"Mira provocador que me has
tocado los cojones, en Kaos provoqué yo mi salida por unas circunstancias que
todos saben ahora: su deriva pequeñoburguesa
¿Tu que carajo sabes de mi? ¿Sabes donde he estado yo metido mientras tu perdias el tiempo peleandote con tus superrevolucioonariadas?
¿Tu que carajo sabes de mi? ¿Sabes donde he estado yo metido mientras tu perdias el tiempo peleandote con tus superrevolucioonariadas?
Mejor te callas la boca" (JM Álvarez, 4 de enero de 2013 11:28)
Los anteriores exabruptos, escritos por JM Álvarez al hilo de una
discusión política -http://jmalvarezblog.blogspot.com.es/2013/01/como-ser-antiimperialista-y-combatir.html - son prueba inequívoca de la
falta de temple en el debate, un debate en el que el camarada Sade, según puede
comprobarse cargando el enlace, no empleó ni una sola palabra malsonante. El
insulto en política, como ya nos advertía Lenin hace años, es prueba inequívoca
tanto de endeblez teórica como militante.
Estamos seguros de que si fuera tan fácil demostrar que el imperialismo
gran ruso o el fascismo chino son fuerzas antiimperialistas y progresivas,
quienes los defienden con tristes sarcasmos ("superrevolucionarios",
nos llaman) y tan débiles argumentos no tendrían necesidad de recurrir al fácil
expediente del insulto y la pérdida de papeles.
Y es que en realidad es muy difícil demostrar sin puñetazos en la mesa, sin
apretar el botón de la censura o sin incurrir en falacias lógicas que Putin o
el P"C"Ch sean antiimperialistas:
a) Lo que en ODC hemos llamado "conspiratismo" tiende sistemática
y acríticamente a identificar el antiimperialismo con todo agredido por el
imperialismo, así, sin más, sin recordar que las guerras de redivisión son
guerras interimperialistas o que la historia está plagada de agresiones
imperialistas a regímenes reaccionarios, como fue el caso de la invasión
hitleriana en 1938 de la Austria de Dollfuss-Schuschnigg o la más reciente de
la OTAN contra Libia.
b) El conspiratismo identifica, también sin más, imperialismo con agresión
militar, excluyendo del concepto de imperialismo, de un modo arbitrario y
abiertamente antileninista, el resto de formas de presión, injerencia y control
de los asuntos internos de otros estados.
Dados a) y b), el conspiratismo se lanza a tumba abierta a los mayores
disparates antimarxistas donde tienen cabida todo tipo de falacias: "como
Chávez dice que Gaddafi es antiimperialista entonces Gaddafi es
antiimperialista" caso paradigmático de argumentum ad verecundiam con
el que, sin entrar en una valoración de la fuente, de un plumazo nos ahorramos
el análisis de la lucha de clases en Libia y de su papel internacional antes de
la intervención imperialista de la OTAN; "inferencias
logico-políticas" del estilo Stalin=Khruschev=Putin, liquidando por las
buenas cualquier matiz diferenciador que pudiera existir entre
marxismo-leninismo, revisionismo y capitalismo en su fase imperialista;
"existe un capitalismo bueno, el de Rusia y China, y otro malo, el de EEUU
y la UE" que, al menos en términos abstractos, reproduce la fórmula
pequeño burguesa del capitalismo de rostro humano repetida ad nauseam desde
hace más de un siglo por la socialdemocracia, etc.
Desgraciadamente, hoy, una parte de la izquierda estatal se debate entre
estos argumentos conspiratistas y los de quienes defienden que el agredido por
el imperialismo y el agresor imperialista son lo mismo, Gaddafi=OTAN,
Stalin=Hitler. Afortunadamente, también hoy, disponemos del
marxismo-leninismo-maoismo para destruir esa falsa antítesis
conspiratistas-ninistas, esta supuesta oposición de contrarios que no son sino
sucesivos escollos que los comunistas debemos superar en nuestra tarea
histórica de construcción del partido y la revolución.
Esperamos vivamente que JM Álvarez recupere el análisis correcto, marxista,
de la realidad y que lo aplique rigurosamente a los regímenes chino y ruso
"realmente existentes", lo que le permitirá no sólo desentrañar su
naturaleza explotadora y reaccionaria, esencialmente anticomunista, sino
también discutir con el temple que nunca debe perder quien asume que la
realidad toda es contradictoria, según nos enseñaron Marx, Engels, Lenin,
Stalin y Mao.
