El Gran Sol Rojo del Amanecer

jueves, 3 de octubre de 2013

UOC (MLM): Comunicado del Comité Ejecutivo sobre Forcejeo entre los imperialistas en Siria divide a los comunistas


(Nota de Luminoso Futuro: El Documento del Comité Ejecutivo del partido fraternal colombiano, UOC (MLM), que aquí compartimos con nuestros lectores nos resulta, en general, bueno y esclarecedor. No obstante, nos diferenciamos de nuestros camaradas colombianos en algunos aspectos de principios y juicios sobre la situación por la que pasa el pueblo sirio girantes al entrelazamiento de la de la lucha, centralmente con las armas, por la defensa de la soberanía e independencia nacional con su conversión en centro de disputa y acuerdo entre los dos bloques imperialistas enfrentados, además de haber convertido dicho país en foco de guerra de la nueva guerra imperialista mundial en desarrollo. Pese a ello es un aporte, dentro del mas sano espíritu Marxista-Leninista-Maoísta, positivo para el debate internacional alrededor del tema en cuestión).


AGRESIÓN A SIRIA: UN FORCEJEO IMPERIALISTA QUE DIVIDE A LOS COMUNISTAS

    Comunicado

La rebelión del pueblo sirio contra el oprobioso régimen de Al Assad, derivó en un enfrentamiento político y diplomático entre potencias imperialistas, el reforzamiento de sus posiciones militares en la zona y una guerra civil reaccionaria en el país.
Frente a tales hechos, diversos partidos y organizaciones marxistas leninistas maoístas al fijar posición de rechazo a la agresión imperialista y en apoyo a la lucha revolucionaria del pueblo sirio, han revelado que bajo palabras comunes, subyacen profundas divergencias entre los comunistas en cuestiones fundamentales referidas al imperialismo y la revolución en los países oprimidos. La forma virulenta de algunas discusiones, no contribuye a la unidad de los comunistas, porque desvía la atención del verdadero fondo de las divergencias. La línea marxista en cuanto al método, es trazar un deslinde de principios entre el marxismo y el oportunismo frente a las cuestiones en debate, para propiciar la unidad de los comunistas, no por sí misma, sino en torno a los principios, a la verdad de los hechos; no alrededor de las personas ni de los jefes ni de un determinado partido.
Algunos camaradas juzgan equivocada la posición de la Unión Obrera Comunista (MLM)[1] y exigen autocrítica por su pronunciamiento[2], que en verdad, es fiel a los principios del marxismo y materialista dialéctico frente a la esencia del fenómeno.
El estallido rebelde del pueblo sirio en el 2011 fue justo e inevitable, por ser antagónica su contradicción con las clases dominantes encabezadas hoy por el régimen dictatorial de Al Assad, socio y lacayo del imperialismo, principalmente ruso. También si tuviera la envoltura de una república democrática, tampoco dejaría de ser una sanguinaria dictadura de clase de los opresores y explotadores sirios e imperialistas sobre el pueblo trabajador.
En ausencia de una vanguardia comunista organizada como Partido del proletariado, capaz de canalizar la iniciativa, arrojo y combatividad de las masas por la vía de una guerra popular, la rebelión reprimida violentamente por el régimen, terminó usurpada por una oposición representante política y militar de sectores de las clases dominantes peleles del imperialismo estadounidense, cuya lucha política tomó la forma armada contra el régimen de Al Assad, no por la emancipación del pueblo sirio, sino por el control y dirección del Estado reaccionario como instrumento de explotación y máquina de dictadura al servicio de las clases reaccionarias y del imperialismo.
En un país semicolonial como Siria, dependiente y dominado por el imperialismo, rico en recursos naturales y mano de obra, con una ubicación excepcional estratégica en una zona de larga y fuerte disputa interimperialista, la crisis política interna no podía ser ajena a los intereses imperialistas, de expansión, dominio y superexplotación de los países oprimidos, de lucha por las esferas de influencia y afianzamiento de sus posiciones militares, de competencia mundial para amainar la crisis económica cuya profundidad y extensión atiza los preparativos para las guerras hacia las cuales los impulsan sus propias contradicciones. Los imperialistas occidentales con EU y Francia a la cabeza, y los imperialistas de oriente con Rusia y China al frente, han oxigenado la crisis política de Siria, como ocasión para medir fuerzas e influencia con abierto despliegue militar. Mientras unos imperialistas refuerzan su apoyo a los explotadores encabezados por el régimen de Al Assad, otros imperialistas hace lo propio con los explotadores organizados militarmente como Ejército Libre Sirio. Los demás países imperialistas también tienen su mira en el botín, alineados con uno u otro protagonista del forcejeo sirio, mueven en silencio su máquina de guerra, organizan maniobras conjuntas y alistan sus base militares.
Erigirse en jueces supremos del control de las armas químicas y del castigo a su utilización; invocar la lucha contra el terrorismo, la defensa de los derechos humanos y la democracia para intervenir militarmente cual gendarmes internacionales en las contradicciones internas de los países; oponerse a la intervención de los otros imperialistas alegando el derecho de los países a resolver sus conflictos y decidir su destino; presentar a la ONU como una institución supranacional imparcial… esa es la política de artimañas, argucias e hipocresías de todos los imperialistas. La historia enseña que todos fabrican, usan y proveen armas químicas y nucleares; todos son los mayores terroristas del mundo; todos agreden e invaden países, esclavizan naciones, asesinan y persiguen pueblos, incluso con la participación militar de la misma ONU o su anuencia, sea abierta o encubierta con resoluciones de papel.
