecer su dominio por todo el orbe. Pero sus guerras de agresión no se limitan al exterior de sus fronteras, sino dentro de su misma frontera se dan situaciones de agresión contra los últimos reductos de los pueblos indígenas de EE.UU.
La expansión de la única potencia hegemónica no solo es externa sino tambien interna, y es que el país más avanzado del mundo tiene que convivir con unos “incómodos” vecinos: los lakota.
Siglos después que los europeos arrasaran con toda la civilización autóctona en el territorio de América del Norte, aún se resisten a desaparecer pueblos indios, quienes han mantenido sus costumbres y tradiciones a la luz de nuevas condiciones materiales y culturales en todo el sistema capitalista. Uno de estos pueblos son los Sioux, pertenecientes a la llamada Republica de Lakota, que comprende partes de los estados de Dakota del Norte, Dakota del Sur, Nebraska, Wyoming y Montana.
Quien no conoce a los Sioux por aquella película llamada “Danza con lobos” donde el protagonista, un oficial de caballería del ejército de EE.UU, entabla amistad con este pueblo, y donde lucha con ellos por mantener vivas sus formas de vida. Pues ese pueblo no solo resistió todas las masacres de los invasores europeos en los siglos XVI, XVII, y XVIII, sino que tambien resistió las agresiones del estado yanqui, ya en su etapa imperialista, constituida como potencia hegemónica de primer nivel.
Los Lakota llevaban muchos siglos cazando en las praderas norteamericanas antes de la invasión de los europeos. Los Lakota lucharon desde un comienzo contra los invasores de su territorio de manera valiente y decidida. Derrotaron a la Caballería norteamericana en 1868 en la guerra de Boseman Trail, siendo obligado el gobierno de EE.UU a firmar el histórico Tratado de Fort Laramie. Este tratado establecía que las tierras que rodeaban los Black Hills (los Cerros Negros, lugar sagrado de los Lakota) y que abarcaban por el este los actuales estados de Montana y Wyoming, y por el oeste los de Dakota del Norte y del Sur, pertenecerían al Pueblo Lakota para siempre y serían respetadas por el gobierno de la Unión. Las autoridades, sin embargo, violarían en poco tiempo dicho tratado de guerra, especialmente cuando descubrieron más tarde ricos yacimientos de oro en las profundidades de los Black Hills. Así el gobierno de EE.UU emprendería una nueva campaña contra los lakota, y en 1876 estallo nuevamente la guerra, derrotando el ejército a los lakotas.
Una de las peores matanzas que sufrió este pueblo, fue la que ocurrió en Wounded Knee (Rodilla herida) en 1890. Un desplazamiento forzado de los lakota, que llevaba a cabo el ejército de EE.UU, se convirtió en un enfrentamiento, que conllevo a un saldo de 25 soldados muertos y 135 lakotas muertos (entre estos, 72 mujeres y niños). Ese mismo año el ejército acorralaría a los lakotas en las llamadas “reservaciones”.
Casi 80 años después, el 27 de Febrero de 1972, se da la ocupación por parte de los lakotas de la aldea Wounded Knee (Rodilla herida), la misma aldea donde había ocurrido la matanza. Eran 300 lakotas y 25 integrantes del American Indian Moviment (movimiento inspirado en las panteras negras), y acompañados por chicanos, negros y blancos. Al día siguiente el Gral. Alexander Heig ordenas una invasión. En el libro “Los agentes de la represión” de Nord Churchill se expresa: “En el primer operativo dentro de las fronteras nacionales desde la guerra civil, el Pentágono invadió a Rodilla Herida con 17 vehículos blindados, 130,000 balas de M-16, 41,000 balas de M-1, 24,000 bengalas, 12 lanzadores de granada M-79, 600 cajas de gas lacrimógeno C-5, 100 rondas de explosivos M-40, helicópteros, aviones Phantom y personal militar…”. La ocupación duro 72 días. Ya una vez fuera los lakota del territorio invadido intentaron negociar con el gobierno, pero el gobierno de Nixon les envió una carta que declaraba: “Los días de hacer tratados con los indios terminaron en 1871, hace 102 años...".
Los 3 años siguientes se conocieron como los años del terror en Pine Ridge, Dakota del Sur, lugar donde habitaban los lakota. Mas de 300 personas ligadas a la AIM sufrieron ataques de violencia por parte de paramilitares, pero eso no fue todo, sino que 60 lakotas fueron asesinados en esos 3 años por paramilitares instruidos por el FBI.