Colectivo ODIO DE CLASE
ALREDEDOR DE LA CUESTIÓN DEL ENEMIGO PRINCIPAL EN NUESTRA ÉPOCA
por Quibian Gaytan
Comienza esta entrada del
2013 con una agria polémica entre los camaradas del blog Odio de Clase y J. M.
Álvarez propietario de conocido blog. Centro del debate resulta ser un tema de
candente actualidad. A saber, ¿es el imperialismo USA y la UE el enemigo
principal único de los pueblos del mundo y no también Rusia y China porque
presentados como “no agresivas”,
“pacifistas” y de algún modo “salvaguardas de la independencia y de la
paz entre las naciones y países”?. Para los camaradas de Odio de Clase resulta
que tanto bloque USA-UE y como el bloque Euroasiático (China y Rusia,
centralmente) forman en su conjunto el aspecto imperialista de la contradicción
fundamental de la época, mientras que los pueblos, naciones y países
nacionalmente mermados y amenazados formarían el otro aspecto de dicha
contradicción. En cambio para J. M. Álvarez, y otra miríada de intelectuales de
izquierda y autoconvencidos antiimperialistas e inclusive algunos reclamados
marxista-leninista-maoístas que, en sus denuncias de la agresividad y
atrocidades cometidas en Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia, Panamá y una
larga, centrándose sobre de las potencias imperialistas occidentales, al mismo tiempo miran con
papel de tornasol, cuando no simplemente minimizan el peligro del imperialismo
euroasiático. Que está ahí y no puede negarse su existencia real.
Posición esta sumamente
peligrosa dado que, por un lado distorsionan y ocultan el real carácter burgués
imperialista de la guerra global que se desenvuelve actualmente ante nuestros
ojos; por el otro, desarman ideológica y políticamente a la clase obrera
internacional, a las masas populares y a las fuerzas pacifistas democráticas de
todo el mundo. Llevándolas con sus medias verdades y medias mentiras a una tal
situación que les impediría comprender la actual situación de guerra general. Que
se trataría, no simplemente de una situación de guerra focalizada, la guerra de
las potencias imperialistas occidentales coaligadas contra aislados países
tercermundistas, sino de una confrontación bélica interimperialista global la
que se está desenvolviendo ante nuestros ojos, y para la cual no se está en
condiciones de detenerla y menos darle una respuesta mundial contundente a todos los bandidos imperialistas por igual.
De otro modo, aunque no sean
conscientes de ello, Álvarez y demás bloggeros comentaristas internacionales,
en esta segunda década del 2000, simplemente están repitiendo el mismo error de
principios que cometieron los revisionistas chinos de Chou En-lai, Teng
Tsiao-ping y la camarilla derechista partidaria de la restauración capitalista. Los
que distorsionando una clara y correcta Línea Estratégica de política
internacional, dictada para el Partido Comunista chino y el Estado Socialista
del camarada Mao, como lo era la Teoría de los Tres Mundo, la utilizaron como
instrumento de forjamiento de alianza estratégica con el imperialismo
estadounidense, no simplemente como medio de enfrentar al agresivo
socialimperialismo soviético, sino para crear condiciones propiciatorias para romper
el frente de la revolución proletaria mundial y favorecer sus planes de
derrocamiento de la Dictadura del Proletariado y su suplantación con la
dictadura de la burguesía monopolista burocrática de Estado, liquidar el
socialismo y restaurar el capitalismo. Contrastar y paralizar la agresión
armada de la burguesía monopolista pan-soviética, apoyándose en el imperialismo
estadounidense, pero cuando pensaban que neutralizaban a éste, dado que se daba
por supuesto la “decadencia” del mismo. Salvo que olvidaban, con el cambio de
la correlación de fuerzas internacionales abrían oportunidad a la retoma de la
iniciativa político-militar por los Estados Unidos de Norteamérica y a su
contraofensiva hegemonizadora que a renglón seguido se inició, y generando
mayor agudizamiento de la contradicciones fundamentales en el planeta.
Cosecharon los revisionista tengtsiaopinistas todo lo contrario de lo que
habían buscado.
Estas desaforadas guerras de
agresión y/o de intervenciones armadas ilegales
desatadas por el imperialismo, en concreto por la superpotencia USA, efectuadas
como resultado de sus sueños locos de hegemonización mundial, y que ha tenido
como presa de caza inmediata aquellos países conformantes del otrora imperio
neocolonial soviético, ha traído devastadores consecuencias en la visión y modo
de pensar de la izquierda, ayer nomás prosocialimperialista y revisionista, de
todo el mundo. Tratando de rescatar los restos de la vieja concepción (pasada como
“marxista” e incluso “marxista-leninista”), comenzaron a mirar la realidad
económica, política y militar, con ojos
tuertos. Con el bueno sólo ven al Imperialismo estadounidense, y sus aliados de la UE, y su ofensiva militar
generalizada. Es el enemigo principal, el enemigo único de la humanidad de hoy.
