(Nota de Luminoso Futuro: El Documento del Comité Ejecutivo del partido fraternal colombiano, UOC (MLM), que aquí compartimos con nuestros lectores nos resulta, en general, bueno y esclarecedor. No obstante, nos diferenciamos de nuestros camaradas colombianos en algunos aspectos de principios y juicios sobre la situación por la que pasa el pueblo sirio girantes al entrelazamiento de la de la lucha, centralmente con las armas, por la defensa de la soberanía e independencia nacional con su conversión en centro de disputa y acuerdo entre los dos bloques imperialistas enfrentados, además de haber convertido dicho país en foco de guerra de la nueva guerra imperialista mundial en desarrollo. Pese a ello es un aporte, dentro del mas sano espíritu Marxista-Leninista-Maoísta, positivo para el debate internacional alrededor del tema en cuestión).
AGRESIÓN A SIRIA: UN FORCEJEO IMPERIALISTA QUE DIVIDE A LOS COMUNISTAS
—
Comunicado —
La rebelión del
pueblo sirio contra el oprobioso régimen de Al Assad, derivó en un
enfrentamiento político y diplomático entre potencias imperialistas, el
reforzamiento de sus posiciones militares en la zona y una guerra civil
reaccionaria en el país.
Frente a tales hechos,
diversos partidos y organizaciones marxistas leninistas maoístas al fijar
posición de rechazo a la agresión imperialista y en apoyo a la lucha
revolucionaria del pueblo sirio, han revelado que bajo palabras comunes, subyacen
profundas divergencias entre los comunistas en cuestiones fundamentales referidas
al imperialismo y la revolución en los países oprimidos. La forma virulenta de
algunas discusiones, no contribuye a la unidad de los comunistas, porque desvía
la atención del verdadero fondo de las divergencias. La línea marxista en
cuanto al método, es trazar un deslinde de principios entre el marxismo y el
oportunismo frente a las cuestiones en debate, para propiciar la unidad de los
comunistas, no por sí misma, sino en torno a los principios, a la verdad de los
hechos; no alrededor de las personas ni de los jefes ni de un determinado partido.
Algunos
camaradas juzgan equivocada la posición de la Unión Obrera Comunista (MLM)[1] y
exigen autocrítica por su pronunciamiento[2],
que en verdad, es fiel a los principios del marxismo y materialista dialéctico
frente a la esencia del fenómeno.
El estallido rebelde
del pueblo sirio en el 2011 fue justo e inevitable, por ser antagónica su
contradicción con las clases dominantes encabezadas hoy por el régimen
dictatorial de Al Assad, socio y lacayo del imperialismo, principalmente ruso. También
si tuviera la envoltura de una república democrática, tampoco dejaría de ser
una sanguinaria dictadura de clase de los opresores y explotadores sirios e
imperialistas sobre el pueblo trabajador.
En ausencia de
una vanguardia comunista organizada como Partido del proletariado, capaz de
canalizar la iniciativa, arrojo y combatividad de las masas por la vía de una
guerra popular, la rebelión reprimida violentamente por el régimen, terminó
usurpada por una oposición representante política y militar de sectores de las
clases dominantes peleles del imperialismo estadounidense, cuya lucha política tomó
la forma armada contra el régimen de Al Assad, no por la emancipación del
pueblo sirio, sino por el control y dirección del Estado reaccionario como
instrumento de explotación y máquina de dictadura al servicio de las clases
reaccionarias y del imperialismo.
En un país
semicolonial como Siria, dependiente y dominado por el imperialismo, rico en
recursos naturales y mano de obra, con una ubicación excepcional estratégica en
una zona de larga y fuerte disputa interimperialista, la crisis política
interna no podía ser ajena a los intereses imperialistas, de expansión, dominio
y superexplotación de los países oprimidos, de lucha por las esferas de
influencia y afianzamiento de sus posiciones militares, de competencia mundial
para amainar la crisis económica cuya profundidad y extensión atiza los
preparativos para las guerras hacia las cuales los impulsan sus propias
contradicciones. Los imperialistas occidentales con EU y Francia a la cabeza, y
los imperialistas de oriente con Rusia y China al frente, han oxigenado la
crisis política de Siria, como ocasión para medir fuerzas e influencia con
abierto despliegue militar. Mientras unos imperialistas refuerzan su apoyo a
los explotadores encabezados por el régimen de Al Assad, otros imperialistas hace
lo propio con los explotadores organizados militarmente como Ejército Libre
Sirio. Los demás países imperialistas también tienen su mira en el botín, alineados
con uno u otro protagonista del forcejeo sirio, mueven en silencio su máquina de
guerra, organizan maniobras conjuntas y alistan sus base militares.
Erigirse en
jueces supremos del control de las armas químicas y del castigo a su
utilización; invocar la lucha contra el terrorismo, la defensa de los derechos
humanos y la democracia para intervenir militarmente cual gendarmes
internacionales en las contradicciones internas de los países; oponerse a la
intervención de los otros imperialistas alegando el derecho de los países a
resolver sus conflictos y decidir su destino; presentar a la ONU como una
institución supranacional imparcial… esa es la política de artimañas, argucias
e hipocresías de todos los imperialistas. La historia enseña que todos
fabrican, usan y proveen armas químicas y nucleares; todos son los mayores terroristas del mundo; todos agreden e invaden
países, esclavizan naciones, asesinan y persiguen pueblos, incluso con la participación
militar de la misma ONU o su anuencia, sea abierta o encubierta con
resoluciones de papel.
