El terremoto en Nepal y el fracaso del Estado
burgués
Con estupefacción y
conmoción hemos recibido la información del violento sismo que, en la escala
7.9, el pasado sábado 25 de abril, del corriente, ha golpeado al heroico pueblo
nepalés. Cifras, no oficiales, nos hablan de 3,600 muertos y 6,500 heridos,
principalmente en los barrios periféricos de la ciudad de Katmandú, capital del
país. Edificios derribados o seriamente dañados; colapsados sobre los
habitantes y usuarios; avenidas, puentes y transporte han sido totalmente destrozados.
Como ocurre siempre, en estos casos de desastres naturales, los sectores
trabajadores, pobres y marginados han sido los más y directamente victimados.
Los desastres naturales, en
nuestro planeta, son inevitables. Ellos ocurren y causan los daños que ocasionan
en la vida humana y en su entorno habitacional, por la furia de los movimientos
propios o creados por los desequilibrios en el planeta. Pero, con
los adelantos científicos y la vigilancia preventiva de instituciones
sismográficas, los terremotos y otros movimientos telúricos –ciclones,
huracanes, maremotos, sismos, etc.- pueden con tiempo ser anticipados y prevenidos
y salvadas vidas humanas. Pero, eso no ocurre, hasta ahora, porque la división
del planeta en países técnico-industriales muy avanzados y países pobres y
subdesarrollado económica y científicamente; poderosos países coloniales,
imperialistas, y países semicoloniales, neocoloniales y colonizados; por países
con sociedades profundamente divididos en clases sociales, por lo regular,
antagonizadas y enfrentadas en violenta lucha de clase; lo que hacen imposible
enfrentarlos.
Las fuerzas ciegas e
incontroladas de la naturaleza se imponen al hombre, lo dominan y destruyen,
porque las clases ricas y muy acomodadas, llevadas por la codicia, la búsqueda
de ganancias fáciles y rápidas, el egoísmo y el individualismo, han abandonado
a su suerte a las clases sociales trabajadoras, a los desheredados y sectores
marginalizados, a los nadatenientes,
explotados y oprimidos.
La impactante noticia del
terremoto en Nepal, los daños en vida humana y materiales, ha conmocionado a todo
el mundo burgués. Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania y otros ante
la tragedia sufrida por el pueblo nepalés se han movilizado en “ayuda”
humanitaria. En realidad, como gallinazos se han apandillado, recordando la
tragedia de Haití y las ganancias y ventajas estratégicas arrancadas malévolamente, tras frases falsamente humanistas y
derramando lágrimas de cocodrilo.
¿Cuándo los imperialistas,
de cualquier color, se han preocupado por la suerte de los pueblos de los
países que han esquilmado, asaltado, masacrados, robado, saqueado, oprimidos y
explotados?
No sólo ellos. Las clases
dominantes en Nepal –estos es comerciantes y terratenientes feudales,
capitalistas burocráticos y sectores de las capas pequeñoburguesas
burocratizadas- que han visto reducido su poder político, tras una guerra
popular revolucionaria, aún inconclusa, han tenido que matizar su dictadura de
clase con una escuálida democracia parlamentarista, y; el avance político de las
clases trabajadoras que no han querido ceder un mínimo de sus conquistas
sociales y libertades democráticas arrancadas en lucha abierta; desde hace una
década se han sentido “liberadas” de toda responsabilidad social y política
para con el pueblo pobre, con sus políticas erráticas y su despreocupación del
bienestar material y espiritual resultan las directas responsables de las
nefastas consecuencias del sismo ocurrido. Ahora, pretenden aprovecharse de los
acontecimientos del sábado próximo pasado, del
dolor y luto del pueblo, para sacar ventajas encaminadas a la recuperación
de esas partes del área de poder estatal hoy en manos de los trabajadores.
Pero, no sólo. También las
clases gobernantes (monarquistas revanchistas, militaristas, nacionalistas
localistas derechistas y los de la izquierda burguesa) cargan con la culpa de
este grave daño en contra del pueblo. Ellos, divididos en sectores
pro-imperialistas USA, pro-India y pro-socialimperialistas chinos, en sus
luchas por la conquista y consolidación de sus propias cuotas de poder
gubernamental, para ver quien sirve mejor a sus
respectivos amos extranjeros, con sus pugnas, rebatiñas y mutuas zancadillas han
conscientemente desarmado educacional, ideológica, política y organizativamente a las fuerzas sociales y
políticas más sana de la población trabajadora de todo Nepal. Dejándolas, en fin,
inerme ante las eventualidades de las fuerzas brutales, espontáneas y no
controladas de la Naturaleza.
¿Cuál es el corolario
político a sacar del masacrador terremoto en Nepal? Uno y sólo uno. La
salvaguardar de la vida del pueblo nepalí, en su lucha contra las fuerzas
espontáneas de la Naturaleza y sus horribles consecuencias para la vida de la
población toda, asumir el ligar la lucha de clases a la lucha por la defensa del
medio ambiente y la prevención científica ante la realidad de los inevitables desajustes
y desastres naturales. Comprender que sin la continuación de la revolución democrática y
del coronamiento consecuente de la guerra popular, el pueblo trabajador siempre
será sujeto inerme de las fuerzas sociales y políticas y de las fuerzas
naturales que le dominan.
Hacer suyo la convicción
irrenunciable que sólo la completación de la revolución de nueva democracia con
la revolución socialista proletaria, la instauración del sistema de poder de
los obreros y campesinos, son las auténticas garantías de establecimiento del
necesario y urgente equilibrio entre el hombre social y la Naturaleza.
Desde acá, Panamá, los
comunistas (marxistas-leninistas) nos solidarizamos en esta hora difícil por la
que pasa el pueblo de Nepal. Exhortándole, como siempre ha hecho en anteriores
horas difíciles por la que ha pasado, a convertir el dolor en fuerza
revolucionaria centuplicada. A llorar a sus muertos, tan duramente victimados,
lavarlos y enterrarlos, para después seguir de pie, apoyándose en sus propias
fuerzas, y empuñando la roja bandera de “Por la independencia nacional, la
nueva democracia popular al Socialismo”.
Convocamos a nuestros
militantes, a la clase obrera, a los sindicatos, organizaciones campesinas y de
nacionalidades originarias, los partidos
de izquierda, a las fuerzas democráticas y progresistas, a los profesionales e
intelectualidad laboriosa a que brinden su apoyo incondicional y solidaridad
internacionalista al Pueblo de Nepal, hoy victimado por las consecuencias de
este devastador y mortífero desastre natural del pasado sábado. A organizar
esta solidaridad internacionalista y revolucionaria con el Pueblo nepalés
independientemente de la “ayuda” del gobierno opusdeísta y proimperialista, de
los partidos burgueses del área oficial.
Por el Comité Central
del Partido Comunista
(Marxista-Leninista)
de Panamá
Amilkar
Villarreal P.
Secretario General
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