Por el otro, el tuerto, sólo vacío. Ciegos voluntarios o por convicción
consciente se niegan a tomar en cuenta el otro aspecto de la contradicción fundamental
mundial –imperialismo vrs pueblos. Naciones y países en vías de colonización-,
la existencia y peligrosidad del bloque euroasiático tan imperialista, famélico
y expansionista como aquellos.
Desconcertados, por ayunos
de una guía ideológica estatal, recordemos ya no existen ni la URSS de Brezhnev,
menos la de Stalin, impotentes de hacer recurso al método marxista-leninista de
análisis de la realidad concreta de nuestros días con su propia cabeza y rechazando
en su exceso intelectualista al marxismo-leninismo-maoísmo, pacifistas
burgueses ellos mismos, se tiran a las
aguas negras de la política de apoyarse
en un imperialismo para enfrentar al otro. Rechazando airadamente toda esa
rica experiencia histórica del Movimiento Comunista Internacional que va de la
Primera Guerra Imperialista Mundial, los
primeros Congresos de la 3r. Internacional, vivo Lenin, hasta todo ese período
de consolidación de la Internacional Comunista, la II Guerra Imperialista
Mundial y la Kominform -desenvuelto bajo la guía del camarada Stalin- hasta el
completamiento de la contrarrevolución en la URSS, Europa Oriental y Asia, con
lo cual cometen craso error. Es por ello que repudian, asimismo, esa otra de
que un partido revolucionario, como el
partido comunista, no al poder, no puede aliarse por motivo o excusa alguna a
un imperialismo para combatir a otra potencia imperialista. Ni por
principios ideológicos normativos, ni por Línea estratégica o por línea táctica
es permisible hacer eso. Hacer tal alianza, formal o de hecho, por motivos
tácticos o coyunturales, es el más flagrante oportunismo, traición. En fin,
traicionar la misión histórica revolucionaria del proletariado, comprometer el
futuro de la revolución y construcción socialistas.
Valgan aquí dos ejemplos. El
Partido Comunista de Francia, el cual desde la agresión del fascismo hitleriano
al país, ha dirigido y combatido en primera línea en la guerra nacional de
liberación antifascista. Él ha organizado de hecho un nuevo ejército popular
democrático y Consejos Nacionales de
Liberación (forma nueva de poder estatal) en reemplazo del podrido y
reaccionario Estado bancarroteado por la agresión y la colaboración. En momento
cuando la guerra de liberación alcanza su punto de viraje pacta con el viejo
ejército y el gobierno en el exilio, burgués gaullista. Con ello, no
simplemente no toma el poder, permite la reconstitución del viejo Estado
burgués, acepta él mismo colaborar con dicho poder y dos ministerios
intranscendentes; congela el impulso revolucionario de las masas obreras y
campesinas de ir hacia el socialismo y, lo más grave de todo, impulsa el mismo
el desarme de la clase obrera. El Partido Comunista francés no ha tomado en
cuenta para nada las experiencias revolucionarias de la clase obrera francesa. En
vano han sido las enseñanzas de las insurrecciones obreras de 1830, 1848 y de
1871 y ha olvidado en el momento cumbre de la lucha nacional y de clases las lecciones
que le ha legado Carlos Marx. En fin, que se ha negado a hacer la revolución,
traicionado a la clase obrera.
¿Por qué ha ocurrido eso? Ha
ocurrido eso por las razones siguientes:
Primo, la intoxicación de la Dirección partidaria (Thorez, Duclos y demás) por
el parlamentarismo y la infección revisionista que ya había tomado cuerpo en el
partido; Secundo, la Dirección partidaria ha confundido una alianza táctica,
circunstancial, con la facción antifascista de la burguesía no-monopolista con
una alianza estratégica con la burguesía en su conjunto, como un bloque único,
lo que era traducible con la hegemónica
fracción monopolista de la burguesía que ni
había combatido y que sí, directa o indirectamente, había colaborado y
sostenido al ocupante hitleriano; Tertio, en pobrísima imitación de la política
de alianza dictaminada por el camarada Stalin para la URSS – allí el Partido
estaba en el poder-, el Partido Comunista de
Francia buscó, aceptó y suscribió una alianza con los imperialistas
ingleses y estadounidenses.
