El problema de la violencia contra la mujer es la posesión de la tierra
y la libertad sindical.
La falta de libertad sindical
oprime a la mujer trabajadora que tiene su principal enemigo en el patrón
explotador.
La confiscación de la tierra a los
terratenientes, permitiría a la mujer liberarse y poder transformar la
sociedad en que vive, mediante la incorporación al trabajo a la tierra. La
mujer tiene que luchar para convertir la República Dominicana en una nación
agro exportadora.
La violencia contra la mujer, no es
el marido el que la ejerce la explotación y la violencia, es el Estado burgués
terrateniente que empuja a esa violencia. La autocracia como forma de gobierno
promueve la violencia contra la mujer con su estilo de régimen.
El imperialismo yanki oprime el pueblo
dominicano e impide y desvía la lucha, a través de sus medios de
comunicaciones. Solo liberándonos del imperialismo yanki podemos tener una
patria más prospera y feliz como lo soñó Juan Pablo Duarte. Combatir los
programas de televisión que promueven la prostitución, por medios de
telenovelas en los canales nacionales, así, como los paradigmas del hombre
macho que adquiere fortuna rápida rodeándose de hembras
preciosas, que son maltratada con diferentes tipos de violencia.
Esa debe ser la tarea principal.
Minerva Mirabal y su esposo Manolo Tavárez, adoptaron el programa de liberación
nacional que trajeron en sus mochilas los expedicionarios del Frente de
Liberación Nacional, dirigido por los comunistas, el 14 de junio de 1959, para
crear una nueva democracia. Elevar y hacer suyo este programa de liberación, es
combatir los excesos de la sociedad contra las mujeres dominicanas, no es con
conferencias dirigidas por el gobierno y la pequeña burguesía que se resolverá
la violencia contra la mujer.
La mujer y el hombre dominicano son víctimas
de la burguesía y los terratenientes, respaldadas y sostenidas por las mentes
pequeñas burguesas que quieren desviar la lucha del pueblo dominicano hacia un
mundo posible.
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