Si se busca la verdad en los hechos, es evidente que el carácter de la guerra actual en Siria, es reaccionario, es una guerra injusta, no por derrocar el poder estatal de los explotadores, sino entre explotadores por el control y dirección del Estado reaccionario, conservando su esencia: dictadura de clase sobre el pueblo. No es una guerra nacional revolucionaria contra el imperialismo, pues no está dirigida contra su dominio semicolonial en Siria, sino en disputa por ese dominio, para mantenerla subyugada como país oprimido.
Respaldar la guerra del Ejército Libre Sirio por el hecho de ser una lucha armada contra un régimen dictatorial como el de Al Assad, es dejarse obnubilar por la apariencia del fenómeno, y sumarse a la atrocidad que contra el pueblo sirio y en nombre de la democracia y la libertad, llevan a cabo los imperialistas de EU, Francia y sus aliados, con el apoyo de un sector de las clases dominantes reaccionarias sirias. Apoyar al régimen de Al Assad por el hecho de enfrentarse al imperialismo estadounidense, es absurdo y profundamente equivocado, porque hace el juego al falso antiimperialismo burgués tan de moda en este siglo, desconoce y hace añicos la unidad de las grandes tareas de la revolución en los países oprimidos: entre la lucha de clases y la guerra nacional; y más aún, sacrifica la lucha de clases en aras de la guerra nacional. Significa deslizarse al pantano oportunista, acoger la teoría prachandista de la fusión de la lucha de clases en la lucha nacional, combatida por los marxistas leninistas maoístas, y desenmascarada como genuino revisionismo. No por casualidad, es línea común de partidos revisionistas, trotskistas, hoxhistas, la exaltación del “antiimperialismo” de Al Assad y el aplauso para Rusia y China; igual que lo hacen los gobernantes burgueses latinoamericanos casados con la teoría socialdemócrata del “Socialismo del Siglo XXI”.
Y lo más peligroso, es que los comunistas reconociendo el carácter reaccionario del régimen de Al Assad, el carácter imperialista de la intervención de Rusia, China y sus aliados, eludan denunciarlos abiertamente, como lo manda El Manifiesto: Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Callar frente a la catadura imperialista de los aliados del régimen de Al Assad, equivale a embellecer el imperialismo y atenuar sus contradicciones; es un desliz y una concesión al kautskismo. Esa práctica del rodeo, de eludir pronunciarse sobre las cuestiones en debate, sobre los enemigos abiertos o encubiertos, se corresponde a la posición y práctica del silencio, de la tolerancia, de la complacencia, del liberalismo, que se impuso en el MRI y en su Comité frente a las teorías revisionistas y la traición política en Nepal, conllevando al desastre ya conocido, ganancioso para el imperialismo y los reaccionarios, y muy doloroso para los comunistas; denunciado por muchos pero todavía no asimilado.
Que la contradicción principal en una situación como la de Siria, pase a ser entre el país y el agresor imperialista, no justifica que mecánicamente los comunistas promuevan la alianza con los reaccionarios internos y con otros imperialistas tan peligrosos como los agresores inmediatos. Esto es abandonar la posición de principios del marxismo en cuanto a la lucha de clases y frente al carácter y esencia profunda del imperialismo “…época del capital financiero y de los monopolios, los cuales traen aparejada en todas partes la tendencia a la dominación y no a la libertad. La reacción en toda la línea, sea cual fuere el régimen político…”.[3] Las reservas indirectas de la revolución, son necesarias de tener en cuenta para las maniobras tácticas, pero siempre y cuando las fuerzas de la revolución estén organizadas y dirigidas por la vanguardia política del proletariado, o de lo contrario serán éstas sí, utilizadas como reservas de los reaccionarios. ¿Acaso no fue esa la experiencia sintetizada por los comunistas iraníes, cuando en 1979 contra el régimen del Sha Reza Palevi, la alianza del imperialista Grupo de los 7 con el Ayatollah Jomeini, tomó el poder y derrotó de tajo la revolución? Su conclusión fue clara: construir un tercer polo que se oponga a la reacción y al imperialismo. “En lo fundamental, este polo se concretará por medio de una guerra popular, un ejército popular y el nuevo poder.”[4]
En esa misma línea, afirmamos en el pronunciamiento del 9 de septiembre: “Y aun cuando hoy el pueblo sirio, es víctima y comodín de los intereses imperialistas y reaccionarios, su rebelión contra el imperialismo y contra las clases explotadoras en el país, es justa, y encontrará las formas y fuerzas para superar los escollos, y bajo la dirección de un verdadero partido comunista del proletariado, transformar su rebelión en una guerra revolucionaria de los obreros y campesinos que derroque el Estado reaccionario y derrote al imperialismo”.

Comité Ejecutivo
Unión Obrera Comunista (MLM)
Colombia, 03 de octubre de 2013

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Datos personales

periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.