Veamos ahora el caso del
Partido Comunista de Italia. Desde antes de la instauración de la dictadura
fascista el PCI ha sido el objetivo central de los golpes del fascismo. Se
abatieron sobre él violencias inenarrables: asesinatos, golpizas, represiones
sangrientas. Luego de impuesta la dictadura terrorista abierta llovieron sobre
de él más golpizas, asesinatos, persecución, ilegalización, encarcelamientos y
más muertes. Así fue y siguió siendo, ya en plena II Guerra Mundial, el
Partido, reconstituidas sus filas, convocó a la guerra de liberación
antifascista. Se constituyó un Frente Nacional Antifascista, se organizó el ejército
popular antifascista y según se desarrollaba la guerra revolucionaria se
constituyeron los Consejos Nacionales de Liberación. No cabe aquí el entrar en
detalles, pero en Italia se repitió punto por punto, no sin algunas variante
folclóricas, paso por paso, lo sucedido en Francia. El PCI también rindió
honores a la unidad nacional, desarmó no sin alguna resistencia a la clase
obrera y disolvió al ejército popular antifascista. Para terminar acomodándose
al parlamentarismo, cazando dos o tres ministerios de segunda (creo uno era de
“Telégrafos”), finalmente, para terminar echado de un puntapié del “gobierno”.
¿Qué? Pues que se avino a “apoyarse en dos imperialismos para combatir a otro”.
Para que sus “aliados” imperialistas y la gran burguesía italiana le aceptasen
en el mundo oficial de postguerra hubo de aceptar renunciar a la revolución
proletaria, a la perspectiva de construir el socialismo en Italia e inclusive a su propia identidad de partido
proletario independiente del sistema capitalista.
Vemos pues, en estos dos
breves bosquejos, en que se traduce esa política oportunista de derecha y de
conciliación de clases consistente en “apoyarse en un imperialismo para
combatir a otra potencia imperialista”: Comprometer y traicionar la más de las
sagradas misiones históricas de la clase obrera, la revolución y construcción
socialista.
Pero, no quiero terminar así. Déjenme remarcarle otros
dos ejemplos, ahora en sentido positivo y revolucionario proletario. El Partido
Comunista de Albania, con la dirección del camarada Enver Hoxha, el cual ha
dirigido la guerra de liberación nacional antifascista, organizado el Ejército
de Liberación Nacional y establecido
sólidamente los Consejos Nacionales de Liberación Nacional como nuevo poder
revolucionario, como nuevo Estado, no aceptado ninguna alianza con la potencias
imperialistas antifascistas, es más les ha expulsado del territorio nacional y;
realizado de seguido la revolución democrático-popular, con la dirección de la
clase obrera, y avanzado a la construcción de la sociedad socialista.
De seguido, el caso del
Partido Comunista de China dirigido por su Presidente camarada Mao Tse-tung. El cual, luego de vencer
militarmente al imperialismo japonés y en la guerra civil contra la burguesía
burocrática china, sin apoyarse mínimamente en la política de “apoyarse en un
imperialismo para vencer a otro imperialismo”, culmina exitosamente la
revolución de Nueva Democracia, implanta
como nuevo poder el Estado Democrático-Popular y avanza a la revolución
y construcción socialista proletaria.
Se equivoca pues Álvarez,
con él todo ese puñado de analistas internacionales, con sus brújulas
ideológicas perdidas, al tratar de dar respuesta la actual situación en el
planeta y el peligro de una nueva carnicería mundial a margen de la única
visión y línea científico revolucionaria, el marxismo-leninismo-maoísmo.
En la actual situación
internacional, de maduración al extremo de las contradicciones fundamentales en
el mundo, monocolor y monopolar y en la que a su vez han madurado los factores
de la revolución proletaria, ¿cuál resulta ser la única línea estratégica para
los auténticos comunistas y pacifistas democráticos? Denunciar y combatir
revolucionariamente, en los países dominados por el bloque imperialista
occidental, a los propios imperialistas, el transformar la guerra(s)
imperialista(s) en guerra popular y apoyarlas en los países agredidos, según el caso, por la nueva democracia
popular y/o por el socialismo; en el bloque euroasiático –esto es China Y
Rusia- desenmascarar su real rostro imperialista, aplicar el derrotismo y
esforzarse por llevar a las masas obreras y masas populares a la guerra civil por el socialismo. Esa es
la única táctica justa, cónsona con el marxismo-
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