Las cosas se recrudecieron cuando encontró uranio y carbón en el territorio de los lakota. Ahora era el gobierno el que emprendía la ofensiva. En el desalojo de los lakota fallecieron muchos.
Pero la historia de este guerrero pueblo no termina ahí, sino que continúa en otras esferas: las jurídico-políticas. Luego de esta serie de hechos el gobierno emprendió una campaña de encarcelamiento contra lakotas asociados al American Indian Moviment, y de gente ligada ellos, y los acuso de terrorismo. Uno de los acusados es Leonard Peltier quien lleva casi 36 años en prisión, siendo el prisionero político con mas tiempo en la cárcel en la actualidad.
La vida de un lakota. Peltier en su autobiografía “Mi vida es mi danza al sol” refleja la agresión del imperio desde su niñez. A los nueve años se lo llevaron al internado de la oficina de Asuntos indios de Wahpeton, Dakota del Norte. Al llegar le cortaron el cabello, los desnudaron y lo bañaron de DDT (insecticida) en polvo, ante estos hechos expresaba: “Pensé que me iba a morir…ese lugar era más como una cárcel juvenil que una escuela…Considero mis años en Wahpeton como primer encarcelamiento, y fue por el mismo crimen de siempre: ser indio”. Expresa sobre su estadía en el internado: “Nos obligaron a hablar el ingles. Nos golpeaban si nos sorprendían hablando nuestro propio idioma. Aún así lo hicimos…Supongo que aquí fue cuando me volví un criminal sin escrúpulos (como me nombra el FBI). Y se podría decir que la primera acción en mi carrera criminal fue el hablar mi propio idioma…El segundo fue el practicar nuestra religión tradicional”.
Ya en los 60º, una vez fuera del internado, trabajo como jornalero, y luego como hojalatero. En los 70 se unió al Movimiento Indio Americano. Es así que participo en la marcha desde California hasta Washington. Es en 1972 que participa en la ocupación de la aldea Wounded Knee. Posteriormente es acusado sin pruebas por el asesinato de dos agentes del FBI. Por ese hecho le impusieron 2 cadenas perpetuas, condena que ya cumple 36 años.
Expresa Peltier: “Ahora la sociedad blanca busca eliminarnos como pueblos y despojarnos de las reservaciones para robar los recursos minerales y petrolificos que quedan…Cuando logran sus saqueos y depredación, lo llaman colonialismo, cuando los pueblos indígenas resisten o se niegan a rendirse, lo llaman guerra. Y cuando los pueblos colonizados intentan resistir su opresión y defenderse, nos llaman criminales”.
Por ultimo expresa: “…Soy un preso del odio, el egoísmo, la mentira, la ignorancia y la injusticia de la gente que nos supera en número a mí y a mi pueblo. Ellos bajaron en mis costas y pisotearon mi patria. Ellos me han impuesto su cultura, religión y leyes. De ahí que mi pueblo es hoy menos que ayer cuando llegaron a nuestras costas con sus promesas falsas. Yo soy toda esa voz india y grito desde millones de tumbas con almas inquietas…”.
Como postulaba Marx, el capitalismo para poder desarrollarse y mantenerse necesita arruinar al hombre y a la naturaleza, y no hay prueba más contundente que la acción del gobierno yanqui contra los lakotas y su territorio. Y ello debido a que el sistema capitalista pone en segundo lugar al ser humano, lo principal para el sistema es acumular más y más riquezas. El ser humano simplemente es un medio, y en el caso de los lakotas, la de un pueblo entero que sufrió la codicia y ambición de toda la gran burguesía yanqui. Recordemos lo que nos decía Marx cuando analizaba la génesis del capitalismo: “el capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde los pies a la cabeza”.
Cuanta sangre y sufrimiento a costado al pueblo generar las enormes fortunas, cuanto dolor que se dio, y se dará para mantener la riqueza de unos pocos. Pero ni todo ese sufrimiento puede acabar con la voluntad de un pueblo. Y la lucha de pueblos como los lakota lo demuestra.
Toda esta lucha expresa que aun con todo el aparato represivo nunca podrán detener la voluntad de un pueblo. Y aún se encierre a los luchadores sociales en las mazmorras del imperio, nunca podrán aherrojar la voluntad.
Publicado por Cultura de Debate
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