Si se busca la
verdad en los hechos, es evidente que el carácter
de la guerra actual en Siria, es reaccionario, es una guerra injusta, no por
derrocar el poder estatal de los explotadores, sino entre explotadores por el
control y dirección del Estado reaccionario, conservando su esencia: dictadura
de clase sobre el pueblo. No es una guerra nacional revolucionaria contra el
imperialismo, pues no está dirigida contra su dominio semicolonial en Siria,
sino en disputa por ese dominio, para mantenerla subyugada como país oprimido.
Respaldar la
guerra del Ejército Libre Sirio por el hecho de ser una lucha armada contra un
régimen dictatorial como el de Al Assad, es dejarse obnubilar por la apariencia
del fenómeno, y sumarse a la atrocidad que contra el pueblo sirio y en nombre
de la democracia y la libertad, llevan a cabo los imperialistas de EU, Francia
y sus aliados, con el apoyo de un sector de las clases dominantes reaccionarias
sirias. Apoyar al régimen de Al Assad por el hecho de enfrentarse al
imperialismo estadounidense, es absurdo y profundamente equivocado, porque hace
el juego al falso antiimperialismo burgués tan de moda en este siglo, desconoce
y hace añicos la unidad de las grandes tareas de la revolución en los países
oprimidos: entre la lucha de clases y la guerra nacional; y más aún, sacrifica
la lucha de clases en aras de la guerra nacional. Significa deslizarse al
pantano oportunista, acoger la teoría prachandista de la fusión de la lucha de
clases en la lucha nacional, combatida por los marxistas leninistas maoístas, y
desenmascarada como genuino revisionismo. No por casualidad, es línea común de
partidos revisionistas, trotskistas, hoxhistas, la exaltación del “antiimperialismo”
de Al Assad y el aplauso para Rusia y China; igual que lo hacen los gobernantes
burgueses latinoamericanos casados con la teoría socialdemócrata del
“Socialismo del Siglo XXI”.
Y lo más
peligroso, es que los comunistas reconociendo el carácter reaccionario del
régimen de Al Assad, el carácter imperialista de la intervención de Rusia,
China y sus aliados, eludan denunciarlos
abiertamente, como lo manda El Manifiesto: Los
comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Callar frente
a la catadura imperialista de los aliados del régimen de Al Assad, equivale a
embellecer el imperialismo y atenuar sus contradicciones; es un desliz y una
concesión al kautskismo. Esa práctica del rodeo, de eludir pronunciarse sobre
las cuestiones en debate, sobre los enemigos abiertos o encubiertos, se corresponde
a la posición y práctica del silencio, de la tolerancia, de la complacencia,
del liberalismo, que se impuso en el MRI y en su Comité frente a las teorías
revisionistas y la traición política en Nepal, conllevando al desastre ya
conocido, ganancioso para el imperialismo y los reaccionarios, y muy doloroso
para los comunistas; denunciado por muchos pero todavía no asimilado.
Que la
contradicción principal en una situación como la de Siria, pase a ser entre el
país y el agresor imperialista, no justifica que mecánicamente los comunistas
promuevan la alianza con los reaccionarios internos y con otros imperialistas
tan peligrosos como los agresores inmediatos. Esto es abandonar la posición de
principios del marxismo en cuanto a la lucha de clases y frente al carácter y esencia
profunda del imperialismo “…época del
capital financiero y de los monopolios, los cuales traen aparejada en todas
partes la tendencia a la dominación y no a la libertad. La reacción en toda la
línea, sea cual fuere el régimen político…”.[3] Las
reservas indirectas de la revolución, son necesarias de tener en cuenta para
las maniobras tácticas, pero siempre y cuando las fuerzas de la revolución estén
organizadas y dirigidas por la vanguardia política del proletariado, o de lo
contrario serán éstas sí, utilizadas como reservas de los reaccionarios. ¿Acaso
no fue esa la experiencia sintetizada por los comunistas iraníes, cuando en
1979 contra el régimen del Sha Reza Palevi, la alianza del imperialista Grupo
de los 7 con el Ayatollah Jomeini, tomó el poder y derrotó de tajo la
revolución? Su conclusión fue clara: construir un tercer polo que se oponga
a la reacción y al imperialismo. “En lo
fundamental, este polo se concretará por medio de una guerra popular, un
ejército popular y el nuevo poder.”[4]
En esa misma
línea, afirmamos en el pronunciamiento del 9 de septiembre: “Y aun cuando hoy el pueblo sirio, es
víctima y comodín de los intereses imperialistas y reaccionarios, su rebelión
contra el imperialismo y contra las clases explotadoras en el país, es justa, y
encontrará las formas y fuerzas para superar los escollos, y bajo la dirección
de un verdadero partido comunista del proletariado, transformar su rebelión en
una guerra revolucionaria de los obreros y campesinos que derroque el Estado
reaccionario y derrote al imperialismo”.
Comité Ejecutivo
Unión Obrera Comunista (MLM)
Colombia, 03 de octubre de 2013
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